Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 24, 2017 21:26:09 GMT
Ya había ido de visita con su hermano Ariel, Asthur, ahora sólo faltaba Ajani. Recordaba las sabias palabras del Señor Velfast: si tanto quería que fuera a su fiesta, debía invitarlo en persona y no por la tableta. Qué bueno era ese señor; debía mandarle un canasto con flores lo más pronto posible por su consejo tan útil... ¿Dónde vivía? Ah... sí, en Reapergate. Mientras pensaba en esto, preparaba todo lo necesario para su viaje a Shangri Lax; ya se había decidido. Le había pedido a uno de los dragones de la corte que la llevara hasta allá; era más sencillo. Sin embargo, se detuvo por un segundo ante una imagen que le erizó la piel. Black Stag... curiosamente la noche en que lo había visto no tuvo pesadillas... Qué raro... ¿Debía decirle a alguno de sus hermanos que se presentó ante ella? No... mejor no... tal vez sólo los preocuparía; siempre tan buenos con ella.
Amarró su cabello en una cola de caballo; los calores de la jungla eran de lo más hostiles con ella. Juntó varios botes de cristal con agua, varias semillas, y todo lo puso en un bolso. Detestaba cargar bolsos pero era necesario. Se puso unas sandalias para proteger sus pies del clima tan cálido. La última vez que había ido... tal vez un siglo atrás, las plantas de sus pies sufrieron tanto que tuvo que ponerse aloe por un mes. Pues bien, todo parecía estar en orden. ¡Ah! Corrió apresurada al recordar que hacía falta algo. Pasaba de largo a los sirvientes que se reverenciaban ante su presencia más sólo dejaba una brisa que movía los cabellos de aquellos cortesanos; ya estaban acostumbrados. Saludaba cuando se acordaba pero estaba dispuesta a una sola cosa. Llegó al jardín y caminó hasta una estructura hecha de arbustos que tenía en su sección favorita; una figura de Ajani que había hecho semanas atrás. Estaba muy orgullosa de su creación por lo que tomó unas fotografías con su tableta arcana. Se aseguró de tener cada ángulo; si el Rey del Sol no se dignaba a verla en persona al menos le llevaría esas imágenes para que se asombrara. Miró con orgullo la pantalla de su artefacto y lo colocó dentro de su bolsa. Ahora sí... todo parecía estar en orden.
El dragón se encontraba esperándola, ya en su forma Verdadera. Antes de subir, Aesther acarició su rostro, agradecida por el favor y una vez estando asegurada en su montura, la criatura emprendió vuelo sin problemas. La Soberana de la Primavera amaba salir de sus dominios; cada parte de Mirovia poseía su belleza y encantos muy particulares. Podía ver por debajo, a lo lejos, el Lago de las Hadas y todavía más lejos, el volcán de Draconia, cuyo calor casi podía sentir desde ahí. Las palmeras y árboles de Shangri Lax iban acercándose más y más. La ninfa sintió cómo su corazón resonaba casi tan fuerte como aquellos tambores que tanto resonaban en la corte del verano. Era una emoción muy grande, siempre, ver a los otros Soberanos. Los quería enormemente. El dragón al fin descendió frente al Templo del Verano.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Apr 24, 2017 23:07:39 GMT
Gracias a los cielos despejados, no fue difícil notar que un gigantesco dragón se acercaba al Templo del Verano, en donde Ayani descansaba cómodamente en su trono mientras se llenaba la boca con un mango recién traído de la jungla de Shangri Lax. Uno de los guerreros del verano entró al templo, con un rostro de ligera preocupación y duda de decir quién venía montado en ese dragón. – S-Señor Ajani? –
El Rey del Sol Alzó las orejas y miró a quien acababa de llegar. Se sentó correctamente tirando el hueso del mango a un lado y se limpió la boca con el brazo. – Viejo compañero! Qué te trae por aquí? – Preguntó con su vigorosa voz.
