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Post by Deleted on Oct 15, 2017 6:53:17 GMT
Que caos había sido ese día. Primero el navegar desde Aqualia hasta los helados vientos de las cordilleras y después el soportar el crudo clima invernal después de haber estado tan calentita en casa. ¿Qué estupideces llegaba a hacer uno por amor, por ese alguien especial? Menos mal Ondine tenia ascendencia que venia del Ártico y que un vendedor de abrigos se había cruzado en su camino, pues si no fuese así seguramente ya estaría convertida en una paleta de jalea de medusa. El punto es... ¿De qué sirvió todo el sacrificio si mientras ella estaba buscando señales de vida entre la nieve, a su amor se le acusa de acostarse con alguien de su misma manada por medio de la tableta arcana? El tan solo pensarlo en situaciones normales era doloroso, cuanti más cuando estaba perdida a medio iceberg con la noche encima. Puede que el dolor se aliviase un momento y la temperatura se elevase cuando descubrió que ella también le gustaba a esa persona, pero... ¿Como saber si aquello era la verdad y no solo una excusa para desviar la atención? No tenía bases solidas para sospechar que aquello era verdad, así que cegada por los celos, la tristeza y la impotencia, la pequeña intentó dar marcha atrás y volver siguiendo sus pasos, pero ya era demasiado tarde y el continuar caminando a media noche no era verdaderamente una opción, mucho menos cuando había estado tan débil debido a su insomnio reciente. Escasa de opciones y casi sintiendo como se le congelaba ese pequeño y maltratado corazón, Ondine decidió buscar refugio y terminó encontrando unas viejas y desoladas cuevas, donde término explorando una de ellas para verificar que era un buen lugar para pasar la noche. [Persiguiendo el amor donde no lo hay vas a terminar hecha un cubo de hielo, Ondine.] Se dijo a sí misma la inconsolable sirenita, la cual comenzó a titiritar de frío y mas tarde que temprano salio a buscar leños para hacerse aunque sea una pequeña fogata, esperando retomar su aliento cuando se sentó frente al fuego mientras intentaba cubrirse lo más que podía con aquel abrigo de piel que llevaba encima. Término pareciendo una bolita de pelos blancos al sentarse en el piso abrazándose las rodillas en busca de calor. [Quizá debería hacerlo de una vez.] Pensó el bultito mientras observaba el fuego. [Será extraño despertar sin recuerdos de él en medio de la tundra... Pero es mejor eso a dejarme morir congelada y con el corazón hecho añicos.] Convenciéndose a si misma de que todo estaría bien, la pequeña mujer sacó valientemente su mano desnuda por debajo de su tibio abrigo y atrajo hacia ella el pequeño morral que traía siempre consigo, sacando de el una botella de vidrio cuyo contenido se encontraba parcialmente congelado. Una poción de olvido que había conseguido hace poco. [No puede ser...] Se lamentó en su mente, mirando de manera casi derrotada y llorosa el pequeño envase. [Se congeló...] //No hay nada que el fuego no solucione.// Fue una vocesilla anónima que retumbó en la cabeza de la mujercita, la cual no dudo al respecto y termino colocando la botella cerca del fuego. - Puede que hasta sirva como té... - Bromeó consigo misma de manera melancólica y observo como lentamente el fuego rozaba el cristal de la botella, la cual se resistía y no cedía tan fácil ante la temperatura del fuego. Sus ojos estaban fijos en la botella, pero su mente... Su mente estaba tan divagante que casi sin pensarlo, sus párpados se cerraron y dieron paso a una triste canción comenzó a escaparse entre sus labios:
♪ ~ All alone inside All alone each night All alone I've cried
Thinking of you
Close my eyes and see Close my eyes to sleep Close my eyes to escape from this madness ~ ♪
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Jundel Fenrir
La Resistencia
La luna nos llama, pues somos las sombras de los aullidos de la noche...
