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Post by Laiah Todorovic on Sept 28, 2017 5:22:03 GMT
Todos pecamos, todos lloramos, todos tememos a algo, la gente le tiene miedo a cosas tan simples y comunes. A la oscuridad, pero yo he vivido bajos sus mantos por años y puedo asegurar que es inofensiva, otros le tienen miedo a la muerte... Yo no le temo a eso, hace años que ya le perdí el miedo a eso... vivir la vida al máximo, es mi mantra. Mi corazón duele tanto... Encerrarme me hace perder la cordura, lentamente, soy consciente de eso, siempre lo estuve. Siempre escuché tras la gran puerta de adobe a mi madre, hablar... No tenía esas raras enfermedades que me decían, los doctores no intentaban sanarme. En ese entonces estaba ciega, pero ahora lo veo todo tan claro, tan lúcido que me parece ilógico el porqué no lo noté antes... Supongo que era alguien inocente... Era estúpida. Olía el miedo de mi familia, la olía tras esas densas paredes que separaban su realidad de la mía. Ellos tenían miedo, no de lo que tenía, tenían miedo de mi... ¿Estoy loca? Eso era lo que escuchaba, pero evitaba pensar que trataba de mi. Solo soy una chica sin ambiciones a la cual le han roto el corazón, soy como todos los otros Arcanos con problemas, o quizás no los soy, quizás si estoy loca. Quizás por eso no tengo miedo a morir, quizás por eso la considero algo tan cercano a mi. Incontables son las veces que me he encontrado al borde de la muerte, tanto que podía sentir sus frías manos mientras me entregaba un bello ramo de rosas negras. Esos momentos era cuando me sentía viva, tan viva que haría cualquier cosa por volver a sentir ese fluir, ese sudor, esos nublosos pensamientos. Aveces pierdo el camino a casa, aveces pierdo el camino de la vida, aveces me pierdo yo misma, o quizás siempre estuve perdida y aún no puedo encontrarme. Mi rutina diaria es despertar, trabajar, volver y dormir, he estado pagando una habitación... Una vez dentro, no vuelvo a salir, no tengo una razón para salir. El amor me defraudó, quizás debería escribir más canciones de desamor... Aunque no solo eso, mis amigos se olvidaron de mi, yo me olvidé de ellos, sus caras ya me parecen tan ajenas a mi... Como si solo hubieran estado un momento, pero desaparecieran de la nada. Las oscuras paredes, teñidas de un azul oscuro, me relajan y me permiten meditar en paz, sin embargo a pesar de eso no he podido encontrar esa paz que he estado buscando hace tanto tiempo... Pero quizás es la paz la que no quiere encontrarme. He intentado de todo, pero nada me llena de gozo... A veces cuando siento que me estoy perdiendo, hablo conmigo misma, en voz alta, para sentir que aún estoy aquí. Pero hay días en el que grito y no me escucho... Hace poco en un profundo pensamiento me di cuenta de un placer el cual aunque tenía presente nunca había podido aceptar... Es tan rancio, tan pútrido que de solo mencionarlo una sensación recorre mi cuerpo, la cual no sé si es Miedo o Excitación... Me hierve la sangre estar en peligro, pero me hierve aún más el poner en peligro a la gente... Sentí eso cuando vi a toda mi familia asesinada, aunque es un recuerdo borroso, la sensación se siente tan real... Cuando hice que Eira y yo fuéramos acorraladas por los lobos... Fue que lo volví a sentir, me sentía tan viva, disfruté tanto ese momento, disfruté tanto masacrar esos lobos... Sentir mis manos calientes... La misma sensación que tuve en las mazmorras, cuando todo era rojo, cuando lo único que había era dolor y desesperación... Aunque allí hubiera aceptado mi muerte con las ganas que aún me quedan por desaparecer de este pedazo de mierda llamado tierra, lo que me hizo recobrar esa vitalidad fue ver aquella brutal pelea entre los sirvientes, yo y la ninfa. Sentí esa adrenalina tan pura, aunque hubiera sido mejor si alguien no hubiera despertado, lamentablemente todos abrimos los ojos. Cuando nos atacaron esas creaturas en la luna roja, disfruté como nunca masacrarlas... Los recuerdos son borrosos, pero pensar en ella me ha provocado una excitación incontrolable, una excitación que no había sentido. Veo a mi alrededor, las paredes oscuras, apenas puedo ver mis manos. La noche era larga, la madrugada parecía eterna y el silencio sume todo... El silencio me pone ansiosa... Necesito ruido, Necesito deshacerme de esta sensación, necesito deshacerme de todo. Encendí la vela, la luz era tenue, dulce... En