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Post by Fauce del Norte on Aug 14, 2017 22:40:38 GMT
Vistiendo aquel atuendo que juró solamente usaría en una ocasión especial, Fauce del Norte se encaminó junto a Diana hacia aquel festival que tanto le había recordado e insistido en asistir. Fuese bajo en otras circunstancias, Fauce hubiese hecho caso omiso a las peticiones de la mujer, pues por varios años ya, se había negado a asistir a tal celebración puesto que, en el pasado, el bien creía que entre el y Diana no existía absolutamente nada. ¿Para qué subyugarse y arriesgarse a ser rechazado en público?
Sin embargo, el destino jugaba de maneras misteriosas y ahora, iba dándole el brazo a aquella mujer con la que jamás pensó tener como su pareja. Aunado a ello, la consumación de su amor había sido absoluta, trayendo dentro de su vientre el fruto de su unión.
Aunque su rostro fuese estoico y casi inexpresivo, jamás en la vida el alfa de la Tormenta Aullante se había sentido tan lleno de alegría. Tanta era su dicha, que había olvidado casi por completo los problemas entre la misma manada.
En este momento, se encontraban ambos atravesando la gran puerta de la Ciudadela, la cual estaba decorada con grandes guirnaldas y adornos florales para la ocasión. Ni siquiera en el bosque de las hadas se habían visto tantas flores reunidas.
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Diana
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Post by Diana on Aug 15, 2017 2:36:58 GMT
Por años el deseo de asistir al Festival se presentaba conforme los preparativos comenzaban. Infundado estaba ese deseo en gran parte por un intento de recobrar los recuerdos que tanta nostalgia llegaba a sentir de encontrarse a veces en la Ciudadela. Por supuesto que no había motivo alguno por el que deseara abandonar a la manada y menos ahora, pero era inevitable que casi siempre en sueños imágenes de su pasado le sembraran la semilla de la curiosidad.
Atrevesaron el umbral de la Ciudadela, caminando lado a lado, con los brazos enroscados ya en un gesto natural y propio de su recién descubierto amor. Al tenerlo a su lado se mostraba orgullosa y sonriente, no sólo de estar en compañía de un hombre al que amaba profundamente sino también por llevar dentro de su vientre la prueba más clara y hermosa de lo que había entre ellos. Sus hombros se encontraban cubiertos por una larga tela roja que la protegía del frío pero también hablaba por sí sola sobre el estado en el que se encontraba su corazón: ocupado y contento. El brillo de sus ojos por poco y supera los que adornaban su vestido, delicado, vaporoso y lo más importante, cómodo ahora que su vientre se encontraba abultando, acogiendo en ella lo que nunca creyó sería posible.
Miraba en varias direcciones, reconociendo a algunos arcanos y sólo sonreía, intentando no entablar mucho contacto con nadie aún. Pasearon por la calzada principal provocando que varias cabezas se giraran en su dirección. Ante muchos que no los conocían de vista, parecían dos nobles bendiciendo el evento con la gracia de su presencia. Diana reparó en la atención que recibían lo cual le hizo alzar la mirada para ver a Fauce. Sus facciones como siempre llegando a niveles de expresión casi nula pero siempre atractivas ante sus ojos (y seguramente que ante el de muchos otros). No era esto lo que tenía más peso en su corazón para sus sentimientos tan profundos pero no se quejaba en lo absoluto de tener a su lado a alguien que fuera tan gentil y agradable a su mirada.
Se soltó de su brazo por un momento, caminando hacia un pequeño banquillo adornado con decenas de flores distintas. Los olores eran de lo más agradables para la loba, quería pensar que para Fauce sería igual. Podía verse en su rostro una gran dicha casi conmoción en sus ojos que delataban una ligera humedad acumulada en sus lagrimales. Hacía tanto tiempo que no veía flores como esa. Llevó sus manos a su estómago para darse la vuelta y volver con él. -No sabes lo feliz que estoy de estar aquí... contigo- dijo esta última palabra tras una breve pausa. Llevó su mano a su rostro acariciando su piel. -Nos hacía falta esto, ¿no crees? Algo de distracción. Poder ser tú y yo sin tanta presión- remarcó.
