Skye Difan
La Resistencia
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Post by Skye Difan on Sept 7, 2017 22:34:00 GMT
El día transcurría con tranquilidad, las olas iban y venían con gentileza acariciando la arena humedeciéndola, refrescando los pies descalzos de aquellos arcanos que se encontraban cercano a las orillas admirando el paisaje, divisando a lo lejos una criatura marina de gran tamaño pero para sus ojos era diminuto. Era tan contradictorio lo que las olas hacían, a duras penas llegaban a la arena terminando de arrastrar parte de ella o traer objetos o algas que se habían desprendido de sus lugares, al igual que conchas marinas, entre otras criaturas o vegetales marinos. Por el otro lado, eran agresivas al chocarse contra las rocas o con parte del cuerpo de la Dragona que se encontraba a lo lejos disfrutando del calor que le cedía el enorme circulo de un color imposible de distinguir ya que mirarlo provocaba que sus ojos se cerrarán de inmediato.
Las escamas tomaban el calor con gusto, muchas de ellas brillaban con sus colores azules y rojizos. El escamoso cuerpo comenzaba a calentarse luego de varios días en las frías aguas de las profundidades, habían sido largos días en la oscuridad y frialdad del océano. Skye había logrado conseguir conocer nuevas criaturas que, los arcanos terrestres o que no tienen la capacidad de nadar hasta lo más profundo, no conocen; es un mundo nuevo para cualquiera que recién inicie una aventura hacia las profundidades. El océano es el lugar que mayor criaturas desconocidas tiene, ya que en ellas se trata de un lugar peligroso, pero solo los cautelosos y que tienen un aire valiente pueden acercarse. Sus músculos del cuello cosquillearon logrando que sus ojos, que permanecían cerrados, se abrieran dejando ver el movimiento de la membrana nictitante o también conocido como el tercer parpado, que se contraía para dejar ver aquellos ojos amarillentos con mayor intensidad. Su cabeza se movió de un lado a otro de manera suave, como si el sueño fuera más pesado que su propio cuerpo. La aleta dorsal que nacía en el cráneo hasta llegar a la parte lumbar baja, también creó un especie de movimiento de cosquilleo. Eran acciones como de escalofríos o de esperezarse para comenzar a sumergir el hocico y luego el cuerpo completo, la inmensa criatura simplemente hizo esto con brevedad ya que era para refrescarse y luego volver a la superficie.
Su cuerpo nuevamente sobresalía, su cabeza y cuello completo, su espalda con la semi-traslucida aleta dorsal, y su cola que desaparecía lentamente al igual que las aletas pectorales que, estas se encontraban completamente sumergidas en la masa de agua salada. Volvió a sellar sus ojos y mover ahora las aletas que salían de las sienes y luego retirar la lengua bípeda para volverla a ingresar. No había nada raro en aquel día, era sumamente pacifico y se encontraba de lo más relajada, dejó sin miedo abrir su enorme mandíbula dejando ver la fila de dientes y dejar escapar un sonoro bostezo con tonada grave. Había sido duradero aquel bostezo para luego cerrarla y luego exclamar con tranquilidad. - Si que es un día precioso... - Nuevamente, volvió a lo suyo disfrutando de cada brisa, de que su cuerpo navegaba gracias a los empujones de las olas alejándola cada vez más de la playa, ya había una gran distancia entre la orillas de la superficie y ella.
Extrañamente sus ojos que se habían cerrado se abrieron para pestañar varías veces, como si hubiera algo extraño; se volteó, el cuello permitió el movimiento para observar la playa desde lejos, preciosa, parecía limpia y había varios arcanos disfrutando de aquella mañana. Aquella visión panorámica había logrado rasgar lo más profundo de su ser haciendo que la memoria la golpee, para recordar el sabor de la sangre de los arcanos y la carne de los mismos. La tensión apareció y tal cual como apareció, se esfumó. - Ya han pasado varios años… ¿Por qué ahora…? - murmuró sintiendo algunos peces acariciar su abdomen lastimado por los alargados y grandes tentáculos de los enormes calamares de las profundidades. Desvió la mirada hacia sus heridas que tenía en su espalda y parte del cuello que llegaba a divisar. - Me merezco cicatrices de aquellos seres que se esfumaron… por mi culpa… - Las razones de sus cicatrices son entre algunos, saber que ella está viva, que son signos de luchas intensas como jugueteos con crías de cachalotes, orcas, tiburones en algunos casos. Pero otras fueron creadas por sus propias acciones, aquellas que quería atraer la muerte para sí y solo conseguía heridas semi-superficiales. Debía relajarse, dejar de pensar en ello, pero no podía consigo misma, era muy difícil dejar de pensar que 14 vidas fueron arrebatadas por sus fauces sedientas de ira.
