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Post by Melfaron Praoxhar on Sept 12, 2017 1:43:16 GMT
Tan temprano y ya había problemas en la taberna. Era como si el fin del Festival hubiera dejado a tantos arcanos con el corazón roto que no hallaban nada mejor que ahogarse en cerveza hasta que sus lágrimas tuvieran sabor a cebada, y, por si eso no fuera suficiente, también tenían la brillante idea de toquetear a su personal. No era la primera vez que pasaba, y normalmente no se hubiera molestado en hacer nada, pero Jeriko tenía su carácter cuando lo hacían enojar. "No aprenden nunca" se quejó en su mente mientras servía una botella de vino a un grupo de arcanos que pronto estarían bastante ebrios. Estaba costumbrado que su Doncella (Borracha) fuera problemática, pero esto ya era el colmo. Bueno, le había dicho a Jeriko que iba a mandar a alguien a hablar con el imbécil que andaba tocándolo, y esa había sido gran parte de la razón por la que se había levantado de la barra a atender personalmente una mesa. En el camino de vuelta, aprovechó de preguntarle a un cliente bastante grande si estaba bien, si necesitaba algo... también aprovechó de hacerle un par de comentarios respecto al acosador sentado cerca de la entrada. Pronto, los ojos del arcano se vieron nublados de rabia y se puso de pie de un golpe, lanzando lejos la jarra de cerveza que había ordenado hacia apenas quince minutos. Desde la comodidad de la barra, Melfaron observó cómo el arcano fornido iba y le daba un puñetazo en el rostro al acosador. - ¡¿TE CREES MUY CHISTOSO?! -Boom, otro golpe. Alguien iba a salir de allí con la nariz rota. Y ahí se fueron volando un par de dientes. Al menos ahora el otro cliente se había levantado de la mesa y devuelto el puñetazo. Lo que estaban sentados cerca se hicieron a un lado, dejándole espacio a los dos hombres para que pudieran agarrarse a trompazos en paz. Normalmente una buena pelea siempre animaba al baphomet, pero esta vez había algo diferente en el ambiente. "A este lugar de verdad le falta clase."
Quizás la próxima persona que entrase por la puerta fuera a detener la pelea y ordenar un poco el lugar. Quizás fuera a ver la pelea porque le gustaba el morbo. Quizás no entrase nadie y tuviera que conformarse con la misma basura de siempre. De una manera u otra, si la pelea no se detenía en un minuto iba a... oh. El hombre que había tocado a Jeriko ya había caído inconsciente. ¿Cuántas peleas más se darían esa noche en su taberna? ¿Qué tan caótico acabaría siendo todo? Había sido una pésima decisión poner un cartel de "Se busca personal" justo afuera del local esa jornada. Bueno, tampoco era como si hubiera podido adivinar que justo iba a tener que ver cómo arrastraban un cuerpo inconsciente a un rinconcito y lo dejaban allí tirado hasta que se despertara. Qué buen mal inicio de turno. Habilidades utilizadas:
Battle Seducer: Con sus palabras, estos seres pueden incitar el espíritu de violencia en sus compañeros.
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Post by Deleted on Sept 12, 2017 2:38:06 GMT
Contratada. Técnicamente había sido contratada hace unos días y apenas se dignaba en aparecerse por el mercado. Tonto Ber-Ber y tonta mamá no-muerta de Samson, ellos tenían la culpa. ¿A qué oso se le ocurre sacar a un niño a pasear en plena calle sin supervisión de un adulto? Por su culpa casi la linchan a piedras y palos por "irresponsable", menos mal el pequeño era noble y la había defendido. Menos mal gracias a ello Samson se había reencontrado con su verdadera madre. Uff... Había sido una semana loca. - Melfaron va a matarme... - Murmuraba la pobre y nerviosa ninfa, la cual iba casi corriendo por las calles sumamente arreglada con un bello vestido negro con toques morados, además de que llevaba con ella su típico morral colgado al hombro, en el cual traía chocolates en caso de necesitar algún tipo de soborno además de la explicación para que su amado no fuese a regañarla tan duro. - Eso me pasa por buena gente, ya no vuelvo a recoger nada ni a nadie de la calle. - Musitó mientras doblaba la esquina, llegando por fin a la taberna donde ahora trabajaría. Sí, definitivamente iba a ser un día cansado, pero emocionante. Podía sentirlo.
