Post by Aenea on Sept 3, 2017 4:51:10 GMT
Nombre: Aenea.
Género: Masculino.
Edad: 289.
Raza: Cerbero.
Corte: Ninguna.
Lugar de Residencia: Ninguna.
Ocupación: En un pasado fue un Cazador y podría decirse, que aún lo es.
Stats:
• Fuerza: ★★★★★
• Inteligencia: ★
• Social: ★
• Agilidad: ★★★
• Defensa: ★★
Habilidades raciales:
Aliento de Fuego: Su edad le dio un fuego abrazador, pero la ira que hierbe dentro de su cuerpo, toda aquella ira que mueve su destrozado cuerpo hace que escupa el mismísimo infierno.
Fuerza Aumentada: Años de dolor, décadas de agonía, estar tantas veces en el umbral de la muerte hacen que tu cuerpo se hace más fuerte de no ser así, se rompe y jamás se podrá reparar.
Piel de Acero: Las heridas y cicatrices han hecho lo que una vez, una piel suave como la seda se tornara duro y tosco como el acero.
Personalidad:
Bondadoso, amable, cuidadoso, alguna vez estas palabras le catalogaron, le describían a la perfección ¿Pero que son las palabras si no sonidos que se pierden en el viento?
Aenea una vez fue un ser digno, orgulloso de su porte, cariñoso con otros seres que no eran igual a él, protector, el Cerbero que cuidaba de cuanto Arcano pudo del pequeño al más grande, pero aquella noble mente fue rota a un punto que llego a ser irreparable.
Sus fragmentos fueron infectados con el tiempo, con el dolor, con la ira y sed de venganza, como el venenoso musgo empezó a crearse una nueva mente lentamente, los fragmentos rotos eran envenenados y daban a nacer una nueva mente, una criatura rota, fragmentada, podrida.
Su orgullo se volvió arrogancia, un ser despreciable que desprecia a todo el mundo, un ser violento, cruel, sanguinario, asesino.
En un pasado tenia las facultades sociales e intelectuales superiores a los de su especie, pero hoy solo su cuerpo se ha fortalecido gracias a las heridas y el dolor, pero su mente se ha visto entorpecida completamente.
Ya no es más que un animal salvaje uno simplemente cruel y de mente repugnante.
Historia:
Su nombre una vez fue Alexander Aenea Anker, pero hoy solo puede llevar el nombre de Aenea.
En un pasado, cuando aún el odio de los humanos era soportable para los Arcanos y la guerra, cuando la idea de una purga por parte de los humanos a los suyos, Aenea era feliz.
Como cerbero poseía tres cabezas, cada una nombrada, cada una con su personalidad, sus sueños y pasiones, eran capaces de vivir, aunque con pequeños problemas sobre que hacer en aquel día, pronto en sus primeros años de vida, descubrieron la armonía de vivir en paz entre ellos y pronto, con los demás tanto si fueran los de su propia especie como otras razas.
Poseía un pelaje de color castaño dorado, unos ojos del color del jade que al tocar la luz se iluminaban con un brillo espectral su porte orgulloso, superior al de un humano común aun en sus cuatro patas le hacían verse como una criatura imponente y digna de respeto.
Y como toda criatura que vivía en paz con otras se encontraba enamorado, aun cuando Alexander, Aenea y Anker podrían tener sus pequeños desacuerdos hubo en algo que jamás se contradecían.
El amor por su bella súcubo Caliope, su sonrisa tan pura para sus ojos, sus hermosos ojos mar azul, la piel blanca como la nieve y sus labios rojos como las rosas, oh Caliope, cuanto te amaban aquellas cabezas que hoy perdidas, cortadas te recuerdan con el olor y el sonido de la muerte.
Aquella vida de paz como la de todos los Arcanos llego a un triste y abrupto final, los humanos con la semilla del odio ya germinada en sus corazones y mentes masacraban, asesinaban a cuanto Arcano se interpusiera o intentara hacerles frentes.
