Sol para dos (Corina-Bin Pan-Kou)

Kou había regresado de la selva con varios tipos de hojas, a ver si alguno de ellas se acomodaba bien sobre la herida. Y justamente había pasado lo que no quería: otra vez teníamos a una Corina desmayada en la playa.

El kitsune corrió hacia ella lo más rápido que pudo, levantando el muslo con la herida y moviendo un poco la venda para que pudiera probar las hojas que traía. Intentó con unas 3 desesperadamente, siendo el pedazo de hoja de plátano la que estaba funcionando mejor (realmente no estaba seguro de lo que hacía). Con toda la pena del mundo y sabiendo cómo había reaccionado Corina, tuvo que volver a colocarse sobre su amiga en esa posición tan comprometedora, y esta vez, acercándole la oreja al pecho para ver cómo estaban sus latidos. Lástima para el pobre zorrito que había quedado rojito por sentir una de las boobies de su amiga pegada a su mejilla. El sonrojo era obviamente causado al pensar en lo incómodo que sería cuando la sirenita despertara nuevamente, pues las chichis lindas que tenía Corina no hacían ningún efecto en él. -(Ojalá que entienda que de verdad no trato de hacerle lo mismo que hice con Rallis ///////)-

Los ojos de Kouhei se abrieron de golpe cuando Corina le colocó la mano en la cabeza. Se puso totalemente rojito, apartándose de ella en un impulso de adrenalina. De seguro otra vez creía que le hacía algo raro. -C-Corina n-no es lo que parece! O-otra vez hacía que tu sangre bajara a la cabeza, además de ver cómo estaba latiendo tu corazón!- dijo completamente avergonzado. Ya la primera vez había sido algo incómodo, pero una segunda tal vez le quitaba credibilidad a sus palabras. -N-no me vayas a odiar- dijo a la vez que juntaba sus puños sobre su pecho, haciendo unos pocos pucheros. Estaba angustiado por el estado de su amiga y también muy incómodo por lo que debía hacer para cuidarla.

Ya Kouhei se quedaba sin ideas, no podía amdar levantándole las piernas a cada rato para que despertara, no era un muñeco de cuerda. Su amiga parecía estar atontada por la falta de sangre, incluso fue capaz de sonreír. -Corina, no es gracioso!- exclamó tomándola de los hombros, sacudiéndola levemente para que espabilara. La sirenita parecía estar mirando hacia la nada, de seguro estaba a punto de desmayarse otra vez. ¿Qué más podía hacer? En la tableta le habían dado varios consejos, pero no estaba seguro de seguirlos, pues entre los comentarios había uno que sugería la respiración boca a boca, cosa que era inútil para este caso. Lo más razonable fue lo de llevar a Corina a la Ciudadela, pero estaban realmente lejos de ella, era probable no llegar a tiempo, así que en un intento, el kitsune decidió comenzar a gritar -Ayuda!!!- con la esperanza de que alguien lograra escucharlo.

Corina parecía estar delirando, río ligeramente cuándo Kou la había agitado, ya todo parecía perder forma y sólo distinguía los colores que tenía a su alrededor, la voz de Kouhei era un eco lejano. Quería cerrar los ojos nuevamente, pero una voz...unos colores nuevos se habían acercado a ella, ¿Qué era?, No sabía qué estaba pasando, su cabeza dolía mucho. -H-hola...- sonrió hacía la cosa frente a ella.

Una sonrisa burlona se dibujo al oír la respuesta de kouhei, -seguro? Yo no juzgo tus gustos- dijo riendo de manera jocosa mientras miraba a Corina quien parecía estar apunto de caer desmayada, -a ver dime que le paso a esta?- preguntó a Kouhei mientras se acercaba a Corina para sujetarla de los hombros y luego de mirarla un momento le dio una cachetada, -a ver niña reacciona- dijo mientras la sacudía para luego rematar con otra cachetada, Salem era insensible y un desgraciado pero estaba intentando ayudar a su manera pero lo intentaba

-N-no es eso!!- exclamó nuevamente. No era momento de hacer este tipo de bromas incómodas, su amiga se estaba desangrando. -Lo que tiene es una puñalada en el muslo y no he podido lograr detener el...No le pegues!!- otra vez no pudo terminar de hablar cuando el otro sujeto le metió la cachetada. Kou se acercó a sobarle el golpe para que no le doliera más, pero parecía que no la había sentido, no reaccionó al golpe. Y cuando menos se lo esperaba, apareció otra cachetada más. Corina despertó llorando asustada, y Kouhei apartó a Salem lejos de su carita magullada para que no le hiciera más daño. -Estúpido, la asustas!- dijo mientras le daba mimos a su amiga para que se calmara. -El problema no es su cara, es que su herida no deja de sangrar. Ayúdame bien!- dijo con sus ojitos aguados, pues entre l llanto de la sirenita y Salem se estaba comenzando a desesperar.