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Post by Iphine Vorgel on Oct 1, 2017 5:29:10 GMT
La ciudadela no era exactamente pequeña, pero los rumores e incidentes solían empapar como lluvia cada rincón y callejón de tan refinado pueblo en corto tiempo. Aquella noche marcaba una de tantas incontables, donde la vigilia de la alcaldesa no cesaba desde la torre en donde observaba desde las alturas el corazón de Mirovia. Sus cuervos revoloteaban buscando reposo- después de todo las aves no tenían buena visión durante la noche, por lo que se posaban en los barandales y otros sitios adecuados para los mismos, siempre en cercanía de Iphine. Parecía ser una noche relativamente tranquila, apesar de que habían tantos asuntos que lidiar aún sin resolución. Los ataques en los plantíos, la forrajera, desapariciones y estress entre los citadinos a raíz de todos esos sucesos.
La arcana respiró hondo, conforme sacaba una pequeña cantimplora con whiskey en la misma. Al momento de llevar aquel recipiente a sus labios, un estruendo estrepitoso agitó sus sentidos, alborotando a sus aves al punto de graznar en alerta. Agudizó la mirada y todo lo que pudo ver en la distancia fue una llamarada reventar en humo tan oscuro como la noche. El lugar de donde provenía era alejado, pero alcanzable si apresuraba el paso. Dejó caer la cantimplora y en cuestión de un parpadeo abandonó su habitación a zancadas, en cuyo umbral del lado de afuera, sus dos más confiados guardias se mantenían en pie, inamovibles y expectantes. La mujer levantó la mano y ambos le siguieron el paso, acotando en seguida la dirección de la alcaldesa sin cuestionar.
Salieron del edificio y ambos tomaron su forma verdadera, siendo ambos dos imponentes dragones wyvern. Vorguel abordó uno de ellos y señaló a la distancia, a lo cual ambos volaron inmediatamente en la dirección dada. El vuelo fue corto y preciso- no habían aterrizado del todo cuando la alcaldesa saltó al suelo desde unos cuantos metros, rodando para evitar que el peso cayera sobre sus tobillos de golpe y causaran un daño innecesario. Al recobrar la postura, pudo notar gente gritando exasperada, caos, llantos y llamas como salidas del infierno mismo consumiendo un edificio de tres pisos.
Al notar que algunos de estos estaban pasando cubetas de agua entre ellos, pidió ser empapada con el líquido, de forma que estuviera lo suficientemente mojada para ganar algo de tiempo entre las llamas. Según lo que había leído en su tableta durante el vuelo, aún se encontraban de cuatro a seis personas atrapadas entre el fuego y la madera, por lo que sabía que debía someterse a aquel inframundo con el propósito de rescatar vidas inocentes.
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Zoe
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Post by Zoe on Oct 1, 2017 5:46:35 GMT
Llevaba ya varios días en la Ciudadela. Afortunadamente había salido bien librada (a medias) del encuentro que había tenido con el engendro de los plantíos. Venía de regreso de unas barracas donde había estado practicando combate de cuerpo a cuerpo con un viejo entrenador. Cubierta como siempre con una gran capa, se resguardaba del frío nocturno. Caminando de manera escurridiza entre los citadinos que parecían sospechosos. Sin embargo un estruendo le llamó la atención, haciéndole alzar la cabeza al cielo en donde distinguió una enorme nube oscura que se teñía en tonos rojizos y amarillentos en su raíz. Sin pensarlo corrió al origen donde se encontró una gran estructura en medio de la lumbre.
A lo lejos divisó la figura de una imponente mujer que estaba siendo empapada por los voluntarios que estaban ya intentando apagar el fuego. Siguiendo su ejemplo se acercó a ellos, usando su afinidad elemental* para rodearse de agua y entrar al igual que ella al edificio en llamas. -¡ESPERE!- exclamó atravesando entre la lumbre con la vista algo obstruida por el vapor del agua al hacer contacto con el fuego. A su paso, abría la cantimplora en la que llevaba agua siempre por si era necesario. Reconoció al fin a la mujer y con mayor urgencia intentaba llamar su atención. Debía estar pendiente de ella o de lo contrario el agua se secaría pronto y la haría vulnerable al fuego. Detrás de ella vigas de madera caían, causando el paso se hiciera más difícil de andar pero aún así, la joven se las ingeniaba para saltarlas. Al fin la alcanzó, logrando acumular el vapor a su alrededor para juntarlo en una bola de agua que volvió a dejar caer sobre la mujer. -Déjeme ayudarle en el tramo- sugirió. Aún el agua a su alrededor la protegía más no duraría mucho tiempo. Si permanecerían ahí debían de calcular bien el tiempo o sino perecerían por la cantidad exagerada de humo que comenzaba a invadir el aire.
