CERRADO // Shout loudly [4/4]

Llevaba rato buscando un gran jabalí; había escuchado rumores que se encontraba rondando los terrenos de la primavera. No era mucho de comer carne pero había escuchado por ahí que un mercadera de la Ciudadela daba mucho dinero por el animal. Sobrevolaba el Bosque, buscando entre los árboles a ver si daba con el gran cerdo. Descendió un poco, dándose cuenta de que a tal altura, sí, tendría mayor alcance en su visión pero lo podría llegar a confundir con rocas u otro animal; no tenía tantos detalles. En aquella altura, pudo ver como otro ser chocaba contra un árbol. Resopló; era imposible contener las carcajadas. Podía escuchar el eco de su risa, viajar por la brisa que acariciaba las hojas del bosque. Bajó más bajo hasta que sus pies tocaron tierra firme. Era un chico, otra harpía como ella; parecía estar llamando a alguien. Buscó en los alrededores a alguien más y pudo ver un poco más lejos a otro muchacho. -Creo que ahí está el dueño de esa lanza- indicó con su dedo índice, ahora visible puesto que sus plumas se encontraban ahora ocultas. No le molestaba asustar al muchacho con su repentina llegada, en parte, disfrutaba de hacer bromas de ese tipo.

En el momento que había logrado relajar sus hombros un sonido grave pero apagado había detenido el andar del centauro. Miró para todos lados hasta que decidió mirar hacia arriba. Había un muchacho sobre las ramas del mismo árbol que había sufrido su cólera. Sentía algo de lastima ya que ningún ser vivo le agradaba ser lastimado por otro.

Cuando estaba dispuesto a responderle al joven, un comentario había resonado en el silencio. "Creo que ahí está el dueño de esa lanza" Arqueó la ceja a la vez que se volteaba para encontrar a una muchacha que estaba señalando con su dedo indicé su lanza. ¿No le habrán enseñado que señalar está mal? Llevó su mano de forma de puño para cubrir sus labios y carraspeó para iniciar una conversación.

- No quiero sonar grosero. ¿Pero te enseñaron que está mal señalar, señorita?- su tono sonaba frío y autoritario. No le agradaba la mala conducta pero no podía estar remarcando a todos sus errores. Pero siendo un caso especial, decidió señalarlo sin pensarlo dos veces. Tenía cierta ansiedad a la cual trato de relajar sacudiendo algunos mechones de su cabello que se encontraban sueltos de la coleta con cierta rapidez y aire malhumorado, no podía pedir un día mejor.  - Y respondiendo algo tarde… No, no me encuentran con los mejores aires. - Comentó a la vez que tomaba por la parte del aristón de su lanza y lo retiro del árbol de manera rápida a la vez que retrocedía. De esta forma podía ver a ambas personas, aunque de manera inesperada había una tercera. Unas alas trasparentes, pero gracias al sol había un brillo multicolor, pudo divisar a la pobre hada. Estaba perplejo, podía haberla lastimado con sus pezuñas, pero se relajo al notar que simplemente estaba mugrienta por una frutas - ¿Te encuentras bien? - preguntó sin más pero manteniendo aquel tono frió. No se acerco pero tampoco se alejo. Se mantenía estático en su lugar por si había otro ser diminuto que no pudiera divisar, miro al rededor de sus patas para clavar su arma y cruzarse de brazos. 

No le gustaba cuando la gente le hablaba con ese tono, tan autoritario como si ella debiera de rendirles honores o supieran los Dioses qué. -¿Ah sí? ¿Me podrías explicar por qué?- preguntó llevándose las manos a la cintura, definitivamente no intimidándose por los regaños tan sosos del desconocido. Ni a sus padres les permitía que le hablaran de esa forma. Si ella quería señalaría todo lo que quisiera. Con el puño cerrado sobre su cintura, se encontraba a punto de levantar la mano para seguirlo apuntando, cuando el muchacho a quien recién pretendía asustar le habló. Alzó las cejas con algo de sorpresa, olvidándose por unos segundos de su molestia. -Ah... Yo tampoco a ti- contestó con una risa un tanto ruidosa. -Me llamo Sonya- al decir esto extendió su mano hacia el muchacho como un saludo. Sonya podía ser muy brusca pero era muy amigable si se le hablaba bien.

Soltó un suspiro, se estaba desquiciando con las personas equivocadas, pero al instante que escuchó el nombre del joven parpadeo varias veces. -" con que el chico es Ra."- lo primero que le llamo la atención fueron aquellas alas, puede decirse que nunca estuvo algo cerca de los seres voladores (aunque solamente conocía a su mediano compañero, Kaj'el), no había una razón aparente que negará no conocerlos, pero ver unas alas plumadas y grandes le permitían ver mejor cada pluma y como se diferenciaban de ellas.