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Post by Jundel Fenrir on Oct 15, 2017 23:16:12 GMT
El inclemente clima estaba sobre el licántropo que estaba sufriendo de dolor verdadero, no podía ver de la manera adecuada, todo había sido una pesadilla, primero lo culpaban de haberse acostado con un miembro de su manada, era mentira pero le habían puesto bastante nervioso, tanto que comenzaron a indagar en sus sentimientos, provocando que admitiera un amor que no se daba cuenta del profundo sentimiento que estaba sintiendo, ahora no podía ver, en realidad estaba demasiado mal, su cabeza comenzó a colapsar, los recuerdos volvieron levemente bañados en sangre, literalmente el licántropo había tenido un derrame craneal por el esfuerzo de su cabeza, para sentir como su hocico su nariz y sus orejas, había escapado a sus hermanos, Lizzy y Noitye, caminando por la nieve dejando un notorio camino de sangre. Sentia la necesidad de escapar,escapar del dolor, quería ser libre de su maldición mental, ya lo era o eso creía antes de que Wolfeimer, Wild Fang y Eira le atacaran mutuamente, el gran lobo camino por todo el bosque helado,entre los muchos arboles que estaban sin hojas por el cruel invierno, para llegar hasta un lugar de cuevas, las famosas cuevas del olvido, escuchando una hermosa canción proveniente de una cueva, el gran lobo negro derramando sangre de sus fosas y quejándose de dolor camino hasta la cueva, para dejarse caer en la entrada mientras que una tormenta invernal llenaba el ambiente. Su mente estaba borrosa, sus fuerzas estaban al limite pero un aroma familiar invadio su nariz mezclado por el aroma de la sangre era un suave aroma salado mezclado con un toque dulce, era ella...su mente quiza lo engañaba cruelmente pero era aquella tierna sirena que tanto amaba. —ondine....— Susurro con mucho dolor para arrastrarse como le era posible para llegar hasta donde creia ver una luz, una luz de una fogata pero...la debilidad y una hermosa cancion pero tan llena de tristeza le invadio por todo su cuerpo, comenzando a chillar poco a poco mientras sentia la tristeza en su corazon, del rechazo de quien alguna vez amo, queria retroceder, queria que sus suaves patas le llevaran por el camino donde vino pero simplemente no lo hizo, queria demostrar su amor, queria estar con ella aunque el dolor le invadiera. —-seas un...un...su...sueño por...favor....e-es....cuchame...yo....yo te...amo....yo...r...recuerdo...recuerdo...el.....dia....que....t...te....conoci....UGH....e...ese...ia...d...donde....salvaste...mi...v...vida d...de...morir...yo....UGH....—
Dejo su cuerpo caer de dolor que experimentaba, para ver a la sirena chillante de dolor.
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Post by Deleted on Oct 16, 2017 8:12:38 GMT
Aquella melancólica canción se transformo en tranquilos murmullos que casi parecian pertenecer a una pacifica canción de cuna, los cuales al escuchar el sonido peculiar de algo chillando y siendo arrastrado por la nieve mutó al más profundo silencio. "Recuerdo el día de Imos" Escuchó decir la pequeña sirena de manera muy distorsionada y confusa. ¿Estaba alucinando debido al frío o algo parecido? ¿Quién era Imos?
Atreviéndose una vez mas a enfrentarse al terrible frío, la medusa levantó su mirada hacia la entrada de la cueva, donde observo a ese gran y peculiar lobo de pelaje oscuro como la noche al cual le chorreaba sangre por la nariz y la miraba con ojoa tristes mientras agonizaba en el helado piso. - Jundel... - Murmuró de manera triste la sirena mientras se levantaba y se alejaba casi instintivamente, buscando alejarse de él, mas al ver nuevamente la sangre que escurría por su nariz hasta su hocico, decidió parar y en lugar de huir término acercándose guiada por su débil y gentil corazón.
