Post by Labiacarpi on Aug 27, 2017 23:56:13 GMT
Nombre: Labiacarpi.
Género: Masculino.
Edad: 123
Raza: Elfo.
Corte: Ninguna.
Lugar de Residencia: Reapergate. También tiene una casa-árbol en Shangri Lax.
Ocupación: Prostituto y cazador de medio tiempo.
Stats:
• Fuerza: ★★★
• Inteligencia: ★★
• Social: ★★
• Agilidad: ★★★
• Defensa: ★★
Habilidades raciales:
• Precisión élfica (Bonificación +10 en tiradas de d20 para atacar con precisión): En una probabilidad de 95%, los elfos atinan al objetivo con el que apuntan sus flechas.
• Agilidad aumentada ( +★★★ Agilidad ): Habilidad de ser considerablemente más rápidos y flexibles.
• Paso Salvaje (+★★ Agilidad ): Con esta habilidad, los elfos pueden ignorar el terreno difícil cuando se desplazan. Es decir, que pueden caminar sin dificultad alguna por pantanos, sitios escabrosos, arena, etc.
Personalidad: Malhablado / Cruel / Caliente / Directo / Arriesgado / Coqueto / Apático
Es un elfo harto de las hipocresías que le presenta la vida. Confía en sí mismo por sobre cualquier otro arcano y está dispuesto a lo que sea con tal de conseguir lo que quiere. No teme traicionar a nadie y muchas veces se ha metido en problemas debido a su propia impulsividad. Sus palabras son obscenas, su humor es asesino, mas sus movimientos son gráciles y su lengua afilada suele decir la verdad. Será un cabrón, pero es un cabrón honesto.
Historia:
Labiacarpi nació en una pequeña colonia élfica escondida en medio de un bosque milenario, protegido por magia ancestral. Su padre siempre fue respetado por la comunidad y el vacío que dejó su madre al morir enferma fue cuidadosamente llenado por su amor y sabiduría; muchas veces bromeó diciendo que su hijo aprendió a utilizar el arco y flecha y trepar árboles antes de aprender a caminar.
Despreocupado, enérgico, un poquito cínico, pero sobre todo feliz, vivió en calma durante muchos años. Se enamoró perdidamente de otro elfo dentro de la misma colonia y ambos tenían la impresión de estar hechos el uno para el otro. Casi vivió feliz por siempre, pero no se puede tener todo en la vida.
A Labiacarpi le gustaba salir y juntarse con los humanos, ya que así aprovechaba de enterarse de los chismes de los pueblos cercanos y de desviar la atención de los hombres del misterioso bosque donde vivía. Muchas veces llegó a pasar hasta una semana afuera, viajando y vendiendo lo que cazaba en el camino. Le gustaba salir. Después de uno de esos viajes largos, cuando iba de vuelta a su hogar, vio una gran columna de humo a la lejanía. Mientras más se acercaba, más fuerte era el olor a madera chamuscada y más seguro estaba de que el incendio era cerca del bosque, por lo que comenzó a correr. Cuando por fin pudo ver las llamas comprobó, horrorizado, que las lenguas de fuego estaban devorando el bosque donde se había criado, donde vivían su único familiar y el amor de su vida. Encontró ambos cadáveres completamente quemados.
Se fue de allí apenas terminó de enterrarlos. Trató de vivir entre los humanos y no le resultó. Trató de vivir por su cuenta y no le resultó. Para cuando por fin llegó a Mirovia, ya estaba demasiado cansado como para seguir pretendiendo que todo está bien.
Su nuevo lema es "jódanse".
Datos curiosos:
• Tiene la rara costumbre de que, si caza algo, TIENE que destriparlo y/o desollarlo. Su casa está llena de plantas y de cueros de animales (y dicen por ahí que también guarda algunos órganos), por lo que huele a una extraña mezcla de muerte y yerbas. También tiene un montón de frascos de aceites aromáticos, para disimular el hedor.
• No le molesta en lo más mínimo decir que es prostituto. Está orgulloso de su profesión, ya que “no es un negocio para cualquiera”.
• Cuando los animales que caza no le dan suficiente carne como para ser útiles, guarda su sangre y la vende en el mercado negro a precio de oferta. Siempre hay vampiros desesperados de hambre por ahí.
• Le arrancaron una oreja en una pelea y en otra le rajaron la cara con una daga. Trata de cubrir al cicatrices con su largo cabello, pero también reconoce que son excelentes para empezar conversaciones.
• Le tiene pavor al fuego, no soporta verlo y probablemente se paralice de miedo en su presencia.
• Es novio de un cerbero adorable (según él) llamado Goody. Lo ama con todo su corazón y le dice “cachorrito” de cariño.
• Cuando era joven se la pasaba trepando árboles. Hoy todavía le gusta mucho, mucho trepar árboles y saltar entre sus ramas. Casi nunca se cae.
