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Post by Zealand on Aug 25, 2017 5:44:40 GMT
Todos tienen un punto de quiebre. Todos tienen un limite, que al ser alcanzado, es un punto de no retorno. Zealand no era la excepción a esta regla, y poco a poco se dio cuenta que su limite estaba cerca.
La serpiente marina se había dedicado a trabajos un poco más pacíficos, puesto que ya no se sentía apto para los trabajos que acostumbraba. Ser utilizado todas las noches, creer en pequeñas promesas mudas de amor, evidentes mentiras que acabarían hiriéndolo, era algo que ya no le gustaba. Había tenido suficiente de enamoramientos falsos.
Esa tarde paseaba por el mercado negro, con un vestido corto pero ajustado, mayormente translucido, pero con partes de una tela brillosa y negra que ocultaba algunas partes de su piel. Las mangas largas del vestido ocultaban sus manos, y por ende sus largas uñas negras. En el medio de la parte superior del vestido, justo sobre su pecho, una gran gema morada, esférica como una perla, daba el único detalle de color.
Caminaba por entre las tiendas con aire seguro y altanero, hasta engreído, pero no era más que esa fachada que había creado años atrás cuando había comenzado ese trabajo. Con un gran dolor en su pecho, buscaba una solución mágica que lo hiciera sentir mejor. Algunos mercaderes le ofrecían pociones de olvido, y otros joyas para aliviar un corazón roto, hasta le habían ofrecido un corazón de hada, con la excusa de que lo ayudaría a encontrar el amor verdadero. Acabó comprando las joyas, que aunque no cumplieran su propósito, lo harían ver aun mejor.
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Post by Deleted on Aug 30, 2017 21:01:41 GMT
Después de varias semanas repletas de viajes, eventos y uno que otro inconveniente, era bastante agradable regresar al lúgubre Reapergate. No creía que eso fuera posible pero Izark estaba mas que "contento" de haber regresado a su vida rutinaria y relativamente aburrida, era un hombre simple que disfrutaba la tranquilidad del ambiente donde se encontraba, cosa que no pudo disfrutar en el festival del cortejo. Musica por aqui, murmullos por allá y las miradas incesantes por todos lados lo ponían verdaderamente nervioso, aunque su semblante no lo notara en lo más mínimo.
Pero después de tanto ajetreo, el vástago no podía quedarse quieto por mucho tiempo y en un solo lugar, recorrió su mansión de pies a cabeza en tan solo un par de horas y esto preocupó a la gran mayoría de sus sirvientes, que con algo de temor le sugirieron que debía salir un poco a estirar las piernas y así lo hizo. Era común que no saliera en lo absoluto por su preocupación irracional hacia sus inquilinos, pero estando en Reapergate y a sólo unos minutos de distancia de su hogar podía darse ese lujo.
Su caminata lo llevo hasta el mercado negro, no pretendía comprar nada a menos que le llamara la suficiente atención. Comparándolo con la ciudadela, había olvidado lo hostil del lugar, sin embargo caminar en medio de aquellos puestos donde la gran mayoría de mercancía era ilegal y la gran mayoría de arcanos eran mucho menos simpáticos que en la ciudadela, se sentía bastante bien. Uno que otro saludo cortés fue lanzado para el vástago, quien respondió bajando la cabeza o con una ligera sonrisa, las ofertas al aire no se hicieron esperar pero poco le importaban al hombre
Entre el tumulto de gente había uno en particular que llamaba la atención, su largo cabello blanco y esa manera de vestir tan provocativa lo convierten en un blanco fácil de miradas indecentes, algo que Izark no agradaba del todo.