- ¿Cómo supo que estaba aquí? ¿Por qué está de éste modo? - Preguntó mientras sacaba de manera temblorosa un pequeño pañuelo de entre sus ropas y así limpiaba los pequeños ríos carmesí de su rostro. - Venga, acerquese al fuego para que pueda examinarlo. Acuéstese aquí con cuidado. - Dijo de manera tranquila mientras lo ayudaba a acercarse a la fogata, aunque por dentro estuviese sumida en un total y profundo pánico. [¿Será mi culpa?] Pensaba la sirena, la cual comenzó a examinar la nariz y los oídos del lobo una vez que tuvo la suficiente luz cerca. [Esto es grave.] Dijo en su interior al observar las hemorragias del lobo, por lo que rápidamente rebuscó por debajo de su abrigo aquel cinturón lleno de pociones, del cual cogió uno que contenía varios tipos de plantas mágicas que habia recogido en el bosque de las hadas y que estaba mezclado con el agua del manantial del unicornio, por lo que servían tanto para calmar diversos dolores agudos como para retirar maldiciones, mientras que con la otra mano tomaba una que era muy útil para tratar hemorragias y ayudar a obtener una buena cicatrización. Después, rápidamente sacó un frasco vacío de su bolsita y ahí fue donde mezcló mitad y mitad de cada poción, dando como resultado un liquido color purpura muy espumeante y de sabor picante y a la vez dulce.
- Tome, esto lo hará sentir mejor. - Indicó la pálida mujer mientras acercaba la botellita al hocico del lobo, ayudándolo para que pudiera beber el contenido sin dejarlo escapar por las comisuras de su boca. No tenia comentarios respecto a nada por ahora, ella sólo deseaba que él estuviera con bien. - Pronto se sentirá bien... Lo prometo. - Le murmuró de manera cálida al lobo mientras acariciaba su pelaje, tratando de explicarse a si misma como es que su situación había cambiado tan de repente.
¡Pop! La botella que había dejado al fuego tronó levemente debido a que ya estaba muy caliente, pero tan pronto como escucho aquello, la medusa tomo las pinzas con las que cargaba siempre en su cinturón y la retiró del fuego, volteando a ver casi de manera culpable a Jundel después de aquello sin decir ni una sola palabra sobre el tema. Ahora sólo debían esperar a que la pócima hiciera efecto sobre él.
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Jundel Fenrir
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Post by Jundel Fenrir on Oct 17, 2017 3:22:18 GMT
La voz se hizo presente en sus orejas puntiagudas que se agachaban conforme pasaba el tiempo donde su gravedad era evidente y las suaves manos de la arcana en su cuerpo era lo más reconfortante de todo, trago en seco mientras jadeaba por un poco de aire, exhalando el humo de su calidez interna en tan inclemente clima, estando en el suelo escucho. “— ¿Cómo supo que estaba aquí? ¿Cómo termino en este estado?—“eso ya no parecía importarle más, la hermosa visión de la muchacha frente suya le importaba, nada más. “— Venga, acérquese al fuego para examinarlo. Acuéstese aquí con cuidado. —“¿Por qué era tan fría? ¿Por qué no era como cuando la conoció? Y… ¿Por qué tenía que recordarla gracias al dolor que estaba sintiendo? Que injusto era el destino, que cruel pero…si iba a morir, no preferiría estar con nadie que no fuera ella. Con ayuda de la dama el gran lobo logro incorporarse para caminar, pasos lentos y muy pesados uno después del otro hasta que sucumbió justo donde la sirena había pedido que se recostara. —L-lo…lo sien…to….yo…yo no qu…quería olvidarte….no…q-quiero q-que me odies…q-que me olvides…no quiero que me abandonen— Las lágrimas caían desde los ojos azulados manchados con leve sangre, su corazón le dolía de la tristeza que inundaba sus pensamientos, que abrumaba sus sentimientos, era revisado y a pesar de los jadeos quería seguir hablando, quería continuar consciente para estar con ella…solo con ella.
