Raymond Clive
La Resistencia
"¿Qué? ¿No tienes nada importante que decir? Entonces no estorbes"
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Post by Raymond Clive on Sept 14, 2017 0:01:03 GMT
"Hiro", un nombre bastante simpático para un orgulloso rakshasa, al menos a su parecer. Raymond asintió despacio al escucharle hablar de Mirovia de ese modo; algo que tenía claro desde haría mucho era que uno de los objetivos de La Tormenta Aullante era el asegurar el bien de ese nuevo lugar de tranquilidad. Mantener a salvo esa tierra joven de cualquier peligro que pudiera estarle consumiendo desde dentro o amenazando desde fuera. Ellos eran los guardianes silenciosos de ese pequeño mundo. No necesitaba que fuera reconocido, no hacía falta que el resto lo supiera.
Él por lo menos, era medianamente feliz en su interior por saber que estaba defendiendo su hogar con todo cuanto podía. Estaba orgulloso de ello y era algo que demostraría a partir de defender a los suyos. No, no era el alfa ni por asomo, pero no le importaba cuan disfuncionales pudieran parecer entre sí en algunas ocasiones: La tormenta aullante era su familia.
—Raymond, así me llamo —también realizó una pequeña inclinación. Hiro no tenía todo su respeto, pero mejor actuar con cautela y no ser despectivo, su arrogancia selectiva lo descartaba a él como víctima. Luego llevó su vista a Wolfeimer, alzó una ceja ¿Un té? De ser otras las circunstancias, quizá iría a exigirlo sin remordimiento, pero no ahora. Llevaría poco de haber regresado de su "retiro espiritual" no se volvería a separar de la manada en... a saber ¿Una década más?— Paso del té, quizá en otra ocasión.
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wolfeimer
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Post by wolfeimer on Sept 14, 2017 1:01:33 GMT
El felino se había presentado como Gejshukuna Hiro,un apellido bastante extraño pero se sentía bien en presentarnos. Viendole, observaba que me mostraba sus afilosos colmillos para demostrarme algo de temor, pero no sentía ya no me preocupaba, ya había había visto otras cosas mas peores.
Ya era de saber su nombre, si no, le seguiría llamándole gatito, pero me parece que su nombre proviene de tierras Asiáticas no?
De manera extraña, el rubio también se había presentado como Raymond, algo raro para mi verlo expresarse así después lo sucedido, pero mi pequeño plan de deshasarme del felino no había resultado como lo tenia planeado, así que tocaba pensar en otra idea, mientras lo hacia trataba de distraer a Hiro con otra pregunta mientras me ponía en pie dejando mi bolso con el libro en el suelo juntandome con Raymond
Entonces Hiro, su armadura que tiene puesto, no le pesa teniéndolo puesto?
Mientras esperaba que el felino hablara, en voz baja comenze a hablar con Raymond sin apartar la vista de Hiro, pues como todo lobo, debe tener un buen oído.
El te era solo una distracción para el felino
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Post by Hiro Genshukuna on Sept 14, 2017 1:23:27 GMT
Se mantenía calmado, templado y sereno. Agradecía que el otro lobo se presentara. Los modales trascendían las tierras. "Vengo de las tierras de Baaharti". No estaba del todo seguro los nombres de todo el mundo, pero le parecía que Asia si era cercano a donde él provenía, pero decidió reservarse eso. Miró el pasto un instante y luego volvió a poner su mirada sobre los dos licántropos. "Es una carga que llevo encima hace casi dos siglos". Movía sus orejas ante los susurros de Wolfeimer. Ya se había dado cuenta él joven intentaba deshacerse de él, pero era extremadamente evidente y malo en ello. Sonrió. No buscaba incomodarlos, pero mostraría su temple. "¿Nacieron en Mirovia?" La respuesta de eso, le serviría para saber muchas cosas sobre ellos.