Aun con sus poderes ellos caían por sus armas, por sus números, como un enjambre de hormigas caían sobre ellos, capturaban y asesinaban.
Los cerberos vieron aquella escena y juntos a otros Arcanos se lanzaron a luchar por sus seres queridos, por los de su especie… pero… fallaron.
El cerbero vio con sus propios ojos como los humanos que una vez respeto ahora mataban a sus amigos, familiares e incluso a su Caliope.
Aquel día también descubrió entre sus gruñidos, ladridos, gritos de desesperación la sorpresa que el amor de su vida había guardado en su seno, un regalo que murió como ella en las manos de los hombres.
¿Dónde estaban los demás Arcanos? ¿Muertos o como el, atrapados en aquel lugar?
Su mente tenía lagunas, pero la ira pronto las lleno cuando noto que su destino seria uno mucho peor que la muerte, vivir en el dolor, vivir como una mascota, una atracción, la abominación de tres cabezas con la que jugaban los humanos mientras desconsolado lloraba cada día, cada una de sus cabezas por su Caliope, cada momento en que su mente y cuerpo encontraban descanso aullaban su lamento a las paredes de su prisión, aullaban la canción que cantaban a Caliope y al hijo que siempre desearon tener, pero el que jamás llegarían a tener..
Años, décadas, incluso se cumplió un siglo y los años siguieron luego de ello y ellos seguían enjaulados en la misma prisión, entre las mismas paredes y barrotes, pero ellos, ellos habían cambiado.
Alexander y Anker se había vuelto lastimosos, cada golpe les hacía estremecer, las cortadas que llegaban al hueso los hacia gritar, chillar como cachorros humillados ante quienes les habían quitado todo ¿Acaso esos eran sus hermanos? ¿¡Acaso esos eran Arcanos?!
Un odio empezó a crecer en su corazón, un nuevo odio a los arcanos pues pronto llegaron a sus oídos sobre el descubrimiento de un nuevo mundo, uno donde los Arcanos como el bien podrían vivir en paz, multiplicarse ¡Y volver a aquel mundo y arrancar a los humanos de la tierra, exterminarlos, devorarlos, masacrarlos como ellos lo hicieron con su especie!
Pero los años pasaban nuevamente, décadas y otro siglo paso delante de sus ojos y se dio cuenta de algo, de una verdad.
Les habían abandonado, aquella entonces se volvió su verdad, una que ni el mismo lograba entender y aquello solo hizo crecer aquel dolor, aquella ira dentro de la mente de Aeneas.
¿Por qué les abandonarían? ¿Por qué? ¿¡POR QUE, POR QUE!?
¿Se habrían vuelto unos cobardes? ¿O acaso era tal el daño a su especie que aún no se encontraban listos para volver?
No lo sabía, no lo entendía, era incapaz de pensar y racionar.
Entonces ocurrió, el día en que su mente se rompió, en la que estallo en un remolino de ira y locura el cual descargo sobre sus hermanos, sobre aquellos llantos que tantos años y décadas tuvo que soportar en su encierro, aquella debilidad enfermiza que lo llevo a asesinarlos, a mutarse a si mismo, a cometer un grave error.
Al recobrar por última vez en su vida la cordura se dio cuenta de su error, el de su acto, el asesinato de sus hermanos Alexander y Anker, la imagen de las dos cabezas bajo sus patas, el de sus lenguas afuera y la carne viva expuesta y ennegrecida por las propias llamas de sus fauces que cauterizaron su herida.
El eco de las voces de sus dos hermanos, como el de Caliope y el llanto de su difunto hijo yacen en su cabeza, atormentándole desde entonces.
