Wait For it (Conner x Wolfeimer) (+18)

Pasó poco antes de que Wolfeimer se sentase para acompañarlo. Alumbrados por la confortable luz de la luna previa al alba, se pusieron a beber lo que quedaba de licor.

-Esa dama gorda era yo -Confesó riéndose de lado y apretando la copa por la risa incontenible- A poco no me miraba sexy? -Inquirió volviendo a asumir esa forma por un segundo y apretándose las mejillas con los indices para luego volver a su forma original.

El esfuerzo de haber cambiado de forma tantas veces durante la fiesta y el desgaste físico por bailar toda la noche estaban cobrando factura sobre si cuerpo, se sentía débil y apenas podía mantenerse despierto, así que no sintió cuando Wolfeimer tomó su mano para beber de su copa, pero de algún modo lograba escuchar todo lo que decía con la misma claridad de siempre y mantenía la suficiente plenitud como para responderle.

-Conozco a la pelirroja -Le dijo llevando su copa despacio hasta sus labios y bebiendo- Todos en la ciudadela han visto su cartel de recompensa, pero es más una leyenda, nadie se la toma enserio como amenaza -Comentó recostandose contra el marco de madera de la ventana. Era amplio, lo suficiente para que se sentasen dos personas en él, y eso era lo que ambos hacían, pasar el rato entre charla y charla hasta que se quedasen dormidos, o no...

-Pues decirme lo que quieras, somos amigos -Dijo a punto de bostezar profundamente. Cabía destacar que estaba algo ebrio por tanta bebida, pero seguía en alto y acariciando los cabellos del licantropo que lo había tomado como almohada. Seguramente Conner hubiera agregado una indirecta a lo que dijo, pero a esas alturas apenas podía pensar bien, y en la mañana no recordaría lo que pasó, despertando en algún lugar erróneo o por motivos del azar.

¿Había alguna señal del destino que nos dijera como dormir? las fiestas siempre lo ponían de buen humor, al igual que muchas cosas. Era raro ver a Conner de mal humor, solo sucedía en raras ocasiones.

-No hay problema -Le dijo un tanto alegre por la inclusión de su amigo en la manada- Nos veremos siempre que quieras tomar una buena copa, además eres bienvenido siempre en cualquiera de mis bases.

Las manos de Wolfeimer trazaron su ruta por el interior de la sudadera de Conner hasta quitarsela, apretandole los trapecios en un suave masaje. El rubio soltó un gemido de confort hasta que sintió las lagrimas del licantropo caer sobre su piel.

Lloraba por la partida que pronto tendría. Pero Conner no sabía el motivo, solo lo intuyó a lo desconocido y quizás a una felicidad interna de finalmente ser parte de una manada. Y aceptando esos sentimientos, le ayudó a sumergirse en el confort de un suave beso de sus labios.

-Estaba esperando el momento adecuado -Le confesó cerrando sus labios contra los del licantropo, metiendo sus manos dentro de su camisa blanca y buscando su cinturón para removerlo y liberar la tensión retenida en esos pantalones apretados.

-Y sobre tus poderes... -Agregó mientras sus dedos se deslizaban dentro de los boxers- ¿En verdad crees que podrías lastimarme? -Sonreía con dulzura a ojos cerrados, sin creer en lo dicho por Wolfeimer qu ea ojos de Conner era demasiado lindo para dar miedo o lastimar a una mosca. Pero el rubio solo conocía una de las caras del lobo, así como el lobo solo conocía una de las cientos que tenía Conner.

En respuesta al apodo declarado por Wolfeimer, Conner transformó toda su cabeza en la de un lobo rubio, así como su cuerpo que fue adoptando características lupinas hasta transformarse de lleno en un werewolf maduro y de grandes proporciones, así como una simpatica sonrisa que reflejaba todas las travesuras que deseaba cometer sobre la carne de Wolfeimer.

-¿Ahora si soy un cachorro lindo? -Inquirió antes de empezar a dar unos buenos lametazos en el rostro del ajeno- Bueno, no me dejes solo en esto, tu también debes ponerte cachondo -Le dijo sujetando firmemente el miembro ya erecto de Wolfeimer que escurrió el presemen hasta mojarle el pelo de la mano.

Pero aunque la pasión pudo extinguirse en el momento en equ eWolfeimer declaró el haber asesinado a su primer amor, Conner no hizo más que empezar a masturbarlo despacio y suavemente con sus garras, mordiéndole las orejas con sus fauces de lobo.

-Yo soy incluso más peligroso que tu, puedo convertirme en un dragón de piel tan dura como las piedras, ser tan ligero y denso como la espuma y tan resbaloso que tus garras no podrían ni tocarme -Aseguró pasando su mano libre por el macizo pectoral de su amante, que resaltaba aquella proporción magnifica que solo un licantropo bien entrenado tenía.

Los gruñidos de Wolfeimer iniciaron el fuego que emergió desde su vientre y endureció su miembro. Lo formó grande, tan grande como le gustaba al licantropo de cabellos oscuros y hermosos ojos violaceos. Su mirada le provocaba apetito por poseerlo una vez más, y en un despliegue de fuerza, Conner le arrancó de golpe toda la ropa.

-Creo que tendrás que comprar ropa nueva -Dijo casi disculpándose por la reacción que tuvo su cuerpo, casi como un espasmo involuntario por verlo desvestido.

Desprovistos del obstáculo de la ropa, sus hocicos se encontraron en la danza de sus lenguas desde el interior cálido de sus bocas. Pero el apasionado beso duró tanto como un parpadeo, pues Wolfeimer bajó hasta los boxers de Conner, ya empapados por los fluidos de su miembro que apenas cabía en la flexible tela, y una vez que Wolfeimer tocó el boxer, este estalló en pedazos liberando la enorme verga del rubio, comenzando con besos en la punta que su boca concluyó en un desenfrenado sexo oral.

El frenesí de succión de su boca no se detuvo un solo momento, sino que continuó su marcha hasta que Conner quedó boca arriba en el suelo, con Wolfeimer encima en un comodo 69 donde tanto las manos de Conner como su lengua tenían acceso a casi todos los puntos sensibles de Wolfeimer.

-Hora de que esa boquita tuya haga algo de ruido -Dijo segundos antes de darle una buena mordida a ese firme trasero canino, dejando la marca de sus colmillos sobre la tersa piel lupina. Sin ser suficiente, abrió el hocico para que salieran de ahí tres lenguas largas de las cuales dos se enrollaron en el miembro expuesto de Wolfeimer mientras que la otra se abrió paso a través de la entrada del licantropo. Las manos del rubio sujetaban fuertemente sus muslos, mientras su musculosa verga se tensaba cada vez que su amante lo bombeaba a succión.