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Post by Abdon Santori on Jun 9, 2017 22:50:45 GMT
Los zapatos de caro cuero levantaban una fina capa de polvo de tierra cada vez que pisaba el oscuro piso del cementerio, había salido de su hogar a contemplar el lugar donde se encontraban centenares de almas y sus cuerpos enterrados con un ramo de de sus propias flores en la mano.Cada vez que pasaba por aquel lugar,no le gustaba pensar de que ahora estaban en el descanso eterno, prefería decir que habían sido grandes e importantes arcanos para los demás,cada vez que pensaba en ello sonreía, probablemente uno de sus pocos pensamientos positivos hacia algo tan lúgubre como un cementerio.
Seguía caminando con pasos largos y lentos y paraba cada cierto tiempo para apreciar las esculturas de figuras importantes y para leer las tumbas del lugar, seguía sin saber porque le seguía llevando flores, no le encontraba ninguna excusa a esa acción mensual, tal vez solo le gustaba exponer su colorido trabajo en un lugar así, tal vez quería honrrarla,o tal vez simplemente la seguía extrañando. El cementerio era muy grande y cada vez se extendía más, no encontraba su tumba, por ello, repasaba cada fila, podía tardarse horas buscándola, tenía la necesidad de llevarle sus ramos,que cada vez eran más hermosos y se asemejaban más a una flor del bosque de las hadas.
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Post by Agatha Bloodspell on Jun 9, 2017 23:45:09 GMT
Las noches oscuras, contaminadas por la capa tan espesa de niebla eran sus favoritas. Se había quedado sentada sobre una de las tumbas, sintiendo a su alrededor el ambiente tan lúgubre y pesado que se anclaba a su pecho con un peso que aunque la oprimía, curiosamente le daba emoción. Cualquier cosa que sustituyera el hambre que con un propósito se negaba de saciar, era suficiente.
Sólo iluminada por la luz plateada de la Luna, tentaba la fragilidad de su piel con la punta de un puñal cuyo filo brillaba a causa de los rayos que chocaban contra su superficie. Un desliz y el calor de aquél fluído asomándose por su pequeña herida. Se llevó la piel a la suavidad de sus labios, pasando su lengua en un acto rápido al escuchar pasos no muy lejos de donde se encontraba. Se puso de pie lentamente, ocultando su herida con su otra mano, refugiandse en su pecho.
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Post by Abdon Santori on Jun 10, 2017 1:09:42 GMT
Seguía caminando por el gran terreno, no encontraba la lápida por ningún lugar, estaba seguro de que había ido por casi todo el lugar, frunció el ceño y suspiró frustrado ante su infructuosa búsqueda. Pero antes de poder seguir buscando, pudo ver una figura móvil en la oscuridad,que únicamente era iluminada por el brillo de la luna que tomaba más intensidad cuando iba contra el metal de la cuchilla, casi nadie venía al cementerio a aquellas horas, técnicamente nadie a excepción de él.
Comenzó a acercarse a la súcubo, no sabía si era peligrosa o no, pero le llenaba de curiosidad que estuviera allá. Cuando logró acercarse lo suficiente, la miró de pies a cabeza con algo de inseguridad, parecía un fantasma que lamentaba por la noches en el cementerio en busca de algún ser querido al que se quedó atado en su vida. Luego de unos minutos en el incómodo silencio de la noche, donde lo único que se oía eran algunas hojas secas que se movían por el viento nocturno decidió comenzar a hablarle, era una bella dama, por ello, no desperdiciaría una oportunidad de conocerla mejor.-Buenas noches joven dama.-Le dijo de manera de cumplido,iba a comenzar la conversación de manera inocente y sin fines de coqueteo.-¿Qué está haciendo acá a estas horas de la noche?-Le preguntó finalmente.
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Post by Agatha Bloodspell on Jun 10, 2017 3:35:44 GMT
Apretó con más fuerza la mano que acababa de lastimarse conforme la figura de aquél extraño fue develándose entre los rayos lunares que se dejaban ver aquella noche. Ese hombre cuyo rostro no podía muestra más fehaciente de que la naturaleza era más generoso con algunos. Giró ligeramente su cuerpo para darle frente total. Alguien con semejante porte, vagando solo en el cementerio a tales horas... Su corazón palpitó ante la amenaza de semejante misterioso atractivo.