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Xhial Nalphalem
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Post by Xhial Nalphalem on Oct 1, 2017 17:54:48 GMT
Otra jornada de trabajo completada para el Arconte, la clásica rutina: Llegar, tocar su Flauta, recibir su paga y luego irse a su hogar en los plantíos, pero ese día había decidido comprar algunas cosas para la semana al menos, después de todo, había empezado a preocuparse más por su alimentación y salud en general. Se despidió de la gente como era usual, saliendo de la Taberna con su Alabarda en la espalda, verificando si el dinero correspondiente estaba en el pequeño saquito de Mirvos que eran su paga, al parecer todo estaba en orden por lo que podía ya ponerse en marcha al mercado, aunque esperaba que hubiera alguna que otra tienda abierta, pues era considerablemente tarde y varios de los comerciantes ya iban en marcha a sus respectivos hogares para descansar de un día más de trabajo.
En su mente pasaba una lista de lo que debía comprar, algunas frutas, quizá verduras y otros ingredientes para cocinarse el mismo, ya que varias veces dependía de que Silver lo invitara a comer para poder tener algo en su estomago con lo que pasar el día, recordarlo lo hizo dejar escapar un suspiro. Divagando mientras miraba al cielo, algo lo hizo romper aquel bucle de pensamientos, una luz en medio de la noche, humo, gritos. El Arconte se apresuro a mirar desde donde provenía aquellas señales claras de un incendio, y rápidamente corrió por las calles de la Ciudadela en dirección al lugar que exclamaba peligro por donde se le mirara. La preocupación lo carcomía, en varios sentidos: Por la gente cercana al lugar, el no conocer la ubicación exacta, el temor a que sea en el lugar preciado de su amada, aunque la ultima de esas preocupaciones se rompió al notar de donde venia el fuego, una posada.
La gente gritaba, clamaba por ayuda, algunos intentaban de forma desesperada de apagar el fuego con cubetas de agua, y un poco más a la distancia, una mujer, decidida a entrar al lugar, y así lo hizo, seguida de otra chica. El Arconte sentía la necesidad de ayudar también, corriendo en dirección al lugar, quitándole a uno de los voluntarios una de las cubetas de agua y esparciendo el liquido sobre su cuerpo, las vigas de la entrada habían caído por el fuego, bloqueándola por completo. Debía ser rápido para pensar, los gritos de la gente decían que aun había gente dentro, ademas de las dos mujeres que previamente habían entrado. Observo un poco alrededor, y sin más, saco la Alabarda de su espalda, y rompiendo las vigas que bloqueaban la entrada al lugar rodeado de manera violenta de llamas, logrando entrar así a este.
Se adentro de manera, evitando las distintas zonas colapsadas del lugar.- ¿¡Hay alguien aquí!?.- Grito mientras seguían avanzando, con uno de sus brazos cubriendo su rostro para evitar el humo, tratando de buscar con la mirada aquellas zonas más recorribles en aquel infierno que se caía lentamente a pedazos. A la distancia y apenas pudo ver las figuras de las mujeres que habían entrado previamente al lugar, de una manera temeraria, pero claro, no todos se quedaban de brazos cruzados cuando habían vidas inocentes en juego. Iba a acercarse, pero una de las vigas más grandes cayo frente a él.- ¡Demonios!.-Exclamo, Bien, al parecer tendría que buscar otro camino. No parecía haber alguien con vida en el primer piso de la posada, si tenia suerte, la escalera al segundo piso aun no habría colapsado y podría subir a revisar si la gente que aun estaba con vida se encontraba ahí.
