Aagron
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"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
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Post by Aagron on Oct 8, 2017 3:41:19 GMT
El dragón, por segunda vez en el año estaba recorriendo distancias tremendas en periodos de tiempo tan cortos que su salud sin duda se vería afectada en algún punto. No de momento.
Aagron había estado al pendiente de la tableta, no siempre participaba, estaba más que nada atento a cualquier cosa extraña. En el festival del cortejo había raptado a una mujer llamada Amalthea; no sabía mucho de ella, apenas y sabía cómo se veía por lo que algunas personas le habían comentado así que por lo menos tenía una idea de cómo se veía la persona a la que buscaba. El dragón, descendió finalmente en la playa de Acualia, su respiración era pesada, su garganta se sentía caliente como si hubiera terminado de respirar una buena bocanada de fuego. Su aspecto, antes amigable, cambiaba drásticamente cuando se trataba de librar su forma. Su cabeza poseía cuernos, sus fauces mostraban la clara hilera de filosos dientes de un carnívoro, de su cuello, crecía cierta cantidad de pelaje, como si de la crin de un caballo se tratara antes de que el resto de su cuerpo fuera totalmente cubierto por escamas brillantes de color rojo; las del cuello siendo especialmente vistosas por su tamaño y contraste casi dorado.
Si, su caracter daba la sensación de que había nacido en la raza equivocada, pero su cuerpo era el de un dragón en todo derecho.
Había dicho que permanecería en su forma real, y siendo ese el caso, de esa manera anduvo con prisas entre la arena de la playa, sus ojos atentos a cualquier movimiento. El cielo nocturno cubierto por nubes parecía negado a dejar asomar la luna o las estrellas, por lo que se veía obligado a forzar su vista. Maldición, estaba bastante preocupado; era absurdo estar preocupado por alguien a quien no conocía, pero sus valores así lo dictaban. Una mujer más encima, había sido sometida a un trato terrible, infrahumano quizá; tenía que encontrarle a como diera lugar y llevarle a la seguridad tan pronto como sea posible. Gruñó, su voz bastante gruesa por el cambio de forma se alzó entre la oscuridad
—¿Dónde estás? —fue lo que dijo— Dioses, por favor que no sea tarde...
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Amalthea
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Post by Amalthea on Oct 8, 2017 4:14:37 GMT
La noche habia pasado rapido para la mujer que sufria, la muerte estaba al borde del abismo donde las almas en pena solo susurraban su tristeza, su amargura y su dolor haciendo que la unicornio se sintiera abrumada en el silencio de su mente, pero...¿como habia llegado hasta ahi?¿por que no habia muerto ya en aquel terrible lugar donde habia terminado por azares del cruel destino? en realidad no lo sabia pues solo lo que recordaba en aquel tan horrible lugar era la charla tan gentil que habia tenido con aquella tan linda sirena. —T-T...Tsuyume....— Dijo apenas en un susurro de dolor, los dias, las semanas en ese lugar sola creyendo hasta la fecha que su amiga habia fallecido y su cuerpo tirado al oceano la hacian sentir mucho dolor no solo fisico...tambien psicologico.
Pero no todo fue oscuridad en aquella penumbra pues otro rayo de luz que aunque fue pequeño le habia dado la oportunidad de liberarse del encierro y la muerte mas horrible que podria esperarle a un arcano, un hombre que solo podia recordar de conversaciones amables, palabras gentiles y por supuesto el unico que le brindaba un poco de ayuda medica y alimento que simplemente nadie podria haberle dado de no ser por que ese muchacho le habia por algun motivo que desconocia la arcana, brindado su apoyo y esperanza cuando nadie mas lo hacia, recordando principalmente aquellos ojos...unos ojos color esmeralda que siempre quedaran grabados en su memoria agradecida si...sobrevivia.
