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Post by Hiro Genshukuna on Oct 25, 2017 13:32:50 GMT
El mediodía calentaba con un tibio aire las calles de las ciudadela. La gran cantidad de movimiento se había visto acrecentada por los cambios a los impuestos y por la extensión de los plantíos, ya que muchos Arcanos ahora dedicaban sus días a vender, comprar, fabricar y todo tipo de actividades similares. También había aumentado el número de carteristas, ladrones y Arcanos sin moral. El dinero atraía todo tipo de gente. Era entre los ruidos de martillos contra metal, sierras en la madera y vapor de las forjas, que caminaba un Rakshasa erguido, bastante alto, más no tanto considerando la existencia de muchísimos Arcanos que medían varios metros. Este león era poco habitual verle en la Ciudadela, vestía una armadura acorazada de metal delicadamente pulido, y cargaba garras de fino metal, una a cada lado. Su melena le daba forma a su sereno rostro. Una mirada tranquila, pasos seguros y gráciles movimientos acompañaban el peculiar conjunto que cargaba el Arcano. Una capa blanca ondeaba en su espalda, bajo la cual se podía distinguir una lanza. Quien quiera que lo viese, diría que es un guerrero. Hiro dirigía sus pasos calle abajo por la forrajera, miraba los anuncios de los locales, escuchaba los gritos y sonidos propios del trabajo, y parecía buscar algo. Transcurridos varios minutos, se detuvo fuera de una herrería, sacó de un morral que cargaba bajo la capa la tableta Arcana, y le envió un mensaje a alguien: "He llegado a la herrería que le mencioné, joven Jeriko. ¿Viene cerca?" Entró en la herrería para no entorpecer el tránsito de gente, y se puso a hablar con el ocupado herrero.  |
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Jeriko
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Post by Jeriko on Oct 25, 2017 20:05:10 GMT
Jeriko salia de darse un baño era ya él medio día y había entrado a bañarse hace 3 horas, debía apresurarse ya era casi la hora de encuentro con él señor Hiro, rápido caminó hacia la habitación que usaba como armario y se empezó a vestir lo mas rápido que puedo, una vez vestido con lo básico, se colocó su chaleco sobre su top y una pequeña bufanda luego sus botas y termino colocando su cintiruon y sus bolsas, la de su cintura y las de sus piernas que cargaban sus dagas
Ya en su habitación frente a su espejo de cuerpo completo observó su conjunto y asintió con la cabeza para luego sujetar su guadaña y le coloco su "ropa" como le llamaba al protector de cuero que tapaba la hoja filosa de esta, y salió a toda prisa de su casa para acudir al encuentro con su tal vez futuro maestro Ya estando cerca del punto de encuentro recibió un mensaje del seno Hiro preguntando por su ubicación, "si, señor Hiro, ya esoty cerca" escribió acelerando el paso hacia la herrería donde habían pactado él encuentro, él íncubo no entendía porque él señor Hiro había optado por una herrería para su encuentro pero no lo cuestionaría, cuando llego al lugar Jeriko entró a buscar al señor Hiro, -holaaaa???- dijo mientras entraba con su guadaña posada en su hombro, -Señor Hiro?- preguntó el pequeño íncubo deteniéndose en la entrada esperando alguna respuesta
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 25, 2017 20:42:08 GMT
El león estaba sentado en un banquillo, sin los cubrebrazos de su armadura, mientras al fondo del lugar el herrero pulía esos guanteletes. Sus brazos tenían varios cortes sobre el pelaje, pero eran heridas evidentemente viejas. Se levantó al oír le llamaban y asintió con un gesto de cabeza. Juntó sus palmas al centro de su pecho, teniendo la izquierda un poco más abajo que la derecha, y realizó una breve reverencia, cerrando los ojos. Al enderezarse caminó algunos pasos hacia el joven.
