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Post by Maeralya Halerin on Sept 2, 2017 18:14:35 GMT
Los primeros destellos de la mañana despertaron a Maeralya de su sueño profundo. En medio del bosque, en una cabaña desvencijada que en algún momento debió servir como refugio de cazadores. No dudaba que las goteras serían múltiples en caso de una llovizna, pero estar entre esas cuatro paredes en medio del bosque le daba más sensación de seguridad que cualquier fortaleza. Se levantó y estiró los brazos, cogió la mochila que había usado de almohada y se dirigió a la salida del lugar. En su camino, pasó por un riachuelo que utilizó para lavar su rostro y manos, apenas refrescar su cabello. Cargaba preocupación en la mirada y se debía a los recursos que comenzaban a escasear…
La falta de dinero se solucionaba consiguiéndolo, eso era algo que no podían darle los árboles. Los mirvos abundaban en las ciudades, y allí es donde los reticentes pasos de la kirin se dirigían, muy a su pesar. Traspasó la zona de mercado, así como la plaza y la zona de residencias. No se oían sus pasos entre la muchedumbre madrugadora que comenzaba sus quehaceres. Iba a mirar el tablón de anuncios, inspiró profundo, cuando un grito llamó su atención.
—¡Cincuenta Mirvos a que no puedes conmigo!— Gritó un hombre grandulón que tenía un parche en el ojo derecho, este no alcanzaba a cubrir la cicatriz que comenzaba en su ceja y terminaba en la mandíbula —¿Qué dices, niño bonito?— Bufó a un hombre que llevaba dos espadas cortas en el cinto. —¿Le temes a mi hacha?– Insistió el más grande lanzando una carcajada cuando el otro se alejó. Maeralya frunció los labios. Cincuenta mirvos era bastante dinero… por una simple batalla. Cierto era que hacía mucho que no tenía una, pero no había día que dejara de practicar. Esa seguridad en sí misma, la hizo avanzar.
—A mí no me asusta tu hacha— Dijo con confianza. El mentón paralelo al piso la hacía lucir desafiante y altiva —¿Le temes tú a mi espada?— Una nueva carcajada de aquel hombre hizo resonar los muros de la ciudadela —¡Qué chiquilla más imprudente! ¿Qué llevas allí? ¿Una espada de juguete? Sería una lástima de verdad acabar con una cara tan bonita, pero, si es lo que quieres, trataré de no hacerte sufrir.
La kirin dejó a un costado seguro su mochila, quitó la espada de su amarre y se acercó. El corpulento desafiante levantó su hacha del suelo, era bastante común, reforzada con cuero en la zona del filo. —Ven conmigo, niñita. Prometo que te daré una valiosa lección.— Maeralya se aceró en un paso firme, sin desenvainar, el sujeto alzó la mano y cortó el aire con su arma. La joven le esquivó con facilidad. Tenía una sonrisa confiada en los labios. —Sí, claro, ese cuerpecito fragil es muy rápido. Pero también será fácil de romper.— Lanzándose en embestida, el enorme sujeto dio varios golpes esta vez, cada uno más rápido y seguido de un grito que parecía desear atemorizar su rival. Maeralya le observaba a los ojos, manteniendo los puntos de equilibrio en cada paso que retrocedía.
La muchedumbre en torno a ellos aumentó, lo cual no pareció importar a la muchacha, quién, acentuando la sonrisa en el rostro, aprovechó el último avance de él para desenvainar su espada. Corrió a gran velocidad, en un pequeño salto apoyó el pie en la rodilla de su rival. Un impulso más, y pisó en su pecho. Se pudo oír un murmullo generalizado de sorpresa. La kirin dio un giro en el aire frente a los ojos de su aturdido contrincante, de un fuerte golpe con la vaina de la espada a su muñeca, lo desarmó. Cayó un instante después de pie sobre de su hacha.
—Muy bien — Maeralya estiró su mano hacia él —Me debes cincuenta mirvos.