Ahora estaba entre unas hojas de palmera, su hermoso cabello que alguna vez habia sido tan largo como para llegar al suelo fue cruelmente cortado hasta la nuca un poco mas arriba, mal cortado y herido su cabeza por el mismo filo de la navaja que usaron para robarle su preciada cabellera, su hermoso rostro tenia marcas de los miles de golpes que habia recibido en cada castigo de sus intentos de escape que jamas habian sido exitosos, su espalda yacia con latigazos que se habian contenido de golpearla mas fuerte pues de haberla golpeado de verdad, habrian desprendido la carne del hueso,sus brazos sufrieron con las torturas que nunca tuvieron motivos para hacerlas y claro a nadie se le deseaban, pero la herida critica era su pierna izquierda que tenia un moreton enorme, color rojizo con purpura una fractura en dos puntos, que de no ser tratada perderia su pierna, la unicornio apenas tenia fuerza para hablar queria tener fuerza para gritar por ayuda como el hombre que la dejo ahi esperando y rogando a los dioses que alguien la encontrara le habia dicho antes de irse y dejarle la tabla arcana de el mismo. "—Amalthea no te duermas...por favor trata de resistir, se que alguien llegara por ti...debo volver pero te prometo que nos veremos de nuevo...se fuerte—" Esas palabras sonaban en su cabeza una y otra vez.
La albina noto que la brisa marina que la hacia despertar de vez en cuando, el frio la abrumaba y solo tenia esos arapos que cubrian su cuerpo levemente mostrando los golpes en aquella piel de muñeca que habia sufrido tanto, su poca energia la uso para tratar de comunicarse por la tabla arcana del hombre a la cual le puso su nombre para poder pedir auxilio, pero la sangre seca sobre su rostro le impedia ver quien era ese arcano que le pedia que no se fuera,ella trato de escribir y leyo como la ayuda hiba en camino o eso creia, pasaron horas y el dolor era insoportable, como el cansancio que casi hacian que la dama quisiera dormir, pero si lo hacia, si cerraba sus ojos quiza no los volveria a abrir. "—Voy a morir, estoy muriendo...no debo dormir...no debo...—" penso pero...
Como un milagro escucho una voz pero no tenia fuerza para gritar solo un susurro escapo de aquellos labios rosados. —a....ayu...da....—
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Post by Aagron on Oct 8, 2017 4:55:14 GMT
Entonces, fue que finalmente sus ojos pudieron ver aquella figura. La enorme figura del dragón aceleró con pesadez, reduciéndose de a poco hasta la forma de un hombre. Desgraciadamente, Aagron no había planeado mucho el ir, simplemente lo había hecho. Su voz se alzó de nuevo, le llamó ¿Seguiría viva? Dioses, por favor, debía seguir viva ¿Verdad?
—¡Amalthea! —exclamó. Sus pasos se aceleraron aún más y estando a cierta distancia, se aventó de rodillas sobre la arena. La vista lo dejó horrorizado.
Sí, se trataba de una mujer sin dudas, volvió a nombrarle "no cierres los ojos aún" repitió unas tres veces "Háblame" dijo otras dos veces; que le dijera lo que fuera, lo que fuera que le asegurara que siguiera respirando. Sus brazos le alzaron con precaución, tenía miedo de tocar mal y causarle más dolor del necesario; no había forma indolora de trasladarle por la magnitud de las heridas. No veía ningún punto que pudiera tocar sin que a ella le doliera. Llevaba medicamentos encima, si, su morral con las medicinas que usaba en sus viajes era lo único que se había traído con él ¿Qué podía hacer? Atender las heridas que pudieran matarle por desangre, eso era lo primero que podría hacer ¿Con la pierna? La veía inflamada ¿Estaría rota? de ser así, podría quizá entablillarla, cuanto menos regresar los huesos a su sitio y luego inmovilizarla; necesitaría a un boticario o a un doctor que pudiera ayudarle al respecto, pero podía salvarle, eso seguro.
"Vendrán por mi" Eso había dicho ella ¿Quienes? Luego lo averiguaría.
Una vez, la tenía en brazos, se puso de pie y echó a correr; debía buscar algún lugar que estuviera medianamente oculto; el cielo abierto era un problema si se trataba de huir de alguien. Fueron varios metros recorridos en poco tiempo hasta que dio con lo que podía ver medianamente parecido a un refugio; un trayecto en el que procuró que la brusquedad del movimiento no terminara por enviarla a ella a la inconsciencia por el dolor. Una vez dentro, se dio a la labor de atender las heridas.