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Post by Iphine Vorgel on Oct 1, 2017 20:04:33 GMT
Todo sucedío rápido y el tiempo no perdonaba a nadie, por lo que al notar la presencia de una mujer detrás suyo, cuyas afinidades eran ventajosas en aquel infierno, no reparó en cuestionar u ordenar que se alejara del lugar. En cambio, probó ser sumamente útil, además de expresar el querer ayudar en la emergencia. Toda ayuda era bienvenida, mientras esta no se convirtiera en un peso que acarrear. Le dedicó una mirada y asintió a su ofrecimiento, prontamente arrancando una cinta de sus ropajes que amarraría alrededor de su rostro para protegerse temporalmente del humo, lanzando el excedente a la Nayade para instarla a hacer lo mismo. Dirigió el paso algo apresurado, aunque aún permitiendo a Zoe hacer lo suyo.
Entre el ajetreo, las llamas y recorrer un piso arriba, escuchó un sollozo ahogado detrás de unas vigas colapsadas, lo cual por incercia la obligó a querer invadir el sitio. no obstante, las vigas estaban a rojo vivo y el calor hacía imposible el apartar aquello. Imposible claro, para el que no pensaba sacrificarse. Sin dudarlo por un segundo, con sus manos apenas humedecidas y cubiertas por los vendajes rojos que le caracterizaban, tomó el trozo de tronco y usó su fuerza al tope, absolutamente asediada por la adrenalina que ofrecía las circunstancias. En un rugido gutural exponenció su fuerza empezando a sentir las llamas calcinar la tela y su piel, pero logrando arrancar la viga de su lugar y lanzándola a un lado. Algunos trozos colapsados de madera cayeron al remover el anterior, pero la densidad era precisa como para poder embestir en medio de ellas. -ALÉJENSE DE LA ENTRADA- gritó la alcaldesa, advirtiendo que entraría de forma caótica en la habitación.
La arcana dio unos cuantos pasos atrás, empuñó su cuerpo y corrió anteponiendo su hombro, con el propósito de apartar de su camino a pura fuerza bruta los escombros en llamas que se anteponían. Tropezó un poco al entrar a lo que parecía ser una habitación. Allí, se encontraba tumbados dos cuerpos, uno aparentemente inconsciente, y otro más pequeño sobre el mismo, llorando amargamente en desconcierto. No había tiempo para hablar o discernir si contaban con vida.
-Vamos a lanzarlos por la ventana- le explicó prácticamente como una orden a la arcana de cabello turquesa, sin detalles aquello sonaba descabellado, pero realmente no contaban con el lujo de bajar, sacarlos y regresar a salvar aún más. Permitió que la morena se encargada de los arcanos tumbados, mientras ella se acercaba a la ventana y a punta de patadas, aprovechando lo débil de la estructura por el carbón y las llamas, se colapsaban para abrir paso. Estando al borde de una caída de segundo piso, Vorguel levantó la voz como trueno -ZYKEOR, RULZROM. AHORA- sentenció a los dragones, los cuales inmediatamente alzaron vuelo para acercarse a aquella apertura. Por el peso y el tamaño de los mismos no podían ingresar, pero si interceptar a los sobrevivientes que se le fueran dados.
Iphine se volvió hacia la Nayade, -VAMOS- dictaminó de forma tosca y autoritaria.
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Zoe
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Post by Zoe on Oct 9, 2017 20:03:58 GMT
El calor era intenso el cual empezó a causar malestar a la náyade quien de pronto giró el rostro al escuchar un grito. La visión del dueño de aquella voz fue bloqueada al caer una viga, impidiendo tanto el paso como la vista. Se lamentó por dentro mas no podía detenerse; debía seguir a la alcaldesa. Era prudente, esperando detrás de ella a que hiciera uso de su fuerza para abrirse camino, siempre cuidando de liberar con agua el calor que podía llegar a perturbar la respiración ajena. La siguió a paso veloz, inspeccionando el interior de la habitación que ahora ocupaban. El incendio había hecho sus destrozos, manchando de negro las paredes, dejando expuesto el techo, en algunos lados, al cielo mas con llamas tan altas que hacían imposible un escape sencillo.