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Raymond Clive
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Post by Raymond Clive on Sept 14, 2017 2:14:39 GMT
Ese chico... Lo hubiera echo suspirar, pasarse las manos por el cabello y gruñir de no ser porque buscaba mantenerse calmado a como diera lugar. Era un lobo viejo, paciente, y si Fauce terminaba aceptando a Wolfeimer en la manada se aseguraría de enseñarle a cómo comunicarse sin palabras. Observó la forma en la que el muchacho se movía; mientras el Rakshasa no se acercara mucho más no habrían motivos de preocupación más allá de que supiera demasiado (cosa, que empezaba a preocuparlo en lo más profundo de su consciencia)
—No. No he nacido aquí —le contestó con serenidad; incluso se había acomodado en el tronco que le servía de asiento para poder encararlo. ¡Ojalá hubiera nacido en Mirovia! Se hubiera ahorrado tantísimo sufrimiento, se hubiera evitado todo el odio que su corazón albergaba— Pero me temo, me cuesta recordar exactamente de donde provengo.
Si, su memoria al respecto era bastante borrosa, y por más que a su gusto personal preferiría no hablar de algo así, él estaba consciente de que poner la atención en aquel tema sería mucho mejor que seguir indagando en asuntos de la manada. De todas todas: ya no había nada que pudiera hacer para remediar o ocultar las viejas cicatrices que al pasar de los años se negaban a desaparecer, a esfumarse totalmente. Raymond sostuvo su mirada directamente en los ojos del Rakshasa; entre los suyos probablemente pensarían que los estaba desafiando. En este caso: quería intentar si esa simple conversación tan salida de la nada en una tensión menguante podía ofrecerle respuestas a preguntas que él no sabía su subconsciente tenía.
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Post by wolfeimer on Sept 14, 2017 10:18:23 GMT
¿era mi imaginación o el tema que decidió establecer Hito con nosotros era para poner tension en el ambiente? Obviamente uno puede conocer la repuesta, pero notando que Raymond comentaba que le costaba recordar donde provenía, me hizo también recordar a Jundel, a el también se le abría olvidado su pasado, sus amigos, sus aventuras, todo... Y verlo luchando para recordarlo hacia que estremecía mi corazón.
Yo tampoco no soy de aquí
Comenze a hablar también, pero costaba seguir, no era el único que también sufría, lágrimas corrieron de mis ojos para luego caerse al verde pasto como el rocío de un amanecer.
Solo que...no recuerdo quien es mi padre... Desde mi nacimiento.. Hasta entonces había vivido en Venezuela con mi madre y mi abuela hasta cumplir los 25..
La luz de la luna ambientaba el lugar con la musica de los grillos y las luciérnagas brillando en los plantíos para darle una sensación de tranquilidad, las estrellas que iluminaban el cielo de la noche, era una sensación tan cálida pero a la vez algo triste.
Solo los únicos recuerdos que tengo de el, es este misterioso libro, y un medallón..... Raymond... Quería preguntarte si.... Si tu... Nahhh olvidalo, creo que mejor no te lopregunto
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Post by Hiro Genshukuna on Sept 14, 2017 15:18:43 GMT
Sin prisas, escuchó lo que ambos tenían que decir sobre su lugar natal. Se esperaba que Raymond no fuera nativo, pero le tomaba por sorpresa lo de Wolfeimer. No le sonaba de absolutamente nada "venezuela" además. ¿Estaría mintiendo? No importaba, ambos habían dado su respuesta y podía hacerse una mejor idea de un par de cosas. El león mantenía la calma en su mirada. Evidentemente había sido un tema sensible para Wolfeimer, y su reacción reforzaba la teoría de que era un niño. Por otro lado, Raymond se mantenía cuidadoso con lo que decía, no dejando ver sus verdaderas emociones. Tal vez mentía, tal vez no. No buscaba hacer enemigos de todas maneras, por lo que decidió no seguir con el tema. Los sonidos del silencio lo mantenían alerta, y el frío de la noche empezaba a acentuarse. Estaba habituado a pasar noches enteras, tanto con como sin su armadura en el fresco nocturno. Durante la guerra prender una fogata era revelar su ubicación y tuvo que aprender a harmonizar con el gélido y crudo azote del crepúsculo. Exhaló una vez y el vaho de su aliento evaporado fue llevado por el viento. "Las hojas más verdes son las primeras en quemarse por el frío. Deja que el cachorro vaya a compartir el calor de su manada." Dijo con serenidad. Sabía eso haría que Raymond sospechara de él, pero el frío crecía y el más joven había hecho un ademan de irse ya varias veces. "Incluso si tuviera la intención de hacerle daño a tu manada, soy un guerrero de honor, y no atacaría a una familia dormida". Sentenció. Le parecía curiosa la interacción que estaba teniendo con Raymond, pero se le veía incómodo debido a la imprudencia de Wolfeimer. Recordaba los tiempos de guerra, donde si mató cientos de soldados dormidos. Pero era otro tiempo, en otro lugar, con otros motivos. Se lo guardaría para si en este momento.