la habitación no había nada, solo una cama, un velador y mi mochila vieja, de un color musgo... Tantos años usándola, con sus parches y el polvo que la recubre... Es mi más preciado tesoro. De su interior salió mi ratón... Oh mi preciado ratón, mi más fiel compañero, tantos años contigo, ayudándome en la caza, ayudándome cuando estaba triste, ver tu cara de confusión me apena. Me levanté, lo tenía frente a mis pies... Ese bello pelaje blanco con esos ojos rojos... Tu mirada no me gusta, no me gusta imaginar lo que piensas...DEJA DE MIRARME. Sentí el crujido, sentí la masa viscosa, sentí esa calor, esa calor que deseaba experimentar. Abrí mis ojos... El piso tenía sangre. Esbocé una sonrisa mientras retiraba el animal muerto de mi pie. Lo vi, lo analicé, no lloré, no lloro hace mucho, ya no puedo llorar, ya no puedo sentir. Puse el cadáver aplastado de mi compañero en mi boca, lo saboree, lo disfruté... y cuando lo tragué pase aquellas manos sangrientas en mi cabello, un sedoso cabello que llega hasta mis hombros. No me siento satisfecha... Aún no. Abrí la vieja mochila para ver dentro tantas cosas de mis viajes, cosas que no me interesan... Lo único que quiero es esto. Tomé el hacha de mi familia, mi arma más preciada. Decidí abrir la puerta, antes de salir pensé una, dos, mil veces, respire, estaba lista para vivir de manera salvaje, como lo hacía hace tiempo. Calles largas, sonidos latentes, las pocas luces que brillan pueden dejarme ver, me veía demacrada, con ojeras y tan delgada. Ya no conservo la voluptuosa figura que alguna vez tuve... Me veo asquerosa... Paso por paso, casa por casa, me adentré en un oscuro callejón entre un bar y una casa... Cerré los ojos, solo debía oír... Las risas, los gritos, el mismo silencio de la noche. "Está parcialmente nublado" que bella noche... Mis alertas se pusieron en alto... Escuché los pasos, suspiré, el borracho se dio cuenta... Se esta acercando... Siento la adrenalina, siento el miedo... Sus palabras... "Quien está allí" Uno, Dos, Tres. Movimientos sutiles como el viento, no se escuchó siquiera un chillido... Fue todo tan rápido y silencioso... Baje mi arma... Su dignidad rodó hasta mis pies... Mi corazón late tan fuerte... Me siento satisfecha, siento aquello que quería sentir hacia tiempo, pero no puedo quedarme, no puedo reaccionar... Corrí, Corrí, Corrí antes de que la sangre y las miradas me alcanzaran... No volví a la posada esa noche... Corrí hasta las afueras de la Ciudadela y bajo un pequeño árbol me quedé a dormir...
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Post by Laiah Todorovic on Sept 30, 2017 4:32:55 GMT
Los atardeceres siguen cayendo, ya han pasado dos desde que mis manos se mancharon. A este punto debería sentir asco y arrepentimiento, pero solo siento regocijo, siento tantas cosas que no había sentido antes... Camino vuelta y vuelta pensando en lo que había hecho, forzándome a sentir culpa por lo que hice, porque sé que está mal, nada, no siento nada más que necesidad. Sentimientos oscuros rondan mis pensamientos cada noche, en mis sueños, en la realidad... No tengo miedo, nunca lo tuve de todas formas... Si fuera realmente una cobarde, no lo hubiera hecho, pero soy valiente, estoy dispuesta a todo ahora. Cometí el acto más aborrecible y no siento nada más que placer, ya entiendo el sentimiento de los humanos, ya entiendo porque cometen este tipo de actos... Bueno, quizás no, pero ya sé lo que se siente manchar tus manos de sangre. Cuando abrí mis ojos ya era de mañana, había escapado de la ciudad, bueno, escapar no es una palabra que usaría, solo me fui por pánico... Pero ya no lo siento y no creo volver a sentirlo. Sin embargo me pongo a pensar en todo lo sucedido ayer... Que pasaría con la familia del pobre hombre, que tal si tenía esposa o hijos... La verdad no me importa, si tuviera la oportunidad hubiera acabado con ellos... Lastima que fuera algo improvisado. Me pregunto si ya se habrá esparcido la noticia del asesinato... No tengo idea, dejé mis cosas en la posada... Debería volver. La Ciudadela no estaba muy lejos, de hecho se veía a la distancia, por lo que no me demoraría más de 30 minutos caminando, pero no quiero llegar así nada más, hacer eso despertaría sospechas en caso de que la noticia ya se haya expandido. Digamos que de todas formas me provoca una cierta paranoia... Estaba planeando algo para poder entrar a