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Post by Fauce del Norte on Aug 28, 2017 1:30:59 GMT
Fauce caminó con ella hasta detenerse en un banco con muchas flores distintas alrededor. Era sin duda un adorno bastante especial, poder ver todas especies de plantas en un solo lugar definitivamente era algo que no se veía todos los días, pero y su belleza solamente se hacía aun mayor con Diana a un lado de ellas con las manos en su vientre y sus ojos cristalinos de la emoción.
El lobo mayor se arrodilló ante ella, poniendo sus manos sobre las de Diana mientras la mirada con un cariño inmesurable. - Yo también soy muy feliz de estar aquí contigo. - Dijo con palabras solamente audibles para ella y nadie más. Quizá su rostro no era tierno ni mucho menos amoroso, pero sus sentimientos eran genuinos y nadie más que Diana podía percibirlo de esa manera. - Si, un descanso no estaba de más. ¿Cómo te sientes? - Preguntó. Tenía que estar seguro de que su embarazo iba bien. Hasta cierto punto podía ser asfixiante la manera en que Fauce estaba tan al pendiente de ella, pero sus intenciones no podían ser más claras. Deseaba lo mejor para ella y para sus hijos.
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Diana
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Post by Diana on Aug 28, 2017 2:49:06 GMT
Sentía dicha y percibía la ternura de aquellas manos sobre las suyas. Tan cálidas, tan firmes y dispuestas siempre a tocarle de maneras que aceleraban su corazón. Rió un poco, mientras aprovechaba el agarre de Fauce para tomar asiento sobre la banca y descansar un poco los pies. Desde que su vientre había crecido, se cansaba muy rápido y sentía de dolor en sus dedos, víctimas de recibir el peso de cuerpo y soportar sus largas caminatas. El motivo de su risa era la ternura que sentía de ver al lobo tan dedicado, tan preocupado y siempre dispuesto de brindarle lo necesario para su comodidad, algo que, aunque ya era natural y parte de su rutina, aún parecía un sueño. -Me siento bien-. Sonreía ampliamente; era imposible ocultar su gusto.
Aunque era difícil que sus ojos abandonaran el rostro de Fauce, miró por unos instantes lo que los rodeaba. Tanta dicha, tantos colores y además de eso, había una cantidad inmensa de olores que estimulaban sus sentidos y despertaban los caprichosos antojos que en ocasiones le daban. Cerró los ojos, dejándose llenar por la paz que estaba experimentando; de la libertad que sabía duraría poco pero que valía la pena sacrificar por la manada. Pero ese día, no habría nada que rompiera su felicidad. -Siéntate a mi lado- dijo una vez que sus ojos se abrieron para encontrarse con él; su felicidad estaba completa si se encontraba a su lado.
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Post by Fauce del Norte on Aug 28, 2017 3:12:20 GMT
Era un alivio, el bienestar de Diana era una prioridad para el, y saber que se encontraba en buena condición le quitaba un peso de encima. Inclinó su cabeza levemente hacia ella y besó su mejilla, dejando su frente cerca por un momento. Estuvo a punto de tomar asiento junto a Diana, cuando de pronto, entre la muchedumbre pudo notar que alguien alto y vestido de negro se acercaba a ellos. No fué sino hasta que la persona en cuestión ya estaba a pocos metros de distancia que pudo notar de quien se trataba.
- Velfast. - Gruñó entredientes, apretando su puño con gran enojo. ¿Qué hacía el ahí? O más bien... ¿ Qué pretendía con acercarse a la pareja? Estaban teniendo un rato ameno, tranquilo como ningún otro, pero al parecer, eso no podría ser jamás. Fauce se mantuvo de pié y se puso enfrente de Diana para cubrirla de la vista del vástago.
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Post by Lysander Velfast on Aug 28, 2017 3:18:34 GMT
No tenía mucho tiempo de haber llegado a la Ciudadela. Como era costumbre, había prometido dar al menos un breve acto de presencia. Sin embargo, algo entre las calles coloradas y llenas de dulces aromas de aquel sitio llamó su atención. Sin esperar un momento más, caminó lentamente hacia en donde se encontraban aquellos poderosos lobos.
No se podía ignorar el porte que llevaba, mucho menos la elegancia con la que Lysander daba sus pasos entre las calles empedradas. Fauce del Norte había sido lento en esconder a Diana de su vista, pues ya lo había visto todo, y con una sonrisa, llegó con ellos para intentar entablar una conversación. - Lady Diana y Fauce del Norte, no esperaba verlos en el festival... juntos. Aunque déjenme decirles que no me sorprende del todo su... unión. - Pausó antes de decir aquello. Lo cierto era que los hombres lobo de daban mucho asco. Eran ciertamente seres despreciables y patéticos, presas de una ira primitiva que no los dejaba tener control de si mismos.