Escuchó las órdenes de Iphine que de momento sonaron descabelladas mas no había tiempo para imponerse y cuestionar lo que un superior le indicaba. Tomó el cuerpo del arcano inconsciente para echárselo por encima del hombro y con el otro brazo cargó al más pequeño quien no dejaba de sollozar. No hubo tiempo para detenerse a sensibilidades; de susurrarle palabras de aliento al perturbado niño. Se acercó con dificultad hacia la ventana que ya había sido quebrada a punta de golpes. Sentía ardor en la garganta, consecuencia del humo tan caliente que estaba aspirando. Lanzó primero al inconsciente, dejando al pequeño en el suelo antes para poder impulsar al otro con mayor destreza. Siguiente tomó al niño, no sin antes hacer contacto con sus pequeños y brillantes ojos. Sintió empatía por un momento mas no pudo hacer inmediato contacto con sus sentimientos en tal situación de riesgo. Sin avisar, hizo igual que como con el otro arcano, viendo cómo el chiquillo tomaba altura hasta ser tomado por uno de los dragones.
El movimiento fue brusco pero afortunadamente efectivo. Sin embargo, podía sentir el piso debajo de ella crujir, amenazando en desplomarse en cualquier momento. El peso pudo haber sido mucho, se movió un poco, causando que varios pedazos de madera cayeran al primer nivel. Zoe tropezó más no cayó, por fortuna. Miró a Iphine, en silencio, esperaba recibir sus órdenes. Se sabía con cierta desventaja; carecía de fuerza pero era hábil. Cosa que requiriera de su rapidez, cosa que haría sin chistar. -ESTOY A SUS ÓRDENES, ALCALDESA- indicó, gritando entre los sonidos de los escombros al caer y las llamas haciendo crujir la madera.
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Xhial Nalphalem
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Post by Xhial Nalphalem on Oct 13, 2017 22:38:53 GMT
Las llamas alrededor seguían amenazando con consumir todo de una manera violenta y a la vez lenta, como si quisieran hacer sufrir en exceso a quienes se encontraban en el interior de aquel edificio que con cada segundo que pasaba, amenazaba con aplastarlos en aquel infierno. Podía escuchar el sonido del fuego carbonizando los alrededores mientras seguía adentrándose en aquel edificio, encontrando finalmente la escalera luego de asegurarse que en el primer piso del lugar no quedaba ninguna persona que ser salvada, lamentablemente, pudo ver ya cuerpos completamente quemados, que lamentablemente no alcanzaron a salir o alejarse, una tragedia sin duda alguna, una que el Arconte odiaba tener que ver, pero esas escenas no iban a detenerlo de mantener la Fe de que aun quedaban personas con vida dentro del edificio, sobretodo después de lograr escuchar apenas algunas voces desde el tercer piso de aquella posada en llamas.
Los ruidos se hacían más notorios aun, a la par que subía por la escalera que también amenazaba con derrumbarse, pudo escuchar voces, gritos, al parecer venían de uno de los lugares colapsados por el fuego, el Arconte no lo dudo en ningún momento, y partió en dirección a donde aquellas voces se habían hecho escuchar. Los trozos de madera caían a su alrededor mientras intentaba esquivar la mayor cantidad de estos que pudiera, hasta que finalmente, logro divisar a quienes con anterioridad había visto, aquella mujer conocida como la Alcaldesa de la Ciudadela, y a la mujer que le hacia compañía en ese lugar. Apresuro el paso entre las infernales llamadas que parecían rugir por la intensidad de esta, hasta lograr llegar con aquellas mujeres.- ¡Alcaldesa!.- Exclamo una vez se posiciono a su lado.- ¡Ningún sobreviviente en el piso de abajo!.- Explico a ambas mujeres tapando un poco su rostro con el brazo, de aquel humo ardiente que los rodeaba, para luego girarse en dirección a uno de los pasillos que aun no había sido del todo colapsado por el fuego.- ¡Hay gente en el tercer piso aún!.- Explico, tratando de buscar con la mirada la escalera a la tercera planta del lugar.
