Tsuyume
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When I was down, when I was hurt You came to lift me up.
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Post by Tsuyume on Sept 7, 2017 23:34:05 GMT
Sonidos de pasos sobre un piso de madera la cual rechinaba con cada pisada que esta recibía, se oían lejanos... como si estuvieran sucediendo en una realidad alterna a la suya aunque sabía que ese no era el caso, esa era su realidad en esos momentos, una de la que quería escapar a toda costa pero... era inútil. Abrió los ojos y efectivamente pudo ver la madera, sucia con varias manchas, también pudo distinguir los pies de alguien, unas botas de cuero marrones las cuales daban pasos largos avanzando a través de un pasillo. Estaba siendo cargada por el teniente del barco en que estaba prisionera, ese mismo hombre que había participado en ese acto de abuso contra su persona, sentía el calor de la su cuerpo ya que una vez mas era cargada como un costal de papas, su vista se nubló de nuevo quedándose dormida, estaba cansada... sus parpados estaban pesados y no podían mantenerse abiertos.
Otros sonidos se escuchaban a la distancia, unas rejas de metal abriéndose, y luego pudo sentir el frío en contacto con su cuerpo desnudo, la superficie era húmeda, algo fría y también áspera, era el suelo de una celda. Abrió lentamente los ojos acostumbrando al ambiente en penumbras en donde estaba, una vez mas se hallaba en ese lugar desolado y completamente sola, con olor a muerte, desesperación y... aceptación. Estaba segura de que moriría en ese lugar, eso era obvio, pero...¿Por cuanto tiempo mas iba a tener que sufrir antes de que su final definitivo llegara?. "No no no... yo no quiero morir..." se decía a si misma mientras sacudía su cabeza con las lagrimas brotando una vez mas de sus ojos.
La luz de la luna se colaba levemente por el tragaluz de la celda y la sirena estaba tendida en medio de la celda mirando hacia el techo de esta con tristeza, tenia frío y se su cuerpo se sentía pegajoso, sucio y cansado; ya que había perdido la consciencia poco después de que la tortura grupal comenzara no sabia que es lo que había sucedido exactamente pero no tenia que haber estado consiente para saberlo, los residuos y marcas en todo su cuerpo eran prueba suficiente. Las celdas de verdad eran frías por la noche y ahora que estaba desnuda lo sentía aun mas, claro que aun seguía conservando la cola de sirena la cual estaba descamada, ensangrentada y con otros fluidos. Se incorporo lentamente usando sus brazos, apenas podía usarlos para alejar su torso del piso frió ya que estos estaban temblando y parecía que iban a ceder en cualquier segundo, estaba adolorida, pero solo podía hacer muecas con ruidos ahogados para expresarlo; una vez que logro sentarse sobre su cola se quedo con la mirada perdida mientras temblaba. Las lagrimas seguían bajando por su rostro, se sentía muy mal, ni siquiera tenia el valor de limpiarse un poco, solo se quedo sollozando en el medio de la celda desconsolada...
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Amalthea
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Post by Amalthea on Sept 13, 2017 2:26:58 GMT
Al pasar de unas largas horas en el inclemente frió, se pudieron escuchar los gritos de una mujer que parecían lejanos, gritos de panico mezclado con las risas de varios hombres, de pronto entre esas risas se escuchaban forcejeos y golpes, fue todo muy rápido pero una mujer de piel color porcelana y cabelleras blancas como la nieve corrió por el pasillo, apenas vistiendo un camisón rasgado, estaba golpeada pero no queria detener su escape, subiendo desesperadamente por las escaleras de la galera hacia la proa, en vano, pues no duro mucho para ser aventada una vez mas hacia dentro de la galera, golpeando estrepitosamente el suelo de madera húmeda de esta misma con su cuerpo, la unicornio miro aterrada al capitán, sentía tanto temor que retrocedía a rastras hasta unos barriles de ron.
—N-no...no...p-piedad dejenme ir...por favor...por favor!- Grito pero no habia podido exclamar nada mas que un grito ahogado pues habia recibido una poderosa patada en el estomago, arcadas de dolor e intentos de recuperar el aliento se mostraron en los gestos de la mujer temblorosa y asustada. -C-cough....cof....- El pelirrojo le agarro del cabello y arremetio otro golpe en la cara, para dejarla inconsciente, fue en ese instante donde sintio que alguien le observaba por lo que dirigio su vista hacia la celda, era la mirada de la sirena que juzgaba al pirata, fruncio levemente el ceño, pero luego tuvo una brillante idea, tomo a la mujer inconsciente para llevarla y abrir la celda, lanzando el cuerpo insconsciente de la misma junto a la sirena, miro su sucio cuerpo y puso una cara de asco, tomo una cubeta de agua y la mojo por completo limpiando su cuerpo, como si se hubiese tratado de uno de los animales de ganado que tenian en las bodegas, para despues tomar una capucha vieja y tirarsela encima.
"-vistete, eres un asco-" expreso el hombre sin importarle si le ofendia o no, cerro la celda y se fue de la prision, pero una vez arriba le dio la orden al teniente Zobek que se encargara de escuchar toda la conversacion de las prisioneras, pero sin que se percataran de su presencia.