No despegó la mirada aún en aquél silencio que tanto comenzaba a extenderse sobre ellos. Era como si el aire tuviera miedo de ulular... Al fin una voz de terciopelo rompió con aquella quietud. Bajó las manos, exponiendo aquella herida y manchas que delataban el descuido de su propio juego. -Buenas noches, señor- respondió sentándose de nueva cuenta sobre la piedra que parecía brillar entre la oscuridad. -Curiosamente el cementerio es el lugar más tranquilo para observar el manto nocturno, ¿no le parece?- a simple vista respondía de aquella pregunta pero divagó para no entrar en ningún tipo de detalle. Alzó los ojos hacia el firmamento, ahogando en sus pupilas las estrellas cuyo brillo se podía apreciar a pesar de la espesa neblina. -¿Usted...?- bajo la mirada hacia las manos del joven, observando con interés aquellas flores que sostenía. Eran hermosas. -...¿Usted viene al encuentro de los fantasmas de su pasado?- . Sus ojos se encontraron con los del vampiro expresando nada más que dulzura sin considerar que tal vez, el tema estaba fuera de su alcance.
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Post by Abdon Santori on Jun 10, 2017 4:22:42 GMT
-Es un lugar tranquilo,además,ningún tipo de luz excepto la de la luna se filtra.-Levantó su mirada al oscuro cielo que parecía un trozo de terciopelo negro con claros brillos en el, no era de su interés mirar el cielo y estudiar las estrellas,pero mirarlas le daba una calma inexplicable. Cuando escuchó la pregunta, su mirada calmada y confiada se transformó en una expresión de melancolía, luego dirigió su mirada al suelo mientras sostenía el ramo con más fuerza y miró los celestes ojos de su compañera.
-Usted ha acertado.-De inmediato, tomó una flor blanca muy abierta, su magia podía llegar a ser impresionante, incluso siendo una simple ilusión parecían flores verídicas.-Las magnolias eran sus favoritas,siempre le llevaba ramos enteras,las teñía de varios colores para impresionante.-Una suave sonrisa tuvo lugar en su cara para luego desvanecerse en su antigua expresión de profunda tristeza.-Pero falleció.-Dijo con un gran pésame en sus palabras.-Jamás pensé que moriría así...-Se acercó a la muchacha y le ofreció la flor que llevaba en la mano.-Y aunque haya pasado hace demasiado tiempo, no quiero dejarla en el olvido.-Volvió a tener una sonrisa en su rostro, la recordaba con amor y afecto.-Tome esta flor,sería egoísta de mi parte no darle una de mis hermosas flores a tan bella dama,señorita...-Dejó en puntos suspensivos para que respondiera con su nombre.
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Post by Agatha Bloodspell on Jun 10, 2017 7:06:37 GMT
Alzó la mano para tomar la flor, temiendo de mostrar las manchas de sangre en su piel. Acercó los pétalos a su nariz, oliendo aquél aroma que emanaba de aquél presente. -Agatha- respondió con los ojos cerrados, llenándose del olor. -No se preocupe por ser atento conmigo, señor... Usted viene con propósitos de mayor significado. No pierda su tiempo con la simpleza de esta mujer-. Soltaba la lengua, intentando reducir las gracias de su persona.
Colocó la flor sobre la piedra, a un costado de su cuerpo para dejar reposar sus manos sobre sus muslos, paseando la mirada por el cielo nocturno que despejado se lucía ante ellos. -Es terrible... la Muerte... ¿sabe?- años de práctica fingiendo aquella nostalgia... por las muertes de una infancia ficticia, una digna de ser extrañada, una que no le tocó vivir. -Me acongoja su dolor... su tristeza-. Buscó su mirada, adolorida por un recuerdo ajeno, pretendiendo comprender los arrebatos de la vida.
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Post by Abdon Santori on Jun 10, 2017 20:16:55 GMT
-Ninguna mujer es demasiado simple como para no recibir un regalo.-Se sentó en una tumba al lado de la mujer, una tumba con una gran escultura de una gárgola por detrás de la lápida de piedra que mantenía el nombre y fecha inscritos en ella.-Lo se perfectamente,señorita Agatha.-Respondió después de escuchar el primer comentario de la mujer.-Pensar de que todo lo que se logró con aquel ser se perdió en tan solo un segundo.-Apretaba con cada más fuerza el ramo que sostenía entre sus pálidas manos,había perdido a tantos que le daba una insoportable pena recordarlos.-¿Pero no causaría más aflicción olvidarlos para siempre?-Alzó su mirada al cielo igualmente.