- Bueno fijese que… vino alguien. – - ¿Oh? ¿Un visitante de tierras lejanas? – Preguntó poniéndose de pié y caminando hacia la puerta del templo. - Algo así, pero… bueno… digo… Señor…- - Guerrero no tartamudee. – Lo regañó poniéndose el puño al pecho. – Eso es un signo de cobardía e inseguridad! – - B-Bueno si pero… - - -¡¡ A-AESTHER?! Q-QUÉ HACES AQUÍ?! -
Se esperaba todo menos lo que acontecieron sus ojos en el momento que que puso un pié fuera de la gran pirámide. Allí estaba ella, Aesther. Bajando de un enorme dragón siendo ayudada amablemente por varios guerreros del verano que estaban portándose caballerosos para variar.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 24, 2017 23:17:50 GMT
Aesther descendía del dragón con la gracia que su cuerpo le permitía tener en ese momento, o sea, ninguna. Estaba tan emocionada por estar en Shangri Lax que tropezó un poco, sin embargo, no se cayó, gracias al firme y atento toque de los guerreros del Templo que en seguida habían acudido a su llegada. Levantó la mirada y al ver a Ajani su rostro se iluminó. Estaba sumamente feliz. -¡Hola!- exclamó de manera sumamente casual. Como si estuviera en su propio templo corrió hasta él, sin importarle lo mucho que su bolsa chocaba contra sus caderas. Lo detestaba pero eso era insignificante en ese momento. -¡COMO NO QUIERES IR A VISITARME YO VINE!- exclamó con el ceño fruncido una vez que se encontraba ya frente a él. Sus tamaños eran sumamente contrastantes pero eso no intimidaba a la ninfa. Veía a Ajani como alguien cercano, no se intimidaba al estar en su presencia.
No duró mucho tiempo con aquella expresión de enfado en su rostro; ¿cómo podía teniendo a su amigo tan querido a tan poca distancia? Inmediatamente extendió sus brazos para abrazar al Rey del Sol. Aunque este tuviera sus brazos en sus costados, no le importaba. Su cuerpo se sentía tan cálido y su melena era demasiado suave. Aesther siempre había querido trenzarla pero con los años había aprendido que debía esperar a que él se lo pidiera... estaba segura que en algún momento pasaría. -Te traje un regalo... bueno, dos... en realidad- comentó aún apoyando su rostro contra el pecho del rakshasa. Toda preocupación que sentía aún por haber visto a aquél ser de oscuridad aquella noche se había disipado en ese momento; Ajani realmente era como el Sol.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Apr 24, 2017 23:50:43 GMT
No solo la visita lo había tomado por sorpresa, sino también la manera en que la chica se le había abalanzado para abrazarlo con una enjundia indescriptible. Era como si quisiera matarlo por estrangulamiento. Quisiera, porque era más que obvio que no podía hacerlo.
Ajani se quedó inmovilizado, sin poder pensar bien todo lo que estaba pasando. Lo peor de todo, era que la mitad de la Corte del Verano estaba viendo aquello pasar. Ajani rápidamente carraspeó y tomó la la chica de los hombros, abruptamente apartándola como si se tratara de un perrito. – Eh. Si. ¿Quién lo diría? Veniste hasta acá. Supongo que la Soberana de Primavera cumple sus promesas. – Dijo intentando recobrar su temple. – Aunque sean tontas e irrlevantes… - Dijo por lo bajo, esperando que no lo escuchase. Sin embargo, su amargura pronto se tornó en interés. Sus pupilas se dilataron cual gato curioso cuando escuchó algo sobre no uno, sino dos regalos. ¡Ofrendas para EL Rey del Sol? No esperaba menos. Si ya lo iba a hacer pasar un mal rato, al menos debía ofrecerle algo.