la ciudad cuando una voz resonó en mi cabeza - Disculpe? - hmmm... Era una chica, bastante delgada, traía unos ropajes simples, un saco bastante grande y una gran mochila. Podría deducir que debe ser aventurera, se veía algo desorientada - Soy nueva en estas tierras y me contaron que había algo llamado la Ciudadela. - Oh... Claro, la Ciudadela es aquella de allá al frente Ahora que lo pienso, ya que salí de la Ciudadela sin nada, si volvía con algo sería menos sospechoso, por lo que quizás debería robarle sus cosas... Aunque... No creo que robar sea la opción más prudente... La chica podría pedir auxilio y eso sería un problema para mi, todos son problemas para mi, creo que lo más prudente sería silenciar todo de una vez. - Muchas gracias señorita, usted no va para allá? - No, voy hacia otro lugar, lo lamento... - Buena igualmente muchas gracias Apenas se volteó decidí llevar mi plan en acción, tomando sigilosamente el hacha tras de mi, apoyada a un lado del árbol, la chica no pareció darse cuenta de la presencia de esta. Doy gracias a los dioses. Solo fue un movimiento, certero, solo se escuchó un chillido, directo en su espalda. La chica cayó al suelo, no sabía si estaba inconsciente o muerta, pero para asegurarme no di otro, fueron varios, los suficientes para sentirme segura de que estuviera acabada. La sensación, otra vez... Se siente como la primera vez, se siente placentera... La sangre, verla esparcirse por el pasto, tiñendo todo de rojo, paisajes de maravilla, solo pudiendo hacerse una vez. Tomé el saco de la muchacha para ver que tenía dentro. Eran un montón de frutas que probablemente debió haber conseguido de los plantíos antes de venir hasta aquí. Vacié el saco y comencé a echar tierra al saco de manera desesperada, antes de que tuviera la mala suerte y alguien me viera. Eso si que sería mala suerte, pero por suerte ya había llenado un poco del saco con tierra, por lo que rápidamente puse el cuerpo inerte de la muchacha y lo dejé dentro del saco con tierra, así la tierra absorbería la sangre del cuerpo. Terminando de cubrir el cuerpo con tierra para que no se viera proseguí a poner las frutas sobre esta tierra hasta llenarlo. Aunque no alcanzaron todas las frutas por lo que las tuve que enterrar bajo tierra para no dejar evidencia de nada, no podía arriesgarme a un mínimo error, por lo que tomé su equipaje y el saco, por suerte la chica al ser liviana no puso problema para cargarla... Tardé más o menos una hora en llegar hasta las murallas de la gran ciudad. ¿Porqué hago? mis piernas temblaban, no sabía lo que estaba haciendo y mi cuerpo no respondía. Acabé con la vida de dos personas ya y sin embargo no siento nada... Solo el placer de machacar, machacar y seguir machacando, es lo único que siento, lo único que quiero sentir. Tragué saliva tenía algo que hacer, algo que deseaba hacer desde hace años. Arder. Ya en la entrada unos guardias me detuvieron, mi corazón comenzó a retumbar... ¿Porqué? - Que trae en el saco?- Dijo uno de los guardias - Nada, solo unas frutas que fui a buscar en los plantíos y tierra para mantenerlas frescas- mencioné - No quiero sonar grosero, pero podría explicarme que es esa mancha rojiza en el saco- Dijo el otro guardia -(COÑO) Debe ser de algún tomate que exploto por el paseo jaja- Tuve que hacerme la tonta, se había manchado el saco con sangre y probablemente ya había cagado todo - Por protocolo me gustaría ver que hay dentro- Dijo el guardia para luego de que le entregara el saco comenzara a revisar, encontrado las frutas, para mi fortuna y quizás por todo el ajetreo de hace poco se habían reventado algunas frutas. Siguieron cavando un poco en la tierra, mi corazón pareciera que fuera a explotar, pero permanecía calmada. - Todo en orden, puede pasar, lamentamos la molestia- Solté un suspiro para luego entrar relajadamente a la Ciudadela. Caminé como si fuera cualquier otro día, solo que de aquellos días pasados, aquellos días en los que no tenía angustia o decepción, aquellos días en el que no me daba cuenta por lo que estaba pasando, aquellos días en los que estaba cegada y era feliz por nada. Perdí la cuenta de los días que pasaron, ni siquiera estoy segura que día es hoy, pero supongo es insignificante. De todas formas ya llegué a "casa"
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Post by Laiah Todorovic on Oct 1, 2017 2:29:24 GMT
