Post by Xhial Nalphalem on Aug 11, 2017 17:02:22 GMT
Eran tantos los factores en contra en esos tiempos que incluso ahora mismo, no se como sobreviví a todos ellos, no recuerdo exactamente cuantos días, o semanas incluso pase sin comer, porque no tenia dinero o los recursos para hacerlo, sin dormir, por el miedo a que alguien acabara con mi vida mientras lo hacia. Vagaba por las amplias calles de aquel pueblo en Sevilla con tan solo unos 10 años, casi rogándole a la gente que me diera algo de su caridad, comida, dinero, incluso algo de ropa limpia, era patético, sin duda, y lo único que recibía eran las miradas de burla o desprecio de la gente que tenia sus cosas para poder vivir el día a día. Lo único material que tenia, era un colgante que al parecer, fue dejado por los padres que jamas conocí, no tenia gran valor, de hecho ni siquiera se le podía llamar una ''joya'' como tal, pero lo que si tenia, era dos palabras talladas en el, ''Xhial Nalphalem''. Me tomo tiempo descifrarlo, pero al final, me di cuenta que ese era mi nombre, al fin tenia uno, aunque no me gustara del todo, y posteriormente, vendí aquel colgante por unas miseras monedas, pero algo era algo. Hubo momentos en los que incluso comía las sobras del suelo para poder tener algo en el estomago, para luego correr a ocultarme en uno de los muchos callejones del pueblo, llorando, preguntándome, ¿Porque no tenia padres o alguien que cuidara de mi como los demás niños? Incluso ellos se negaban a jugar conmigo por las pobres ropas que llevaba, y ademas, por mi apariencia, aquellos malditos rasgos que para todos eran considerados demoníacos por las creencias impuestas por la Iglesia.
Al cabo de algunos años, me di cuenta que no podía contar con nadie, tan solo era yo contra el mundo, y decidí no volver a rogarle a nadie, que conseguiría mis propias cosas, por la razón, o la fuerza. Empece de a poco, escabulliéndome en los mercados, robando algunas frutas para poder comer algo, algunas veces lograba escaparme y lograba disfrutar de aquellas comidas que conseguía saquear, pero otras y la mayoría de las veces, me atrapaban, me golpeaban, y me dejaban ahí, tirado en el mismo callejón de siempre, luego de las golpizas que recibía por robar. Aveces sucedía que lograba escaparme con botines un poco más contundentes, ya sea algo de dinero que encontraba por casualidad, o una mayor cantidad de comida, pero lo que no sabia era que estaba en el ojo de varios bandidos experimentados que, al parecer, les molestaba tener ''competencia''. La primera vez, estaba feliz por lo que había conseguido, tenia para sobrevivir algunos días mas con comida, incluso podría comprarme algo para el frio con el poco dinero que había conseguido, pero en eso, escucho pasos, ni siquiera alcance a voltearme a mirar de quien se trataba cuando mi rostro ya se encontraba en el suelo, con mi nuca siendo pisada por un sujeto.
- Que tenemos aquí... es el pequeño Demonio... ¿Quitándonos el trabajo, eh...? Hehehe...-Esa risa era claramente una forzada, no estaban felices, los acompañantes simplemente se rieron con el, tenia miedo, mucho miedo, no sabia que iban a hacerme.- O-oigan... yo solo quería c-co-... AGH!! .-No pude terminar de hablar cuando uno de ellos golpeo mi espalda con un palo bastante grande, al punto de que el dolor persistió bastante rato luego del golpe, y tan solo me dejaron ahí, llevándose lo que había conseguido durante todo ese día, en tan solo unos minutos. Me sentía frustrado, lloraba, sintiéndome débil, con hambre, tan solo quería quedarme ahí y no volver a levantarme, pero no quería morir, no aun.
Pasaron los días, me costo recuperarme luego del golpe, pero al final, volví a intentar ir al mercado en busca de algo para poder comer, tenia mucha hambre, al punto de que el dolor de hacia insoportable, pero tuve una buena oportunidad, logre robar una bolsa de pan recién hecho, y unas cuantas carnes, con un poco de suerte, encontraría algo con que hacer fuego y podría compensar aquellos días sin comer con ello, pero cuando iba a intentarlo, ellos volvieron, en el mismo callejón. Mis piernas temblaron, mi cuerpo no se movía y mi expresión de terror pareciera que los incitaba más aun, y de la nada, recibí un golpe en la cara de uno de ellos, arrojándome al suelo.
