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Post by Viktoria Íriell on Sept 7, 2017 14:57:35 GMT
-Es más cálido de lo que se imagina, Sire Santori- agregó Viktoria con una sonrisa. No quiso dar explicaciones, ya que si el otro lo consideraba y analizaba brevemente, entendería que se refería a su modo de vida, más allá de su naturaleza vampírica. El hecho de dirigir un orfanato, preocuparse tan estrechamente por las necesidades de niños y jóvenes, la amabilidad y educación que despedía con sus gestos y palabras eran más que evidencia que en el pecho del no muerto habitaba un corazón cálido y afectuoso.
La nephele respiró hondo, pero no era por incomodidad por el silencio que se propagaba entre ambos, o disgusto por la compañía del otro. Inhalaba con fuerza para llenarse los pulmones de aire fresco y, de cierto modo, relajarse más de lo que ya estaba. Fue entonces cuando recordó que traía consigo el violín de uno de sus niños, guardado adecuadamente en su respectivo maletín. La dama se detuvo un segundo y se dirigió al vástago, sonriendo ligeramente -Qué torpe de mi, casi lo olvido- pausó, retirando su brazo del ajeno y llevando ambas manos a su instrumento -Si me lo permite, hay algo que me gustaría compartir con usted. Espero que le agrade la música- explicó, siendo educada de antemano.
Al liberar el violín, puso a reposar el maletín del mismo sobre el suelo. Íriell dio unos cuantos pasos para colocarse en un claro de luna, siendo bañada por el plata de aquella sublime luna llena. Fue entonces cuando pareció desconectarse del mundo, e iniciar una melodía dedicada al presente. La melodía acariciaba los sentidos como el toque del viento primaveral, trayendo consigo dulces memorias y gratas sensaciones. Los movimientos de la nepehele eran apasionados y llenos de elegancia, entregándose con pureza en cada nota. La alegría de la misma música podía llenar con paz hasta el más duro de corazones, debido a la sinceridad que la melodía emitía. Durante todo ese acto, la mujer se podía notar sonriendo dulcemente. Terminó su acto, incrementando el arco en sus labios y esperando una respuesta del otro.
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Post by Deleted on Sept 11, 2017 3:33:17 GMT
Decidió no decir nada más sobre el tema. Quizás era cierto, en ocasiones y de manera muy reciente su personalidad había cambiado, siendo más amable y comprensible con los que lo rodeaban. Pero aquello era algo que no le gustaba del todo, en el pasado había gobernado y tenía que darle méritos a su fallecida esposa, pues ella era la firme y estratega, mientras él se limitaba a hacer uso de su fuerza y pesada presencia. Su fe ciega había significado el fin de su imperio y era también el porqué de su personalidad tan cerrada, y ahora que se percataba de cómo se mostraba “cálido” ante los demás, malos recuerdos y un muy mal presentimiento no tardaron en llegar.
Ante las acciones de su bella acompañante, Izark soltó un suspiro y bajo los hombros, era inútil pensar en ese tipo de cosas justo en ese momento, ya en la soledad de su oficina podría atormentarse todo lo que quisiese. Había notado el pequeño estuche que Viktoria cargaba desde el principio pero no le había dado la suficiente importancia como para preguntar por él. Ahora que la mujer se presentaba ante él y abría parte de su alma al tocar con tanta emoción aquel instrumento podía darle la importancia que merecía.
Debía admitir que la música en general no era de su agrado, prefería el silencio de una habitación o ya en otros casos los sonidos que la noche traían consigo. Pero algo tenían los violines que le gustaban demasiado y más aún si el músico en cuestión tenía la suficiente experiencia. La melodía terminó y con una sonrisa cerrada en el rostro y sus ojos profundos como la noche sobre la dama comenzó a aplaudir lentamente, irrumpiendo el sutil silencio de la noche de nueva cuenta –Magnífico- fue todo lo que el vástago dijo mientras aún continuaba juntando sus palmas.
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Post by Viktoria Íriell on Oct 10, 2017 2:21:20 GMT
Íriell sonrió, alegre de que aquella tonada hubiera satisfecho al contrario. Antes que hubiera levantado el rostro para agradecer el comentario ajeno, una presencia cayó entre los dos como una augurio de muerte, aplastando el ambiente ameno y pacífico que se había formado entre silencios y palabras de aquella pareja. La figura en cuestión era robusta, masiva y con una tremenda sed de sangre que empapaba el aire mismo con su sadismo. El claro de la luna era lo suficiente para develar el figura de aquel ente, siendo el mismo un minotauro fuera de sus cabales.