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Post by Frits Gouden on Sept 2, 2017 18:45:43 GMT
La mañana estaba agradable, y Frits había salido temprano de su hogar. La tienda iba bien, pero el chico tenía algunas deudas e impuestos que pagar. Había pintado la fachada de la tienda, además de arreglado el suelo y tratado las maderas del interior, y su hermano le había pedido una fuerte suma de Mirlos para continuar su viaje de estudios. Frits era feliz de tener su tienda linda, y que su hermano pudiera estar en ese viaje, por lo que caminaba con una alegre sonrisa por el mercado, hacia el correo. Llevaba bajo sus ropajes un saco con Mirlos que le enviaría a su hermano, por lo que iba con cuidado. Mientras caminaba pensaba en que mientras arreglaban la tienda, no podría abrir, por lo que quería usar su tiempo en algo. Dos semanas sin ventas también lo dejaba algo ajustado, y la iniciativa para ampliar el negocio, pese a que había salido bien, tal vez necesitaba que el mismo hiciera algo.
Una hora antes del mediodía, ya había enviado el dinero para su hermano, y había tenido tiempo para pensar. Le había llegado una carta. Era un pedido de un buen surtido de pociones y bálsamos desde Draconia. Creía tener suficiente stock, aunque eso lo dejaría casi sin nada que vender. El otro problema, que lo mantenía más en la incertidumbre, era cómo haría la entrega. Draconia no estaba lejos de la Ciudadela, pero un Kirin flacucho en una carreta llena de cajas con vistosos frascos sonaba como un blanco muy fácil para robar. Tal vez podía contratar un guardaespaldas o escolta, por lo que dirigió sus pasos a la Taberna del Dragón Ahogado. El chico vestía una túnica de algodón suave, blanca, con un cinturón de tela azulada, el pelo largo suelto sobre sus hombros, y una sonrisa cautivadora y contagiosa.
Cuando ya estaba relativamente cerca, un gran grupo de gente le cortaba el paso. Hombres y mujeres, niños y niñas, estaban rodeando algo y aclamaban. Probablemente un bailarín callejero, un bardo o una función de titiriteros. Sonriente y curioso, se acercó a ver. Un hombre enorme contra una mujer delgada en un combate. Parecía interesante. Un hombre recorría los alrededores de la muchedumbre ofreciendo apuestas, a los tontos que se atrevieran a apostar por la chica. -Apuesto diez mirvos por ella- Dijo Frits al hombre cuando pasó, mostrando las monedas en su mano. Frits no era un buen luchador. Ni si quiera uno mediocre, pero si era muy observador y astuto. Todos daban por hecho que el hombre destrozaría a la chica, pero hablaba más rápido de lo que se movía, y la ágil muchacha no dejaba que la tocara si quiera. No pasó mucho tiempo hasta que ella, en una elegante muestra de habilidad, desarmara al bruto, mientras gente de la multitud aplaudía impresionada, otros tantos maldecían, y muchos otros se iban, ya que evidentemente esperaban ver sangre. El hombre que ofrecía las apuestas por el bruto se escabulló, aunque Frits no le dio mucha importancia. Frits esperó la multitud se dispersase, para acercarse un poco más, y mirando a la chica, le dijo con suavidad. -¿Le interesa un trabajo como escolta, señorita?
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Post by Maeralya Halerin on Sept 2, 2017 19:16:41 GMT
Gruñendo y quejándose, el derrotado hombrón parecía lanzar chispas por los ojos al ver a la jovencita. Ella no quitaba la sonrisa del rostro, y no sacó el pie del hacha hasta que se le entregó el dinero apostado. —Muchas gracias— Dijo, recibiendo una maldición del perdedor que tomó sus cosas y se alejó. Maeralya volteó, retrocediendo para coger su bolso cuando alguien se puso en su camino, sorprendiéndola. De pronto, fue consciente de la multitud que se dispersaba, del ruido estridente y las sombras que se escabullían entre los rincones. Su mentón tembló y dio un paso hacia atrás. —¿Cómo?— Preguntó en un hilo de voz. Nada quedaba de la joven confiada de hace un instante.
—¿Escolta? ¿Yo?— Dudó, mirando por un instante los ojos tranquilos del joven frente a ella. Eran dorados, con unos resquicios más oscuros al rededor del iris. Inspiró, tratando de infundirse calma —No lo sé… ¿Por cuánto tiempo? ¿Es un viaje largo?— No iba a preguntar las motivaciones, puesto que no era de su incumbencia. Un escolta asegura el llevar mercancía (o personas) a salvo, y nada más. —Dependiendo de ello, quizá podamos acordar un precio— El temor de no cuidarse a sí misma le hizo ser reticente por instante a aquella petición, pero ¿no sería acaso el segundo golpe de suerte del día? Si acaso resultaba un viaje provechoso, podría no necesitar entrar en una ciudad en mucho tiempo.