• Mide 1,65.
Imagen complementaria: -en proceso-
Género: Masculino.
Edad: 123
Raza: Elfo.
Corte: Ninguna.
Lugar de Residencia: Reapergate. También tiene una casa-árbol en Shangri Lax.
Ocupación: Prostituto y cazador de medio tiempo.
Stats:
• Fuerza: ★★★
• Inteligencia: ★★
• Social: ★★
• Agilidad: ★★★
• Defensa: ★★
Habilidades raciales:
• Precisión élfica (Bonificación +10 en tiradas de d20 para atacar con precisión): En una probabilidad de 95%, los elfos atinan al objetivo con el que apuntan sus flechas.
• Agilidad aumentada ( +★★★ Agilidad ): Habilidad de ser considerablemente más rápidos y flexibles.
• Paso Salvaje (+★★ Agilidad ): Con esta habilidad, los elfos pueden ignorar el terreno difícil cuando se desplazan. Es decir, que pueden caminar sin dificultad alguna por pantanos, sitios escabrosos, arena, etc.
Personalidad: Malhablado / Cruel / Caliente / Directo / Arriesgado / Coqueto / Apático
Es un elfo harto de las hipocresías que le presenta la vida. Confía en sí mismo por sobre cualquier otro arcano y está dispuesto a lo que sea con tal de conseguir lo que quiere. No teme traicionar a nadie y muchas veces se ha metido en problemas debido a su propia impulsividad. Sus palabras son obscenas, su humor es asesino, mas sus movimientos son gráciles y su lengua afilada suele decir la verdad. Será un cabrón, pero es un cabrón honesto.
Historia:
Labiacarpi nació en una pequeña colonia élfica escondida en medio de un bosque milenario, protegido por magia ancestral. Su padre siempre fue respetado por la comunidad y el vacío que dejó su madre al morir enferma fue cuidadosamente llenado por su amor y sabiduría; muchas veces bromeó diciendo que su hijo aprendió a utilizar el arco y flecha y trepar árboles antes de aprender a caminar.
Despreocupado, enérgico, un poquito cínico, pero sobre todo feliz, vivió en calma durante muchos años. Se enamoró perdidamente de otro elfo dentro de la misma colonia y ambos tenían la impresión de estar hechos el uno para el otro. Casi vivió feliz por siempre, pero no se puede tener todo en la vida.
A Labiacarpi le gustaba salir y juntarse con los humanos, ya que así aprovechaba de enterarse de los chismes de los pueblos cercanos y de desviar la atención de los hombres del misterioso bosque donde vivía. Muchas veces llegó a pasar hasta una semana afuera, viajando y vendiendo lo que cazaba en el camino. Le gustaba salir. Después de uno de esos viajes largos, cuando iba de vuelta a su hogar, vio una gran columna de humo a la lejanía. Mientras más se acercaba, más fuerte era el olor a madera chamuscada y más seguro estaba de que el incendio era cerca del bosque, por lo que comenzó a correr. Cuando por fin pudo ver las llamas comprobó, horrorizado, que las lenguas de fuego estaban devorando el bosque donde se había criado, donde vivían su único familiar y el amor de su vida. Encontró ambos cadáveres completamente quemados.
Se fue de allí apenas terminó de enterrarlos. Trató de vivir entre los humanos y no le resultó. Trató de vivir por su cuenta y no le resultó. Para cuando por fin llegó a Mirovia, ya estaba demasiado cansado como para seguir pretendiendo que todo está bien.
Su nuevo lema es "jódanse".
Datos curiosos:
• Tiene la rara costumbre de que, si caza algo, TIENE que destriparlo y/o desollarlo. Su casa está llena de plantas y de cueros de animales (y dicen por ahí que también guarda algunos órganos), por lo que huele a una extraña mezcla de muerte y yerbas. También tiene un montón de frascos de aceites aromáticos, para disimular el hedor.
• No le molesta en lo más mínimo decir que es prostituto. Está orgulloso de su profesión, ya que “no es un negocio para cualquiera”.
• Cuando los animales que caza no le dan suficiente carne como para ser útiles, guarda su sangre y la vende en el mercado negro a precio de oferta. Siempre hay vampiros desesperados de hambre por ahí.
• Le arrancaron una oreja en una pelea y en otra le rajaron la cara con una daga. Trata de cubrir al cicatrices con su largo cabello, pero también reconoce que son excelentes para empezar conversaciones.
• Le tiene pavor al fuego, no soporta verlo y probablemente se paralice de miedo en su presencia.
• Es novio de un cerbero adorable (según él) llamado Goody. Lo ama con todo su corazón y le dice “cachorrito” de cariño.
• Cuando era joven se la pasaba trepando árboles. Hoy todavía le gusta mucho, mucho trepar árboles y saltar entre sus ramas. Casi nunca se cae.
• Mide 1,65.
Imagen complementaria: -en proceso-