Suspiró y comenzó a contemplar el oscuro cementerio,lleno de lúgubres lápidas y estatuas que las respaldaban. Solo había una a la que no le podía quitar la vista cada vez que iba, era un pilar que encima sostenía un gran ángel que tenía una flor en sus manos y la observaba con una sonrisa,era una de las estatuas más grandes y de las más pacíficas.-Oh,disculpe mi grosería,no me había presentado,mi nombre es Abdon,Abdon Santori.Soy parte del clan con el nombre de mi apellido.-Lanzó su vista a su compañera,¿qué tipo de caballero podría olvidarse de presentarse?.-En estos lugares se han contado innumerables leyendas sobre apariciones pacíficas hasta de la misma muerte.¿No son interesantes?-Le gustaba recolectar historias,prefería las de seres de oscuridad antes que historias románticas, aún así, él nunca negaría un relato de otra persona.
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Post by Agatha Bloodspell on Jun 10, 2017 21:27:42 GMT
Dejó que el joven hablara, que soltara aquellas palabras de su boca. No tenía respuesta para ello; el dolor... la muerte, todo aquello eran aspectos de la vida que consideraba necesarios, hermosos en su destrucción y violencia. -No se puede uno lamentar por algo que no se recuerda, señor- respondió al fin, bajando un poco la mirada para concentrarse en sus manos que se entrelazaban torpemente sobre su regazo.
Levantó la cabeza de pronto ante la disculpa de ese hombre cuyo nombre al fin sabía. Repasó las sílabas de su apellido por su lengua, en silencio. -He escuchado de su clan, señor Abdon. Me eleva con el privilegio de estar en su compañía- inclinó la cabeza en señal de respeto. Si bien, no estaba totalmente familiarizada con sus prácticas sabía que eran seres con mucha influencia como muchos en Reapergate. Volvió a pasear la mirada por el cementerio, refugiándose en las sombras de las estatuas, sus gestos afligidos, siempre bellos a pesar de la desgracia; una forma exquisita de manifestar la belleza del sufrimiento. -Lo son, de verdad lo son- suspiró. Sólo recordar aquella visión le causaba un escalofrío pero no sentía miedo; era un gozo que anhelaba poder volver a experimentar algún día. -¿Ha sido usted afortunado de encontrarse frente a una presencia así?-. Volvió su mirada a la de él esperando su respuesta con cierta emoción.
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Post by Abdon Santori on Jun 10, 2017 22:09:03 GMT
-Quiero decir,¿no sería peor olvidar los maravillosos recuerdos que se tenía con esa persona?-Sacó otra flor del ramo y la puso en la boca de la gárgola que estaba en aquel pilar, le gustaban las cosas lúgubres,sin color alguno y que daban una ambientación de misterio y de terror, pero, después de haber tenido a su amada y que esta le enseñara su apreciación por el color, no pudo evitar contagiarse de ello, llevándolo a su actual profesión,convirtiéndose en un cotizado florista por sus exactas imitaciones a flores bellas y saludables.
-Siéndole sincero, me alegra haberla encontrado en este desolado lugar, a veces se necesita un poco de compañía.-Le confesó finalmente a la súcubo que parecía un espíritu que vagaba en mitad de la noche. Solía estar ocupado en su trabajo,administrando igualmente el capital con su padre y hermano y casi nunca tenía tiempo para una tranquila charla sin estar ansioso sobre lo que debía hacer, sus deberes lo abrumaban y el único escape que tenía eran aquellas altas horas de la noche.-Yo...-Pensó unos momentos,estaba intentando recordar algún tipo de experiencia en ese terreno.-Si,tuve una experiencia así una vez...-Hizo una pequeña pauso por unos segundos.-Vi a una doncella,con un vestido largo,la cola de su vestimenta se arrastraba sin dejar ver sus pies mientras llevaba con una mano una lámpara llena de luciérnagas que iluminaban su obscuro pelo.-Se mordió el labio inferior, esa ocasión había pasado hace demasiados años,pero seguía recordándola como si hubiera ocurrido en ese momento.-Me acerqué a ella, pero mis pies se quedaron plantados como si algún tipo de raíz se entrelazara entre mis piernas,luego...Ella se volteó,lloraba espesas e interminables lágrimas,era totalmente pálida y tenía enormes ojeras bajo sus,también,grandes ojos.-Suspiró.-Entonces,ella dejó cuidadosamente su lámpara en el suelo y en un parpadeo,desapareció....-Dijo mirando al horizonte del lugar que parecía no tener final,pues el sendero que conducía al cementerio llevaba a un bosque donde después de caminar unos metros se encontraba Reapergate.-Todo se esfumó menos su fuente de iluminación,hasta este día,la sigo conservando.-Dijo finalmente esperando la respuesta de Agatha.
