Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on Apr 24, 2017 22:42:44 GMT
El templo del invierno siempre era silencioso, tranquilo y con una imperturbable calma; definitivamente había días que agradecía dicha paz, pero hoy en particular no se sintió del todo cómodo con ello. Se dijo que un pequeño paseo le bastaría para apaciguar sus ansias, por lo que extendió las alas y emprendió su vuelo.
Si, definitivamente esto era lo que necesitaba, dio unas cuantas piruetas, casi regocijándose de su gran tamaño, estando allí arriba le hacía sentir que su único propósito era ser un observador, sin tener conexión con el mundo ni ataduras a la tierra, ¿Esto le hacía feliz? se preguntó y la respuesta fue rápida y concisa "No del todo" . Fue cuando sintió el viento gélido convertirse en brisa fresca, miró a la tierra y se dio cuenta de que su ruta había tomado una dirección imprevista, se dispuso a dar la vuelta y regresar, pero nada lo estaba esperando allá, no tenía prisa por volver.
Pegando las alas a los costados bajó en picada, sin duda era una forma rápida y precisa de descender, pero sólo los dragones mas experimentados se atrevían a aterrizar con tanta velocidad. Pocos metros antes del impacto contra la tierra, sus alas se extendieron, creando resistencia con el viento, deteniéndolo justo a tiempo para que sus patas tocaran con suavidad el suelo. Por supuesto que su intención no era causar estragos, así que adaptó su cuerpo, a un tamaño más adecuado para deambular por estos territorios tan endebles. Comparando el clima de su hogar con el de este lugar, era sencillo percatarse de por qué Aesther era tan dichosa, siempre sonriendo y empapando a todos con su júbilo. Asthur pensaba que Aesther sólo ignoraba la pesadez de su pasado escabroso y que por dentro, ella tenía tanto frío como él, tanto como todos. Pero no la cuestionaba, cualquier método para sanar era valido, incluso sonreír cuando estás ahogado en pena.
Caminó con paso parsimonioso, admirando tanta belleza del lugar, sin duda envidiaba a Aesther, ella podía vivir rodeada de vida, queriendo y siendo querida. Miró al rededor, la chica debía estar por aquí, ya que una vez pisando esta tierra tu presencia no podía ser ignorada, la joven soberana estaba conectada a todo ser vivo en este bosque, sin duda su visita ya estaba más que anunciada.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 24, 2017 23:35:04 GMT
Aesther se encontraba en los jardines atendiendo un rosal que parecía estar luchando contra la magia; estaba por alguna razón perdiendo más color y cuerpo que el resto de sus hermanas. La Soberana se encontraba preocupada, sin embargo, ese asunto esperaría para después, puesto que un pequeño Fae que generalmente era quien anunciaba cualquier cosa importante a sus oídos, le habló de la llegada de alguien sumamente importante. Sabía que debía tratarse de uno de sus hermanos, lo sabía. Caminó con paso apresurado, sintiendo la dicha de tener visitas; amaba ser anfitriona por lo que a su paso, extendía sus manos a sus costados para hacer crecer aún más los árboles y los arbustos llenos de flores. Debía arreglar todo para recibir a su invitado.
Al ver de quién se trataba sintió una dicha enorme, pero realmente, Aesther siempre se alegraba de ver a sus hermanos Soberanos. Caminó hacia él, de los tres era el que más le infundía mesura; era tan callado y elegante pero sabía que la quería enormemente. -Asthur no esperaba tu visita pero estoy feliz de que hayas llegado. Jamás cuestionaría la razón de tu presencia en mi hogar que es tuyo también- comentó con una amplia sonrisa. Lo tomó de la mano para guiarlo hacia el jardín en donde se encontraba un quiosco rodeado de enredaderas y flores colgantes; era su lugar favorito. De ahí tenía una vista que daba a casi toda Mirovia. -¿Cómo estás? ¡Tenía pensado ir a visitarte pero definitivamente te me adelantaste!-. Tomó el brazo del Soberano del Invierno y se abrazó de él con cariño. Cada que tenía cerca a Ariel, Asthur o a Ajani, aprovechaba todo lo que podía para sentirlos cerca de ella.