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Post by Zealand on Aug 31, 2017 18:16:24 GMT
Zealand miraba las nuevas joyas que había comprado. El anillo que reposaba en su dedo medio lo hacía sentirse seguro, puesto que no solo era un bello anillo con gemas moradas, sino que también era una garra metálica, lista para abrir tajos profundos en la piel de algunos arcanos. Ese tipo de joyas que también eran armas, eran la debilidad del chico de cabellos de plata, pues amaba tener cosas bonitas y fuertes. También había comprado un collar, con una cadena de plata muy delicada, y un gran dije morado. Lo que no se notaba a simple vista, era que él dije no era más que una botella con veneno, y era lo que más caro le había salido. Sus nuevos accesorios hacían juego con su siempre fiel brazalete, una serpiente enroscada en su brazo, que no era otra cosa que un látigo.
Sus recientes compras le hacían sentir un poco menos de vacío en su interior, y aunque no hubiera conseguido aplacar ese imparable dolor en su pecho, había desviado su atención a otra cosa. Su caminar no dejaba de ser elegante, a pesar de que no estuviera mirado el camino. Se dejó llevar por el silencio de su corazón, y caminó casi sin rumbo. Muy mala idea.
Al estar tan absorto en sus pensamientos, no vio a quien tenía al frente, hasta que no se topó con él. Apenas fue un golpe con el brazo, nada muy importante, pero lo saco de su sueño despierto. Elevó la vista, para ver a quien había golpeado. Se encontró con un hombre muy alto, lo que lo hizo sentirse demasiado pequeño e insignificante. Aclaró la garganta y trató de no sonar asustado, pero el otro tenía un aura que lo dejaba bastante sumiso. -Lo... Lo siento.- Apenas las palabras salieron de su boca, maldijo en su mente. Su voz había sonado como la de una ardilla siendo aplastada por los cascos de un caballo, o como la de un adolescente en pleno cambio de voz.
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Post by Deleted on Sept 2, 2017 2:42:20 GMT
Muchas cosas habían pasado semanas antes, el festival del cortejo solo le hizo revivir aquellos demonios internos estresandolo hasta las nubes debido a la gran multitud que no paraba de observar, caminar a toda prisa e incluso hablando de él a sus espaldas, no fue una bonita experiencia. Y luego estaba Zaniah, con quien había pasado un muy buen rato muy a pesar de su personalidad asocial, era como una pequeña luz en medio de la oscura vida del vástago y quería aferrarse a ella, mantenerla cerca y solo para él como si de una luciérnaga se tratara.
Todo era diferente en Reapergate, se había hecho de una reputación con los años y eso lo hacia sentir mas seguro, sin embargo los recuerdos aparecían en su mente tan de pronto que lo dejaban completamente perdido e inmerso en ellos. Tanto fue así que al sentir el choque de alguien más a un costado de su cuerpo, se paralizo, abrió bien los ojos e incluso sostuvo el brazo de la otra persona con algo de fuerza. Miro hacia abajo percatandose que era aquel chico de vestimenta provocativa -Descuida- dijo soltandolo de inmediato algo preocupado -Fue por reflejo, disculpa- sabia medir su fuerza, pero debido a que estaba tan distraído esta vez no lo hizo y temía que hubiera lastimado al joven.
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Post by Zealand on Sept 6, 2017 19:38:08 GMT
Estaba acostumbrado a los agarres fuertes, a ser presa de la violencia disfrazada de amor, por lo que el agarre del otro no fue más que un agarre común para él. Se acomodó la manga de su vestido, y miró fijo al otro. La sumisión que había sentido al verlo por primera vez, se caló tan hondo en él, que se estremeció un poco. En cierto punto, verlo le traía recuerdos, los muy pocos recuerdos que tenía de su padre; los cuales mayormente eran cosas contadas por su madre.
-No tienes nada de que disculparte.-Hablo con su voz normal, dejando esa mezcla de chillidos en el olvido.- Fue mi culpa por no haber prestado atención.-Algo en él, lo impulsaba a seguir hablando. A pesar de que el otro lo hiciera sentir pequeño y tonto, en su interior sentía que era algo que nunca había tenido, alguien que lograra bajarlo de su nube de superioridad con solo mirarlo.
