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Post by Deleted on May 3, 2017 21:40:23 GMT
La noche había caído para cuando Haru y Aishling volvieron al castillo después de haber completado exitosamente su misión. Ambos obviamente estaban cansados y ésto se veía claramente reflejado en sus rostros. En especial en ella, ya que ella había tenido que transportarlos prácticamente a través de toda Mirovia desde Reapergate hasta Aqualia sin parar ni un momento en el camino. Estaba un poco de mal humor debido a ello y lo único que pudo decirle al niño foca al llegar fue un simple y cortante: -"Eso es todo, ahora sal de mi vista."-
Después de que ambos sirvientes se separaran, Haru fue a sus aposentos para refrescarse un poco y ponerse su uniforme habitual, después de todo no podría ir con su amo con un aspecto descuidado y sucio, tenía que poner en claro que la servidumbre del castillo Velfast era la mejor de Mirovia y tal vez, del mundo entero. Aún así fueran pequeños e insignificantes detalles, ella sentía que no podía darse el lujo de defraudar a su Lord. Al terminar de arreglarse y cuando por fin se sintió lo suficientemente presentable fue cuando abandonó su recamara, dirigiéndose estricta y directamente al salón donde su amo comúnmente solía pasar su tiempo para informarle los resultados que había tenido de su misión.
Al llegar a la puerta del salón, la pelimorada paró brevemente y dio unos suaves golpes a ésta. -Mi señor... He regresado.-
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Post by Lysander Velfast on May 3, 2017 22:05:09 GMT
Lysander se encontraba sentado enfrente del piano de la sala principal, tocando una oscura pero tranquila melodía. Sus ojos estaban puestos sobre las teclas, mientras sonreía y movía su cabeza con suavidad al compás de la música. No necesitó voltear a ver a Haru para saber que estaba cerca, mirándolo desde la entrada. – Enhorabuena, Haru. Puedes pasar. – Pausó, sin descontinuar su melodía, esperando a que la joven se acercara más. Una vez teniéndola a una distancia prudente, Lysander alzó un poco la cabeza, aún sin voltearla a ver. – Dime… ¿Cómo les fue en las aguas de Aqualia? Escuché que habría neblina. – Mencionó con aquella voz, tranquila, segura y siseante característica del vástago.
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Post by Sven Velfast on May 4, 2017 0:01:41 GMT
Sven como era de suponerse, patrullaba los pasillos del castillo con las manos cruzadas detrás de la espalda, inspeccionando con detalle los rincones y esquinas en busca de algo que debiese ser puesto en orden. Aquello era una rutina obligatoria que su subconsciente le invitaba a hacer todos los días sin falta, un deber del que gustaba llevar a cabo con impecabilidad.
De forma tenue, el pasillo que transitaba se inundaba de una melodía particular que atrapaba sus sentidos- al parecer el amo Velfast estaba bendiciendo los habitantes de dicha edificación con su vasto talento y creatividad, al tocar tan grata sonata. El hombre se detuvo y cerró los ojos momentáneamente, privándose de la vista con tal de poder apreciar aquella música de una forma más pura.
Perfección
Pensó, suspirando de forma satisfactoria. Retomó el paso un poco más relajado, siguiendo el rastro de la melodía con el fin de encontrarse a su Lord, ya que había hecho como se le pidió y lavado el pañuelo perteneciente al mismo. Este se encontraba en una pequeña y aplastada caja de plata cuidadosamente doblado junto a otros dos, pulcros y con un aroma agradable, resguardados dentro de su chaleco.
Al mismo tiempo que transitaba, pudo discernir unos pasos familiares- el joven mayordomo era el tipo de criatura metódica que algo tan insignificante como la forma y el peso de dar una pisada, la memorizaba con tal de identificar a otro. Poniendo su seguridad en la fuerza y la prontitud de aquellos pasos, se atrevió a culpar a Haru, la otra sirvienta aparte de su persona con más tiempo e historia dentro de los dominios de Lysander Velfast. Se detuvo en seco, esperando ver si aquella caminata ajena se intensificaba, mas la misma desapareció. Era probable que apenas haya regresado de su misión y esté por reportarla como era debido.