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Tsuyume
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Post by Tsuyume on Sept 9, 2017 1:36:19 GMT
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El agua del los mares estaba sumamente clara y cálida, los arrecifes de coral estaban a la vista con sus preciosos colores y todos los peces que se encontraban allí nadaban tranquilamente, en paz, era casi como la visión de un sueño, demasiado bueno para ser real. Muy cerca de esa zona, algo alejado de los arrecifes, sobre la arena yacía clavada un ancla, algo que no sería nada raro ya que normalmente podían encontrarse algunas de estas por las extensiones del océano; aunque las anclas que se encontraban eran viejas y oxidadas que quien sabe como habían llegado a parar hasta estos lugares, sin embargo había algo diferente en esta. Para empezar no estaba ni vieja, ni oxidada, se veía en buen estado hasta conservaba su cadena intacta, y como accesorio extra el cuerpo de una sirena bien amarrado a esta, las cuerdas estaban bien ceñidas al objeto de metal para que el cuerpo no se soltara con solo forcejear un poco y que debido a la presión que ejercían sobre su el cuerpo sin duda alguna quedarían marcas producto del roce de las sogas. La pelirosada se hallaba al borde de perder la conciencia, estaba en pésimo estado, con múltiples heridas en su cuerpo y sin nada que cubriera su torso desnudo, su cola la que alguna vez lucia escamas de preciosos colores ahora estaba teñida de rojo debido a toda la sangre que había salido producto a todas las escamas que le habían sido arrancadas, todavía algunos hilos de sangre que salían de esas heridas, sin mencionar la perforación en su aleta y también el corte de su garganta. Sus ojos estaban entre abiertos pero totalmente perdidos en la inmensidad del azul que la rodeaba, recordando todo lo que había pasado hasta el momento, no tenia nada de voz como para pedir ayuda... "es el final... voy a morir aquí..." pensó, hubiera comenzado a llorar en ese momento de no ser porque ya no le quedaban fuerzas para hacerlo. Todos los recuerdos se fueron presentando como si fuera una película, una recapitulación de toda su vida hasta ese momento: Los recuerdos distantes de sus padres y del día en que murieron, el como había dejado de cantar por la depresión y el como volvió a ello, el día en que se decidió por un una meta la cual quería cumplir a toda costa, los buenos momentos que paso junto a sus tíos, el día en que conoció a Skye a través de esa bella canción que todavía tarareaba algunas veces, el día en que hablo con Atlas, cuando conocieron a Zadquiel, su encuentro algo un tanto fuerte con Akku, ese maravilloso día donde fue a la ciudadela por primera vez y conoció a Kouhei, esa noche cuando tuvo la suerte de conocer a Simeón cuando fue a la taberna, cuando conoció a Scott mientras trabajaba, ese día en se encontró con ese tritón en el Domo Operetta y que después de todo había olvidado preguntar por su nombre, cuando conoció a Khorial en unas circunstancias peligrosas, el festival de cortejo en donde pudo presenciar la confesión de Khorial y luego se encontró con Simeón una vez mas. Recuerdos muy alegres hasta ese momento, los que la hicieron sonreír levemente. Luego vinieron todos los sucesos que sucedieron justo antes de donde estaba en ese momento, los mensajes de Rallis en la tableta, la desaparición de Amalthea, ese fatídico día en donde había respondido al llamado de Dustfinger cayendo en su trampa y las posteriores torturas que sufrió en los días siguientes; ese pequeño lapso de tranquilidad que pudo tener al charlar con Amalthea en la celda y luego todo se volvió oscuro una vez mas, los últimos maltratos que sufrió antes de ser arrojada al mar atada al ancla... latigazos en su cuerpo, cortaron su antes muy largo cabello dejándolo desparejo y casi a la altura de sus hombros, y también otras cortadas en su garganta, para atarla y dejarla morir en el lecho oceánico. No podía mantener sus ojos abiertos por mas tiempo... solo se limito a mover sus labios para decir sus ultimas palabras a pesar que no salia ni un sonido de su boca pero en ese momento no le importaba. -Mama... Papa... lamento haber sido tan ingenua, lamento no haber sido fuerte... espero que puedan perdonarme cuando nos encontremos... Tía Tsubaki, tío Atsushi... como lo siento... se que estarán muy molestos conmigo... Zadquiel... se que me regañaras incluso si no estoy viva para escucharlo cuando lo sepas, esta bien, Kouhei gracias por los broches... debí haberlos usado antes... No se tu nombre pero... me hubiera gustado volver a verte para por fin saber tu nombre, escuchar tu violín y tomarme mas fotos contigo y ahora... por mi estupidez ya no podre hacerlo...- Tomo un breve momento para respirar con algo de dificultad, esforzándose por no quedarse dormida aun.-Skye... perdón... perdóname... por favor... no me odies... me hubiera gustado estar a tu lado siempre y poder ver que seas feliz al lado de la persona que amas, no sabes... al menos pude estar ahí cuando Khorial te lo dijo... se que vas a estar bien con el porque de verdad es fuerte al igual que tu... te deseo felicidad...- sus ojos ya estaban cerrados pero aun así seguía balbuceando algunas palabras, - Simeón... no quiero... morir... quie...ro... volv..er.. a... verte......... Todo se volvió oscuro luego de eso y los sonidos de las aguas del océano se alejaban mas y mas, ya no sentía nada, era como si su alma se desprendiera de su cuerpo para que solo quedara una cascara vacía y olvidada.
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Skye Difan
La Resistencia
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Post by Skye Difan on Sept 9, 2017 18:00:29 GMT
Las olas traían la calma para susodicha criatura a pesar que el paisaje desde las lejanías la nostalgia y melancolía lograba que la calma que cada masa de agua acariciaba las escamas que brillaban gracias al sol, sean nulas. Era como si la pesadilla no terminara; el horror de la ceguera, la imposibilidad de detener aquellas gotas de frustración y odio que se volcaban una tras otra, sin dar paso a un descanso. La dragona no había logrado soportar tal noticia relatada por su Padre, se sentía impotente, que ella había rebatado el ultimo pétalo de vida de su madre llevándola a la muerte… pero después todo se había nublado, tal vez se había dado cuenta de que era así, los hijos rebatan no un pétalo, sino la fuerza que tenían las madres para dar su presencia en este mundo… pero los humanos habían sido quienes arrancaron la flor imposibilitándole que aquella flor sea eterna hasta que los nutrientes que obtenía de la tierra dictaran que ya no podían ofrecerles más de sus nutrientes ya que habían nacido nuevas flores. Ahora las olas habían decidido llevarla a otro rumbo, aun no se movía por su cuenta, sus ojos permanecían sellados para solo recordar imágenes borrosas pero si la sensación de los huesos crujir, los gritos de auxilio, la sangre chorrear por su mandíbula… su sabor, el aroma, el deseo de continuar hasta que la venganza desapareciera. Aun estaba agradecida de que su padre hubiera aparecido para otorgarle el grandísimo golpe en su cabeza y proponiéndole mordidas extendidas por su cola para arrastrarla hacia la arena para hacerle pasar un mal momento al cuerpo y que comenzara a despertar la conciencia. Había logrado cobrarla al punto que las lágrimas se desataban, se exponían a pesar de que el océano las limpiara con sus movimientos. El sollozo se escuchaba, los animales asustados por el cambio brusco de la gran criatura los había quedado perplejos, sin comprender, acudieron a la decaída del cuerpo a las disculpas y gritos de socorro. Su padre se dedico a mantenerla a percibir a los animales que se colaban y trataban, como ella hacía, a animarla para que volviera a ser la misma dragona de siempre. "Vengo a que me lleven al calabozo… me merezco estar encerrada…. soy una bestia"
