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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 6, 2017 3:32:31 GMT
El rubio estaba un tanto cansado después de esos múltiples encuentros a lo largo de la semana. Su mente divagaba por la confrontación contra la bestia de ceniza que rompió el ambiente romántico entre él y Wolfeimer.
-Sin duda no quiero volver a revivir eso -Suspiró pesado y arrancando otra col rizada con sus garras. Esta era una especie muy curiosa de col, la cual absorbía los sabores del sustrato que se utilizó como abono, por lo cual el sabor de cada col era diferente, era como jugar a la lotería con verduras.
-Pollo asado -Había sacado una buena, o al menos en ese lugar, desconocía si al lado de esa podría haber una sabor a café o yogurt congelado, pero así era la suerte con las coles. Le servía para no pensar en la ceniza, afortunadamente era de día, alrededor de las 10 y la mañana se prestaba para solo relajarse recostado en medio de los cultivos y mirando el cielo.
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Post by Deleted on Sept 6, 2017 3:58:15 GMT
El caso del vampiro homicida le había dejado una sensación agridulce en la boca. Persiguiéndolo por días había decidido poner fin al malestar visitando la escena del crimen que dio pie al final de la bizarra pesadilla. Buscando rastros que eliminar para tranquilizar su mente, camino desde las caballerizas hasta los plantíos como una procesión a las victimas que no había podido auxiliar. Lo único que podía ofrecer era los tragos a la pequeña licorera de plata y el pitillo que se quemaba entre sus dedos.
Estaba tan absorto que apenas y noto el cuerpo que descansaba entre las coles, estrechando los ojos lo repaso primero con una mirada tranquila en busca de alguna herida luego simplemente apreciativa, terminando con la burla que estiraba la comisura de su labio hacia arriba. —Dicen que las crías nacen de las coles, pero que ha pasado contigo para ser dejado de lado hasta alcanzar ese tamaño, ¿es esto lo que provoca el exceso de mimos?, ¿O debería ponerte sobre mis rodillas?— Sonrió repasándolo con la mirada.
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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 6, 2017 5:37:17 GMT
Entreabrió los ojos casi sin ver por la claridad del firmamento y se encontró con la sorpresa de un chico de peinado oscuro, en estilo casi de moicano y lacia cabellera con un solo cuerno. Conner alzó una ceja y sonrió ante la analogía de aquel simpatico chico.
-Los granjeros hacen buen trabajo con las coles -Estiró todo su cuerpo todavía recostado y se sentó barriéndose los retazos de las coles y las moscas blancas con sus manos.
-¿Eres quien cuida las coles? -Inquirió observándolo con calma- Porque necesito un baño.
Sus insinuaciones siempre eran la primer arma en la línea de ataque.
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Post by Deleted on Sept 7, 2017 0:54:29 GMT
Ladeando la cabeza como un gran perro miro alrededor sin entender la afinación por los vegetales. Dándole una calada al cigarrillo antes de expulsarlo hacia un lado, humedeciendo la punta de sus dedos para apagarlo. Mirándolo un momento antes de guardarlo entre los pliegos de su capa.
Se hundió de hombros.—Mis cuidados se remiten a cosas más...interesantes— Levanto las cejas con humor mientras se relamía los labios resecos por el pitillo y volvía a mirarlo estrechando los ojos negros ante sus ultimas palabras, dejando aparecer una sonrisa maliciosa y cómplice. —Estamos en medio de la nada, prácticamente...—Negó con la cabeza mientras se acercaba poniéndose a cuclillas frente al otro. —Palabras, las gastas, si quieres hacer algo que sea aquí mismo, ¿por que molestarse?— Agregó con humor mirando el suelo y arrancando descuidadamente un trozo de col de los cabellos ajenos para llevarse a la boca.
—Y si este es un juego que empiece ya...muéstrame
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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 7, 2017 3:12:21 GMT
Conner podía llegar a ser ingenuo a veces, pero su desarrollado CI no le permitía ignorar las evidentes señales de cuando alguien se le estaba insinuando.
Ladeó la cabeza y torció una sonrisa antes de abrirse la sudadera, dejando ver su marcado pectoral y cuerpo esculpido gracias a su memoria. Ser un Shapeshifter era a veces problemático, tienes dudas existenciales acerca de tu propaia apariencia y sobre lo que es real y lo que no lo es. Más gracias a toda la experiencia acumulada a lo largo de los años, Conner se sentía solo como una presencia de carbono reestructurable sin rumbo, el cual solo debía hacer una cosa a lo largo de su vida hasta la muerte: Disfrutar cada momento.
Tomó a su presa del cuello de la ropa y lo jaló hacia él, forsando un prolongado beso debajo del huerto de coles.
