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Post by Viktoria Íriell on Aug 7, 2017 2:30:44 GMT
El festival avanzaba gozoso, alegre y energético, importándole poco la llovizna que bañaba la ciudadela. Se podían observar gran cantidad de toldos, que cubrían puestos de ventas y a artistas callejeros que tocaban su música para el disfrute ajeno. A pesar de las cubiertas, habían puñados de criaturas que preferían aventurarse a la intemperie, mojarse en el suave rocío de la noche y dejar sus cuerpos danzar con los otros, sin una sola preocupación en el mundo más que la de vivir en ese momento exclusivo. Esa era una imagen cálida y satisfactoria para Viktoria, ya que la pasión y alegría ajena le enternecían el alma.
No era si apenas un par de semanas de haber arribado a la isla de Mirovia, y aunque no se había establecido completamente ya estaba aprovechando de la bienvenida tan cálida que le ofrecía aquel Festival. Su llegada había estado marcada por contratiempos e inconvenientes, de no ser por la amabilidad y generosidad ajena, hubieran significado graves peligros para su persona y los pequeños con los que había huido del viejo continente. Sin duda, aquella celebración de ayudaba aplacar el dolor que cargaba consigo, y la ayudaba a enfocarse en energías más positivas y sustanciosas. Era una mujer que mantenía los pies en la tierra, pero no cedía ante la negatividad y las penas como solución a hechos que no podían ser cambiados. Era una forma difícil de como vivir, mas gratificante.
Durante la mañana había servido de entretenimiento a varios grupos de mirovianos, tocando su chelo vehementemente, dando lo mejor de sí sin remover la sonrisa de su rostro. Recibió halagos, mirvos, flores y hasta invitaciones para bailar y salir, las cuales aprovechó en su momento de manera cordial. No obstante, la tarde había terminado más rápido de lo que esperaba, y la noche se hacía cada vez más profunda, por lo que alistó su instrumento de vuelta en su funda, y decidió tomar camino de vuelta a las modestas habitaciones en las que estaba residiendo de momento, las cuales se encontraban cerca del Mercado Central de Ciudadela. Extrañamente, conforme agradecía la compañía y se despedía de aquellos que deseaban tener su tiempo un poco más, una nota voló fuera del mal cierre de la funda que protegía su violonchelo. La nephele apenas y pudo captar aquella carta con el rabillo del ojo, y tras excusarse corrió tras la misma, la cual pareció haber cobrado vida propia y revoloteaba entre los pies de los arcanos, empujada por el viento hasta finalmente aterrizar en un techo bajo de un establecimiento cercano.
Sosteniendo su instrumento en manos, se quedó pensante respecto como alcanzar aquella carta, antes de que la leve llovizna arruinara la envoltura y sus escritos.
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kayn
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Donde hubo fuego...Cenizas quedan
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Post by kayn on Aug 7, 2017 4:58:52 GMT
Sin duda alguna el arcano no podía evitar asistir a la Ciudadela, el festival le llama a gritos y el no podía decirle que no, sin importar la distancia que tuviera que recorrer para llegar. Ese día fue para única y exclusivamente convivir de una manera más tranquilas con los presentes, bailo par de veces pero no más, esa vez no llevaba aquel listón amarillo de tan pequeño significado. El día no estaba de buenas, pues una llovizna acompaña el festival...pero para tanta gente de buen humor era fuertemente ignorada dicha agua intrusa-.
Al Incubo no le importaba mojarse, al fin y a cabo era simplemente agua. Caminaba con tranquilidad misma por cada rincón del festival presenciando cada detalle de la hermosa decoración de la misma y de aquellos quienes estaban a su alrededor gozando, riendo, hablando, y bailando a pesar de que ya era de noche. Una joven corriendo entre la multitud captó levemente su vista, pues le había cruzado por el lado, este solo seguía sin detenerse hasta que la vio nuevamente mirando fijamente al techo de un establecimiento, por mera curiosidad se acercó a esta y pudo percatarse de que miraba algo peculiar en dicho lugar.
