Post by Omega Arxom on Sept 27, 2017 4:26:08 GMT
Bitácora del cazador de recompensas día 1:
Después de el reconocimiento de los culpables de la tragedia que sucedió en pueblo de paso me he marchado de la hermandad puño de luna.
Sentimientos encontrados han surgido a base de esa experiencia. Saber que las personas en las que confié por una buena parte de mi vida, fueron los culpables de lo peor que pudo haberme sucedido. No sé si siento odio o agradecimiento por ellos, pues una parte de mí quiere regresar al campamento y destrozarles la vida así como acabaron con la de mis seres queridos, pero otra parte está completamente agradecido, pues de no ser por ellos habría muerto en el bosque cercano al pueblo, además de que me enseñaron todo lo que sé, y gracias a ellos, tengo un mejor control sobre mis transformaciones. Quizá el tiempo decidirá que debo hacer al respecto.
Además me siento sucio, ser parte de lo que destruyó mi vida, un asqueroso licántropo. Pero de no ser por esta maldición no podría llevar a cabo todo lo que he hecho en mi carrera de caza recompenzas. Dependo mucho ahora de la parte de mí que hace detestarme, pero, a final de cuentas, ¿Qué soy? estoy maldito como hombre lobo, sin embargo, mi mente y conciencia siguen siendo humanas, no me guío por mi instinto salvaje como los otros licántropos pero a final de cuentas soy uno. No sé si quiero regresar a ser un humano común como antes, una parte de mí desea volver al yo de hace unos años, sin embargo, regresando, renunciaría a muchas cosas que he ganado por esta maldición.
Parece que fui bendito con una maldición.
Durante el lapso de odio y sentimientos encontrados al marcharme de la hermandad estuve vagando por un tiempo, solo alimentándome de cosas que atrapaba y bebiendo el agua que recolectaba de algunos manantiales o compraba en ciudadelas por las que pasaba, sin embargo, un día, durante mi travesía para encontrarme a mí mismo, en un bosque escuché una voz que me pedía la siguiece. Era una voz bastante curiosa, tenía un tono muy dulce y bastante agudo. Me decía seguirla a un lugar en el cual podría aceptarme a mí y lo que pasó en mi pueblo.
Decidí seguirla, a final de cuentas solo me encontraba vagando sin rumbo, sin un objetivo en mente.
La voz me guió por el bosque hasta un enorme agujero en el piso, me dijo que diera un vistazo dentro del agujero para que alcanzara a ver un mundo donde mis penas serían borradas.
Hice lo que me pidió, me postré sobre mis manos y rodillas para ver dentro del agujero, pero lo único que veía era una completa oscuridad con solo un pequeño brillo distante. Este brillo me sorprendió y tratando de acercarme para lograr ver mejor hacia adentro un pedazo de tierra donde recargaba mi mano se desmoronó lo cual me hizo caer en el hoyo.
Después de eso solo recuerdo despertar y ver unas pequeñas criaturas dialogando... eran... ¡Hadas!... nunca en mi vida había visto una.
En pueblo de paso se solían contar historias de hadas bondadosas que vivían en un bosque, sin embargo nadie había visto nunca una.
Al recobrar la conciencia recuerdo que una de las hadas me preguntó "¿Estás bien? llevas cerca de 3 horas dormido, roncas como todo un cerbero" ¿Dormido? ¿Me había quedado dormido? ¿Pero cómo? y más importante, caí en un hoyo, ¿Cómo es que terminé en un bosque totalmente distinto al que me encontraba?... sin darle tanta importancia a estas preguntas, observé a las hadas. Una era rosa, tenía la apariencia de una niña, recuerdo que mostraba una enorme curiosidad y tenía una gran sonrisa; por otro lado, la otra era azul, parecía un niño asustado, podía notar como mi precencia le causaba pendiente ya que cuando me volteaba a ver y le regresaba la mirada, esta miraba a otro lado rápida y temorosamente.