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Diana
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Post by Diana on Aug 28, 2017 4:25:27 GMT
Ese olor... se acercaba. Giró su rostro en seguida vislumbrando con desagrado que su nariz no se equivocaba y aquél ser que tanto repudiaba caminaba en dirección a ellos. La vista se vio bloqueada por el cuerpo de Fauce quien se colocó frente a ella, protegiendo a la vida que se estaba dando en su vientre; negándola de aquél que olía a muerte. En un acto inconsciente sus manos se posaron sobre su estómago, como si con eso fuese suficiente para cuidar a los seres que había en su interior. La voz de Velfast le erizaba la piel, le causaba un nudo en la garganta. Cuánto deseaba arrancarle la cabeza pero debía mantenerse a raya; su cuerpo no era sólo suyo ahora.
Respiró profundo, buscando muy dentro de sí esa amabilidad que dedicaba a quien lo necesitara. No lo hacía por el vástago, lo hacía para proteger a sus cachorros, a Fauce. Se puso de pie, sosteniendo su vientre, tomándose un poco de tiempo para plantar con seguridad sus dos pies sobre el suelo para pararse detrás de Fauce y sostener su brazo. Seguramente ya la había visto, era inútil ocultarse detrás de la figura del lobo. -Velfast, tampoco es sorpresa verte aquí- respondió. Apenas y lograba mantener el rostro quieto, ajeno al temblor de la furia. No había una sonrisa en su rostro más sí serenidad. "Por ellos, házlo por ellos". ¿Cuánto hacía que no se topaban frente a frente? No lo recordaba pero aún sentía ese ardor en su estómago, la presión en su pecho; el odio tan latente a pesar de los años. Sentimiento totalmente opuesto a lo que vivía día con día al lado del alfa de La Tormenta Aullante.
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Post by Fauce del Norte on Aug 28, 2017 4:30:16 GMT
La cercanía del vástago solamente lo hicieron levantar los labios en un gruñido aparente. Era una reacción de mera inercia. Sin embargo, el tacto de Diana lo logró calmar. Ella, muy a pesar de su descontento por Lysander, sabía mantener su temple y así contestarle con una calma envidiable. Fauce se mantuvo a raya, pero no le dió respuesta alguna a aquel vástago. No la merecía. Simplemente se limitó a observarlo, a decirle con la mirada que no intentara nada y que estaba listo para ponerlo en su lugar de ser necesario.
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Post by Lysander Velfast on Aug 28, 2017 4:41:25 GMT
- Por supuesto que no la es, querida Diana. Sabes bien que quien tiene una posición de poder debe hacerse presente en eventos grandes... - Lysander, muy por su lado, parecía tener mejor autocontrol que ambos licántropos. Y no era de sorprender. El vampiro era viejo, sabio y no tenía la más mínima intención de causar revuelo, menos en un lugar como este. Sin embargo, aún no dejaba en claro los motivos por los cuales había decidido caminar hasta ellos.
-Vamos Fauce, no te pongas tan tenso... - Dijo, sonriendo con cinismo ante la mirada del lobo. - Solo vine a felicitarlos por su unión y por... bueno, sus futuros hijos me parece. - Los afilados ojos de Lysander se posaron sobre el vientre de Diana. Ese era el orígen de su interés después de todo. -Estoy seguro de que serán formidables pequeñines... - Sonrió, mostrando sus largos colmillos. Y si, si lo serían. Eran hijos de Fauce del Norte después de todo, uno de los licántropos más tenaces y poderosos que tenía Mirovia. Una adición perfecta ... para sus mazmorras.