—o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o—
El tiempo paso, pero ya no lo conto, sus días se centraron en arañar su jaula, ladrar como un animal y morder con dientes como lanzar de su boca llamaradas a la jaula que jamás cedía ante sus choques y ataques, pero ya, perdiendo todo sentido de su vida solo el odio le manipulaba y lo descargaba contra aquellos que le habían hecho sufrir como abandonado.
Pero un día de la nada se encontró libre y como un animal enjaulado no pregunto ni se fijó como llego a ser libre, pero el mar delante de sus ojos significaba la libertad mientras los gritos de hombres y el olor a fuego detrás suyo solo significaban volver a su jaula.
Aeneas se hizo a la mar y con la suerte al fin de su lado llego a las costas de Mirovia, precisamente al Desierto de la nueva tierra.
Perdido y con un nuevo aspecto Aeneas mira con sus ojos color rojo sangre su entorno, su antes hermoso pelaje se ha vuelto negra, dura y llena de infames cicatrices, donde antes existían dos cabezas que acompañaban a Aeneas ahora solo quedan dos muñones negros como recordatorio de su mutilación y asesinato y de su mente solo quedan fragmentos ponzoñosos y una rabia, una ira que ciega completamente su atormentada mente.
Datos curiosos:
• Como arcano de su especie ya maduro y bien desarrollado su estatura estando en cuatro patas en su forma de cerbero es de tres metros, tamaño limite de su especie.
• Aun siendo un cerbero posee solo una cabeza, se explica en la historia.
• No posee momentos de lucidez, entablar conversación con él es solo darle una chance para que te hiera.
• Amara hacerle a los demás lo que a él le hicieron.
• Muy dentro suyo, busca la paz, sea cual sea, la desea.
• Le encantaban los prados en los días soleados.
• Adoraba el pan de miel.
• Adoraba el pan de miel de Caliopea.
• Adoraba a Caliopea.
• Adoraba su vida antes de la Gran Caza.
• Adoraba… adoraba su vida.
Autor: frizz-bee
PS; Es dificil encontrar la imagen de un cerbero sin dos cabezas así que... imagínenlo.
Forma humana de Aenea.
Autor: Cecil Mhor
Género: Masculino.
Edad: 289.
Raza: Cerbero.
Corte: Ninguna.
Lugar de Residencia: Ninguna.
Ocupación: En un pasado fue un Cazador y podría decirse, que aún lo es.
Stats:
• Fuerza: ★★★★★
• Inteligencia: ★
• Social: ★
• Agilidad: ★★★
• Defensa: ★★
Habilidades raciales:
Aliento de Fuego: Su edad le dio un fuego abrazador, pero la ira que hierbe dentro de su cuerpo, toda aquella ira que mueve su destrozado cuerpo hace que escupa el mismísimo infierno.
Fuerza Aumentada: Años de dolor, décadas de agonía, estar tantas veces en el umbral de la muerte hacen que tu cuerpo se hace más fuerte de no ser así, se rompe y jamás se podrá reparar.
Piel de Acero: Las heridas y cicatrices han hecho lo que una vez, una piel suave como la seda se tornara duro y tosco como el acero.
Personalidad:
Bondadoso, amable, cuidadoso, alguna vez estas palabras le catalogaron, le describían a la perfección ¿Pero que son las palabras si no sonidos que se pierden en el viento?
Aenea una vez fue un ser digno, orgulloso de su porte, cariñoso con otros seres que no eran igual a él, protector, el Cerbero que cuidaba de cuanto Arcano pudo del pequeño al más grande, pero aquella noble mente fue rota a un punto que llego a ser irreparable.
Sus fragmentos fueron infectados con el tiempo, con el dolor, con la ira y sed de venganza, como el venenoso musgo empezó a crearse una nueva mente lentamente, los fragmentos rotos eran envenenados y daban a nacer una nueva mente, una criatura rota, fragmentada, podrida.
Su orgullo se volvió arrogancia, un ser despreciable que desprecia a todo el mundo, un ser violento, cruel, sanguinario, asesino.