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Post by Agatha Bloodspell on Jun 10, 2017 22:25:46 GMT
Observaba atenta los movimientos de aquél joven a la par que sus palabras parecían divagar entre los ríos de los recuerdos y de su aflicción. -En ese caso creo que comprendo la costumbre de mantener vivo el recuerdo-. Lo seguía con la mirada, sin poder imaginarse la intensidad de su dolor, de comprender el hueco que su pérdida había dejado en su ser. Permaneció sentada sobre la piedra de la tumba, conservando una distancia prudente. Levantó la cabeza para sonreírle una vez que expresaba su gusto de estar en su compañía.
Su relato no sonaba falso, le creía a pesar de ser un desconocido. Bien sabía que las apariciones, los espíritus que se negaban a abandonar esta tierra eran reales. -Fue usted tocado por la gracia de aquella ánima... No se presentan ante cualquiera, pienso yo. Ahora vive en los rincones de su memoria-. Sobó el dorso de su mano con sus dedos, consciente de que su experiencia no debía ser siquiera sugerida. Era un secreto, algo oscuro que no era para muchos oídos; comprometería muchas cosas, incluyendo a otras personas. -Yo no he sido tan afortunada, me temo... No he sido bendecida con las visitas de quienes ya no pueden pisar esta tierra. Dígame... ¿Algo ha cambiado en usted desde que aquella visión se manifestó ante usted?-. Podía verse la curiosidad en la manera en que sus ojos brillaban, capturando la luz a su alrededor dentro de ellos.
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Post by Abdon Santori on Jun 10, 2017 23:19:09 GMT
-No demasiado.Solo...Esa lámpara...Las luciérnagas jamás parecen perecer.-Siempre observaba esa lámpara en su cuarto, colgando al lado de una librería mientras los luminosos insectos seguían moviéndose enérgicamente sin descanso, ese espíritu siempre le daba intriga cada vez que recordaba su rostro, lleno de lástima,melancolía y tristeza absoluta,cuando recordaba el rostro de aquella ánima,las memorias de cuando empuñó esa afilada daga y la enterró en la carne de ella volvían a su mente,¿por qué se le habría mostrado esa alma en pena? No se parecía a su antigua y estimada mujer que ahora yacía bajo tierra en el descanso eterno, o a alguno de sus hermanos de sangre que estaba en las mismas condiciones. Solo le generaba más angustia y curiosidad pensar el porque. Volvió a recorrer con su vista todo el cementerio,girando su cabeza lo más que podía hacia atrás,viendo por detrás del pilar que sostenía a la gárgola,observando como una tumba estaba recubierta por varios ramos con bellas flores,encima de los ramos que estaban reposados en el suelo,se podía leer un nombre inscrito en la lápida. "Aquí yace; Bianca Dimeci" Había estado en frente de sus narices todo el tiempo, se sintió estúpido por no haber volteado su cabeza antes , sin dudarlo,se levantó y agregó otro ramo al montón, y volvió a sentarse en donde estaba descansado antes, no importaba cuanto lo negara, la seguía queriendo,incluso por lo que hizo,no traerle nada le hacía sentir aún más culpable por los actos del pasado.
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Post by Agatha Bloodspell on Jun 11, 2017 1:02:19 GMT
Solamente bajó la cabeza recibiendo aquella respuesta que si bien no estaba totalmente alimentada por el misterio y los detalles sombríos, poseía un final inconcluso. Tal vez aquella no sería la última vez que el espíritu se manifestaría ante él.
Observó atenta sus pasos y el gesto de un aún ardiente cariño al colocar aquél ramo frente a aquella figura. Al sentarse de nuevo a su lado, colocó su mano sobre la ajena, olvidando aquella herida que aún fresca, liberaba un poco del rojo de su sangre. -Mi señor, la dedicación de sus sentimientos mantienen viva la memoria de su ser querido; quisiera que así fuera una vez que mi cuerpo alimente la tierra... que las cenizas se hagan uno con todo-. Suspiró profundamente, desviando aquella cristalina mirada hacia aquella tumba, sintiendo por un momento algo de envidia. Incluso en la muerte, esa mujer arrancaba dolor y añoranza... Qué afortunada era todavía.
