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Post by Akane Enomoto on Aug 27, 2017 4:47:14 GMT
Tantas cosas le habían pasado últimamente a la Oni, revelarse consigo misma frente a su propia naturaleza, verse rechazada por quien apreciaba y también sentirse miserable tras confesarle sus "inconcebibles acciones" a quien hubiese sido un excelente yerno (o no por ahora...mientras se calmaba la marea). La mujer de cabellos cual cortinas de plata se sentía dubitativa, cabizbaja, como si poco a poco lo que le pasaba se acumulara llevándola al borde del abismo. A pesar de todo, hacia su mayor esfuerzo por rendir con sus labores caseras en el castillo, desgraciadamente una vez logro accidentalmente quemar la cena para sus compañeros (obligándola a hacerla desde cero), se quedaba horas limpiando los mismos pasillos de siempre, hablaba sola, incluso bajo sus marcas de oni (los 3 puntos rojos bajo sus ojos) se lograban notar unas ligeras ojeras, las cuales disimulaba un poco con maquillaje.
Deseando incontables veces acabar con el sufrimiento que se tenia consigo misma, incluso había pensado en optar por ahorcarse...sin éxito, un pequeño rastro de esperanza vaga le decía que no lo hiciera, que siguiera adelante con su vida...por ella misma...por su familia. Ah, era cierto que ella era quien traia el pan a la casa, por lo menos su padre había logrado encontrar un empleo temporal con su amigo el mercader, quien le ayudaba a cargar la mercancía y acompañarlo en sus viajes para venderla por toda la isla. Cada fin de semana traia la mitad de su sueldo para dárselo a su madre, quien disculpándose por su grata amabilidad lo disponía para ella y sus hermanos.
No era un punto agradable para Akane, quien, haciendo lo que podía trataba de alzarse los ánimos. Algo taciturna, decidió volarse de nuevo del castillo para dar un paseo nocturno...quiza se encontraría con algún conocido, quizá algún alma nueva, la incertidumbre era lo emocionante de esos paseos. Recogio su cabello en una cola de caballo, limpio de polvo su uniforme y colocando sus zapatos (los cuales había dejado en la entrada del castillo por costumbre) se dirigió a su destino: el bosque de los susurros.
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Post by Min Naoto on Aug 27, 2017 6:03:21 GMT
Respiraciones agitadas, pasos por aquí y por allá. ¿Había alguien más esa noche ahí?
Huellas esparcidas, marcas diferentes por delante y detrás. ¿Quien era el responsable?
Pasos a la distancia, gritos enfurecidos y ramas crujiendo fueron las causantes de que el bosque se perturbara, que la neblina se tornara más densa. ¿Algo habría pasado? ¿Qué era todo ese alboroto? Los susurros eran fuertes, la ira era perceptible, la sed de justicia de la gente se hacía notar y sus gritos se hacían escuchar. Entre todo ese ruido, hubo un gruñido que venía justo por arriba de la joven. Algunas hojas cayeron, nada de preocuparse... Oh... Estaba empezando a llover, quizá era hora de que las niñas buenas volvieran a casa para estar a salvo y calentarse cómodamente enfrente de sus chimeneas. Espera un momento, las gotas de aquella lluvia no eran claras, nisiquiera eran tan ligeras como siempre, sino que eran espesas, pesadas... Rojizas.
En cuanto la extrañeza se hizo notoria y su escondite no servía más, una gran bestia de pelaje grisaseo saltó rápidamente del árbol que allí se encontraba y cayó a un lado de la joven de cabellos plata, mirándola recelosamente de arriba a abajo. Se veía indefensa, solitaria... Triste. Definitivamente no era de ellos, no... Debía ser alguien más, alguien que decidió dar un paseo nocturno y se perdió en la espesura. Hubo más ruido. Ellos venían, venían a intentar callar su melodía de cuna, a perturbar el descanso que le había otorgado a aquella que rogaba por el fin y que al fin con su ayuda dormía eternamente entre los brazos de Morfeo. La luz se acercó y la criatura no esperó para echarse a correr, llevando entre sus fauces la pierna de una mujer, la cual sólo era arrastrada como un trapo viejo y sin vida hacia algún lugar desconocido, un lugar sagrado donde nunca más sería perturbada.
