Tired (PRIV.) (Tsuyume/Blyer).FINALIZADO

Ni el mismo entendía la razón de seguir atormentándose con aquel pasado... Lumina se lo había dicho, que ya no había razón para que aquellos fantasma de su mente siguieran desgarrando sus recuerdos dolorosos, pero aun así, había algo aun que no le permitía dejar de revivir esas memorias, como si estas quisieran hundirlo en un abismo que amenazaba con tenerlo encerrado por toda la eternidad, era doloroso, y al parecer, aquella mascara de la que creía haberse despojado, no había abandonado su rostro. Pudo notar que la mujer ya había acabado con su segunda porción de carne, de verdad se encontraba hambrienta, y el Minotauro se encontraba feliz de haberla podido ayudar con aquello, aunque fuera con esa comida, sentía que fue de utilidad como pocas veces lo sentía, aunque realmente no sentía que hubiera ayudado mucho con eso. Cuando la contraria finalmente había dejado escuchar su voz para responder a la pregunta del Minotauro, agacho suavemente la cabeza mientras sus ojos, fuera de la vista contraria, mostraban sorpresa, ante cada palabra pronunciada por la Sirena.-

Su mente parecía repetir una y otra vez aquellas palabras... ''Fuertes'' ... ''Valientes'', pero más aun, una palabra en especifico... ''Protegen...''.- Ya veo... No lo se, supongo que si es el caso no soy el estándar de Minotauro.- Dijo con una risa un tanto falsa para encogerse de hombros y acercar su mano a tomar la vara con su otra porción de carne, para darle una pequeña mordida e intentar disfrutar de aquel sabor, tratando de quitarse un poco de la cabeza aquellos pensamientos, más bien, aquel tormento.- ¡Como sea!, Dime, si eres una Sirena... ¿Entonces conoces Aqualia? Dicen que es una Ciudad muy hermosa... Jamas la he podido ver, aunque claro... Siendo terrestre es difícil.- Comento tratando de cambiar de tema mientras su animo volvía al de siempre, realmente le interesaban las costumbres de otras razas, quizá así para conocerlos mejor.

La carne continuo siendo consumida por el Minotauro, hasta que la vara estuvo vaciá, realmente había sido una buena comida, una que disfruto a pesar del difícil comienzo, había logrado tener al menos algo de confianza con la Sirena, cosa que de verdad le agradaba.- Yo he logrado conocer todo lo que hay en tierra aquí en Mirovia, desde las tierras heladas, hasta las ardientes tierras de Draconia.- Dijo con gran orgullo recordando aquellos momentos de aventurero que siempre solía tener, a pesar de no tener algún trabajo que hacer, vagar por donde lo llevaran los caminos, era una especie de ambición de siempre lograr encontrar lugares desconocidos.- Aunque es algo triste no poder ir bajo el agua, y aunque lo intentara, probablemente me ahogaría antes de siquiera acercarme a Aqualia.- Sus palabras fueron con un tono algo triste mientras agachaba la cabeza y dejaba escapar un suspiro, y luego desviando su mirada a ver a la Sirena nuevamente.- Y me alegra que te haya gustado la carne, por cierto.- Menciono con una suave sonrisa, al menos aquella noche no había sido solitaria del todo, daba gracias a los dioses por haber podido compartir una comida con alguien.

