Nadshet Eidos
Los Grises
La alegría viene con las mujeres y la cerveza.
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Post by Nadshet Eidos on Aug 28, 2017 21:28:12 GMT
El día había comenzado de lo más normal; levantarse, hacerse el desayuno, ir a lavarse los dientes, alistarse con la típica ropa e ir al océano para cazar pescado fresco y el necesario para vender. Era una rutina, la típica, una que no se quejaba. Al conseguir los pescados decidió ir hacia los bosques para cazar jabalíes u algún otro animal, claro estaba, el necesario y el que le ayudaría a ganar algo de dinero. Una vez que procuró hacer todas esas labores, unas simples palmadas y llevarlas a una tienda cerca de la Ciudadela para venderlas. Como siempre, se vendían correctamente los pedazos de carne blanca o roja. Las sobras de los pedazos que no se vendieron, se las dedicaba a guardar o vender a alguna carnicería que apreciaba la contribución de la carne fresca, claro, sin antes darle un poco de la recompensa por su trabajo. Una vez hecho esta parte no tardo en afilar camino hacia su taberna. - Hogar, dulce hogar… - comentaba en silencio mientras abría la taberna para luego entrar para abrir paso para prender las luces, comenzar a alistar las sillas y mesas, a preparar algunas cosas para comer y beber. Era el dueño y casi el mesero del lugar ya que no tenía la plata suficiente para pagarle a las meseras, con suerte tuvo a alguien que había tratado de ayudarlo hacía tiempo, pero era cosa del pasado y en el presente trabajaba él solo. Suspiró, espero que la muchedumbre (que siempre eran 9 personas las que llegaban a entrar) comience a ingresar y a pedir cerveza, o algo para picotear. Lo típico, la rutina de siempre. Entraban y salían, muchos de ellos borrachos de otras tabernas como por el festival que se encontraba afuera. Podía sentir el piso temblar por las pisadas, lentamente se tranquilizaban pero no iban a detenerse ni aunque gritara a los cuatro vientos. La tarde caía, la gente desaparecía de la taberna. Trató de quitarse el aburrimiento con la tableta arcana, ni caso; conoció con suerte algunas mujeres, molestó a la pareja de su amiga Skye, y luego de eso decidió desaparecer para dar por fin inicio completo de su aburrimiento. No se iba a alistar, no iba a salir el día de hoy, no tenía ni el rostro para salir y divertirse y beber con otros. Tomo una jarra y la lleno de cerveza. No tardo en humedecer sus labios con aquel brebaje artesanal para luego tragar y dejar escapar un suspiro gustoso del sabor, le encantaba la cerveza, si aquella bebida tuviera una forma física como un cuerpo humano, estaría casado con ella… en realidad se casaría con cualquier licor, bebida, vinos (baratos pero de alguna forma de buena calidad), entre otros. La puerta no hacia sonido, ni un tintineo. Si mirada estaba perdida en una de las mesas que anteriormente había una pareja bebiendo con algunos amigos. Que fastidió por parte del ajeno, solo buscaba algo de diversión o charla y nadie aparecía para sacarlo de la miseria de su rutina.
Esperará el tintineo de la campanilla cuando la puerta se abre… ¿Cuando será?
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Post by Deleted on Aug 28, 2017 21:58:40 GMT
Vagando y vagando, la arcana rondaba por los lugares de Mirovia que la gente le recomendaba. Los arcanos le decían que saliese y visitase Aqualia, muchos otros le recomendaban ir a un lugar llamado Dracónia, otros un poco más crueles le decían que caminase por entre un bosque de nombre extraño; "El bosque de los susurros". Pero ella ni de broma iría ahí sola si no conocía. Rondaba por el camino, saludando gentilmente a los extraños que de igual modo estaban afuera, paseando. Hasta que una dama le recomendó ir a la Ciudadela de Mirovia si aún era nueva en eso de viajar. Sin dudarlo demasiado, Haize se aventuró a ir, no tenía nada que perder con visitar aquel lugar que le sugerían.
- No soy "nueva en eso de viajar" - Murmuró algo molesta mientras reflexionaba aquellas palabras, toda su corta vida se había basado en estar vagando de un lugar a otro, disfrutando momentáneamente los paisajes y tradiciones de los humanos. Bellos tiempos para ella, pero la mujer le había hecho considerar todo, no era nueva en viajar, pero era inexperta al estar en un lugar totalmente desconocido a lo que acostumbraba.