Esbozando una sonrisa positiva, Eira abrió la puerta y se adentró en aquella taberna con la mayor normalidad posible. - ¡Buenas noches!- Saludó a la gente que se encontraba en el interior, intentando dar una buena impresión... Justo cuando iban arrastrando a un arcano fuera de combate a una esquinita y un loco estaba parado a media taberna con el puño levantado. Oh... DEJA VÚ. ¿Por qué sus llegadas a "La Doncella Borracha" siempre tenían que ser tan incómodas? Ni hablar, ahora tenía que acostumbrarse a aquella violencia si en verdad iba a trabajar ahí... ¿O quizá no?
Sonriendo aún más debido a la incomodidad, la ninfa desvió la mirada en busca del tabernero, corriendo hacia él y abrazándolo al llegar cuando por fin le había encontrado. - ¡Ya estoy aquí! - Dijo mientras hundía la cabeza del baphomet en su pecho con la única intención de que no ver su mirada decepcionada debido a su pequeño retraso de... Varios días. - Te juro que no vuelvo a faltar, porfavor no me despidas porfi, porfi, porfi. Trabajaré gratis por una semana pero no me regañes, mira, te traje chocolate. - Se separó de él y sacó la barra de chocolate de su morralito, mostrándoselo y haciendo ojitos de perrito triste. - ¿Puedo seguir trabajando aquí? Anda... Dí que sí... ¿Sííí? -
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Post by Clover Hatmora on Sept 12, 2017 2:50:49 GMT
Decir que su día había sido productivo era una enorme mentira, justo de esas que amaba tejer en su mente y relatar en los oídos de los arcanos incautos que tenían el infortunio de escucharlo. El tiempo pasaba demasiado lento y más aún cuando se era nuevo en un lugar, no conocía absolutamente a nadie y mucho menos el lugar por el que transitaba con tanta naturalidad. Debía admitir que el ambiente, sobre todo a esas horas, era bastante tranquilo, cosa que no parecía gustarle del todo al joven arcano.
Su atención se vio captada por ruidos muy familiares a la distancia. Gritos, golpes y uno que otro insulto, cosas que él conocía muy bien. Se vio guiado por el sonido hasta llegar a lo que parecía ser la fachada de una taberna, una para nada ostentosa pero si muy ruidosa taberna. Se quedó de pie fuera del establecimiento por varios minutos pensando si debía entrar, no llevaba consigo absolutamente nada de dinero como para pagar una mísera bebida y dudaba mucho que esa fuera una noche de tragos gratis.
Después de musitar una risa decidió por fin entrar, si iba a recibir algún tipo de golpiza o el mismo la iba a propinar era mejor que el servicio y el producto de aquel lugar fuera bueno. Nada más pasar por el umbral de la puerta se encontró con lo que parecía un cadáver siendo arrastrado hasta una esquina, ante esto el arcano simplemente sonrió por debajo de su capucha y se acercó a paso lento hasta la barra
-Creo que acaban de matar a alguien por ahí- recargo parte de su espalda sobre la barra, hablándole directamente al tipo tras el mueble de madera.
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Post by Melfaron Praoxhar on Sept 13, 2017 4:11:39 GMT
Tanto amor de un solo golpe casi sofoca al tabernero. Hacía unos días había contratado a su novia, después de eso no habían tenido la oportunidad de volver a encontrarse ¿y ahora llegaba vestida de su color favorito y le ofrecía su comida favorita para compensarlo? Ay, Eira, tan tierna como siempre. Melfaron tomó la bolsa de dulces y besó la frente de su amada, aprovechando que seguía agachada. Se metió uno de los bombones a la boca y dejó que se derritiera bajo una de sus lenguas mientras que usaba la otra para seguir hablando, lo que provocó que saliera a relucir su acento alemán. - Debería despedirte por tratar de sobornarme, mon chéri. Tienes suerte de ser tan linda -dijo bromeando-. Feliz primera jornada -la saludó formalmente, tomando una de sus manos entre las suyas y besándola. Disimuladamente dejó caer un pequeño pedazo de espejo en la mano de Eira-. Ve a revisar si el arcano desmayado en la esquina sigue con vida, por favor.