El fuego se acercaba, la gente la rodeaba. "¡Os juro que se fue por allí, mirad, aquí hay un rastro!" "¡Juro que voy a matar a esa cosa!" "Han sido 3 éste mes... ¿Cuando va a parar?" "¡Mirad, ahí hay alguien!" "¡Es la bestia!" "ATACAAAAD."
Si la jovencita con la carita llena de sangre quería salvarse de ser apaleada en el lugar de otro, tal vez tendría que correr en ese mismo instante... Quizá alguien debería avisarle que esas personas ya estaban muy hartas y dispuestas a atacar a lo que sea que vieran sin antes investigar bien si tienen razón, o simplemente dejarla allí y sufrir las consecuencias de no irse temprano a la cama. Mmm... Decisiones.
Justo cuando se podría creer que la mujer estaba perdida, la bestia regresó y pasó por debajo de sus piernas, tumbandola en su espalda y corriendo a gran velocidad adentrándose al bosque a través de las ramas secas y esquivando uno que otro tronco que se le cruzaba por el camino. Uno habría pensado que la llevaría a algún lugar seguro y que la resguardaría del peligro de afuera, pero no. Después de un considerablemente corto tramo, simplemente la dejó caer brusca y salvajemente y siguió corriendo por allí, dejándola totalmente sola y considerablemente perdida.
Definitivamente ese hubiese sido un buen día para quedarse en la cama en lugar de salir a hacerse el valiente.
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Post by Akane Enomoto on Aug 28, 2017 23:52:08 GMT
La mujer de larga cabellera, tan cambiante, tan etérea y solitaria...
Llegando a su destino, comprobó por si misma que tal como decían los rumores, el lugar era escalofriante. Podía sentir que, a cada paso entre la espesura de la hojarasca algo se movía, algo la observaba a lo lejos, como si fuese una ingenua presa regalándose en bandeja de plata a alguna bestia. Las gotas de lluvia sacaban de su pensamiento a la mujer, quien veía sus sandalias confundirse entre la tierra fértil pero de color alquitrán, las hojas secas y ennegrecidas, su efímera soledad se vio opacada por unos gritos, los cuales la alertaron y ella ni corta ni perezosa decidió ocultarse cerca de unos arbustos. Extendió su palma unos centímetros frente a su cuerpo, las gotas de lluvia eran escarlatas, como aquella sangre que tanto odio derramar, como sus ojos, como su mancillado cuerpo. Era incluso poética la relación que tomo frente a tan inesperado fenómeno climático, pero quedose ahí, expectante. Los latidos de su corazón eran mas fuertes, cosa que le alegraba, tan muerta se había sentido que aquel retumbar, sonando en su caja toraxica le recordaba que seguía viva, en pie. Levantose entonces la Oni para verificar si no habían moros en la costa, cuando de pronto un estruendoso golpe la hizo voltear: un ser con forma animal, con el pelaje sucio y sus fauces abiertas mostrando unos colmillos impresionantes. Ella al ver aquella cosa retrocedió algunos pasos “Debía ser aquello de lo que hablaban anteriormente aquellas personas”, cual mosca en una telaraña se encontraba Akane frente a frente con la bestia. –“¿Hasta aquí he llegado?....no lo creo"- Se coloco en posición defensiva, dispuesta a atacar de ser necesario, pero aquella criatura tomo otra decisión: se la llevo a cuestas corriendo como un alma desesperada, dejándola a su suerte entre la espesura del bosque. Mirando a su alrededor, decidio que lo mejor seria esperar un poco a que los gritos y ruidos cesaran, para asi, tomar sus sandalias y guardarlas en un pequeño bolso que traía consigo. Trepo hasta la copa de uno de los arboles hasta identificar mas o menos, el sendero por donde había venido, bajo de vuelta al suelo y marco con sus garras aquel árbol como punto de referencia. Hizo lo mismo hasta que logro pisar el camino, identificando de vuelta sus