—Aguanta —habló otra vez— Por favor... ¡Aguanta!
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Post by Amalthea on Oct 8, 2017 5:21:41 GMT
Sentir que alguien se acercaba a ella, sentir como era tocada y simplemente sentir un dolor extremo le hizo soltar un quejido pero no podia hacer mas que soltar lagrimas del inmenso dolor, esta escucho como su nombre era pronunciado una y otra y otra vez de manera insistente, querian mantenerla despierta pero era dificil, el dolor de su pierna era tan fuerte que casi gritaba la femina del dolor pero fue acallado por la misma debilidad que amenzaba con su vida. —a-agh...—
El camino habia sido verdaderamente largo para la pobre mujer que solo estaba recargada en el pecho del hombre que le estaba llevando a un lugar seguro, tenia miedo mucho pero mucho miedo de que aquellos que amenazaban con quitarle la vida estaban detras de ella o que habrian capturado al joven que a habia liberado del barco donde estuvo encerrada por varias semanas o meses, en realidad no sabia cuanto habia pasado ya desde el festival del cortejo y tampoco le interesaba mucho por ahora dado el dolor en su cuerpo, para ser en un parpadeo depositada sobre una cama, un suspiro de alivio escapo de sus labios para tratar de ver a quien la habia cargado, abriendo sus ojos amatista confundida de quien podria ser pero...sabia su nombre ¿le conocia? ¿o acaso Tsuyume tenia razon y si habia arcanos preocupados por ella desde que desaparecio?.
—¿q-q-quie...e....er.....e.s.....— Apenas pronunciaba, su voz estaba muy rasposa como si hubiese gritado por dias sin descanso, para cabecear como si fuese a perder por completo el conocimiento. —d-due....l...e.....—
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Post by Aagron on Oct 8, 2017 14:03:31 GMT
Apenas le había entendido. Su rostro se había congelado en una mueca de confusión algunos instantes antes de que sacudiera la cabeza. Le había preguntado su nombre ¿No? Mantenerle hablando sería buena idea, que se pudiera concentrar en algo que no fuera el dolor.
—Mi nombre es Aagron —Contestó— de apellido no llevo nada, pero aquí tienes: mis puños a tu servicio si hacen falta.
No sabía si alguien aún vivía en el lugar al que había llegado, era algún tipo de vivienda escondida entre los matorrales del lugar. Una vez le bajó, rebuscó en su morral lo necesario; llevaba vendas, algunos frascos con diversos ungüentos para desinfectar, otros para relajar los golpes... También tenía encima el mismo sedante que utilizaba en sus flechas ¿Qué tan buena idea sería aplicárselo a ella? Él en persona ya lo había probado, sabía que un dolor excesivo literalmente podrías dejar de moverte en cuestión de instantes. Negó con la cabeza. primero se aseguraría de que pudiera recuperarse sin peligro. Fue así, que primero le hizo acomodarse, que su espalda quedara al descubierto. Tragando grueso, removió los sucios harapos que le servían a ella como única cobertura. Sabía que hacía frío, podía sentir la temperatura atacando su propio cuerpo; tendría que encender un fuego que pudiera- un segundo
Cauterizar las heridas ¡Claro! Esa era otra alternativa.
Pero primero lo primero: Desinfectar.
Tomando el frasco que lo contentía, Aagron quitó la tapa y luego hundió los dedos. No tenía gasas encima, habría que conformarse con lo que podía hacer.
—Esto va a arder —advirtió— Arderá, pero evitará que enfermes de alguna infección; por favor aguanta.
Y así empezó el procedimiento, era tan cuidadoso como podía, pero de nuevo: No habría forma indolora de proceder.
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Post by Amalthea on Oct 10, 2017 5:31:43 GMT
Su cuerpo sufria los dolores de los mas simples roces contra su piel, su pierna punzaba de tremendo dolor pero le parecia verdaderamente imposible cuando el arcano dijo su nombre esta le miro con temor, tenia miedo que alguien mas le hiciera daño aunque prometiera que estaba a su completa disposicion, aunque prometiera que la protegeria.