"…una bestia…"
"…una bestia…" El soberano que la había atendido a su auxilio la llevó luego de escuchar el relato de ambas criaturas marinas para luego concederle el deseo más por su actitud dejarla en libertad después de unos años. Navegó cual barco sin tripulación, nadie a bordo, que las corrientes la guiaran. La brisa era un poco más refrescante, sentía ahora como su cola acariciaba parte de las arenas provocando que abriera los parpados y el tercero para saber donde había llegado. "Encuéntrate, alguien espera por ti, un grito de asistencia… " susurró el océano mientras aún la guiaba hasta encallar en la arena. Sus aletas pectorales comenzaron a imitar el movimiento de los pinguinos para adentrarse, su cabeza inquieta se encontró con una vista solitaria por un lado… por el otro un ancla… la arena manchada…. tonalidades brillantes una figura dañada… pelos que reconocía. -Tsuyume…- murmuró por el sueño, luego… gritó con euforia su nombre - ¿¡TSUYUME!? - serpenteo hasta alcanzarla, ver el cuerpo ensangrentado, los largos cabellos rosados con tiras azules y amarillas del mismo largo… pero había cambiado, lo tenía más corto. La imagen era horrible, la desesperación comenzó a pinchar su carne al punto que su forma fated se hacía presente, se acerco con una rapidez que no había nunca había experimentado. Sus manos acariciaron el rostro con ciertos rasguños de algún elemento. Lo primero que hizo fue comenzar a desatarla, las aletas pectorales comenzaron a cortar las sogas de abajo, sus manos a desatar lo que la envolvía al mástil del ancla. - Tsuyume, despierta, no caigas… no te rindas mantente conmigo… - sentía el temblor en sus manos, el miedo le recorría por todo su cuerpo, sentía como sus escamas se erizaban, como la cabellera le picaba, sensaciones horribles estaba pasando por su cuerpo. Por fin había logrado desatarla, sentir como el cuerpo desnudo y lastimado caía sobre ella y comenzó a moverse al agua para remojar su cola la cual estaba sangrando, un agujero en su aleta se podía ver. No sabía cómo sentirse, si frustrada o triste, no sabía cómo tranquilizarse pero lo lograba de cierta forma mientras sumergía parte de la cola en las olas que comenzaban a aumentar subiendo un poco más a su favor. - Tsuyume, ¿Qué te ocurrió? - preguntó con un tono que trataba de ser tranquilo mientras ayudaba al agua salada limpiar una parte de la sangre seca que estaba en aquellas hermosas escamas que recordaba. Luego de hacer este procedimiento, se dedico a observar su cuerpo el cual tenía signos de violencia por parte de las sogas y posiblemente algo que desconocía. Cuando sus ojos se depositaron en el cuello su labio inferior tembló, para luego decir que haría. - Tsuyu, te va a quemar un poco, pero es para que no empeore. - al finalizar acerco sus labios al cuello y levemente una brisa gélida acompañado de un vaho rodearon la herida para comenzar a congelar y lentamente quemar la zona. - Resiste un poco, ya te llevaré a un sitio mejor. -
Había sido rápido todo, sus acciones fueron casi inconscientes, retiró su manto favorito para colocárselo a la sirena quien estaba perdida para luego sumergirse e ir hacia su hogar, sin antes robar algunas algas para vendarla con algunos extractos de otro tipo de plantas curativas. Una vez ahí, el hielo que había estado en su cuello por un buen tiempo comenzó a desvanecer ya que había logrado quemar parte de la piel. Los peces garrufa que había pedido su ayuda con antelación se acercaron al cuerpo de la sirena comenzando a tratar toda zona lastimada comiendo la piel muerta y dañada. Mientras los peces estaban limpiandola sobre una red alargada y colgada, asimilando una cama, Skye se dedicaba a buscar entre los huesos u objetos de su cueva, algunos extractos mas de medicinas. Se podía observar en los ojos amarillentos que se encontraba asustada, preocupada sobretodo de la vida de su amiga. Como era común de la dragona, hablaba, hablaba para mantenerla consciente para no perderla, no quería que alguien más que ella amara desapareciera. No lo quería… no otra flor más.
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Tsuyume
Los Grises
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Post by Tsuyume on Sept 10, 2017 20:27:05 GMT
Estaba dándose por vencida, no podía seguir luchando contra el cansancio y suponía que nadie iba a llegar a donde estaba, estaba sola en ese lugar alejado del arrecife... era absurdo suponer que era la única que se hallaba allí en ese momento porque después de todo no era la única pez en el agua, pero era como si de hecho, así fuera... la última habitante del océano, así se sentía. Era una cobarde, no deseaba morir pero si vivía significaba que debía pagar por su error y también por todas las consecuencias de sus acciones, no lo había hecho a propósito, para nada, pero aún así prefería tener una coartada para no tener que enfrentar los comentarios o reproches que recibiría. ¿Como iba a mirar a la cara a todos aquellos a quienes había perjudicado con todo lo que había revelado?. Sentía que debió haber sido mucha mas cuidadosa esa noche pero... ¿como iba a saber que había un par de orejas extra escuchando esa noche?... no tenía forma de saberlo sin embargo no tendría que haber bajado la guardia jamás pero... solo quería sentir que no todo estaba perdido, solo necesitaba una pizca de esperanza y la consiguió charlando con la unicornio aunque fue a un gran costo... "Amalthea. .. ¿que habrá sido de ella?".
Una voz se oía a la distancia, muy lejos... ¿acaso habían dicho nombre? Quizás solo había escuchado mal, no podía ser cierto, no había manera de que alguien la estuviera llamándola. Sintió un roce en su rostro por el cual no pudo evitar hacer una mueca de dolor, ya casi no sentía nada por lo que no notó diferencia alguna cuando las ataduras que la mantenían aferrada al ancla se aflojaron, otra vez esa voz dándole ánimos, diciéndole que no se rindiera, que no cayera... pero no quería abrir los ojos y encontrarse de nuevo con esa horrible celda rodeada de muerte, o volver a ver a ese hombre con ojos de tres colores quien la había torturado de manera brutal, tenía miedo... no quería seguir experimentando nada de aquello, había sido el infierno para ella, algo que no deseaba que le pasara a nadie y sin embargo... podría pasarle a otros arcanos por causa de ella.