El arcano en su forma real observó de pies a cabeza a ambos seres, carcomiendo con su mirada las frágiles figuras de los mismos. A pesar de que el vástago era de una altura favorable y complexión intimidante, la locura de aquella bestia opacaba a cierto nivel el contraste de aquella imagen vampírica. En contra parte, Viktoria se miraba inútil, reducida, mínima, como una hormiga que cedería ante un soplido o un pisotón despiadado. La mujer ante aquella brutal impresión caminó en retroceso, con pasos atropellados que conllevarían a que se tropezara y cayera al suelo, perdiendo su violín en el proceso.
La mujer no podía esbozar frase alguna- aquella silueta era como una pesadilla sacada de un cuento de terror. Su instinto de supervivencia automáticamente se disparó, ocasionando que se levantara torpemente del suelo con la intención de huir.
Un rugido reventó en los oídos de ambos, siendo este un grito gutural desde el fondo del ser del arcano en estado berserker. Antes que ninguno pudiera reaccionar, la bestia estiró su brazo empujando a la distancia al vampiro, con la intención de marcar territorio y delimitar a la dama como su presa.
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Post by Deleted on Oct 13, 2017 5:55:15 GMT
La interpretación de la mujer había sido tan del agrado del vástago que sus aplausos fueron cediendo al pasar despues de varios segundos, y cuando eso pasó, el ambiente entre ambos se volvio frio y completamente hostil. Solo habian sido un par de segundos, pero pudo sentir algo recorrer sus fríos y duros huesos, no le gustaba para nada esa sensación.
Un enorme peso cayo detras de el y, antes de que pudiera siquiera girar su mirada por encima de su propio hombro, fue lanzado a varios metros de distancia de la escena. Confundido y bastante molesto después de verse estrellado contra uno de los muros de aquel laberinto nocturno, la visión de aquella bestia era ahora más clara al igual que sus intenciones.
De las criaturas que había esperado encontrarse esa noche, un minotauro no estaba ni por asomo en su lista. -No en mi guardia- se dijo a sí mismo el vástago antes de usar el mismo muro donde había chocado para tomar impulso y lanzarse contra la bestia. Con la boca abierta y los colmillos expuestos, Izark se aferró al cuerpo de aquel arcano, pasando sus grandes brazos por debajo de las axilas de este y entrelazando sus manos en su nuca, sometiendolo lo mejor que podía. Para después clavar aquellos afilados y hambrientos colmillos en la carne del animal y comenzar a succionar como si de una garrapata se tratase.
El sabor no era tan fresco y dulce como al que estaba acostumbrado, pero en ese momento no importaba en lo más mínimo. No se estaba alimentado, estaba tratando de salvar la vida de aquella inocente y hermosa dama, esa era la prioridad en esos momentos.
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Post by Viktoria Íriell on Oct 15, 2017 23:11:47 GMT
El minotauro rugió al ser mordido, pero su exasperación y enojo se acrecentó con aquel acto. El vástago lo había sometido pero la fuerza berserker que fluía por sus venas aún le daban un poco más de fuerza con la que defenderse. Se levantó del suelo, con el otro aún clavado en su cuello, y se abalanzó contra otro muro, dando de espalda con la intención de que el entrometido vampiro cediera por el tremendo golpe.
A la poca distancia, la nephele observaba horrorizada aquel despliegue de histeria y poder, sintiéndose minúscula e inútil al respecto. Estaba paralizada, pero hubo algo que la llevó a actuar, por lo que tomó su instrumento y se puso en pie nuevamente, caminando en retroceso para alejarse de la escena. Cada fibra de su ser tiritaba con miedo y estaba absolutamente expuesta- de aquel masivo taurino clavar su atención en su persona, y atacarle furtivamente, sería el fin para ella. Quería poder pronunciar palabra alguna para ayudar a Izark, pero cierto era que no contaba con fuerza alguna para marcar alguna diferencia.
El minotauro hubo deshecho el muro de adobe y piedra con sus golpetear intenso, sintiendo como la fuerza se drenaba de sus venas. Esperaba que aquello hubiese sido suficiente para hacer desistir al chupasangre que osaba interrumpirlo en su cacería.
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Post by Deleted on Oct 16, 2017 3:27:15 GMT
Por más que se esforzara en drenar lo más rápido posible a aquella bestia, esta se resistía con cada fibra de su ser. Aun siendo el vástago mas grande que el, con un poco de esfuerzo supo levantarse, cargando su propio peso y el de Izark. El primer golpe vino y vaya que le dolio, su cabeza había sido la que mayor presión absorbió y de no ser por que tenia sus colmillos muy bien clavados en el minotauro al igual que sus brazos quizás este hubiera escapado.