Mientras tanto la unicornio se movia muy apenas, su cuerpo le dolia inmensamente, pero aun asi, logro abrir los ojos y miro hacia todas partes confundida, como le fue posible se sento y encontro junto a la sirena, por temor y la oscuridad se alejo de manera agresiva pero, se dio cuenta que era una chica, no uno de los piratas y mas aun, que tristemente ella tambien era prisionera, la albina le miro confundida y expreso. -¿q-quien es usted?...¿acaso...ellos tambien se la llevaron?...- pregunto con voz temblorosa como si en cualquier momento fuese a quebrarse su voz, se quejo del dolor y limpio su cara pero ignoro eso al ver al a mujer mojada, se rasgo su vestido o lo que quedaba de el y se acerco a ella para limpiarle la cara, ella tambien habia sido violada varias ocasiones, pero...ya no podia seguir luchando, amalthea ya estaba demasiado rota, sin embargo ver a la pobre sirena mas pequeña que ella en edad notablemente, sintio que debia ayudarla, sintio preocupacion para mientras limpiaba su cara decir. -m-me llamo...Amalthea...-
Decia mientras le limpiaba y colocaba la capucha que el pirata le arrojo, miro los chupetes, las mordidas, miro como habia sido profanada, la unicornio bajo la mirada y le cubrio cuidadosamente para evitarle mas dolor, su hermosa cola herida, sentia que su corazon se rompia, mas de lo que ya estaba roto pero simplemente la miro y sonrio muy apenas, queria darle algo de calor en ese frio lugar.
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Tsuyume
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Post by Tsuyume on Sept 13, 2017 18:01:40 GMT
Que horrible tortura era el estar en esa celda completamente sola, en unas horas el sol volvería a asomarse para darle inicio a un nuevo día de torturas por parte del capitán de la nave; no quería que eso pasara, rogaba porque el amanecer nunca llegara, porque tuviera la oportunidad de escapar aunque en su actual estado le era imposible, quería alejarse de ese lugar lo mas que pudiera pero no podía dejar de pensar que solo saldría de ese barco como un cadáver, el cual iba a ser desechado para que los animales del océano se hicieran cargo de borrar su existencia. Su único consuelo era que al menos no le había revelado nada de lo que tanto había insistido en saber, así por lo menos nadie iba a sufrir lo que ella por parte del pirata y podía sentir que a pesar de haber perdido la batalla al menos ese hombre no ganaría la guerra.
Unos sonidos se escucharon por el pasillo, eran paso pesados, los de unas botas para ser exactos, el cuerpo de la sirena se estremeció por el miedo mas no pudo moverse, sus brazos apenas resistían y el frío que la envolvía no ayudaba en nada a su causa; y entonces lo vio aparecer de nuevo, el hombre con ojos de tres colores cruzando por el pasillo cargando con un cuerpo, era una mujer que tenía un hermoso y largo cabello color blanco, "Oh no..." pensó la sirena sin apartar sus ojos del hombre mientras este caminaba, no le gustaba... lo odiaba... De repente el hombre, quien se estaba llevando a la mujer a la celda contigua, cambió de opinión y entró a la celda donde se hallaba la pelirosa, la sirena temblaba, eran muchas las emociones que experimentaba, tanto que parecía que su cuerpo iba a explotar; observó con impotencia como la mujer era tirada en la celda con la misma frialdad con la que ella había sido tratada. La sirena miró con reproche al capitán del barco, aunque este solo le vio con una expresión de asco para luego tomar una cubeta de agua y echarsela encima, su cuerpo temblaba por el frío y las palabras dichas por el contrario fueron como una daga en su corazón.
"Eres un asco". Volvió a llorar mientras clavaba su vista en el piso sucio, "lo sé ... lo sé..." era lo que decía en su cabeza, se sentía la peor basura en esos momentos, totalmente mancillada por aquellos hombres, totalmente sucia. El hombre se retiró de la celda dejando a las dos mujeres solas, el silencio reinó por unos momentos hasta que la mujer a su lado comenzó a mostrar señales de que recuperaba la conciencia, la sirena la miró y trató de ver como se encontraba pero la respuesta de la mujer fue alejarse. La sirena se asustó y también retrocedió un poco, la peliblanca se veía aterrada y confundida pero luego se calmó para pronunciar algunas palabras con algunos nervios. -Y-yo... solo soy una ingenua... una asquerosa ingenua...- Le respondió con un hilo áspero de voz, se notaba en su cara que cada palabra que pronunciaba era sinónimo de un dolor bastante fuerte en su garganta pero aún así no dejaba de hablar. Aún temblaba por el frío y ni siquiera se atrevía a tomar la vieja prenda que le había sido dada, escuchó el ruido de la tela rasgandose por lo que miró hacía el origen del sonido notando que la mujer estaba rompiendo su ya muy roto vestido solo para limpiar su cara. La sirena retrocedió solo un poco por instinto mas luego dejó que ella siguiera con su gesto amable, para que luego la capucha vieja le fuera colocada encima para cubrir su torso desnudo. -Soy... Tsuyume...- Respondió casi susurrando devolviéndole la misma sonrisa que había recibido por parte de ella, -G-Gracias... - llevó sus manos hasta sus ojos para limpiar las lágrimas que habían estado presente en su rostro desde siempre. Tardó un poco en darse cuenta pero luego reaccionó recordando el nombre que había pronunciado. -Amalthea... Así que aquí estabas....- dijo con mucha lastima en su tono por la situación de ambas.
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Amalthea
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Post by Amalthea on Sept 14, 2017 23:10:10 GMT
Estaba helada, sucia y muy golpeada casi tanto como la joven sirena, pero parecía que en esa fría noche ambas se podían dar consuelo una a la otra o al menos la unicornio sentía que ella debía hacer feliz una vez más a otra persona que a sí misma, como trato con Asthur, como hizo con su esposo o con algún arcano que se sentía peor que en la más pura soledad y tristeza, esta limpiaba su rostro mientras hacía un pequeño arrullo para ella, para tranquilizarla, hasta escuchar las tristes palabras que emanaron de los suaves labios de la acuática. "—Y-yo solo...solo soy una ingenua...una asquerosa ingenua...—"Amalthea entre cerro sus ojos y le acaricio la mejilla.