- Que amable de tu parte... ¡Nos trajiste la cena! Hahahaha...- No quería volver a darles mi comida, sabia que si no comía pronto ya no podría ni levantarme. Aun en el suelo, los mire, mi respiración estaba agitada, por el golpe y por el hambre.- No... por favor, tengo hambre... dejen...!!!.- Una patada, eso fue lo que recibí, una patada en el rostro por parte del líder de aquella banda, la sangre salia por la comisura de mi labio, al igual que las lagrimas caían por mis mejillas.- ¿Dejarte? ... Tu te lo buscaste...! .-Otra patada, esta vez en mi estomago, mezclando el dolor del golpe con el del hambre que sentía, al punto de casi no poder respirar, escuchando las risas, viendo como la gente que pasaba por fuera del callejón ignoraba el hecho de que un grupo de hombres altos, adultos, maltrataban a un niño que lo único que quería era poder comer algo, y nuevamente, perdí todo lo que había conseguido. Una vez se fueron, me arrastre fuera del callejón, rogando por ayuda, con las lagrimas cayendo de mis ojos para que alguien se apiadara de mi, pero nadie lo hizo, absolutamente nadie, solo recibía sus miradas, de pena y burla, y a la par de ello, algo crecía en mi interior, ira.
Nuevamente pasaron días, comiendo solo sobras del suelo, antes de volver a aquel mercado para intentar conseguir comida, pero esta vez, iba por algo más. Cuando logre conseguir una bolsa de frutas, robe algo extra de uno de los puestos, un cuchillo, el cual oculte entre mi ropa, sabia que ellos irían, sabia que se presentaría a tratar de quitarme todo, pero esa vez seria diferente, vaya que lo seria. Llegue al callejón, sosteniendo el saco entre mis manos, cuando escuche aquellos pasos lentos y fuertes, volteándome a verlos, aquella expresión en el rostro de aquel chico de tan solo 15 años había cambiado, ya no era esa imagen lastimera que solo sabia dar explicaciones y disculpas, no, ahora era la de alguien que no mostraría piedad ni aunque le rogaran por ella.- Nos trajiste poco botín esta vez... Demonio... ¿Uh...? ¿Que es esa mirada? ... ¿Acaso quieres retarnos...? Hahahaha ¿¡VEN ESO!? El pequeño Demonio quiere reta...!.-Mientras el líder de esos bandidos hablaba, lentamente me acerque, y clave aquel cuchillo que había robado en la boca de su estomago, el sujeto se quedo paralizado, viendo como la sangre corría y a la vez salpicaba en parte de mi rostro y cabello, y cuando iba a reaccionar para darme un golpe, rasgue parte de su abdomen con el arma. El tipo cayo al suelo, la sangre salia por su boca, y comenzaba a ahogarse con su propia sangre, casi rogando porque ello no fuera más que un mal sueño. Los individuos que lo acompañaban miraron con terror como su líder moría lenta y dolorosamente, para posteriormente mirandome con ira y odio, y atacarme con lo que tenían. Cuando todo termino, no podía contar la cantidad de cortes, golpes y lesiones que tenia en mi cuerpo, pero todo se había compensado para mi, viendo los cadáveres de los sujetos, la sangre en mi rostro, mis manos, mi cabello y mi cuerpo, por fin me había vengado, había tenido el valor para actuar por mi cuenta, a pesar de la barbaridad que había hecho. Corrí lejos del callejón, escapando de mi crimen, con el saco en mi mano y el cuchillo en la otra, sintiéndome ... bien conmigo mismo, y al cabo de correr un buen rato, logre ocultarme en una vieja casa que estaba abandonada, nadie entraba o ocupaba aquella casa porque decían que perteneció a una bruja que estaba en contra de su Dios, era el lugar perfecto para ocultarme.
Así pasaron mis días en aquel pueblo, luchando, robando, todo lo necesario para sobrevivir a las duras calles de ese lugar, no podría contar la cantidad de peleas callejeras en las que estuve involucrado tan solo por unas cuantas monedas, recibiendo heridas, golpes, las cuales lograba tratar con una que otra venda que robaba, aprendí a sobrevivir por mi cuenta, de distintas maneras, al punto de que me aprendí todas las rutas de escape del pueblo a la simple edad de 16 años. Lentamente comencé a juntar el dinero que robaba, pude comprarme algo de ropa, mantas para poder descansar en aquel lugar abandonado, pero no podía evitar querer una vida distinta, me había vuelto uno más del montón, uno de esos miles de maleantes que solo sabían lastimar y robar, ¿Que iba a ser de mi si seguía así? Entonces lo decidí, cuando cumplí los 17 años, tome los pocos ahorros que me quedaban, y me fui de aquel pueblo, para buscar algo mejor para mi mismo, aunque mis manos estuvieran manchadas con la sangre de tantas personas. Vague por los múltiples valles, trabaje rompiéndome el lomo en una granja, haciendo muchos trabajos para los dueños, por tan solo unas pocas monedas diarias, pero todo eso, aunque fuera un pago miserable, lo guardaba, comiendo una vez al día, pero era mejor que tan solo robar y pelear, ni siquiera podía contar todas las heridas y cicatrices que mi cuerpo tenia por todas las peleas que tuve en tan solo unos años. Cuando por fin ahorre una cantidad decente pude comprar una pequeña casa en uno de los pueblos cercanos, me sentí feliz, orgulloso de mi mismo, pero, lamentablemente, lo que ni siquiera me imaginaba, es que en aquel pueblo ''Bendecido por Dios'', mi vida... cambiaría para siempre.
