Súplicas al amanecer (0/1) (abierto)

El suave viento le hacía compañía, moviendo traviesamente su mapa, doblando las zonas que no eran sujetadas por los delicados dedos de la mujer, suspiro, alzando la mirada, estaba algo perdida, pero perderse siempre era bueno, así había conocido muchas cosas curiosidad, y también a algunas personas, decidió guardar el trozo de papel y seguir solo con sus instintos, llevaba toda la noche caminando pero no estaba cansada, por el contrario, se había detenido varias veces a dibujar algo en las sombras, o con compañía de la luz lunar, pero cuando había entrado en esa zona la luz se había alejado, y sin embargo la belleza y serenidad persistían, se sintió cómoda, relajada, en una extraña paz que no tenía hace décadas; Paso suavemente sus dedos por las hojas que estaban a su lado, moviendo aquellas cortinas verdes en una especie de danza, podía sentir la textura de estas, la humedad de la mañana, el frio incluso que acompañaba la suave brisa, ella amaba a esa clase de árboles, eran los que crecían cerca de su tembló, y le traían muy buenos recuerdos de su juventud, cuando era inocente, y la bondad del mundo seguía siendo más que su oscuridad, se acercó a un tronco, pasando por entre las ramas que le hicieron ligeras cosquillas en el rostro, toco con suavidad la corteza del sauce, con una sonrisa nostálgica, acaricio suavemente la zona que tocaba – te hubiera encantado este lugar…- Susurro muy bajo a la nada, con la imagen de su esposo en mente, su sonrisa entusiasta, alegre, y sus ojos llenos de vida


Un murmullo llego hasta sus oídos, sacándola de su ensoñación, se limpió el rostro, unas cuantas lagrimas se habían escapado por estos cuando se sumergió en sus recuerdos, respiro profundo para volver a caminar, acomodando su fiel mochila de viaje y guiándose por los sonidos, el lugar había estado tan silencioso que aquel murmullo resaltaba para ella, no era algo del bosque, quizás se encontraría con un arcano en ese lugar, podría compartir un desayuno con el sí tenía suerte y esta persona deseaba compartir un momento, esperaba no interrumpir la intimidad de nadie, no sería la primera vez que lo hacía, todo tenía un contraste en la vida. Camino a paso suave, quitando las ramas que se interponían en su camino con la mayor delicadeza posible. Por fin había llegado a su destino, retiro con cuidado las ultimas ramas y observo maravillada el lugar, simplemente hermoso, tenía definitivamente que dibujarlo, hablar sobre él en su diario, respiro profundo, disfrutando de esa brisa fresca, se fijó también que había alguien ya en ese lugar, junto al manantial, decidió acercarse, quizás era alguien de esa zona y podría escuchar nuevas historias


Volvió a andar, esta vez a un paso más lento, para permitirse mirar con mejor detalle los alrededores, la paz se podía sentir en ese lugar, y Lumina se sentía por completo a gusto, necesitaba encontrar algo así, algo que pudiera por algunos momentos, calmar el dolor y la agonía que sufría su alma por los últimos dos años, pero no quería pensar nada de eso, solo quería meditar, aprovechar que los suaves rayos del sol habían tocado su rostro, le gustaba esa luz de la mañana, como si un día nuevo pudiera cambiar, como si esa luz le llenara de energía, a pesar de no haber dormido en toda la noche, no tenía problemas en no dormir, pero cuando lo hacía por mucho tiempo le generaba problemas, pues su sueño se volvía muy pesado y según decía su esposo, roncaba como un oso, sonrió al recordar eso, preguntándose si por eso la primera vez que acampo en aquel bosque ese enorme animal se le había acercado y servido de abrigo. Se detuvo a una distancia prudente del arcano, que seguía con su vista fija en el agua, no podía distinguir su rostro desde esa vista – Buenos días – La voz de la mujer acompaño ese ambiente tranquilo, era una voz suave, melodiosa – espero no haber interrumpido algo… -Hablo tomando con fuerza los brazos de la mochila, esperando no ser rechazada, pues realmente quería estar allí, aunque había algo en esa silueta que se le hacía conocida ¿Quizás ya le había visto antes? Entrecerró ligeramente los ojos, intentando relacionarla, lo tenia en la punta de la lengua, pero no espero una respuesta para averiguarlo; dio unos pasos hacia un lado, suavemente, para ver el perfil de esa persona y se sorprendió al ver a la muchacha que había conocido durante el festival, una de las últimas noches de este – Alex, eres tu – La sorpresa de la mujer paso a ser alegría, no pensaba volver a verla tan pronto
, pero era una grata sorpresa el que el destino la hiciera cruzarse de nuevo con la niña