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Post by Deleted on May 4, 2017 0:44:07 GMT
Al oír la manera tan delicada y perfecta en la que estaba tocando su amo, Haru no pudo evitar mostrar una leve sonrisa, la cual fue acompañada de una reverencia cordial al escuchar que tenía permitido el paso. La música llenaba aquel lugar con una dulce gracia, la cual sustituyó el mal humor que se cargaba la pelimorada por una apacibilidad bastante profunda y serena, era algo que sólo el señor Velfast podía causar en ella... Tranquilidad.
Haru se acercó a una distancia apropiada y con un tono tranquilo y satisfecho se atrevió a decir: - La misión ha sido cumplida con éxito. La neblina no fue ningún impedimento para que nuestra misión transcurriera con normalidad y los deseos de mi señor fueran llevados a cabo... Estoy segura que el Guardián recibió su mensaje claro y fuerte. - Ésto último lo dijo con una sonrisilla en el rostro, recordando aquella escena donde el coloso se hundía con aquella expresión de dolor y sorpresa tan marcada, aquellos hilos color carmesí brotando de su pecho que cubrieron hermosamente el mar de rojo, aquella pintura tan hermosa... Tan poética... Sin duda había valido la pena el extenso trayecto que tuvieron que recorrer.
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Post by Lysander Velfast on May 4, 2017 15:06:21 GMT
Aun con los dedos en las teclas, Lysander Velfast se tomó su tiempo para contestar las palabras de la chica, quien, esperaba paciente a las respuestas de su amo. Al terminar su melodía, se levantó de su asiento y cerró con cuidado la tapa del hermoso piano de cola para luego alzar la vista hacia Haru quien aun esperaba expectante a su respuesta. - No esperaba menos de ti Haru. Buen trabajo. Espero que con esto la gente de Mirovia sepa que voy muy en serio. Las faltas de respeto hacia el nombre de Lysander Velfast no serán toleradas… - Apretó el puño con una ligera mueca de disgusto. – Si por mi fuera, dejaría salir a los horrores que tenemos encerrados en el castillo. ¿Pero sabes por qué no lo hago Haru?... – Se le quedó mirando a la mujer, ahora el esperando su respuesta mientras dirigía la mirada a la entrada nuevamente. Pudo sentir la presencia de Sven cerca. Sus pasos eran reconocibles, limpios.
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Post by Sven Velfast on May 4, 2017 16:08:02 GMT
La melodía se detuvo y voces ahogadas en la distancia se hicieron presentes como débiles ecos, que alcanzaban el oído de Sven conforme se aproximaba al área donde aquellos se hallaban. El joven caminaba limpio y preciso, sin mucho apuro pero tampoco con lentitud. Un paso cuya sincronización asemejaba a la del segundero de un reloj de mano. Los pensamientos del fénix danzaban en el posible resultado de la misión de la sirviente Haru. Conociendo su método, asumiría que el desenlace fue exitoso, aunque la obra sumamente sanguínea. Aún con sus diferencias personales, el mayordomo no se hallaba en la necesidad de juzgar la eficacia de la otra en complacer el amo. Después de todo, el interés común y supremo de ambos sirvientes era llevar a cabo con impecabilidad los deseos de su Lord.
Eventualmente Ulgriff llegó a su destino, en donde se colocaría a un lado del umbral de la puerta fuera de la vista. No porque quisiera espiar la platica que se desenvolvía en la habitación, pero más como un signo de respeto para no interrumpir o importunar al resto con su presencia. Paciente y sereno, el hombre se mantuvo inamovible esperando su turno, el momento indicado, para regresar aquellos pañuelos a su dueño. No obstante, no pudo evitar escuchar una pregunta muy singular por parte de su amo.
Porque así es su deseo. Mirovia se mantiene a salvo gracias a la misericordia de nuestro Lord en aprehender los monstruos en las vecinidades de Reapergate.
Respondió para sí en sus pensamientos, casi seguro de su respuesta. Agudizó el oído para escuchar el comentario de Haru al respecto, le era curioso conocer dicha respuesta.