Al cabo de algunos años, me di cuenta que no podía contar con nadie, tan solo era yo contra el mundo, y decidí no volver a rogarle a nadie, que conseguiría mis propias cosas, por la razón, o la fuerza. Empece de a poco, escabulliéndome en los mercados, robando algunas frutas para poder comer algo, algunas veces lograba escaparme y lograba disfrutar de aquellas comidas que conseguía saquear, pero otras y la mayoría de las veces, me atrapaban, me golpeaban, y me dejaban ahí, tirado en el mismo callejón de siempre, luego de las golpizas que recibía por robar. Aveces sucedía que lograba escaparme con botines un poco más contundentes, ya sea algo de dinero que encontraba por casualidad, o una mayor cantidad de comida, pero lo que no sabia era que estaba en el ojo de varios bandidos experimentados que, al parecer, les molestaba tener ''competencia''. La primera vez, estaba feliz por lo que había conseguido, tenia para sobrevivir algunos días mas con comida, incluso podría comprarme algo para el frio con el poco dinero que había conseguido, pero en eso, escucho pasos, ni siquiera alcance a voltearme a mirar de quien se trataba cuando mi rostro ya se encontraba en el suelo, con mi nuca siendo pisada por un sujeto.
- Que tenemos aquí... es el pequeño Demonio... ¿Quitándonos el trabajo, eh...? Hehehe...-Esa risa era claramente una forzada, no estaban felices, los acompañantes simplemente se rieron con el, tenia miedo, mucho miedo, no sabia que iban a hacerme.- O-oigan... yo solo quería c-co-... AGH!! .-No pude terminar de hablar cuando uno de ellos golpeo mi espalda con un palo bastante grande, al punto de que el dolor persistió bastante rato luego del golpe, y tan solo me dejaron ahí, llevándose lo que había conseguido durante todo ese día, en tan solo unos minutos. Me sentía frustrado, lloraba, sintiéndome débil, con hambre, tan solo quería quedarme ahí y no volver a levantarme, pero no quería morir, no aun.
Pasaron los días, me costo recuperarme luego del golpe, pero al final, volví a intentar ir al mercado en busca de algo para poder comer, tenia mucha hambre, al punto de que el dolor de hacia insoportable, pero tuve una buena oportunidad, logre robar una bolsa de pan recién hecho, y unas cuantas carnes, con un poco de suerte, encontraría algo con que hacer fuego y podría compensar aquellos días sin comer con ello, pero cuando iba a intentarlo, ellos volvieron, en el mismo callejón. Mis piernas temblaron, mi cuerpo no se movía y mi expresión de terror pareciera que los incitaba más aun, y de la nada, recibí un golpe en la cara de uno de ellos, arrojándome al suelo.
- Que amable de tu parte... ¡Nos trajiste la cena! Hahahaha...- No quería volver a darles mi comida, sabia que si no comía pronto ya no podría ni levantarme. Aun en el suelo, los mire, mi respiración estaba agitada, por el golpe y por el hambre.- No... por favor, tengo hambre... dejen...!!!.- Una patada, eso fue lo que recibí, una patada en el rostro por parte del líder de aquella banda, la sangre salia por la comisura de mi labio, al igual que las lagrimas caían por mis mejillas.- ¿Dejarte? ... Tu te lo buscaste...! .-Otra patada, esta vez en mi estomago, mezclando el dolor del golpe con el del hambre que sentía, al punto de casi no poder respirar, escuchando las risas, viendo como la gente que pasaba por fuera del callejón ignoraba el hecho de que un grupo de hombres altos, adultos, maltrataban a un niño que lo único que quería era poder comer algo, y nuevamente, perdí todo lo que había conseguido. Una vez se fueron, me arrastre fuera del callejón, rogando por ayuda, con las lagrimas cayendo de mis ojos para que alguien se apiadara de mi, pero nadie lo hizo, absolutamente nadie, solo recibía sus miradas, de pena y burla, y a la par de ello, algo crecía en mi interior, ira.