propios pasos, se coloco de nuevo las sandalias y corriendo como pudo, regreso de vuelta al castillo.Esa noche no pudo dormir, pensaba en la bestia, en las personas, todo había sido tan extraño y tan confuso…últimamente había hecho cosas que habían puesto su vida en riesgo, pero había encontrado extrañamente un claro gusto por ello, le causaban adrenalina, eran interesantes. Habían pasado varios días desde su encuentro con ese ser, claro que esta vez no fue tan tarde al bosque de los susurros, era aproximadamente la hora del almuerzo y quizá una pequeña canasta con vieres para un picnic harian su estancia mas llevadera…o eso pensaba. Guiose por las marcas que realizo con sus garras, camino y camino hasta que logro divisar un pequeño claro en donde descansaría encima de una piedra enorme. -"Si te vuelvo a encontrar por aquí...estaré preparada..."-
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Post by Min Naoto on Sept 1, 2017 22:04:17 GMT
Aquella noche agitada y peligrosa, la bestia no conforme con abandonar a la pobre mujer en el bosque a su suerte se quedó entre las sombras para observar las acciones que ésta tomaría, utilizando una nueva forma para no ser descubierto. Quizá la oni no se dio cuenta de eso, pero mientras ella marcaba inteligentemente uno a uno de los árboles para no perderse, un búho la observaba desde la copa de los árboles. [¿Por qué no llora? ¿Por qué no corre?] La dama no parecía tener miedo de lo que pudiese pasarle... Y eso era lo que mantuvo intrigado al shapeshifter, el cual se interesó en ella a tal punto de seguirla incluso por Reapergate. [¿Quién es? ¿De donde viene? ¿Por qué está triste?] Cientas de preguntas cruzaban la mente del "Búho", el cual esperaba al momento para poder observar donde era que esa chica vivía. Al ver por fin el lugar a donde la joven de cabellos plata entró, el animal no pudo evitar ladear la cabeza con confusión. [Va con Lysander Velfast. ¿Por qué va con Lysander Velfast?] La curiosidad se intensificó y estuvo a punto de causar que el shapeshifter se infiltrara en el castillo, pero el recuerdo de "su otro asunto" latió repentinamente en su cabeza y lo hizo voltear hacia atrás, en dirección al bosque. [Será en otra ocasión...] Regresó inmediatamente al bosque y no volvió a salir de ahí hasta al menos algunos días después de haber terminado su deber, siendo guiado por la curiosidad que le traían los recuerdos de aquella noche. Sabía que era probable que no volviese a encontrarse con ella, pero había algo que le atrajo a explorar una vez más el lugar de los hechos. Estando ahí dedicó su tiempo a examinar con cuidado cada marca, cada huella y cada camino, hasta que por fin se sintió un poco aliviado al respecto y decidió dejarlo de lado. [No sé por qué tanto alboroto... No es como si fuera la gran cosa.] Pensó en sus adentros mientras ahora se colgaba y balanceaba cual columpio en algunas lianas que colgaban bien alto entre algunas ramas secas, buscando relajarse (o caer en el intento). Había pasado un rato ya cuando pudo escuchar un par de pasos a la distancia, los cuales hicieron que el rubio abriese los ojos y pusiera atención hacia el origen del sonido, por lo cual topó su mirada en aquella familiar silueta delgada con cabellera platina. - Es ella... - Rápidamente saltó hacia uno de los árboles cercanos a la joven, tomando ésta vez la forma de una pequeña ardilla voladora pequeña e inocente para poder acercarse y observar mejor. [¿Estará aquí por mi?] Se preguntaba en el interior mientras lentamente se acercaba a la gran piedra donde se encontraba Akane, observándola atentamente y examinándola sin cuidado de ocultarsele a la vista. Cualquiera diría que sólo era una simple ardillita que se había acercado porque tenía hambre.
