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Post by Deleted on Oct 16, 2017 22:51:51 GMT
No había sensación mas terrible y asquerosa que la de haber tocado fondo. Ese sentimiento de derrota que se combinaba tan bien con el alcohol y las lágrimas durante la madrugada y que, durante el día, solo daba las fuerzas para dar la vuelta en el sillón y caer de cara al piso para así ahogarte en lo que bien tenía la pinta de ser tu dignidad perdida.
Eira ya no conocía la vergüenza, el arrepentimiento o la responsabilidad. Ahora todo lo que quedaba de ella era ese bello cascarón que la hacía lucir cual cuadro renacentista en aquella escena tan lamentable en donde ella se hallaba tirada en el suelo ocultando su rostro en sus rodillas con su fiel soga Petunia entre una de sus manos y una botella en la otra, botella que pronto quedaría abandonada junto con el otro montón que yacían vacías a su alrededor y en las cuales se reflejaba la luz de la mañana, haciendo que el reflejo de sus colores se plasmaran por toda la habitación. Que más daba si se causaba un incendio por ello, a la deprimida Ninfa no le preocupaba en lo más mínimo. De hecho, ya no le importaba nada; Ni Nevraska, ni Ber-Ber, mucho menos Melfaron, al cual ni siquiera se había dignado en avisarle que no pensaba volver a su taberna de mala muerte.
Sólo quería quedarse ahí, esperando por su muerte que sinceramente era probable que llegase pronto debido a los días que llevaba sin comer o beber algo que no fuese alcohol. Igual no había nadie que quisiera impedirlo, así que para qué medirse.
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Post by Melfaron Praoxhar on Oct 17, 2017 0:01:23 GMT
Qué noche más nefasta. El caso del pirómano encapuchado seguía causando revuelo en la Ciudadela y alguien había dicho que se le había visto cerca de los sectores más turbios del mercado, por lo que, apenas iba llegando a su taberna, Melfaron se encontró con dos simpáticos guardias dispuestos a hacerle la mayor cantidad de preguntas posibles. También estaba seguro de que algunos de los arcanos caminando por el lugar eran detectives muy mal encubiertos. Decidió que no tenía sentido someterse a la tortura de trabajar toda la noche si la mitad del terreno cercano a la Doncella Borracha estaba cerrado y la otra estaba plagada de agentes de la ley. Le envió un mensaje a Jeriko para que no viniera y espero a que Eira apareciera; extrañaba pasar tiempo con ella que no fuera trabajando, así que podría aprovechar de invitarla a comer y pasear. Decidió esperarla afuera de la taberna. Eira no apareció, pero continuó esperando.
Y esperando.
Siguió esperando otro rato.
Al final salió a cenar solo. Mientras que comía, no podía dejar de sentir que algo no andaba bien. Era una corazonada que había comenzado a armarse mientras que estaba esperando y que, ahora que tuvo tiempo de sentarse y revisar si acaso tenía un mensaje de Eira en la tableta (y no tenía ninguno), tomó forma y fue creciendo. Esto no era normal. Quizás debería pasar a visitarla, después de todo, lo peor que podía ocurrir era que Ber-Ber decidiera cenar carne de baphomet, pero su amada detendría a su amigo peludo a tiempo, ¿no?
Se demoró en llegar hasta la casa de la ninfa, que parecía deshabitada. Tocó a la puerta dos veces y no obtuvo respuesta. Bueno, siempre podía ser que Eira anduviera de viaje, aunque el tabernero hubiera preferido recibir algún tipo de aviso al respecto. Apoyó la oreja contra la madera y no escuchó nada, ni pasos acercándose ni osos merodeando. Debería haberse encogido de hombros e irse a su propio hogar a dormir, pero todavía sentía aquella corazonada maldita, la paranoia fundamentada en algo que no sabía explicar. Frunció el ceño y buscó entre las enredaderas que decoraban las paredes exteriores una llave que la ninfa le había contado que siempre dejaba escondida entre sus plantas, por si acaso. Logró encontrar dicha llave guardada entre las flores, abrió la puerta y entró. Se sorprendió al ver lo vacío y descuidado que estaba todo. Cómo detestaba cuando sus sospechas parecían materializarse ante sus ojos.
Dio una breve vuelta por el primer piso, sin encontrar a nadie. - ¿Eira? -dijo en voz alta, atento por si escuchaba alguna respuesta.