Poco después de eso la puerta se abrió y entró un nuevo cliente que se veía de lo más interesante. Absolutamente nadie que entraba por la entrada vistiendo una capucha resultaba ser compañía aburrida, por lo que el baphomet sonrió, preguntándose por qué prefería el extraño andar oculto bajo una capa. Al tenerlo más de cerca, trató de ver mejor su rostro, pero no lo reconoció de ninguna parte. ¿Acaso estaría de paso por la Ciudadela? Bueno, como fuera, ya se había animado por completo. Chocolates y clientes nuevos eran una excelente combinación.
Al escuchar que el recién llegado le hablaba, se desvivió en sonrisas y fue a atenderlo - No te preocupes, aquí las muertes son tan raras como la nieve en el desierto, aunque las peleas son el espectáculo que alegra la noche -le dijo con voz melosa, agradable, ya libre de cualquier acento extranjero-. Bienvenido a la Doncella Borracha, querido. ¿Qué te sirvo? La cerveza está a cinco mirvos la jarra, dos por ocho mirvos, o puedes llevarte una gratis si me cuentas una historia que me sorprenda.
El baphomet se reservó un pensamiento para sí mismo: "¿O acaso solo vienes a causar problemas? Porque me encantaría ver eso."
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Post by Deleted on Sept 13, 2017 5:07:48 GMT
Al escuchar la posibilidad de despido, las orejitas de la ninfa bajaron y un leve puchero apareció en su rostro, pero al escuchar aquello sobre su belleza y el que le diera luz verde para entrar a trabajar de una vez por todas la hizo sonreír notablemente y juntar sus manos en agradecimiento. Sin embargo no todo era felicidad, pues además de haber sido despojada de todo el chocolate (que una parte era suya y se le olvidó separarla) ya la habían mandado a hacer el trabajo sucio. ¿Qué acaso no había un trabajo más decente para ser el primer día? Bien, se lo merecía por su retraso, pero... ¿Y si sí estaba muerto? Como fuera, no iba a decepcionar a Melfaron en su primer día, así que sólo cerró el puño para ocultar el espejito (que no sabía exactamente para qué se lo había dado), le dio un besito en la mejilla y se puso en camino al desmayado. - ¡Sí señor! -
Apenas iba saliendo de atrás de la barra cuando observó como un cliente se recargaba en dicho lugar, por lo cual levantó una de sus manos, hizo una reverencia y le sonrió antes de avanzar súper discreta y nada sospechosamente por enfrente de él para dirigirse hacia el bulto fuera de combate que yacía en el piso. Iba a agacharse y comprobar el pulso del sujeto en el suelo, pero algo le decía que debía ser cuidadosa y no alarmar a la gente en caso de verdadero asesinato, por lo que volteó hacia los lados y hacia atrás antes de hacer nada notando que todos estaban distraidos. Sin embargo, al voltear hacia atrás, notó nuevamente a aquel hombre de la barra, el cual si bien podría distraerse y todo, también podía voltear y descubrirla en cualquier momento. - ¡Melfy! - Gritó en un tono no-tan-fuerte para no llamar tanto la atención y volteó a ver al tabernero, sonriendo casi forzadamente. - ¿Por qué no le ofreces un trago gratis? Después de todo podría contarse como mi primer cliente. - Dijo amablemente mientras que doblaba un poco una de sus rodillas hacia atrás y daba unos leves y discretos golpesitos en el piso, justo frente al hombre fuera de combate, dándole a entender que aquello era por mera distracción. - Yo pagaré. -
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Post by Clover Hatmora on Sept 13, 2017 23:05:23 GMT
Sonrió abiertamente por debajo de su capucha al escuchar la declaración del tabernero, parecía que era su día de suerte o ya de plano había elegido muy bien aquella taberna. El primer cambio notorio fue su tono de piel, que poco a poco se fue pigmentando hasta conseguir aquel tono rojizo característico del hombre detrás de la barra. –¿Y que puedo conseguir con esto?- levanto su capucha lenta y tortuosamente, dejándole ver su propio rostro en el cuerpo de alguien más. Con una media sonrisa y la mirada fija espero paciente la reacción del hombre.