—Oh...permítame ayudarle— Dijo para sin esfuerzo alguno gracias a su gran estatura tomar aquello, ya en su mano y fijándose bien era una especie de carta—Aquí tiene— Añadió con una simpática sonrisa mientras la ponía frente a esta esperando que la cogiese-.
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Post by Viktoria Íriell on Aug 7, 2017 13:48:37 GMT
Quizás al estar tan distraída en la persecusión de aquel artículo, y el estar sumida en sus pensamientos, fue lo que causó que la presencia de aquel caballero la tomara por sorpresa. Au que no la inmutó o sobresaltó, si fue inesperado, pero sin quitar lo agradable. El arcano tuvo la amabilidad de alcanzar la carta y ofrecérsela de vuelta- ayudado por su gran altura no tuvo ningún contratiempo en retenerla, a lo cual Viktoria encontraba como un curioso contraste; ella a duras penas llegaba al nivel del pecho del peliblanco.
La llovizna parecía no ser una molestia para ninguno de los dos, por lo que la nephele continuó sin prestarle importancia. Con cuidado, colocó su chelo enfundado en el suelo, reposando contra su costado, y con las manos libres tomó el lado opuesto de su chale e hizo una pequeña inclinación, a modo de reverencia. -Le agradezco su ayuda- comentó, conforme tomaba compostura y con suavidad retiraba la nota de las manos ajenas. La envoltura de la misma estaba algo húmeda y creaba una transparencia que dejaba entrever, de manera borrosa, el contenido del mismo. De igual manera, la carta estaba cerrada celosamente por un vistoso sello de cera, del cual se podía identificar una "Z" en caligrafía gótica.
Al retirar el mensaje de las manos ajenas, Viktoria retomó la palabra -¿Puedo repararle su amabilidad de alguna forma, señor...?- pausó, cayendo en cuenta que ni siquiera conocía el nombre del otro. Tras una mayor inspección, pudo analizar los razgos finos y delicados, mas no poco masculinos, que conformaban el rostro ajeno. El cabello lacio y blanquecino caía lustroso a lo largo de su cara, como cataratas cristalinas que descansaban sobre sus hombros. Su tez tostada creaba un contraste con su cabello, realzando sus facciones faciales y dando una significante elegancia a su figura en general. Conforme esperaba una respuesta del otro, se quedó ahí, observándole discretamente.
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kayn
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Donde hubo fuego...Cenizas quedan
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Post by kayn on Aug 22, 2017 18:47:11 GMT
Esperaba pacientemente mientras que la joven tranquilamente se disponía a tomar la carta—No hay de que, jovencita...fue un placer ayudarla—Respondió mientras ya esta había adquirido su húmeda pertenencia, el arcano esperaba que aquel pequeño diluvio no haya hecho un daño bastante serio en aquella carta, la pobre ya estaba húmeda y la joven por igual estaba mojándose.
Cuando la joven continuo hablando reboso una pequeña y notable sonrisa y aún la mantenía cuando está termino y se le quedaba mirando de tal manera, luego de intercambiar miradas sin dejar de sonreír le respondió con suave voz — Oh! llámeme por mi nombre, Kayn...y no se preocupe por ello, para mí es más que suficiente un "gracias"— El Incubo no pedía mucho, ayudar a otros para el era placentero y lo hacía sin esperar algo a cambio, pero si la contraria insistía no podría negársele...¿como decirle que no? La joven tenía un porte de ser alguien sumamente amable, podría vérsele de lejos. Le dedico una mirada rápida, si que era pequeña comprada con el. Seguía lloviendo, mientras pasaban los minutos más personas se retiraban de dicho lugar.
La lluvia tenía la gran magia de aulletar a muchas personas de algún lugar x sin importar el evento que se ejecute en este, el arcano volvió a mirar a la joven frente a este — Creo que ahora sería mejor ocultarnos de la lluvia— Dijo sonriente estando totalmente empapado mientras con cuidado posaba su mano por encima de la joven cubriéndole el rostro de aquellas malvadas gotas, no le importaba mojarse pero un resfriado podría surgir y eso sí que no sería lindo-.
