"Not totally as the old times" [Priv]

Todo había salido como lo había planeado, mi movimiento había logrado derribar a Kaiser dejando el paso libre a Raymond para poder actuar, sin embargo el hecho de estar preocupado de que no lastimaran a Raymond provocó que me distrajera de mis enemigos. No estaba prestando mucha atención a mi alrededor, supongo que tanto tiempo sin el peligro me ha dejado menos alerta de lo que era antes y eso para esta situación estaba de lo peor. Mis ojos se habían quedado pegados en los ágiles movimientos de RayRay que solo me hizo volver a la realidad el grito que pegó mi hermano para alertarme del peligro. Me voltee con rapidez para darme cuenta que uno de los encapuchados era una Oni que había aprovechado la distracción que tuve para poder atacar. Veía como aquellas municiones venían directo hacia mi, no tenía oportunidad de escapar ni de correr, solo cerré los ojos esperando el impacto. 

Sin embargo no ocurrió, no sentí los dardos atravesar mi piel, solo sentí un peso sobre mi... Abrí mis ojos y vi como el cuerpo de Wolfeimer caía sobre mi. Me había protegido, una decisión que aunque pareciera heroica no fue la mejor que el lobo pudo haber tomado, pero sentía un alivio y agradecimiento por eso... -" Wolfeimer, estás bi... "- No alcancé a terminar de hablar pues el otro encapuchado agarró a Wolfeimer y se lo llevó por los aires, todo fue tan repentino y fugaz que me quedé paralizado, sin saber que hacer, viendo como el encapuchado soltaba el cuerpo débil del lobo para azotarse contra el suelo. Fue entonces que pude reaccionar y fui corriendo a la emergencia del lobo que se encontraba herido -" WOLFEIMER ESTÁS BIEN? "- Le agité unos momentos para asegurarme de que estuviera con vida. Sin embargo ya no podía seguir perdiendo el tiempo. Por lo que del bolso que traía en mi cinturón saqué un cuchillo con el cual estaba dispuesto a atacar. 

Sabía que no podía lanzarme contra los voladores, no soy de lo mejor peleando y menos ahora que ha pasado tiempo desde que no lo hago, sería un suicidio tener que pelear con dos arcanos voladores en mi estado, por lo que me armé de valor y lo que creí fue lo mejor era el enfrentarme contra Kaiser yo mismo. -" Raymond yo me encargaré de Kaiser, tu ve con Wolfeimer "- Grité con la esperanza de que me hiciera caso...

Los dardos se habían enterrado en Wolfeimer.

Los puños de Raymond se apretaron, no podía hacer mucho ya. Su ira fue mayor cuando escuchó las sucias órdenes de Kaiser; le haría tragar las alas de sus subordinados si lo provocaba. No había siquiera escuchado a Wild cuando ya se había lanzado hacia aquella mujer; el salto fue ayudado de los árboles alrededor, y una vez con el impulso, su brazo se aplicó como gancho en su cuello. Su fuerza no tardaría en romper las vértebras, pero no era eso lo que quería. El mismo impulso le había ayudado para sacarla de balance, los dos caían a pique hacia el suelo y el licántropo había sido el vencedor en aquella contienda que simplemente parecía para él estar ganada desde el primer momento

Sabía pelear, sabía usar su entorno; de ser necesario arrancaría un árbol y lo usaría como arma.

OOC: perdonen, de verdad no se me dan muy bien los roles de batalla :'v

Sin esperar mucho y casi sin prestarme atención Raymond se abalanzó sobre la Oni que nos había atacado a mi y a Wolfeimer, su velocidad era increíble, pero lo principal era no perder más tiempo y mucho menos distraerme. Miré mi brazo y pude notar como dos de las agujas se encontraban clavadas en mi brazo, supongo que toda la adrenalina del momento hizo que fuera inmune al dolor que debió provocar los pinchazos de los dardos. Los retiré de mi brazo para lanzar ambos al piso mientras observaba a Kaiser, poniéndome en posición para atacar lo más rápido posible o defenderme si era necesario. Tensé cada músculo de mi cuerpo para poder hacer un movimiento más certero, pero el grito del lobo enemigo me tomó por sorpresa, fue entonces que sentí un ruido extraño, para voltearme donde se encontraba ese ruido y darme cuenta de un rayo que venía hacia mi, por suerte tuve el tiempo suficiente de hacer un giro de barril y esquivar el rayo justo a tiempo. Observando con detenimiento pude ver al encapuchado que había perpetrado el ataque... -" Un dragón? "- Musité en voz baja con cierta duda... No conocía mucho sobre otros arcanos pero estaba seguro de que un dragón podría hacer un ataque como ese.