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Post by Akane Enomoto on Sept 7, 2017 1:30:53 GMT
Viendo como el sol se colaba por entre las ramas del claro, la mujer, quien pensativa se encontraba en aquella roca cerca del camino donde anteriormente había hecho su furtivo recorrido días atrás. Tantas cosas inundaban la mente de la One, quien, revisando la canasta que había traído, decidió sacar del interior de esta una de los víveres: galletas de vainilla recién horneadas. El aroma era exquisito, tanto para ella como para quienes les había brindado con anterioridad...pero quizá según su estado de animo no tendrían un sabor tan agradable.
"¿Acaso ando buscandole las faldas a la muerte?..." Quizá si, quizá no, un mero capricho de alguien con el corazón roto, el cuerpo hecho añicos y la mirada perdida. Dio varios mordiscos a la galleta, su sabor era rescatable pero no era lo mejor del mundo "Quizá le falta un poco de canela en polvo...¿habre exagerado con el estracto de vainilla?" . Terminándola, decidió sacar otra y comerla igual, pero un pequeño chillido la tomo por sorpresa. Mirando de un lado para otro desconcertada, buscando el origen de aquel ruidito, se encontró con nada mas que una ardilla, comun y corriente. La miro espectante, como si fuese a darle respuesta a su regreso a ese lugar, pero nada. El animalito estaba curioseando la canasta que ahora yacia en el suelo.
"¿Quizá haya olfateado mis galletas....?" No veia el porque no de darle un poco, así que termino la galleta que estaba comiendo, saco otra y, partiéndola por la mitad se la ofreció a la criaturita. -Hola pequeña...no te asustes, no te haré daño- dijo sonriendo levemente para ocultar su angustia, pero termino mostrándole una expresión bastante melancólica. "Es una cosita tierna y adorable...por lo menos no era lo que esperaba", y no era quien para quejarse al respecto.
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Post by Min Naoto on Sept 12, 2017 4:09:27 GMT
Justo como se lo temía, la mujer le había ofrecido galleta como si fuese un animal callejero. Nunca había sido un gran fan de comer comida ajena, no al menos después de probar las "delicias extravagantes" que solía preparar su compañero de vida. Además ¿Qué no veía que el estaba esponjosito y limpio? Bueno, no la iba a culpar por creer que en verdad se trataba de una ardilla salvaje, puesto que esa era en verdad su intención. En fin... ¿Cómo rechazar la comida de una joven que lo miraba con aquellos ojos tan tristes? [¿Por qué está triste?´¿Por qué?] Se preguntaba la ardillita en el interior mientras se acercaba cautelosamente a quitarle la galleta de la mano a la chica con sus dientesitos y se alejaba corriendo en caso de que quisiera atraparlo. [Quizá está sola...] Pensó mientras corría en dirección a los árboles con la intención de mirar nuevamente desde una distancia segura, pero una idea retorcida cruzó por su mente y lo hizo frenar antes de salir de la vista de la oni. [Quizá... Quiere unirse.]
Volteó hacia atrás, mirándola fijamente mientras se metía la galleta a la boca con ambas manitas, haciendo que sus mejillas se estiraran y se inflaran de una manera tierna. [Necesito investigar primero... Sí, hablaremos. Hablaremos y luego lo decidiré.] ¿Quién diría que un animalito tan bonito tenía pensamientos tan morbosos? La ardillita se quedó ahí, esperando y moviendo su colita para que la mujer sintiese curiosidad y la siguiera, pero al parecer el mensaje no era lo suficiente fuerte ni claro, por lo cual decidió alejarse más y meterse entre unos arbustos, sacando la cabeza una vez más para que lo notara. [Ven... Ven conmigo... Ven a jugar.]