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Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on Apr 25, 2017 3:07:18 GMT
De entre las flores y árboles, apareció la pequeña Aesther, no recordaba cuantas veces había visto la misma escena, pero cada una de ellas le llenaba de sosiego y admiración, definitivamente era una criatura hermosa. - Pequeña Aesther.- Inclinó levemente la cabeza, saludando según el protocolo. - Lamento venir sin previa invitación, no estaba en mis planes irrumpir en tu hogar sin avisar.- Sonrió y se dejó guiar por la joven, atravesando el bosque hasta llegar a un lugar que consideraba el mejor para un invitado como lo era él.
Algo que nunca pasaba desapercibido para Asthur, era la emoción sincera y el cariño que Aesther era capaz de transmitir con sus palabras, ¿Era un don que ella poseía? ¿O podría alguien cómo él desarrollarlo?. Sin duda le resultaba difícil hablar de si mismo, y eso provocaba que personas no tan allegadas, lo tomaran por estoico o insensible, y en definitiva no había nada más lejos de la verdad. - Creo que...- Asthur siempre temía por aquella pregunta, nunca sabía con certeza qué contestar. - Creo que mi animo está mejor, por eso he decidido venir a verte.- Miró al cielo y recordó ese desprendimiento terrenal, suspiró y se centró nuevamente en Aesther. - Ademas, me parece que es lo más indicado, ya que el templo del invierno es demasiado hostil para algunas criaturas.- Con cuidado posó una de sus manos, sobre una de la joven soberana, como si con ese gesto dijera "No sería prudente de otra forma".
Se quedó quieto, mirando el increíble paisaje que Aesther había ayudado a crear, definitivamente su habilidad como Soberana era la mas hermosa de entre todos. - Por eso entiendo que no pueda recibir muchas visitas.- Asthur cerró los ojos por unos segundos, ¿Por qué esta tranquilidad era tan diferente a la que sentía en su templo?, pero la respuesta fue demasiado obvia, era debido a que esta tranquilidad nacía de la felicidad de seres vivientes, no del silencio ineludible de la soledad. -¿Y qué hay de ti? ¿Qué hacías antes de que yo llegara?- Ignoró aquel sentimiento que amenazaba con recluirlo nuevamente en su castillo de heladas paredes, no deseaba alejarse. Al menos, no aun.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 25, 2017 7:48:07 GMT
Aesther alzó la mirada al escucharlo decir aquello; ¿se sentía mal? Lo observaba consternada, ¡eso era inconcebible! -Nada de eso Asthur- negó suavemente con la cabeza, la cual ya no apoyaba sobre su brazo, sin embargo, sus manos aún no lo soltaban. -Tú no necesitas invitación- le dijo con un tono que no podía tener más que dulzura. Si por ella fuera todos vivirían en el mismo sitio; los consideraba su familia. Los primeros que junto con ella pusieron pie por primera vez en la tierra gris, caminando sin saber lo que el futuro les deparaba. Fueron ellos quien con tanto cariño y paciencia secaron sus lágrimas al saberse desolada, sin aquellos lazos fraternos que se quedaron sin la oportunidad de la salvación.
Sus ojos se encontraron con los del Soberano; eran tan gentiles pero tan tristes también. Sintió el roce de aquella mano contra la suya... se encontraba un poco fría, eso le dio un poco de cosquillas. Sin poder controlarlo, comenzó a reír de pronto. No le hallaba gracia a sus palabras, por supuesto que no y esperaba que él no pensara aquello. -Pero puedo ir a visitarte, sólo me abrigo bien- respondió.
Se soltó del brazo de Asthur para recargarse sobre el banrandal del quiosco y observar el paisaje de Mirovia. Aquello era un recordatorio de todo por lo que debía ser fuerte. -Yo estaba atendiendo uno de mis rosales- comentó sin mirarlo por un momento. -Por alguna razón no he podido hacerlo florecer como es debido... tengo miedo de que alguien le haya puesto una maldición encima, sólo para molestarme- agregó girándose un poco para verle con una sonrisa un tanto cansada. -Pero sí, eso hacía-. Dejó escapar un suspiro que terminó de nuevo en aquél gesto alegre que siempre se esforzaba por tener en su rostro.