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Post by Raymond Clive on Sept 14, 2017 16:25:28 GMT
Raymond permaneció pensativo a lo que Wolfeimer le había dicho ¿Venezuela? No conocía de ese lugar, más aquello que había comentado sobre no conocer a su padre, de cierto modo le hizo recordar vagamente los tiempos de haría ya más de un siglo: cuando aún viajaba entre pueblos humanos de un lado a otro y ocasionalmente se revolcaba con alguna mujer en un desenfreno provocado por los olores que su olfato podía detectar en aquel entonces ¿Cuántos bastardos habrían surgido de esas uniones con único propósito de satisfacción carnal? ¿Cuántos seguirían vivos? No lo sabía, y estaba al tanto de que su ignorancia podría pasarle factura alguno de los días de su vida, pero hasta entonces mostraría su poco interés al respecto.
Y entonces sus cejas cayeron con peso sobre sus ojos ante las palabras de Hiro. ¿Podía confiar totalmente en él? Esperaba que así fuera. No iba a negar que el frío empezaba a calar hasta los huesos, él estaría a punto de entrar en fated o incluso en lupus para que el pelaje lo mantuviera caliente. Suspirando hondamente, volvió su vista al cachorro por algunos instantes. No parecía mostrar señales de tener frío, no al menos a su vista.
—Que haga lo que plazca
"Que se quede quieto y aprenda" hubiera querido decir. Pero no le iba a quitar la razón al guerrero de armadura frente a él; no estaba loco como para querer cometer suicidio.
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Post by wolfeimer on Sept 14, 2017 16:58:57 GMT
Un fuerte viento acaba de pasar sobre nosotros, un aire nocturno que si no fuera por mi ropa, estaría Muriéndome de frío, las palabras del felino señalaba que era que sentía de verdad mi pequeña condición aun que Raymond no lo notaba
No se preocupe Señor Hiro... Estaré bien... Si estuve solo dos semanas en el bosque de los susurros, un pequeño frio no me dará daño una noche...
Desearía que mis palabras tuvieran razon, pero ya me empezaba el efecto de quedarme dormido,y simuladamente me trataba de despertarme, dándome unos fuertes peñiscos en mi brazo para mantenerme alerta... Por mas que lo intentaba no podía, a cada momento me tapaba con mi mano para dar un bostezo que pareciera que fuera largo.
Observa en Raymond que también sentía algo de frío, pero no de sueño ni cansancio, no lograba detectarlo en el, y quizás por tener mas años que yo, no tenia conocimiento alguno sobre su calculo de edad. Me tocaba hacer un pequeño msacrificio.
Toma Raymond, mi camisa manga larga te dará algo de calor en tu cuerpo, pero no lo suficiente para la manos a no ser que tengas guantes... No te preocupes por mi... Solo se que tu tienes mas edad que yo
Quitándome mi camisa de doble color rojo y negro se la acomode a Raymond... La verdad le quedaba bien, con eso puede aguantar el frío hasta la salida del alba, Volviéndome a sentarme en el piso acomode mi bolso junto a mi sacando el libro, planeaba usarlo como almohada.
Siento tener que despedirme en esta forma, pero... Estoy cansado... Espero algún día volverlo a ver señor Hiro... Raymond... Si necesitas algo como un té, te la puedo traer yo o de alguna emergencia que suceda.
Apoyando mi cabeza sobre el polvo, el frío del lugar me ivandia sobre mi, sujetando el libro con mis manos, deseando que existiera algún hechizo para mantenerme calientico.
Hasta mañana... Hermano
Es lo ultimo que le pude decir a Raymond antes que los párpados de mis ojos cerraran hasta la salida del calor del sol... Espero que los Dioses puedan ayudar a Ray...