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Post by Deleted on Oct 17, 2017 1:23:05 GMT
Las horas pasaron rápido, tan rápido que nisiquiera se había dado cuenta de que el sol le había dado paso a la noche desde hace un buen rato ya. La única razón por la que logró elevar la cabeza fue porque extrañamente escuchó como alguien llamaba a su nombre, por lo que comenzó a observar la oscura habitación entre sus mechones mal cortados, observando únicamente la tenue luz lunar que se colaba por la ventana y dejaba a la vista todo su desastre: Los mechones de cabello verdoso que se había cortado hacia unos 4 días junto con las rosadas flores que solían decorar su cabeza y las tijeras con lo que lo había hecho clavadas a la pared, las cuales accidentalmente también le habían logrado hacer una herida en una de sus orejas al momento de hacerlo. Curiosamente también descubrio algo de lo que no tenía ni la mínima sospecha, y es que ahora existian enredaderas espinosas que, sin darse cuenta, habían brotado por toda la pared a su alrededor.
Quizá había comenzado a alucinar, quien sabe. ¿Quizá con un poco más de alcohol se arreglaría?
Eira agitó un poco la botella que tenía en su mano para ver cuantos tragos más le quedaban, pero se percató de que ya estaba vacía. - Vaya mierda. - Dijo para si misma de manera irritada y tiró la botella por ahí, tomando otra nueva en su lugar y abriéndola con su cuerno derecho, debido a que el izquierdo ya se había resentido demasiado y ya hasta se le había roto un pedazo. No se levantó para nada a investigar acerca del ruido que se oía en la planta baja, sino que en vez de eso se puso a beber una vez más. De todos modos no pensaba intervenir si alguien estaba intentando robar sus pertenencias. - Eres una estúpida, Eira... ¡Estúúúpida! - Dijo en un murmullo y comenzó a reír, mas luego comenzó a sollozar y ocultó nuevamente la mirada.
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Post by Melfaron Praoxhar on Oct 17, 2017 2:33:34 GMT
Escuchó ruidos en el segundo piso, algo chocando contra el piso y una risa ahogada. Intrigado, se acercó a las escaleras y las subió con cuidado, ansioso. Tenía que ser Eira quién hubiera hecho aquellos ruidos, pues un ladrón ya hubiera saltado por la ventana o hubiera bajado para matar al intruso baphomet que interrumpía su crimen. Lo primero que sus ojos se encontraron fue la pared cubierta de espinas y las botellas vacías desparramadas por el cuarto. Horrorizado, notó el bulto patético que era su novia tirada en el suelo. Joder, estaba hecha mierda. Le dio asco, pena e ira verla así, tan apagada, tan desesperadamente muerta en vida, pero, por sobre todo aquello, preponderaba la preocupación gigante que le provocó verla destrozada. Eira era tan joven, por los dioses, era antinatural que estuviera así. Parecía un ebrio más de los que veía todas las noches, esos que sollozaban toda la noche y aún así eran fáciles de olvidar al día siguiente, a menos que hubieran roto algo y hubiera que echarlos a patadas.
Se le acercó lo más rápido que pudo, empujando con el bastón cada botella que se encontraba en el camino. Todo el lugar apestaba, pero avanzó sin que eso le importase hasta que finalmente llegó al lado de su ninfa adorada. Se agachó lo que más pudo sin terminar completamente en el piso, proeza que le complicaba un poco, y le arrebató la botella de las manos; no alcanzó a ver la cuerda. Trató de ignorar su cabello macheteado y sus cuerno y oreja heridas, pero era difícil. - ¡Eira...! ¿Qué mierda...? ¿Qué hiciste? - ¿Qué vas a hacer?
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Post by Deleted on Oct 17, 2017 3:17:44 GMT
Fuera de la habitación se escucharon algunos ruidos, como si alguien estuviera subiendo las escaleras. ¿Sería que los ladrones no tuvieron suficiente con los muebles de la planta baja y ahora venían a buscar algun otra cosa? Lo más probable es que al verla la matasen como ella quería, asi que no hizo ni el mínimo intento por escapar u ocultarse. No tenía caso postponerlo más.
Sin embargo, cuando menos se lo esperó escuchó el estruendoso ruido de las botellas chocando unas contra otras y sintió como su preciada bebida estaba siendo arrebatada de sus manos, por lo que se sobresaltó y elevó su mirar de manera brusca, lo que hizo que terminara mirando de forma poco clara a aquel maldito bulto rojo que ni se había dignado a saludar normalmente primero y que solo se digno a escupir preguntas y a (según ella) mirarla con asco y de forma burlona. Al menos parecía que no le iba a hacer daño.