—No digas esas cosas tan tristes...pues esas palabras surgen del dolor causado por aquellos que solo disfrutan el...el dolor...no les des el gusto...—Expreso con temblor en su voz, estaba tan asustada como ella, pero...después del dolor sufrido en el festival está ya solo había aceptado su destino de morir en ese horrible lugar, Amalthea bajo su mirada un poco, no quería recordar el dolor de su corazón, quería dejar de sentir, dejar de sufrir por el...aunque en el fondo solo quería que llegara a salvarla...Asthur.
Sacudió la cabeza levemente estaba pensando en cosas sin importancia, ahora estaba sola la pobre unicornio con esta pequeña sirena que simplemente necesitaba más consuelo que ella misma y más ayuda...para la mujer comenzar a limpiarle el rostro, limpiar las lágrimas que salían de los hermosos ojos ámbar. —Tienes un muy bonito nombre Tsuyume... ¿de dónde eres?...yo vengo de los bosques de las hadas...—Decía mientras le arreglaba un poco, le dolía demasiado ver a la pobre sirena en tan mal estado, detestaba a los piratas, los odiaba en verdad por todo el sufrimiento que le había causado el capitán a ella y el teniente también.
Se mantuvo en un largo silencio por unos instantes, sintiendo el como el barco se balanceaba de lado a lado, lentamente hasta que Amalthea escucho la frase. "—Amalthea...así que aquí estabas...—"Sintió como si un cuchillo atravesara su corazón, inhalo profundamente para calmarse, para no fragmentarse, su gesto era serio como un muro de hielo pero se esforzó por sonreírle levemente y decir. — ¿Acaso nos conocimos en el pasado?...creí que...a nadie le importaba mi desaparición...nunca le importe a nadie...— Suspiro para romper otro pequeño fragmento de su vestido y limpiar la sangre de la cola de la sirena, con cuidado de no dañarla, su cuerpo que era tan blanco como la porcelana demostraba los múltiples moretones en su cuerpo, en sus brazos, piernas, torso y por supuesto un golpe en la mejilla del lado izquierdo.
Amalthea comenzó a ver como la pobre sirena estaba exhausta, para sentarse mejor y con cuidado permitirle que se recostara en su regazo. —Sé que...te a torturado por toda una noche...descansa por favor...yo cuidare de ti...— Decía peinando levemente el hermoso cabello de la sirena, mientras tarareaba muy levemente. —tu voz se oye muy cansada...Tsuyume...¿quieres...que te cuente una historia mientras duermes?— Actuaba como toda una madre, esta veía reflejada a Tsuyume como su pequeño hijo en sus últimos momentos de vida, que no pudo salvar, estaba dolida, pero no permitiría jamás que nadie volviera a verla llorar, si algo aprendió después del festival era...que entregaba su corazón y solo...obtenía dolor y rechazo, que se abría a los demás y siempre era herida, por lo que...sepulto su sentir, sus sonrisas eran forzadas, solo seriedad, solo...un frío muro de hielo que fue levantado entre ella y los demás.
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Tsuyume
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Post by Tsuyume on Sept 18, 2017 17:54:07 GMT
La esperanza se había ido por completo, sentía que ambas estaban atrapadas en un callejón sin salida y un profundo remordimiento por no haber podido cambiar el final de ambas, si hubiera escapado de esa bestia marina podría haber dado aviso a de donde se encontraba Amalthea, ella hubiera sido rescatada y esos hombres apresados por lo que hicieron pero... no pudo lograr escapar de las fauces de ese dragón, por lo que su destino estaba sellado. Tanto Amalthea como ella parecían haber pasado por muchas cosas horribles mientras estuvieron cautivas en ese barco y aún así la peliblanca se preocupaba mas por los demás que por ella misma, la sirena no comprendía su actitud pero en ese momento necesitaba consuelo tanto como si se tratara de agua para que al menos no todo fuera tan malo antes de que muriera. Se quedó mirando a la mujer, podía sentir el retazo de tela perteneciente al vestido que llevaba la contraria en contacto con su rostro, de manera muy amable ella restregaba ese pequeño pedazo de tela para limpiar lo mejor que podía mientras se escuchaba un suave tararear.
Las palabras dichas por su compañera de celda no tenían mucho peso sobre la sirena, por la forma en que ella lo había expresado se notaba que estaba igual de asustada que la misma sirena pero aún así lo dicho por ella inspiraba a que siguiera aguantando sin importar que le hicieran. -Yo... soy de Aqualia... vivo en el centro de la ciudad...- respondió lentamente ya que el hablar le resultaba bastante doloroso a esas alturas, Amalthea realmente era como un ángel en esos momentos, preocupándose por ella, arreglandola un poco, realmente era una lástima que haya caído en las garras de esos piratas desalmados y se preguntaba el porqué era que ella estaba ahí. Luego de ese pequeño momento la celda se mantuvo en silencio, fueron solo unos minutos pero para la pelirosada pareciera que fueron como unas horas muy largas en las que solo se podía oír el sonido de las olas rompiendo contra el barco.