Su cuerpo cayó lentamente una vez liberada por completo de las ataduras, sentía el calor corporal de alguien... ¿Quién era? Se le hacía familiar, sentía algo de alivio, no sabia de quien se trataba pero sabía que no era alguien malo, todo lo contrario. Hizo un esfuerzo y abrió sus ojos con dificultad, era como si sus parpados pesarán toneladas pero encontró las fuerzas para abrirlos, todo estaba borroso y no distinguía bien lo que estaba al frente suyo; poco a poco su vista se fue aclarando hasta distinguir unos rasgos conocidos, cabellera verde, ojos amarillos y preciosas escamas azules con tonos rojizos. "Skye..." pronunció sin sonido alguno, se quedó mirandola incrédula, no podía creer que era ella quien estaba quien se encontraba en frente suyo, estaba muy feliz de verla pero no podía esbozar una sonrisa para expresarlo; la abrazó con fuerza sin importarle que el roce con sus heridas le provocaran un dolor bastante fuerte, solo queria comprobar que no era un sueño que de verdad estaba ahí con ella.
En cuanto escuchó la pregunta de la dragona y se quedó en shock, no sabía como responderle, se rehusaba a contar todo lo que había vivido en ese barco y más que nada sobre la información que había revelado. Quiso decir algunas palabras para tranquilizarla pero cuando abrió la boca para tratar de hablar no salió mas que un chirrido rasposo acompañado por un ardor en su garganta, sentía como si agujas se clavaran cada que intentaba emitir un sonido. Sentía dolor tanto por fuera como por dentro de su cuello, en eso las palabras de la peliverde se hicieron presentes, miró a la contraria confundida hasta que notó como se acercaba lentamente hasta su cuello. Sabía que Skye no iba a hacerle nada malo pero no pudo evitar asustarse un poco, unos escalofríos se extendieron por todo su cuerpo cuando los labios de la contraria tocaron su cuello, luego un brisa helada la envolvió seguida de una sensación de que su cuello le quemaba, confiaba en lo que le decía su amig Asi que solo asintió.
Fue cubierta con el manto de la peliverde para luego ser llevada hasta el hogar de la dragona,para cuando llegaron el hielo ya se habia derretido revelando la quemadura que había dejado atrás. Fue dejada sobre una red que hacía la función de cama mientras los peces garrufa que ya había visto en otras ocasiones ayudando en las heridas de la dragona ahora se encontraban tratando las de su cuerpo, la voz de Skye resonaba en todo su hogar debido al eco y eso ayudaba a que la sirena se mantuviera despierta. La pelirosada miró a los ojos de su amiga mientras se estiraba para tomar su mano y sonreirle levemente diciéndole que estaba bien, aunque claro sin decir una palabra, odiaba verla preocupada solo quería verla feliz.
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Skye Difan
La Resistencia
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Post by Skye Difan on Oct 2, 2017 1:16:47 GMT
Aun no comprendía del todo lo que le había ocurrido, su alargada cola se movía sobre la arena levantándola con bastante facilidad dejando una nube tenue compuesta por las millones de piedras pequeñas que ningún ojo podría observar. Los peces garrufa rodeaban a la sirena lentamente, mordían suavemente la piel comiendo la piel muerta y curando levemente las heridas que traía en su cuerpo. Muchos otros animales se asomaban por la entrada sin comprender o tal vez haciéndolo. Skye no tenía mucha posibilidad de entenderlos, pero bien que ellos comprendían la situación viendo una sirena lastimada y siendo tratada por la dragona. La voz de Skye resonaba, el eco se había presente retumbando por ciertas curvaturas de las misma. Tomó todos los objetos que necesitaba y se abalanzó un poco hacia el cielo raso para toparse con las cuerdas atadas y el cuerpo tendido de su amiga. No comprendía. Frunció el ceño con una mueca de dolor, pena, ira… no comprendía como sentirse al respecto. Colecto algunos cráneos de antiguos arcanos que poseían yerbas o una especie de viscosidad las cuales, tomo cierta cantidad y las deposito con varias sustancias más para crear una torpe pero efectiva pomada. Mientras usaba un hueso menor para comenzar a hacer la mezcla sintió aquella mano que sostenía el hueso para conectar unos minutos los ojos. Ella sabía que no se encontraba del todo bien, pero aun así se animaba a responderle con una sonrisa. - Lo siento Tsuyu… pero no puedo mantenerme tranquila teniéndote así… - murmuró con cierta suavidad, su garganta raspaba, era tan horrible la sensación que ya no sabía que decir. - Empezaré tratando con tus escamas… puede arder un poco pero luego será mas placentero... - comentó para luego nadar y apoyarse sobre la red mientras usaba sus dedos para tomar pequeñas cantidades y untárselas en las zonas heridas de la cola. Se veía horrible, pequeños hilos de sangre aun se asomaban, muchos peces garrufa los tuvo que echar usando sus manos sacudiendo el agua creando ondas para separarlos. Luego con unas algas que tenía colgando de su brazo, rodeó las zonas heridas de la cola atándolas de manera ajustada y forma tal que no se caigan del lugar. Miró con cierto pavor la aleta perforada, no tenía ni una forma de tratarla, simplemente colocó un poco de la pomada alrededor para cuidarla.
Una vez tratada aquella cola entre rosada y azul tan encantadora pero que ahora había sufrido los celos de alguien, miró la parte más humana, debía cuidar mayormente todo el cuerpo de la sirena. - No hagas esfuerzos… Yo me encargo de ti… - comentó mientras sus aletas pectorales y brazos se sincronizaban para alzarla un poco y en ello su cola se enrollaba para depositarla en aquel asiento improvisado. No tardo luego en moverse para llegar a todas las zonas y hacer lo mismo con la cola, primero la pomada y luego poner unas algas gruesas ajustadas en los brazos, abdomen, en toda zona que sufriera. - No sé si puedas responderme con esa cortada… - su voz sonaba destrozada, le dolía verla así, y peor fue verla más de cerca, le dolía demasiado. - Pero… ¿tienes idea desde cuando estabas varada ahí? - preguntó mientras aun continuaba con el cuidado. Sus ojos amarillos buscaron los contrarios, no importaba si la respuesta no era verbal, quería algún signo que le respondiera a sus dudas. Sus manos con cierta torpeza comenzaron a pasar sobre la herida de la garganta, no era que le desagradaba la vista que tenía, más bien era no verla sufrir por forzar la piel a estirarse y provocar una pulsada horrible, sabía que era esa sensación, no sabía cómo describirla pero extrañamente era como si te tiraran y la piel se rompiera con mayor facilidad y mas la carne cuando simplemente creías que no podía dar esa sensación. Cuando sus dedos manchados de la crema verdosa y violácea, terminaron de ocultar toda esa herida, deposito con mayor suavidad el alga, presionando con sumo cuidado y enfocada en lo que hacía para no tirar de mas. Rodeó unas cuantas veces el cuello y por fin decidió ajustarlo haciendo un pequeño nudo en la nuca. - Listo… - musitó con cierta alegría y pena, a pesar de aquello sonrió de manera tal que la contraria hiciera lo mismo, casi quería transmitirle cierta paz a todo el cuerpo agotado de la misma. - Oh… antes que me olvide. - comentó desenrollándose lentamente del cuerpo ajeno mientras sostenía el cuerpo nuevamente de la misma forma la cual la había apoyado sobre ella. Bajó para buscar cierto contenedor e ingresar varios extractos de plantas y parte de la mezcla anterior para comenzarla a sacudir en su regreso.