El suelo de varios lugares del segundo piso comenzó a colapsarse, haciendo sonar la madera quemada caer y destrozarse más aun al impactar, el Arconte esperaba que aquello no sucediera con el piso superior, pues aun habían vidas en él, preciadas en todo sentido, pero el fuego no perdonaba a nadie, este seguía intensificándose más y más al punto de que el humo comenzaba a hacerse más espeso, más molesto, y eso solo dificultaba la tarea de esos tres individuos que aun su vida peligrando, no dudaron en arriesgarse por salvar a aquellas victimas de aquel desafortunado ''Accidente''.- ¡Debemos apurarnos!.- Dijo esquivando los trozos de madera que caían del la parte superior, mientras más tardaran, pero seria la tarea que tenían en ese momento de vida o muerte.
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Post by Iphine Vorgel on Oct 15, 2017 20:02:49 GMT
-MUÉVANSE- levantó la voz de forma autoritaria. Eso no significaba que despreciara la ayuda, o la valentía de dichos arcanos a con aquella labor, pero realmente no había tiempo para deparar en agradecimientos. Como la madera crujía, el humo inundaba y el fuego se propagaba, así se intensificaba la carrera contra el tiempo. Las palabras del arconte rayaban en la obviedad, acentuando la presión de lo evidente. Con aquella orden, instó a los dos arcanos a que se adelantaran frente suyo. Al momento de dar un paso para seguirlos, el piso bajo suyo cedió y provocó que cayera un nivel abajo, atrapada entre algunos escombros -SIGAN, NO HAY TIEMPO- volvió a gritar, sin primero tomar en consideración aquella situación en que ahora estaba atrapada. Habían dos personas en sitios distintos en el piso superior, una mujer gritando por auxilio, y un varón atrapado bajo una pared colapsada, apenas consciente como para solicitar ayuda. Quedaba en las manos de los arcanos el rescatarles antes de que fuese demasiado tarde
A las afueras, los dragones entregaban las víctimas a sus familiares y daban instrucciones para tratarlos, a lo que algunos presentes asistieron con prontitud a los necesitados. Nuevamente estos tomaron vuelo y a una distancia prudente se mantuvieron cerca del edificio, buscando indicios de la alcaldesa u otros seres que fuesen a necesitar de su ayuda. Mientras tanto, Vorguel había caído entre algunas vigas ardientes y restos de madera deshecha entre ceniza y llamas, teniendo problemas para movilizarse y salirse a su propia cuenta. No podía ver con claridad los alrededores, y apenas el calor era tolerable dentro de su armadura de pieles y cuero, de la cual el agua ya se había ahumado y empezaba a calcinarse. Con las palmas en carne viva, y rompiendo un voto que había juramentado, hizo apenas uso de sus habilidades con la intención de liberarse entre aquellos escombros, lastimándose más aunque sin notarlo por su tremendo umbral de dolor y la adrenalina que la consumía. La dama de cabello bicolor siquiera pensaba por su propia cuenta, y estaba enfocada meramente en servir a aquellos que aún lo necesitaban. Al ponerse sobre sus propios pies, corrió contra una pared asediada entre llamas incandescentes, y dio con las afueras de la posada, donde fue recibida por arcanos que lanzaron agua encima suyo para aplacar el fuego que había capturado sus prendas. -RULZROM- gritó Iphine, con una voz afónica por el humo y el ajetreo -LLÉVAME ARRIBA- ordenó, sin notar la gravedad de algunas quemaduras que cargaba en sus manos y brazos.
El dragón acotó a aquello, sin contrariar, y con sus patas agarró a la mujer por el torso y la elevó al techo de la posada, en donde estarían pendientes de la aparición del arconte o náyade, o de ingresar nuevamente si no mostraban señas de vida.
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Zoe
La Resistencia
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Post by Zoe on Oct 20, 2017 2:51:09 GMT
Zoe se giró de inmediato al escuchar la voz del arcano y su reacción fue pronta en esperar a la alcadesa por órdenes. Tensó la mandíbula al momento en que ésta les pedía que se adelantaran con urgencia y por supuesto, era de esperarse, sin embargo, la náyade se negaba a dejar sin protección a la mujer a quien veía como una superior. No hubo oportunidad de réplica; sus órdenes eran claras. Sin objetar pero no del todo convencida, se marchó del lugar, esperando a que el arconte hiciera igual. Los pasillos se caían a pedazos, dejando el fuego calentarse sobre el suelo. Debían tener cuidado o caerían. -Hay que buscar una manera de subir- indicó al ver al fondo del pasillo que las escaleras se encontraban obstruidas por vigas incendiadas.