—¿Podemos hablar en algún lugar mas silencioso?— Le pidió a su acompañante, se inclinó para recoger su bolso y avanzó, esperando por breves instantes a que él se le uniera; podía ver la salido del muro que bordeaba la ciudadela. Era como una luz un túnel de oscuridad, comenzó a apurar sus pasos hasta atravesarlo. Buscó refugio en el árbol más cercano y apoyó su espalda en él liberando un suspiro. Su semblante notoriamente más tranquilo, se alzó para ver a quien deseaba contratarla.
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Post by Frits Gouden on Sept 2, 2017 19:30:25 GMT
Frits sonreía mientras ella le hacía preguntas, sin responder aún. Cuando ella preguntó si podían hablar en un lugar más silencioso, asintió y comenzó a caminar a su lado, manteniendo el silencio. Evitaba mirar a la chica, para evitar incomodarla, pero cuando llegaron al lugar donde ella se detuvo, la miró tranquilamente. No parecía una mirada inquisidora, ni pervertida. Era más una mirada serena, tranquila, que buscaba ver el interior de la muchacha, más que su exterior. Dejó que ella lo mirase, también, y por breves instantes, una gentil brisa ondeó el pelo de Frits. -Me llamo Frits Gouden. Soy dueño de una tienda aquí, en la ciudadela, y necesito hacer una entrega algo grande en Draconia. No debería tomar más diez días de ida y vuelta. -Abrió los brazos para acomodar sus mangas y luego los cruzó a la altura de su vientre- Vi tu excelente demostración de habilidad y creo usted es la persona indicada para el trabajo. -El chico cerró los ojos y sonrió con calidez- Mi tienda vende pociones y unguentos, también perfumes e infusiones. Actualmente estoy buscando como ampliar el negocio, pero de momento, necesito encargarme de esta entrega. No soy muy fuerte, y podría considerarme un luchador mediocre, si soy generoso conmigo mismo. -Frits se rió suavemente, con una calma contagiosa. Era una persona muy carismática, muy sociable y siempre bienintencionado, y eso se sentía al hablar con él- ¿Le interesa? Podemos discutir el pago, y otras cosas que considere importantes. El día está agradable, y el viento invita a conversar. -Sentenció el muchacho-
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Post by Maeralya Halerin on Sept 2, 2017 20:19:42 GMT
Levemente entrecerrados, los ojos de Maeralya ahora estudiaban al desconocido. El movimiento de sus manos, así como de su gesto al hablar. El gesto más mínimo en sus pestañeos. Buscaba una huella sospechosa que nunca llegó, sino esa casi simpatía que parecía transmitir. Alzó un poco los hombros, desviando la mirada temiendo causar incomodidad en su actuar. —Diez días es bastante tiempo— Murmuró por lo bajo, cuando lo que realmente quería decir era que no tenía muchos deseos de volver por Draconia… — ¿Has dicho un negocio de pociones y ungüentos?— Aquello le hizo cambiar el rostro. Parecía lleno de curiosidad, como si el temor se hubiera disipado por encanto.
—Tú... ¿Sabes hacerlos?— Preguntó, evidenciando esperanza en que efectivamente así fuera —A mi me agrada la botánica, muchos ungüentos salen de allí ¿no? y pociones recuperativas. ¿Sabes de ello?— Notó que estaba acercándose demasiado, y el tono de su voz se alzó junto con su entusiasmo. Apretó los labios un momento antes de retroceder hasta topar el tronco del árbol.
Diez días como trabajo de escolta de un desconocido. Había hecho antes esas labores, pero, ni una sola vez desde… La mano derecha subió de forma inconsciente hasta su cuello, palpó en el lado izquierdo, sus dedos presionaban como si quisieran quitar algo, una mancha, una molestia. —Quizá podrías enseñarme un poco… como parte de pago— Dijo, una vez más en tono reticente —¿Te parece un trato justo?— No aguardó a su respuesta, alzó el mentón y le cuestionó una vez más —¿Cuándo partiríamos?