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Post by Deleted on Sept 7, 2017 23:42:40 GMT
Absorto en la contemplación sofoco un quejido gutural en la boca ajena, separando los muros de carne para tomar parte en el duelo de lenguas. Tomando su tiempo para saborear el interior de la húmeda cavidad ajena, delineando el paladar y empujándose por encima entre la mezcla de saliva y alientos se acerco más al cuerpo ajeno, con los ojos entrecerrados, ladeo la cabeza para joder más a profundidad la boca del rubio.
Estirando las manos para comenzar a acariciar las cuerdas tensan del abdomen con sus dedos fríos disfrutando del calor que irradiaba donde tocaba. Buscando la orilla de los pantalones para hundir la mano entre los risos y lograr tocarlo más directamente haciendo un tubo con los dedos alrededor del miembro ajeno. —Quiero chuparlo—Ladró grave con la bruma de la lujuria y el juego en la boca al tener que separarse por la falta de aire, como una orden, dándole un apretón al puño oculto alrededor del falo.
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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 8, 2017 2:12:57 GMT
Anhelaba los labiso ajenos que se estrechaban entre cada aspiración, entre las hojas de tiernas verduras se despojó de sus ropajes y las límitaciones de su propio apetito carnal. Lentamente sus dedos rosaron la piel desnuda del cuello del hombre que tenía entre sus brazos y fue bajando lentamente, desvistiendolo de su ataviado oscuro y dejando expuesta una capa torneada de blanca piel sedosa.
Se perdió al hundir sus dedos en el cabello del chico cuando este sujetó su miembro con esa expresión llena de gozo y misterio, insistiendo en su deseo por provocarle más placer al rubio.
-Adelante -Fue todo lo que pudo decirle, su ritmo airovio fue rebanado con tijeras de pasión y del mismo modo sus pantalones y boxers quedaron en el olvido, refugiado en la seguridad de su experiencia en el acto, se adjudico la tarea de agrandar su propio miembro gracias a su habilidad cambiante. Más abajo de su abdomen, un monstruo de 30 cm crecía y crecía.
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Post by Deleted on Sept 8, 2017 3:37:14 GMT
Bajando la cabeza para concentrarse en la visión, se dejo desnudar ayudando a desprenderse de la faja y los pantalones y patear los interiores ajenos para hacer espacio ya que el unicornio no usaba. No era tan construido, alto y magro, poseía más el cuerpo atlético y firme de un corredor de espaldas anchas y extremidades largas.
Relamiéndose los labios resecos ante la costumbre del cigarrillo y la lujuria, clavo una rodilla en la tierra, empujando un mechón negro que le caía sobre la frente donde el cuerno descansaba en el lunar en forma de diamante. Sus ojos se volvieron dos ranuras al examinar la carne hinchada que parecía desbordarse, intuyendo que aquello debía ser parte de la naturaleza del rubio. —¿Que rayos?—Murmuró haciendo memoria apenas de los arcanos, mientras que limpiándose la garganta se hacia espacio entre los muslos ajenos, colocando toscamente una mano en la cara interna para separarlos a placer y ladeando el rostro acercarse a la punta rojiza que empezaba a despertar. Uso la lengua para tantear la carne caliente, recorriendo la base hasta el frenillo y empujando la punta en el ojo lloroso de la polla en forma de champiñon.
—Bonito truco.—Soltó contra el sexo ajeno alzando la vista. —Pero si quieres que lo tome tendrás que hacer algo con él.—Una de sus manos bajo un poco más encontrándose con el saco rugoso de sus pelotas, dándoles un ligero apretón lo masajeo mientras volvía a inclinarse para llenarse la boca tanto como podía, disfrutando de la sensación de expansión de sus mejillas y la quijada. El sabor era fuerte como el aroma, que se mezclaba extrañamente con el de la tierra y la hierba. Su mano libre viajo hacia su propio cuerpo sujetando su miembro rezagado, como arcano siendo el símbolo de la virilidad su longitud y grosor no decepcionaban. —¡Tócame!—Agregó entre dientes.
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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 8, 2017 4:40:28 GMT
A la propuesta hecha por el chico, Conner torció una mueca de disgusto.
-Que ¿no puedes con el? -Preguntó en una burla despectiva que le provocó una nostálgica extrañeza, no siempre pasaba, pero a veces se encontraba arcanos así de caprichosos, que no eran capaces de tragar su miembro cambiante.