Un golpe, dos golpes, tres, cinco, ocho. El constante flujo de sangre en su garganta lo obligaban a mantenerse consciente mientras el dolor en su cabeza y espalda se hacían cada vez mas intensos. No podia esperar mas tiempo a que el minotauro se cansara o drenara completamente su cuerpo. Los segundos en esa situación eran oro puro y no iba a desperdiciar mas. Su cuerpo comenzo a crecer mientras aun se aferraba con los dientes al contrario. Su vestimenta de esa noche se rompía mientras más crecía y dejaba ver la piel expuesta y pálida del hombre. Sus garras salieron a la luz y facciones más animales podían observarse en el arcano.
En ese momento, facilmente le duplicaba el tamaño a aquel minotauro, causando de hecho que el peso de el contra su lomo lo hiciera tambalear. sus colmillos crecieron aún más dentro de la carne de la bestia y succiono como nunca antes en sus años como creatura de la oscuridad.
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Post by Viktoria Íriell on Oct 18, 2017 2:43:19 GMT
Conforme la vida escapaba de sus venas, el minotauro empezó a ceder. Aunque la rabia no abandonaba su mirada, sus extremidades tambaleaban y su fuerza se había diezmado, haciéndole imposible la tarea de mantenerse de pie. Rayando a la inconsciencia, el arcano encolerizado finalmente se desplomó, pesado y moribundo contra el suelo, causando un fuerte temblor tras el tumbo debido a su propio peso y el del vástago en su forma bestial.
Viktoria en su pobre intento de escaparse al caminar en retroceso, eventualmente dio contra una pared, sintiéndose acorralada por aquello que estaba no muy lejos suyo. No podía discernir si el minotauro estaba con vida, pero por lo que aquello pintaba, dudaría que fuese una posibilidad. La esencia de conflicto y muerte le hacia temblar en sus zapatillas como un felino aterrorizado, por lo que su sentido común no le permitía que se quedara ahí por más tiempo. Sentía que corría peligro, por muy irracional que todo fuese- momentos antes el vampiro había mencionado el protegerla, pero aquella imagen tan demoníaca en que se reveló atribulaba su corazón y nublaba su mente, únicamente causando que actuara por instinto.
La nephele corrió en cualquier dirección donde parecía que había camino por delante, poco importándole donde terminaría a raíz de ello. Sentía un nudo en su garganta que la privaba de gritar o llamar por ayuda, además del impacto que toda aquella situación causó ante sus ojos. La mujer se aferró a su instrumento y se alejó por cuanto trecho se abriera frente suyo. Aunque no fuera una mujer de fuerza considerable o una constitución formidable, era algo ágil, por lo que sus piernas se movían con cierta gracia para apartarla del peligro.
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Post by Deleted on Oct 20, 2017 4:26:45 GMT
Podía sentir el corazón furico del arcano ceder con el pasar de los segundos. Segundos que parecieron una eternidad, tortuosa y pesada eternidad. Así como su corazón, el cuerpo del minotauro también cedió, lo cual fue un enorme alivio para el vástago. Cuando aquella bestia dejó de tensarse bajo su agarre y de igual manera dejó de moverse, solo en ese momento y bajo esos términos, Izark retiró sus colmillos y sus brazos se desenroscaron del cuerpo ajeno.
Aun en su forma bestial y extremando precauciones, el cuello de aquel arcano fue roto por la mano del vástago en un rápido movimiento. No quería volver a pasar por lo mismo y quizás era algo sádico y extremista de su parte, pero era mejor asegurarse, y aquel crujido provocado por él le hacían sentir seguro y victorioso.
Para cuando todo se calmó y la tensión se disipó del ambiente, el vástago pudo observar con mayor detenimiento su alrededor. Dándose cuenta casi de manera inmediata de la ausencia de su acompañante. Un pequeño quejido salió desde el fondo de su garganta, la mujer había sido lo bastante lista y rápida para escapar del lugar, lo cual lejos de molestarlo o causarle algún tipo de sensación negativa, causaba un gran suspiro de alivio en el vástago.
Perderse en medio de la oscuridad después de todo lo que había pasado no era una opción. Con la ayuda de sus garras subió uno de los edificios cercanos, siendo recibido por la madre luna iluminando su bestial rostro. Ubicar a Viktoria no fue tan difícil como se hubiera esperado, pues el silencio y la nula actividad arcana a esas horas habían ayudado bastante.
Por lo que podía escuchar y apenas ver, la mujer (o lo que supuso que era ella) se seguía moviendo, y no la culpaba en lo más mínimo. De haber tenido alas, las hubiera abierto para alcanzar a la mujer, pero ese no era el caso. En su lugar, se deslizó por entre las estructuras de varios edificios y puestos cerrados del mercado. Una vez estuvo lo bastante cerca, volvió a su forma sellada, con pedazos de tela colgándole del cuerpo y varios moretones. Bajo del techo en donde se encontraba y comenzó a caminar siguiendo el ruido de los tacones de la mujer.