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Post by Frits Gouden on Sept 2, 2017 21:17:16 GMT
El chico esperó ella respondiera, y con paciencia, la escuchó. La miraba sonriente, tranquilo, y sereno, mientras volvía a correr una agradable brisa, que movía las hojas del árbol al igual que el pelo de Frits. -Si vamos por el camino no deberíamos tardar mucho, pero me pongo en la situación en la que se presente algún imprevisto. -Frits desvió su mirada hacia el árbol, mirando sus hojas, más teniendo su concentración puesta en la chica. -En efecto, mi tienda vende ungüentos, pociones, bálsamos, infusiones y perfumes. Todo eso lo preparo yo con flores, hiervas, raíces, corteza, entre varias otras cosas. Mi hermano menor es botánico, y entre ambos aprendimos el arte de la boticaria. -Se rió con un dejo leve de nostalgia, pero siguió sonriendo con su cautivadora mirada- Él es mucho mejor que yo en eso, pero está de viaje por Mirovia. -El muchacho sonrió mientras hablaba y evaluaba la situación. Ella se veía confiable, pero mostraba un evidente temor a algo. ¿Tal vez un trauma? ¿Un trabajo que salió mal? No parecía un miedo que emana un ladrón antes de robar, sino más bien de un niño el cual falló una vez. No era de su incumbencia, la verdad. -Podría enseñarle, en efecto. Pensaba pagar setenta Mirvos al día, más los gastos en los que incurramos, como comida, y alojamiento de ser necesario, aunque un máximo de diez días puedo pagar. Al llegar y hacer la entrega le pagaría trescientos veinte Mirvos, como bonificación por completar el trabajo. -Sonrió e hizo una pausa para mirar las reacciones de la chica, y volvió a sonreír. -Al volver podría enseñarle, ya que toma tiempo, tanto aprender como preparar las pociones. Podríamos partir mañana si usted está lista- Volvió a mirar a la chica, a sus ojos, sereno y asintiendo levemente con la cabeza. Se notaba la chica le parecía agradable. -Lo que si, una última cosa antes de decir que estoy completamente de acuerdo. ¿Podría decirme su nombre señorita?.-
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Post by Maeralya Halerin on Sept 3, 2017 21:16:23 GMT
Era mucho dinero. No se podía ni imaginar teniéndolo. Le causaba cierta ansiedad ¿y si lo perdía o pero aún… ¿y si le robaban? —¿Mañana?— Las cosas podían cambiar tan rápido de un momento a otro… ¿Sería que podría estar a la altura de la situación? Era tomar un riesgo sin duda, pero, era justamente a eso a lo que se dedicaba. —Sí. Creo que es algo que puedo hacer y tengo el tiempo— Con su ultimo comentario no pudo evitar un pequeño sobresalto ante su mala educación —Maeralya— Dijo con lentitud, demoró un poco, pero llevó la diestra delante de el como señal de saludo —Ese es mi nombre.
La brisa que recorría por entre las hojas era bastante fría. La joven luego de aquel saludo arregló uno de sus cabellos dorados tras la oreja y trató de esbozar una sonrisa —¿Cuál es el suyo?— Era algo que necesitaba saber. Miró en un vistazo hacia la ciudadela. Se podía ver la incomodidad en sus ojos —Imagino que vive allí ¿no?— Era bastante claro a dónde se refería; una tienda como la suya obviamente prosperaría en la ciudad.
—¿Puede enseñarme el lugar desde el cual partiremos? ¿Es el mismo donde podrá enseñarme?—De pronto se sintió molesta haciendo tantas preguntas. Apretó los labios bajando la mirada. Si iba a tener contacto con otra persona, debía controlarse un poco, Medir las reacciones, así como sus palabras. No dijo nada más, alzó la mirada y se dispuso a seguir los pasos que él le indicara. Incluso si eran dentro de la ciudadela.