En su mente siempre había tratado de imaginarse la reconocida ciudad de Aqualia desde que había escuchado de ella de un comerciante tritón que provenía de ese lugar, tan solo un tiempo después de llegar a Mirovia, describiéndola de muchas maneras, pero todas llevaban a la misma conclusión: Magnifica. Su miraba nuevamente se desvió a observar a la Sirena a su lado en el momento que su voz se hizo escuchar, para de alguna forma ''contradecir'' lo dicho sobre él mismo, cosa que no sabia el porque realmente, pero había alivianado un poco esa sensación de presión en su pecho, con tan solo unas cuantas palabras... ''Amable''... ''Atento''... Suponía que quizá, era lo que llamaban sentirse reconfortado, e inconscientemente, una suave sonrisa se marco en su rostro mientras llevaba su vista en dirección al vasto mar que se encontraba frente a ellos. Cuando a sus oídos llegaron las palabras de la contraria sobre el donde vivia, sus ojos mostraron impresión, a pesar de que de cierta manera podía ser obvio que ella vivía en Aqualia, para el Minotauro era algo increíble, tan solo por el simple hecho de jamas haber visitado aquella ciudad.- ¿Vives en Aqualia? Eso es genial.- Dijo mirándola con una gran sonrisa en su rostro para luego escuchar sobre aquellos lugares que según ella, eran hermosos.- Suena fantástico... Me gustaría poder ver esos lugares...- Dijo mientras agachaba un poco la mirada, realmente seria uno de sus mejores viajes.

En el momento que la muchacha de colorida cabellera menciono que quizá si había una forma de visitar aquel lugar, los ojos de Blyer mostraron un gran brillo, como los de un niño al que le ofrecen un juguete nuevo o lo invitan a algún lugar totalmente nuevo para él.- ¿¡De verdad!? ¡Seria genial poder visitar Aqualia!.- Exclamo con gran alegría en solo pensar en la posibilidad de ver aquel lugar, el comprobar si todos los dichos o rumores sobre lo magnifica que era aquella ciudad submarina eran ciertos.- Ahora estoy ansioso porque eso ocurra.- Dijo moviéndose un poco hacia los lados de una manera infantil y ansiosa, realmente su humor podía ser considerado el de un niño en esas situaciones. Miro con una sonrisa a la mujer cuando esta menciono que aquella carne podía convertirse en una de sus favoritas, lo que le causo cierta gracia al Minotauro.- ¿Tan así? Aunque no seria raro, es deliciosa.- Comento estirándose un poco y recostándose hacia atrás, mirando las estrellas.- A todo de esto, ¿Siempre has vivido en Mirovia?.- Pregunto un tanto curioso girando levemente la cabeza para mirarla, siempre tenia esa curiosidad, pues los rasgos de cada persona que conocía eran diferentes, y conocer gente con culturas de otros lugares siempre era una especie de aventura.

- En mi caso, yo vengo del exterior, de un lugar llamado Mantinea, en las Tierras de Grecia.- Explico con cierto orgullo en sus palabras, recordando cada pequeña cosa del largo tiempo que vivió en ese lugar, con nostalgia, y a la vez una felicidad incomparable.- Eran hermosas, siempre era un placer levantarse y ver el azulado cielo, las sonrisas de la gente, los verdes pastizales, y luego las noches estrelladas donde los más sabios contaban las historias de nuestra gente.- Explico mientras alzaba la mano al cielo, como si tratara de alcanzar algo distante en el mando nocturno que los cubría.- Aunque, el cielo de este lugar tampoco esta nada mal, es igual de hermoso... .- Comento en voz baja mientras dejaba escapar un suspiro y volvía a mirar a la ajena, a la par que su mano bajaba.- Por cierto, si algún día puedo ir a Aqualia, ¿Podrías guiarme? Si voy solo, probablemente me pierda...- Comento un tanto avergonzado de hacer aquella pregunta, rascando su cabeza y esperando por la respuesta ajena.

El recordar aquellos tiempos en Grecia realmente lo ponía nostálgico, extrañaba mucho sus tierras, a su gente, sus tradiciones incluso, simplemente no podía todos aquellos hermosos tiempos en los que nada parecía salir mal, hasta la mínima cosa siempre era feliz y armoniosa, al menos, hasta que aquella tragedia ocurrió y todo cayo como simple cristal roto. Cuando escucho la respuesta de la mujer de colorida cabellera respecto a su pregunta de donde venia, la respuesta fue un tanto sorpresiva, no por el hecho de que ella había nacido en Mirovia, si no porque había dicho que sus padres pertenecían a tierras japonesas, había escuchado de esos lugares, con tradiciones bastante increíbles y a la vez curiosidad de las cuales solo se había enterado por parte de textos o historias de otros arcanos.- ¿Sangre Japonesa? Suena genial.- Dijo con una sonrisa suave mientras la miraba, quizá en otro momento podría preguntarle acerca de algunas culturas, pues siempre le gustaba aprender cosas nuevas de otros lugares, era una sensación que siempre aprecio de cuando extranjeros visitaban las tierras donde vivía y lograba enterarse de una u otra cosa sobre las costumbres de aquellos visitantes, cosa que siempre iba bien para ir ganando conocimiento.