Occ:wolfeimer sale del thread
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Post by Hiro Genshukuna on Sept 14, 2017 17:13:05 GMT
Las acciones de Wolfeimer fueron cuanto menos, desconcertantes. El cuerpo dormido es mucho peor aguantando el frío, y en un acto noble, pero estúpido, decidió darle parte de sus ropajes al viejo. El león miraba perplejo la escena, perdiendo un poco su semblante serena y adoptando una expresión de sorpresa, alzando los párpados y ladeando la cabeza y su melena. No se movió de su lugar, ni tampoco dijo nada. No verbalmente al menos, ya que su expresivo rostro denotaba lo que pensaba: "Muy buenas intenciones, pésimo juicio. Tal vez espera que Raymond lo caliente con su cuerpo, por ser manada. Pero dudo que pase". Miró al lobo más viejo, esperando su reacción y palabras. Era una situación de lo más anormal, algo que el gran león no hubiese imaginado tampoco, ni hacer, ni que hicieran con él. Pensaba si debía marcharse, para que pudieran llevar, o probablemente arrastrar, al cachorro con su manada. Pero ya estaba cómodo, Raymond era una compañía interesante, y no era su responsabilidad velar por el muchacho. Sus pupilos jamás habrían hecho algo así.
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Raymond Clive
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Post by Raymond Clive on Sept 14, 2017 23:24:50 GMT
Él no se iba a quejar.
Wolfeimer, cuanto menos, tenía buen corazón. Un corazón muy joven y poco maltratado a su parecer, algo capaz de seguir dando cariño. Tan contrario al que tenía: duro y reseco, con un único propósito de mantener a los suyos a salvo, y si el cachorro era capaz de ganarse a Fauce, posiblemente lo agregaría a su lista de preocupaciones. De observar cada uno de los movimientos del muchacho, Raymond posó los ojos de nuevo sobre Hiro. Claro que denotaba una sorpresa tremenda, hasta su pútrido y humillante sentido del olfato hubiera podido ser cosquilleado por tal estado. No rompió su temple en ningún momento, pero sin embargo, si habló con certeza sobre su opinión al respecto:
—se le llama caridad —le dijo— una ofensa para muchos, un alivio para otros...
Y suspirando volvió a mirar al muchacho, el pobre ya estaba profundamente dormido al parecer. El viejo licántropo no permitiría que pasara así el resto de la noche, un rato de calor, solo un poco no vendría mal en sus huesos. No era nada comparable con el frío que había sentido en la isla gélida del norte. Había corrido suerte de ser auxiliado, y en ese pequeño evento había aprendido un par de cosas que de cierto modo, aún no quería aceptar. Raymond, por su parte simplemente se contentaría con seguir con su carácter: impermeable a tanto estímulo emocional tanto como le fuera posible
—Entonces... ¿De dónde dijo que provenía? —Preguntó. Ahora quería desviar la atención a cualquier otro asunto.
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Post by Hiro Genshukuna on Sept 15, 2017 0:00:14 GMT
El viento seguía soplando, acariciando gentilmente los cultivos aledaños, pero enfriando rápidamente el ambiente. El león miró a Raymond con tranquilidad y asintió brevemente. "En su corazón laten los deseos de ayudar. Es un gesto amable el que hizo" Pasó una de sus patas por su melena, ordenando algunas hebras que se habían enredado, y miró al joven lobo dormido. "Me da la impresión de que son lobos, ¿No? Podría haber entrado en su forma real antes de dormirse, y que su pelaje lo calentara". Sonaba algo preocupado. De su estado de sorpresa pasó a un rostro compasivo. No todos eran igual de fuertes, y la caridad no era una debilidad, sino una fortaleza. "Como dije, vengo de las tierras de Baaharti, al sur de Cheen, o Zhongguo, dependiendo como lo conozca". Se había relajado un poco, su estado de alerta estaba más atento a los alrededores que a los hombres delante de él. Su mirada serena parecía penetrar más allá del lugar donde se encontraba Raymond, más no en un lugar en particular. Le preocupaba un poco que el cachorro se enfriase demasiado. No tenía nada que ver con él, pero habiendo vivido tanto más que él, tantas cosas más que él, sentía compasión por el inexperto cachorro. Volvió a posar sus patas sobre sus piernas, mientras miraba el horizonte tras el viejo.
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Raymond Clive
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Post by Raymond Clive on Sept 15, 2017 1:04:24 GMT
—Si, eso somos —contestó— Pero controlar nuestros cambios es complicado, a algunos nos lleva varios años para poder controlarlos adecuadamente; muchos solo cambian en situaciones desesperadas y luego no recuerdan que hicieron.