- Quería proponerles algo. Yo sé que a través del tiempo no nos hemos llevado del todo bien pero... ¿No creen que es hora de dejar esas riñas atrás y concentrarnos por mejorar Mirovia? Y qué mejor manera de mejorar nuestra tierra con dejar que su descendencia se entrene en mi castillo. No te ofendas Fauce, pero los bosques y las praderas no son los mejores lugares para entrenar guerreros... Eres fuerte, lo admito, pero los perros viejos no aprenden trucos nuevos. Estoy seguro que con el adiestramiento adecuado, tus cachorros podrían superarte por mucho. ¿Qué dices Diana? Sería hermoso ser el padrino de tus bebés... -
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Diana
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Post by Diana on Aug 28, 2017 4:55:05 GMT
El temple de Diana se mantenía quieto, refugiándose en la idea de que debía estar calmada, inamovible ante las provocaciones de Lysander cuya presencia frente a ellos no comprendía aún. Lo escuchaba, mientras sentía el cuerpo de Fauce tensarse bajo su tacto. Apretó un poco, tratando de darle algo de apoyo, incitarlo a la calma, sin embargo, sus actos se tornaron opuestas. Sus oídos hubieran deseado no escuchar lo que acababa de salir de aquellos pútridos labios.
La mirada de Diana se afiló pretendiendo clavarse sobre el vástago quien se plantaba con ese cinismo tan repudiable frente a ellos. La loba gruñó y su labio se levantó mostrando los colmillos que de pronto rompían la piel de sus encías. No pensó sus acciones, no tuvo la entereza ni prudencia suficiente... No si se atrevía a sugerir semejante escenario; un insulto desvergonzado. Jamás comprometería a sus hijos de tal forma. No había pasado por tanto sufrimiento para abandonarlos con el ser más despreciable que había conocido jamás. Estiró la mano para tomarlo del cuello con la intención de alzarlo; tenía la fuerza suficiente pero en ese momento reparó en lo que hacía por lo que su agarre se concentró en sostenerlo de la ropa, por el momento. -Lleva tus propuestas a otro lado, Lysander-. En ese mismo instante sintió un pequeño golpe en su estómago, la primer prueba sensorial de que alguien habitaba en su interior.
El momento era agridulce y de la impresión liberó al vampiro de sus manos. Dio unos pasos hacia atrás, sintiendo de pronto su respiración calmarse poco a poco. Era como si aquél golpecito fuera una súplica de sus pequeños para que conservara la calma. -Busca alguien más con quién jugar- dijo en voz más tranquila alzando la mirada para hundirla en los ojos de Lysander, tan brillantes y serenos, indignos de un ser tan despiadado.
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Post by Fauce del Norte on Aug 28, 2017 5:04:50 GMT
Tuvo todas las intenciones de meterle un puñetazo en ese mismo momento a Lysander pero Diana había sido más rápida con su reacción, tomándo a Lysander de la ropa y negando rotundamente su respuesta. Fauce sintió una mezcla de sensaciones en donde se encontraba la ira y el asco hacia Lysander, y la preocupación y ( debía admitir ) algo de excitación por ver a Diana reaccionar de tan brava manera.
Una vez habiendo soltado a Lysander y llevandose las manos a su viente, fué cuando el lobo alfa se interpuso entre ambos, esta vez cubriendo a Diana en su totalidad como un muro que no dejaría pasar a Lysander jamás. - Eres una maldita víbora y lo sabes. No vuelvas a atreverte a sugerir eso en lo que te quede de vida, Lysander Velfast. - Condenó seriamente, con una voz que aterraría a cualquier ser. A cualquiera, excepto a Lysander quien, aún tenía una amplia sonrisa a pesar de haber sido jalado po Diana y ahora amenazado por Fauce del Norte. - Lárgate... - Dijo Fauce una última vez.
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Post by Lysander Velfast on Aug 28, 2017 5:11:52 GMT
No le sorprendió en absoluto la reacción de Diana, mucho menos la de Fauce. De hecho, esperaba a que negaran tal propuesta, pero no perdía nada con intentarlo. Su sonrisa no se borró a pesar e la hilera de gruñidos y amenazas. ( Claro, son animales después de todo... )
- De acuerdo, de acuerdo. No hay necesidad de ser groseros. Me iré pero no sin antes desearles que pasen una linda velada. Au revoir mes loup amis... - Dijo dándose la media vuelta y caminando en sentido contrario. Por supuesto que no pelearía ahí, no era su estilo. De cualquier forma, tendría los ojos bien puestos en Diana, esperando ansioso el nacimiento de sus crías. Les había dado una pacífica opción pero... Si no le dejaban de otra, habría que quitárselos como a los animales. A la fuerza. ( ¿Qué importa si me hago de unos cuantos bebitos? Después de todo, las perras pueden tener muchas más crías... )
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Diana
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Post by Diana on Aug 28, 2017 5:45:46 GMT
El coraje que Diana sentía se acunaba en la boca de su garganta; ardía, era como si tuviera garras propias queriéndole arrancar la piel desde adentro. Fauce se interponía entre ellos, siendo por primera vez más prudente que ella. Comenzó a sentir la culpa de sus actos después de de escuchar la sentencia del lobo. ¿Qué había hecho? Su impulso probablemente les costaría. Sentía un nudo en el estómago mientras de nuevo una suave patada se manifestaba; era como si debieran hacerse presentes para recordarle que debía de mantenerse bien, por ellos. Alzó la mirada para observar esa figura desaparecer entre la multitud, llevándose un poco de la tensión mas dejando en ella un miedo que se arrastraba a lo largo de su espalda..