Sonrió con ternura al ver a la joven poner ese rostro, le causaba gran ternura, pues a sus ojos la muchacha no era más que una niña, a comienzos de la etapa de la adolescencia, dejo que se acercara, no tenía problema con eso, no era la primera vez que le pasaba, solo enancho su sonrisa, esperando que la joven que ahora podía descifrar seguramente sería una licántropo terminara su inspección, obteniendo una hermosa sonrisa luego de esto, Lumina correspondió su gesto, sintiéndose aliviada de que fuera algún conocido, vio al ave volver, posándose en el hombro de la muchacha y dejando caer lo que Lumina creyó que eran algún tipo de mora local, no pudo evitar soltar una risa al escuchar a la joven alegremente compararla con su lechuza antes de frotarse con el animal en una muestra de cariño inocente, se sintió extraña y cubrió su boca con vergüenza, se había relajado tanto que simplemente se había reído de forma natural, quizás ahora la chica la miraría extraño, pues su risa solo se asemejaba al sonido de un cerdo, era vergonzosa, ridícula incluso para alguien como ella, pero no podía dejar que su error arruinara la oportunidad de convivir un poco más con la jovencita


-Me alaga que compares mis alas con las de adonis, aunque creo que las suyas son mucho más hermosas – Admitió, con un leve deje de tristeza que solo duro apenas unos segundos, luego de tantos años, creía que sus alas ya no tenían ese brillo y gloria de sus años mozos, el dolor, la penuria y la muerte habían ido destruyendo poco a poco la imagen que Lumina tenía de sí misma – Puedo ver que Adonis trajo un bocadillo para comer… ¿Desean compartir un desayuno conmigo? – Ofreció, esperando que aceptaran mientras ella se agachaba en el piso, quitándose antes la enorme mochila para sacar de a dentro unas manzanas, la verdad era que traía bastante alimento dentro de la mochila, pues había pensado seriamente que se perdería un par de días antes de llegar al manantial del que tanto había escuchado al volver del festival

Lumina no podía ocultar la ternura que le causaba la joven a su lado, en especial ahora que aquellas bonitas orejas habían aparecido en la cabeza le Alex, marcando sus acciones y gestos, termino de sacar la comida de su mochila, acomodándola en un trozo de tela bastante grande, que servía como mantel, habían unas cuantas manzanas, pan que aún estaba blando y fresco, unas bayas de un bonito color morado, redondas y pequeñas, un paquete de galletas que aún se mantenían en su mayoría completas, nueces, un pequeño tarro de miel y una cantimplora con agua, se podía ver que eran raciones para varios días de viaje, Lumina a veces comía demasiado, o se perdía en alguna vuelta que había tomado mal, podía hacer mapas, sabía hacer mapas, pero caminar y utilizarlos era diferente a su parecer, aunque bien sabía que eso era una excusa para su ligera torpeza, mejor dicho distracción con las cosas tan hermosas que se encontraba en el camino y que hacían que se desviara del camino – bueno, pueden comer lo que quieran, hay bastante comida así que siéntanse a gusto- sonrió con amabilidad, levantando su mano suavemente para acariciar la cabeza de la muchacha