- Toma… bebé esto. Tiene un sabor raro, no sabría decir si asqueroso o no, pero aliviara la garganta. - comentó mientras terminaba de sacudirla y se la entregaba casi abierta acercándola a los labios contrarios, el liquido salía lentamente del objeto pero no el suficiente para ser un desperdicio. Skye decidió pasar por detrás de ella mientras volvía a tomar su manta colocándola alrededor de la ajena ya que se lo había retirado en el comienzo del tratamiento no tan experto de la dragona. Al tener la cabellera como un punto seguro, sus dedos curiosos comenzaron a acariciar dicho cabello, hundiéndose en los colores abriéndose paso. Bajaban hasta que muchos de ellos sentía el nulo contacto con el pelo, nuevamente una mueca se dibujo en su rostro pero continuaba peinándola. - Puedo decir que extraño tu cabello largo… - la voz se le comenzó a quebrar. - ...pero por lo que veo, queda bastante lindo tu pelo semi-corto… ahora... lo emparejo… - comentó con cierta tristeza, las lagrimas se asomaban pero se mezclaban con las aguas un pequeño chillido de dolor se asomó advirtiendo el llanto. - ¿Por qué?... ¿Por qué te paso esto?... ¿Quién podría hacerte esto? - sollozó mientras ahora sus manos se apoyaban en los hombros contrarios y hundía ahora su rostro en el pelo, estaba molesta, tanto consigo misma, con el arcano que le hizo daño a Tsuyume… no sabía porque estarlo consigo misma, tal vez por no estar presente y acudir rápidamente. Realmente, Skye no se comprendía muchas veces.
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Tsuyume
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Post by Tsuyume on Oct 6, 2017 21:50:26 GMT
La suerte había estado de su lado hasta ese momento, el haberse encontrado con la dragona cuando estaba al borde de la muerte había sido una fortuna para la sirena que sin duda habría muerto de no ser por su buena amiga, siempre le estaría agradecida por todo lo que había hecho por ella, como ser el haberla salvado de las orcas o ahora que estaba curando sus heridas aunque sea un poco, realmente estaba feliz de poder seguir con vida para poder volver a verla tanto a ella como a quienes amaba. Ahora estaba a salvo, pero aún así el miedo no había abandonado su cuerpo, el estrés, o todos esos sentimientos amargos que había experimentado todo el tiempo en el que estuvo cautiva en ese barco, de repente un recuerdo fugaz se abrió paso hasta su destacar la imagen de Amalthea y se preguntaba que habría sido de la unicornio, esperaba que la suerte también le hubiera estado con ella para que saliera viva de ese barco ya que deseaba mas que nada que sus palabras de volver a verse fueran ciertas.
Lo había intentado a pesar de no sentirse del todo bien, solo podía dedicarle una sonrisa a ella para que no se preocupara incluso después de todo lo que había pasado, pero todo fue en vano ya que la peliverde había expresado que no podía quedarse tranquila y que comenzaría tratando sus escamas. La sirena asintió preparándose pues estaba segura de que sería doloroso pero sabía que era necesario, el contacto de la pomada contra sus heridas fue doloroso como lo había supuesto, después de todo de esas heridas todavía salia algo de sangre; los peces siempre intentando seguir con su trabajo mas estos fueron espantados por la dragona que seguía colocando ese ungüento casero sobre las heridas, incluso la de su aleta perforada, una vez que terminó procedió a cubrirlas con unas vendas de algas a lo que la sirena no pudo evitar tener algunos espasmos por el dolor y tomando con fuerza las cuerdas atadas sobre las cuales estaba recostada haciendo las muecas de dolor acompañados por quejidos que confirmaban lo que sentía.
Se quedó tranquila tal y como la dragona le había dicho, confiaba en ella así que no tenía problemas en dejar que ella tratara sus heridas, ya había terminado con las de su cola así que ahora estaba centrando su atención en la parte superior de su cuerpo; trataba de no moverse demasiado para no entorpecer la labor de la dragona, sin embargo a la hora de que ella le preguntara por el tiempo que había estado varada en ese lugar la pelirosada sabía que ningún sonido iba a salir de su boca aunque tratara por lo que bajo su mirada triste mientras negaba con su cabeza. Volvió a subir su cabeza un poco encontrándose con los ojos amarillos de la dragona y luego sentir como esa crema viscosa era untada sobre su cuello con cierta torpeza pero sin ser brusca con ella, una vez que la cortada estaba cubierta y vendada se sentía la sirena se sentía mucho mejor; le devolvió una sonrisa a la dragona con la misma calidez con la que ella se la había regalado, para después mirar curiosa esa bebida que traía consigo la peliverde quien la acercaba hacia sus labios para que comenzara a beberla.
El líquido se deslizaba lentamente por la boca hacia su garganta y pudo beber un poco pero luego tuvo que separar sus labios del contenedor mientras tosía de una manera áspera y algo tosca mas luego de unos momentos logró recuperarse para mirar a Skye y nuevamente sonreirle con algo de dolor debido a la reciente tos. Fue acogida nuevamente por el manto de la dragona quien estaba detrás de ella y pasaba sus manos por el cabello mal cortado de la sirena mientras hablaba sobre este a lo que la sirena respondió solo con la mímica de sus labios sin que saliera un sonido.