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Asthur
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Post by Asthur on Apr 26, 2017 2:43:02 GMT
La escuchó lamentarse sobre sus rosales y sin menospreciar la razón de su tristeza, sonrió junto con ella en un gesto compasivo. Sin duda había podido percibir una pizca de penuria en su mirada, pero inmediatamente después y como era de esperar, demostró una alegría plena ¿No se estaba forzando demasiado? No tenía nada de malo estar molesto o angustiado, incluso para alguien como ella era sano de vez en cuando.- Estoy seguro de que encontrará la manera de crecer al verte tan preocupada.- "O tal vez no es lo suficientemente fuerte y desee marchitarse" pensó Asthur, pero mordió su lengua para evitar el comentario.
Comprendió entonces que había venido sin un propósito real, llevado por los impulsos de evitar la soledad y el encierro dentro de si mismo .- Aesther ¿Podrías llevarme a recorrer tu bosque? Cada vez que memorizo algún sendero, regreso y es completamente diferente.- Comentó casi con gracia, se levantó y caminó hacía el arco que figuraba la entrada de aquella estructura de madera, pudo sentir la gentil caricia del viento y pensó que en definitiva este clima no le molestaba, pero no estaba acostumbrado a temperaturas más altas de bajo cero. - Ademas, confío en que podrás mostrarme algo más hermoso que la ultima vez.- Y como en aquel código por el que se regía dictaba, ofreció su mano para ayudarla a avanzar los últimos pasos fuera de aquel mirador.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on Apr 27, 2017 18:55:24 GMT
Aesther sonreía ante las palabras tan reconfortantes de su hermano; tenía razón... sólo era cuestión de tenerle paciencia. Tomó su mano cuando éste le pidió recorrer el bosque, ¿cómo podría negarse? -Por supuesto Asthur, eres mi invitado-. Caminaron para alejarse de aquél quiosco y tomar el sendero que daba hacia el bosque. Los árboles parecían abrazar aquél camino, brindando cobijo y sombra a su paso, apenas filtrando un poco de luz que terminaba por tomar formas redondas y pequeñas sobre el suelo. -Dime, ¿por qué te sentías triste?- preguntó quebrando aquél silencio, que si bien, no era incómodo, parecía tener un peso inmenso sobre ellos.
No era extraño ver en Asthur aquella nube de melancolía que parecía siempre estar amenazando con lanzar una tormenta sobre él; Aesther vivía preocupada por él... por todos los Soberanos en realidad. Sin embargo, Asthur y Ariel parecían ser los que llevaban el duelo en silencio, arrastrando una carga solos y sin ayuda de nadie. Temía que en algún momento se fueran a quebrar.
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Asthur
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Post by Asthur on Apr 28, 2017 6:23:48 GMT
Meditó por un par de segundos, ¿Por qué estaba triste? Bueno, para Asthur nunca faltaban motivos para estar triste y su respuesta inmediata debía ser algo cómo "¿Por qué no debería estarlo?" Sin embargo, no deseó sonar así de grosero. Y si bien, preocupar más de lo que ya estaba la pequeña Aesther, no era algo que le fascinara precisamente, mentirle tampoco era una buena forma de corresponder el cariño y confianza de la soberana. - Bueno...- Miró la copa de los arboles, siendo deslumbrado por un rayo de sol en el acto, por lo que alzó el brazo colocando su mano frente a él. Este tipo de verdad encrudecida siempre asustaba, o en el mejor de los casos, incomodaba a las personas, por lo que resultaba poco practico ser así de sincero con cualquiera. Sin embargo, no encontraba una mejor manera de explicarlo.- El dolor de alguna forma te deja clavado a la realidad, ves lo que hay y hay lo que ves. Sé que he decidido vivir en una austeridad emocional, pero aun recuerdo lo que es ser feliz.- Aesther era la más joven entre los cuatro, pero jamás se atrevería a subestimar su saber, lejos de aquello, la consideraba alguien capaz de entender muchas cosas, y quizá, él se encontraría dentro de esas cosas. -No es lo mismo sentir felicidad que sentirse tranquilo. La tranquilidad sólo te da una neutralidad agradable, mientras que la felicidad te embriaga.- Fue deteniendo su paso hasta parar por completo, las cosas se tornaban oscuras nuevamente sin querer.- Discúlpame, creo que mis malos hábitos me traicionan.- Alzó las comisuras de su boca, creyendo que aquello, tal vez amortiguaría su desliz fatalista. Aesther era fuerte y decidida, pero al fin y al cabo sensible a los cambios de los que la rodeaban.