Cuando esas mismas palabras ya se las habian expresado y no estuvo cuando fue raptada, estaba triste pero no habia gesto de tristeza en su rostro, solo seriedad como si un cubo de hielo estuviese plasmado en su rostro y corazon para siempre, luego sintio como fue acomodada y se quejo de dolor. —H-HNG!— Luego la ropa fue removida mostrando los latigazos, le dio pena que el hombre las viera, pero no pudo hacer nada para evitarlo, que fuera a desinfectar las heridas era motivo suficiente para que aceptara.
—h-haga....lo....que tenga que hacer...—
Fue cuando el hombre comenzo a limpiar su cuerpo, cada toque hacia que la mujer tuviera un pequeño espasmo de dolor, salto tras salto mientras la herida era limpiada, para sentir alivio cuando dejo de moverse. —u-ugh...—
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Post by Aagron on Oct 11, 2017 19:10:49 GMT
Y fue un proceso, que por la cantidad de cortes y heridas abiertas tomó tiempo. Aagron tenía que frenar de vez en cuando por temor a estar siendo muy brusco. Podía imaginarse el tremendo dolor que debía de estar sintiendo. Quería aliviarle lo más pronto posible. Sus ojos rebotaban ocasionalmente a la pierna hinchada ¿Cómo debía tratar eso? No había tratado huesos rotos nunca; había tenido la suerte de nunca herirse de esa manera y al viajar entre humanos tenían un par de hombres y mujeres que podían entender cualquier contrariedad de índole semejante...
Tragó grueso, sintió sus manos temblar. La sola vista era dolorosa, pero tenía que hacer algo o de caso contrario dejar que se retorciera. Conteniendo el aliento, primero se dispuso a palpar; primero tenía que saber qué estaba tratando, y en efecto, se trataba de un hueso roto, a saber de qué manera. Su mandíbula te tensó sola, pues realmente deseaba tener algo que le ahorrara el dolor. Una vez supo cómo tenía que proceder, miró a su alrededor; si se mordía la lengua quizá se la cortaría y sería peor aún. Consiguió algo: un trozo de madera que cuanto menos, estaba seguro que no se rompería fácilmente. Lo que hizo fue acercárselo, explicando que en cualquier caso debía morder eso y no su lengua.
—Perdón, pero es necesario —fue lo que dijo en ese momento; simplemente sintió que debía decirlo o de caso contrario sentirse sumamente culpable consigo mismo.
Y fue entonces, que dejó de pensárselo, y con firmeza presionó los costados de aquella pierna tan inflamada para regresar el hueso a su sitio. Apenas tenía estómago para eso, la sensación bajo sus manos era terrible y no quería ni imaginarse lo que debía sentirse. Para evitar hablar de más y dar la impresión de sentir lástima, fue él quien se mordió la lengua, fue un impulso, algo que le mantenía anclado al suelo y concentrado en su tarea.
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Post by Amalthea on Oct 17, 2017 3:14:01 GMT
La mujer se quejaba del ardor que estaba sintiendo en su espalda, aquel pequeño trozo de tela estaba tocando su tan herida piel, no quería sufrir más, quería que el dolor cesara de una vez por todas pero no fue así, tenía que hacerse aunque no lo quisiera porque podría enfermar o peor…morir. En eso los toques contra su herida piel habían cesado permitiéndole a la albina expresar un enorme suspiro de alivio que quizá había durado tan solo unos segundos pues el draconico se acercó hasta la pierna herida y el más simple toque contra esta causo que la dama se quejara con notoriedad ante el obvio dolor.
—¡¡A-Ah!! ¡Basta por favor m-me duele mucho!— Decía con lágrimas en los ojos, cuando fue dejado para notar como el contrario se movía de un lado a otro buscando alguna cosa en específico que la mujer desconocía por completo, se quedó mirando adolorida y confundida, quería descansar pero le era imposible, hasta notar un pedazo pequeño de madera perfecto para…¿morder? Que extraño fue para ella, no comprendía hasta que lo pensó con mucho más cuidado, iban a tomar su pierna nuevamente y eso era un método para que la mujer no gritara de dolor, asintió con mucho temor, en realidad no quería hacerlo por este mismo temor pero solo había logrado escuchar una cosa por parte del arcano llamado Aagron. “—Lo siento pero tengo que hacerlo—“Fue en ese preciso instante en el que la pierna había sido tomada, en la que un movimiento duro pero a la vez rápido acomodo el hueso roto en su respectivo lugar, Amalthea soltó un grito de mucho dolor que se ahogó mientras mordía con fuerza el pedazo de madera que yacía en su boca. —¡¡¡¡¡¡¡¡¡HNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNG!!!!!!!!!!— Muchas lágrimas y movimientos levemente bruscos a causa de la debilidad se presentaron en la mujer hasta que simplemente se desmayó en la cama, llena de dolor y cansancio que la habían derrotado, dejando de morder el trozo de madera, entre lágrimas y suspiros.