Notó que lo que le había dicho parecía haber tocado un punto sensible en la mujer, parecía contenerse por algún motivo que la pelirosada ignoraba por completo. -Estas equivocada... ese sujeto... estuvo utilizando tu tableta para... presumir que te secuestró...- hizo un leve pausa para tomar la mano de la mujer, su piel era tan blanca que podía verse cada pequeño moretón y raspadura que había sufrido, sin duda estaba en un estado tan deplorable como el de la sirena. Su cola fue limpiada con sumo cuidado, la sangre ya estaba seca pero aun dolía un poco. -Muchos... estan preocupados por ti... lo vi en .. la tableta... yo también me preocu-- una tos algo aspera y rasposa interrumpió sus palabras, de verdad su voz iba empeorando con cada palabra que decía pero no deseaba detenerse, el hablar con Amalthea era un salvavidas, algo que la ayudaba a no pensar en que el tiempo estaba corriendo y pronto el amanecer llegaría.
La peliblanca se acomodó mejor para ofrecer a la sirena su regazo así pudiera descansar, que contradictorio, estaba cansada, muy cansada de hecho y aún así no creía poder quedarse dormida. -E-Eres... muy amable... Amalthea... pero... yo...- sabía que no iba a quedarse dormida, tenía miedo... sentía que si se dormía no volvería a despertar o algo peor despertaría sola otra vez; mas no quería hacer sentir mal a la mujer quien se ofrecía a contarle una historia para que lograra conciliar el sueño. -Todavía... no quiero...- dijo apoyando su cabeza sobre el regazo de la mujer con mucho cuidado pues la cantidad de moretones en su cuerpo era bastantes y no deseaba hacerle sentir mas dolor del que ya había sentido hasta ese momento. -¿Crees... que podríamos charlar un poco más?... Sabes... me gustaría salir de este lugar... hay muchos.. a quie-... quienes.. quiero volver a ver... y muchos lugares... que visitar pero... siendo sincera... n-no sé si...- no se atrevió a seguir hablando, pues tenía demasiado en su cabeza, muchos pensamientos negativos que no se marchaban pero que eran mitigados por la compañía de Amalthea.
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Amalthea
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Post by Amalthea on Sept 26, 2017 5:20:23 GMT
La voz de la sirena, tan adolorida, tan suplicante por el continuar con tener una conversación, poco a poco la sirena se recostó sobre el regazo de la albina, si bien el dolor en sus muslos fue notable pero prefirió acallarlo, ya se había resignado a sufrir en aquel lugar pero verla sufrir a una joven que probablemente tenía toda una vida por delante, era algo imperdonable o algo que prefería no dejar pasar pues le dolía en el fondo de su corazón que alguien más sufriera, además de todo que sabía quién era pero…sus palabras expresaban que aquel hombre que la arranco de la seguridad de la ciudadela, de su corte….de su soberano…un trago amargo surgió nuevamente, un recuerdo doloroso, inhalo profundamente, cerrando bajo llave aquel dolor y pesar una vez más, nadie tenía que saber más su dolor o humillación, observo como Tsuyume decía que provenía de Aqualia. Sonrió, para acariciar su hermoso cabello mientras decía. —Aqualia…escuche en ciertos libros sobre ella, sin embargo no eh tenido el placer de visitarla, por las razones más lógicas que hay…aunque quizá la visite algún día, para verle de nuevo… ¿no le gustaría? — Expreso con una tierna sonrisa sin dejar de acariciar su cabello. — Me temo…que es algo difícil de creer que alguien se preocupe por mi señorita, pero aprecio mucho el gesto…—
Acariciaba su cabeza, escuchando esa tos tan áspera, dolorosa y una clara muestra de que estaba sufriendo mucho por haber sido torturada mucho tiempo, tiempo… ¿cuánto tiempo habrá pasado desde el festival del cortejo? No lo sabía, en realidad lo ignoraba, ya estaba demasiado cansada de todo, de sufrir tanto ahora solo quería encerrarse y disfrutar en silencio, sonreír solo cuando sea necesario y no volver a sentir jamás, mirando al a joven como temblaba, si…tenía miedo y sería un acto de hipocresía de su parte el decir que no sentía igual. Cerró sus ojos unos instantes y dijo. —Comprendo el por qué no deseas descansar…a decir verdad me veo en la misma situación señorita…no consigo dormir por temor a no volver a despertar…o por tener que retornar a esos terribles miedos de lo que puedan hacerme al día siguiente…pero… ¿Qué sería de nosotros si no sintiéramos el miedo verdadero? El miedo absoluto…admito que tengo miedo…pero…yo me encargare de que tu tengas fuerza…para que puedas salir de aquí…que tengas esperanza…— Dijo para sonreírle otro poco, una sonrisa muy forzada en realidad pero quería darle un gesto de alegría, de tranquilidad y confianza pero más que nada un gesto de total y completa esperanza, pues si bien había aprendido algo era que la esperanza era algo que jamás se perdía. —Sabes…tus ojos me recuerdan mucho a los más hermosos ojos que eh visto en mi larga vida, los de mi pequeño hijo…— Quiso comenzar a expresar una historia, un recuerdo que tenía guardado desde hacía ya muchos años, un recuerdo que ya era hora de dejar ir atrás y comenzar a ver al futuro…si es que tenía uno. —Recuerdo el claro del bosque donde mi amado esposo y yo compartíamos para descansar, él se había marchado para buscar algo para comer, recuerdo las fuertes patadas que propinaba mi hijo contra mi vientre maduro…— Suspiro un poco cansada por la debilidad y el dolor de su delicado cuerpo. —Sabía que era