Hace cuanto que no digo la palabra casa... Mucho, demasiado diría yo. Solía decir que la libertad era mi casa, pero no es así, la libertad es la casa de todos y no me gusta compartir mis cosas. Aunque pasé mucho tiempo de mi vida viviendo de forma salvaje, me decanté por volver a vivir en una habitación, al principio fue cómodo, pero después empezaron los tormentos, las pesadillas. Me sentía paranoica encerrada en esas paredes y a pesar de eso, cuando me rompieron el corazón, cuando ya no podía hacer nada más, me encerré, con la esperanza de purificarme mentalmente con la meditación, pero solo terminé hundiéndome más, llegué hasta el fondo, no me quieren dejar ir. Las sombras parecían susurrar cosas cuando no me daba cuenta, los escuchaba... Decían cosas horribles de mi, cosas horribles que solo yo sé. Hablaban de cosas malas, hablaban de la muerte de mi familia, de mi violación, de mi prostitución, de mi desgracia. Se reían, a carcajadas, con maldad... Eso solo me arrastraba más al fondo de la oscuridad. La ansiedad se volvía cada vez más grande, más de una vez destruí por completo la habitación... He comido poco por no decir nada en estos últimos días, la comida ya no me parece apetecible, la veo y solo me dan ganas de vomitar. La ansiedad poco a poco me va controlando, de repente quitándome el sentido de la razón y de lo que está bien o mal. Pero me gusta hacer las cosas malas,me hacen sentir bien, me hacen sentir una dicha que no había sentido. Me vuelvo adicta a ese sentimiento, no sentirlo me irrita, me hace sentir incompleta... No quiero sentirme incompleta. Las paredes de un tapiz azul oscuro, donde tras ese recubrimiento hay unas tablas de madera añeja... Eso es lo que siempre fui, madera vieja y podrida recubierta de un decorado tapiz, que no te permite ver tras de ella, que luce bonita aunque sabe que es horrible. Soy yo. Estuve encerrada en el cuarto todo el día, hasta que ya era de noche, de madrugada. El cuerpo inerte de la chica aún no comenzaba a apestar, pero debía deshacerme de eso rápido, debía deshacerme de todo... Debía deshacerme de "mi hogar" la verdad el lugar me asqueaba, la dueña del edificio de tres pisos era grosera, los demás residentes eran insoportables, todo estaba mal... Pero no podía irme, algo me permanecía atada a esa habitación, sentía la misma presión que sentía en la vieja casa de los plantíos, la casa que destruí para poder ser libre. ESO ES eso es, debo deshacerme de todo, deshacerme de todo para ser libre. Para poder liberarme de las cadenas que me mantienen aprisionada... y de paso... Me deshago del cuerpo de esta tipa. Comencé a revisar entre las cosas de la chica para ver si había algo que me ayudara, había un montón de libros, cosas sin valor, un poco de dinero del exterior supongo ya que no parecían mirvos... Seguí revisando, habían algunas pociones y ropa, pero en uno de los bolsillos, gracias al cielo santo que me bendice y me ayuda a hacer esto... Había en uno de los bolsillos algunas armas. Flechas, dagas, cuchillos y un pequeño saco con una especie de tierra gris. Aunque al principio no estaba muy segura de lo que era luego de leer un poco de algunos libros me topé con un libro de compuestos químicos, parecían de esos libros que utilizan en Aqualia... La tipa al parecer tenía un futuro bastante concreto... Una lástima que se le haya acabado el sueño antes de tiempo. Volviendo a la lectura encontré una página que explicaba sobre algunos tipos de polvo cuando entre hoja y hoja encontré lo que fue en el momento una sorpresa que me alivió... Era pólvora. Según el libro sirve para hacer explosiones. Eso hizo que la lámpara de mi cabeza irradiara. Se me ocurrió un plan que para mi al menos suena perfecto... Aunque hablando mucho no voy a lograr nada, así que mejor voy comenzando Empecé a arrancar miles de hojas de aquellos viejos libros que poseía la tipa y los dejé sobre el velador a un lado de la cama, vi por la ventana asegurándome de que no hubiera nadie que sospechara o me viera. Por el momento no había nadie... Debía deshacerme de esa presión que siento, de esa ansiedad que me carcome... Lo hago a cualquier costo... Guardé todas mis cosas en mi mochila, bueno, las cosas que necesitaba. Me cubrí con una capa para que no pudieran reconocerme en caso de cualquier cosa... y pronto tomé las hojas que había arrancado he hice un camino desde la ventana hasta el centro de la habitación donde