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Post by Aagron on Oct 23, 2017 23:09:50 GMT
Fue en ese momento que Aagron recordó porqué no le gustaba la medicina.
No le gustaba tener que poner las manos en heridas de por si dolorosas, sabía que era para asegurar la recuperación, pero realmente no le agradaba tener que realizar acciones dolorosas por más que hicieran bien a la otra persona. Había recordado ese gesto en el instante en que entre el dolor, la pobre mujer había terminado por perder la consciencia. Él tembló; había sentido el hueso regresar a su lugar y no había sido agradable, había provocado que aquella mujer tuviera un colapso (quizá uno de tantos que había tenido en el periodo de tiempo que había permanecido cautiva), había causado dolor en el ser que había dicho hace tan poco que protegería con su vida de hacer falta. ¿Cuantas cosas más tendría que hacer?
No había tiempo que perder tampoco. Registró que respirara, que su pulso estuviera estable, y luego corrió fuera del refugio. Fue de un lado a otro en la playa, buscando todo aquello que pudiera serle funcional para inmovilizar la pierna, también con qué cubrirle. Se estaba empezando a marear con todas las cosas que empezaban a pasar de un lado a otro de su cabeza, y no eran tantas tampoco que se dijera. Aagron Dedicó la noche a todo ello: entablillar la pierna, mantener desinfectadas las heridas mientras las plaquetas hacían su trabajo y generaban costras; si lograba que la herida no se infectara en ese periodo de tiempo, no habría tanto dolor al momento de trasladarle a la ciudadela.
No durmió ni bebió y tampoco se dignó bucar nada de comer; debía estar atento. Fue así, que sin darse cuenta llegó el alba. Sus ojos cansados se quejaban ante la más mínima proyección de luz en los cielos, y él se mantenía en silencio. Había hecho todo lo que había podido en el menor tiempo posible y de la mejor manera que conocía; le quedaba confiar y esperar en que ella despertara por su cuenta.
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Post by Amalthea on Dec 2, 2017 4:11:18 GMT
Las respiraicones de l unicornio fueron irregulares las primeras horas de sueño debido a la delgada linea que habria entre la vida y la muerte, luego de pasar las horas en incertidumbre para el dragon que le habia acomodado el hueso, sanado la mayor parte de las heridas mas graves, una verdadera ardua tarea para el draconico de melena rojiza.
En los sueños de la unicornio, cierta cantidad de recuerdos surgian hacia lo mas profundo de su memoria, el soberano del invierno...la soberana de la primavera, su mas amado y cercano amigo Garkal el Bardo,habia mas cosas de las cuales su mente se llenaba,la sonrisa de su antiguo esposo, la risa de su pequeño que ya no estaba mas a su lado, el momento en que penso entre sus sueños que era momento de creer, pensar y trascender en la vida, estaba dispuesta a cambiar, cuando un ligero dolor se mostro en su cuerpo pero no era muy fuerte, si no que el frio de la noche le habia hecho sentir esa incomodidad del hueso, causando que la dama al momento en que la luz solar abria el paso entre las pequeñas agrietaduras de la cabaña, el sol se habia asomado para anunciar un nuevo amanecer de un nuevo dia y una nueva vida.
La albina jadeo ligeramente entreabriendo sus suaves labios ligeramente rosados, aquellos hermosos ojos amatista se abrieron por fin, alguna ligera mejora se miro en la mujer que giro su rostro hacia el amable ser que le habia ayudado felizmente, que le habia hecho sentir como si en realidad no fuese basura, su mano amoreteada y temblorosa acaricio la mejilla del dragon, se quedo verdaderamente atontada en aquella piel morena pero simplemente dejo caer su linda mano debil en aquella cama de mimbre.
