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Post by Conner Marshall Victoria on Oct 1, 2017 3:54:09 GMT
Una vez más había despertado en una cama de arena, afortunadamente en la playa de Aqualia, donde una generosa palmera le daba sombra y los simpáticos cangrejos le caminaban por encima. Se levantó con un gran peso sobre su espalda y una resaca más grande de lo esperado. Estaba aburrido, solo y sediento.
-Además de caliente -Se dijo golpeando la palmera con su brazo que transmutó como una enorme pinza. El tronco se sacudió por el golpe y uno de los cocos maduros del árbol cayó en la cabeza de Conner, partiéndose a la mitad al encontrarse con la cuchilla que el cambiaformas había hecho crecer sobre su cráneo. Tomando una de las mitades, bebió el refrescante líquido y devoró la carne del fruto con premura. Al revisar lo que traía consigo, notó que llevaba puesto solo sus pantalones marrón, sus zapatos y camisa habían desaparecido pero no los mirvos que llevaba en el bolsillo.
-Menos mal, creo que alguien me jugo una broma -O solo había deambulado dormido y se calentó tanto que prefirió quitarse la ropa y tirarse sobre cualquier cosa suave que pudiera encontrar, que en este caso fue la playa- Bueno, Aqualia esta muy cerca, quizás les haga una visita después -Repuso tomando la otra mitad del coco y para matar el aburrimiento mientras se quitaba la resaca, comenzó a construir un castillo de arena.
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Nadshet Eidos
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La alegría viene con las mujeres y la cerveza.
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Post by Nadshet Eidos on Jan 9, 2018 4:32:15 GMT
Con mucho esfuerzo lograba despertar la vagancia para comenzar a hacer su típica rutina, ejercitarse bajo los calurosos rayos que le cedía el Sol. Era un completo placer recibir dichas caricias. La vagancia y pereza parecían más fuertes además de que las anémonas del arrecife parecían aún mantener sus extremidades acariciando su torso desnudo, aquella espalda ancha y llena de continuas pecas. Dió un fuerte grito provocando que muchos peces se movieran para elevar sus estados y comenzar a movilizarse. Llegando a cierto punto busco sus pescadores, ya que no iba a hacer mucho aquel día. Había decidido cerrar por aquel día el bar ya que no había sido el anterior día el mejor de todos, y realmente que no lo fue.
Sin más salió a la orilla colocándose el pantalón y dejando al descubierto su estructura corporal, era bastante grande y marcado. Parecía un oso Grizzly en altura pero una pirámide invertida; sus hombros además de tener alguna que otra herida de los peces espada u otros tiburones, estaban decorados gentilmente con el rocío rojizo de las pecas, no había zona donde su cuerpo no esté decorado con un par de pecas. Elevó el rostro al cielo, entrecerrando los ojos para sin más dejar que uno de los brazos se levante para ahora proyectar una sombra que cruzaba el rostro apaciguando los colores de sus ojos. Cerró sus parpados en vano, aun extrañaba la visión de uno de ellos, realmente se había acostumbrado a no tenerlo pero había olvidado como era ver con aquel ojo perdido en las tinieblas. Ladeó la cabeza dejando escapar un suspiro cansado para evitar enfocarse en otra cosa y hacer su rutina favorita.
Se propuso lo de siempre, primero correr, luego abdominales y pelear con cualquier animal gigante o pegarle a la pared. Sin más comenzó a trotar, de una punta a la otra comenzando a dejar un ancho espacio desde su última parada. Comenzaba a sentir como sus poros se abrían dejando escapar aquel liquido salado que su piel exponía en leves chorros tras unos 15 minutos de trote intenso en la arena. Claramente no era fuerte por nada, la playa y el sol provocaban (o al menos para Nadshet) una buena forma para obtener un cuerpo bien estructurado y saludable y siempre tomando los debidos descansos tras los ejercicio. Sus piernas continuaron pisando la arena cálida y elevandola para notar desde lejos una figura bastante llamativa. Frunció el ceño para luego elevar una ceja acompañada de que una comisura hiciera lo mismo ante la aparición de un muchacho haciendo…. - Esta haciendo un castillo con la arena… - no pudo contener una carcajada para correr hacia allí y de una frenada elevar mas arena ocultando el castillo. - G’day, Mate! Por que no aprovechas la playa… para otras cosas y no para andar siendo infantil. - dejó visualizar una sonrisa bastante creída, como si deseara buscar pelea o simplemente advertirle que estaba comportándose como un menor.