Aquella chica que había visto al llegar y hasta ahora había ignorado por completo supo captar su atención de manera eficaz con un simple comentario. Viéndose lo bastante afortunado como para esa noche poder beber por lo menos un simple tarro de cerveza, se sentía bastante dichoso y, para qué negarlo, algo feliz. –Ya lo dijo la damita- señaló con su pulgar a la mujer –Aunque más le vale no esperar algún tipo de propina por mi parte- tuviera o no el dinero, dárselo a una camarera por su linda cara no estaba dentro de la naturaleza del chico.
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Post by Melfaron Praoxhar on Sept 14, 2017 3:00:07 GMT
Melfaron esperaba que el hombre con capucha prefiriera comprar algo con dinero o que le contara una historia inventada, no que se quitara la capucha y se le presentara como un hermano gemelo perdido hace mucho tiempo. Por un segundo, los ojos del baphomet se abrieron, llenos de asombro, y su mandíbula se aflojó, dejándose llevar por la sorpresa, mas pronto recuperó el control sobre sí mismo y esbozó una sonrisa coqueta que acabó convertida en una carcajada - ¡No sabía que tenía el honor de hablar con la persona más guapa del mundo! Te ganaste una cerveza, querido. Ese truco no lo había visto.
Ya estaba sirviéndole la primera cerveza cuando Eira le invitó otra a su clon. Bueno, si ella insistía (y con eso terminaba de revisar al desmayado), Melfaron no podía hacer más que obedecer a su chéri. Al final le entregó dos jarras llenas de cerveza espumosa y helada a su nuevo cliente favorito (aunque no daba propinas) - Una por la casa y otra por tu encanto. Debe ser tu noche de suerte -Apoyó los codos sobre la madera y se quedo viendo... viéndose a sí mismo. El truquito había sido llamativo y hubo miradas curiosas de parte de algunos otros arcanos, pero, en definitiva, había conseguido cautivar la atención del tabernero, que lo observaba con ojos vivaces-. ¿Qué te trae a mi humilde taberna, querido? ¿Eres de por aquí o andas de viaje por Mirovia?
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Post by Deleted on Sept 18, 2017 3:06:55 GMT
Espera... ¿Había hecho la señal al verdadero Melfaron o al clon? Ay... De no ser porque sus ropas eran distintas seguramente ya se habría confundido, menos mal el forastero no tenía ni la mínima pinta de su amado (Al menos en cuanto a moda se trataba), ni tampoco su actitud, pues al parecer había resaltado ser un grosero malagradecido. [Si quisiera propina no te estaría invitando, idiota.] Pensó en su interior mientras miraba de manera fea y molesta al shapeshifter, cruzando sus brazos y dando leves golpesitos con sus dedos en su piel. - "Pues no esperes besos de mi parte, Melfy 2." - Le respondió en un tono bajo y sarcástico cuando por fin lo notó distraído, dándose así la vuelta y por fin poniéndose en cuclillas para revisar al desmayado.
- "Oh, pobresito... ¿Qué haz hecho para merecer que te traten tan mal?" - Le habló al hombre en un fingido tono maternal mientras sacaba un pañuelito de su bolsillo y le limpiaba delicadamente cualquier rastro de sangre que pudiera tener en el rostro. - "Mirate nadamas, ésto te va a doler mucho mañana." - Dijo cuando finalmente terminó de limpiarle, pasó a acariciarle el cabello, la cara y bajaba lentamente a su cuello como si estuviera en verdad hiciese eso con cariño, pero lo único que hacía era disimular que le estaba buscando el pulso. "Bum, bum". Sí, definitivamente seguía vivo. ¡Menos mal! Ya comenzaba a pensar que Melfaron la iba a enviar a enterrarlo clandestinamente a Reapergate.
Bien, primera tarea completa. ¿Y ahora qué?