—.....B-bueno...s....dias.....c-c...caba...llero....d-d...deberia desca....nsar....y-yo.....p-puedo re....res....istir....—
Expreso sonriendo entre eltan terrible dolor, pero de igual manera logro demostrar su fortaleza para sonreirle, para que pudiera descansar sin temor a que ella...falleciera durante su sueño, en realidad sentia que podria mantenerse consiente, queria vivir, tenia mucho por que hacerlo, iniciar una nueva vida, apesar del HORROR que habia experimentado.
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Post by Aagron on Dec 3, 2017 22:21:29 GMT
Aagron, para el amanecer sentía que su cuerpo no podría mantenerse sin descanso un segundo más. Sentía los párpados pesados, muy muy muy pesados, pero no podía darse el lujo de dormirse aún. Fue cuando ella, por más débil que pudiera sentirse, había estirado la mano a su mejilla que pareció recobrar de forma instantánea toda la energía que durante la noche no había podido recuperar, pero fue momentáneo. Un pequeño subidón antes de que su cansancio volviera a golpearlo con la fuerza de un minotauro; eso fue lo que sintió el dragón cuando le escucho hablar: la necesidad de mantenerse firme hasta que ella le suplicó descanso.
Él apretó los labios entonces, dirigió sus ojos hacia ella y luego negó con la cabeza; no había tiempo que perder, debía reaccionar y actuar pronto... pero ¿con qué fuerzas? Estaba cansado, su espalda dolía justo donde debían de aparecer las alas en su forma real, sus piernas también se resintieron por las constantes carreras de un lado a otro durante toda la noche. Necesitaba reposo real, era algo que no quería aceptar. Aagron intentó ponerse de pie, sin lograr demasiado, solo volver a caer de sentón maldiciendo la inutilidad de su cuerpo por debajo de su voz habitual, estaba patéticamente inservible cuando debía estar al cien de sus capacidades... su cuerpo le reprendería durante varios días lo que estaba a punto de hacer, estaba seguro, pero no había alternativa.
—No quiero que esperes demasiado —fue lo que dijo— Vine aquí para ayudarte, eso es lo que haré.
Entonces si fue capaz de ponerse de pie, se obligó a hacerlo conteniendo cada una de las quejas que pudieron haber asomado por sus labios. Era un guerrero, era un hombre que debía aceptar su propio dolor para poder evitar el de otros.
—¿Crees poder sujetarte si te llevo en mi lomo? —preguntó entonces.
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Post by Amalthea on Dec 9, 2017 3:35:40 GMT
La situación era complicada, el arcano con piel caramelo se negó a descansar ¿Por qué? ¿Porque ella tenía que ser más importante que si mismo?...estaba cansada de ser prioridad para los demás que podrían simplemente sentir lastima, las lágrimas cayeron de sus ojos y rodaron por sus mejillas mientras miraba al arcano pensando y recordando aquel festival que le trajo las más amargas experiencias, maldecía internamente ese momento que tuvo que admitir el amor por alguien que no sentía lo mismo pero… ¿Qué esperaba? Simplemente quería olvidar ese amor y trago saliva, audible pues su garganta estaba seca, la mujer miro al dragón levantarse y aun llorando negó con la cabeza y estiro apenas su mano para tratar de hacer que el arcano regresara a sentarse y descansar pero prontamente la voz del contrario hizo eco en la habitación.