La pequeña hada rosa empezó a entablar una conversación conmingo. Me dijo que se notaba que yo no era de este lugar, me sorprendió bastante pues no comprendía ni comprendo completamente a que se refiere. Me dijo que nos encontrábamos en el bosque de las hadas, ¿Bosque de las hadas? Quizá llegué de alguna mágica manera al lugar de las historias que contaban en mi pueblo.
Me preguntó que qué hacía por estos lugares a lo que le respondí simplemente que estába buscándome a mí mismo. La pequeña hada rosa me seguía cuestionando y comentando cosas mientras parecía que la azul le pedía irse lo más pronto posible. Pero hubo algo que llamó mi atención.
Al comentarle que planeaba irme de ese lugar, me dijo que no me fuera, que se notaba que no había malicia en mi corazón y que por mi atuendo y por como me veía, se notaba que era un luchador y que habían estado presentando problemas ella y la otra hada. Me dijeron que había una criatura, un goblin bastante problemático que se la pasaba molestándolos robándoles sus pertenencias en todo momento que se lo topaban.
Normalmente no suelo preocuparme por los problemas de los demás pero por alguna razón quise ayudarles, igual, no tenía otra cosa que hacer. Les dije que les ayudaría, que yo vería que ese goblin dejara de molestarlos; Les pedí me llevaran con él para platicar con él.
Ellas me llevaron al lugar donde se supone vivía el goblin. Era una casita sucia, llena de bolsas y sacos por lo que se podía ver por la ventana, al igual que se notaba que no había nadie.
Pensé regresar después de un rato, pues quizá estaba molestando a otras personas y regresaría después, pero, cuando menos lo esperé, mis reflejos notaron que algo se aproximaba a gran velocidad. Era una daga.
Con velocidad logré esquivarla, y me di cuenta de que quisá no tendría que regresar después.
Se aproximaron otras dos dagas, de las cuales, logré atrapar una y con ella desviar la otra, así mismo en un rápido movimiento de giro, lansé la daga al lugar del que provenía. Solo se escuchó un grito bastante alto y un golpe muy fuerte. Era el goblin, al cuál le clavé la daga en una rodilla.
Al irme acercando a él, el goblin con un tono bastante cobarde imploraba piedad, que le perdonara la vida. Yo no tenía ningún plan de matarlo, pero tomé ventaja de la situación. Le dije, que si volvía a molestar a las hadas o a otro ser de este bosque no tendría piedad la siguiente vez. El goblin con lágrimas en los ojos prometió no volver a causar fechorías, y según él, como muestra de su agradecimiento por salvarle la vida, le regresó sus cosas a las hadas y me dio un saco pequeño vacío. Al final de cuentas no esperaba nada a cambio, sin embargo lo recibí pues ahí podría almacenar algunas cosas para mis viajes y recorridos.
Las hadas me agradecieron y la hada azul, con un tono de arrepentimiento me dijo "Eres increíble, disculpa por desconfiar de ti. Se nota que eres un gran cazador por como lanzaste la navaja. Deberías unirte a la corte del otoño, ellos podrían enseñarte muchas cosas"
Al final tomé su palabra y fui a ver que era esto de la corte del otoño, viajé por unos días hasta llegar al templo del otoño. Me recibió bastante alegre un hombre, el cual se hizo llamar Ariel Ysk, me dijo que si quería unirme solo tendría que hacer una pócima que llevara los ingrendientes:
Trébol de 4 hojas.
Corteza de árbol.
Un champiñón Rojo y uno Gris.
Y además una pata de conejo.
Logré conseguir todo bastante rápido pues a pesar de que mi sentido del olfato no está tan desarrollado como el de otros licántropos, fue de bastante utilidad. además de que la pata de conejo fue fácil de conseguir puesto que he cazado millones de ellos para comer por algunos años.
Al llevar la poción al sóberano me aceptó y pidió me cuidara pues de ahora en adelante formaría parte de ellos.
Fueron unos días bastante interesantes. Estar tan ocupado me retenía de pensar en mi profunda tristeza por los recuerdos de lo que pasó en mi pueblo. De cierta forma, me siento agusto aquí, de hecho, estoy pensando en construirme una choza en el bósque, me los ruidos de ese bosque y la calidad de las criaturas de ahí me relaja bastante y me ayuda a conciliar el sueño...