“¡POP!” Un sonido hizo que sus orejas saltaran levemente un frasco extraño con un líquido extraño, no fue de importancia o más bien no tenía cabeza para ello, sintiendo como su cabeza fue acariciada, Jundel se acomodó a su lado, no solo porque quería obedecer, sino porque quería sentir su calor, su aroma tan suave en su nariz a pesar de la sangre, Jundel chillo levemente hasta que su hocico fue levantado, recordando de golpe algo. “— ¡ONDINE EH LLEGADO PARA NUESTRA BATALLA, ENFRENTATE A MI!—“
Dolió horriblemente recordar cómo había amenazado a la sirena en la playa ¿así se habían conocido en verdad? Le era imposible de creer, ese recuerdo de la suave figura de la mujer, de piel pálida y cabellos azulados, suaves manos y un tierno color de ojos, su corazón latió con fuerza y alzo su mirada cuando escucho su dulce voz una vez más. “—Tome, esto lo hará sentir mejor—“. — ¿A-aun….t-te duele…la herida?...— Pregunto por el vago recuerdo de que ella había sido herida de gravedad y…que la había quemado con uno de sus tentáculos, pero todo era algo vago, como si fuera un suspiro en la oscuridad. —l-lo que dije…era enserio…y-yo quiero…quiero que estemos j-juntos, quiero que…s-seamos pa…pareja…p-por favor…d-dame una…opor…tunidad….yo…me e-esforz…zare…p-por ti…—
Fue silenciado por la contraria al ser vertida aquella poción por su hocico llegando a inundar su garganta, no objeto, en realidad estaba exhausto, no podía discutir más, solo temblaba mientras sostenían su cabeza escuchando con dulzura. “—Pronto se sentirá bien…lo prometo—“ este suspiro y se dejó recostar en su regazo, lamiendo levemente su mano, el dolor era tan potente que ya solo exhalaba con pesadez, pero no quería dejar de hablar con ella, tenía miedo…mucho miedo.
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Post by Deleted on Oct 17, 2017 4:50:40 GMT
Con cada palabra del lobo, la sirena sentía como su corazón se encogía más y más, al punto en el que no lo pudo evitar y sintió como sus ojos se llenaron de lágrimas. No las dejó escapar, no... Estaba luchando por retenerlas lo más que podía. ¿Acaso esa pregunta era producto de una alucinación causada por el frío o por la sangre? ¿O quizá había recordado algo? Fuese lo que fuese, lo mejor sería seguirle la corriente en lugar de preguntar. - No, ya no me duele... Gracias por preocuparse por mi. - Respondió de manera cálida mientras acariciaba cariñosamente su cabeza y sentía como él lamía su mano, por lo cual agachó su mirada para verlo.
