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Post by Deleted on Sept 19, 2017 3:38:05 GMT
De a poco su miembro comenzó a endurecerse de nuevo, estimulado, se volvía de nuevo pesado y oscuro conforme la sangre bullía en su excitación. Balanceándose con estocadas furtivas contra la mano ajena, para profundizar la caricia. Entre cada bombeo disfruto de miembro caliente que embadurnaba su entrada acomodándose a capricho en la separación.
Con un gruñido de inconformidad desde el fondo de su garganta desvió una mano libre para guiarla a ciegas a la roseta apretada de músculos contra la que la cabeza bulbosa se estrellaba. Tanteandola con las yemas de los dedos froto la carne irritada, recogiendo los restos de semilla que el otro esparcía contra las mejillas de su culo. Permitiendole recordar a su cuerpo un dedo sondeo la zona para entrar de a poco, tensándose ante la sensación tirante e invasiva, no era un dolor agudo sino una sensación de picor por dentro como si la carne estuviera irritándose. Balanceando su peso continuo frotándose contra el falo ajeno por los movimientos rozando el saco rugoso de sus testículos contra el nacimiento de vellos ajenos. Una vez que paso la incomodidad del principio de la preparación, con el cuerpo cubierto de sudor, volvió al frente para mordisquearle el cuello al cambiante.
—Aprieta mis bolas.—Ladró, con la respiración pesada, chupando la carne donde el cuello y el hombro se unían del rubio.
—Tócame más, muérdeme...—Arrulló con los ojos estrechos disfrutando de la sensación cálida de tener otro cuerpo y de como su mente dejaba de pensar y se volvía una urgencia. Al dedo pronto le siguió un segundo y un tercero. Frunciendo las cejas ante las sensaciones viejas, volvió a lamer la lengua ajena, acariciando el paladar en un beso desordenado y húmedo.
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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 20, 2017 3:54:42 GMT
Mantenía en su garra un fuerte agarre en el miembro del contrario, pero la extensión le permitía solo sujetar la mitad de aquel monstruo que nacía de las partes bajas del ajeno que disfrutaba del humectado mastil del rubio contra su retaguardia. Salpicaba y formaba hilos de presemen en el abdomen del ojiazul que lo sacudía ferozmente para brindarle el exquisito goce de su tacto.
La calidez de las manos asperas del cornudo lo llevaba a apretar sus dientes que se afilaron agudos como los vampiros, resaltando sus rasgos caracteristicos en un frenesí carnal que iba tomando vuelo al sentir como su carne iba uniendose a la del cornudo. Despacio iba forzando la entrada de su falo contra la apretada y pulsante zona que rechazaba los cuerpos extraños como el suyo, más eso solo lo invitaba a empujar con más fuerza una vez que toda la extensión se alojó dentro de la caliente cavidad amoldada a la forma de su verga.
Gruñendo un gemido de gozo, al sentir sus dientes por el cuello y como se hundían sobre su piel; obedeció soltando de golpe el grosor de su miembro lloroso y sujetando sus testículos con la fuerza para hacerlo sollozar de placer. Estaban encendidos, sudando fuego sobre los campos de coles a medida que el sol de media tarde caía entre tonos anaranjados del ocaso. Arañazos, mordidas y gruñidos lo sumieron en un trance en el que sus transformaciones perdieron sentido. Entre bestia y bestia, entre raza y raza fue cambiando su cuerpo para someter a su amante al disfrute diversificado de las tierras místicas donde compartían sus fluidos.
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Post by Deleted on Sept 30, 2017 1:41:33 GMT
La intromisión quemo por dentro y su cuerpo se aferro al miembro ajeno punzando alrededor del turgente miembro. Cerrando los ojos soltando algo similar a un silbido se sentó sobre el falo ajeno. Disfrutando de la sensación de tirantez que frotaba alrededor de su entrada. Estremeciéndose al sentir el agarre en el frente apoyo una mano en la tierra y la otra en el pecho ajeno, haciendo palanca para prolongar el vaivén y la exquisita fricción.
Rebotando sobre el gran sexo ajeno, se deslizaba hasta la punta y volvía a bajar, empezando a encontrar más placer que dolor conforme el ritmo se volvía más intenso. Podía sentirlo enterrado hasta las pelotas, y podía escuchar el sonido de estas cada que se estampaban contra las mejillas de su culo. Con la cabeza baja, en una postura casi religiosa, el unicornio se concentraba en trabajar el placer que lo recorría cada que el hierro del otro alcanzaba su nuez. Estocada tras estocada, el sudor saltaba entre ellos mezclándose, ensuciandolos aún más.