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Post by Viktoria Íriell on Oct 27, 2017 18:24:00 GMT
Hubo un momento en que las piernas de la mujer se agotaron y la adrenalina que la apartó de aquella área se iba drenando, dejándola con una respiración abatida y reposando su mano contra los muros contínuos que se abrían paso a sus costados. Cuando se sintió segura, se desplomó en el piso, sentándose en una pequeña esquina entre un muro y un poste, reposando su espalda con el propósito de resguardarse en un ovillo y recuperar su aliento.
Cada fibra de su ser tembabla, y sentía como el corazón se le quería salir por la boca. El terror de aquella escena plantaba una fuerte inseguridad en su pecho que ahogaba sus pensamientos y la mareaban, como si caer en un sueño la fuera a liberar de aquella pesadilla. Escondió la cabeza entre las piernas, convenciéndose a si misma que todo aquello había acabado. Tenía que pensar de manera más clara, más calmada, y ponerse en pie para poder encontrar su camino de vuelta a casa nuevamente.
Al haberse serenado un poco, aún tiritando como un lirio abatido por una ventisca despiadada, decidió ponerse en pie, dirigiéndose a un claro entre pasillos que daban a la avenida principal del mercado. Para su sorpresa, una silueta alta e imponente, con el aroma de sangre despidiendo de sus labios de interpuso en su camino, causándo nuevamente un miedo y terror profundo en la mujer. Lo podía ver con claridad la identidad del mismo, y su mente nublada por sus deseos de huir no le dejaban armar las piezas para asociar al vástago. Viktoria cubrió su rostro, con una mirada cristalina tal si estuviese a punto de reventar en llanto, y en una voz débil y quebrada suplicó -No me haga daño... por favor...-
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Post by Deleted on Nov 20, 2017 6:08:01 GMT
El vástago la observo ahí parada, completamente indefensa, débil y pequeña. El pecho de Izark se oprimió por unos segundos y, actuando por puro instinto como el ser protector que era, se acercó lo más rápido que pudo a Viktoria. El vástago sostuvo la cabeza de la dama contra su pecho mientras que su otra mano sostenía ligeramente la delicada cintura ajena. Se quedó ahí por varios minutos, abrazando a la mujer y esperando que aquel ambiente tenso se disipara lo suficiente.
Debido a los nulos latidos de su corazón, Izark comenzó a respirar de manera profunda y pausada para así de alguna forma relajar a Viktoria. –No pienso hacerte daño- dijo el vástago inclinándose un poco debido a la gran diferencia de tamaños entre ambos –Desde un principio había dejado claro que mientras yo sea tu acompañante nada y nadie podrá hacerte daño- recordó aquella promesa por unos segundos. -¿Estas bien?- se permitió preguntar el hombre después de un rato abrazándola.
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Post by Viktoria Íriell on Nov 27, 2017 3:28:54 GMT
El toque ajeno preliminarmente no le proveyó tranquilidad- al contrario, pareció alterarla, pero al escuchar la voz profunda y reconfortante del vástago, la sinceridad entre sílabas hizo que la tensión en su cuerpo poco a poco disminuyera. No tuvo la capacidad de responder inmediatamente, pero eventualmente sus manos abandonaron su propio rostro y se deslizaron por los costados del vampiro, cediendo el calor característico que su piel emanaba.
Primero respiró hondo, menos entrecortada, y tras algunos minutos, más pacientemente y certera. Su rostro continuaba escondido en el pecho del contrario, pero sus nervios habían mermado a grandes razgos. -Lo lamento... yo- quiso mencionar, pero sus pensamientos estaban aún alborotados -Estoy bien... gracias- dijo de una forma un tanto forzosa, pero no cruda. Aunque había calma, sus extremidades aún tiritaban, tal cual un cervatillo recién nacido, por lo que intentaba permanecer lo más quieta posible, por miedo de que sus rodillas flaquearan y perder su equilibrio.
-Sé que hizo lo que debía...- dijo en un tono frágil, tratando de excusar para sí misma las acciones barbáricas que habían acontecido aquella noche -Gracias por... por protegerme- murmuró de manera grata, aunque no totalmente convencida. En su tono había aún temor, pero era algo completamente natural. La mujer no era un ser de violencia, o que pudiera guardar la compostura ante la misma. Era frágil y quizás, muy suave, cuando actos sanguinarios se perpetraban frente a sus ojos.
-Podría... llevarme a mi casa?- juntó sus fuerzas para poder pronunciar aquello. Sólo quería volver a con los suyos y refugiarse en las sábanas de su cama, rodeada por sus pequeños. De manera débil pero audible le dio la dirección de su casa al hombre, confiando en que la llevaría al sitio cuanto antes.
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