- ¿No te gusta mi cabello? Es magnífico. - Respondió la ninfa con un balbuceo mientras le sonreía casi insanamente y le miraba con aquellos ojos apagados y sin vida, los cuales estaban algo hinchados por su reciente llanto. No se levantó, pero tampoco tenia la intención de mirarlo para siempre, así que no tardó en desviar la mirada hacia la ventana y borrar esa estúpida expresión de su rostro, por lo que se quedó totalmente seria. - No sé... Sólo quiero morir... - Respondió sinceramente mientras levantaba hacia él a Petunia, la cual ya tenía ese típico amarre que se utilizaba para ahorcarse. - Mi amiga está muerta, mi oso se escapó y mi novio nisiquiera me ha buscado aunque ya pasaron varios días sin verlo...¿Serías un buen niño y la asegurarías en esa viga de allá? Mamá está indispuesta ahora... Te prometo que te recompensaré después. -
Sinceramente no lo reconocía en aquel momento debido al grado de ebriedad en el que se encontraba, así que solo se dedicaba a decir la primer estupidez que se le venia a la mente. - Vamos, no me dejes con la mano estirada, maldito mocoso malcriado. ¿Acaso tendré que hacerlo yo?- Refunfuñó.
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Post by Melfaron Praoxhar on Oct 17, 2017 23:56:17 GMT
"Te queda horrible." - Precioso como siempre. Combina con tu cuerno -le dijo, molesto. Sentía una pena tremenda por Eira, pero, cuando esta le estiró ese pedazo de cuerda vieja, casi explotó; le costó mucho no dejarse llevar por la rabia y su hubiera sido más joven probablemente hubiera cedido ante su naturaleza, pero la violencia era peligrosa cuando tenía a una suicida en frente (y siempre existía la posibilidad de que pasara de suicida a homicida). ¿Todo esto era por Nevraska? Por los dioses, si llevaban meses sin hablarse y la fauno ya llevaba varios días muerta. Sí, qué pena, se murió, pero la verdad siempre había sido que nadie la iba a extrañar, así como nadie los extrañaría a ellos si un día desaparecían de la nada. El ciclo de la vida y la muerte no tenía escapatoria. Por algo las tabernas siempre eran un éxito, y Eira era prueba viva de aquello.
Tomó la puta cuerda anudada y se la quitó de los dedos, debilitados por el alcohol. Sin pensarlo dos veces, se irguió, caminó hasta la ventana y arrojó la cuerda afuera, donde ojalá se perdiera para siempre. Joder, las manos le temblaban. Ninfa de mierda. Si se mataba... Melfaron no tenía ni idea de lo que haría si se mataba. Era impresionante como todo había comenzado a irse a la mierda.
- Tu novio ha estado demasiado ocupado trabajando mientras tú te dedicas a beber y llorar, querida -le comentó, apoyado contra la ventana. No quería volver a acercarse, mucho menos verla-. Ya levántate.
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Post by Deleted on Oct 18, 2017 1:31:20 GMT
El comentario sobre su cuerno le había molestado un poco debido a que ella misma se arrepentía de no haber utilizado otra cosa para abrir sus botellas, pero era verdad que lo tenía hecho mierda debido al mal uso que le había dado. - Yo creía que era horrible. - Murmuró mientras se acariciaba aquella desgracia, mas luego trató de enfocar su mirada cuando notó como aquel bulto rojo se acercaba hacia la ventana y lanzaba su cuerda al vacío. ¿Qué parte de >En la viga< no había entendido? Que ni creyera que le iba a dar un solo mirvo por esas ayudas.
Apenas iba a regañarlo por aquello cuando escuchó ese comentario sobre su novio. - ¡JAAA! - No pudo evitar soltar una carcajada mientras se sujetaba de la pared para así poder levantarse sin caer, pero verdaderamente no lo había hecho con la intención de obedecer. - ¡Dios sabe dónde está ahora mismo, pero te juro que debe estar haciendo lo que quiere y yo no le importo un bledo! Y está bien. Ese hijo de puta por mi puede estarse acostando con el primero que se le pase enfrente. ¿Qué no para eso sirven los seres de oscuridad? - Respondió de manera bastante odiosa y se dio la vuelta para quedar de frente a la pared, donde acercó su mano a las plantas de largas espinas y cortó algunas, mirándolas.