- De verdad, de verdad DE VERDAAAAD… No te hubieras molestado. – Lo decía en serio, NO lo hubiera hecho. No le hubiera traído eso y tampoco hubiera venido. Pero ya no podía hacer nada mas que aguantarla. No era como si pudiese correrla así como asi… - Bueno y ¿qué es? -
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 25, 2017 1:52:17 GMT
Mientras Ajani la apartó de aquella manera, Aesther sólo comenzó a reír. Realmente le causaba gracia la manera en que su amigo se esforzaba por no ser cariñoso con ella, sin embargo, eso no lastimaba los sentimientos de la Soberana de la Primavera. -¡Eres demasiado gracioso, Ajani!- exclamó después de haberlo escuchado decir aquello, ignorando por completo que el Rey del Sol seguramente hablaba muy en serio. Alzó la cabeza para mirarlo, sintiéndose satisfecha al notar la curiosidad que de pronto dominó aquél rostro que brillaba tanto como el Sol. -¡Ajani! Es lo menos que puedo hacer; no hay obsequio más grande que el de tu amistad así que siempre que tenga la oportunidad te llenaré de presentes para agradecerte- comentó escarbando entre su bolso, haciendo a un lado varias libretas, pañuelos, flores y demás cosas que no tenían ningún tipo de utilidad.
Al fin dio con la bolsita donde llevaba sus semillas y su tableta arcana. Movió su mano para tomar la del rakshasa y colocar el envoltorio de tela en su palma. -Son semillas de bromelia- comentó haciendo contacto con los ojos tan brillantes de su amigo. -Tengo estas plantas en mi parte favorita del jardín y siempre que las veo pienso en ti. Tiene unas hojas que se extienden hacia arriba; se parecen a tu melena tan bonita. Algunas crecen rosas entonces es la mezcla perfecta porque es mi color favorito-. Se encontraba de pie frente a él mirándolo expectante por su aprobación. Si por algo anhelaba desde que Mirovia había empezado a vivir era recibir aprobación de Ajani; definitivamente que de todos sus amigos Soberanos era el que más se negaba a demostrarle afecto, el cual, Aesther estaba segura que existía.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Apr 25, 2017 2:36:16 GMT
Se quedó perplejo al ver en su enorme palma la bolsita de tela que le había dado Aesther. Semillas. ¿¡Semillas?! ¡Qué diantres iba a hacer con semillas? Creía que se daría el tiempo de plantarlas y de cuidarlas? EL Rey dle Sol no hacía semejante cosa! Intentó sonreir para agradecerle pero aun así se encontraba realmente confundido por aquel regalo. No obstante, después de que la chica le dió la explicación del por qué había escogido tales plantas, se mordió la mejilla con algo de vergüenza. Un regalo, no importara que fuese, era un regalo y debía de apreciarlo como tal. La chica había pensado en el lo suficiente como para darle algo que le recordaba a el y a su vez, del color que a ella más le gustaba.
Suspiró derrotado ante el gesto y puso aquella bolsita dentro de su pantalón. - Gracias Aesther. Atesoraré tu obsequio. - Cerró los ojos y se inclinó para hacer una reverencia.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 25, 2017 2:55:16 GMT
No notó la ligera decepción en el Rey del Sol, para ella, esa reverencia había sido la mejor respuesta que pudiera recibir, sin embargo, recordó que todavía había algo que enseñarle. -Ah... Ajani pero eso no es todo- indicó alzando su dedo índice con cierta determinación. Su gesto se encontraba serio, como si el Soberano aún no debiese de estarle agradecido puesto que había más qué darle. Colocó su tableta frente a su rostro, moviendo su dedo sobre la pantalla para buscar lo que deseaba mostrarle. -Creo que te gustará, seguramente que a tus guerreros también. ¡OIGAN MIREN, VENGAN!- exclamó alzando una de sus manos para llamarlos con aquél gesto. Aesther no se medía a veces y no le era suficiente el interactuar, en este caso, con Ajani, sino con todo quien se encontrara cerca. Mordía su labio inferior pasando la yema de sus dedos para ir despejando las imágenes que no eran las correctas; todas eran flores, fotos de "cámara oculta" de sus cortesanos, nubes, alguna que otra abstracta difícil de distinguir... comenzó a desesperarse. Resopló impaciente, ya a estas alturas rodeada por los guerreros quienes se asomaban con cierta curiosidad para ver la tableta de la Soberana de la Primavera. -¡Ya está!- exclamó una vez que dio con lo que quería enseñarle.