Había explicado el asunto tan sencillo como podía. Un licántropo tenía muchos problemas en lo que a su forma se refería, cuando la sellada era sumamente común. Claro: habían casos que siendo meras excepciones sufrían cambios espontáneos sin darse cuenta hasta la edad en la que lo controlaran; a estos les tenía cierta lástima, un cambio de forma era sumamente doloroso y consumía demasiada energía como para que se efectuara así como así sin ningún control.
—Creo que pasé por Cheen en algún viaje... el lenguaje me provocó varios problemas de comunicación; nunca aprendí a hablarlo bien. No lo sé, creo que creyendo decir algo ofendí a unos granjeros... —y su rostro cambió algún tipo de mueca extraña entre el pensamiento y la impresión de que había visto lo más raro de su vida, más su tono de vos permanecía firme y serio— o algo así... me persiguieron con un rastrillo por dos días y su hija se ponía roja cada que me veía ¿Qué habré dicho?
Así era la mayoría de sus anécdotas: algo un tanto extraño viniendo de alguien como él, tan serio y con algo relativamente chistoso de contar.
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Post by Hiro Genshukuna on Sept 15, 2017 3:14:42 GMT
Sonrió levemente ante la anécdota del lobo. Él no tenía muchas que incluyeran humanos, solo los de su pueblo, y luego los que murieron en sus garras. "Mirovia es muy especial en ese sentido. Todos venimos de distintos lugares, y aquí estamos". Paseaba su mirada entre ambos lobos. El pequeño se veía tan indefenso así dormido, que era hasta sorprendente siguiera vivo sino había nacido en Mirovia. El león miró sus enormes patas, y las empuñó. Mantuvo la mirada abajo mientras murmuraba. "No pude viajar mucho en mi juventud. Pasé cerca de cien años entrenando, y luego vino la guerra". Había ablandado su forma tan metafórica de hablar, estaba en cierta confianza, poca, probablemente, pero lo suficiente para poder mantener una conversación. Sus orejas se movían con hasta el más pequeño ruido. "De cierta forma, me alegra ver familias o manadas aquí en Mirovia. Antes de zarpar por última vez, ese concepto ya había desaparecido de mi memoria". Miró nuevamente a Raymond. Sus ojos felinos brillaban reflejando la luna, y su orgulloso rostro parecía emanar luz.
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Post by Raymond Clive on Sept 16, 2017 1:51:32 GMT
—Cada uno libra sus propias guerras —le siguió Raymond—. Muchos aquí, aún las sostienen contra sus demonios internos; sus miedos más profundos.
Él lo sabía. Luego de llevar tantos años en un conflicto contra sí mismo, sabía que las guerras en el mundo físico por más destructivas que fueran, podrían simplemente convertirse en juegos de niños. Luego, le escuchó hablar sobre la familia; algo cuanto menos curioso, pues había estado en una situación familiar. Suspiró y masaje sus sienes, casi a un modo comprensivo, pero algo que la manada le había enseñado era que una familia no tenía porqué tener vínculos de sangre (de hecho ninguno de ellos tenía relación sanguínea hasta donde podía recordar) era más bien el sentimiento de contar los unos con los otros incondicionalmente por más que no terminaran de llevarse bien; la unión de todos por el bien de todos.
—Suele pasar... —concordó— el mundo es un lugar muy grande y varias veces hostil, muy pocos se dan a la tarea de recordar lo más esencial como lo es el calor de una familia.
Él ya casi había dado por enterrado la sensación de traición cuando fue exiliado; se había engañado: ahí seguía ese terrible recuerdo. De todos los que había perdido ¿no pudo ser ese uno de ellos?
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Post by Hiro Genshukuna on Sept 16, 2017 3:46:43 GMT
El león asintió con la cabeza en silencio. Para él familia eran sus compañeros en el templo, y hoy en día sus pupilos. Rara vez había pensado en el concepto más tradicional de familia, más las palabras de Raymond eran ciertas. La noche avanzaba acompañada del viento esporádico que soplaba. El gran león seguía mirando el horizonte, y pensando miles de cosas. Raymond se le parecía en varios aspectos, y ambos entendían la importancia del silencio al hablar. Tal vez les acomodaba más, incluso.
Se oían ruidos silvestres alrededor, la transición entre lo nocturno y lo madrugador, y el león se mantenía arrodillado, tan solo observando. Mantuvo su expresión serena y calmada, deleitándose con la compañía que el lobo ofrecía.
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