El unicornio levente la cabeza hacia el cielo disfrutando de la sensación de sentirse lleno, casi hipersensible por el tiempo trascurrido, se repartía entre el calambre y la picazón y el placer eléctrico que bombeaba desde dentro hasta su polla.
Esta se agitaba con violencia entre los dos, buscando atención mientras rebotaba contra su abdomen. —Tan bueno, rubio...—Atinó a mascullas, entre dientes, levantando de vuelta la mano para enterrarla en los cabellos ajenos. Esa era una de las partes que más le gustaba tocar, arrancando reflejos dorados, aliviaba un tanto su corazón y aumentaba el goce.
—Más duro, cógeme más duro.—Ladró de nuevo en una nueva orden separando las pestañas en un ceño fruncido y algo similar a una sonrisa.
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Post by Conner Marshall Victoria on Oct 1, 2017 3:43:54 GMT
El vaiven de abajo hacia arriba de las nalgas del ajeno contra su vientre bajo lo dejaba contemplar como su hombría entraba y salía de su gloriosa entrada, como sus fluidos salpicaban cada vez que se estrellaba contra sus caderas, produciendo tales temblores sobre su cuerpo que sus pezones se tensaron como si un aire frío les hubiera pasado su lengua.
Tomó las caderas del otro, ayudandolo a rebotar más facilmente contra su monstruoso miembro el cual quiso hacer crecer más, palpitando con cada sentón que aplicaban y cada empujón que Conner emprendía para acercarlo más al pleno goce de sus cuerpos. Apretando con los dientes entró en un frenesí cuando transmutó su miembro en la gruesa, dura y larga verga de un centauro.
-Esto lo sentirás por semanas -Prometió tomando impulso con sus nuevas piernas de Sátiro que le ayudaron a embestir con rudeza la parte posterior del cornudo, forzándolo a gemir y suplicar por más. El apetito sexual de Conner no conocía límites al momento de encaminar a sus amantes al máximo punto de placer con su cuerpo, desde arcontes hasta incubos, nada se le podía escapar.
Irguiéndose empujó al ajeno para que se pusiera de rodillas y con la cabeza al suelo, en una postura mucho más sugestiva donde metió su enorme miembro de un solo empujón hasta el fondo, continuando con las recurrentes embestidas de alta intensidad que podían escucharse en la lejanía. Sus garras ahora de dragón arañaban la espalda del lujurioso varón que tomaba de la cintura, metiendo y sacando su verga llorosa de presemen con gran facilidad por la alta humectación de su sudor y sus fluidos.
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Post by Deleted on Oct 4, 2017 21:41:41 GMT
Un par de obscenidades salieron atropelladas de su boca ante la perdida del agarre sobre el sexo ajeno, y después por la nueva postura. Si iba a decir algo más, quedó sepultado bajo el aullar de una maldición mientras era de nuevo empalado.—¡Maldito, hijo de... —Asegurándose de no salir disparado al frente, enterrando los dedos entre la tierra, su siente descansaba entre los hierbajos mientras ladeaba la cabeza para mirarle por el rabillo de los ojos negros. Achicados por el vaivén, el golpe contra su próstata se volvió más constante, haciendo una deliciosa fricción en sus entrañas.
El sudor comenzaba a construirse de nuevo en los surcos de su espalda fibrosa, relamiendo los arañazos. Al menos de aquella forma tenía un mejor acceso para tocarse así mismo. Apoyando el codo, una de sus manos se deslizo bajo su cuerpo para tironear de su miembro, formando un tubo con los dedos bombeo la potente erección al ritmo de la jodida. Yendo a la par de el sonido de choque entre los dos. Su jugo se derramaba en una tira hacia el suelo y entre sus dedos, y sentía el ajeno rodando alrededor de sus pelotas y de la roseta de músculos apretados. Sus pelotas estaban constreñidas contra su polla, enrojecida, el saco se apretaba amenazando con derramarse.
Presionando un dedo contra la hendidura de su falo, disfrutaba del olor picante del sexo y de la sensación de ser llenado, de ser penetrado con dureza, lejos, su mente vagaba entre el rayo del placer, balbuceando con la respiración agitada. El placer rodaba, mamando de su miembro. Quería correrse, largo y tendido. Y quería sentir al otro desplomándose sobre su espalda. Estremeciéndose ante las garras, un leve atajo agridulce se formo en su garganta al notar el cambio de razas. Decidido a pasarlo por alto, levanto el mentón y trago empezando a participar de nuevo en la joda.
Empujándose atrás para encontrarlo a medio camino, a punto del desgarre sentía la carne abrirse al máximo para acomodar el protuberante miembro. Succionandolo codicioso, sin importar el liquido, el desliz se daba mejor por el esfuerzo de los dos que por la facilidad de los cuerpos.