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Post by Viktoria Íriell on Aug 25, 2017 14:17:26 GMT
La modestia por parte del joven de cabellos blancos se hizo relucir con aquel respetuoso rechazo. No obstante, la naturaleza de la nephele siempre se abalanzaba en retribuir con creces cualquier bondad que se le otorgara, por lo que no podía dejar pasar aquel acto por alto. Antes de que pudiera expresarse nuevamente, su rostro fue cubierto por la mano del contrario, y prontamente instándola a encontrar una guarida de aquella incesante lluvia. Viktoria acató y tomó nuevamente su instrumento con una mano, colocó la otra en la espalda del su ahora acompañante y lo dirigió a un toldo donde había espacio suficiente para tomar asiento en una mesa. Curiosamente, la mayoría de parejas y arcanos estaban concentrados en el baile, indiferentemente de la caída de la llovizna, como si de cierta manera aquel baño avivara más su diversión y desatara más sus sentimientos.
-Permítame invitarlo aunque sea a un té, no vaya a ser que el frío de la noche afecte su salud- insistió la mujer, al momento en que encontraron un lugar donde tomar asiento. No esperó a que el otro respondiera, y giró su cuerpo en dirección a unos jóvenes que estaban en la cercanía, en disposición de atender los que le llamasen. Con un ademán instó a uno de ellos a que se acercase, el cual acató obedientemente y se hizo presente ante el íncubo y la nephele -Una taza de té de flor de loto, por favor- pidió con educación, seguido a ello volteó hacia Kayn, expectante de lo que el otro ordenaría. Mientras esperaba a su invitado, se acomodó a la mesa, colocando su chelo a un lado de su silla y sacudió un poco sus ropas del exceso de agua que se había acumulado en estas. La nota estaba resguardada en uno de los dobleces de su chale, por lo que la sacó y la colocó sobre la mesa, soplando un poco la misma como si aquello ocasionaría que la humedad de la misma fuese a cesar.
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kayn
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Donde hubo fuego...Cenizas quedan
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Post by kayn on Sept 5, 2017 0:43:43 GMT
Se dejó guiar por la joven la cual le empujaba de la espalda, se encaminaron bajo un toldo el cual ocultaba de la lluvia a unas mesas. — Es realmente muy amable de su parte, jovencita— Dijo sonriente y aceptando su invitación, vio cómo esta llamaba la atención de uno de los meseros y pedía su orden-.
— Sería tan amable de traerme una taza de café, por favor.— Ordenó muy amable el arcano y luego se dispuso a sentarse en la mesa donde se encontraba ya comoda la joven, se sentó frente a esta con elegancia misma, le miraba fijamente cómo está intentaba hacer que disminuyera la humedad de la misma. — Espero que no se haya dañado algún detalle de su carta, señorita...— Dijo aún expectante, sería una lástima que en el interior la humedad le haya afectado de alguna u otra forma al contenido de esta.
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Post by Viktoria Íriell on Sept 7, 2017 16:05:01 GMT
La mención de la carta la hizo acordarse de la incertidumbre que la plagaba con respecto el conocer el contenido de la misma. El sello de cera era indudablemente uno que conocía bien, uno que cernía dedos sobre las heridas de su alma, presionándose sin reparo en las frescura de dicho dolor. -No parece haberse excedido más allá del sobre, afortunadamente- sonrió, anteponiendo aquella cálida imagen hacia el íncubo. No era parte de sí dejar entrever sus aflicciones, y había perfeccionado durante mucho tiempo, de manera inconsciente mayormente, la habilidad de interiorizar las aflicciones y demostrar un semblante positivo ante todo.
-Creo que la leeré después- mencionó, dejándola en su lugar bajo el peso de unos mirvos que le colocó encima. -Sería descortés hacerlo ahora, además...- comentó, alzando la mirada para conectarse a la del contrario -Tengo más interés en conversarle, si me lo permite, por supuesto- confesó. Las bebidas aún no eran servidas y la dama, por naturaleza, sentía una curiosidad hacia todo y todos, lo cual la volvía muy amigable a la hora de tratar con desconocidos.
-¿Qué tal lo está tratando el festival?- preguntó con sinceridad -¿Algún propósito o sólo estaba de paso?- inquirió, tratando de no ser grosera. Únicamente quería sentar el fundamento de un dialogo, y así entretener al otro.
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