Cuando la contraria había mencionado aquellos sobre las ganas de conocer las tierras donde él habia vivido, cosa que le saco una suave sonrisa pero a la vez, esa sonrisa ocultaba cierta tristeza por jamas poder decir ''Claro, algún día podremos visitar mi pueblo'', Pues aquel lugar casi de ensueño para Blyer, no era más que la arena escapándose con el viento en medio de un desierto, algo que ya no existía, y si aun se encontraba ahí, no era más que un paisaje desolado y sin vida, con las marcas de una masacre claras como el agua.- Claro, algún día quizá.- Respondió a su comentario mientras continuaba mirando al cielo, dejando escapar un suspiro apenas audible. Cuando la ajena había accedido a guiarlo el día en que pudiera ir a Aqualia, no pudo evitar volver a sentarse para mirar a la contraria, nuevamente con esos ojos casi brillante de un niño pequeño.- ¿¡De verdad!? ¡Muchas gracias!.- Exclamo de una manera muy animada mientras se ponía de pie rápidamente, y estiraba sus brazos al cielo con una gran sonrisa en su rostro.- ¡No puedo esperar a que ese día llegue...!.- Ya poco le importaba lo que pensara la contraria, necesitaba dejar escapar todo ese animo. Tomo bastante aire para poder exclamar.- ¿¡¡Escuchaste eso Aqualia!!? ¡¡Pronto podre aventurarme en tus tierras!!.- Grito casi a los cuatro vientos seguida de una risa animada, para luego girarse lentamente sonrojándose.- ¡P-perdón! Suelo animarme mucho con esa cosas y...- Simplemente no pudo decir nada más que dejar escapar un suspiro con su rostro aun algo enrojecido.

- Creo que es hora de irme...- Dijo en voz baja alzando una vez más su mirada al cielo cuando su rostro ya había abandonado aquel rojo avergonzado, y volviendo a mirar a la ajena, un tanto intrigado aun por la razón de su llanto antes de que él llegara a aquel lugar, pero no quería presionarla ni incomodarla con alguna pregunta, después de todo, habían sido unos momentos bastante agradables. Se acerco lentamente a ella, llevando sus manos atrás de su cuello, desamarrando aquel collar tan preciado que tenia, aquel ultimo regalo que su hermano le había otorgado, despojándolo de su cuello, y agachándose para dejarlo en una de las palmas de la mujer.- Ten, era de mi hermano, según él... Ese collar esta lleno de buenas vibras y de la protección de nuestros dioses, estoy seguro de que te llevara por buen camino.- Explico con una sonrisa, para llevar su mano a su cabeza.- Y sera mejor que comas mejor, o me daré cuenta la próxima vez que nos veamos.- Comento con una sonrisa para luego levantarse, la fogata lentamente comenzaba a perder su efecto, apagándose de manera muy suave.- Espero nos veamos pronto, Tsuyume, y realmente espero que esa vez sea para que podamos ir a Aqualia.- Dijo finalmente para tomar su mochila, guardando sus cosas y dejándola en su espalda para levantar su mano en señal de despedida, mirando una ultima vez a la Sirena.- ¡Cuidate mucho, y hasta pronto!.- Agrego finalmente para comenzar a caminar fuera de aquel lugar, pensando en el buen momento que habían pasado, uno que realmente le había agradado.