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Post by Fauce del Norte on Aug 28, 2017 16:01:10 GMT
Ante el comentario de Diana, Fauce no pude evitar esbozar una sonrisa. A pesar de todo lo que estuviese en su contra, la mujer hallaba la manera de tranquilizarlo y hacer la situación más amena, aunque por dentro estuviese angustiada. La admiraba y junto a eso, la amaba como a ninguna otra cosa.
Nadie en todo el mundo les robaría esa paz, ya lo había jurado para si mismo y esperaba que Diana le creyese cuando se lo decía. En toda Mirovia no habría ser más temible que un padre enfurecido.
La noche siguió su curso, y juntos admiraron los fuegos artificiales que decoraron el cielo con decenas de hermosos colores. El recuerdo de Lysander se esfumó como la pólvora perdida entre el viento de aquellas explosiones.
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Diana
La Resistencia
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Post by Diana on Aug 28, 2017 19:30:56 GMT
Diana se encontraba ya más tranquila; la presión en su estómago era diminuta, apenas quedando como una angustia que la acompañaría de ahora en adelante pero se sentía segura de que afrontaría lo que fuese que viniera teniendo a Fauce a su lado. Sus rostros estaban siendo alumbrados por los colores de los fuegos artificiales que por un momento la hicieron olvidar dónde se encontraba.
Su mano se movió hasta tomar la de su pareja; la apretó con fuerza. No lo miraba, sus ojos aún capturaban la luz y los colores de aquél espectáculo. Se preguntaba si un momento así se repetiría, si la paz que por breves instantes sentía se haría lejana en algún momento. No lo sabía. Deseaba llenarse de ese instante, saborearlo hasta la última gota. Rozó los dedos que tantas caricias guardaban con los suyos, refugiándose en ellos por un poco más. -Se acerca una tormenta- dijo en un tono sereno. Había un gran peso en sus palabras, una oscuridad que se asomaba en el horizonte pero la mente de Diana estaba ya determinada en afrontarla a como diera lugar. Llevó la mano que tenía libre sobre su vientre, sobando suavemente mientras sentía pequeños golpecitos. Sonrió. Quería compartir aquello con él por lo que acercó la mano de Fauce sobre su cuerpo. Otra patada. Era el primer contacto directo entre padre e hijo.
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Post by Fauce del Norte on Sept 4, 2017 2:12:17 GMT
Tomó la mano de Diana con fuerza, asegurando entre sus dedos el bienestar de quien con tanto amor clamaba como suya. Los fuegos artificiales tronaron uno tras otro, iluminando el cielo de mil y un colores. Aquella era una escena que recordaría por siempre. De la impresión, hasta pudo sentir como su rostro gesticulaba una minúscula sonrisa. Mirovia era un lugar maravilloso, un lugar por el que quería luchar para Diana y para sus hijos.
Fauce dirigió su mirada a los ojos de Diana después de lo que había dicho, intentando descifrar sus palabras. No fué sino hasta que ella posó la mano del alfa sobre su vientre en el momento justo en el que uno de los bebés pataleó, lo cual lo sorprendió aún más que los fuegos artificiales. Lo entendía ahora. Diana se refería a sus hijos, y si, tenía toda la razón. Una tormenta se acercaba y era la más fuerte y estruendosa de todas.
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