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Post by Frits Gouden on Sept 3, 2017 21:59:19 GMT
Así que Maerlaya... -Murmuró para si Frits para ayudarse a recordarlo luego- Es un lindo nombre. El mio es Frits, Frits Gouden. -No le molestaba tener que repetirlo. Escuchaba a la chica con tranquilidad mientras le hacía preguntas y con suavidad iba respondiendo- Vivo en la ciudadela, en mi tienda. Es una casa grande, con muchas habitaciones, vacías en su mayoría, y el primer piso lo utilizo como tienda. Está en el mercado. -Ordenó un poco su flequillo del pelo hacia la izquierda y miró a la chica. Era evidente no estaba demasiado acostumbrada a tratar con gente con modales. Su apariencia era de una dama, pero daba la impresión que su vida la había hecho tratar con maleantes más de lo que le hubiese gustado. Omitiendo ese pensamiento, sonrió una vez más- Podemos ir ahora. No es demasiado lejos de aquí, y si, es el mismo lugar. -Le hizo una seña con la mirada y se puso a caminar de vuelto a la ciudadela, a paso calmado y lento, esperando la chica le alcanzase- ¿Alguna condición, petición o exigencia que desee hacer antes de hacer el trato? -Preguntó educadamente el chico- Me gusta mucho conversar, pero si prefiere el silencio, lo entendería.
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Post by Maeralya Halerin on Sept 3, 2017 22:17:21 GMT
¿Frits Gouden? Pensó, estaba segura de haber oído aquel nombre. Descendió apenas la mirada y se dio cuenta que lo había dicho él, quizá desde que se había animado a ofrecerle trabajo. Se ruborizó debido a su poco tacto. ¿Por qué siempre resultaba de ese modo? Apretó los ojos un instante, animándose a andar de camino al mar de muchedumbre una vez más.
—¿Exigencias?—Cuestionó. En sus labores como cazarecompensas realmente no solía ponerlas. Era llevar cosas o personas de un lado a otro, evitaba las rutas pobladas cuando era posible, y si no, aguantaba lo mejor posible —Si podemos evitar las cercanías del Bosque de los susurros… —Murmuró. Le preocupaba mucho más un encuentro con aquel ser una vez más que mostrarse miedosa ante él —Realmente no me agrada ese lugar, y prefiero mantenerme lo más lejos posible.
Los sonidos del mercado y las conversaciones que se volvían un barullo ininteligible, hicieron emitir un suspiro a Maeralya al caminar nuevamente por el sendero adoquinado. Trataba de llenar su mente con pensamientos respecto al lugar descrito por su nuevo cliente. La expectativa que le causaba aprender de alguien con verdadero conocimiento en aquello tan interesante para ella —Puede hablar lo que desee; a veces me animo a una conversación. Pero no soy una persona de multitudes, no es que sea antisocial, puedo manejarme en cualquier ambiente, pero prefiero el silencio y la calma de un bosque, antes que el ruido y la música de una taberna.
Serpenteando entre las calles, pronto llegaron hasta un edificio. Los pasos de Frits se detuvieron, los de ella también.
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Post by Frits Gouden on Sept 3, 2017 22:29:56 GMT
Si, aunque sea yo quien le esté pagando, creo es justo que si hay algo que no haría, diría o aceptaría, lo avise de antemano. -Dijo el peliazul con calma, y una sonrisa. No lo decía con mala intención, sino que para hacerle saber a la chica que ella si tenía derecho a dar su opinión sobre el trabajo. -Aquí es -Dijo el chico con tranquilidad al llegar. Habían dos personas pintando la fachada, que saludaron a Frits con cortesía, mientras él abría la puerta con su llave y dejaba pasar a la chica primero- Adelante, aquí es. -Luego de que ella entrase le ofreció asiento en una de las sillas que había cerca de la pared. La tienda era grande, aunque con mucho espacio sin aprovechar. Arrimadas hacia las paredes, habían anaqueles con pociones, por el centro, mostradores con frascos y en las vitrinas habían botellitas. En el suelo, bajo algunas mesas, habían cajas con frascos vacíos. Un agradable aroma a lavanda y limón emanaba de un pequeño caldero, no más profundo que una taza, que estaba con una llama muy tenue en el mechero. La tienda era colorida, estaba bastante ordenada y limpia, y el agradable aroma invitaba a conversar- La idea es tomar la salida suroeste de la ciudadela, ir luego hasta el río y descender por ahí. Mi cliente tiene residencia en la punta más al sur de Draconia.
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Post by Maeralya Halerin on Sept 3, 2017 22:42:36 GMT
Tal parecía que la tienda estaba en pleno auge. O eso se veía por la aparente remodelación y los espacios que estaban siendo poco a poco llenados. El aroma de bienvenida, cítrico y con un dejo de dulzor le tranquilizó. La puerta se cerró y ella dejó a un costado de la silla su bolso y espada. Escuchaba con atención a Frits, pero su vista estaba perdida entre aquellos frascos pequeños, algunos con líquidos de colores mezclados en uno solo. ¿Qué podrían ser? ¿Cómo se habrían hecho?