Con ojos esclarecidos, presenció como el ajeno se comenzaba a tocar también, estrujando su propio miembro grande y pesado, reflejo de todo ese instinto carnal. Conner se vio envuelto en el deseo de acatar su mandato y estiró su pierna para rozar el miembro con su pie desnudo, pasándolo por la cabeza llorosa y mojándose el empeine con el presemen que le brotaba para juguetear estrujándolo entre el dedo gordo y el anular, así como dándole pequeñas pataditas con el costado para hacerlo palpitar al estimularlo de aquella forma. Entre el goce que le producía tocarlo con su pie, transformó sus dedos y pie en un conducto, similar a la boca de una sanguijuela y procedió a chupar con eso la gran extensión de miembro de ese chico malo. En lugar de colmillos en el conducto, tenía pequeñas protuberancias que vibraban al entrar en contacto con esa tersa piel.
A medida que lo masturbaba, acercó su miembro a la cara del ajeno y la estampó contra sus labios, apretándole las mejillas con su mano y alzando las cejas en una señal para que el tampoco se detuviese.
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Post by Deleted on Sept 8, 2017 5:23:27 GMT
La maldición que estaba por soltar en un gruñido se le atoro en la garganta al tragar el sexo ajeno, ahuecando las mejillas ante el empuje y frunciendole el ceño profundamente desde abajo. Acomodándolo hasta el fondo de la garganta, maniobrando para evitar la sensación de arcadas que por un momento se aferro a su lengua. Mamo con fuerza disfrutando de la sensación venosa del mástil, deslizándose arriba y abajo mientras cubría el falo con su saliva y usaba la mano libre para bombear su erección mientras chupaba, acompasándose al ritmo que marcaba la mano ajena que lo sujetaba, comenzando a deslizarse la saliva y el presemen por la comisura lo uso para hacer más fácil el viaje de su mano y sus labios.
Los sonidos húmedos del sexo se escucharon en el lugar. Separando las piernas y anclandolas con pesadez en el suelo disfruto de la sensación de succión en su polla y el calor húmedo que lo cubría, haciendo que sus pelotas se apretarán, estremeciéndose. Dolosamente duro cerca del placer, se derramaba tanto como el rubio en su boca.
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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 9, 2017 19:45:15 GMT
Su expresión de goce confrontaba el entrecejo fruncido de su compañero sexual al hacerlo tragar su hombría de varias pulgadas de grosor. Sentía la necesidad impasible de querer agrandarlo más de tamaño, pero eso solamente dejaría daños en la garganta del otro, algo que quería evitar en esa placentera experiencia.
Las palabras parecían inservibles cuando su lenguaje corporal clamaba el uno por el otro sin parar por un instante. Conner movía su tobillo para bombear furiosamente el extenso miembro del contrario mientras sujetaba ese cabello oscuro y movía la cabeza del cornudo de arriba hacia abajo, obligandolo a ir todavía más profundo gracias a la saliva que lo cubría. Su mano se transformó en la garra de un oso, grande y poderosa que ejercía la fuerza descomunal del animal y su misma libido salvaje.
Entre los respiros agitados de ambos, su miembro palpitaba frenéticamente cerca del punto culminante, pero solo le bastaban nos segundos para ganar resistencia y continuar con el acto que pronto avanzaría al siguiente nivel.
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Post by Deleted on Sept 11, 2017 21:07:10 GMT
Mamaba hasta la base donde los risos le picaban las mejillas y salia en un segundo para chupar las gotas que se formaban en la punta cuando podía, delineando las venas rugosas del mástil. Su mente iba del protuberante miembro hasta el suyo y las pelotas que se apretaban contra su cuerpo pesadas y llenas. Incapaz de pensar sólo podía concentrarse en el bombeo que se volvía furioso y las respiraciones rápidas y pesadas, los dedos en su cabello arañandole el cráneo se sentían bien, el dolor era un aliciente y por un momento pensó en morderle las bolas si lo iba a llevar más allá en represalia, deteniéndose sólo por que conocía el dolor que eso llevaba. —Tsk Estrechando los ojos, un hilo de mezcla de saliva y presemen se deslizaba por su fuerte barbilla y colgaba sacudiéndose a la par de los embistes mientras follaba su boca.
Empujándose desde donde estaba intentaba pronunciar aún más las caricias que obtenía. Se sentía caliente, tanto como el extraño que sostenía y sabiéndose cerca apuro el trabajo oral, jugando con la lengua y la presión que podía hacer entre el paladar y las mejillas, llevando su mano a presionar la cabeza de su propio miembro, presionando en el ojo lloroso, un par de empujones y sentía en la lengua el principio del orgasmo, de la semilla ajena y la de él arrojada contra la tierra. El clímax se construía sacudiendo so polla.
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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 13, 2017 2:41:02 GMT
El forcejeo de la lengua de ese varonil pero atractivo hombre contra su solido mastil ocasionaba fuertes espasmos naciendo en su abdomen bajo y sacundiendo su cuerpo desde la punta de sus pies y recorriendo sus muslos, su espalda y su rostro. Entre su respiración entredientes apretados, la garra de oso que imponía salvaje presión se fue transformando al arañar suavemente la espalda del ajeno hasta ser la terrible garra de un dragón que dejaba las marcas de su caliente libido por todo su torso con una sola garra.