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Post by Deleted on May 4, 2017 20:42:29 GMT
-Eso es porque mi señor está lleno de misericordia y sólo busca lo mejor para los Mirovianos, aunque hayan vuelto insolentes y merezcan ser castigados con mano de hierro mi señor no perderá su fe en ellos y sólo los ayudará a volver al buen camino con sutiles advertencias, siendo bondadoso como siempre lo ha sido. - Respondió en un tono totalmente seguro y serio, pero mostrando una sutil sonrisa en su rostro mientras levantó un poco la mirada para ver a su amo, el cual después de haber encontrado miradas con ella desvió su vista hacia la puerta.
Al parecer no había estado imaginando escuchar cosas, efectivamente alguien debía encontrarse allí, oyendo lo que decían. Por la forma en la que los pasos de esa persona se escucharon y el como repentinamente ella se puso de mal humor, supuso que no debería ser otro mas que Sven, ya que de alguna manera el simple hecho de tenerlo cerca solía tener efectos poco positivos en ella.
Decidió no decir nada al respecto y se quedó en silencio esperando a que su amo rompiera aquel silencio, ya fuera con una nueva orden o invitando a pasar a su compañero, el cual seguramente venía a entregar algo, ya que habitualmente no habría llegado así si solamente hubiese querido escuchar su conversación.
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Post by Lysander Velfast on May 4, 2017 23:29:24 GMT
- Dejémosle la misericordia a los Dioses, yo solamente he sido consciente y bondadoso con la gente de Mirovia por ya más de 150 años… - Cruzó los brazos detrás de su espalda. No pediría a Sven que viniese, pues, sabía que tenía asuntos que atender. Todos los sirvientes siempre tenían algo que hacer, no había tiempo para los descansos o para araganear. - En fin, dejaré que sigan con sus tareas del día… - Dijo a ambos. Aunque Sven no estuviese presente, sabía que estaba a una distancia audible. - Que pasen buenas noches… - Sonrió con un dejo de cinismo y caminó hacia la puerta de cristal que tenía aquel ventanal. La abrió lentamente y puso un pié fuera del castillo para de pronto, dejarse caer al vacío de la noche. Una caída de esa altura no la sobreviviría nadie, nisiquiera un vampiro, pero tan pronto como desapareció, el sonido de enormes aletazos resonó en la oscuridad, solo para que ambos sirvientes viesen como una criatura enorme remisnicente a un murciélago se fuese volando hacia el horizonte.
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Post by Sven Velfast on May 6, 2017 23:55:02 GMT
Ante la partida de su Lord, Sven perdió la oportunidad de entregarle la cajetilla de plata con los pañuelos que había lavado y aseado respectivamente. Aún así, aprovechó la situación y entró finalmente a la habitación, aplaudiendo de forma lenta y poco energética, mientras daba pasos en el mismo tono.
Clap.
Clap.
Clap.
El eco apagado del choque de las palmas recubiertas en tela blanca resonó en la habitación, capturando infaliblemente la atención de Haru. -Felicidades- mencionó el mayordomo, conforme caminaba en el radio de la dragona en una forma un tanto inquisitoria. -Una parte de mi sabe que harías un buen trabajo- dijo con sinceridad, mas su proyección era otra -pero la otra desea que falles miserablemente para que te descarten de una vez por todas.- acotó con cierta crueldad. Dejó caer sus manos al lado de su cuerpo, conforme se acercaba a aquel piano. Pasó uno de sus dedos sobre el mismo para inspeccionar lo pulcro del mismo, y no se sorprendió al ver que el mismo relucía de tal manera que su rostro se podía ver en la superficie del mismo. Retornó la mirada a la dama, suspirando con cierto desagrado y mirándole con esos ojos usurpadores listos para juzgarle.
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Post by Deleted on May 7, 2017 0:38:02 GMT
Al oír el repentino ruido que hacían las palmas de su "amado" compañero, Haru no pudo evitar sonreír hipócritamente sólo para voltear a verlo y hacer una sutil reverencia.
