Aun Queda Esperanza (Privado) (Zaniah - Alexander)

-¿Arconte?- Alex lado la cabeza y adonis hizo lo mismo, poco o casi nada sabia de las razas arcanas de Mirovia, pero aquel nombre le resultaba un tanto familiar. Quizas en algun libro que leyó hacia muchos años o en alguna historia que escucho sin querer pero rápidamente asocio la raza de la chica con alas y eso la entusiasmo de repente -¿Entonces tienes alas?- pregunto curiosa la chica sin perder de vista a Zaniah

-Creo que tus ojitos no funcionan bien- bajo sus orejas demostrando cierta preocupación por la contraria -Soy un licántropo- dijo casi orgullosa -Tengo orejas- las alzo de nueva cuenta -Tengo una cola- la movió de un lado al otro -Mis fauces- mostró los dientes como si estuviera a punto de atacar algo -Todo el paquete incluido- siguió caminando moviendo su cabeza, alegre y con el mismo humor de siempre 

-WOOW- gritó entusiasmada al ver las orejas de la chica convertidas en pequeñas alas -¿OCHO?- dijo abriendo grande los ojos, giró su cabeza hasta entrelazar su mirada con la de adonis -Escuchaste eso Adonis, tiene ocho alas- el ave mostró su entusiasmo a la joven aleteando repetidamente y dando saltitos -Eso es genial- dijo volviendo su mirada a la chica. Quizás era el amor que tenía por Adonis pero las aves era algo que amaba y las alas de estas la volvían loca, admirarlas y sentir lo suave de las plumas remontaba a la rubia a su infancia, si bien una etapa algo nostálgica pero al final de cuentas la más feliz que tuvo. 

Siguió caminando ladeando su cabeza por el buen humor que Zaniah había despertado en ella -Mi papá era algo gruñón- recordó las noches de luna llena junto a Balzak, como a pesar de convertirse ambos en máquinas listas para matar, el nunca le hizo daño y siempre parecía controlarse mejor que otros lobos ante la situación. Sin darse cuenta habían salido del bosque, sus grandes patas ya no sentían tierra debajo de ellas, si no sólido concreto como las calles de la ciudadela -¿Una mansión? ¿Son ricos entonces?- era relativamente fácil impresionar a la chica y algo que podía dejarla con la boca abierta eran las grandes estructuras. 

Decidió quedarse callada en lo que restaba del camino, pues como Zaniah ya había dicho, estaban cerca. No sabia realmente como sentirse, como reaccionar ante ellos, ¿Que debía decir? ¿Que debía hacer? varias preguntas de la misma índole comenzaron a atormentarle la mente mientras caminaba cada vez más despacio.

Zaniah le grito y de inmediato sus orejas se levantaron, a la distancia podía ver una gran estructura como la que la chica había descrito, quizás no era el lugar pero su cuerpo ya estaba lleno de ansias. Corrió lo más rápido que pudo, dejando detrás al pequeño zorrito que hasta ahora había fungido como su guía,  aquella mansión estaba cada vez más cerca de ella, solo era cuestión de seguir al mismo ritmo y no tardaría más de unos cuantos segundos.

Llegó, por fin llegó hasta las puertas de aquella gran y lúgubre casa, con la respiración agitada y el corazón a mil por hora, tragó saliva sin saber muy bien que hacer ahora.

Aun de pie frente a aquellas enormes puertas, giró su cabeza observando a la chica -¿No se supone que nos estaban esperando?- eso era lo que Zaniah habia dicho, asi que no debería de haber ningún problema en que los dejaran pasar. Aun así no se sentía preparada, no había modo de saber si sus incógnitas serian respondidas o no, si recibiría la respuesta positiva que tanto había estado esperando.

En su mente infantil todo iba a volver a ser como antes, encontraría a sus padres y tendrían una larga y hermosa vida, pero no había pensado las cosas con calma, ahora estaba enfrente de la verdad y tenía mucho mucho miedo. Sacudió su cabeza enérgicamente, no podía seguir parada sin hacer absolutamente nada, esperando que todo llegara a ella sin mover un solo dedo, su cuerpo comenzo a cambiar, dandole paso a la forma sellada de la rubia, completamente desnuda y sin ningún tipo de pudor golpeó la puerta con fuerza repetidamente. 