Miró hacia atrás, lanzando un poco de agua sobre la cabeza del extraño. Por fortuna los cúmulos de agua que llevaba en las manos no se evaporaban aún. En una de las habitaciones logró interceptar una abertura en el techo la cual daba acceso al tercer piso. Era un riesgo, pero no había otra forma. Entró a paso lento; por más que deseara ser más veloz, el suelo se encontraba ya despedazado en varios puntos. -Cuidado- indicó al evitar un gran hoyo entre la madera. Podía verse cómo las llamas se elevaban más y más desde el primer piso; el calor era infernal.
Se colocó debajo de la apertura y en ese momento miró al muchacho determinada a plantearle su estrategia. -Apóyese en mis hombros, una vez arriba ayúdeme a accesar al tercer piso-. No esperó a que el arconte accediera, se colocó en posición para brindar soporte con las manos y elevarlo; era la única manera. Podía escuchar algunas voces en la lejanía, llantos y gritos pidiendo por ayuda. Cada vez los segundos parecían extenderse, causando extrema urgencia en la mujer. -¡VAMOS!-.
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Xhial Nalphalem
La Resistencia
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Post by Xhial Nalphalem on Dec 6, 2017 0:04:58 GMT
Las palabras de la Alcaldesa no se hicieron esperar en el momento que le había alertado que habían más arcanos indefensos en aquel edificio en llamas, y de hecho tenia mucha razón, debían movilizarse rápidamente para que ninguna vida más se perdiera en ese trágico accidente. La Nayade parecía no del todo convencida con la orden, pero todo eso cambio cuando escucharon el suelo derrumbarse detrás de ellos, notando que la imponente mujer había quedado atrapada en aquel lugar. Nuevas ordenes llegaron, unas que hicieron dudar al Arconte, pero una mujer así de determinada no iba a caer por eso, por lo que sin más tardanza, él y la Nayade se dirigieron a buscar la escalera al tercer piso para poder rescatar las vidas de los arcanos atrapados sobre ellos, y esperaba que no fuera muy tarde para ellos.
El lugar se derrumbaba con cada segundo que pasaba, no podían ir tan rápido como querían él y la Nayade, pero debían intentarlo a pesar del peligro que estar ahí significaba, a diferencia de ellos, las personas atrapadas no tenían forma de ayudarse por si solas. Al notar las vigas y madera totalmente calcinada por las llamas obstruir el paso, desvió la mirada a ver a la contraria ante sus palabras, asintiendo de manera segura y comenzando a buscar la manera de llegar al siguiente piso del lugar. El agua no tardo en caer sobre su cabeza, mirando a la contraria con curiosidad ante aquella acción, pero realmente había sido útil para neutralizar aunque fuera una mínima el ardiente ambiente.- Gracias.- Dijo sin más continuando con el camino. Su vista iba de un lado a otro asegurándose de poder alertarlos a ambos en caso de que algo peor ocurriera, más si no hubiera sido por el aviso de la Nayade, probablemente hubiera caído en aquel agujero. Llegaron a lo que parecía ser la única forma de llegar al siguiente piso, se veía bastante difícil llegar, pero a la ajena se le habia ocurrido la forma. Los gritos y llantos de los arcanos en el otro piso lo hicieron mirar con sorpresa, por lo que sin más tardanza, se apresuro a impulsarse con las manos y hombros de la Nayade, llegando así al tercer piso.