hora o que al menos se acercaba, jamás había sentido un dolor tan indescriptible, no recuerdo exactamente el tiempo que había transcurrido pero…cuando escuche su pequeña voz, todo ese largo tiempo, ese arduo esfuerzo se habían esfumado, mire a mi pequeño…sus hermosos ojos…— Acaricio su mejilla levemente mientras continuaba. — Nació fuerte…y con un espíritu realmente indomable…era mi primer hijo y le ame con toda mi alma tanto como a mi esposo, incluso más…— Su relato era corto pero habían pasado un largo momento de su historia, para ver a la sirena con su rostro serio, tranquilo…frio en cierta manera. —…..Estoy segura de que veras de nuevo a quienes amas, a quienes aprecias y a quienes necesitas…estoy segura de ello, tan segura como para decir que aunque tenga que recorrer el océano entero para encontrar tu hogar, iré para ver como sonríes y admites que lo lograste…solo no dejes que tu esperanza se extinga…— Estaba cansada pero ver como la pobre temblaba de temor, de cansancio fue algo que la incito a hacer lo que hizo. —Si tan solo fuera posible…quisiera…— Comenzó a cantar, estaba destrozada por dentro pero… su canto no se veía afectado por la incertidumbre, seguía siendo tan puro, tan hermoso. —Atormentada por mis arrepentimientos...— —Que aparentemente, nunca terminaría...— —Tales sentimientos, tan agridulces...— —Bendecida por aquel que me libero...— —Pensando en un tiempo con...— — Nada más que deseos despreocupados...— —Si pudiera pedir una última cosa
Sería esto ...— —Cuando el dolor sea insoportable, deja que mi abrazo lo desvanezca— — Con esa esperanza, Y sin arrepentimiento...— — Te protegeré hasta el final— Cuando su balada había terminado se quedó en silencio, había cerrado sus ojos dejándose mecer por las olas del océano que golpeteaban contra el barco, una y otra vez como una fina danza, como los delicados pasos del hombre a quien había amado y con el que compartió un tiempo que…de poder regresar el tiempo, lo haría para solo compartir esa danza solo una vez más y enmendar sus errores pero eso ya había ocurrido, nada lo cambiaría y tenía que asimilarlo, por ella, por su nueva amiga y por lo que quedaba de su vida. — ¿Hay alguien especial en tu vida?.... — Dijo tratando de sacar un tema y así poder hablar a la peli rosada mientras acariciaba su cabeza en un gesto materno, así fue como paso la primera noche de las mujeres, donde aquella paz había sido fragmentada al alba, pues el capitán del navío irrumpió en la celda. “¡¡ESTOY HARTO DE TI!!” Dijo con furia para tomar a la sirena de los cabellos y sacar su navaja. “Sabes, ya tenemos información de Aqualia, que tu estúpidamente soltaste al aire, siendo franco eres más estúpida de lo que había pensado.” Amalthea se asustó demasiado por ella, para levantarse y empujar al pirata como le fue posible pero…no fue un acto demasiado sensato, pues el arma blanca había penetrado la piel de la unicornio, que se dejó caer al suelo, recibiendo una patada del hombre que aun tomaba del cabello a la sirena, después de haber logrado liberarse del estorbo de la unicornio, comenzó a cortar el cabello de la sirena con el mismo cuchillo ensangrentado, para ser lanzadas por el mismo hacia la celda ambas, sin ser revisada la unicornio que sangraba del estomago. —H-hng….a…..agh….T-Tsuyume…¿e-estas bien? — Dijo entre quejidos del dolor mientras presionaba su herida adolorida, primero la sirena después ella misma. —¿t-te hizo daño?...l-lo siento…no fui tan rápida….—
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Tsuyume
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Post by Tsuyume on Sept 27, 2017 18:20:25 GMT
. Su cabeza estaba recostada en el regazo de la mujer mirando a la nada, los rayos de la luna que se colaban a la celda iluminaban lo suficiente como para poder notar las heridas que ambas tenían en su cuerpo, dos pobres almas que habían tenido la peor de las suertes y que, probablemente, también tendrían un final igual de desafortunado. Sintió los dedos de Amalthea pasearse gentilmente por su cabello, era un gran consuelo el tenerla ahí a su lado en esos momentos de tristeza y desesperación; el escuchar a la contraria decir que la visitaría le causaba una alegría indescriptible, a pesar de que no tenía esperanzas de salir con vida de ese navío gracias a esas palabras podía dejar de ser negativa e imaginarse que las cosas podían mejorar para ambas.-E-Eso... me gustaría mucho, de verdad quisiera verla otra vez... en otras circunstancias, claro. Aunque.. creo que sería mas fácil que yo la visitara... Pero.. si algún dia- se da.. la ocasión para que puedas visitarnos bajo-... el agua solo debes.. ir hasta el arrecife de coral que esta a pocos metros de la playa... y-y .. luego nadar hacia el norte... lograrás ver la ciuda-... ...- El solo pensar en que había posibilidades de que ambas escaparan con vida de ese lugar era suficiente para que un la leve sonrisa se formara en su rostro.