Debido a su boba e incluso tierna mente infantil, Alex simplemente se quedó parada mirando la puerta, jugando con sus dedos y ladeando la cabeza como si estuviera siguiendo el ritmo de alguna melodía. Los reclamos de su guía no eran escuchados ni por asomo, bueno mas que nada no eran tomados del todo en serio, así era la rubia de despreocupada y casual, aquello podía hacer enojar a muchos pero eso poco le importaba.

Se vio envuelta en aquella capa y fue ahí cuando giro la cabeza, topándose ya no con un pequeño zorrito si no con una joven de cabellos naranja y ojos bicolor, Alex simplemente sonrió al verla a ella y sus largas orejas aladas -Cuando me transformo en lobo no- llevó un dedo hacia sus labios dándose golpecitos repetidamente -Usualmente adonis se hace cargo de mi ropa- volteo a todos buscando a su amigo emplumado que no se veía por ninguna parte, supuso que en algún momento del viaje había regresado por las prendas de la joven.

Los minutos pasaban y todo alrededor de ellas y aquella mansión era silencio, a lo lejos se podían escuchar un par de pasos que no se divisaban muy bien de que dirección venían. La puerta se abrió, dejando ver a una mujer de gran tamaño y piel morena vestida de manera muy formal, su rostro no era el mas amigable de todos y tampoco hacía ningún esfuerzo por serlo -¿Que es lo que quieren?- su voz tosca hizo eco en la misma mansión. Las orejas puntiagudas de Alex volvieron a aparecer y de inmediato bajaron lo más que pudo, dando a entender lo incomoda y amenazada que se sentía, tanto así que se refugió detrás de Zaniah. 

Aquella mujer las miro de pies a cabeza, frunciendo el ceño e incluso haciendo mueca de asco -Adelante- la puerta se abrió aún más para dejarlas pasar y Alex no perdió oportunidad, caminando delante de la arconte y dejándola atrás. La rubia observaba cada parte del lugar con un brillo en los ojos, era demasiado grande y ostentoso, tanto como para acaparar su completa atención. Tocaba las paredes, cuadros y algunos cuadros colgados a lo largo y ancho de aquel pasillo generando un obvio disgusto en la mujer que las había recibido

-El amo Santori tuvo que salir de imprevisto- dijo calmada entrelazando los dedos y colocando sus manos a la altura de su abdomen -Sin embargo estaba al tanto de la llegada de ambas- la puerta se cerro detras de ellas con un ligero estruendo -Fue muy específico: "Zaniah Neshmet se presentará dentro de poco junto con otra persona"- comenzo a caminar esperando que ambas mujeres la siguieran -"Instala a ambos correctamente, puede que tarde más de lo planeado"- repitió exactamente las palabras de su amo, deteniéndose enfrente de ambas en la misma posición -Sus cuartos están listos- extendió su brazo hacia unas largas escaleras, indicando hacia donde debían ir. Al escuchar esto Alex se paralizó volviendo a esconderse detrás de su guía

Alex sonrió ligeramente al escuchar las palabras de Zaniah, a pesar de no tener ningún tipo de acuerdo con ella o algo por el estilo, estaba siendo muy gentil y eso solo creaba cierta culpabilidad en la joven. Al ver que ninguna de las dos chicas se movía, la mujer rodó los ojos y comenzo a subir las escaleras -Por aqui porfavor- el recorrido no era tan largo, solo deben subir para encontrarse con otro largo pasillo lleno de puertas a cada lado. 

La rubia tomo la mano de la arconte y comenzo a caminar siguiendo a aquella mujer, deteniéndose justo en la tercera puerta a la derecha indicada por la morena -Por lo que resta de su estancia esta será su habitación- la puerta se abrió dejando ver dos pares de camas, una ventana bloqueada por ladrillos y una puerta justo en la esquina de la habitación -Pueden usar las camas que quieran- volvió a entrelazar sus dedos -El desayuno se sirve a las 9, pero sugiero que bajen antes pues los jóvenes lo devoran casi todo- explicó con una leve sonrisa -agua caliente en el baño, cortesía de un hechizo- señaló la puerta -y en breve traeré algo de ropa para ti- observo a alex de pies a cabeza.  La mujer dio media vuelta y comenzo a caminar lentamente hasta la salida de aquella habitación -Una última cosa- se detuvo en seco -Si vuelvo a escucharte decir Izark sin siquiera mencionar Lord, sir, amo o señor primero, te cortaré la lengua niña insolente- con esto dicho la mujer salió por la puerta, cerrándola detrás de ella.