- ¿Me extrañaste, querido? - Dijo en un tono algo burlón y fingidamente cariñoso al ver como se acercaba hacia ella mientras le seguía atentamente con la mirada, pues sabía que algo iba a decir sobre su desempeño, el cual para su mala fortuna siempre resultaba ser positivo y le imposibilitaba el poder escupir más veneno del que regularmente podía. Sus victorias solían ser mayormente para satisfacer a su amo, pero una gran parte de ellas eran sólo para fastidiar y callarle la boca a aquel fastidiosos fénix que siempre se creía tan superior.
En cuanto escuchó lo que ya esperaba de parte de aquel hombre, Haru no pudo evitar sonreír aún más, pues el tan solo hecho de joderle las expectativas a tan desagradable ser siempre había sido como su pasatiempo favorito. - Oh, Ulgriff... Sería tan agradable para ti que me fuera de una vez por todas para dejarte el camino libre, ¿Verdad? - Respondió de una manera sutil mientras se acercaba a él y apoyaba una de sus manos en el piano, mientras que con la otra acarició el rostro del contrario tan solo para molestarle. - Es una lástima que aún casi 70 años después no tenga ni la mínima intención de hacerlo... -
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Post by Sven Velfast on May 8, 2017 20:34:36 GMT
-Tal cual un hombre atrapado por la rutina extraña el zumbido de un insecto para despertarle de su monotonía- seco y preciso, contestó Sven a la primera pregunta de su compañera.
Graciosamente, aquella insignificante dosis de caos por parte de tan caprichoso y molesto ser como lo era la mujer de cabellos morados, le mantenían atado al sequencial día a día. No era siempre que se requería de sus servicios, y aunque siempre se mantuviese atento a la limpieza y necesidades de la morada de su señor, de cierta forma todo aquello quemaba en una repetida sonata tal cual lo era la constancia de su diario vivir. Claro estaba que los momentos en que debía servir a su señor de forma directa como lo era el llevar a cabo alguna misión, o inclusive, servirle de alimento, eran momentos que esperaba con paciencia y anhelo.
Bastaba decir que los intercambios que tenía con aquella mujer daban un picante que le entretenían.
Aquel roce de la piel de la mano de Haru con su rostro era tan desagradable como siempre, pero no se inmutaba por algo burdo como aquello -No realmente- interjectó al argumento de la otra. Ella siempre era tan pronta para asumir que era lo que él estaba pensando o asumiendo, lo cual le era curioso hasta cierto punto, puesto que la mayoría de veces se equivocaba al respecto. Retiro con delicadeza notoria la mano de la otra, cuidando su lenguaje corporal para no verse irrespetuoso o vulgar, y continuó su pensaje -mientras usted se encarga de los trabajos sucios de campo, yo le sirvo al Lord en otras formas... más sutiles- pausó, para clavar su mirada en los ojos de la otra en unos segundos de silencio -Así que de cierta manera, aunque su presencia es tan amena como una piedra en el zapato, igual le agradezco su esfuerzo al dejarme a solas.-
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Post by Deleted on May 11, 2017 2:01:20 GMT
Diablos, ¿Por qué nunca podía acertar a los deseos del fénix? Llevaban casi una vida (humana) Conociéndose y aún así sabían tan poco uno del otro. De cierta forma eso alegraba a la dragona, ya que no tendría que dar explicaciones incómodas acerca de nada, pero por otro lado... La hacía sentir solitaria. OH, BIEN... Después de todo ella misma había elegido ese tipo de vida, así que no había nada de lo que arrepentirse o lamentarse.
Poco después de que el hombre terminara de hablar, Haru apartó su mano de su rostro y le dio la espalda para luego comenzar a caminar hacia el ventanal por el que hace unos momentos su amo había salido, mirando atentamente la vista que éste le proporcionaba para liberar un poco la mente... Era realmente hermoso; La luna brillaba de manera tan resplandeciente y pura que incluso podía llenar aquel vacío que había en Reapergate siempre por la falta de sol, pero a comparación del sol, la luna no quemaba ni cegaba a su vista.