Después de el reconocimiento de los culpables de la tragedia que sucedió en pueblo de paso me he marchado de la hermandad puño de luna.
Sentimientos encontrados han surgido a base de esa experiencia. Saber que las personas en las que confié por una buena parte de mi vida, fueron los culpables de lo peor que pudo haberme sucedido. No sé si siento odio o agradecimiento por ellos, pues una parte de mí quiere regresar al campamento y destrozarles la vida así como acabaron con la de mis seres queridos, pero otra parte está completamente agradecido, pues de no ser por ellos habría muerto en el bosque cercano al pueblo, además de que me enseñaron todo lo que sé, y gracias a ellos, tengo un mejor control sobre mis transformaciones. Quizá el tiempo decidirá que debo hacer al respecto.
Además me siento sucio, ser parte de lo que destruyó mi vida, un asqueroso licántropo. Pero de no ser por esta maldición no podría llevar a cabo todo lo que he hecho en mi carrera de caza recompenzas. Dependo mucho ahora de la parte de mí que hace detestarme, pero, a final de cuentas, ¿Qué soy? estoy maldito como hombre lobo, sin embargo, mi mente y conciencia siguen siendo humanas, no me guío por mi instinto salvaje como los otros licántropos pero a final de cuentas soy uno. No sé si quiero regresar a ser un humano común como antes, una parte de mí desea volver al yo de hace unos años, sin embargo, regresando, renunciaría a muchas cosas que he ganado por esta maldición.
Parece que fui bendito con una maldición.
Durante el lapso de odio y sentimientos encontrados al marcharme de la hermandad estuve vagando por un tiempo, solo alimentándome de cosas que atrapaba y bebiendo el agua que recolectaba de algunos manantiales o compraba en ciudadelas por las que pasaba, sin embargo, un día, durante mi travesía para encontrarme a mí mismo, en un bosque escuché una voz que me pedía la siguiece. Era una voz bastante curiosa, tenía un tono muy dulce y bastante agudo. Me decía seguirla a un lugar en el cual podría aceptarme a mí y lo que pasó en mi pueblo.
Decidí seguirla, a final de cuentas solo me encontraba vagando sin rumbo, sin un objetivo en mente.
La voz me guió por el bosque hasta un enorme agujero en el piso, me dijo que diera un vistazo dentro del agujero para que alcanzara a ver un mundo donde mis penas serían borradas.
Hice lo que me pidió, me postré sobre mis manos y rodillas para ver dentro del agujero, pero lo único que veía era una completa oscuridad con solo un pequeño brillo distante. Este brillo me sorprendió y tratando de acercarme para lograr ver mejor hacia adentro un pedazo de tierra donde recargaba mi mano se desmoronó lo cual me hizo caer en el hoyo.
Después de eso solo recuerdo despertar y ver unas pequeñas criaturas dialogando... eran... ¡Hadas!... nunca en mi vida había visto una.
En pueblo de paso se solían contar historias de hadas bondadosas que vivían en un bosque, sin embargo nadie había visto nunca una.
Al recobrar la conciencia recuerdo que una de las hadas me preguntó "¿Estás bien? llevas cerca de 3 horas dormido, roncas como todo un cerbero" ¿Dormido? ¿Me había quedado dormido? ¿Pero cómo? y más importante, caí en un hoyo, ¿Cómo es que terminé en un bosque totalmente distinto al que me encontraba?... sin darle tanta importancia a estas preguntas, observé a las hadas. Una era rosa, tenía la apariencia de una niña, recuerdo que mostraba una enorme curiosidad y tenía una gran sonrisa; por otro lado, la otra era azul, parecía un niño asustado, podía notar como mi precencia le causaba pendiente ya que cuando me volteaba a ver y le regresaba la mirada, esta miraba a otro lado rápida y temorosamente.
La pequeña hada rosa empezó a entablar una conversación conmingo. Me dijo que se notaba que yo no era de este lugar, me sorprendió bastante pues no comprendía ni comprendo completamente a que se refiere. Me dijo que nos encontrábamos en el bosque de las hadas, ¿Bosque de las hadas? Quizá llegué de alguna mágica manera al lugar de las historias que contaban en mi pueblo.