Caminaron hasta encontrarse con lo que parecía ser un pequeño ojo de agua, Asthur se acercó un poco, sentía su garganta mas seca que nunca. Se inclinó sobre la orilla de tierra blanda, e hizo de sus manos un cuenco para poder beber.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on May 1, 2017 0:36:25 GMT
Se quedó callada analizando lo que decía su hermano. Todo era cierto, muy cierto. Aesther lo sabía pero vivía con miedo de aceptar tales palabras como su manera de vivir. El dolor era algo que intentaba refugiar muy dentro de su ser. Resguardarlo, mantenerlo oculto de la vista de los demás. No pudo hacer más que sonreír. Agradecía el gesto del Soberano, su sinceridad, y el tiempo que se tomaba para responder a sus preguntas. -¡Por favor Asthur, no tengo nada que perdonarte!- elevó sus cejas consternada, pensando que aquellas disculpas se encontraban fuera de lugar. Por los Dioses... Lo siguió con la mirada conforme se agachaba para tomar un poco de agua, aún teniendo en su mente aquellas palabras. "La tranquilidad sólo te da una neutralidad agradable, mientras que la felicidad te embriaga"... ¿Era ella feliz?
Se quedó en silencio, detrás del Soberano, observando cómo aquella elegancia brotaba de su ser incluso realizando las acciones más mundanas. Como siempre, ese porte real que se cargaba se mantenía intacto, dijera lo que dijera, hiciese lo que hiciese. -Supongo que entiendo lo que dices... También me quedan esos recuerdos-. Respondía a sus palabras con una sonrisa. No deseaba ser tan clara con sus palabras; aunque tal vez sus hermanos sospecharan o estuvieran seguros de que en realidad no era feliz... admitirlo era hacerlo aún más verdadero. Caminó lentamente para pararse a su lado, esperando a que terminara de refrescarse. El bosque parecía tornarse más gentil en presencia de Asthur. El viento soplaba suavemente, dejando a su paso un eco tranquilo. Era como si los árboles le cantaran.
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Asthur
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Post by Asthur on May 1, 2017 3:50:48 GMT
En segundos Aesther se había colocado a un lado de él, el dragón se levantó con cuidado de no perder el equilibrio, quedando frente a la pequeña ninfa, siendo que Asthur era ignorante de que su habitual mirada afable y cortes, siempre se tornaba intensamente más cálida cuando de sus hermanos se trataba. La observó en silencio por unos segundos en los que sin querer, su mente recapturaba pequeños detalles de la soberana. Sin duda se sentía agradecido, siempre escucharlo tan atenta debía ser difícil o al menos tedioso, pero sobre todo, por no juzgar o rechazar sus pensamientos, que a veces eran un tanto severos. Por lo que deseaba charlar un poco más antes de partir a su propio templo, pues creyó que tal vez así podría regresar sintiéndose feliz y no sólo tranquilo. Aunque quizá era mucho pedir.