Estiró el brazo para colocar la tableta frente al rostro del Soberano del Verano el cual pudo ver una imagen que contenía una figura hecha de arbustos con su figura... Estaba muy bien hecha. A diferencia de los dibujos mediocres de Aesther, la topiária se le daba a la ninfa. -¡Por eso quería que fueras! Quería que te sorprendieras al verla en persona; pero eres muy terco... no me quieres ver- dijo con sus gruesas y rosadas cejas encajadas en su ceño pero a pesar de ello, sonreía, esperando de nuevo para ver la reacción de su amigo.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Apr 25, 2017 7:54:39 GMT
Ajani se molestó un poco al ver como los guerreros le hacían caso a Aesther. Era cierto que la curiosidad era fuerte en ellos, pero, tanto así como para pasar por encima de su Soberano? Bueno, debía admitir que a el también le interesaba ver lo que sea que tuviese en la tableta. Se acercó un poco, levantando una ceja para observarla. Paso una, dos... cuatro, seis pictos. Vaya que Aesther tenía su cabeza por todas partes. Ni siquiera podía hacer algo tan sencillo como mostrarle una simple pictografía bien. Además de que tuvieron que pasar sus dibujos infantiles. Ajani se moridó el labio para no soltar un carcajada ante tal cosa pero pronto, aquella risa se alejó de el cuando vió de lo que se trataba lo que Aesther quería mostrarle.
Sintió un pequeño nudo en la garganta generada por culpa y un poco de vergüenza. Siempre trataba a Aesher tan mal. Huyéndole de todo. Si, puede que la chica fuese increíblemente infantil, que siempre estuviese sonriendo como boba pero... Si no era ella, ¿Quién más lo haría? Se esforzaba mucho, y eso era lo más importante. - Pues... Te quedó bien. Creo. - Dijo cruzandose de brazos en un tono algo burlón. Puede que estuviese conmovido, pero no quería perder su "frescura" en cuanto a su actitud.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 25, 2017 8:06:40 GMT
Aesther era pésima detectando el sarcasmo por lo que ese comentario lo tomó como crítica constructiva. Se llevó una mano a la mejilla devolviendo la tableta frente a su rostro, analizando los detalles de la escultura. -Creo que tienes razón- comentó suspirando un tanto derrotada. -Creo que aún no puedo plasmar en su totalidad la fuerza de tus músculos, especialmente de tus pectorales- indicó con su dedo índice sobre la pantalla para después mirar a Ajani a los ojos, como buscando de nuevo su aprobación. Al decir la Soberana aquello, provocó que algunos de los guerreros tuvieran que presionar sus labios, tratando de no reírse enfrente de su líder. ¡Eso no! Aesther tenía un rostro de lo más serio, como si estuvieran discutiendo un asunto de suma gravedad... pero para la Soberana de la Primavera eso era algo que merecía ser hablado de esa forma. Se tomaba muy en serio su arte. -Ahora deberé arreglarlo- comentó guardando su tableta en su bolso mientras se llevaba un dedo a la boca, pensando en maneras de hacer que su obra se pareciera más al Rey del Sol.