"Buenas tardes, joven Jeriko. Un placer conocerle." Dijo en un tono de voz profundo, pero muy amable. Sus pequeños ojos felinos estudiaban al joven de arriba a abajo, pero el león no mostraba indicios sobre ello. "En unos minutos debería estar listo el herrero con mis guantes y podremos ir a algún lugar menos ruidoso." Dijo mientras examinaba una de sus propias patas, abriendo y cerrando sus dedos.
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Post by Jeriko on Nov 7, 2017 4:41:07 GMT
Los ojos del íncubo parecían haberse iluminado al ver al hombre con aspecto felino pararse, hacer una reverencia y luego acercarse hacia el pequeño íncubo
a Jeriko le fascinaban los gatos y todo tipos de felinos pero ante todo estaban los modales, por eso cuando el hombre le saludó Jeriko respondió al saludo y también hizo una reverencia luego de eso no pudo contener mas su alegría y emoción que apenas termino de hablar clavó su guadaña en el suelo y saltó a abrasar al hombre felino mientras sobaba su rostro en la melena del Rakshasha y soltaba leves risas como de niño feliz
Luego de un rato de estar así, el íncubo se soltó para caer de nuevo al suelo, había diferencia de tamaño por lo que él íncuno tuvo que levantar la cabeza para mirar al arcano y con una sonrisa Entre divertido y algo avergonzado con un leve sonrojo por la pena él íncubo habló, -perdón- dijo sonriendo
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Post by Hiro Genshukuna on Nov 8, 2017 15:28:49 GMT
El león de rostro amable no se esperaba una reacción así hacia si, y al ser abrazado de forma tan cariñosa tardó casi un segundo en, con suavidad, rodear con uno de sus brazos desnudos al chico mientras le restregaba su cara contra la melena. No le molestaba, no le importaba mucho en realidad, pero si eso hacía sentirse a gusto al otro no se iba a oponer. "¿Saluda a menudo así a los demás joven?" Preguntó Hiro con legítima curiosidad.
Por mucho que llevase casi dos siglos en la tierra, sabía habían miles de culturas que no conocía, pero respetaba esas diferencias y aprendía de ellas. Cuando le soltaron asintió ante la disculpa de Jeriko y ordenó su melena con ambas patas. "¿De donde viene, si puedo preguntar?"
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Post by Jeriko on Nov 11, 2017 5:28:04 GMT
Una amplia sonrisa infantil que dejaba ver sus dientes se marcó en el rostro del íncubo, -aveces......si aveces- respondió el pequeño íncubo soltando leves risas a la primera pregunta del rakshasa
La verdad era que el íncubo era muy social a tal grado que le tomaba confianza a los recién conocidos como si los conociera de años
Desclavando su guadaña del suelo y apoyándola en su hombro la mirada del niño se volvió vacía como si buscara algo dentro de si mismo, la pregunta de su lugar de origen lo hizo entrar en una especie de transe, agacho un poco la cabeza quedando con la mirada al suelo, su vista cambiaba de punto fijo cada que pestañaba, -de.....donde- Jeriko no lograba recordar su lugar de origen tampoco recordaba si lo tenia, sus manos apretaban cada vez mas su guadaña, -yo....- todo era tan raro, Jeriko no recordaba, solo recordaba lo vivido en el horfanato y que se fue de ahí y de esas tierras cuando tenía 17 dado que nunca fue adoptado, por ningún lugar de sus recuerdos estaba el nombre de su tierra de origen y ahora que se ponía a pensar no estaba seguro si en algún momento de su infancia llego a saberlo, el íncubo levantó la mirada para poder ver al rakshasa, su mirada era de confusión total, -no lo se- dijo confundido, en un tono de voz bajo y algo introvertido totalmente diferente a como se encontraba hace unos minutos
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Post by Hiro Genshukuna on Nov 11, 2017 21:47:59 GMT
Tras oír al muchacho titubear y pensar por un rato la respuesta a su pregunta, se cruzó de brazos y escudriñó de abajo arriba al incubo. No podía saber su lugar de origen al mirarle, por lo que no tenía mucho que entender de sus costumbres. Su falta de lugar de origen probablemente resultaba en haber nacido y crecido en Mirovia misma. "Ya veo. No se preocupe por eso, joven Jeriko. Importa mucho más a donde va. ¿Sabe a donde se dirige?" Preguntó nuevamente el león. El calor dentro de la forja lo hacía sudar un poco y se le notaba algo acalorado, pero faltaban unos minutos para que le devolvieran sus guantes en buen estado.