En cuanto estuvo arriba, se agacho lo suficiente para extender su mano a la mujer y permitirle así subir junto con él, pero en el momento que ambos se encontraban arriba, parte del techo sobre ellos se derrumbo, por lo que el Arconte no dudo en incorporarse para cubrir a la mujer con su cuerpo, recibiendo el impacto de la madera calcinada y las vigas sobre su espalda, más su única reacción fue un quejido y un chasquido de lengua.- ¡DEBEMOS DARNOS PRISA!.- Exclamo sin importarle que su espalda haya sufrido aquel impacto, levantándose y comenzando a caminar junto a la mujer en dirección a donde los llantos y gritos se escuchaban. Estos venían de una habitación en uno de los pasillos, la entrada estaba totalmente colapsada, pero no había otra forma de entrar, nuevamente actuando por instinto, saco la Alabarda de su espalda aun cuando esta provoco un gran dolor en su mano por el acero ardiendo.- ¡¡A UN LADO DE LA ENTRADA!!.- Exclamo echándose hacia atrás, y cargando en contra de las maderas colapsadas que tapaban la entrada.- ¡AGH!.- Ayudado por el arma y su propio cuerpo, logro atravesar la entrada para mirar a dos jóvenes y su madre arrinconados por el fuego.- ¡Descuiden, los sacaremos de aquí!.- Exclamo tratando de calmar el llanto de las personas, acercándose a ellos, notando que un Dragón llevaba hacia arriba a la Alcaldesa, eso lo aliviaba, ella estaba bien. Miro a la Nayade, tenia una idea y esperaba que saliera bien.- ¿Puedes mojar a estas personas? ¡Si es así, hazlo!.- Exclamo alejándose de todos los presentes, lo suficiente para dejar ver la forma Arcana del Arconte, usando su Alabarda para hacer un agujero en el techo del cual las llamas salieron un poco, su plan era claro, ayudado por la Nayade y la alcaldesa, sacarían a esas personas por el techo y los bajarían con las demás personas a salvo antes de que el lugar colapsara por completo.- ¡VAMOS, RÁPIDO!.- Dijo con aquella voz distorsionada de su forma arcana.
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Post by Iphine Vorgel on Jan 6, 2018 23:08:41 GMT
A segundos de tomar la decisión de saltar e ingresar nuevamente al establecimiento, sus preocupaciones fueron disueltas al notar como un arma rompía a través de maderas afligidas por el fuego y los golpes. Dando un toque a la pata del dragón que la sujetaba, este entendió que debía acercarse al área. Rulzrom acató inmediatamente y se acercó lo más posible sin que el agitar de sus alas alimentaran el fuego, conforme Zykeor se integraba a la escena y se mantenía al márgen, pendiente de actuar de ser requerido.
Las flamas se propagaron a la hora de que el hoyo creado en el techo incrementó, pero entre el vivaz rojo y naranja se hicieron notar figuras conocidas, aparte de nuevos rostros pertenecientes a víctimas. La alcaldesa sintió un tirón en sus sentidos e inmediatamente optó por una posición distinta, dejando que el dragón que la cargaba la tomara por una pierna y así tener mejor alcance hacia los arcanos que requerían de su asistencia. -ACÉRCATE MÁS- ordenó a sus lacayos, descendiendo lo suficiente como para que sus brazos extendidos llegaran a interceptar los de una de las víctimas que ofrecía Xhial, tomando un jóven primero por ambos brazos. -CIERRA LOS OJOS Y CONFíA EN MI, PEQUEÑO- dijo de una forma algo pesada, e inmediatamente usando la fuerza de sus brazos para lanzarlo en dirección de Zykeor, el cual con destreza lo apañó con una de sus patas.
Hizo lo mismo con el siguiente joven, por lo que su guardián bajó para ponerlos en un área segura conforme Rulzrom y Vorgel continuaban sobre el techo. Al mirar a Xhial y su forma arcana, intuyó que podría ser un ser de luz, los cuales mayormente se caracterizan por la capacidad de poder volar -TOMA A LA NAYADE Y- antes de poder mencionar palabra alguna, el suelo debajo de ellos colapsó, apenas alcanzando Iphine a tomar a la mujer entre sus manos. Humo negro se alzó, entorpeciendo la vista sin saber si se encontraban a salvo -SALGAN DE AHÍ- fue lo que gritó, conforme cedía la mujer a la otra pata de Rulzrom. Se rehúsaba a salir de ahí sin los arcanos que le habían ayudado, pero no podía simplemente saltar a ciegas y entorpecer la situación. Quedó expectante, aún colgando de la pierna por el agarre del dragón y ofreciendo las manos en caso de que alguno de estos hiciera aparición y requiriese de su ayuda.