Se encogió de hombros; no podría hacer nada hasta regresar a casa. Tomó la mano de Ajani, haciendo a un lado que él la había alejado antes ya. -Bueno, ni qué hacerle. ¡Llévame a un lugar para plantar tu regalo!- exclamó emocionada. En todo el tiempo de conocerlo, Ajani jamás le había dado un tour completo por su Templo. Ya no quería pedírselo pero nunca se rendía, por lo que ya buscaba formas más disimuladas para mandarle sus indirectas.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Apr 25, 2017 21:05:04 GMT
Pudo sentir un sonrojo coloreándole ligeramente las mejillas en el momento en que Aesther se refería a sus músculos como grandes y prominentes. Bueno, era cierto. No lo podía negar. El Rey del Sol tenía una figura incomparable, así como un bronceado perfecto que contrastaba con su dorada y radiante cabellera. Su burbuja de ego reventó cuando sintió la mano de Aesther tomar la suya, mirándola con algo de confusión. – Eh… De acuerdo. – Apretó un poco la mano de la chica y la guía hacia el interior del templo el cual, era iluminado por dentro con enormes antorchas tribales. Las paredes, engravadas con simbolos y dibujos, contaban la historia de cómo los soberanos habían llegado a Mirovia y, como Ajani había despejado el cielo para que el sol brillara sobre la tierra, alimentando a los pastos y a la gente con su luz. En el centro del templo, había un traga luz que dejaba pasar rayos de sol hacia un área con tierra y rocas. – Creo.. Que este es un buen luigar. – Mencionó a Aesther, apuntando con su mano para cederle el paso.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 25, 2017 21:28:28 GMT
Aesther caminó al lado del Rey del Sol hasta el interior del templo. En todo el tiempo que tenía de conocerlo jamás lo había visto por dentro. Soltó la mano del Soberano, tomando su invitación para pasar. Se quedó de pie por un momento, asombrada por todo lo que veía. Los dibujos que relataban de una manera tan hermosa las hazañas de Ajani; eran muy fieles a como había sucedido todo en realidad, aunque le hubiera gustado estar representada en aquellos dibujos... Ella también había estado ahí. -Yo también pude haber dibujado esto- dijo para sí misma sintiéndose ligeramente ofendida, estando completamente negada a sus talentos como dibujante. Simplemente... era totalmente ciega a su falta de habilidad en ese departamento.
Caminó lentamente hacia el área en donde plantaría las bromelias, apreciando la manera tan amable con la que el sol se filtraba por aquél tragaluz. Era un templo hermoso, ¿por qué Ajani no se lo había mostrado antes? Ella le había dado un tour por toda su casa... excepto su habitación... ahí sí, los chicos no pueden entrar. Se hincó frente a la tierra que se sentía tan cálida entre sus dedos que ahora estaban hundidos para hacer un hueco. Era húmeda, suave, se veía igual que como era en el Templo de la Primavera, pero se sentía diferente. Cerró los ojos por un momento mientras acercaba una de sus manos a su rostro para oler aquella tierra. Dejó escapar un suspiro lleno de satisfacción; podía percibir la vivacidad del terreno. La tierra estaba agradecida con Ajani, podía sentirlo. Estaba dándole la espalda al Soberano, por lo que se dio la vuelta para darle la cara. -¿Podrías darme las semillas?- preguntó sonriente sólo que ahora podía percibirse un poco más solemne su tono.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Apr 26, 2017 7:19:46 GMT
Rodó los ojos y meneó su cabeza de un lado a otro al escuchar a Aesther decir que ella bien pudo haber dibujado los murales en el templo. ¿Con esos dibujos tan feos? Lo dudaba enormemente. Caminó junto a ella y se detuvo en cuanto se puso de rodillas para revisar el pedazo de tierra que le había mostrado. Se tomó su tiempo para sentir la tierra debajo de sus dedos con mucha delicadeza para luego pedir las semillas que Ajani traía en su mano. Se las extendió y dió varios pasos hacia atrás, solo para enmarcar mejor la memoria lo que estaba ocurriendo.
Pensó que, quizá sería buena idea tomar una pictografía de ese momento. Tomó la tableta arcana que tenía colgando a un costado de su pantalón y grabó la memoria en el dispositivo sin decirle a Aesther lo que acababa de hacer. Verla tan dedicada, tan comprometida y a la vez tan simple y fresca hizo que al Rey del Sol le brotara una pequeña chispa dentro de si mismo. Una punzada que le fué difícil explicar.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 26, 2017 8:05:16 GMT
Tomó la bolsa de las manos de Ajani y sin perder más tiempo vació las semillas dentro de aquél hueco que había hecho en la tierra. Cayeron sobre el suelo, asentándose sin un patrón en específico. Gentilmente, la Soberana de la Primavera cubrió aquél espacio, como si cobijara los retoños que estaban aún dormitando en la calidez de la tierra. Colocó sus manos encima del lugar donde yacían aún somnolientas, dando oportunidad a que las raíces fuera creciendo poco a poco, abriéndose camino entre la humedad y la oscuridad. Eventualmente, los tallos fueron emergiendo del suelo, tomando su forma y su color. Estaban creciendo más de lo que habían hecho en el templo de la primavera; Aesther abrió los ojos más de lo usual impresionada por aquello pero feliz de estar frente tal visión.
