Una noche con la soledad(0/1)

¿Cómo rayos había terminado en un lugar como este?, chris no lo sabia del todo pero ahí estaba, caminando sin un rumbo fijo, con una bolsa de tela llena de frutos secos que iba comiendo de vez en cuando mientras miraba a su alrededor. Solo había hecho una entrega a las entradas del bosque y lo último que recuerda con claridad es haber caminado por inercia por que... ni idea de porque.

No se quejaba del todo, a la dragona le gustaba explorar cada rincón de mirovia, lo único que le "molestaba" era no tener ninguna compañía. El miedo para ella era relativo, pero obviamente no se sentiria tan nerviosa si estuviera acompañada. Comenzó a tararear para liberar tensión, el crujir de las hojas era el único sonido constante que podía escuchar así que algo de música no le vendría mal, guardó su pequeña bolsa de dulces y siguió caminando. 

Se distrajo un rato por estar mirando a su alrededor, si bien era un lugar tétrico también era tranquilo y tenia cierto encanto. Detuvo su canto en seco cuando aquel chico apareció de pronto, era solo un poco mas bajo que ella pero se veía bastante peculiar, chris retrocedió unos pasos por la sorpresa, poniéndose en guardia rápidamente, no quería problemas pero vaya que no esperaba encontrarse con alguien en ese lugar 

-Mi nombre es Chris, solo estoy de paso- Miro un tanto extrañada al hombre frente a ella, inspeccionando completamente, relajo un poco su postura pues no quería exaltar al contrario y empezar o provocar una pelea innecesaria.

Chris se relajó mucho más al notarse el evidente cambio en el lenguaje corporal del chico frente a ella. —Emmmm— no sabía si era una buena idea,aquel bosque podía llegar a ser muy traicionero cuando menos se esperaba —Claro ¿Porque no?— por otra parte, Chris había aprendido con el tiempo que no importaba el lugar donde estuvieras siempre y cuando tuvieras buena compañía.

—Cuéntame ¿Qué te pasa cariño?— y el buen humor de la dragona había regresado, camina un poco más cerca del contrario recargandose sobre varios árboles cercanos.

—Entiendo, suele pasarme lo mismo— se cruzó de brazos mientras observaba a baromio. La vida de la dragona consistía en trabajar todo el día, surcar los cielo de Mirovia sin descanso ni compañia, sólo recientemente había hecho "buenos amigos" pero eso no significaba mucho.

—Sabes, con el tiempo aprendes que la mejor compañía es la soledad, cuando estas inmerso en ella tanto tiempo el sólo pensar en abandonarla nos aterra— palabras bastante seguras de una dragona solitaria —Pero es verdad que de vez en cuando se torna aburrida y bastante triste— se acercó aún más al chico, sentándose sobre sus propias rodillas quedando frente a frente —Estoy aquí y voy a escucharte por un largo rato— una sonrisa se dibujó en su rostro.

Chris se sentó con sumo cuidado sobre las alas de baromio, al parecer eran fuertes eso el chico lo sabía pues ella nunca se atrevería a hacer tal cosa con sus propias alas, por temor a que algo malo les pasará. —Yo también eh estado absolutamente sola desde hace mucho tiempo, mis padres me abandonaron en cuanto pudieron— acarició un poco el ala del chico con cariño —Me gustan tus alas— algo que Chris admiraba de sobremanera eran las alas de cualquier arcano aéreo.

—Al menos tienes a los árboles, supongo que son buena compañía de vez en cuando, aunque no puedan responderte— la dragona por su parte prefería la compañía de los animales a la de las plantas, al menos los animales se movían más y llegaban a ser más lindos.

—Técnicamente todo lo que sientes viene de aqui— acarició un poco la cabeza del chico —Pero es verdad que este es el lugar donde mas duele— posó su mano sobre la de baromio y lo miró directamente a los ojos. No era común en Chris sentir pena por los demas, pero aquel chico desprendía un aura tan melancólica que era contagiosa hasta cierto punto.

—Puedes lamentarte todo lo que quieras hasta que la depresión te consuma completamente— no pudo evitar rosar el rostro del chico con su mano —O puedes seguir adelante con una gran sonrisa— rápidamente se levantó y con una enorme sonrisa extendió su brazo hacia baromio —¿Qué me dices?— Chris como siempre tan dispuesta a hacer amigos.

Observo con los ojos bien abiertos la extraña boca de baromio, vaya que podía ser algo aterrador pero a Chris de algún modo le gustaba, reprimio un fuerte impulso por tocar aquellos afilados dientes. —Genial— dijo casi por inercia mientras su mirada seguía perdida en el rostro del chico.

—Sabes, puede que le tomes mucha importancia a lo que los demás piensan o digan de ti baromio— cuando el chico volvió a tapar su rostro, Chris regreso de aquel extraño transe —Puede que estés marcado si, pero no dejes que los demás te hagan sentir mal— puso su mano sobre el hombro del chico —De lo poco que me has mostrado de ti, creo que eres genial— Chris apreciaba bastante lo extraño de un objeto o de una persona.