En un pasado tenia las facultades sociales e intelectuales superiores a los de su especie, pero hoy solo su cuerpo se ha fortalecido gracias a las heridas y el dolor, pero su mente se ha visto entorpecida completamente.
Ya no es más que un animal salvaje uno simplemente cruel y de mente repugnante.
Historia:
Su nombre una vez fue Alexander Aenea Anker, pero hoy solo puede llevar el nombre de Aenea.
En un pasado, cuando aún el odio de los humanos era soportable para los Arcanos y la guerra, cuando la idea de una purga por parte de los humanos a los suyos, Aenea era feliz.
Como cerbero poseía tres cabezas, cada una nombrada, cada una con su personalidad, sus sueños y pasiones, eran capaces de vivir, aunque con pequeños problemas sobre que hacer en aquel día, pronto en sus primeros años de vida, descubrieron la armonía de vivir en paz entre ellos y pronto, con los demás tanto si fueran los de su propia especie como otras razas.
Poseía un pelaje de color castaño dorado, unos ojos del color del jade que al tocar la luz se iluminaban con un brillo espectral su porte orgulloso, superior al de un humano común aun en sus cuatro patas le hacían verse como una criatura imponente y digna de respeto.
Y como toda criatura que vivía en paz con otras se encontraba enamorado, aun cuando Alexander, Aenea y Anker podrían tener sus pequeños desacuerdos hubo en algo que jamás se contradecían.
El amor por su bella súcubo Caliope, su sonrisa tan pura para sus ojos, sus hermosos ojos mar azul, la piel blanca como la nieve y sus labios rojos como las rosas, oh Caliope, cuanto te amaban aquellas cabezas que hoy perdidas, cortadas te recuerdan con el olor y el sonido de la muerte.
Aquella vida de paz como la de todos los Arcanos llego a un triste y abrupto final, los humanos con la semilla del odio ya germinada en sus corazones y mentes masacraban, asesinaban a cuanto Arcano se interpusiera o intentara hacerles frentes.
Aun con sus poderes ellos caían por sus armas, por sus números, como un enjambre de hormigas caían sobre ellos, capturaban y asesinaban.
Los cerberos vieron aquella escena y juntos a otros Arcanos se lanzaron a luchar por sus seres queridos, por los de su especie… pero… fallaron.
El cerbero vio con sus propios ojos como los humanos que una vez respeto ahora mataban a sus amigos, familiares e incluso a su Caliope.
Aquel día también descubrió entre sus gruñidos, ladridos, gritos de desesperación la sorpresa que el amor de su vida había guardado en su seno, un regalo que murió como ella en las manos de los hombres.
¿Dónde estaban los demás Arcanos? ¿Muertos o como el, atrapados en aquel lugar?
Su mente tenía lagunas, pero la ira pronto las lleno cuando noto que su destino seria uno mucho peor que la muerte, vivir en el dolor, vivir como una mascota, una atracción, la abominación de tres cabezas con la que jugaban los humanos mientras desconsolado lloraba cada día, cada una de sus cabezas por su Caliope, cada momento en que su mente y cuerpo encontraban descanso aullaban su lamento a las paredes de su prisión, aullaban la canción que cantaban a Caliope y al hijo que siempre desearon tener, pero el que jamás llegarían a tener..
Años, décadas, incluso se cumplió un siglo y los años siguieron luego de ello y ellos seguían enjaulados en la misma prisión, entre las mismas paredes y barrotes, pero ellos, ellos habían cambiado.
Alexander y Anker se había vuelto lastimosos, cada golpe les hacía estremecer, las cortadas que llegaban al hueso los hacia gritar, chillar como cachorros humillados ante quienes les habían quitado todo ¿Acaso esos eran sus hermanos? ¿¡Acaso esos eran Arcanos?!