La voz de Kaiser resonó por el lugar dando ordenes a los encapuchados las cuales eran dejar incapacitados a los otros lobos, mi dientes se apretaron y sin dudar o tener algún arrepentimiento me lancé contra el lobo terminando los dos derribados en el piso, teniéndome a mi sobre él y con cuchillo en mano estaba dispuesto a apuñalarle cuanto fuera necesario, sin embargo una extraña luz logró captar mi atención, para dirigir mi mirada de donde provenía. Aparentemente lo que la provocaba era el hechizo que conjuró Wolfeimer. Sin tardar mucho un remolino de hojas se posicionó alrededor de mi, aparentemente era un hechizo de curación...

Ante tal conmoción que se estaba armando en el templo las luces de algunas habitaciones comenzaron a iluminarse, al parecer todo esto terminó por despertar uno que otro cortesano del verano los cuales sin dudar mucho salieron a ver que era lo que ocurría en el exterior. No sabía si esto era una señal de algo o una suerte tremenda pero pronto comenzaron a notar a aquellos encapuchados. Alguno que otro de ellos me reconocía ya por el tiempo que llevaba en el templo así que no tardarían mucho en acercarse en mi rescate

Las alas de aquella mujer rompiéndose ante el impacto fue sumamente agradable. Raymond disfrutaba de esa sensación en efecto, le gustaba el crujir de los huesos o la sangre salpicando en su rostro cuando la carne era incapaz de mantener lo que debía ir dentro en su lugar. El licántropo gruñó de mero gusto cuando al levantare pudo admirar la adolorida figura arcana que había sucumbido bajo su peso. Sus ojos, inyectados en las renovadas ansias de sangre se clavaron ahora en el siguiente en su camino. Sus puños se cerraron, la caída le había dado a su cuerpo un sacudón tan tremendo que ahora la adrenalina lo atravesaba, lo hacía sentir cincuenta años más joven, quizá cien. Fueron unos pasos antes de que se abalanzara contra el siguiente arcano: el dragón que haría poco asediaba a Wolfeimer. Raymond dispuesto, con la mandíbula apretada echó el puño hacia atrás y el cielo retumbó con un trueno, la hojarasca bajo sus pies descalzos se levantó y el viento surgido de la nada le erizó la piel.

Fue entonces que se dio cuenta: estaba retrocediendo en el progreso relativo que había logrado. De nuevo quería matar.

Rugió de ira, cuando se dio cuenta de que estaba retrocediendo, su puño no se estampó en carne, de haberlo hecho quizá el árbol en el que terminó enterrado la mitad de su brazo no se hubiera torcido y luego quebrado. El jodido Dragón se salvó por muy poco pero Kaiser no lo haría... O eso creyó.

Las luces del templo se encendían, una por una las exclamaciones de los cortesanos se hacían presentes en sus oídos como algún tipo de murmullo proveniente desde el final del mundo, un murmullo que llamaba a sus sentidos al control y al encierro de nuevo. Su cerebro también lo clamaba "¡Calma! ¡Calma por favor que te pierdes a ti mismo!" Escuchaba gritar. Kaiser se alejaba, podía ir tras él, podía perseguirlo, acabarlo de un mordisco a la nuca, las ansias estaban allí: haciendo que su corazón y sienes latieran con fuerza y rapidez, haciendo que el recuerdo del sabor de la sangre caliente se manifestara en su boca; se acarició los dientes con la punta de la lengua incluso. Pero había algo más importante aún de lo que debía encargarse en ese momento:

—¡Wild!