Me preguntó que qué hacía por estos lugares a lo que le respondí simplemente que estába buscándome a mí mismo. La pequeña hada rosa me seguía cuestionando y comentando cosas mientras parecía que la azul le pedía irse lo más pronto posible. Pero hubo algo que llamó mi atención.
Al comentarle que planeaba irme de ese lugar, me dijo que no me fuera, que se notaba que no había malicia en mi corazón y que por mi atuendo y por como me veía, se notaba que era un luchador y que habían estado presentando problemas ella y la otra hada. Me dijeron que había una criatura, un goblin bastante problemático que se la pasaba molestándolos robándoles sus pertenencias en todo momento que se lo topaban.
Normalmente no suelo preocuparme por los problemas de los demás pero por alguna razón quise ayudarles, igual, no tenía otra cosa que hacer. Les dije que les ayudaría, que yo vería que ese goblin dejara de molestarlos; Les pedí me llevaran con él para platicar con él.
Ellas me llevaron al lugar donde se supone vivía el goblin. Era una casita sucia, llena de bolsas y sacos por lo que se podía ver por la ventana, al igual que se notaba que no había nadie.
Pensé regresar después de un rato, pues quizá estaba molestando a otras personas y regresaría después, pero, cuando menos lo esperé, mis reflejos notaron que algo se aproximaba a gran velocidad. Era una daga.
Con velocidad logré esquivarla, y me di cuenta de que quisá no tendría que regresar después.
Se aproximaron otras dos dagas, de las cuales, logré atrapar una y con ella desviar la otra, así mismo en un rápido movimiento de giro, lansé la daga al lugar del que provenía. Solo se escuchó un grito bastante alto y un golpe muy fuerte. Era el goblin, al cuál le clavé la daga en una rodilla.
Al irme acercando a él, el goblin con un tono bastante cobarde imploraba piedad, que le perdonara la vida. Yo no tenía ningún plan de matarlo, pero tomé ventaja de la situación. Le dije, que si volvía a molestar a las hadas o a otro ser de este bosque no tendría piedad la siguiente vez. El goblin con lágrimas en los ojos prometió no volver a causar fechorías, y según él, como muestra de su agradecimiento por salvarle la vida, le regresó sus cosas a las hadas y me dio un saco pequeño vacío. Al final de cuentas no esperaba nada a cambio, sin embargo lo recibí pues ahí podría almacenar algunas cosas para mis viajes y recorridos.
Las hadas me agradecieron y la hada azul, con un tono de arrepentimiento me dijo "Eres increíble, disculpa por desconfiar de ti. Se nota que eres un gran cazador por como lanzaste la navaja. Deberías unirte a la corte del otoño, ellos podrían enseñarte muchas cosas"
Al final tomé su palabra y fui a ver que era esto de la corte del otoño, viajé por unos días hasta llegar al templo del otoño. Me recibió bastante alegre un hombre, el cual se hizo llamar Ariel Ysk, me dijo que si quería unirme solo tendría que hacer una pócima que llevara los ingrendientes:
Trébol de 4 hojas.
Corteza de árbol.
Un champiñón Rojo y uno Gris.
Y además una pata de conejo.
Logré conseguir todo bastante rápido pues a pesar de que mi sentido del olfato no está tan desarrollado como el de otros licántropos, fue de bastante utilidad. además de que la pata de conejo fue fácil de conseguir puesto que he cazado millones de ellos para comer por algunos años.
Al llevar la poción al sóberano me aceptó y pidió me cuidara pues de ahora en adelante formaría parte de ellos.
Fueron unos días bastante interesantes. Estar tan ocupado me retenía de pensar en mi profunda tristeza por los recuerdos de lo que pasó en mi pueblo. De cierta forma, me siento agusto aquí, de hecho, estoy pensando en construirme una choza en el bósque, me los ruidos de ese bosque y la calidad de las criaturas de ahí me relaja bastante y me ayuda a conciliar el sueño...