Estremeciéndose, sintió que llegaba y el clímax arañaba, al fin, entre la superficie, lenguas eléctricas lamiéndolo por todos lados, colgadas de su polla.
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Post by Conner Marshall Victoria on Oct 5, 2017 4:41:05 GMT
En esa nueva postura podía sentir el apretado interior del cornudo y como palpitaba ante las extremas y duras envestidas que emprendía el rubio. Los intensos gemidos que escuchaba solo lo estimulaban para aumentar la velocidad y casi deseando levantarle las piernas para tomarlo como una carretilla y empalarlo de todas formas.
Una y otra vez su garra pasó entre los musculos de esa bella espalda de marfil cubierta de sudor brilloso y otoñal. Advirtió entonces que el otro tomo uso de su propia mano para brindarse placer mientras soportaba las estocadas en su posterior.
-No necesitas hacer eso -Espetó sin detenerse- Deja que yo lo haga por ti -Y debajo de su miembro nació otro más prominente que se colocó entre las piernas del cornudo, frotándose sin piedad contra su falo, reforzado su agarre con dos tentáculos pequeños y largos que procuraban la fricción desmedida de espada con espada. Salvaje era el contacto entre el cauce de sus cuerpos que a cada momento golpeaba llamando con el mensaje del bello climax.
Una sensación de calor llegó desde lo más alto para someterlo a picantes contracciones que calaron en sus dos miembros, sintiendo como se chorreaba su semilla líquida dentro de la cavidad del otro, imponiendo su fuerza sin detenerse, escuchando como chorreaba con cada nueva estocada que lo llevaba a cruzar un nuevo umbral de placer, con su mente en descontrol por sentir como se escurría por su doble falo.
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Post by Deleted on Oct 9, 2017 6:38:40 GMT
La pequeña muerte sobrevino como una descarga de blanco en su mente. A ojos cerrados su cuerpo se concentro en silencio, apretando la boca y frunciendo profundamente el ceño, como un rezo, echando la cabeza atrás, el placer exploto en la punta de su polla. Lanzando largas cuerdas perladas entre los dos. Se estremeció ciego mientras era llenado por el calor en sus entrañas.
Una gota de sudor se derramo desde su frente, donde el cabello húmedo creaba una sombra en el rictus profundo y casi doloroso de su rostro. Estremeciéndose se congelo, alargando el rayo que iba y venía desde el centro de su cuerpo. Sintiendo las pelotas apretadas, ordeñarse contra su cuerpo hasta vaciar.
Sus largos y fríos dedos se clavaron en la carne ajena hasta hacer daño. Sintió también su abdomen y el del rubio quedar bañados por el segundo apéndice que se sacudía aún en un apretado abrazo de su miembro, que perdía fuerza una ves saciado.
Lento, como si volviera de nuevo a su cuerpo, el unicornio rodó hasta lograr sentarse en la tierra. Con los ojos achicados por las poderosas sensaciones que le sacudían y los ligeros espasmos de lujuria que le mordisqueaban la punta roma ahora guardada en su funda y alrededor de los testículos. Con las piernas bastante separas, se quito el cabello de la cara con desdén y miro al frente, recuperando la respiración.
—Esto ha sido de lo más...interesante—Agregó notando la garganta áspera, carraspeó para limpiarla, estirando una mano para comenzar a reunir sus prendas, revitalizado.—Te maldeciré si tengo que permanecer sentado las próximas horas.
Agregó con humor, estrechando los ojos, pensando que aún sentía el hierro en su interior, pensando en lo que usaría durante el baño, al menos no había llegado al punto del desgarre. Relamiéndose los labios, lo primero que busco fue su capa para coger uno de sus cigarrillos y encenderlo con una palabra y una roca. El pantalón vino después, ¿cuanto tiempo desde la última vez que había recibido aquel trato?, ¿cien años?, tantos desde Bahiye...
Sacudiendo la cabeza por primera vez se sintió viejo, y ajeno y aunque estaba saciado en su apetito y su deseo de carne. Algo dentro de él pareció ajeno y perdido.
Sacudiendo la cabeza una vez completamente vestido. Retiro el pitillo de sus labios soplando maliciosamente el humo sobre la cabeza ajena, se inclino para tomar una ultima cosa, un souvenir que siempre cogía de camino.
El beso fue simple y salado.
—Hasta otra vez, quien sabe.
Y sacudiendo la mano echo andar por el camino, alejándose, sin nombres, sin datos, sin nada, de esa manera nada los unía ni los separaba. Había sido una buena jodida y un buen encuentro.
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