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Post by Deleted on Sept 11, 2017 3:03:27 GMT
Observo al contrario fijamente por varios segundos tratando de indagar más a fondo si sus palabras eran ciertas. No parecía que le hubiera hecho daño y eso extrañaba bastante al vástago, pero al mismo tiempo lo aliviaba ligeramente pues si se hubiera tratado de algún otro arcano más débil seguramente aquello habría terminado muy mal.
-Lo mismo digo- aunque su semblante nunca cambiaba, trato lo mejor que pudo de brindarle una ligera sonrisa para inspirar confianza en el joven –Al parecer no soy el único devorado por su mar de pensamientos- quizás el comentario no venía al caso, pero después de lo ocurrido lo mejor que podía hacer era ser educado –Izark santori a tus servicios- inclinó ligeramente la cabeza escondiendo uno de sus brazos en su espalda y el otro colocándolo a la altura de su propio pecho, con una ligera reverencia hacia el joven frente a él
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Post by Zealand on Sept 12, 2017 19:57:50 GMT
Los ojos morados de Zealand se fijaron en él. Su aspecto elegante y misterioso causaba que su mente se alborotara. Parecía que trataba de ser dulce, y eso le hizo sonreír con delicadeza.
Espero a que el otro acabara con su pequeña reverencia, la cual se vio tentado a imitar, y esbozó una sonrisa más confiada. -Mi nombre es Zealand, pero puedes llamarme Nea.- Hizo una pequeña pausa, para acomodar su cabello, y continuó. -He oído hablar de usted, aunque debo confesar, que lo creí un mito.- Una pequeña y coqueta risa escapó de sus labios pintados. -Me agrada saber que los mitos y leyendas se vuelven realidad, más si son misteriosas como usted.
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Post by Deleted on Sept 15, 2017 5:42:56 GMT
Sus ojos mostraron cierta sorpresa ante las palabras del ahora denominado Zealand y no pudo evitar embozar una pequeña sonrisa. Se había ganado una reputación en ese bajo mundo pero no salía lo suficiente a él como para constatarlo. –Interesante- escondió ambos brazos en su espalda –Me alegra saber que mi nombre está tomando fuerza entre los arcanos- si de alguna u otra forma quería que su clan sobreviviera y se hiciera notar, en los últimos años no había estado haciendo un buen trabajo.
-Algunos mitos y leyendas es mejor dejarlos solo como eso- se atrevió a tomar una de las manos de Zealand entre las suyas, aprisionándola como si de una pequeña caja se tratara – Otros como yo simplemente existimos debajo de sus narices- soltó la mano del chico dejando un pequeño y ovalado pedazo de obsidiana en su palma.
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Post by Zealand on Sept 18, 2017 23:39:59 GMT
Mantenerle la mirada a un hombre tan misterioso y encantador, era algo difícil cuando una sensación de timidez se arremolina en el corazón. Zealand se sentía un poco torpe, pero hizo su mejor esfuerzo para mirar esos ojos profundos que habían comenzado a gustarle.
Sus ojos fueron a otra dirección, a su mano, cuando sintió como el otro dejaba algo ahí. Abrió con suavidad sus dedos, y pudo ver la pequeña piedra. -Oh.- Su voz reflejo por completo su sorpresa, puesto que no solía recibir piedras de regalo. -Es muy bonita.- Dijo con sinceridad. Acto seguido le regalo un bonita y verdadera sonrisa. -Es usted muy amable al ir regalando cosas tan bonitas.-
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Post by Deleted on Sept 29, 2017 16:43:18 GMT
Frunció el ceño ligeramente antes las palabras del joven -No tengo la más mínima idea de donde ha sacado esa conclusion- dijo con cierto aire sarcastico -Regalar cosas no está en mi naturaleza- para nada, no era algo que a ele gustará hacer, y mucho menos a personas que no se lo merecieran.
-En fin- dejo aún lado su aire sarcastico, pues no muchas personas podían soportado -¿Iba hacia algún lado?- pregunto curioso el vástago -¿No me diga que lo detuve?- respetaba el tiempo de los demás y no podía imaginarse que aquel joven simplemente se quedó parado ahí por varios minutos solo por su ligero descuido.
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