"La búsqueda del origen y del destino se responde con el viaje. El camino que recorremos es lo que importa."
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Post by Jeriko on Nov 29, 2017 5:08:31 GMT
El íncubo había vuelto a sonreír y parecía alegre de nuevo, era habitual en el pequeño que su comportamiento y estado de ánimo cambie rápidamente, esto era parte de su infantil locura,
La nueva pregunta del león tuvo él mismo efecto que la anterior, -me dirijo a Mir..- el íncubo detuvo sus palabras al darse cuenta de cual seria su respuesta, -pero ya estoy en Mirovia- susurro confundido, la única meta de Jeriko por los últimos 62 años era llegar a Mirovia, mas no se había puesto a pensar en cual sería su rumbo una vez cumplido esa meta, -uhmm- se ponía a pensar pero nada llegaba a su mente, -tampoco sé- dijo algo apenado y rojo por la leve vergüenza que empezaba a sentir y por el calor del lugar que hacia que su temperatura subiera a hasta el punto de sudar, -no este haciendo mucho calor aquí?- preguntó sonriente para quitarle importancia a su respuesta que lo temía un poco confundido y avergonzado, "que dirá de mi" pensaba "creerá que soy tonto" pensaba el íncubo
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Post by Hiro Genshukuna on Nov 29, 2017 5:37:36 GMT
El león volvió a mirar sus brazos y murmuró. "Hay personas que en toda su vida nunca encuentran esas respuestas. Parte de lo que enseño en mi dojo es a encontrar las preguntas y fabricar las respuestas. Vuelvo enseguida, iré por mis brazales y nos vamos a un lugar más adecuado." Sentenció mientras caminaba hacia el herrero. Pronto volvió con sus brazaletes ya puestos y sin pausa ni prisa, comenzó a caminar por la calle asegurándose Jeriko lo siguiera.
"El viento sopla con calma por la ciudadela. Nos habla de cambio. ¿Puedes oírlo?" Había algo de viento corriendo en contra de ellos, apenas y una brisa. Las calles seguían llenas de Arcanos comerciando y viviendo sus vidas en la seguridad de los muros. Hiro miraba hacia el frente mientras esperaba la respuesta de Jeriko.
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Post by Jeriko on Nov 30, 2017 14:35:03 GMT
apegando mas su guadaña hacia su cuerpo el incubo escuchaba atento y admirado las palabras del león, -"es muy sabio"- pensaba mientras el león le hablaba, -claro!!- dijo cuando le pidió que espere, al ver como el león se alejaba para ir con el herrero, Jeriko empezó a examinar sus mangas para asegurarse de que estén bien atadas luego comenzó a jugar con sus largos mechones de cabello mientras su cola se movía de un lado a otro
posando su guadaña en su hombro izquierdo el incubo comenzaba a caminar al lado de Hiro escuchando atento las palabras de este sobre las palabras del viento, cuando le pregunto si podía oírlo Jeriko cerro los ojos y se dispuso a escuchar pero no escucho nada mas que los sonidos normales del mercado, -no escucho nada, el viento no me habla- dijo mientras alzaba la vista hacia el león
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Post by Hiro Genshukuna on Dec 1, 2017 3:11:59 GMT
El león empezó a caminar algo más rápido mientras buscaba una salida de aquella calle tan llena de gente. Buscaba algún parque vacío con sombra, idealmente. Escuchó los titubeos de Jeriko y sonrió levemente, lo miró mientras caminaba unos segundos y luego volvió la mirada hacia el frente.