-No entiendo porque... dices que es difícil de creer... de verdad hay quienes están muy preocupados por ti...porque saben que estas retenida por la fuerza... e-en mi caso... nadie sabe que estoy aq-- no se atrevió a terminar la frase, tenia un nudo en la garganta y el dolor le impedía seguir hablando mas, pero no quería detenerse. Guardo su voz áspera y marchitándose unos momentos mientras escuchaba las palabras de la peliblanca, hablando sobre el miedo... el miedo por el que ambas eran presas ahora, la incertidumbre de saber si podrían ver la luz del sol una vez mas, la desesperación y el sentir a la muerte tan cerca con cada minuto que pasaba, los cuales no podían contar. Pero luego de todo lo dicho el tema principal dejo de ser el miedo para ahora centrarse en la palabra esperanza, era increíble... aun después de todo... ella podía creer que había esperanza y transmitirla por medio de palabras de aliento a pesar de la situación en la que se hallaban. Esas dulces palabras vinieron acompañadas por la tierna historia del pequeño hijo de la mujer, hermosos recuerdos de su familia pero sonaba como si ellos ya no estuvieran con ella ahora "¿Les habría pasado algo?" no quería preguntar, prefirió concentrarse en los buenos momentos que relataba. "¿Como podía estar tan segura de que todo iba a salir bien?"... "¿De verdad podre ver de nuevo a todos?"... Esa voz en su cabeza no paraba de cuestionar las palabras de Amalthea, las cuales prometían un futuro, un futuro feliz donde ambas eran libres y estaban con quienes mas amaban, las lagrimas volvían a salir de sus ojos sin reparo el solo imaginar lo que ella estaba diciendo podía hacerse realidad. Cerro sus ojos mientras lloraba, quería creer que había una oportunidad de que sobrevivieran, en esa habitación sucia y escasamente alumbrada una canción se escuchaba resonando, era la voz de la contraria llevándose con ella todos los pensamientos negativos... dejando paz y aunque muy pequeña... Esperanza. -Si...- Fue la respuesta a la pregunta de la peliblanca, -Yo... quiero volver a verlos... mis tíos... Skye... Simeón... t-tengo que verlos..- Se aferro al regazo de la mujer como si fuera un salvavidas, solo pensaba en volver a verlos. -La verdad hay muchos mas a quienes quisiera volver a ver... a pesar de que a algunos no eran muy conver-... sadores... como Atlas, la única vez que hable con el se notaba que no quería seguir con la-.. charla.. me pregunto si esa herida que tenia en su pecho ya se habrá curado por complet-............. parecía dolerle bas-.. tante... - Había hablado por demasiado tiempo a pesar de que su voz era mas un susurro pesado y adolorido, todo estaba calmo, era la calma antes de la tormenta pues se escucharon pasos provenientes de pasillo. El amanecer había llegado acompañado por el capitán quien irrumpió en la celda violentamente provocando que las dos mujeres se sobresaltaran. El hombre se dirigió sin rodeos hasta la sirena sujetándola de su cabello mientras sacaba su una navaja y gritaba furioso, decía ya tener la información que tanto había buscado pero la sirena no comprendió hasta que escucho el resto de lo que le dijo; entonces sus ojos se abrieron como platos dándose cuenta, lo había dicho todo... Se sentía la peor de las basuras, alguien que merecía morir por lo ingenua que era y que sin duda alguna nadie extrañaría. Sintió un empujón el cual la sacudió un poco sacándola de sus pensamientos gracias al dolor, consiguió ver como Amalthea trataba, en vano, que el pelirrojo la soltara pero solo consiguió ser herida por el arma que este llevaba sumado a una patada en su estomago, la sirena se desespero al ver a la peliblanca herida y comenzó a forcejear con fuerza para llegar a donde estaba ella, no pudo hacerlo. Fue tirada a un extremo de la celda cayendo al piso frió y sucio una vez mas golpeándose la cabeza lo que hizo que estuviera mareada y confundida, cuando se recupero logro se dio cuenta de lo que había pasado, pudo ver mechones de su cabello esparcidos por el piso. Sabia lo que había sucedido, estaba en shock y la herida que sangraba de su compañera de celda no ayudaba para nada a que mantuviera la calma, no podía reaccionar, solo se quedo mirándola con una expresión de terror en su rostro. Ambas habían quedado solas, la unicornio necesitaba atención medica urgente pero la sirena no era de ayuda en ese momento, unos pasos se escucharon y la puerta de la celda se abrió una vez mas; "No otra vez" , pensó la sirena creyendo que se trataba del capitán quien volvía para terminar lo que había empezado. Con mucho miedo volteo para ver, y para su sorpresa no era quien esperaba encontrar, se trataba del teniente, ese hombre que era el segundo al mando.. solo estaba ahí... de pie mirando hacia Amalthea con un morral en sus brazos que quien sabe lo que llevaba en su interior...."¿Que pretende hacer?"...
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Post by Zobek Reapersea on Sept 28, 2017 0:47:45 GMT
Era otra noche de trabajo, las prioridades del capitán eran siempre obtener información para lograr completar todo sus planes por los medios necesarios, esa noche solo tenía que quedarse despierto cerca de la celda de ambas mujeres sin ser vistos por ellas para escucharlas en caso de que hablaran de algo importante; él tenía una buena memoria además de ser la mano derecha del capitán así que era comprensible y también predecible que fuera elegido para la tarea,además de que probablemente otro en su lugar sería ejecutado por no poder cumplir con la tarea. Así que allí estaba, sentado en un lugar que donde era invisible para las féminas que se hallaban juntas en la celda, no hacía ningún ruido, era como si de verdad aquellas mujeres estuvieran solas en esa prisión, a veces las tareas encomendadas a él eran un tanto tediosas y molestas pero ¿Qué mas podía hacer? Debía obedecer a su superior, cumplir la tarea que se le había encomendado, solo esperaba que esa noche consiguiera algo bueno.