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Post by Akane Enomoto on Sept 17, 2017 2:44:56 GMT
Ver a la pequeña criaturita la reconfortaba de cierta manera, aquella Oni quien no estaba en su mejor racha necesitaba por lo menos su propia compañía para poder aceptar la dura realidad que pasaba frente a sus narices. Fijo su mirada en los ojos de la ardilla, eran de un Azul profundo...bastante bellos, con un brillo curioso que la hacia ver bastante tierna. -Por lo menos no eres alguien a quien juzgaría a un ser como yo...- lo decía para el animalito pero también para ella.
Aquella raza de seres con fuerza sobrehumana, piel de distintos tonos, largos colmillos y una voluntad inquebrantable...pero con un pasado manchado de tragedias. Acerco un poco mas su mano, temblorosa porque se había puesto un tanto nerviosa -"Ojalá no se asuste y salga corriendo..."- pero hizo lo que había pensado, con la diferencia en que ahora tenia la galleta entre sus patitas y la devoraba gustosa. -Espero haya quedado rica- sonriéndole ahora con un poco mas de alegría, sus ojos se iluminaron por un breve instante. Ladeo la cabeza al verla terminar su merienda, llenandose las mejillas como si fuese un hámster, no pudo evitar soltar un "Awwww" por la reacción. Accediento a las intenciones de la ardilla, Akane decidió seguirla mientras esta corria y se metía entre arbustos y matorrales, por un momento se sintió como aquel cuento que contaba su madre a ella y a sus hermanas, aquella historia de una jovencita quien, siguiendo a un conejo blanco entraba a un país de ensueño.
Aunque fuese una ardilla...quiso momentáneamente escapar de su propia realidad, simplemente huir.
-¡Ven pequeña...n-no corras tan rápido!- decía la agitada mujer quien trataba de seguirle el paso, sus sandalias de madera resonaban cual tambores mientras daba paso por paso, cargaba su canasta con una mano, mientras trataba con fuerza de que no se le cayera. Su cabello ondeaba con el viento mientras cada vez se adentraba mas en aquel bosque misterioso, a lo lejos, el claro en donde había estado sentada desaparecia entre la hojarasca. Dejaba la tristeza a un lado, estaba enfocada en ver a donde la llevaría...quizá a un nuevo lugar, quizá a su muerte, quizá con alguien nuevo...¿quien sabe?.
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Post by Min Naoto on Sept 24, 2017 0:22:01 GMT
MORDIÓ EL ANZUELO. La ardillita corrió y corrió entre la muerta vegetación del bosque, desplazándose con gran facilidad entre las hojas muertas e incluso algunos troncos caídos que hacían fácil que algún tropezón llegase a ocurrir. Cada que sentía que la mujer se estaba quedando atrás, paraba un poco para esperarla y luego volvía a correr. Sin embargo, en el último tramo de su "carrera" la pequeñita se echó a correr incluso más rápido y sin dudar ni voltear hacia atrás, se apresuró a adentrarse entre la hierba que servia como valla para la posada, para después meterse entre la madera que servía de base a la misteriosa casa, por lo que terminó perdiéndose de vista. Habiendo entrado en el cimiento de la casa, "la ardilla" rápidamente buscó una de sus entradas ocultas y se metió por ahí, recorriendo algunos escasos metros por debajo del piso de la casona y saliendo a la superficie por un pequeño agujero oculto detrás de una vitrina en la que guardaba sus muñecas. Rápidamente tomó su forma humana nuevamente y se apresuró hacia un espejo, arreglándose hasta el mínimo detalle y acomodándose el cabello frente al ojo en tiempo récord mientras masticaba por fin la condenada (y deliciosa) galleta. [Hey, no está mal.] Pensó en sus adentros mientras que, recordando la importancia de la situación, tomó la comida de sus queridas mascotitas y corrió hasta una pequeña terraza que tenía vista al exterior de la posada saliendo muy de prisa, cosa que lo hizo resbalar y caer de sentón en el piso mientras continuaba desplazándose con el trasero debido a la velocidad que llevaba. El golpe sin duda fue doloroso e hizo que el rubio se sobara las sentaderas cuando por fin paró de resbalarse con un gesto de dolor, pero al escuchar que la joven ya estaba cerca, ignoró el dolor y se dedicó a acomodarse como era debido y hacer una expresión serena mientras tomaba un poco de alimento en su mano y se los lanzaba a los peces, haciendo como si no se diera cuenta de la presencia de la oni que venía corriendo directo a donde estaba él (Aunque por fuera de la valla de la posada, claro). [ME DUELE, QUE IMBÉCIL SOY.]