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Post by Deleted on Jun 11, 2017 4:03:18 GMT
Yacía por aquellos senderos, un tanto perdida, no conocía aún mucho del territorio seco, sabia sin duda, mas de Aqualia...sin embargo, tenía que conocer más sobre sus alrededores, aunque bastante lejos de su elemento, pero el costo de poder conseguir mejores objetos, y la experiencia de los viajes, valía la pena el arriesgado "paseo" que esta se permitía.
Caminaba suavemente, siempre cubierta con la fina ropa que llevaba, entre las sombras de los arboles donde aquella luna brillante no lograba llegar con su leve luz. Con cada paso, una tenue neblina cubría suavemente el ambiente, dándole un toque un poco lúgubre pero único a medida que se adentraba...-. Donde estaré?.- susurro en lo bajo, mientras un gran portón comenzaba a asomarse frente a ella, a lo lejos, se denotaban lapidas con diferentes formas y tamaños, sí que era curioso como el paisaje podía cambiar en unas pocas distancias recorridas.
Se adentró sin cuestionarse, viendo levemente cada lapida que cruzaba, en el fondo se preguntaba, y en su mente surgía, si tal vez, solo tal vez, alguna de aquellas podría pertenecer o conectarse con ella, lo dudaba, pero no podía evitar hacerse aquella pregunta menta, no conocía su pasado, ni sus verdaderos padres, pero ciertamente a veces le surgían algunas dudas sobre aquellas personas que no sabía nada.
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Post by Abdon Santori on Jun 11, 2017 5:22:31 GMT
Al sentir su helada mano siendo apresada por la cálida palma de su acompañante que aún goteaba espesa y carmesí palma que manchaba el dorso de su mano, se sorprendió, ¿acaso ella entendía el significado que tenía llevarle sus hermosos trabajos al cuerpo de su amada?, sus hermanos tenían el pensamiento de que no era nada más que alimento para el dolor y el llanto suyo, algo que le atormentaría eternamente mientras su vida siguiera en Mirovia, pero simplemente no llevarle su mensual presente le daba un sentimiento de culpa que le carcomía la consciencia y la cordura.Se había vuelto un deber para él, una obligación que tendría que hacer hasta el día de su muerte.
-No creo que nadie se olvide de su presencia eternamente.-Dijo.-No creo que muera de la verdadera forma de manera tan pronta,siendo solo una piedra con una inscripción más en este grande lugar,siempre habrá un arcano,tan solo un mísero arcano que hará que vuelva a vivir,incluso en sus memorias,un simple recuerdo la hará volver a la vida.-Para él,la verdadera muerte se encontraba en el olvido total, convirtiéndose en un cuerpo más que estaba enterrado bajo suelo. Sus pensamientos más positivos se encontraban,irónicamente,en la muerte, una palabra que significa para muchos el dolor,la violencia y la crueldad, Abdon pensaba que, incluso si era dolorosa, la vida del ser fallecido debió ser importante para alguien,y aquella vida,dejó irrepetibles y luminosos recuerdos. Estaba demasiado concentrado en la conversación,que apenas pudo notar a la Kelpie que caminaba a distancia, que solo por su sombra,parecía un fantasma,como esa mujer que había visto años atrás. La pudo ver al girar su cabeza a su izquierda, se quedó mirándole un plazo corto de tiempo, le intrigaba y le daba curiosidad, pero no sería irrespetuoso solo por ir por una sombra.
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Post by Agatha Bloodspell on Jun 11, 2017 5:56:51 GMT
Agatha cerró los ojos para sonreír amargamente, despegando su mano de la de él. Qué desgracia... -Que el cielo lo escuche, señor, que el cielo lo escuche- dijo con un aire de tristeza. ¿Quién se lamentaría por la muerte de alguien como ella? Manchada y abusada por la vida... Nadie. Sólo su Señor... sólo su Salvador... Pensar que en los últimos instantes de vida lo tendría en su presencia era más que suficiente... a veces.
Giró su rostro hacia la dirección en la que Abdon miraba con cierta insistencia. Interceptó una figura casi oculta entre las sombras; parecía ser una joven caminando entre las tumbas y los mausoleos. Volvió sus ojos hacia el joven, sonriéndole. -Por favor, no detenga su curiosidad por mi culpa. Si gusta hacerle compañía a aquella doncella no piense ni por un segundo que me dolerá su partida; al contrario, el poco tiempo en su presencia me ha sido muy grato-. Bajó el rostro a la vez que sus manos se dirigían a la flor que el joven le había regalado minutos antes. La colocó sobre sus piernas, dejándola reposar sobre la tela negra que en la oscuridad parecía una sombra profunda.
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