Post by Thyward Warden on Aug 30, 2017 4:39:21 GMT
No había nada que disfrutara mas de su trabajo como Cazarrecompensas que los lugares a los cuales tenia que ir para buscar a aquellos por los cuales le habían pagado para asesinar, tenia su encanto salir del lúgubre bosque de los susurros y aventurarse a nuevas tierras, ¿el destino de Thyward?: el bosque de las hadas. Su mandoble, su armadura y unas cuantas raciones de comida era todo lo que necesitaba para emprender tan largo viaje, se enfrento a muchos peligros, criaturas peligrosas y bandidos acechaban cada lugar, esperando por su comida o algún pobre tonto que deambulara solo y sin ninguna protección, mala suerte para ellos, Thyward no era nada de lo anterior.
Fue un largo viaje pero eventualmente llego a su destino, el bosque de las hadas, un hermoso paraje habitado por criaturas místicas conectadas con la naturaleza y la vida, excepto por una, la razón por la cual el se encontraba ahí, un demonio que tenia muy mala suerte para las apuestas, pobresillo, huyo como un tonto a ese bosque esperando que nadie lo fuera a encontrar ahí, pero el miedo es apestoso, fácil de reconocer por un cerbero como lo era Thyward, eso y que los arboles tienen ojos y oídos, que escuchan y ven todo...por unos cuantos Mirvos.
Ya estando ahí, no tardo mucho en encontrar al demonio, fue sencillo hallarlo por la diferencia de aroma de una criatura oscura en un bosque tan puro, eso y que un sátiro le dijo donde se hallaba por 5 mirvos. El demonio se hallaba escondido en un campamento dentro del Corazón del bosque, Thyward lo encontró y con mandoble le advirtió al demonio que no estaba ahí para hacer nuevos amigos.
— ¿Sabes algo?, mi cliente esta realmente decepcionado contigo, enserio!, realmente pensó que pagarías tu deuda, me alegro de que no lo hayas hecho, tenia pensado comprarme un par de botas nuevas.
Subestimarlo no fue una buena idea, la situación había cambiado dramáticamente; un paso en falso fue lo único que necesito su adversario para clavar una daga en su constado, hiriéndolo de gravedad, mas esto no evito que el cerbero abanicara fuertemente su mandoble y cortara su cabeza de un solo tajo, su trabajo estaba hecho pero la herida causada por el demonio fue inesperada, su armadura hubiera aguantado perfectamente pero el muy desgraciado lo apuñalo en una pequeña zona la cual solo era protegida por un cinturón de cuero; Retiro la daga lentamente de su costado y aplico presión en la herida para evitar que se desangrara rápidamente. Difícilmente Thyward caminaba con la cabeza del demonio en su mano izquierda, su mandoble en la espalda y su diestra haciendo presión en la herida, debía caminar apoyándose en los arboles para lograr avanzar, pero cuando intento apoyarse en un tronco con la corteza húmeda siguió derecho y cayo al suelo, se sentó con la espalda contra el árbol, estaba débil por la perdida de sangre, su boca estaba seca y sus ojos vidriosos, decidió que era el mejor momento para sacar su cantimplora y beber un poco de esa aguamiel que tanto encanta, pensando que seria la ultima vez que la bebería.
— Bueno, fin del camino, Padre, espero que me hayas guardado un puesto al lado de tu trono en el otro lado, Salud.
Exclamo el cerbero mientras alzaba la cantimplora al cielo y soltaba algunas lagrimas, después de esto simplemente vertió todo su contenido en la abertura de su yelmo, directo a la boca.
Fue un largo viaje pero eventualmente llego a su destino, el bosque de las hadas, un hermoso paraje habitado por criaturas místicas conectadas con la naturaleza y la vida, excepto por una, la razón por la cual el se encontraba ahí, un demonio que tenia muy mala suerte para las apuestas, pobresillo, huyo como un tonto a ese bosque esperando que nadie lo fuera a encontrar ahí, pero el miedo es apestoso, fácil de reconocer por un cerbero como lo era Thyward, eso y que los arboles tienen ojos y oídos, que escuchan y ven todo...por unos cuantos Mirvos.
Ya estando ahí, no tardo mucho en encontrar al demonio, fue sencillo hallarlo por la diferencia de aroma de una criatura oscura en un bosque tan puro, eso y que un sátiro le dijo donde se hallaba por 5 mirvos. El demonio se hallaba escondido en un campamento dentro del Corazón del bosque, Thyward lo encontró y con mandoble le advirtió al demonio que no estaba ahí para hacer nuevos amigos.
— ¿Sabes algo?, mi cliente esta realmente decepcionado contigo, enserio!, realmente pensó que pagarías tu deuda, me alegro de que no lo hayas hecho, tenia pensado comprarme un par de botas nuevas.
Subestimarlo no fue una buena idea, la situación había cambiado dramáticamente; un paso en falso fue lo único que necesito su adversario para clavar una daga en su constado, hiriéndolo de gravedad, mas esto no evito que el cerbero abanicara fuertemente su mandoble y cortara su cabeza de un solo tajo, su trabajo estaba hecho pero la herida causada por el demonio fue inesperada, su armadura hubiera aguantado perfectamente pero el muy desgraciado lo apuñalo en una pequeña zona la cual solo era protegida por un cinturón de cuero; Retiro la daga lentamente de su costado y aplico presión en la herida para evitar que se desangrara rápidamente. Difícilmente Thyward caminaba con la cabeza del demonio en su mano izquierda, su mandoble en la espalda y su diestra haciendo presión en la herida, debía caminar apoyándose en los arboles para lograr avanzar, pero cuando intento apoyarse en un tronco con la corteza húmeda siguió derecho y cayo al suelo, se sentó con la espalda contra el árbol, estaba débil por la perdida de sangre, su boca estaba seca y sus ojos vidriosos, decidió que era el mejor momento para sacar su cantimplora y beber un poco de esa aguamiel que tanto encanta, pensando que seria la ultima vez que la bebería.
— Bueno, fin del camino, Padre, espero que me hayas guardado un puesto al lado de tu trono en el otro lado, Salud.
Exclamo el cerbero mientras alzaba la cantimplora al cielo y soltaba algunas lagrimas, después de esto simplemente vertió todo su contenido en la abertura de su yelmo, directo a la boca.