- ¡MESERA! - Le gritó un hombre malhumorado mientras él y algunos otros en esa misma mesa agitaban sus jarras vacías. - ¡TRÁENOS OTRA RONDA! -
- ¡En seguida! - Contestó la ninfa, la cual a decir verdad se asustó cuando le gritaron, pero rápidamente retomó la compostura y fue casi corriendo a recoger las jarras, llevándoselas con ella hasta la barra, donde al llegar se dispuso a rellenarlas y bueno, también a devolver el espejo e informarle de la situación del saco de patatas, digo... Hombre... A su jefe. - Mel... - Susurró mientras que, aprovechando que estaba de espaldas al tabernero, le acarició la pantorrilla con ayuda de su pie para llamar su atención apropiadamente. - Sólo está "dormido", no hay nada de qué preocuparse. -
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Post by Clover Hatmora on Sept 26, 2017 2:02:23 GMT
Clover se encogió de hombros manteniendo una sonrisa de satisfacción en su rostro. Tomo la recompensa de su ingenio entre sus rojas manos, dándole pequeños golpecitos al recipiente por puro occio -Nunca falla- dijo refiriéndose a su habilidad de espejo, dándole un gran sorbo a su cerveza no sin antes levantarla ligeramente hacia el tabernero como si de un brindis se tratara.
Quizás era por que había pasado meses sin probar algo decente, casero y sin una gota de sangre entre los ingredientes principales, pero aquella cerveza tenía un sabor bastante bueno. Era agria si, pero muy refrescante y espumosa, lo cual solo hacia que el arcano en cuestion sé sintiera aún más orgulloso de haberla ganado.
Dejo el recipiente de nueva cuenta sobre la barra, miro a su alrededor con curiosidad antes de regresar su atención al hombre frente a el -Llegue hace un par de semanas- la fachada del lugar le parecía de lo más interesante, el aire que se respiraba era algo pesado pero extrañamente eso lo hacía sentirse como en casa, si es que en algún momento tuvo una. -No tenia idea de donde rayos estaba, es bueno saber el nombre del lugar- había escuchado rumores acerca de una tierra libre de humanos, donde bestias como el podían mostrarse como realmente eran, lástima que no el sabia lo era exactamente.
Aquella chica de melena verde volvió a hacer acto de precencia y esto no paso desapercibido por Clover, quien se limitó a beber de nueva cuenta su cerveza, dejando el recipiente que la contenía a la mitad y volviendo a cambiar de forma. Está vez imitando a la ninfa, con todo y su atuendo de esa noche. Quizás solo quería molestar, era tan común para el tomar la apariencia de las demás personas que no podía evitarlo completamente.
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Post by Melfaron Praoxhar on Sept 28, 2017 2:39:09 GMT
"Nunca falla". Melfaron hizo como que no escuchó la frase victoriosa de su cliente, pero no pudo evitar sonreír como un niño, cosa que no trató de disimular. ¿Para qué? Nunca antes había tenido la oportunidad de conocer a un shapeshifter, aquella raza milagrosa que cambiaba de apariencia a su antojo, así que sentía su curiosidad crecer más y más. - Siempre es un gusto ayudar a los recién llegados. El mundo es una mierda afuera de esta isla, después de todo, o al menos así era cuando llegué. Me llamo Melfaron, por cierto.
Quería saber el nombre del ganador de la cerveza gratis, pero hizo una pausa para poder ayudar a Eira a servir las cervezas. Era su primera noche y acababa de mandarla a revisar el cuerpo de un hombre que podía haber estado muerto, después de todo. Sintió un gran alivio al enterarse de que estaba vivo, aunque no se sorprendió por ello. Casi nadie moría de un simple puñetazo.
- Merci beaucoup, mon cher -susurró el baphomet a la ninfa luego de recibir el espejo y volver a guardarlo en los bolsillos de su chaqueta. Su cola se enroscó involuntariamente al tobillo de su novia, pero bastó con que Melfaron le diera un golpe con su bastón para que volviera a quedarse quieta, mas esos segundos de distracción fueron suficientes como para que, al volver a prestarle atención al joven que le había robado el rostro, casi se le cayera la cara de la impresión al encontrarse con su amada. Era ella, cada detalle era preciso. Desde lo más profundo de su corazón que agradeció que ninguna raza tuviera la habilidad de leer mentes, porque no pudo evitar imaginarse lo divertido que sería un trío con un shapeshifter. Volvió a sonreír. - Buen intento, pero las caras bonitas no se llevan ningún descuento, querid... querido. ¿Cómo te llamas, mon ami?
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