Su calidez era muy notoria y abrumadora, así que la sirena no se preocupó más por temblar de frío y sólo se dedicó a disfrutar de su compañía, esperando de todo corazón que la pócima hiciese efecto rápidamente y que Jundel saliera de peligro. - No se preocupe... No lo abandonaré ni lo olvidaré. - Contestó un poco tarde ante los tristes comentarios del lobo, decidiendo que no tomaría aquel brebaje mientras él estuviera con ella. - Yo... No sé que decir sobre lo otro. - Confesó de manera nerviosa y miró hacia un lado, buscando ocultar su mirada de él. - Lo mejor sería hablar de eso cuando se encuentre mejor... Ahora mejor duerma, duerma y mejorese en sueños. - Murmuró entre caricias, cerrando sus ojos mientras lo hacía. - Yo lo cuidaré hasta que despierte. -
Repentinamente un aire helado producto de la tormenta irrumpió en la cueva, por lo que la sirenita apretó sus ojitos con fuerza y comenzó a temblar de frío hasta que todo volvió a la normalidad. Sin embargo, la mujercita comenzó a respirar agitadamente y se frotó los brazos en busca del calor que había perdido, mas aquello no la ayudó del todo y si bien pareció recuperarse, aun veía como su cálido aliento se escapaba a cada respiro. - N-Nunca había estado en un lugar tan frío. -
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Jundel Fenrir
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Post by Jundel Fenrir on Nov 17, 2017 4:05:27 GMT
¿Cómo no preocuparse por ella? Después de todo era la mujer que le había robado el corazón, que le había llevado un suspiro a cada segundo que no permanecía a su lado, aquella que había dejado impregnado su dulce pero al mismo tiempo salado aroma en la nariz, ¿Cómo no preocuparse por tan bondadosa alma? Jundel quería hablarle quería gritar su sentir, quería que ella supiera que le tenía importancia, que se preocupaba por ella y más importante, que sabía quién era o al menos la vida anterior al accidente lo había vivido y él quería esos recuerdos hechos una realidad...Su cabeza de lobo fue acariciada lentamente, con una extrema dulzura como si aquellas caricias fueran las últimas que serían depositadas en su cabeza ¿lo serian? ¿Acaso esta mujer era en realidad una Banshee que estaba dándole el consuelo para que una valquiria descendiera a la tierra y lo llevase al Valhala? Jundel trago saliva pero no se negó a las caricias, si iba a morir al menos seria con el bello recuerdo de la mujer a la que le estaba entregando el corazón.Los latidos eran más serenos y no agresivos contra su cuerpo, la adrenalina abandonaba aquellas venas que estaban tan cansadas de correr la sangre tan rápidamente que causaba un colapso en el licántropo ¿será que la poción de Lizzy, junto con la de Ondine estaban finalmente trabajando en su tan herido cuerpo debido a lo ocurrido en la tabla? Muy probablemente sí pero eso no tenía relevancia en estos momentos, su cuerpo se movió un poco más depositando un poco su pelaje en las piernas de la muchacha que yacía recostada ahora aun dándole caricias de calma, fue entonces que el inclemente frio de la tormenta que se había presentado comenzóa hacer temblar a ambos arcanos, en eso Jundel abrió los ojos una vez más, sintiendo el temblar de la joven arcana que tanto amaba, no podía dejar que se congelara después de haberle ayudado, no estaba en sus planes dejarla morir pues se sentiría más miserable consigo mismo por no ser útil que por la falta de sus memorias, así fue como se convirtió en el hombre que era, cargo como pudo a la chica dejando escapar un quejido de dolor, así fue como este la llevo al fondo de la cueva y simplemente la abrazo con dulzura apegando su cuerpo al de ella.
—....Lo siento...solo que...c-con este clima lo mejor es mantener el calor mutuo, pero si lo prefieres puedo retomar mi forma Lupis y evitarte la...incomodidad...—
Expreso con pesadez en sus palabras, era mentira en realidad, quería estar apegado a su cuerpo, quería sentir cada fragmento de su ser, él era quien deseaba estar con ella y tomo el clima como una muy buena excusa o quizá solo deseaba hacerla sentir bien, fue así como su mano derecha acaricio su mejilla con ternura, perdiéndose en los suaves ojos de la sirena pero...¿era lo correcto? Era buena idea que...¿se acercara tanto a ella?, sus pensamientos fueron hechos a un lado cuando la pequeña pero tierna voz se hizo presente en sus oídos que ya no sangraban más, así que en un intento de limpiarse, tembloroso se quitó la sangre que casi casi estaba seca en su labio inferior, así fue como la miro con calma mientras sentía el calor de su cuerpo pegado al suyo como si fueran uno, Jundel suspiro y dijo en respuesta aun adolorido.