La mujer de blancos cabellos tomo solamente un pan, no sentía mucha hambre a esa hora, mas era el deseo de tomar algo de té, pero debía esperar al lugar indicado, no podía simplemente encender el fuego en cualquier lugar y más importante aún, no traía el equipo para eso, pues no iba a cualquier lugar, por lo que había escuchado, este era un lugar sagrado que no se atrevería jamás a profanar de esa forma, él te podía esperar; Partió suavemente el pan para dejar pequeños trozos más pequeños, así la lechuza no tendría problemas en comer, dejo los trozos en una esquina junto a Alex, para que el ave se acercara comer si era su gusto – Ten adonis, espero que te guste – le sonrió al ave, esperando que aceptara su gesto, aunque no estaba segura de que esa fuera la mejor opción, pero por lo que había visto durante el festival, la hermosa lechuza comía toda clase de alimentos. Miro de reojo a Alex comer, y sonrió de una forma más traviesa, aguantando la risa; Sin que la muchacha se diera cuenta, las enormes alas de la mujer aparecieron en su espalda y una de las superiores, la que estaba junto a la muchacha, se curvo de tal forma que con la punta de la más larga, le hizo una ligera cosquilla en la nariz de la chica, las alas inferiores solo tocaban suavemente el césped, y las que estaba dañas se habían ocultado en la espalda de la mujer en cuanto salieron, aun eran pequeñas y el dolor que le generaban a la arconte era bastante, por eso evitaba que tuvieran cualquier tipo de contacto – creo que si son algo largas… aunque yo soy una mujer muy alta, si adonis fuera alto, sus alas seguramente serian tanto o más grandes que las mías – soltó una risita contenida, más normal, con ternura, realmente disfrutaba de esa paz, y de compartir aquel grato momento con la joven dama a su lado

El corazón de la arconte tembló, al ver como aquellas lagrimas caían por las mejillas de la menor mientras comía, para después volver a sonreír ante su broma, su juego, sintió la caricia de aquellas pequeñas manos en su plumaje, ni siquiera lo pensó, de haberlo pensado un poco más… De seguro lo hubiera hecho de todas formas, estiro sus brazos, posando con delicadeza sus manos en las mejillas ajenas, le gustaba la textura del rostro de la niña, paso suavemente sus dedos, limpiando los rastros de lágrimas que allí quedaban, y se acercó lo suficiente para depositar un suave beso en su frente, abrazándola con suavidad, en volviéndola incluso con aquellas enormes alas, pero sin aprisionarla, ni impedirle que pudiera seguir comiendo que por lo que había podido observar, la pequeña de hebras doradas tenía bastante apetito, acaricio los cabellos de la chica, unos segundos, le había enternecido tanto ver aquello, no debía, sabía que no debía ser así, pero no podía evitar sentirse conmovida por tantas cosas, tan contradictorio, todo a veces era así, debía disculparse, debía soltarla, seguía siendo una desconocida, seguía siendo solo otra mujer más… pero no quería soltar a esa bella criatura, ver esa inocencia, esa felicidad simplemente le hacía encariñarse a cada momento con la pequeña , trago saliva, soltando poco a poco aquel cálido afecto – Yo Alex… lo siento, no debería haber…- no sabía cómo disculparse la verdad, hacia tanto tiempo que no abrazaba a alguien, hacia tanto tiempo que no tenía un contacto de esa manera que simplemente la nostalgia la invadió


Decidió mirar a otro lado, dejando caer sus alas al suelo, junto a la niña y su compañero, para comer algo también, a pesar de que poco iba a comer, con aquel enorme nudo en su garganta, solo tomo la cantimplora para beber un poco de agua, esperando con eso quitarse aquella sensación cerrada en su cuello, y en su pecho, suspiro suavemente, metiéndose un pan en la boca y masticándolo con energía, degustándolo, estaba bastante bueno, no recordaba exactamente donde lo había comprado – realmente este pan esta rico… ¿no crees?- pregunto con suavidad, partiendo nuevamente más pan para dejarle a la lechuza, aunque aún le quedara bastante al animalito – y… ¿vives por aquí cerca? – intentaba decir algo, desviar su propia mente, aunque ya no sabía si luego de aquel acto impulsivo ella querría seguir interactuando, de ser así se iría, obviamente le dejaría la comida, a la pequeña parecía gustarle y así también tendría para bastante tiempo, en caso de que estuviera viajando