- Hmm, ya veo... - Respondió ante las palabras de su acompañante, ya que realmente no se esperaba que dijera aquello tan... A la ligera. Y menos si ya sabía como podían terminar las cosas cuando la dragona se enojaba. No sabía con seguridad que era lo que quiso decir con eso de "formas más sutiles", pero eso no significaba que fuera idiota y no supiera lo que quería dar a entender, por lo que se acercó nuevamente a él y lo haló de la prenda que solía adornar su pecho para acercarlo y verle cara a cara, mostrando un gesto bastante irritado, el cual levemente se fue bajando conforme hablaba.
- Como tu "mejor amiga" me alegra mucho que mis acciones te traigan felicidad, Svy... Tú debes saber bien que yo sólo vivo para complacer a mi lord y también a ti, porque te quiero demasiado, mi buen amigo. Pero... No me agrada que te pongas en ese plan mientras no estoy aquí para vigilarte. - Dijo mientras trató de retomar su postura tranquila y esbozó una sonrisa tranquila, además de que comenzó a arreglar delicadamente las ropas del fénix, ya que con tan repentino jalón se habían arruinado un poco. Sin embargo, aún cuando estaba tomando aquel papel de "buena y sumisa", siguió con su discurso. - Bueno... Pero "Pasado, pisado" ¿No? Igual me temo decirte que no podré proveerte de más alegría de éste tipo, porque no pienso salir nuevamente en mucho MUCHO tiempo. Prefiero quedarme aquí a echarte un ojo, ya que realmente y aunque no lo parezca, me preocupo muchísimo por ti, Sven...- Terminó aquel discurso ajustando los últimos detalles de su ropa y con una mirada de madre preocupada hacia él, pero finalmente se apartó y miró hacia otra parte con un gesto fastidiado.
Si seguía actuando de esa manera iba a terminar dándose asco a sí misma.
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Post by Sven Velfast on May 12, 2017 0:52:09 GMT
Sven de tener una gota de expresividad, hubiera reído ante el absurdo y forzado cinismo de la otra. Pero su expresión no se alteró, ni aunque la dama se hubiera tomado el atrevimiento de alborotar su atuendo. Si bien dejó las prendas en su lugar de manera metódica, se le hacía irreverente que tomara ese tipo de acciones. Pero no le dio mucho pensamiento puesto que parecía todo ser parte de un acto- el usual ritual que sobrellevaban al reunirse en breves ocasiones. Conflicto, caos, audacia y filo en sus palabras. Cinismo y brotes de odio. Era todo un esquema de interacciones de lo más interesantes para aquel fénix, puesto que otorgaban un algo que había perdido hace mucho. Energía. Emociones. Expresividad.
-Su pasión es bien recibida- dijo el hombre con firmeza, al llevar las manos tras la espalda y dar unos cuantos pasos hasta posicionarse delante de la dragona -Quizás, si nuestro Lord así lo desea, puede ser testigo de los servicios que le presto como cena- acotó, con un rostro serio aunque en un tono picante. Ella bien conocía la forma en que Velfast se alimentaba, y lo que sus mordidas ocasionaban a un nivel carnal. Quería con sutileza poner la imagen en la cabeza de Haru de él siendo mordido de manera hambrienta por su amo, cercana... íntima. -Sería un momento agradable de compartir con mi amiga, el demostrar la excelencia de mi lealtad en carne- finalizó el argumento, mientras alzaba sus palmas enguantadas haciendo moción como si estuviese presentando una obra.
Duro en aquella pose unos segundos y seguido regresó con paciencia las manos de vuelta a su espalda baja, de forma relajada, expectante de la reacción de la otra.
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Post by Deleted on May 12, 2017 21:08:12 GMT
Al parecer el fénix se había atrevido a aclararle la situación a Haru explícitamente, vaya... Era una total fortuna el que Sven fuera uno de los sirvientes más sobresalientes y reconocidos del castillo, porque de no ser el caso Haru ya lo habría hecho desaparecer de la faz de la tierra por dirigirse a ella de esa manera y atreverse a poner esas imágenes tan desagradables en su mente, usando como excusa que su servicio era pésimo y que había tenido que despedirle para que no arruinara la reputación de aquella respetada morada en orden de mantener todo en excelentes condiciones, como debía ser. Ugh... Bueno, era una fortuna para él, porque para Haru era una completa molestia y un fuerte dolor de cabeza.