Un odio empezó a crecer en su corazón, un nuevo odio a los arcanos pues pronto llegaron a sus oídos sobre el descubrimiento de un nuevo mundo, uno donde los Arcanos como el bien podrían vivir en paz, multiplicarse ¡Y volver a aquel mundo y arrancar a los humanos de la tierra, exterminarlos, devorarlos, masacrarlos como ellos lo hicieron con su especie!
Pero los años pasaban nuevamente, décadas y otro siglo paso delante de sus ojos y se dio cuenta de algo, de una verdad.
Les habían abandonado, aquella entonces se volvió su verdad, una que ni el mismo lograba entender y aquello solo hizo crecer aquel dolor, aquella ira dentro de la mente de Aeneas.
¿Por qué les abandonarían? ¿Por qué? ¿¡POR QUE, POR QUE!?
¿Se habrían vuelto unos cobardes? ¿O acaso era tal el daño a su especie que aún no se encontraban listos para volver?
No lo sabía, no lo entendía, era incapaz de pensar y racionar.
Entonces ocurrió, el día en que su mente se rompió, en la que estallo en un remolino de ira y locura el cual descargo sobre sus hermanos, sobre aquellos llantos que tantos años y décadas tuvo que soportar en su encierro, aquella debilidad enfermiza que lo llevo a asesinarlos, a mutarse a si mismo, a cometer un grave error.
Al recobrar por última vez en su vida la cordura se dio cuenta de su error, el de su acto, el asesinato de sus hermanos Alexander y Anker, la imagen de las dos cabezas bajo sus patas, el de sus lenguas afuera y la carne viva expuesta y ennegrecida por las propias llamas de sus fauces que cauterizaron su herida.
El eco de las voces de sus dos hermanos, como el de Caliope y el llanto de su difunto hijo yacen en su cabeza, atormentándole desde entonces.
—o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o— —o—
El tiempo paso, pero ya no lo conto, sus días se centraron en arañar su jaula, ladrar como un animal y morder con dientes como lanzar de su boca llamaradas a la jaula que jamás cedía ante sus choques y ataques, pero ya, perdiendo todo sentido de su vida solo el odio le manipulaba y lo descargaba contra aquellos que le habían hecho sufrir como abandonado.
Pero un día de la nada se encontró libre y como un animal enjaulado no pregunto ni se fijó como llego a ser libre, pero el mar delante de sus ojos significaba la libertad mientras los gritos de hombres y el olor a fuego detrás suyo solo significaban volver a su jaula.
Aeneas se hizo a la mar y con la suerte al fin de su lado llego a las costas de Mirovia, precisamente al Desierto de la nueva tierra.
Perdido y con un nuevo aspecto Aeneas mira con sus ojos color rojo sangre su entorno, su antes hermoso pelaje se ha vuelto negra, dura y llena de infames cicatrices, donde antes existían dos cabezas que acompañaban a Aeneas ahora solo quedan dos muñones negros como recordatorio de su mutilación y asesinato y de su mente solo quedan fragmentos ponzoñosos y una rabia, una ira que ciega completamente su atormentada mente.
Datos curiosos:
• Como arcano de su especie ya maduro y bien desarrollado su estatura estando en cuatro patas en su forma de cerbero es de tres metros, tamaño limite de su especie.
• Aun siendo un cerbero posee solo una cabeza, se explica en la historia.
• No posee momentos de lucidez, entablar conversación con él es solo darle una chance para que te hiera.
• Amara hacerle a los demás lo que a él le hicieron.
• Muy dentro suyo, busca la paz, sea cual sea, la desea.
• Le encantaban los prados en los días soleados.
• Adoraba el pan de miel.
• Adoraba el pan de miel de Caliopea.
• Adoraba a Caliopea.
• Adoraba su vida antes de la Gran Caza.
• Adoraba… adoraba su vida.
Autor: frizz-bee
PS; Es dificil encontrar la imagen de un cerbero sin dos cabezas así que... imagínenlo.
Forma humana de Aenea.
Autor: Cecil Mhor