Las voces de las mujeres comenzaron a escucharse gracias al eco de que producía las paredes de la celda, se oían tristes y desahuciadas, lo cual era lógico después de haber pasado por toda clase torturas físicas y psicológicas; una pequeña sonrisa de lado se formó en su rostro levemente iluminado por la luz de la luna que se colaba por pequeñas aberturas en las tablones de madera. Se quedó escuchando tratando de no sucumbir ante el aburrimiento en ocasiones, después de todo hasta ese momento la sirena no había dicho nada de importancia solo palabrería inútil, tanto como la unicornio que quería hacerla sentir mejor, "Que pérdida de tiempo", pensó. No conseguía entender el porqué la peliblanca trataba de animar a la sirena, es decir era inútil, sus destinos estaban sellados y harían falta mas que un discurso de motivación para que lograran salir con vida del barco. Pensó que solo era cuestión de tiempo para que dejaran de hablar sobre eso pero estaba equivocado, hasta parecía que las palabras de la unicornio si servirían para algo; ahora la sirena si estaba diciendo cosas que valían la pena, ahora podía decir que no se había pasado la noche en vela para nada.
Era increíble lo que una pocas palabras de aliento podían hacer, pero lo que mas llamaba la atención es que esas palabras vinieran de Amalthea, la cual había sufrido tanto y aún así podía dar tales palabras solo para hacer sentir mejor a la sirena, la mente de algunos arcanos era realmente un misterio. Recordando viejos momentos con sus seres queridos y diciendo que definitivamente saldrían con vida de ese lugar, "¿Como podía estar segura de que eso iba a suceder?" "¿Acaso estaba esperando a alguien que la rescatara?" hablaba con una seguridad que no comprendía, que lo confundía bastante, era algo que no tenia lógica para él. Trataba de concentrarse de nuevo de su tarea pero por alguna razón que ignoraba no podía dejar de pensar en eso, estaba algo molesto con todo lo que la unicornio estaba diciendo y mas que nada no podía creer que toda esa palabrería haya servido para animar a la sirena; su expresión era de disgusto, sin embargo de repente una suave voz se escucho claramente, sabia que no se trataba de la pelirosada puesto que su voz estaba hecha añicos así que solo se podía tratar de la mujer de cabello plateado, la canción era lenta, dulce, amable, como un abrazo cálido que te hacia olvidar todo lo que se hallaba en tu cabeza trayendo consigo paz y calma. Por unos momentos cerro los ojos escuchando la canción detenidamente, la canción no duro demasiado solo lo necesario y luego de esta la charla entre ambas mujeres continuo hasta que el amanecer llegó.
La primera parte de su tarea estaba hecha, se puso de pie para encontrarse con el capitán quien bajaba con ansias de escuchar sobre la información que debía tener. -Aqualia esta hacia el norte del arrecife de coral que esta en las aguas cercanas a la playa, ella menciono algo sobre el guardián, dijo que tenia una herida en el pecho que no había sanado por completo pero... quien sabe hace cuanto fue eso, probablemente ya se haya recuperado.- Una vez que termino de hablar recibió los halagos por parte de su capitán y también el permiso de tomarse un merecido descanso, sin embargo a pesar de que estaba cansado no tomo la oferta en seguida, sabia lo que vendría a continuación, estaba ignorando por completo su sentido de lealtad, se ausento por unos momentos de área de los prisioneros para luego volver cuando su superior se había ido cargando un morral con algunas vendas y medicinas. "¿Por que demonios estoy haciendo esto?", no lo comprendía, no conseguía una respuesta. Abrió la puerta de la celda encontrándose a la sirena en una esquina de celda completamente aterrada, parte de su cabello en el suelo y el cabello que le quedaba estaba mal cortado teñido por la sangre que provenía de la herida abierta que tenia la unicornio, sin duda alguna Dustfinger era alguien que no se limitaba cuando se trataba de hacer sufrir a otros.
Permaneció unos momentos mirando a la mujer de cabello blanco, aun dudando de lo que iba a hacer y con una expresión seria en su rostro, dio un suspiro y comenzó a caminar hacia la unicornio, sentía la mirada de la sirena encima suyo como si le estuviera clavando un puñal mas solo la ignoro como siempre lo hacia, se arrodillo al lado de Amalthea para dejar el morral en piso. Se disponía a sacar las vendas cuando sintió que algo sujetaba su pierna levemente, al voltear se encontró con la mirada amenazadora de la pelirosada, era gracioso, hasta hace tan solo unos segundos esta se hallaba en pánico y ahora encontraba las fuerzas para defender a la unicornio; el hombre solo la miro con indiferencia mientras se soltaba de su agarre y seguía con lo que planeaba hacer. Era difícil de creer pero el teniente estaba curando la herida de Amalthea, la limpio, le aplico un poco de medicina y finalmente la vendó haciendo que el sangrado cesara, todo el tiempo sin decir ni una sola palabra, sin pedir permiso de nadie, cuando termino se puso de pie recogió todo para luego salir de la celda no sin antes de desaparecer de la vista claramente confundida de las mujeres darse vuelta y hacer un gesto de que guardaran silencio.
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Amalthea
Los Grises
La musica apacigua a las almas en pena
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Post by Amalthea on Sept 30, 2017 21:19:34 GMT
Su cuerpo comenzo a sentirse demasiado adolorido, no podia moverse casi, creia que moriría debido a la debilidad, para apretarse la herida que sangraba, pue notablemente el fluido rojizo se estaba drenando atravez de sus dedos para vera la sirena con temor pero poco a poco comenzó a tornarse su visión verdaderamente borrosa, Amalthea comenzaba a perder fuerza en su cuerpo cuando comenzó a escuchar golpeteos, pasos…sonidos pesados cuando de pronto sintió como alguien se postraba frente a ella, ¿Quién era? Trataba de ver quien era aquella sombra balbuceando solamente. —¿t-tsuyume?...d-duele…a-agh…—
Dijo para sentir unas fuertes manos que la tomaron con delicadeza, para ser movida su suave mano y comenzada a tratar su herida, se quejaba un poco pero las manos del hombre eran suaves con su cuerpo, delicadas, para verlo como fuese posible, sin embargo solo se pudo memorizar sus ojos, sus hermosos ojos esmeralda, Amalthea no pudo mas, la debilidad la derroto, se había desmayado.