La ira de la dragona comenzó a hacerse presente con leves cambios en su físico; Garras, dientes afilados y aquel tono rojizo brillante que comenzó a apoderarse de la totalidad de sus ojos. Hubiese dejado que el cambio transcurriera con normalidad e incluso que su violencia llegara a sus últimas consecuencias si se hubiera tratado de un enojo que hubiese causado alguna otra persona, pero no... Era Sven Ulgriff y no podía darse el lujo de mostrarse afectada con sus comentarios, así que cerró los ojos y respiró profundamente, mostrando la misma sonrisa tranquila al momento que exhaló y volviendo completamente a la normalidad.
- Me encantaría... Pero aunque seas mi "mejor amigo" no me gustaría interrumpir la cena de mi señor con mi mirada curiosa, ni tampoco intervenir en uno de los pocos momentos de gloria del que puede disfrutar una pasiva en éste lugar... Bueno, quizá podría remendar lo último llevándote a un buen lugar que conozco fuera de Reapergate, suele haber muchos hombres apuestos allí, seguro que te fascinaría. - Respondió en un tono incluso más provocador del que había utilizado el fénix y volteó para mirarle directamente a los ojos, esperando con ansias la reacción que tendría el contrario ante sus palabras.
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Post by Sven Velfast on May 14, 2017 19:41:45 GMT
Aunque su expresión no cambió ante el pícaro comentario departe de su compañera, el lenguaje corporal del fénix se tornó ligeramente distinto. En silencio y con paciencia se retiró los guantes que cubrían sus palmas, y los guardó con cuidado dentro de su chaleco, dando una pequeña palmada cerca de donde guardaba la cajetilla de plata con los pañuelos. Ambos brazos del mayordomo colgaron a los costados de su cuerpo, con sus manos entre abiertas como expectantes de lo que se avecinaba.
Con paso ligero acortó la distancia que había entre los dos arcanos, fuertemente manteniendo la conexión visual con la dragona. En un parpadeo la tomó por las muñecas y acompañado de su distintiva agilidad y fuerza, la empuje hasta recostarle el torso forcejosamente sobre la superficie de aquel piano de cola en el que anteriormente su Lord tocaba tan habilidosamente. La figura de Haru dio un pequeño tumbo contra la tapa del instrumento de cuerda, pero sin ser lo suficientemente pesado como para causar ningún tipo de daño en el mismo. Sven sabía con exactitud que aquella mujer poseía una fuerza mayor, pero que él le excedía con ligereza y precisión, por lo que aprisionarla de aquella manera había sido relativamente sencillo al aprovechar el peso de la mujer con sus diestros movimientos.
Ulgriff se encontraba en una posición dominante mientras que la dragona yacía sobre aquel instrumento víctima del agarre del hombre. Para el que no supiera mejor, diría que la mujer lucía indefensa, expuesta y hasta frágil. Pero Sven sabía la rabia sin igual que asemejaba un huracán explosivo de ira y descontrol que su compañera resguardaba en su interior. El atrevimiento de aquellas palabras por parte de la dama le habían tocado ligeramente, por lo que contraatacó de una forma más atrevida. Quería conocer los límites de Haru, hasta dónde podría ella acarrear el juego antes de sucumbir a su típica histeria infantil.
-Parece usted conocer con suma experiencia sobre el tema- dijo de forma afilada, apretando su agarre en la arcana -me atrevo a pensar que dejaría en vergüenza hasta la más experimentada de las Súcubos- se detuvo, sólo para entreabrir la boca como si quisiera esbozar una sonrisa, aunque apretando los dientes en consecuencia -¿Qué más haría un sirviente de nuestro Lord en un lugar tan pútrido?- cuestionó a la dragona y su conocimiento sobre dichos recintos de mala muerte, estudiando con sumo detenimiento las facciones faciales de la mujer, saboreando la próxima reacción en develarse.
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