Y aunque fuera cierto que por dentro sufría enormemente como todos, estaba seguro que ella siempre sonreiría de corazón, de uno muy adolorido por no poder exteriorizar lo que siente. Asthur acomodando un mechón rebelde de su larga cabellera, pues el viento insistía en hacerse notar, por fin rompió el silencio. - Entiendo que eres la soberana de la primavera y que tus emociones influyen en este cargo, pero...- Miró a la soberana con seriedad por lo que estaba apunto de decirle. - Al menos, escucha lo que tu corazón está tratando de decirte.- Tenía una innegable y ciega confianza en el criterio de la soberana, por lo que pensó que no se malinterpretarían sus sinceras intenciones. Sin embargo no deseaba ir más lejos en sus palabras, pues era algo que ella debía cavilar con mucho cuidado.- Sé que puedes encontrar un equilibrio, como el que la naturaleza se esfuerza en enseñarnos.- Posó sus manos en los hombros de la joven con delicadeza, una que sólo utilizaba con el hielo más frágil.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on May 4, 2017 0:21:52 GMT
Sintió aquél suave toque sobre su cuerpo, por un instante juró poder sentir un flujo de energía recorriéndola por completo. Debía ser la presencia tan fuerte de su hermano que al decirle esas palabras parecía crear un hechizo sobre ella. No pudo hacer más que sonreír; tendría razón pero tenía miedo. Esa fe que depositaba en ella, no sabía cómo se la había ganado pero le conmovía. Sonrió ampliamente, dejándose llevar por aquella emoción de recibir esos gestos de reconocimiento, aprobación pero sobre todo, cariño. Tenía razón, toda la razón, pero no podía encontrar la fuerza para decírselo porque no sabía si ella tenía el valor suficiente para vivir con la promesa de aquellas palabras. No quería decepcionarlo, no quería hacerlo sentir triste. Había venido a su Templo buscando distracción y lo único que estaba haciendo era preocuparlo. -Dime, Asthur... Me he sentido últimamente fascinada por los sueños; a veces quisiera poder vivir en ellos siempre porque hay unos que me hacen sentir cálida y contenta. ¿Qué te hace sentir así a ti?- preguntó poniéndose de cuclillas frente al pequeño ojo de agua, pasando sus dedos sobre la superficie para juguetear con unos pececillos que se habían acercado a la orilla.
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Asthur
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Post by Asthur on May 8, 2017 23:07:55 GMT
El soberano caviló un momento, puso su mano en la barbilla y miró con halo pensador a su alrededor, como si la respuesta estuviera cerca de ellos. Sin duda estar con sus hermanos le daba saciedad a sus deseos de convivencia, pero...¿La felicidad cómo la de aquellos días, dónde había quedado? Cuando su padre y madre se abrazaban, cuando sus hermanos corrían por los sembradíos, cuando amó y fue amado. Al menos por un tiempo, esos momentos le habían dado felicidad, pero eso ya no existía, entonces ¿Su felicidad tampoco?.
Caminó alejándose un poco de Aesther, aun con aquel aire dubitativo, sumergiéndose más y más en aquella cuestión. ¿Qué le hacia feliz? ¿Qué le daba felicidad? ¿Que era la felicidad? No había respuestas sólo enigmas, pues no existía algo así en su rutina, en su vida, en él. Entonces recordó, y con ello su penumbroso rostro volvió a iluminarse. Sin duda era un sentimiento muy parecido a la felicidad, algo que no sólo le traía tranquilidad, pues notaba cómo su corazón latía levemente mas apresurado después de hacerlo.
Con un movimiento lleno de gracia hizo a un lado su capa, descubriendo un estuche de cuero negro atado a su cinturón. Abrió el estuche y sus dedos extrajeron un precioso instrumento de plata. Asthur lo miró e inconscientemente se relamió los labios. Entonces observó a Aesther, sin duda deseaba tocar algo especial para la soberana, pero no lograba dar con una armonía acorde con ella, a su personalidad, a sus sentimientos. Así que, ya sin pensarlo demasiado, se llevó la flauta a los labios y sopló, en principio con mucha suavidad, cómo si no atinara en cómo empezar, siguiendo sus instintos, cambiando de ritmos y también de tonos, alguno debía ser el indicado.