El viejo licántropo se apresuró, dejó al perpetrador alejarse a su gusto, ya se haría cargo de él. Sus pasos se dirigieron primero a Wild Fang, el más joven de los presentes y de inmediato le ayudó a pararse, los cortesanos no tardarían en llegar, en ver a Raymond alzar al muchacho con las manos llenas de la sangre proveniente de los arañazos y heridas que provocó el golpe en el árbol; al mayor no le preocupaba cuan herido estuviera, su sistema había incluso resistido venenos haría mucho ya, y tenía fe que por más que hubiera envejecido aún los soportaría de ser el peor de los casos. Sus manos fueron rápidas en inspeccionar al muchacho; luego dirigió sus ojos a Wolfeimer quien tenía el grimorio abierto entre sus manos. Lo veía exhausto, si, pero pronto deberían partir, debían regresar a la manada antes de que la falta los delatara. De nuevo se estaba desesperando, lo sabía por su visión: borrosa e imprecisa, tal cosa lo obligó a hablar estúpidamente:

—Díganme que no se van a morir —demandó.

Antes de que los sucesos más importantes ocurrieran fue que sucedió el ataque de Kaiser hacia mi, el haberme distraído solo había provocado que tomara la ventaja y lograra ensartar de manera audaz sus filosos dientes en mi cuello, aunque por suerte la mordida no dio en alguna arteria y fue más que nada algo superficial, pero logró hacer que el cuchillo que tenía e mis manos cayera para estas dirigirse a la herida de la cual la sangre estaba comenzando a brotar. Más temprano que tarde el hechizo de Wolfeimer hizo su aparición, así que la herida se cerró antes de que pasara a mayores, sin embargo esta no estaba seguro si ese hechizo sería capaz de curar veneno, aunque más que preocuparme yo, me preocupaba por el otro licántropo joven pues el había recibido más ataques, en cambio yo solo había recibido el impacto de dos agujas las cuales impactaron en las capas de ropa que llevaba encima, así que las cantidades de veneno que mi cuerpo recibió suponía no serían letales si se determinaba que tipo de veneno era.
Por otro lado teníamos la escena de Raymond destrozando sin piedad a los secuaces del perpetrador, ver en ese estado a Raymond era aterrador, aunque ya tenía en mi consciencia aquellas actitudes del lobo mayor, no recuerdo jamás haber visto aquella faceta sádica de Ray, sin embargo confiaba en él y sabía que esos instintos no podrían dominarle y para mi suerte así fue. 

La súbita aparición de los cortesanos del Verano ante la conmoción provocó que Kaiser optara por retirarse y para nuestra mala suerte así fue. Llamó a todos los que lo seguían para cometer sus sucios actos, uno por uno desapareciendo en la infinidad de la noche. Uno de los últimos terminó por agarrar al lobo que se encontraba bajo mi para llevárselo lejos. El movimiento fue tan rápido que me derribó sin dejarme oportunidad de aferrarme para no dejarle escapar, cayendo de lleno en el suelo lleno de tierra del templo. Apenas eso sucedió el grito de Raymond resonó en el lugar, para luego cuando de nuevo volví a mi mismo, la imponente figura del rubio estaba frente a mi para acudir a mi ayuda. Me ayudó a ponerme de pie, el momento pesado ya había pasado por suerte, aunque los enemigos hayan terminado por huir, ya estábamos a salvo, al menos por ahora... Sin pensar mucho me aferré a el rubio en un abrazo que por primera vez no deseaba que me correspondiera -" Me asustaste "- Dije por lo bajo, verlo en ese estado me dejó algo shockeado, jamás pensé verle con esos instintos tan mortales, pero ya había pasado, ya todo había pasado...

La figura demacrada de Wolfeimer se hizo presente, mencionando que debía irse... Era cierto, si notaban su ausencia estaría en problemas y no quería que se metieran en más líos por mi culpa. Le extendí la mano a Wolfeimer para despedirme " Trata de recuperarte e intenta ser más precavido "- Le dije con una sonrisa para ver al lobo alejarse lentamente. Mis ojos se clavaron en los de Raymond una vez más -" No voy a morir, gracias a ustedes no lo hice, gracias a ti Raymond "- Dije esbozando una leve sonrisa -" Ahora tengo otra razón para adorarte, eres el mejor, siempre lo fuiste,lo sigues siendo, pero ahora el que necesita ayuda es Wolfeimer... Por lo que he visto aveces es algo infantil, solo debes tenerle paciencia, puede convertirse en algo valioso algún día "- Luego de decir esas palabras pegué un salto para rodear mis brazos en el cuello de Raymond para abrazarle de manera diferente a como lo hacía habitualmente, osea, abrazándole de la cintura -" Me alegra haberte visto "- Fue lo último que dije -" No les gustaría quedarse por esta noche? en esta condición es peligroso que se vayan "-