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Zoe
La Resistencia
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Post by Zoe on Jan 19, 2018 18:27:49 GMT
Las cosas ocurrían cada vez más rápido y el humo comenzaba a obstruír más y más la visión. Al elevarse al tercer piso ni siquiera tuvo tiempo de plantar bien los pies puesto que era sometida por el peso de su acompañante quien la había protegido de un derrumbe que seguramente la habría dejado más lastimada a ella que a él. No hubo tiempo de agradecer puesto que al incorporarse en el suelo, se apresuraron al lugar donde se hallaban los arcanos atrapados. Acató firmemente a la sugerencia del arconte, mojando cuanto pudo a los niños y la mujer que esperaban por su rescate. De inmediato, mientras el arconte quebraba la madera encima de ellos, corrió hacia los otros arcanos en sincronía con la aparición de la alcaldesa y sus dragones en las alturas. Tomó a los niños primero para elevarlo hacia la alcaldesa quien comandaba acortar distancia y así lo hizo. Uno a uno fueron rescatados, finalmente la mujer, sin embargo, nuevamente un derrumbe los dejó atrapados. Algunas piezas de madera cayeron sobre su cabeza, haciéndola caer al suelo pero no perder el conocimiento. Alzó la mirada para encontrarse con su acompañante buscando respuestas sobre cómo saldrían de ahí. ¿Otro hoyo quizá? Pero eso tal vez sólo derrumbaría la estructura encima de ellos y los aplastaría hasta su muerte. ¿Qué harían?
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Xhial Nalphalem
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Post by Xhial Nalphalem on Mar 24, 2018 15:14:53 GMT
El tiempo cada vez era más estrecho en lo que parecía ser un infierno que amenazaba con no dejarlos ir si se tardaban aunque fuera un segundo más en sacar a los sobrevivientes restantes y escapar de la manera que pudieran. La Náyade no había tardado mucho en hacer lo que el Arconte había dicho, mojar a aquella mujer y a sus dos pequeños, lo suficiente como para poder pasarlos por entre las llamas sin que las quemaduras fueran graves, y con la ayuda de la Alcaldesa, llevarlos a un lugar que fuera considerablemente seguro, cualquier lugar que no fuera aquel lugar que probablemente colapsará no es mucho tiempo. Uno tras otro, los sobrevivientes de aquel incendio fueron subidos a dónde Iphine se encontraba, con ayuda de los dragones que a esta acompañaban y a los dos individuos que estaban dentro del edificio aún, pero cuando la última persona fue sacada, parecía que las llamas se habían avivado a propósito, con la intención de calcinarlos y no darles chance de irse de ese lugar.- Grr… Maldición… .-Murmuró mientras notaba como todo comenzaba a ceder, incluso causando que la Náyade cayera al suelo por el impacto de varias piezas de madera, lo cual claramente preocupo al Arconte quien no dudó en acercarse y cubrirla con sus alas para que no siguiera recibiendo impactos innecesarios.- Saldremos de aquí… .-Murmuró tratando de darle algo de seguridad a la mujer, aunque él también dudaba de cierta forma.
Observó alrededor, todo era caos, no había manera segura de salir y lo sabía. Frunció el ceño mientras se miraba a sí mismo, cualquier intento de salir en esa forma de Arconte podría generar un mayor derrumbe, por lo que la idea que llegó a su cabeza era quizá la más tonta… Pero la mejor para asegurarse de que la mujer saliera a salvo. Llevó su Alabarda hacia atrás, y de un solo impacto, logró hacer una abertura en la ventana por la cual las llamas amenazaban con salir, pero aun no formaban la pared ardiente que evitaria que salieran. Uso sus alas y su cuerpo para sostener el interior de aquel lugar y evitar que al menos ese cuarto se destruyera. Desvió su mirada a la Nayade, con los ojos brillando en aquel casco.- Estoy seguro que la alcaldesa… Estará esperando… ¡SAL DE AQUÍ!.- Exclamó, solo esperaba que aquel improvisado plan funcionara y que al menos la mujer pudiera salir a salvo ‘’Silver va a matarme por esto…’’ Pensó casi como una broma.
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