—Es un clima que...no me gusta a mí...pero...l-los paisajes s-son...hermosos...hng...—
Una duda yacía en su cabeza que no lo dejaba estar tranquilo, para mirarle y decir firme, directo y simplemente esperando una respuesta que sospechaba pero deseaba no reconocerlo. —¿Por qué viniste hasta aquí?...— Quería primero sacar una conversación normal pero..sentía que se estaba ahogando, quería resolver todo de una buena vez para simplemente decirlo y no darse a sí mismo la oportunidad de evadirlo más. —¿No me amas...verdad?...no a mi...t-tu...amas al Jundel que alguna vez fui...¿verdad?...—Le dolía cada palabras, las lágrimas brotaron ligeramente y cubrió estas con el dorso de su mano, sentía un dolor punzante como el de una cuchillada en el pecho, era desesperante tener que amarla y saber que simplemente lo suyo se había esfumado cual suspiro.
—¿Es tan insoportable que yo te amé?... ¿prefieres que sea como antes?...o ¿simplemente te cansaste de mí? Nunca me diste la oportunidad a mí, no a Jundel, no al viejo Jundel...a mí, de expresarte mi amor, preferiste...alejarte y ser fría sabiendo que yo...que yo te amaba, te negaste a amarme...¿Por qué?...—Decía abrazándola de la cintura con fuerza, aferrándose a ella como un ancla como si ella fuera quien le tenía atado a esta vida, sin ella no sabía qué hacer en realidad, solo tenía una cosa en su corazón ahora y esa era un profundo miedo ante una respuesta que quizá era verdaderamente obvia.
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Post by Deleted on Nov 17, 2017 6:06:29 GMT
Al sentir como el chico estaba levantándola y se quejaba de dolor, Ondine intentó bajarse de sus brazos para no lastimarlo de más, pero cuando por fin sintió que lograría soltarse fue cuando fue bajada nuevamente al suelo, siendo rodeada después por el gentil abrazo que el licántropo le proporcionó. - NO. - Respondió de forma fuerte y apresurada cuando el joven ofreció dejar de abrazarla para volver a su forma Lupus. - N-No es necesario... - Completó la oración con el tono amable, la tranquilidad y serenidad de siempre, correspondiendo el abrazo rodeando el cuello ajeno con sus brazos, cerrando sus ojos para así sentir de manera más clara su reconfortante calor y disfrutar de su tacto, aquel por el que había esperado tanto tiempo. Día tras día, mes tras mes... ¿Cuanto había estado esperando y ansiando el vivir una escena así junto con él? ¿Cuantas veces había soñado con aquel amor que ahora se desbordaba de sus manos?
Mientras las preguntas brotaban una a una en su interior cual margaritas, una caricia recorrió su delicada piel, haciendo que la sirena abriese sus ojos a la par de manera delicada y casi confundida, mirando así aquellos ojos azules que tan enamorada la habían tenido desde aquel día en la playa, ese día en el que olas se opacaron tan solo para respetar el hermoso y profundo color de su mirar. Sin embargo, en aquel momento aquellos ojos no parecían ser los mismos, no eran iguales, pero sin duda era porque transmitían algo más que tan solo los deseos de un sangriento enfrentamiento... Algo totalmente diferente... Era difícil de explicar. - Si le soy honesta, creo que pasé más tiempo evitando congelarme que mirando el paisaje. - Mencionó con una sonrisilla friolenta en el rostro, tratando de desviar un poco el tema hacia algo más cotidiano. Pero cosas como esas nunca eran fáciles de ignorar, y fue así como su verdadera situación salió nuevamente a flote... - Y-Yo... - Murmuró a forma de respuesta de manera nerviosa, desviando su mirada hacia el piso intentando buscar excusas para no admitir la naturaleza de su viaje a semejante y helado lugar, mas una nueva pregunta rápidamente tomó