desembocaban una pila de hojas en la cual dejé la pólvora. Luego de eso me encargué del cadáver, dejándolo sobre la cama... debía simular mi muerte y el cadáver sería la mejor opción... Que todo fuera incidental. Ya tenia todo listo... Ya es bastante tarde, por lo que tendría que hacer todo rápido, de lo contrario podría morir... Es arriesgado, pero ya me canse de este sentimiento, me cansé de esta ansiedad, me cansé de toda esta mierda... Abrí la ventana, pudiendo sentir la brisa nocturna en mi cara... Era deliciosa. Me provocaban ganas de comer los frutos de una belladona... e intoxicarme hasta morir... Miré a los alrededores para ver como podría escapar. Eran tres habitaciones por piso, la mía era la primera del segundo, por lo que lo más obvio sería lanzarme desde aquí hasta el piso... La distancia es considerable, pero no me provocaría mucho daño...Ya era hora. Me paré en el borde de la ventana, con mi capucha y mi mochila. Miré a los alrededores, por suerte no había nada... Rápidamente saqué un mechero del bolsillo de mi mochila, prendí uno de los papeles y vi como lentamente el hilo de hojas se iba encendiendo... Debía apresurarme. Miré hacia abajo... Mi corazón late con fuerza, cada segundo que pasa significa estar más al borde de la muerte. Ya no puedo seguir aquí, debo liberarme. Salté, sentí el veinto recorrer todo mi cuerpo y apenas toqué el piso sentí como la onda de la explosión me empujaba levemente hacia adelante cayendo de cara al suelo... Mis piernas dolían, pero rápidamente tuve que correr y esconderme en un callejón que había frente a la posada. La gente comenzó a salir por la explosión, el edificio estaba en llamas, la gente gritaba, pedía auxilio. Yo reía mientras caminaba lentamente hasta perderme en la oscuridad.
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Post by Laiah Todorovic on Oct 3, 2017 5:22:16 GMT
Las llamas terminaron de consumirse, una lastima, esperaba que esto durara un poco más, pero tampoco podía esperar mucho, somos Arcanos... Esto es nada... Con un solo soplido se pudo haber apagado esa pequeña fogata... Pero aún así logré acabar con 10 personas, me da algo de tristeza que esas pobres almas tuvieran el infortunio de encontrarse en el mismo lugar que yo, de seguro estaban felices, pensando en que harían mañana, pensando en su familia, amigos, pareja, pero todo se les redujo a polvo, aunque deberían sentirse afortunados de que la que los convirtió en polvo fui yo. El incendio llegó a tal punto que la misma alcaldesa vino para poder ayudar a la gente... Vieja ridícula, solo pierde el tiempo, mientras ella se preocupa por unas pequeñas llamas yo voy pensando cada vez más en grande... Tan grande, tan grande que las palabras no lo describen, siento una sensación de satisfacción, me siento grata de hacer lo que hice... Ver las llamas iluminando las oscuras calles fue el escenario más bello que pudiera apreciar. Lastima que para mi antiguo yo, sería lo último que vería... Porque... Estoy muerta, o bueno, eso se supone, no puedo mostrarme como si nada con mi aspecto, bueno, aunque en el cartel me veía mucho más bella a como estoy ahora... Aunque ahora me siento mucho mejor que antes, me siento liberada, incluso aquel apetito que perdí durante días está volviendo y me hace rugir las tripas de manera horrible. Aunque antes de comer, creo que lo mejor sería cambiar mi aspecto, radicalmente, para que nadie me reconozca, para que nadie sospeche... Había pasado por una peluquería, no me comuniqué solo le di las instrucciones y callé hasta que todo estuviera hecho. Le pedí que tiñera mis cabellos castaños rojizos por un rubio fuerte, con la intención de que no quedara rastro de mi color original, desde las raíces hasta las puntas mi cabello fue cambiando. También le pedí que me lavara el cabello para que no se viera tan sucio... El hombre al principio al verme me miró con algo de curiosidad, pero solo bastó decir que era una forastera para que mi aspecto andrajoso tuviera sentido para él. Los ciudadanos son tontos, eso es lo único que puedo decir. Cuando el barbero ya terminó su trabajo proseguí a pagarle como era debido, intenté mantener el menor contacto posible pero finalmente el hombre terminó por preguntarme mi nombre. Le entregué el dinero en silencio, y caminé hasta la puerta, pero antes de salir musité Laiah Todorovic
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