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Post by Conner Marshall Victoria on Jan 10, 2018 6:07:59 GMT
La plenitud de la playa le sentaba bien a su cuerpo. Su piel siempre se bronceaba en los tonos correctos para combinar con su cabello rubio, pero como siempre, Conner se preguntaba si estaba en su verdadera piel, pues cuando sueles cambiar tanto de forma, olvidas como realmente luces, tal como el ya lo había hecho. Recuerdos lejanos eran los que se diluían en la bahía de su memoria cuando juntaba la arena con sus manos para darle forma. Con sus manos, con sus ojos, con su piel. Y sin darse cuenta comenzó a divagar entre sus pensamientos una y otra vez, estirandose para juntar más arena y llenandose el pecho y el abdomen con la huella del sedimento dorado del mar, dorado como su pelo.
Un pequeño fuerte con dos torres, un foso que lo circundaba y una gruta por la que podría entrar la marea cuando subiera fue lo que levantó al escaparse de la realidad por un momento. Eran de esas extrañas ocasiones en las que no solía pensar en nada salvo en lo que el mundo pudiera mandarle, y su cuerpo se movía por su propia voluntad a su extraña manera de interpretar la ausencia de su persona.
Pero al igual que los reinos de las afueras, el suyo quedó sepultado bajo la misma arena de la que fue hecho. ¿Por quien? Por un extraño que acababa de barrer con su obra.
Cuando volteo a ver al agresor de su pequeño reino de arena, Conner quedó atrapado al mirarlo. Era tan grande como una torre, por lo menos dos metros de altura, con pequeñas pecas como besos dejados por el sol y una cicatriz que atravesaba su rostro.
-Gracias, que buena manera de destruir un imperio -Dijo sonriendole hasta con los ojos. Y tal como lo habían señalado como infantil, así de sincera era su sonrisa.
Al ponerse de pie, un poco de la arena pegada a su cuerpo se desprendió. Se estiró dándose cuenta de la enorme diferencia de estatura entre ambos, pues Conner tenía que estirarse para verlo.
-Entones dime, ¿Como aprovechas tu la playa? -Preguntó recargándose en el tronco de la palmera en espera de la respuesta.
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Post by Nadshet Eidos on Mar 1, 2018 1:44:23 GMT
Realmente el ajeno se había hecho su pequeño fuerte donde reinaría por unos minutos al menos los suficientes donde Nadshet no había demolido con tan solo tirar más arena. La realidad era cruel así que no le molesto arruinarle su “fantasía”. No tardó en divisar como los ojos del contrario iban subiendo lentamente hasta por fin encontrarse. Aunque no tardó en dejar escapar una carcajada hacia el cielo llevando sus brazos a las caderas y sacando el pecho.
El rubio no había hecho esperar para estirar sus propios musculos. Las piernas lo habían ayudado a pararse, lentamente lo hacía ya que debía retirar completamente la arena aunque no se le complicaba mucho realmente. La arena iba cayendo, pequeños rastros iban deslizándose por la piel ajena con rapidez como lentitud. Una sonrisa se esbozó en el pelirojo quien, al notar la diferencia de alturas, simplemente desinfló un poco el pecho haciendo que su caja toráxica aliviará sus hombros quienes ayudaban que su compostura fuera algo más agrandada, aun así, no había cambio alguno. - No creo que era un imperio lo que hacías, solo era un pequeño castillo con un solo ser. - elevó los hombros para luego percibir como el ajeno daba unos pasos hacia atrás, o los suficientes, para dejar su peso caer en la palmera tras haber disparado una pregunta.
- Pues se puede ejercitar. Es bueno para la salud… también gusto de aprovechar la marea y cazar mi alimento… o para venderla. - la cabeza se ladeaba suavemente para luego llevar la mano a su mentón y rascar suavemente la barbilla tanteando la barba que crecía. - No suelo hacer niñeces, aunque las hacía cuando aún era un crío… o no me acuerdo. - llevó la mano un poco más cerca queriendo estrecharlas.- De cualquier forma, Nadshet Eidos. - comentó con una sonrisa olvidando el factor que había arruinado el “trabajo” del joven. -
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Post by Conner Marshall Victoria on Mar 2, 2018 5:31:27 GMT
La actitud del sujeto alto había cambiado de repente, ¿Acaso se había arrepentido de su acción abusiva? nah, la reacción de Conner los había llevado por el sendero de la interacción pacifica, pues seguramente el joven deseaba una batalla amistosa por la playa. Sentía no poder darle el gusto de combatir en ese momento, pero el día estaba demasiado precioso y la brisa acariciaba tan placenteramente su piel que no le apetecía hacer más que relajarse y disfrutar.