el lugar de la anterior, y luego otra, y otra, y otra. Todas dolorosas, todas acompañadas de las amargas lágrimas del lobo, el cual trataba en lo posible de ocultarlas utilizando sus manos con desesperación. - Jundel, yo... - Dijo con pena y dolor en su ser, escuchando como aún las dolorosas dudas del joven salían a flote mientras ella sólo intentaba pensar en una buena respuesta... Hasta que el último comentario del contrario logró impactar en el punto correcto y quebró el fino cristal con el que la sirena protegía su sentir, dejándola totalmente vulnerable. "Preferiste alejarte y ser fría sabiendo que yo... Que yo te amaba, te negaste a amarme... ¿Por qué?..." Los brazos de la sirena se apartaron instantáneamente del cuello de Jundel, buscando refugio y el calor propio haciendo que sus manos se juntaran frente al pecho de la sirena, haciendo que junto con la mirada triste y el cristalino brillo de sus ojos, pareciese alguien que elevaba sus súplicas al cielo. - Lo hice porque creí que era lo correcto. - Expresó con la voz quebrada, como esas veces en las que se sabe que uno está a punto de llorar. - Yo te amé, te he amado durante mucho tiempo. Te amé cada día al amanecer y lloré por ti cada noche hasta desfallecer. Esperé mucho tiempo por tu llamado, anhelando el día en que pudiera estar a tu lado y demostrarte cuan importante eras para mi, resistiendo e ignorando el dolor de mi corazón que cada día quería escapar de mi pecho y correr en tu dirección, sabiendo que el peligro, la lluvia e incluso tu propia manada habrían de intentar apartarlo de ti. - Ondine levantó su mirar, revelando que sus pequeños ojos estaban llenos de lágrimas que luchaban por no derramarse. - Fui feliz por ti aunque no estuvieras ahí, sonreí por ti... Hubiese hecho cualquier cosa por ti... ¿Crees que no caminé más de una vez sin rumbo, como hoy, tratando de encontrar aunque sea una pequeña señal de donde te encontrabas? Siempre encontré puertas cerradas, callejones sin salidas, laberintos interminables y... Cuando por fin creí que te iba a encontrar... - Tragó saliva al mismo momento en que comenzó a temblar. - M-Me olvidaste... Yo quise estar ahí para ti cuando dijeron que habías olvidado todo. Quise cuidarte, quise hacerte saber que todo estaría bien y que seguiría ahí para ti, pero Kaira dijo que sólo te confundiría más y... Y me tuve que alejar por tu seguridad. - Bajó la mirada, haciendo que las lágrimas escapasen y corrieran libres por fin. - Todo este tiempo estuve sola y triste, aguantando y guardando para mi misma el hecho de que me estaba quebrando por dentro, ahogando en mi interior el hecho de que quería hablar contigo... Sé que no fue sano pero... No quería molestar... - Su respiración comenzó a agitarse y sus lamentos eran muy notorios y audibles, lo cual hizo que se apartara de él y le diera la espalda para así limpiar torpemente sus lágrimas con sus manos y cubrir con ellas su rostro para que no la mirara siendo débil.
- ¡Yo sólo... - *sniff* - ...Quería que el dolor se fuera...! -
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Jundel Fenrir
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Post by Jundel Fenrir on Nov 24, 2017 20:37:01 GMT
Las lágrimas de la sirena eran lo que más le partían el alma, escuchar cada palabra se sentía casi tan doloroso como una daga directa en el corazón que era girada desgarrando la carne desde dentro de forma lenta y tortuosamente, Jundel trago en seco audiblemente al sentir como la pobre mujer liberaba todo su dolor de esta forma ¿tanto daño le había causado desde que tuvo su accidente? ¿Acaso fue tan inconsciente que al tener la más mínima atención suya no se dio cuenta siquiera?
