Encuentro Mar-Aire (Privado)

Después de tanto caos en su vida , necesitaba algo de tranquilidad pero a la vez algo de emoción. Quería estar sola pero también anhelaba su tierra , no encontraba palabras de como describir su sentir pero lo hacía con toda el alma, ese sentimiento de anhelo y melancolía se estaban apoderando de ella de una manera arrebatadora. Negó varias veces con la cabeza, y comenzó a correr tan rápido como sus piernas humanas se lo permitieron por toda la orilla de la playa. Estaba todo en calma, tranquilo, solo podía escuchar un par de gaviotas y las olas golpear la orilla.

Dejo caer su cuerpo en este punto - HEEEEY~ -solo podía escuchar su voz haciendo eco - WUUUUUU!!!-el eco de nuevo que se respondía en coro una y otra vez. Se quedo ahí, anonadada y sintiendo su cuerpo ser golpeado por las olas y arrastrado con ligereza como si el mar la reclamara. Una carcajada bastante sonora se le escapo de nuevo siendo respondida por el eco del lugar. Comenzó a relajar todo su cuerpo, sintiendo el agua fría al contacto con su piel y sus orejas siendo llenadas por agua de mar, no le desagradaba de hecho ya no recordaba todo esto. La playa era muy parecida a la del lugar donde vivía lugar el cual  de vez en cuando se escapaba para dar paseos al ocaso con aquel nombre que no quería ni recordar. - Quizá...pueda llamarte hogar...- dijo mientras acariciaba la arena con sus manos.

Un ruido en seco termino aquel estado de relajación el cual había alcanzado. De nuevo se paro volteando hacia todos lados, la ropa ahora mojada de le pegaba a la piel. Intento despegar la sin mucho exito. De pronto se dio cuenta de algo... Maíz... Maíz comido en el piso. El rostro se le iluminó como nunca! Una sonrisa bastante amplia y torpe se dibujo en la comisura de sus labios.

Comenzó a caminar a paso lento, volteando hacia todas partes como si buscara algo que no puede encontrar. Cuando por fin dio con lo que parecía ser el único arcano en la playa se aproximó a toda velocidad, y una vez frente a el se quedó casi muda. Podía reconocerlo, las ropas, el porte, la piel morocha, era uno de los hijos de KuKulkan. - Eh... Ah... El maíz... Es tuyo...? - le pregunto en una combinación de nerviosismo y emoción

Ah si lo siento... - mentalmente Itzanami se comenzó a reprochar mil y una veces la pregunta tan estúpida que había formulado mordiéndose el labio inferior con fuerza para proseguir-Me puse nerviosa al al ver a otro de donde yo... Eres de los hijos de Kukulkan... - se le queda observando, casi casi embelesada con una amplia sonrisa en la cara.

No le había importado que su tono fuese grosero o algo así, seguía teniendo un sonrojo y un brillo en la mirada que parecía muy lejos de estar molesta. - Yo... También tengo maíz en casa sabes? Ah... Eh... - comenzó a temblar un poco de la emoción, su sonrisa ahora se veía muy torpe de alguna forma - De que parte del gran valle vienes?...! Por cierto eh... Puedo cocinarte algo de... De nuestra.... Ah! - termino bajando la cabeza mostrándose muy nerviosa - lo lo siento... Solo no he visto a nadie... De donde nosotros... Eres el primero.

Ante las palabras de aquel arcano una sonrisa de oreja a oreja le cubrió la cara a la chica, que asintió positivamente y se sentó a un lado, dejando un espacio entre ambos, sabía que por lo regular a esta clase de arcanos que eran muy territoriales, no les gustaba que los invadieras y respetaras su privacidad! Pero es que lo tenía en frente! Quería hacerle preguntas de todo y nada. Tomo con cuidado el maíz y lo trato como el objeto más preciado del mundo, comenzó a comerlo de poco en poco, sentía que el corazón le latía rápido… era el sabor de su tierra. Hace cuanto no convivía así con alguien del lugar donde provenía?

-De que parte eres?- Pregunto con curiosidad mientras masticaba el maíz, cubriendo su boca para guardar respeto. Podría ser de cualquier lugar!!! Incluso de esa nueva ciudad Tolteca que había escuchado recién comenzaban a construir.... Tollan-Xicocotitlan
...algo así. Aun siendo del mismo lugar las costumbres variaban pero ella las conocía casi todas al por mayor!  y quería comenzar a preguntar a diestra y siniestra, pero sentía que debía tomar calma y disfrutar del momento.

-Lago de Texcoco… estuve ahí… territorio enemigo por mucho tiempo, pero antes de que llegará se habían aliviado muchas asperezas entre pueblos… comenzaban a aliarse por ….la gran… - suspiro y dejo sus palabras en el aire para proseguir comiendo , todo su mundo se había vuelto ese maíz.

Intento tragar pero sentía que la garganta se le había cerrado - También… viviste ese infierno? – pregunto mirando fijo mientras siguió comiendo, ella… le había tocado solo el inicio, y eso había bastado para acabar con todos y todo , su pueblo la amaba y estaba segura de que no le hubiesen puesto un dedo en ella jamás, pero el karma había tocado su puerta y había tenido que pagar las consecuencias.

-entiendo...-bajo la cabeza mientras tiraba los restos de mazorca al piso imitando el modo de Quelt. Miro por un momento el mar perdiéndose entre el horizonte, las poderosas olas creciendo arremetiendo y el atardecer que comenzaba a llegar. Se quedó viendo un momento el cielo, urgió la arena y sus pies y por último al hombre que tenía en frente quedándose un poco impactada... Se había presentado, a pesar de que al inicio se había mostrado con ligera antipatía.

-muy bien Quélt soy Itzanami Aquetzali,... - le dijo mientras voltea va a verlo directo con una sonrisa-Tu nombre es curioso, nunca lo había oído en ninguna de las lenguas madre...-se mostró pensativa tratando de corroborar el dato, pero nada se le venía a la mente hasta que pronunció-Significa algo? - quizá la lengua original esta muerta y el sea un arcano tan viejo que la conozca-

Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de la morocha, que no pudo evitar reír al mismo tiempo que aquel paisano. Era una historia tonta, bastante tonta y torpe en realidad, aunque no estaba muy lejos de la realidad, le creía y no pudo evitar tirar una carcajada sonora y limpiarse una lagrimilla de la risa. – Entonces ese es el misterio de tu nombre! Está en un idioma que solo los borrachos pueden entender! –dijo a manera de broma mientras le veía bastante divertida. Nunca había escuchado de algún caso cercano de ese tipo pero por ahí había llegado a escuchar quizá como un rumor o broma sobre algunos sacerdotes–

-Tienes una risa muy amigable- Le comentó al hombre mientras tomaba pequeños puños de arena y los esparcía con sus manos. La brisa marina, el maíz , la tarde , incluso su compañía, todo le parecía agradable. Aun que comenzó a sentir un pequeño escozor en las piernas de momento no le presto mucha atención – Somos pocos…los que son de donde venimos… no he visto muchos en Mirovia, y me gustaría que todos estuviésemos más unidos, tenemos mucho para ofrecer!- no pudo evitar decirlo en voz alta…ella pensaba en esto todo el tiempo. Se sentía a momentos consternada de no encontrarse en su hogar, en ocasiones se sentía como pez fuera del agua, era la nostalgia... se preguntaba si había tomado la decisión correcta en embarcarse a Mirovia precipitadamente sin saber gran cosa de el sitio.