A cada chupetón que le daban a su miembro, más se perdía entre la retorcida sensación que le antojaban sus cuerpos en sincrobía, cada vez más adentrado en el estimulo hasta que sin darse cuenta culminó en una explosión que lo elevó más allá de sus pensamientos, acabando junto con el cornudo y regresandolo de golpe al tercer respiro tras la corrida.
-Cielos -Su rostro reflejaba la más templada sonrisa de confort. Su cuerpo estaba cubierto de los fluidos de su interacción y apenas si podía moverse, fue de hecho un reflejo corporal el que su cuerpo retornara a su forma original.
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Post by Deleted on Sept 15, 2017 23:27:23 GMT
Entre espasmos violentos, sus caderas se apretaron bombeando contra el aire el resto de la corrida, dejando que las cuerdas blancuzcas se secaran ante el ambiente húmedo entre los dos. Los estímulos estrujaban su orgasmo como una corriente violenta. Jamás había compartido con un metamorfo y la experiencia aparte de caliente estaba resultando ser un campo inexplorado deliciosamente perverso.
Ante el placer había bajado la cabeza en una pose severa y cerrado los ojos en un gruñido tembloroso. Deslizándose apenas, el jugo del rubio había alcanzado su boca y su mentón, ensuciandolo. Todavía sufriendo los espasmos, el pelinegro relamió una gota de sudor que colgaba de su labio atrapando el sabor explosivo e intenso de la corrida en la lengua. Abriendo los ojos enrojecidos por el esfuerzo le dedico una sonrisa torcido y abrumada. —Y a esto...—Apoyando una mano estiro el cuello para subirse encima del otro hombre, masajeando con una mano su pecho hasta sentarse sobre el duro abdomen, curioso de ver como el cuerpo caliente debajo se transformaba y volvía a tener una apariencia "humana". Enarcando una ceja una de sus manos volvió a apoderarse de la verga ajena, sobandola mientras esparcía los fluidos entre los dos como una marca. Intensificando el olor a sexo. —¿Vas a joderme o quieres ser jodido?—Hundiéndose de hombres le resto importancia pero no interés a las opciones.
Sus ojos viajaban de vez en cuando a los reflejos dorados que atrapaba el cabello, estirando una mano en debilidad a la nuca enterró los largos dedos en el cuero cabelludo ajeno sujetándolo. Sin quererlo un viejo recuerdo le hirió tras los parpados.
"Él" también era rubio y sus ojos eran azules, ¿cuanto tiempo había sido desde la ultima vez que fue sostenido?.
Apretando los dientes decido a borrar el mal sabor del momento se inclino para lamer el rastro de la corrida ajena que había alcanzado el mentón del rubio. Mordisqueando la carne con fuerza, su espalda se estremeció cuando el sudor entro en los largos rasguños que la adornaban. —Si vas a hacerlo no pienses que va a ser con mi espalda sobre la tierra...—Intentando mirar sobre su hombro se giro para lamer el labio inferior ajeno demandando antes de comenzar a joder la boca del cambiante con su lengua—toca mi polla.
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Post by Conner Marshall Victoria on Sept 16, 2017 23:53:15 GMT
Su respiración se fue controlando poco a poco, el aire por fin le llegaba tras la tremenda corrida que había efectuado, se había corrido un poco menos de lo normal pero lo consideró normal al no haber más que felación pero no coito. Aquel chico de negruzcos cabellos y un solo cuerno había resultado un amante formidable de buenos dotes y más que nada una polla que seguro le habría conseguido más de un encuentro pasional gratis.
Cuando la situación se fue enfriando, el ajeno tomó ventaja de lo acontecido y subió relamiendo el semen y montandose en el torso del rubio, dejando su trasero expuesto y en pleno deseo de acción pasional.
-Creo que sabes la respuesta- Anticipó expresando su deseo a través de su mirada y concentrando el deleite de su carne activa para elevar su erección que por solo un instante descansó. Ahora su mástil rozaba con premura la estrecha entrada del cornudo pelinegro, humectandolo con los fluidos naturales de su llorosa verga que estiró a un tamaño que hizo pasar vergüenza a los calabacines de los plantíos.
Sin ejercer fuera, Conner se dejaba dominar como buen activo, sujetando las caderas del cornudo y sujetando su miembro con una mano libre que transformó en una garra de licantropo del más fino y aterciopelado pelo que acariciaba toda la extensión mientras al mismo tiempo lo recubría con sus caricias.
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