Decidió relajarse primero que nada antes de responder la pregunta a la morena. Había un notorio cambio de actitud, prefería el amigable antes que el brusco pero debía responderle con más tranquilidad. - Primero que nada. - se dirigió a Ra. - Un gusto. Y tú también te notas muy sano.- Curvó un poco las comisuras para forzar una sonrisa, era la peor cosa que podía hacer. Se le daba muy mal sonreír cuando era una "obligación" para mantener un margen tranquilo. Había ocasiones especiales que, si lograbas conseguir tomarlo por desprevenido y en una faceta más tranquila podrías conseguir aquel "premio". - No me he presentado, soy Aragno. Y perdóname Sonya por mi tono, no me encuentro del mejor humor, como he dicho antes. - Comentó tomando la lanza con fuerza pero dejándola inmóvil en su lugar. Necesitaba aferrarse en aquel momento de algo para mover su molestia por otro medio y que no sea por su voz. - La verdad... señalar las cosas está mal vista. Ya que tienen nombre cada objeto... ser vivo que nos rodea y esta en nuestra vida diaria. -


Una vez que la pequeña hada hablo y pronuncio su nombre quedo perplejo, no podía moverse. Nuevamente un rubor apareció en sus mejillas. ¿se estaba poniendo incomodo? No señor. Sacudió la cabeza frenéticamente para enfocarse en otra cosa. Entre abrió los labios para hablar pero las palabras se entrelazaron con los nervios. - N-no te preocupes, me alegro de ver esas alas cuando me aleje... - los movimientos torpes en sus alas y la mugre que tenía en la ropa indicaban perfectamente que no podía volar. - ¿Realmente te encuentras bien? - dijo señalando las alas de la ajena acercandose un poco dejando su lanza apartada.

Sólo porque el chico se disculpó decidió ya no dar más pelea por el asunto aunque le parecía una estupidez lo que decía. De esas cosas que los padres dicen sólo para mantener controlados a sus hijos. ¿Qué más daba si señalaba? Sin embargo no hizo más que cruzarse de brazos y poner una cara un tanto enfadada, conformándose con su mediocre disculpa. -Un gusto- contestó por cortesía ya que hasta ahora sólo se había molestado.

Resopló con la boca, quitándose el cabello de la cara, no estando muy segura si era una buena idea mantenerse en aquél lugar. Ra, el otro chico harpía parecía bastante agradable pero en lo que respectaba a Aragno y a la otra muchachita, le resultaba de lo más... raro. Se veían incómodos. ¿Ya se conocían? -Creí que dijiste que señalar era de mala educación- apuntó en un tono sarcástico al chico que justamente había señalado las alas del hada. Se agachó un poco para mirar a la jovencita y sin decir más la tomó de su vestido para colocarla sobre la palma de su mano. -Ha de ser cansado estar viendo desde abajo, ¿cierto?- comentó de pronto en un tono más amigable. Se levantó lentamente para no marear a la chica con el afán de que pudiera estar al nivel de todos para conversar. Con esas alas húmedas jamás podría tomar vuelo.

Ra se encontraba muy inquieto la verdad, veía como se le iluminaban los ojos con tanta felicidad que le invadía. A cierto punto quería que se tranquilizara pero no podía estar gritoneando a cualquiera, su hermana miles de veces le había dicho que cambiara su humor tan serio, sino no conseguiría amigos. Pero Aragno lograba evadir esas charlas innecesarias (para su gusto). Sabía que lo que hacía podría lastimar o llevarse varios enemigos innecesarios, pero seguiría actuando de la misma manera.

Notó lo que había hecho. Había hecho todo lo que no debía hacer, Sonya tenía una expresión de placer al notar cómo se contradecía el centauro. - Caballo inútil- susurró, sabía que nadie lo escucharía más que el mismo viento. Miró para otro lado algo avergonzado y carraspeó. - Bueno admito que hice mal. Pero… - Se cruzó nuevamente de brazos, no sabía que decir para justificar su falta. No iba admitir su derrota así que decidió simplemente dejarlo pasar. No era admitir la derrota ni su victoria, prefería no tocar mas el tema.

La hada estaba más o menos a su altura, pero si al del resto. - Soy Aragno. Un gusto. - ahora si estaba sintiendo como su pelaje que erizaba y le picaba el cuerpo, quería huir. Debía soportar como la mente le jugaba con la charla anterior en la tableta Arcana.