"Yo también...." fue lo que dijo con una expresión de tristeza absoluta escuchado que la dragona iba a emparejar su cabello, su voz se oía muy triste, el llanto no tardó en escucharse con unas preguntas las cuales eran como una daga en su corazón; por su parte también comenzó a llorar, solo que en completo silencio, sin un sonido que advirtiera de ello, respondiendo sin decir palabra alguna . "Esto... pasó por mi culpa... yo soy la única culpable de todo... lo arruiné todo...". Cubrió su rostro con sus manos en lo que seguía con su llanto ahora desconsolado, molesta consigo misma por haber hecho que Skye se pusiera de esa manera, hizo un esfuerzo por recuperar la compostura y se volteo para ver a la dragona a los ojos para luego abrazarla con fuerza buscando que ella dejara de sentirse triste.
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Skye Difan
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Post by Skye Difan on Oct 7, 2017 1:34:44 GMT
Era casi imposible estar conforme con la situación que estaba transcurriendo su mejor amiga, realmente le dolía verla así y mas con la incapacidad del momento de no escuchar su voz. Estuvo en cierta alerta ante los movimientos de la contraria, con miedo de lastimarla o provocarle algún dolor innecesario que no debía repetirse. Su cuerpo mostraba signos de abuso, algo que podría hacérselo debajo del mar con bastante tranquilidad, era común sufrir moretones pero no creía que Tsuyume fuera tan torpe; era valiente y en sus encuentros su piel tenía aquel brillo encantador, no había algo que saliera de lo natural. Sus manos se deslizaron por la espalda lentamente hasta acallar su sollozo. No había formas que ella misma se lastimara. Una preocupación menos, pero simplemente parecía enlazarse con una mayor y con puntos más graves. Su cabeza lentamente salía del escondite mientras se limpiaba las pestañas que parecían tener ciertas gotas que las removió sin mucho esfuerzo. Su cabeza aun estaba maquineando, casi al punto que le tomo cierto tiempo notar el movimiento de los labios contrarios recobrar vida. Advirtió como comenzaba a mover los labios de forma que las palabras silenciosas llegaran a ella. "-¿Por qué culparse?...-" se preguntó mientras aun divagaba en que fue un extra, que no podía haber sido en el arrecife ni en el fondo del mar, no hay forma ninguna, más que la fuerza de su mandíbula u de otros dragones marinos y la fuerza de Atlas, que pudieran levantar el ancla hasta la orilla. Son sumamente pesadas y se requiere un cuerpo grande para poder levantar una cosa como aquella. Su cuerpo lentamente se movió hasta querer quedarse en frente ya que aquel sollozo provocado por la contraria lograba quitarla de sus pensamientos. Muy lenta, Tsuyume había sido más rápida logrando sorprenderla para abrazarla, no podía rechazar el abrazo simplemente dejo que sus manos rodearan la espalda fina y lastimada para profundizar aquel gesto. - Lo siento Tsuyume… yo debería tratar de animarte… no tú. - comentó ahora llevando una de sus manos enredando nuevamente sus dedos con el cabello contrario. - No te esfuerces, necesitas descansar. - su tonar fue suavizando mientras su cola se iba enrollando hasta detenerse. No tardó mucho en hacer que sus brazos, con mucho esfuerzo, soltaran aquella flor que tanto atesoraba para separarse y mostrar una sonrisa. Comenzó a cantar una canción de cuna mientras llevaba una de sus manos hasta separar los mechones que ocultaban un poco aquel rostro lastimado logrando que su ceño se hundiera pero luego volviera a la normalidad. Con cierto temor su pulgar acarició la mejilla y cerró con lentitud sus ojos manteniendo aquel tonar tranquilo y embriagador que lograba que cualquier cuerpo agotado se dejara llevar por la canción y lentamente caer en los brazos del sueño. De manera muy suave y gentil comenzó a acercar su frente hasta la contraria y apoyarla aun cantando con suma tranquilidad, sus ojos se mantuvieron cerrados hasta abrirlos aun manteniendo aquel suave cariño que le cedía al cuerpo en su punto máximo para que se rindiera y simplemente se acostara para descansar luego de aquel tratamiento y del daño provocado por otros.
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Tsuyume
Los Grises
When I was down, when I was hurt You came to lift me up.
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Post by Tsuyume on Oct 17, 2017 22:17:27 GMT
El llanto y las lagrimas estaban presentes en el rostro de ambas arcanas, quienes estaban teñidos por la tristeza debido a los acontecimientos recientes, aunque para la sirena era muy injusto que la dragona estuviera mal por su culpa, estaba feliz de haberse encontrado con ella ya que si eso no hubiera sucedido seguramente hubiera muerto en ese lugar pero al mismo tiempo sabía que no podía hacer que no se sintiera mal por ella después de todo lo que había pasado. No deseaba causarle mas problemas y arruinar su buen humor, después de todo la peliverde tenía razones para estar feliz ya que desde el festival estaba oficialmente junto a Khorial como pareja, algo que realmente era algo bueno y no debía ser apocado por lo que la experiencia que había vivido, lo importante era que estaba con vida y que podía seguir adelante... o al menos intentarlo.
No estaba segura de si iba a conseguirlo ya que había sido una experiencia muy fuerte pero no quería molestar a nadie, tenía que estar bien para aquellos quienes amaba y le importaban, no deseaba verlos preocupados o tristes, nada de esos sentimientos. Por eso había tenido ese gesto de abrazarla, esperando que no su humor cambiara, pudo sentir como ese gesto de cariño había sido correspondido y las manos de la dragona rodeaban su espalda, dolió debido a las heridas que tenía pero no le importó en lo absoluto, un poco de dolor por un abrazo no era tan malo y menos si provenía de Skye. La contraria se disculpaba, no tenía porqué, su compañía de verdad animaba a la sirena después de todo lo que había pasado, pudo sentir nuevamente los dedos de la mano de la peliverde sobre sus cabellos recortados haciendo que un leve escalofrío recorriera su columna hasta la parte trasera de su cuello. La voz suave de su mejor amiga se escuchó, era cierto lo que decía, necesitaba descansar así que asintió lentamente con una sonrisa leve.
Una canción, como cuando había estado en ese barco con Amalthea, ese recuerdo volvió acompañado por una plegaria de que ella estuviera a salvo también, y tal como en aquella ocasión la melodía se apoderó del lugar, tan suave, tan hermosa, tan cálida... era un abrazo melódico que podía hacer que las preocupaciones se alejaran para dejar a su mente en paz y permitir que por fin pudiera dormir en paz. Sus parpados estaban pesados, los mechones de cabello que estaban fueron apartados, y su mejilla acariciada con ternura, sus ojos se cerraron al sentir la frente de la contraria en contacto con la propia dejándolos cerrados en lo que la canción continuaba. El canto iba alejándose cada vez mas, se lo escuchaba distante pero por el eco de la voz aún podía distinguirse perfectamente que se trataba de Skye, hasta que se quedó dormida por completo después de todo ese tiempo.