Frunciendo un poco el ceño, concentrado en encontrar el acomodo de sus notas, los silencios correctos, los tiempos apropiados. La melodía se fue componiendo sola, de pronto Asthur movía sus dedos cada vez mas rápido, cada vez más veloz, la música se apoderó de su mente, cerró los ojos y dejó que su cuerpo hiciera el resto. Se olvidó de donde estaba, se olvidó de Aesther, se olvidó del mundo, todo su ser se concentró en crear notas claras, notas perfectas, continuó con más vigor al sentir su corazón agitándose, si, ahí estaba, esa sensación tan efímera, tan parecida a...- Ah...- De pronto Asthur había errado en las notas, haciendo que toda la magia se rompiese y el encanto terminara.- Lo siento creo...Creo que necesito practicar más.- Tomó un par de bocanadas de aire, parpadeó un poco para volver en sí y aun con la respiración irregular, guardó su instrumento. - Pero espero que eso conteste a tu pregunta.- Soltando un pequeño suspiro como risa, miró a la guardiana del templo de la primavera.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on May 8, 2017 23:43:48 GMT
El silencio no le molestó. Sabía que no era fácil responder a una pregunta así; ella no tenía nada que decir concretamente tampoco por lo que se concentró en los pequeños peces en el agua que se apresuraban por dar pequeñas succiones a los dedos que paseaba sobre la superficie. Sin embargo, al escuchar el dulce y suave sonido de la flauta, su rostro en seguida se volvió al soberano. Lo había escuchado alguna vez pero nunca en un momento tan íntimo... tan cercano. Sentía cosquillas sobre su piel, conmovida por los dulces arpeggios que adornaban la pieza. Se puso lentamente de pie. Su sonrisa se hacía cada vez más grande y sus ojos brillaban haciendo competencia con los rayos del sol.
De pronto la melodía se interrumpió causando en Aesther un poco de decepción. Ni siquiera había notado los errores, para ella, era la melodía más hermosa que había escuchado antes. Se llevó las manos a las mejillas, tratando de someter su admiración e impresión pero eso no le fue posible mucho tiempo. -¡Asthur, esto es hermoso!- exclamó tomando una de sus manos, acercándose a él de un salto. -Cómo me encantaría escucharte tocar todo el tiempo-. No exageraba. Las notas de aquella pieza le causaron sentir una paz que de momento le hizo olvidarse de todo lo malo; sólo enfocada en aquella música, en los labios de Asthur tan delicadamente rozando la plata y sus dedos acariciando la superficie del instrumento. No había nada más. Era paz... tranquilidad pura. -Dichosos los oídos que te escuchan en tu Templo- comentó aún sosteniendo su mano.
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Asthur
Soberano del Invierno
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Post by Asthur on May 9, 2017 3:11:29 GMT
Se sintió un poco insatisfecho por el final de su pequeño concierto, pero consideró aquello cómo un reto, próximamente terminaría la pieza y la llamaría "Primavera", puesto que era Aesther quién la había inspirado. Aun no se reponía del todo, cuando la soberana se acercó exaltada por la alegría y conmovida por su música, haciendo su sonrisa incluso más luminosa que hacía unos instantes, si es que eso era posible. - Qué alegría que te gustara.- Se sintió dichoso por los halagos de la soberana. - Pero a decir verdad, no suelo tocar mucho dentro del castillo. -No mentía, nadie en su templo lo había escuchado tocar, o al menos, él no era consciente de ello. - No me gustaría interrumpir los pensamientos de los arcanos, que lo único que necesitan es la tranquilidad que les brinda el templo.-
Miró nuevamente ese rostro de implacable felicidad aparecer, definitivamente ella era energía, ella era vida, indomable, voluntariosa, pero muy cálida, tanto que Asthur se preguntó, si viviría lo suficiente para ver la otra cara de la moneda, se preguntó si algún día, esa sonrisa se rompería.
La joven sostuvo su mano mientras hablaba, Asthur pensaba que cuando estaban así de cerca, era un poco divertido ver el contraste de sus cuerpos, ella siendo tan menudita y él, que aunque no era tan musculoso como Ajani, podía proyectar una imponente sombra. Pero dicho contraste no parecía intimidarle o si quiera importarle a la soberana. Ella se había inventado un derecho de saltar sobre cualquiera de los otros tres, sin temor a reprimendas.