“—No quiero que esperes demasiado, vine aquí para ayudarte, eso es lo que hare. —“ ¿Por qué?...en realidad estaba cansada de sufrir, cansada de sentirse triste, estaba viva estaba viva y lo agradecía con todo su corazón a los dioses que se le fuera regalado el tiempo que tenía ahora en adelante de vida hasta que su momento finalmente llegue, era tan curioso ver esa sonrisa aunque extremadamente cansada, reflejada en el dulce rostro del pelirrojo, eso era algo que la hizo llorar incluso más que nunca, lo extrañaba tanto, extrañaba tanto una sonrisa sincera que no pudo evitar llorar después de todo ese sufrimiento donde las sonrisas eran lascivas, eran pútridas y pervertidas, la mujer de piel porcelana con marcas de heridas coaguladas por la magnitud de unos golpes se veía ligeramente sonrojada. —Usted es…m-maravilloso…—
Dijo para notar como el contrario de pie expreso una pregunta ¿sería ella capaz de soportar y sobrellevar el dolor físico para lograr encontrarse a espaldas del contrario? Tenía que hacerlo, tenía que hacerlo si quería vivir, no había otra manera debía resistir todo lo que sentía, era ahora o nunca. —Haga lo que sea necesario…y-yo….quiero vivir….quiero vivir en verdad…—
Dijo llorosa y le sonrió entre lágrimas como si él fuese aquel salvavidas de la muchacha aun débil y cansada, era hora de seguir adelante…era hora… De vivir.
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Post by Aagron on Dec 15, 2017 1:12:33 GMT
Aagron, solo pudo verle llorar. El guerrero, estando ahí de pie, sintió su corazón apretujarse y quizá hasta doler. Siendo cómo era, realmente no creía ser capaz de quedarse simplemente mirando, de quedarse sin hacer nada. Aagron, no podría adivinar que decir para animarle, no podría adivinar nunca si aquellas lágrimas eran provocadas por lo ocurrido de forma reciente, o la liberación de emociones acumuladas por mucho mucho tiempo; quizá más tiempo del que él creía ser capaz de recordar. Era para él, imposible adivinarlo.
Y sin embargo, no pudo quedarse quieto en su sitio, permanecer indiferente como lo hubiera hecho la mayoría de los de su calaña: Todos los soldados con los que había sido entrenado en su juventud, eran fuertes en combate y de corazón de piedra, a saber cuantos seguirían vivos entre aquellos hombres que una vez conoció, a saber cuantos quedarían vivos de los arcanos a los que lideró hasta la tierra que ahora pisaba.
El dragón, se arrodilló a un lado de ella. Su cuerpo entero le replicó y reclamó suplicando cansancio, uno que él rechazaba sin titubear. Una de sus manos se extendió, se extendió a secar las lágrimas con suavidad y cuidado, no era mucho lo que pudiera hacer, y lo poco que estaba en su control tenía que hacerlo bien. Aagron fue cuidadoso, delicado, se dio a la tarea de intentar secar el llanto como si se tratara de la más delicada de las flores. Caricias que besaron durante breves instantes al escucharle hablar.
¿Maravilloso? ¿Él?
El dracónico no podría estar en mayor desacuerdo. Él era solo un hombre, uno que hacía todo lo que estuviera en su mano por hacer lo que consideraba correcto.
Pero prefirió no decir nada al respecto, y poner su cabeza a trabajar. Por idiota le había preguntado si ella era capaz de sostenerse por su cuenta; en semejante estado era lo último que debió haber pensado. El dragón se avergonzó enormemente por haber tenido una idea tan descabellada como aquella, y si bien había sido con las mejores intenciones, había sido cuanto menos estúpida.
Fue entonces, para él, un verdadero reto el imaginar de qué manera eficiente podría trasladarle a la ciudadela. Ir por un boticario y regresar no era factible, llevaría el doble de tiempo y la dejaría a ella expuesta a ser encontrada y llevada de regreso a donde fuera que le hubieran llevado antes. Aagron pensó; pensó y pensó hasta dar con una solución que se acoplara a lo necesario.
Y una vez puesto el plan en marcha, fue cuestión de tiempo para llegar a la ciudadela. Él agotado sin dudas, habiendo ido más allá de lo que su cuerpo generalmente soportaba, llegó a la primera posada que divisó junto a la mujer que había escoltado con mero cuidado. No fue necesario hablar mucho, el posadero le ayudó también en el recorrido a la habitación, y fue el mismo hombre el que corrió por el boticario cuando el dracónico, habiendo dejado a Amalthea en cama, se derrumbó sentado sobre una butaca, finalmente sucumbiendo ante el cansancio.
"Ah…"
Por más incómoda que fuera la postura, debía decir que realmente no se había sentido tan aliviado de completar una tarea en mucho mucho tiempo.
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