Pronto llegaron a un pequeño rincón de la ciudadela donde había pasto, unos árboles y silencio. El viento mecía suavemente las hojas de los árboles, y también la melena del león. "El viento mece las hojas de los árboles, no para tirarlas al suelo, sino para que, cuando estas ya le están quitando vitalidad al árbol, estas tomen su rumbo y dejen crecer hojas nuevas que fortalezcan al árbol. Lo mismo sucede con todo, y con todos. ¿Lo entiende, joven Jeriko?"
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Post by Jeriko on Dec 2, 2017 6:22:29 GMT
el pequeño aceleró mucho mas el paso para poder seguirle el paso al león que era mucho mas alto que el incubo, con una sonrisa radiante el incubo caminaba hasta que llegaron a una zona verdosa alejada del ruido de los comerciantes
apena se detuvieron el incubo clavo su guadaña en la tierra y se sentó, para escuchar atento las palabras de Hiro, al escucharlo dirigió su vista hacia una de la sojas que caían y la siguió con la vista hasta que llego al suelo, luego sujeto una hoja que se encontraba cerca a el y la levanto para poder mirarla mas de cerca, -si lo entiendo- respondió pero en su mente dudaba, -"eso creo.....eso espero"- decía en su mente, -entonces el viento ayuda a las hojas que deciden morir para evitar que el árbol sufra?- pregunto el incubo mientra miraba a la hoja con cierta angustia
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Post by Hiro Genshukuna on Dec 6, 2017 20:45:45 GMT
"Las hojas no deciden morir, sino que cumplen un ciclo. Todos pasamos por él, a algunos les toma un par de días, otros un puñado de años. Nosotros los Arcanos tenemos ciclos muy largos, y el viento nos acompaña en todo momento, al igual que el sol y la luna. Son parte de quienes somos" Miró fijamente a Jeriko, y buscando algo en su rostro, sonrió. Tomó asiento con las piernas dobladas bajo él, y con un gesto de su pata invitó al joven a hacer lo mismo. Había paz en ese lugar, y quería saber más de los intereses del Incubo antes de emitir juicio sobre él.
Disfrutaba de la sombra que el árbol ofrecía. El viento mecía con suma suavidad las hojas y la melena del león. El ruido de la ciudadela era casi imperceptible en ese lugar. Si, era un buen lugar para encontrar un nuevo pupilo.
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Post by Jeriko on Dec 8, 2017 5:25:06 GMT
"todos cumplen un ciclo" esas palabras habían llegado hasta lo mas profundo del Incubo, el niño sabia bien sobre eso pero le parecía muy injusto el echo que hayan quienes terminen su ciclo muy rápido y que otro tengan un ciclo muy largo
le parecía injusto que el tiempo hiciera que tuviera que separarse de los pocos a los que amaba por el echo de que sus vidas eran muy cortas y que haya pasado solo casi toda su vida
-y si alguien no quiere que su ciclo termine? o si prefiere que su ciclo termine rápido?- dijo mientras comprendía la seña y adoptaba la misma postura que el león, el incubo no sabia si el sol era parte de su esencia pero si sabia que era mas vivaz de noche cuando había luna
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Post by Hiro Genshukuna on Dec 13, 2017 16:34:50 GMT
Hiro asintió complacido ante las preguntas del otro. La búsqueda del entendimiento era importante para él. Meditó un momento con los ojos cerrados, buscando las respuestas a las preguntas para luego volver a hablar en voz baja y recatada. "El ciclo termina cuando ha de terminar. Ya sea porque así lo quiso la naturaleza o porque el portador así lo decidió. Dígame usted, entonces joven Jeriko, ¿Qué pasa cuando uno no quiere terminar su ciclo?"
Abrió los ojos y extendió su pata hacia el joven incubo, para cederle la palabra. Medía la capacidad de razonamiento y paciencia del otro. Si iba a enseñarle sus tradiciones, quería asegurarse fuese un portador adecuado.
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