- ¿Crees que si me engañó cuando me separé de él por un día, no lo hará ahora que ya llevamos como 10? - Dijo mientras clavaba dichas espinas en su piel, a tal punto que pequeños hilillos de sangre comenzaron a brotar alrededor de las áreas donde lo hacía. - Prefiero morir como la última hija del clan Noctans y ser aquella que no tuvo descendencia, que nunca se casó y que llenó de vergüenza nuestro apellido que vivir al lado de alguien que me trate igual que mi madre a mi pobre padre. De seguir al lado de alguien por quien mientras yo luchaba contra la muerte para estar con él, por quien casi mato a mi mejor amiga mientras él se revolcaba con alguien más cuando bien sabía que yo le amaba. ¡Maldita sea! ¡Nisiquiera se dignó a aparecer cuando esa puta Oni de mierda me dejó hecha polvo! - Sollozó al mismo tiempo que, con una de las espinas que había tomado, comenzaba a rasgarse la piel del antebrazo de manera rápida y desesperada, por lo que pronto comenzó a causar cortes en su piel. ¿Habían tirado su cuerda, no? Había que buscar otras opciones. - JUST... LET... ME... DIE.
No fue hasta que aquella espina se rompió que paró de hacer aquello y se tiró de nueva cuenta de rodillas al suelo, comenzando a sollozar de manera fuerte e inconsolable mientras su vestido comenzaba a teñirse de carmesí. - PERDÓNAME, NEVRASKA... ¡YO NO LO SABÍA! ABUELA... ABUELA... ¡QUIERO A MI ABUELA! - Lloró como una niña mientras pegaba la frente a la madera de la pared, ocultando la cara entre su cabellera mal arreglada.
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Post by Melfaron Praoxhar on Oct 20, 2017 2:23:13 GMT
La carcajada amarga de Eira hizo que algo se quebrase dentro suyo, pero (a duras penas) consiguió mantener su temple calmo. Joder, necesitaba fumar. Sacó un cigarrillo de uno de sus bolsillos y una caja de fósforos de otro, encendió el cigarro y se lo llevó a los labios. El humo no solo le llenaba los pulmones, sino que le despejaba la mente, y, ay, cómo le hacía falta un poco, poquito, de paz. Era difícil verla así, tan patética, tan desesperada y perdida. Escuchó cada una de los sinsentidos de su amada, cada queja que tenía justificación válida y cada miedo basado en el hecho de que (según ella) el era una mierda, o un ser de oscuridad. Al caso, venía a ser lo mismo. No era nada que no supiera, ningún insulto que no le hubieran dicho antes con otras palabras. Su corazón se sobresaltó a ver a Eira dañándose a sí misma, haciendo correr su propia sangre hasta teñirle el vestido. Trató de detenerla, pero, cada vez que quería hablarle, acercarse o hacer algo al respecto, parecía que la joven decía algo más o hacía ojos ciegos y oídos sordos al hombre que tanto amaba y odiaba a la vez.
Era indignante verla así, indignante saber que pensaba tan mal de él y tan bien de una lunática con la que solo pasó malos ratos, que había muerto por algo que no tenía absolutamente nada que ver con la ninfa, ¿o acaso ella pudo haber evitado que Nev eligiera acostarse en esa posada? ¿Hubiera cortado las venas del pirómano misterioso en lugar de las suyas propias? No, claro que no. La rabia le calentó el cuerpo y tomó posesión de él desde la punta de los cuernos hasta el final de la cola, que se movió frenética. Una sola orden, agria como el vómito y enfatizada por un golpe de su bastón, salió de su boca torcida. Para horror suyo, comprobó que no solo era ira lo que sentía... también estaba asustado. - PARA.
No, no, no, no. Pudo sentir cómo perdía el control de su naturaleza. No volvería a gritar. Eso había estado mal, ya le había prometido una vez que no le volvería a levantar la voz y, sin embargo, ni siquiera eso había sido capaz de cumplir. Es que Eira lo exasperaba. Se llevó las manos al rostro y masajeó su frente, sus mejillas, sus ojos; como si todo fuera un mal sueño y así pudiera despertar, pero todo era demasiado real. A la mierda, no iba a dejar que su novia se rajara el cuello justo en frente suyo. Se acercó a su lado, se sentó en el piso y alcanzó todas las botellas que podía ver al alcance de la cazadora. Comenzó a arrojarlas por la ventana, no importándole un carajo si acaso le llegaban a alguien (no era su problema si le rompía el cráneo a alguien; Eira, en cambio, sí era su problema) y fallando un par de tiros, pero nada muy miserable. Dio otra calada a su cigarrillo, recogió otra botella, la lanzó a la mierda. Decidió repetir dichas acciones hasta que la ninfa decidiera que ya había tenido suficiente de su mierda. - Si tu novio es tan malo, ¿por qué no lo abandonas? -dijo solo por el gusto de hablar de algo, ver si así conseguía ganar algo de tiempo. Lanzó otra botella.
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