Post by Neena DeLeaf on Oct 17, 2017 0:37:50 GMT
Nombre: Neena DeLeaf.
Género: Femenino.
Edad: 173
Raza: Ninfa.
Corte: Ninguna, no hay, no existe.
Lugar de Residencia: Su taller en los plantíos.
Ocupación: Alfarera; aventurera retirada.
Stats:
• Fuerza: ★★
• Inteligencia: ★★★
• Social: ★★★
• Agilidad: ★★
• Defensa: ★★
Habilidades raciales:
Lenguaje de las flores (+★ Social): Al ser tan allegados a la naturaleza, estos arcanos pueden dialogar con cualquier clase de planta, no precisamente una conversación hablada, pero entender y empatizar con ellas.
Camuflaje (+★★ Inteligencia): Las ninfas pueden mezclarse momentáneamente (5 minutos máximo en las ninfas jóvenes) con un entorno natural para escapar el peligro, esto solo funciona sobre plantas.
Hermana Naturaleza: Estos arcanos pueden hacer crecer o sanar plantas incluso en las tierras menos fértiles, usualmente acorde al ecosistema donde nacieron. Este poder es limitado por la edad, siendo los arcanos adolescentes solo capaces de crear ramas o enredaderas de poca fuerza.
Personalidad: Alegre / Sociable / Amigable / Segura / Valiente / Inquieta
Neena ha probado y hecho de todo en su vida. Trepar montañas, navegar ríos, enamorarse, dormir bajo las estrellas, explorar cuevas, desenamorarse, comer insectos; hasta fue madre, cosa que no esperaba, pero le llena el corazón de orgullo. Le gusta su vida tranquila, pero todavía no se siente lista para “echar raíces”. Le gusta poder ayudar a la gente, preparar los jugos más frescos posibles y tomar baños de sol en el verano. No le gusta usar mucha ropa, en su casa siempre anda con el pecho descubierto.
Historia:
La esencia del trópico, con sus árboles exóticos, frutos sabrosos y flores coloridas, da origen a algunas de las ninfas más bellas y alegres que hay en la tierra. Neena es un caso más o menos así: al igual que sus hermanas sin sangre, compartía feliz con los hombres y mujeres que vivían en su isla natal. La tragedia llegó con la llegada de un barco raro, decorado con una cabeza de reptil, del cual bajaron los hombres más blancos, altos y temibles que Neena hubiera visto nunca.
Los blancos se quedaron unos días y Neena se fue con ellos. No entendía nada de lo que decían, pero a ellos parecía gustarles su piel morena y sus anchas caderas, y su forma tan rápida y cantarina de hablar, y a ella le gustaban aquellos exploradores que venían desde el fin del mundo a ver las maravillas de su tierra. Aprendió su lengua y llegó con ellos a lo que en un futuro lejano sería Noruega.
Casi se muere de frío y perdió gran parte de su belleza, pero al menos conoció nuevos tipos de plantas y personas. Usaban más ropa y tenían costumbres extrañas, pero no lucían malas. Luego de un par de años viviendo a escondidas entre ellas, decidió que sí eran, por lo que se fue para nunca más volver. Así comenzó su vida de aventurera, estando siempre al filo de ser descubierta y matada, ya fuera por extranjera o por arcana.
Cuando notó que había quedado embarazada en alguna de sus aventuras, lo tomó como una señal de que ya era tiempo de buscarse una vida más tranquila. Llegó a Mirovia y se hizo con algo de dinero vendiendo sus artesanías: potes de barro cocido, jarros de barro cocido, joyas de barro cocido; todo lo que uno pudiera imaginar, pero de barro cocido y pintado con temas florales.
Luego del nacimiento de su hijo, cuando ya estaba mucho mejor asentada en Mirovia, consiguió tener su propio taller-casa y su propia tienda en la Ciudadela. Ahora es una madre feliz y trabajadora, pero le gustaría poder volver a despertar su espíritu de aventurera algún día.
Datos curiosos:
• Su hijo se llama Deevad, es ninfa como su madre, tiene trece años y trabaja como recadero en el mercado.
• Para proteger su taller y su tienda cuando no está, hizo crecer unas plantas carnívoras a las que llamó Morena, Espinas, Tapioca y Bubú. Morena y Espinas cuidan la tienda, Tapioca y Bubú vigilan el taller.
• Hay tres cosas de las que se arrepiente en la vida: nunca haber aprendido a nadar, nunca haber conocido China y no poder fumar su propio “pelo”.
• No puede fumarla, pero las hojas de su cabellera sirven para hacer unas infusiones excelentes.
• Sí puede fumar el cabello de su hijo, pero se siente como una mala madre cada vez que le pide hojas.
• En su casa-taller tiene un montón de plantas medicinales que hace crecer ella misma y cuando puede le enseña a su hijo para que sirve cada una… aunque, últimamente es él quien le enseña cosas nuevas a ella.