-Conner Marshall Victoria -Respondió apretando la mano del contrario y volviendo a sonreírle mientras sus piernas se estiraban hasta que ambos quedaron a la altura. Las pantorrillas de Conner se habían transformado en dos troncos pequeños pero que le sumaban altura.
-Podemos combinar esas tres cosas -Dijo regresando sus piernas a la normalidad y caminando por la arena- Que tal si vemos quien puede avanzar haciendo lagartijas hasta que el otro se rinda? -Propuso apuntando en dirección hacia el mar. Pero era solamente una idea- O si lo prefieres... -Sostuvo paseandose alrededor de Nadshet y rodeandolo un par de veces- Podemos quedarnos sentados bajo la palmera y ver las nubes.
Esa idea le gustaba mucho más. El viento fresco de verano, el aroma de sal de mar en la piel, y los pequeños cangrejos avanzando por la arena mientras las nubes pasaban por encima de todo. La sola visión hacía que se le antojara partir un coco y beber su néctar, era simplemente un paraíso.
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Post by Nadshet Eidos on Apr 3, 2018 0:14:35 GMT
Escuchó el nombre, “<<Con que Conner, huh?>>” pensó mientras ambas manos se estrechaban entre sí, pero… algo le pareció incómodo, la sombra que el rubio emitía incremento un poco, el cabello ya no estaba a la misma altura que antes. Su ceño se hundió mostrando una mirada molesta casi como que no le agradaba encontrarse con alguien que de golpe modificará su cuerpo para ganar altura porque si. Solo al adquirir más oxígeno en sus pulmones su pecho se agrandó y con eso un poco de altura retomo. No detestaba quedar en menor tamaño, para nada, simplemente le molesto encontrarse con alguien que sin elevar sus talones consiguiera su misma altura. Shapeshifter, no había duda alguna, lo era aquel joven llamado Conner.
Cuando retomo el rubio su anterior altura o más bien la básica elevó una de las cejas mientras se cruzaba de brazos y escuchaba lo que decía respecto de juntar todo lo que había dicho… pero lo mismo que proponía parecía desvanecerse lentamente de una u otra manera, simplemente le provocó que suspirara mientras miraba el panorama y dejaba que sus cortos cabellos danzaran gracias a la brisa que aparecía gustosamente. Él ya había entrenado bastante, y estaba pensando que no le vendría mal un descanso al menos uno breve. Volteó a mirarlo para ver la palmera por unos segundos. En silencio se acercó a la fresca sombra pero sin antes golpear la palmera con su brazo generando que algunos cocos cayeran, todos al suelo, haciendo una abolladura en la arena.
Se agacho un poco tomando una y notando la fuerza con la que habían caído, la arena tenía aquel pequeño hueco. La tomó sin más y se dejó caer en la arena para ir oprimiendo sus dedos en la corteza del coco, oprimiendo con fuerza hasta que… un crujido se escuchó y su dedo logró quebrarla. -Yo vengo entrenando, así que prefiero descansar antes de hacer todo eso. - comentó
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Post by Conner Marshall Victoria on May 8, 2018 22:27:41 GMT
conner tenía su propia manera de partir los cocos, y era con alguna cuchilla que naciera de alguna parte de su cuerpo, pero nadshet había partido la dura cascara de un coco recíen caído con colo el firme agarre de su mano. Las venas de sus manos se marcaron al ejercer el apretón que agrietó el duro fruto dandole un aspecto fuerte ante los ojos del rubio.
"Interesante" pensó sonriendo al contrario y echándose a la sombra de la palmera con los brazos tras su nuca.
-Creo que es una buena idea -Afirmaba tomando de la generosa bebida que disponían los cocos al ser partidos a la mitad. Las corrientes empujaba un aire que abrió el chaleco de Conner exponiendo su pecho y su abdomen que crecieron cuando inhalaba profundamente la deliciosa brisa del mar.
-Anda, la arena te hará bien -Invitó levantando la otra mitad del coco y dándole nuevamente una sonrisa tan fresca como la arena a la sombra de esa palmera que gustaba sentir entre los dedos de sus pies.
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