Finalmente llegó a la dichosa Ciudadela, estaba cansada y tenía sed. Tosio un poco mientras admiraba las estructuras con plantas de dicho lugar, era tan familiar, le recordaba tanto al lugar en que había estado de más joven. Caminó por el lugar, buscando que hacer, todo se veía tan familiar. Hasta que reaccionó. Ya había estado ahí.
Se sintió algo tonta por un momento, ¿Cómo no había reconocido al instante ese lugar en el que ya había estado?, todo se veía distinto a cuando fue el Festival de cortejo. Soltó un suspiro y sólo continuó su camino, buscando que hacer o donde conseguir agua o algo que beber. Sus pasos eran lentos pero seguros, la nekomata observaba con cierta atención el interior de las tabernas pues en ellas había bebidas, el único inconveniente era la gran cantidad de gente que habia en la mayoría de ellas, y todos esos arcanos que solían frecuentarlas segurl serían grandes y algo intimidantes.
- Vaya...- susurró algo agotada, pues ya había recorrido gran tramo buscando una taberna sin tanta gente. Hasta que tuvo suerte, casi milagrosa. Un hombre recién abría su negocio, seguro no habría tanta gente considerando que recién abría. Haize miraba con cierta curiosidad y atención al arcano que entraba al lugar ¿Sería suyo? Él era tan alto, se sintió ligeramente intimidada por ello. "No no no no no. ¡Debo ir! ¡No pasará nada!" Pensó con cierto nerviosismo mientras caminaba al local, deteniendose unos segundos frente aquella puerta. "Vamos Eri, has enfrentado cosas peores, sólo recuerda al anciano al que le tiraste el café hirviendo, esto no es nada..." Se dijo a sí misma, intentando darse ánimos y valentía, y ya sin pensarlo dos veces, cruzó aquella puerta con total tranquilidad, asomándose con una sonrisa gentil y tierna.
- Buenas...- Murmuró calmada mientras entraba por completo al lugar, importando poco lo contradictorio que era su aspecto con el ambiente. Sin esperar respuesta entró, mirando con curiosidad el alrededor, sin notar la presencia de alguien más.
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Post by Nadshet Eidos on Aug 29, 2017 1:27:40 GMT
El tiempo transcurría, no había ni una alma nueva que se asomará por la puerta de madera. Cansado de esperar apoyó ambos codos en la mesa del bar para estar más cómodo en la espera de algo nuevo, de una visita inesperada o lo que sea. Nada salía. Alzó con la manija del vaso hasta sus labios volviendo a humedecer el superior con el brebaje tan exquisito que consumía con tanta facilidad. Aun faltaba bastantes vasos y cantidades de aquel licor hipnótico para verlo borracho.
Ahora ambas manos se concentraron en sostener el vaso entre sus dedos, viendo como pequeñas hondas se hacían de aquel liquido amarillento se movía de un lado a otro, sentía la frescura que tenía aquella gustosa bebida espumosa. Su mirada estaba perdida en el centro, en el fondo del vaso, en el interior casi sumergiéndose recordando a su padrastro, a su madre… los gritos… los insultos. Pestaño con lentitud, como si hacerlo lograra situarlo en la realidad para poder comprender que ahora estaba acompañado.
El tintineo de la puerta había resonado, una pequeña dama había entrado a la taberna logrando que el mayor simplemente alzara la ceja al verla. Compostura diminuta, cabellos largos de bicolor, blanco por una parte y rosado por el otro, le causo cierta gracia que una figura como ella apareciera en su taberna. Se incorporó un poco casi como si tratará de imitar a un oso grizzly en dos patas, la altura era casi sofocante para cualquiera que sea de una estatura muy baja. Dejó de imponer su altura para sonreír de manera gentil ante la nueva figura, para ahora exponer una voz muy suave y con cierto tono cómico al ver su nuevo "cliente".
- ¿Qué hace una damita por aquí? - comentó con cierta sinceridad para volver a levantar la jarra con el brebaje y volcarlo en la cavidad bucal logrando con eso que dichas papilas gustativas absorban el sabor de la cerveza. No tardó en agarrar ahora whisky para servirlo en anterior vaso usado para ahora obtener otro sabor. Durante todo ese proceso no tardó en volver a hablar interrumpiendo a la contraria si deseaba responder a su duda. - ¿Te perdiste? No es común que niñas bonitas aparezcan en mi taberna… - musitó con cierto tono seco, mientras se acomodaba un poco mejor en la barra para sacar algunas aceitunas y quesos cortados con anterioridad.