-Fauce discúlpame; actué de forma terrible- susurró. No tenía cara para mirarlo; fue imprudente, fue impulsiva y sobretodo, puso en riesgo a la familia. -Debí suponer que esto pasaría; no debimos haber venido-. Se sentía de lo más culpable e ingenua de pensar que las cosas no cobrarían caminos complejos teniendo a Lysander siempre al acecho.
Volvió a sentarse sobre la banca, apoyando su espalda sobre la madera mientras su mirada se perdía entre las decenas de arcanos que pasaban frente a ella, despreocupados como si no tuvieran problemas que atender. Miedo... tenía miedo de volver a perder a sus hijos esta vez de formas más ruines... a manos del ser que lograba despertar los más oscuros sentimientos de su corazón.
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Post by Fauce del Norte on Aug 28, 2017 5:54:09 GMT
Una vez cerciorándose de que Lysander no se encontraba cerca de ahí, Fauce volteó hacia Diana quien ahora se disculpaba por su comportamiento. Negó con firmeza, tomándo sus manos y una vez más arrodillándose ante ella como si se tratara de una Diosa. ( Que bien para el, si lo era. ) - Hiciste lo correcto Diana, fuiste valiente y... Estoy muy orgulloso de tenerte como mi pareja. La manera en que actuaste solamente me dejó en claro que harías lo que fuera por nuestros hijos. - Acarició el dorso de sus manos con sus dedos para luego volver a negar. - Jamás, jamás dejaré que algo te pase a ti o a nuestros hijos. Nunca. Lysander podrá sugerir cosas, pero nisiquiera sobre mi cadáver obtenrá lo que quiere. Volveré de la muerte si es necesario solo para protegerte a ti y a la familia... - Se puso de pié para encararse con la loba y rozar su nariz con la de ella. - Conmigo no tienes nada a qué temerle. - reforzó ese pensamiento una y otra vez. Quería la tranquilidad de Diana, quería su felicidad y su bienestar.
Estiró su brazo para tomar una de las flores que adornaban la banca y la colocó en el cabello de la chica, para luego acariciar su mejilla y darle un beso en los labios.
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Diana
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Post by Diana on Aug 28, 2017 6:06:00 GMT
Creía en Fauce, en sus palabras, en su constante propósito y deseo por protegerla, sin embargo temía precisamente eso, que los caprichos de Lysander se llevaran consigo la seguridad de su ser amado. Tensó la mandíbula mientras esas caricias se pasaban por su piel intentando calmarla, sin embargo el miedo no se silenciaba. -Haría todo por ustedes-. Cerró los ojos al sentir la calidez de su aliento cerca de su rostro, al momento en que la ternura de sus manos y sus labios la rozaron, respondió por el amor tan grande que nunca descansaba pero su espíritu se encontraba inquieto.
Aún así, era inevitable que una minúscula sonrisa invadiera su rostro en medio de aquella tensión, aún con su boca acogida por la otra. Sostuvo la mano que se posaba sobre su rostro, enroscando los dedos cuanto pudo en los otros. Se separó un poco, permitiendo que sus labios liberaran su voz. -Uno de ellos pateó- dijo con suavidad, alejándose un poco más para poder apreciar mejor el rostro del otro. -Tan pequeños y ya saben a quién siempre darle pelea-. Intentó bromear pero lo único que eso causó fue plasmar una sonrisa amarga que apenas dejó escapar una pequeña risa. El momento era hermoso pero detestaba que estuviera manchado por la presencia indeseable del vástago. Debía de ahora en adelante caminar con los ojos también en la espalda; cuidar sus movimientos, observar sus alrededores. Sospechaba que las cosas no se quedarían así, no con la idea ya sembrada en la mente tan retorcida de Lysander Velfast.
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