Las hojas de las bromelias comenzaron a tomar un tamaño gigantesco, superaban a Aesther en altura y la flor... la flor era sumamente hermosa. Su color rosado era aún más intenso de lo que la Soberana había visto. La planta estaba imponiéndose en aquél lugar, desafiando las leyes de su propia naturaleza. Tan caprichosa como el Rey del Sol; no habría quién no la notase al entrar a aquella sala. -¡Bueno, basta, basta ya!- exclamó poniéndose de pie rápidamente para acariciar una de las hojas que tenía más cerca. -Creo que ya se siente como en casa- comentó rozando su mejilla contra la planta. -Prométeme que la cuidarás- sentenció girándose hacia él para mirarlo de manera un tanto autoritaria. -Necesita mucho cariño; dime que vas a venir a hablar con ella también-.
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Ajani
Soberano del Verano
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Post by Ajani on Apr 27, 2017 17:35:29 GMT
Las orejas de Ajani bajaron con asombro al ver como la planta creció en ese mismo instante, y no paraba de hacerse más y más grande. – Diablos… - Se dijo para si mismo al ver uqe no se trata de una simple florecilla. Ahora había un gigantesco punto rosa dentro del templo cosa que hizo sentir al Soberano extrema vergüenza. Pero era un regalo, no podía decirle que la quitara, que era horrenda y no le gustaba. Se tragó sus palabras y simplemente caminó hacia ella con un rostro algo incómodo. –Eh... – No sabía si de verdad le dedicaría tiempo. ¿Cómo se cuidaba una planta? Podría dejarla morir y simplemente decir que fue un accidente… Dejó salir un suspiro. – En fin… - Se rascó la mejilla, no sabía que decir con respecto a la flor así que no le dio seguimiento a las palabras de la chica.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 27, 2017 18:28:48 GMT
Se levantó del suelo orgullosa de lo que acababa de hacer, ignorando por completo si a Ajani en realidad le gustaba o no. Ella daba por hecho que se encontraba fascinado. Se dio la vuelta, sumamente contenta por dejarle semejante presente. Se llevó las manos a la cintura, como quien se encuentra en una nube de orgullo y seguridad. -Bien; ahora sí pensarás en mí todos los días. Espero que con esto recuerdes ir a visitarme-. La falta de palabras en el Rey del Sol fue tomado para estar como una buena señal. Impresionado, anonadado, completamente maravillado, así estaba. -Es raro que el Rey del Sol se quede mudo- comentó acercándose a él para colocarse a su lado y poder apreciar la flor que tenían frente a ellos. Su energía era inmensa y podía escucharla hablar con bastante fuerza.
Por un momento se mantuvo quieta, parada frente aquella bromelia que le robaba toda su atención, cuando recordó una de las razones principales por las que estaba ahí. -La verdad no sólo vine a darte estos regalos...- comentó un tanto avergonzada. -Te invité a mi fiesta por la tableta pero, no te veías muy entusiasmado... Muy amablemente el Señor Velfast me dijo que lo mejor sería venir a invitarte formalmente-. Lo miró tratando de encontrar suficiente cara para darle; qué vergüenza si sus métodos tan informales lo habían ofendido de alguna manera. -Entonces, pues, ¿quieres ir a mi fiesta de cumpleaños, Ajani?- estaba un tanto nerviosa puesto que no acostumbraba a ser tan formal. Con torpeza, tomó la falda de su vestido para hacer una reverencia mas la tela se resbalaba entre sus dedos, haciendo de aquél movimiento, que era generalmente elegante y formal, uno sumamente soso.
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