Nuevamente pasaron días, comiendo solo sobras del suelo, antes de volver a aquel mercado para intentar conseguir comida, pero esta vez, iba por algo más. Cuando logre conseguir una bolsa de frutas, robe algo extra de uno de los puestos, un cuchillo, el cual oculte entre mi ropa, sabia que ellos irían, sabia que se presentaría a tratar de quitarme todo, pero esa vez seria diferente, vaya que lo seria. Llegue al callejón, sosteniendo el saco entre mis manos, cuando escuche aquellos pasos lentos y fuertes, volteándome a verlos, aquella expresión en el rostro de aquel chico de tan solo 15 años había cambiado, ya no era esa imagen lastimera que solo sabia dar explicaciones y disculpas, no, ahora era la de alguien que no mostraría piedad ni aunque le rogaran por ella.- Nos trajiste poco botín esta vez... Demonio... ¿Uh...? ¿Que es esa mirada? ... ¿Acaso quieres retarnos...? Hahahaha ¿¡VEN ESO!? El pequeño Demonio quiere reta...!.-Mientras el líder de esos bandidos hablaba, lentamente me acerque, y clave aquel cuchillo que había robado en la boca de su estomago, el sujeto se quedo paralizado, viendo como la sangre corría y a la vez salpicaba en parte de mi rostro y cabello, y cuando iba a reaccionar para darme un golpe, rasgue parte de su abdomen con el arma. El tipo cayo al suelo, la sangre salia por su boca, y comenzaba a ahogarse con su propia sangre, casi rogando porque ello no fuera más que un mal sueño. Los individuos que lo acompañaban miraron con terror como su líder moría lenta y dolorosamente, para posteriormente mirandome con ira y odio, y atacarme con lo que tenían. Cuando todo termino, no podía contar la cantidad de cortes, golpes y lesiones que tenia en mi cuerpo, pero todo se había compensado para mi, viendo los cadáveres de los sujetos, la sangre en mi rostro, mis manos, mi cabello y mi cuerpo, por fin me había vengado, había tenido el valor para actuar por mi cuenta, a pesar de la barbaridad que había hecho. Corrí lejos del callejón, escapando de mi crimen, con el saco en mi mano y el cuchillo en la otra, sintiéndome ... bien conmigo mismo, y al cabo de correr un buen rato, logre ocultarme en una vieja casa que estaba abandonada, nadie entraba o ocupaba aquella casa porque decían que perteneció a una bruja que estaba en contra de su Dios, era el lugar perfecto para ocultarme.
Así pasaron mis días en aquel pueblo, luchando, robando, todo lo necesario para sobrevivir a las duras calles de ese lugar, no podría contar la cantidad de peleas callejeras en las que estuve involucrado tan solo por unas cuantas monedas, recibiendo heridas, golpes, las cuales lograba tratar con una que otra venda que robaba, aprendí a sobrevivir por mi cuenta, de distintas maneras, al punto de que me aprendí todas las rutas de escape del pueblo a la simple edad de 16 años. Lentamente comencé a juntar el dinero que robaba, pude comprarme algo de ropa, mantas para poder descansar en aquel lugar abandonado, pero no podía evitar querer una vida distinta, me había vuelto uno más del montón, uno de esos miles de maleantes que solo sabían lastimar y robar, ¿Que iba a ser de mi si seguía así? Entonces lo decidí, cuando cumplí los 17 años, tome los pocos ahorros que me quedaban, y me fui de aquel pueblo, para buscar algo mejor para mi mismo, aunque mis manos estuvieran manchadas con la sangre de tantas personas. Vague por los múltiples valles, trabaje rompiéndome el lomo en una granja, haciendo muchos trabajos para los dueños, por tan solo unas pocas monedas diarias, pero todo eso, aunque fuera un pago miserable, lo guardaba, comiendo una vez al día, pero era mejor que tan solo robar y pelear, ni siquiera podía contar todas las heridas y cicatrices que mi cuerpo tenia por todas las peleas que tuve en tan solo unos años. Cuando por fin ahorre una cantidad decente pude comprar una pequeña casa en uno de los pueblos cercanos, me sentí feliz, orgulloso de mi mismo, pero, lamentablemente, lo que ni siquiera me imaginaba, es que en aquel pueblo ''Bendecido por Dios'', mi vida... cambiaría para siempre.