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Post by Deleted on Sept 1, 2017 18:35:22 GMT
Se adentró gustosa en aquel lugar, pese a que estaba algo solitario el ambiente que intentaba crear era bueno. La nekomata miraba de un lado a otro, inspeccionando lo que había en las paredes o en las mesas mismas, no fue hasta que un ruido captó su atención. Agudizó por inercia sus sentidos y se percató de alguien dentro del lugar, enorme... ¿Un oso? No, no era eso, pero se parecía.
Haize giró su cabeza hacia donde provenía el sonido, notando como un hombre se colocaba de pie, sonriendo gentilmente para despues de ello; hablar. Una pregunta llegó a sus oídos, pero sin siquiera poder responder, el caballero bebió nuevamente e hizo otra pregunta, a lo que Eri sólo pudo sonreír tiernamente mientras agachaba un poco su cabeza, algo nerviosa. Miró brevemente sus pies, y después de ello, se animó a sentarse en uno de los asientos frente a la barra de aquel lugar, sin responder aún.
- Gracias por decir que soy bonita... - Comentó en voz baja mientras se acomodaba en el asiento, ahora viendo al mayor, dejando escapar una leve risa después de haber dicho aquello. - ¡Sólo vine porque tengo mucha sed, y parecía ser un buen lugar! - Explicó gentil al contrario, algo animada. La nekomata pudo notar como el otro sacaba aceitunas y quesos, sin poder evitarlo Haize los miró fijamente, algo curiosa por el queso y extrañada por las aceitunas. - ¿Puedo?...- Preguntó algo apenada mientras los señalaba con su índice, viendo el rostro ajeno. Sus ojos brillaban un poco ante el deseo de poder probar un poco de aquello, expectante a una respuesta.
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Post by Nadshet Eidos on Dec 29, 2017 20:37:42 GMT
Podía notarse como él muchacho trataba a la joven, con bastante dulzura podríamos decir, no era él tipo usual que intentara algo y menos lastimarlos con palabras que lograban para cualquier oído agudo o delicado sufrir un ataque. Con bastante calma entre sus dedos índice y pulgar tomaron tanto un pedazo de queso como una aceituna. Su mandíbula hacia él típico movimiento de masticar; abrir y cerrar placenteramente disfrutando de los sabores y al menos de los jugos que liberaba aquella pequeña pelotita ovalada verdosa. En ese entonces, sus ojos estaban fijos cual depredador a su presa, mirandola, advirtiendo sus movimientos cautelosos y suaves; delicada, sin duda alguna, como cualquier mujer o al menos aquel estereotipo más “común”.
Sonrió con ternura, viéndola como se acercaba para tomar asiento cosa que provoco una sonrisa bastante alegre en él muchacho quien no tardó en tomar el vaso y dejar que sus labios se deleitaran con él hermoso sabor y frescura, aunque cuando hacía contacto con la garganta solamente parecía una llama recorrerle la garganta, del whisky. Depositó el vaso y luego tomó otro pedazo de queso y aceituna para ingerirlas mientras ahora escuchaba la voz contraria. Completamente sin lugar a duda, era una voz preciosa o al menos para Nadshet siempre era así, voces que con tan sólo oírlas te hipnotizan y mayor es el efecto con los gestos, aunque no era él caso. Asintió varias veces para luego dejar escapar una risa diminuta aún que terminó en una carcajada. -¿En serio, tu? Pero eres muy chiquitita ~ - bromeo un poco aun riéndose mas se calmo para luego recomponer su compostura volviéndose a hablar un poco mas tranquilo - ¿pues, que desea tomar? sonriendo traviesamente mientras se movía tomando nuevamente el conjunto de alimentos para alejarse un poco de la mesada para tomar algunos vasos que había lavado para ir sacándolos mientras escuchaba como la madera rechinaba en su andar hasta que se había detenido en seco.
Miro por unos segundos a la muchacha de cabellos bicolor de cierta tonalidad pastel ( o así solía llamarle a los cabellos de un tono suave ) para luego hundir su mirada en él vaso el cual secaba gustosamente y con tranquilidad hasta que algo provocó que su cabeza se alzará volteando se lentamente mirando como aquellos ojos parecían decir muchas cosas además de la pregunta que había dicho la contraria. - Por supuesto adelante…. Y dime… ¿eres nueva por aquí? - pregunto curioso mientras continuaba limpiando él vaso con delicadeza.
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