Imagen complementaria: -en proceso-
Género: Femenino.
Edad: 173
Raza: Ninfa.
Corte: Ninguna, no hay, no existe.
Lugar de Residencia: Su taller en los plantíos.
Ocupación: Alfarera; aventurera retirada.
Stats:
• Fuerza: ★★
• Inteligencia: ★★★
• Social: ★★★
• Agilidad: ★★
• Defensa: ★★
Habilidades raciales:
Lenguaje de las flores (+★ Social): Al ser tan allegados a la naturaleza, estos arcanos pueden dialogar con cualquier clase de planta, no precisamente una conversación hablada, pero entender y empatizar con ellas.
Camuflaje (+★★ Inteligencia): Las ninfas pueden mezclarse momentáneamente (5 minutos máximo en las ninfas jóvenes) con un entorno natural para escapar el peligro, esto solo funciona sobre plantas.
Hermana Naturaleza: Estos arcanos pueden hacer crecer o sanar plantas incluso en las tierras menos fértiles, usualmente acorde al ecosistema donde nacieron. Este poder es limitado por la edad, siendo los arcanos adolescentes solo capaces de crear ramas o enredaderas de poca fuerza.
Personalidad: Alegre / Sociable / Amigable / Segura / Valiente / Inquieta
Neena ha probado y hecho de todo en su vida. Trepar montañas, navegar ríos, enamorarse, dormir bajo las estrellas, explorar cuevas, desenamorarse, comer insectos; hasta fue madre, cosa que no esperaba, pero le llena el corazón de orgullo. Le gusta su vida tranquila, pero todavía no se siente lista para “echar raíces”. Le gusta poder ayudar a la gente, preparar los jugos más frescos posibles y tomar baños de sol en el verano. No le gusta usar mucha ropa, en su casa siempre anda con el pecho descubierto.
Historia:
La esencia del trópico, con sus árboles exóticos, frutos sabrosos y flores coloridas, da origen a algunas de las ninfas más bellas y alegres que hay en la tierra. Neena es un caso más o menos así: al igual que sus hermanas sin sangre, compartía feliz con los hombres y mujeres que vivían en su isla natal. La tragedia llegó con la llegada de un barco raro, decorado con una cabeza de reptil, del cual bajaron los hombres más blancos, altos y temibles que Neena hubiera visto nunca.
Los blancos se quedaron unos días y Neena se fue con ellos. No entendía nada de lo que decían, pero a ellos parecía gustarles su piel morena y sus anchas caderas, y su forma tan rápida y cantarina de hablar, y a ella le gustaban aquellos exploradores que venían desde el fin del mundo a ver las maravillas de su tierra. Aprendió su lengua y llegó con ellos a lo que en un futuro lejano sería Noruega.
Casi se muere de frío y perdió gran parte de su belleza, pero al menos conoció nuevos tipos de plantas y personas. Usaban más ropa y tenían costumbres extrañas, pero no lucían malas. Luego de un par de años viviendo a escondidas entre ellas, decidió que sí eran, por lo que se fue para nunca más volver. Así comenzó su vida de aventurera, estando siempre al filo de ser descubierta y matada, ya fuera por extranjera o por arcana.
Cuando notó que había quedado embarazada en alguna de sus aventuras, lo tomó como una señal de que ya era tiempo de buscarse una vida más tranquila. Llegó a Mirovia y se hizo con algo de dinero vendiendo sus artesanías: potes de barro cocido, jarros de barro cocido, joyas de barro cocido; todo lo que uno pudiera imaginar, pero de barro cocido y pintado con temas florales.
Luego del nacimiento de su hijo, cuando ya estaba mucho mejor asentada en Mirovia, consiguió tener su propio taller-casa y su propia tienda en la Ciudadela. Ahora es una madre feliz y trabajadora, pero le gustaría poder volver a despertar su espíritu de aventurera algún día.
Datos curiosos:
• Su hijo se llama Deevad, es ninfa como su madre, tiene trece años y trabaja como recadero en el mercado.
• Para proteger su taller y su tienda cuando no está, hizo crecer unas plantas carnívoras a las que llamó Morena, Espinas, Tapioca y Bubú. Morena y Espinas cuidan la tienda, Tapioca y Bubú vigilan el taller.
• Hay tres cosas de las que se arrepiente en la vida: nunca haber aprendido a nadar, nunca haber conocido China y no poder fumar su propio “pelo”.
• No puede fumarla, pero las hojas de su cabellera sirven para hacer unas infusiones excelentes.
• Sí puede fumar el cabello de su hijo, pero se siente como una mala madre cada vez que le pide hojas.
• En su casa-taller tiene un montón de plantas medicinales que hace crecer ella misma y cuando puede le enseña a su hijo para que sirve cada una… aunque, últimamente es él quien le enseña cosas nuevas a ella.
Imagen complementaria: -en proceso-