Eso era lo más horrible que podría pasarle, amar a alguien a quien solo le había hecho demasiado daño, tanto que simplemente no lo merecía, ella era una arcana llena de bondad, de dulzura y de increíble belleza, con un gran corazón que simplemente lo estaba desperdiciando amándolo a él, ya no quería verla llorar no quería hacerla sufrir, solo quería verla sonreír y tener una buena vida aunque no sea a su lado, que cruel era el destino que cruel era la vida que tan solo lo había orillado a tener una vida llena de miseria y solamente el único pedazo el único fragmento que podría expresar una vida de felicidad absoluta, se lo arrebata cruelmente como si no fuese nada, Jundel quería expresar todo aquello en palabras que no significaran un dolor más grande para ella, pero no las encontraba al menos no las más adecuadas ¡como odiaba sentirse de esta forma tan confusa!.
—Ondine yo…— Las lágrimas cayeron por sus mejillas mientras que tomaba aquellas hermosas y delicadas manos con un amor completo, su corazón se rompía con cada palabra que los labios de la hermosa dama expresaban, simplemente era doloroso muy doloroso.
—Ondine yo te amo, te amé desde el primer momento en que te vi, sentí como si aquel golpe en la cabeza no significara nada, fue como encontrar un oasis en mi desierto, pero en el momento en que huiste de mí, creí que era el arcano más idiota del mundo y Kravla me lo hizo notar como no te imaginas, quería buscarte y encontrarte para poder hablar contigo pero…jamás lo conseguí…me parte el alma tener que ver por lo que estás pasando y lo peor es que es por mi culpa, me enamore de ti y ese fue el más terrible error que quizá eh cometido por que solo te hago sufrir…ojala no tuviera que estar en esta situación, porque yo quiero verte sonreír, sonreír como lo hacías al estar con Kravla, al estar con amigos que te aman…no cuando me acerque y tu sonrisa se borró por completo y escapaste de mi…—
El licántropo trago saliva adolorido por el esfuerzo de sus memorias que se habían enfrascado en un lamento de su cabeza para continuar hablando, saboreando el metal en su boca debido a la sangre ligera aun en sus labios.
—No quiero hacerte más daño…soy el peor ser existente…creí que me odiabas, lo lamento tanto si cuando me accidente no acepte tu ayuda, lamento que cuando querías acercarte te rechace, lamento haberte olvidado, lo lamento con cada fibra de mi ser…en verdad no tengo perdón…y no quiero que sufras más por mi culpa, no quiero que vivas con el peso de mi memoria, de mi estúpido ser…Ondine por favor…solo…Olvídame…—
Dijo separando sus manos de la contraria mirando al suelo lleno de lágrimas pero alzo su azul mirar con lentitud mirando a la pobre mujer llorar, su mano se dirigió lentamente a su rostro secando las lágrimas de estos diciendo. —Te amo tanto que…no merezco tu perdón…—
Aquellas palabras terminaron con un gesto tan suave y puro como lo podía ser un beso de amor verdadero, acompañado quizá con la mezcla de la sangre y las lágrimas saladas, podía saborear el suave néctar de Ondine, su dulce aroma mezclado con la sal, la tormenta era más fuerte, su corazón se rompió en mil pedazos por fin, el fingir se había rendido y el ragnarok en su corazón había comenzado, no quería vivir más, no quería tener que enfrentarse a perderla de esta forma.
—Si me odias entenderé pero…quiero que seas feliz, quiero que vivas Ondine…por favor prométemelo…prométeme que vivirás y encontraras la felicidad que yo no pude darte…te lo imploro si no…no tendré razón para seguir existiendo…—
No era una amenaza, tampoco una súplica, solo le pedía que fuera feliz ¿era eso tan malo? Creía que no, el hombre estaba destrozado y lo peor era que la estaba destrozando a ella por igual ¿Qué podía hacer? Era mejor alejarse para que ella no sufriera más por su culpa…su culpa, todo era su culpa….
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Jundel Fenrir
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Post by Jundel Fenrir on Apr 4, 2018 15:31:09 GMT
Ooc: Cerrado
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