Sin duda apreciaba este tiempo juntos y que ella pudiera disfrutarlo tanto como él.- Me parece que ya he olvidado lo que me aquejaba hace unas horas.- Dicho esto, sintió que su propósito había sido cumplido, por lo que su hora de partida estaba en la puerta. Tomó la mano de la soberana que aun resguardaba la suya, y la llevó a su propia mejilla, intentando transmitir un poco de la esencia vital de Aesther a su cuerpo. Aquel gesto era propio de Asthur, pues creía que cosas como la fuerza, la tristeza, el amor, podían ser transmitidas por el tacto. - Te agradezco haberme recibido.- Guardó silencio, embelesado por el cálido momento que le había brindado, sin duda se convertiría en otro preciado recuerdo.- Pero debo irme ya.- Poco a poco y con suavidad, retiró la mano de su rostro, soltandola con lentitud hasta dejarla libre.
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Aesther
Soberana de la Primavera
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Post by Aesther on May 11, 2017 18:30:46 GMT
Aesther movió su cabeza, negándose a las palabras del Soberano. -¿Cómo puedes pensar algo así? Tu música es hermosa; no perturbarías a nadie- hablaba con un tono de cierto regaño, sorprendiéndose por la modestia de su hermano y también por su espíritu tan benevolente. Tanto se preocupaba por mantener la paz y comodidad de sus cortesanos que hasta algo tan bello se lo guardaba. Eso le hizo cuestionarse qué tanto importunaba ella a sus fieles... debería ser más cuidadosa.
Sus ojos siguieron el movimiento de su mano hasta tocar los labios de Asthur, como siempre, esos gestos eran bien recibidos por la ninfa quien se sentía tan querida y cuidada. Su gesto, como siempre, suave, sonriendo por sus palabras y por saber que el espíritu de Asthur se encontraba más tranquilo. Su mano al soltarse regresó a la mejilla del dragón; lo acarició suavemente sintiendo un poco de frío que se transmitía através de su piel. -Hermano, tenemos muchas razones para sumirnos en la tristeza pero hemos sido bendecidos con la oportunidad de crear nuevos recuerdos; creamos vida y esperanza...- dejó que aquellas palabras se arrastraran con el viento, como si deseara que fueran capturadas por alguien más. -Razones hay para ser felices también- agregó mientras liberaba suavemente el rostro de Asthur de su delicado tacto.
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Asthur
Soberano del Invierno
Sólo corazones destrozados, dirán que amaron.
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Post by Asthur on May 11, 2017 19:42:49 GMT
Asthur cerró los ojos con lentitud al sentir la mano de Aesther sobre su mejilla, aceptando la acción dócilmente. Sabía que su piel era fría y que para las demás personas podría ser incomodo llegar a tocarla, pero a la joven no parecía molestarle. Al escuchar lo que decía abrió los ojos y sonrió con levedad, no porque fuera gracioso, si no por el hecho le resultaba imposible, si fuera así de sencillo para él deshacerse del pasado y vivir sólo en el presente, lo habría hecho siglos atrás, pues lejos de alejar los malos recuerdos, sólo lograba enredarse más en esas escenas que por las noches revivían y lo dejaban agotado día a día. No sabía si su corazón tendría remedio, no sabía si existiría cura para él. Soltó un suspiro que logró convertir en una pequeña risa justo a tiempo. - Querida hermana, espero comprendas que en mi corazón ya no penetran palabras ni personas, pero...Puedo entender lo que dices, por lo que preservaré Mirovia junto con ustedes, hasta el final de mis días.- Asthur inclinó la cabeza haciendo oficial su despedida y sonrió con la calidez que sólo mostraba ante los mismos soberanos.- Te veré pronto.- Se giró haciendo ondear su capa, caminando en dirección a un claro despejado de arboles u otros obstáculos. Su cuerpo cambió y alcanzando su tamaño máximo, extendió sus alas para despegar.
Aun siendo extremos opuestos en personalidades, Aesther y Asthur no llegaban a chocar, pues al contrario, se ayudaban mutuamente. Ella sin duda le había dado en qué pensar, pero esperaba que él también le hubiese traído un poco de controversia a su vida, algo para que reflexionara sobre sus pasos.
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