—¿Al sur? Bien, haremos una ruta lo más segura y corta posible. de preferencia con lugares de climas amables. Tanto ambientales como de población.— Puso la mano detrás de su nuca y quitó el listón azul desgastado con el cual amarraba su cabello. Había comenzado a tirarle y causarle dolor en la parte baja del cuello —¿Posee algún mapa? sería mucho más sencillo de hacer.
Ladeó el cuello de un lado a otro, tratando de relajarse. Sin poder resistir la curiosidad, se acercó un poco hacia el mechero, atraída por los aromas. Aquello podría tratarse desde un bálsamo, a un veneno. De una cura como algo para causar daño. Era lo que había aprendido con las plantas, la dosis era aquello que podía diferenciar una medicina de una ponzoña. Por eso guardo respetable distancia —¿Qué es lo que prepara allí?— Preguntó —Su aroma augura algo delicioso, pero… eso es engañoso. —“Como las personas” no dudó en pensar.
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Post by Frits Gouden on Sept 3, 2017 23:14:46 GMT
Frits miraba a la chica desde cerca del mechero. El liquido que se calentaba parecía suave, poco espeso y además de su evidente fragancia, tenía un color agradable a la vista. -Lamento no poseer un mapa hasta el lugar exacto, pero una vez lleguemos al río, solo tenemos que seguir la corriente hacia el sur.- El chico sonrió cuando Maerlaya se sacó el listón de su pelo y dejó sus cosas. Le demostraba estaba cómoda con él, y eso le parecía importante. El mismo se sentía más cómodo en su tienda, en su hogar, por lo que mientras paseaba revisando sus cosas, continuó hablando. -Estoy preparando la base para un perfume y una crema. El perfume es algo nuevo que estoy intentando inventar, y la crema es una de las recetas que mi hermano ideó. Sirve para calmar dolores en las manos, de todo tipo. Quemaduras, cortes, golpes, cualquier cosa. Aunque, como no las sana, es más una solución temporal que un remedio. -Mientras revisaba un par de frascos, volvió la vista a la chica y le sonrió mientras preguntaba. -¿Si huele delicioso podría ser veneno? Todos tenemos olores, y todo tiene olor. Aunque probablemente podría preparar algo peligroso, y quizás letal, quiero ayudar a Mirovia, no envenenarla. Por eso, solo preparo cosas que hagan algún bien. -Dejó los frascos donde estaban y dio algunos pasos hacia la chica- ¿Qué le gustaría aprender a preparar? Una poción para ayudar a calmar el dolor, o una que haga arder el corazón? El arte de la boticaria es peligrosa en malas manos. -Volvió a sonreír y se sentó en una de las sillas-
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Post by Maeralya Halerin on Sept 3, 2017 23:41:00 GMT
—¿Arde el corazón?— Preguntó, observándolo. Luego regresó la vista hacia el mechero y exhaló un suspiro —Realmente me gusta saber las cosas. Lo que hacen. No busco ayudar o sanar a alguien, tampoco hacerle daño. Quiero aprender por el hecho de aprender, ¿es muy extraño?
Se repetía las palabras de él en la mente. Un alma idealista sin duda, e inocente. Como ella alguna vez. Estaba segura que de enfrentar el terror que ella afrontó, se pensaría las cosas que decía dos veces. Lo miró a los ojos una vez más—¿Usted conoce la ruta entonces? Muy bien. Me encargaré de su seguridad, pero espero que usted lo haga del camino que debamos tomar. Mi petición está hecha y es seria. No dudaré en dejarle si acaso ese acuerdo se rompe.
Se le escuchaba completamente seria, pero abandonó la mirada a su rostro para retornarla a los frascos de la estancia. A lo vacío de algunos muros. —Es extraño que el solo aroma que hay aquí te haga sentir tan tranquilo. —Hizo una pausa, y tomó nuevamente asiento —No había conocido un lugar en la ciudadela que no estuviera lleno de molestos ruidos, el burbujeo de ese líquido incluso, me resulta tranquilizante— Sonrió en dirección al mechero, luego echó un suspiro —¿Puede usted redactar el contrato?, conservaré una copia en mi tableta.