Todo estaba tranquilo, solo había silencio en su mente, calma, hasta que escuchó unos pasos, eso era imposible; mantenía los ojos cerrados pero había escuchado esos pasos sobre el piso de madera, esas pisadas provocadas por las botas que usaba el capitán del navío.
-"NO NO NO NO"- pensaba mientras su respiración se agitaba mientras aún tenía los ojos cerrados con fuerza. -"No puede ser...... yo ... ¿sigo en ese barco?...- parecía tan real que podía jurar que seguía sobre el piso de esa celda fría y sucia perteneciente al navío, comenzó a moverse y quejarse un poco, los pasos se acercaban y su respiración se agitaba al mismo tiempo que sus latidos aumentaban. Sentía esa presencia de Dustfinger acercándose, su risa sádica cada vez que la torturaba, recordó sus ojos con esos tres colores los mismo que después se transformaron en los que poseía la bestia marina que le había perforado la aleta; el pánico se apoderó de ella, sentía que de nuevo era perseguida por esa criatura para llevarla de nuevo hacia la prisión del barco, comenzó a forcejear y moverse con desesperación, abrió sus ojos tan grandes como platos sin reconocer donde y con quien se encontraba.
En medio de la confusión logró reconocer la salida de la cueva gracias a la luz de la luna y los reflejos del agua, y sintiendo que debía escapar por su vida nuevamente nadó lo mas rápido que pudo a pesar se tener la aleta perforada. Esa sensación de estar siendo cazada no se alejaba, nadó como podía intentando alejarse de ese enemigo imaginario que no estaba ahí pero que para ella de hecho allí estaba listo para llevarla de nuevo al barco o peor, para matarla. Al final terminó cayendo sobre el lecho marino sin poder nadar del todo bien, arrastrándose como podía para escapar mientras lloraba por el miedo. Esa pesadilla había logrado el estrés del incidente reviviera, era obvio que aún quedaban traumas de los cuales no podría liberarse y que seguro la acompañarían por el resto de su vida.
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Skye Difan
La Resistencia
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Post by Skye Difan on Mar 1, 2018 23:26:23 GMT
Comenzó a cantar una canción de cuna mientras llevaba una de sus manos hasta separar los mechones que ocultaban un poco aquel rostro lastimado logrando que su ceño se hundiera pero luego volviera a la normalidad. Con cierto temor su pulgar acarició la mejilla y cerró con lentitud sus ojos manteniendo aquel tonar tranquilo y embriagador que lograba que cualquier cuerpo agotado se dejara llevar por la canción y lentamente caer en los brazos del sueño. De manera muy suave y gentil comenzó a acercar su frente hasta la contraria y apoyarla aun cantando con suma tranquilidad, sus ojos se mantuvieron cerrados hasta abrirlos aun manteniendo aquel suave cariño que le cedía al cuerpo en su punto máximo para que se rindiera y simplemente se acostara para descansar luego de aquel tratamiento y del daño provocado por otros. No le importaba en absoluto dejar que las lágrimas se expongan, realmente no quería llorar pero tenía cierta empatía que volvía a revivirse lentamente una que su corazón había opacado. Negaba continuamente sus pensamientos, uno tras otro… era su mejor amiga y una de las primeras que le había hecho ver un “mundo” más brillante, le dolía verla así… siendo lentamente presa de un depredador quien sus mandíbulas la teñían de una sencilla paleta de colores sin vida. En aquellos instantes donde ambas mujeres se dejaron llevar por el cálido abrazo, intentaba tener cierta precaución ante los gestos cariñosos que le otorgaba a Tsuyume, ya que no se encontraba del todo sana y su cuerpo era un mar de lastimaduras y dolor que sus ojos habían percibido. Cuando sus dedos habían acariciado el cabello de la sirena había notado aquel pequeño cosquilleo, por unos minutos temió pero mientras seguía acariciándola simplemente había sido por unos leves segundos. Quería acallar, ser un pilar ahora mismo para la contraria, estar allí hasta que mejorara su penosa situación haría su mejor intento para que no volviera a pasarle nada. Estaba molesta con el ser o seres que le habían causado daño, estaba tan molesta que no podía perdonarselo a quien sea que se lo había provocado; el daño físico era reparable… pero ¿El psíquico? Tomaba meses.. años repararlo o simplemente cuidarlo para que todo mejorase, pero como todos sabes. La herida sigue presente y nadie iba a poder escaparse de ella con tanta suerte. La canción se hacía presente alrededor de ambas mujeres, suavemente arrullaba a la sirena hasta que conseguía trar el sueño, que los músculos se aliviaran, el peso sea más notorio y que sus párpados caigan sellandose… haciendo que sus pestañas se encontraran unas con las otras. La paz volvía a reinar, a dar un paso seguro y con la determinación de traer realmente lo que la sirena necesitaba, un descanso y que el cuerpo se aligerara suavemente. Skye no tardó en acostarla en las cuerdas de la red para dejarla descansar mientras ella seguía cantando, como si quisiera que todo ese movimiento estuviera acompañado de su voz hasta que por fín, segura de sus acciones. Silencio su propia voz. Se alejó por fin de ella, con cierta duda de dejarla sola ya que iría a buscar más elementos para crear algunos pequeños remedios para tratar la piel y parte del interior como traer algunos peces garrufa para terminar de ayudar con la piel muerta y limpiar cualquier rastro que su piel no merecía. [...] Ya había buscado todo con antelación había preparado los remedios para utilizarlos después pero su estómago le había hecho una mala jugada y ya comenzaba a sentir hambre. Sacó la cabeza de la cueva para notar que la noche iba cayendo, la luna se iba mostrando y los tenues rayos de la misma luna bañaban un poco su cueva como el resto del océano. Tsuyume seguía durmiendo así que aprovecho un poco más para darse a una escapada rápida para cazar algunos animales y comerlos y buscar algo de agrado para la sirena, realmente sabía que la logica de darle un pez a una sirena no era buena idea así que tardó un poco mas en encontrar algo aceptable para su papila gustativa. Nadó en su forma verdadera, dejando ver sus escamas azules y rojizas las cuales se iban moviendo de un lugar a otro para sin más notar algo a la lejanía… algo rosado algo que provocó que nadara mas rápido. Sus ojos amarillentos se podían ver con perfección a la lejanía. Se acercó asustada, agitada por ver a Tsuyume con esa especie de deseo de escapar de algo que la perseguía, que la atormentaba. Las manos ajenas se arrastraban sobre la arena, huyendo de la misma nada impactada por esa horrible escena que debía presenciar simplemente dejó escapar su voz sin medir la “fuerza” o “impacto” que le daría al cuerpo de la sirena. - ¡Tsuyu! ¡Tsuyume! - exclamó para luego ir mas cerca casi apegando su hocico al cuerpo de la contraría quien se arrastraba con dolor y miedo. Sin mucho mas su forma fated aparecio dejando nuevamente su larga cabellera verdosa aparecer para abrazarse a su amiga. - Tsuyume todo esta bien, estoy aquí contigo… soy Skye… por favor. Despierta de tu pesadilla. - rogó asustada, temblando… no podía presenciarla de tal forma… le dolía tanto verla así.