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Post by Akane Enomoto on Sept 27, 2017 4:50:56 GMT
Akane, quien seguía a sus instintos perseguia a aquella pequeña criatura por la espesura de la hojarasca, teniendo cuidado a cada paso para que sus sandalias no fuesen a enterrase en alguna raíz o hacerle tropezar por error y perderla de vista. Su respiración estaba agitándose, su corazón estaba a mil por la adrenalina, y su mente centrada en el “¿Y ahora que me encontrare?”.
Desafortunadamente la ardillita le tomo ventaja, desapareciendo de su vista para la mala suerte de la mujer, quien, confundida se detuvo unos instantes para recobrar la respiración. Se acomodo el cabello el cual le había tapado un poco la cara, estirose un poco para luego seguir por el camino donde ella la había dejado atrás.
Entrando en un terreno peculiar, un tanto distinto al que había recorrido metros atrás, logro divisar a lo lejos una casona de madera estilo oriental, por un momento los ojos de la oni se llenaron de nostalgia puesto que, de algún modo le recordó a su antiguo hogar. Paso a paso se acercaba a la residencia cuando, un estrepitoso golpe la saco de sus pensamientos, dando un respingo acelero el paso para encontrarse cara a cara con una “doncella” de rubios cabellos, bastante hermosa, la cual estaba alimentando unos peces.
–“Son unos koi…”- pensó la de cabellos plateados para hacer una reverencia formal a modo de saludo. –Disculpe la molestia….y-yo….- no podía decirle de buenas primeras que había estado correteando una pequeña ardilla, asi que intento sonar lo mas razonable posible. –Me he perdido y, mientras caminaba me he encontrado con este bello lugar…espero mi presencia no le desagrade- Akane se notaba timida, pero mantenía su amabilidad para agradar a la desconocida.
No sabia exactamente su situación, lo cual la llenaba de una enorme curiosidad...
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Post by Min Naoto on Oct 22, 2017 3:49:25 GMT
La bella jovencita había caído justo en su trampa cual colibrí atraído por la dulce fragancia de una planta carnívora, por lo que el joven no pudo evitar sonreír con malicia por un instante, mas no pasó mucho tiempo para cuando aquella mueca victoriosa mutó a una agradable, dulce y educada, típica de la facha inocente que solía mostrar antes de sacar las garras y atacar. La mujer se notaba tímida y deliciosamente nerviosa, así que entrando en su papel de mujer comprensiva, el rubio elevó su mirada y devolvió aquella reverencia con educación mientras cerraba sus ojos. - ¿Desagradarme? Para nada, siempre es bueno conocer nuevos horizontes. - Respondió la "mujer", abriendo sus ojos nuevamente y observándola fijamente. - ¿Está perdida? No se preocupe, pase... Pase... Seguramente debe estar cansada. Aquí todos los viajeros son bienvenidos. - Dijo al mismo tiempo que, con sutileza, se levantaba de su lugar y estiraba una de sus manos hacia la mujer. ¿Quién hubiese pensado que entre ellos ocurriría algo más allá de un simple crimen más? Que las mientras ellos se observaban mutuamente aquel momento entre la lluvia las hojas que caían dando su último respiro para finalmente perecer en el suelo de aquel bosque maldito, el destino estaría entonando un arrullo que, aunque ellos no pudieran escucharlo, lo sentían en el fondo de sus huesos. Esa canción que uniría sus caminos para siempre.
-Fin del thread-
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