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Post by Frits Gouden on Sept 3, 2017 23:59:45 GMT
La seriedad con la que se tomaba el trabajo la chica le parecía ideal. No es un trabajo pomposo, ni épico, pero si uno serio, importante y legal. -Le enseñaré. Tiene mi palabra. De todas formas, estará escrito en el contrato. Deme unos diez minutos, puede mirar cuanto desee mientras tanto- Dijo Frits con seriedad, pero sin abandonar su sonrisa. Le gustaba halagara su tienda, y le parecía una buena señal el gusto por aprender que tenía Maerlaya. Durante el camino probablemente aprendería un poco más de ella, por lo que no habían prisas ahora. Tras el mostrador, Frits sacó pergamino y tinta, para redactar el contrato. Ya lo había hecho anteriormente, por lo que sabía lo que hacía. Echó mano a un mapa del sector para trazar también la ruta en otro pergamino. Luego de tener listas ambas cosas, el pergamino se leía así:
Yo, Frits Gouden, desde ahora el contratante, dueño de Keukenhof - Gouden y hermano, contrato a __________________, desde ahora la contratada para realizar un trabajo de escolta, hasta el sur de Draconia, para hacer entrega de un cargamento solicitado por un cliente. Por cada día de servicio prestado, el contratante pagará setenta Mirvos a la contratada, al amanecer del siguiente día, y como máximo, diez días. Al llegar al destino y hacer la entrega, el contratante le pagará trescientos veinte Mirvos a la contratada, como bonificación. El contratante correrá con los gastos del viaje, siendo estos transporte, comida y alojamiento, de ser necesario. Por último, el contratante se compromete a enseñarle Boticaria a la contratada, durante una cantidad de tiempo que será discutida al terminar el trabajo. La contratada tiene la obligación de proteger al contratante y el cargamento, siendo el primero la prioridad en caso de tener que escoger. Ella también es considerada propiedad, y si debe elegir entre su vida y el cargamento, deberá elegir vivir. Además la contratada se compromete en acompañar al contratante hasta hacer la entrega y volver a la Ciudadela, donde este contrato se dará por completado y perderá vigencia. Ambas partes se comprometen a evitar a toda costa el Bosque de los Susurros, y evitarán exponer sus vidas de forma imprudente. Finalmente, ambas partes al firmar declaran aceptar los términos del contrato, y entienden no es vinculante a futuro. Si cualquiera de las partes desea terminar el contrato antes de completarlo, se tendrán que acoger a las leyes de Mirovia, y dependiendo la circunstancia se buscará la forma correcta de compensar a las partes. -Luego había un espacio abajo donde figuraba la firma de Frits, muy elegantemente escrita, y a su lado, un espacio en blanco-
Frits levantó el contrato, lo miró, y se acercó a la muchacha para que ella lo viera. -¿Está bien así?-
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Post by Maeralya Halerin on Sept 4, 2017 1:00:22 GMT
Los pasos de la joven se escucharon sigilosos en el piso de madera, tomó con cuidado el papel, pidiendo permiso con una mirada. Cuidadosamente lo leyó, reparando en todos los puntos importantes. Estaban allí, tanto la suma de dinero, como acerca de las enseñanzas que recibiría… pero lo más trascendental, al menos para ella, era acerca de no acercarse a aquel lugar indeseado. Descendió la vista hasta la firma de él, había un espacio para su nombre y para su firma en la parte inferior.
—¿Podría…?— no dijo más, sostuvo el lápiz que el había utilizado y se inclinó sobre la mesa. “Maeralya Halerin” escribió en el nombre y luego una firma con sus iniciales en la parte baja. La caligrafía de la joven era lenta pero cuidada, más que escribir parecía dibujar cada una de las letras.
—Creo que esta sellado. ¿Alguna hora específica a la cual deba pasar mañana? Imagino que aún debe encargarse del tema del carro y la carga; no quiero hacerle perder más tiempo— Echó un nuevo vistazo al lugar, una parte de sí no quería salir de allí. Mantenerse embriagada de aquel aroma y las paredes que aseguraban el silencio era algo que hace mucho tiempo no percibía —Nos vemos mañana entonces, Señor Gouden.
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