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Tsuyume
Los Grises
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Post by Tsuyume on Mar 2, 2018 22:37:59 GMT
Después de todo por lo que había pasado, después de haber sobrevivido a esa tortura de días en ese navío la cual le dejó heridas bastantes serias tanto físicas como psicológicas, esa había sido la intención del capitán desde un principio, el quebrarla por completo, hacer añicos su voluntad y su ser solo por haberse negado a darle la ubicación de Aqualia, e incluso cuando ya había conseguido aquello que quería saber este parecía insatisfecho por lo que siguió haciendo de las suyas. Se suponía que debía haber muerto, ella lo sabía bien, su cadáver debía haber quedado atado a esa ancla hasta desvanecerse por completo, hasta que fuera olvidada por todos, pero eso no sucedió, fue encontrada y rescatada por Skye, ella fue su salvadora, quien al encontrarla en ese estado la cuidó con gentileza, apartándola de las garras de la muerte pero el miedo no tardó en reclamar su lugar y tomar posesión de ella una vez más, debía escapar, a toda costa ignorando todo, tenía que sobrevivir.
El dolor todavía estaba muy presente en su cuerpo, era demasiado pronto para decir que se había recuperado cuando claramente apenas si había descansado un par de horas, pero eso no le impidió que intentara huir con todas sus fuerzas de esa serpiente marina que le estaba dando caza, que a todas luces deseaba arrastrarla de nuevo a la pesadilla viviente que había sido estar en ese barco y que no se detendría hasta matarla; la había visto nadar rápidamente en el agua, lo había oído claramente, esa risa psicótica… esos gruñidos tenebrosos… tenía esa sensación de pánico que le impulsaba a querer salir huyendo de ese lugar antes de que fuera atrapada pero… no había nadie cazándola, solo era una jugarreta muy cruel de parte de su cabeza pero… se veía real… el miedo era real, auténtico y por esa razón era que no iba a detenerse, tenía que seguir y seguir, porque su vida dependía de ello. El lecho marino estaba muy bien iluminado para ese momento pero aún así no podía reconocer el lugar donde estaba, tenía recuerdos de haber dejado el barco, de haber sido arrojada por la borda atada a un ancla y de haber visto a Skye, pero todo eso parecía ser tan bueno para ser verdad que no podía creerlo, ya no distinguía que era verdad y que no lo era, ahora solo deseaba escapar.
Sus brazos hacían mucha fuerza para tratar de hacer que su cuerpo avanzara pero era casi imposible, estaba muy débil, adolorida… y no podía hacer más que arrastrarse haciendo que la arena bajo ella se elevara en el agua al punto que una cortina se formó limitando la visibilidad, el pánico era evidente, no podía dejar de temblar y los latidos de su corazón eran tan fuertes y erráticos que parecía que pronto sufriría un ataque si es que no lo estaba sufriendo en ese momento. Una voz fuerte se escuchó,una que no pudo reconocer y que retumbó en todo su ser, la estremeció por completo, se detuvo en seco solo para voltear a ver de dónde venía ese llamado, el terror se vió en su mirada cuando notó una sombra enorme acercándose hacia ella, era una serpiente marina, pero no aquella a la que ella tanto temía sino que se trataba de Skye pero en esos segundos de pánico no había sabido reconocerla, solo podía distinguir a una criatura de enormes fauces que se acercaba a ella para devorarla.
“Se acabó… voy… a ser devorada… VOY A MORIR…”. Pensó alterada y sin dudas asustada, pensaba que la muerte iba a reclamarla en ese mismo instante pero algo totalmente distinto pasó, sintió que era rodeada por completo en un abrazo fuerte, firme pero también gentil y amoroso al mismo tiempo, su mente se quedo en blanco, sin saber que hacer o que decir, es más, no estaba segura de que era lo que estaba pasando o donde estaba en realidad, todo era muy confuso. Otra vez una voz se escuchó, se oía lejana y distante a pesar de que quien le hablaba esta a su lado en ese momento, su respiración seguía agitada pero poco a poco esta se calmaba mientras que su sentidos la regresaban a la realidad gracias a que podía sentir el calor y la piel de la ajena en contacto con la suya, algo que la tranquilizaba bastante, miró a su alrededor reconociendo dónde se encontraba y con quien estaba. -S-Skye…- susurró en el oído de la peliverde con algo de su voz recuperada, sintiendo como el cuerpo de ella temblaba y ella también estaba igual, ambas estaban afectadas pero no de la misma manera, afectadas por aquello de alguna forma u otra. -Lo siento…yo… no sé qué fue lo que pasó… por un momento podía jurar que ese hombre me seguía…- comentó todavía con algo de escalofríos y temor por aquella experiencia. -Perdón… te estoy dando más trabajo…
De verdad que se sentía culpable por todo lo que le estaba provocando a la peliverde, su mejor amiga, ella a pesar de estar serena tenía que cuidarla y lidiar con episodios como ese que sin duda sería algo molesto, o al menos para ella así era, lo que menos quería era causarle problemas a ella que sin duda seguro tenía cosas menos tristes en que pensar, otros asuntos que requerían su atención, en vez de estar al cuidando a ella con lo inestable que estaba en esos momentos, solo se sentía como una molestia para ella por haberla hecho asustar y preocupar de esa manera.
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