Pasaron los dias y la sirena habia tenido que enfrentar mas consecuencias de lo que era el terrible capitan
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Tsuyume
Los Grises
When I was down, when I was hurt You came to lift me up.
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Post by Tsuyume on Oct 3, 2017 21:12:43 GMT
Fue testigo de algo que hasta ese momento parecía imposible, que ese hombre con una mirada tan muerta y sádica como la de su capitán hubiera entrado a la celda solo para curar la herida de Amalthea, estaba confundida en extremo, no lograba encontrar una razón que explicara ese comportamiento de su parte. ¿Sería un engaño?...¿Estaba tratando de confundirlas?...¿De crear falsas esperanzas?... Sea lo que sea que estaba planeando ese sujeto la sirena no podía evitar desconfiar, no importaba si el había curado la herida de la peliblanca, ella no iba a bajar la guardia en frente de él en ningún momento y menos después de todo lo que había hecho, tanto él como su capitán se habían ganado su odio. Continuó en esa esquina de su celda aún con esa expresión de incredulidad mirando al teniente dejar la celda haciendo un gesto de que guardara silencio, en cuanto salió de su vista la pelirosada se arrastró hasta donde estaba Amalthea, quien estaba desmayada pero ya que el sangrado se había detenido estaba segura de que no habría de que preocuparse excepto... claro por que es lo que pasaría los próximos días con ellas.
El tiempo pasó y para mala suerte de ambas mujeres que aún seguían cautivas el capitán había seguido con sus torturas incluso a pesar de que había conseguido la información que tanto había estado buscando, a su parecer no habían sufrido lo suficiente. Incluso con todo el sufrimiento de cada día gracias a que ambas arcanas estaban juntas podían soportar muy bien los largos y dolorosos días que pasaban, algo que de verdad le molestaba al capitán del barco por lo que ordenó que las dejaran en celdas separadas pues quería romper lo que había quedado de su espíritu mientras habían estado animandose una a la otra. Y así fue como nuevamente la sirena se hallaba sola en esa celda oscura, húmeda y sucia, sin nadie con quien charlar... sin ninguna canción que le hiciera olvidar que el amanecer se acercaba sintiendo que el dolor y la desesperación se apoderarian de ella una vez más.
Las horas pasaron, aunque parecieron años por todo el sufrimiento por el que tuvo que pasar, cada segundo, cada minuto parecia no terminar más... como si es tiempo se hubiera detenido solo para prolongar mas ese suplicio. Sus fuerzas nuevamente la estaban abandonando, recordaba las palabras de Amalthea e intentaba pensar que no iba a morir en ese lugar pero le era muy difícil, nuevamente los pensamientos negativos estaban con ella sin poder deshacerse de ellos, quería ser fuerte, no quería quebrarse, pero en esa situación le era difícil tener un enfoque positivo; solo pensaba que no quería morir, que deseaba volver a ver a todos aquellos que le importaban, a quienes amaba de verdad y eran la única razón que impedían que hasta ese entonces se diera por vencida. Estaba perdida en la agonía de la espera hasta que escuchó voces en las lejanías, las voces de los marinos risueños hablando de como iban a disponer de los cadáveres de ambas mujeres las cuales pronto serían asesinadas, tenía muchas emociones en ese momento estaba tan enojada por no haber podido impedir que su vida terminara, tenía un resentimiento enorme hacia todos los tripulantes del barco y sin mencionar el miedo a la muerte que estaba presente para orillar a la mujer casi a locura.
Así terminaría su vida, como un triste cadáver en algún lugar de Mirovia donde no sería encontrada borrando todo rastro de su existencia, ya no quedaban esperanzas ni anhelos, ni siquiera una voz, solo la nada en ese cuerpo tan maltrecho y tan desgastado que ahora poseía. El momento había llegado sin avisar desde luego con la presencia del teniente en su celda, suponía que su deber era matarla y luego tirar su cadáver; la mirada cansada y casi muerta de la sirena se encontró con la de ese hombre quien tomó su cuerpo cargandolo como si ya estuviera muerto a pesar de que aunque era poco notable no lo estaba, eso se evidenció en cuanto la pelirosada dejó escapar un quejido de dolor casi inaudible, aunque claramente llegó hasta los oídos de ese hombre.
La voz del contrario se escuchó con la frase "suerte que los cadáveres no hablan", eso fue todo lo que dijo dejando a la sirena algo confusa pero suponía que se refería a que pronto moriría, ella cerró los ojos dispuesta a aceptar su destino deseando morir antes de que pudiera sentir mas dolor y lamentando todos los problemas que sus acciones iban a causar. No podía ver nada solo escuchar voces alejadas a su alrededor, que se reían o gritaban, voces con fragmentos de recuerdos, se dejó caer en la oscuridad esperando dejar de sentir pronto. Su cuerpo fue atado a un ancla con nudos tan fuertes como para dejar quemaduras y marcas y luego fue arrojada del barco en un lugar alejado de todo para que muriera allí, se suponía que su vida se terminaba en ese instante pero... ... ...
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