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Post by Hiro Genshukuna on Oct 27, 2017 2:53:09 GMT
El sol calentaba con tibieza las rocas con las que estaban construidos los pilares de un pequeño templo entre la jungla. En un ceremonioso silencio allí habían unas seis personas, sentadas sobre sus rodillas, comiendo platos de arroz blanco. Un gran Rakshasa en armadura resaltaba entre los demás arcanos, pero estaba junto a ellos y no por sobre ellos. Algunas aves pasaban graznando por sobre este pequeño lugar y el viento soplaba con gentileza meciendo los árboles de alrededor. Se oía un río en las cercanías, pero fuera de este rústico lugar, no se veían habitantes alrededor. A medida avanzaba el día, el grupo de Arcanos se disponía a entrenar. Parecía una danza, coordinada y elegante. Practicaban con palos largos, girando y moviéndose por el templo con calma y serenidad. Algunos se detenían a hablar con el león brevemente, y éste les respondía con paciencia y buena cara. Su dorado pelaje brillaba ante el sol y quien lo viera diría que sonreía. Era un buen día. Es en este lugar que Hiro, el Rakshasa había citado a Ammyt la esfinge para pedirle un encargo.
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Post by Deleted on Oct 27, 2017 4:58:08 GMT
Le parecio algo poco común haberse encontrado al rakshasa del otro día en la tableta arcana y le sorprendió aún más que le haya pedido que fuera a un lugar que no conocía en alguna parte de Shangri Lax para darle un encargo del cual no dio detalle alguno; esto picó la curiosidad a la esfinge.
Estaba en la ciudadela desde temprano como siempre, y como no estaba realmente ocupada haciendo algo más productivo que andar viendo la tableta, decidió ir de inmediato aunque preferiría descansar bajo el sol de ese bonito día. Volando, las memorias de su anterior encuentro se proyectaron en su mente; aquel gentil tacto en la fría noche y luego con el sol inundando todo, haber despertado en el suelo sin la otra presencia. Estaba un poco decepcionada por eso pero, no podía negar que había descansado bien, algo que no lograba hacer hace ya un tiempo.
El momento en el que sobrevolaba Shangri Lax prestó más atención a lo que estuviese bajo ella para así encontrar el lugar que el rakshasa había descrito como su dojo. Le tomó poco tiempo hallar dichoso lugar que aunque era pequeño, resaltaba de entre la jungla que le rodeaba.
Se dispuso a aterrizar en la entrada, se sentó firme y elegante en aquel suelo de piedra que estaba tibio por el contacto del sol; observó un momento a la gente de allí, quienes hablaban con el rakshasa que portaba siempre esa expresión tan tranquila. Una vez que estuvo disponible y cruzaron miradas, la esfinge se contuvo de cualquier extraña emoción que quisiese salir y se limitó a tratarle como a cualquier cliente -Buenos días Hiro, espero no haberte hecho esperar mucho-.
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 28, 2017 4:10:35 GMT
Cuando escuchó a la esfinge descender, el león instruyó a sus estudiantes que siguieran con su rutina. Saludó elegantemente con un námaste desde su pecho y una reverencia. "Madam Ammyt, bienvenida a nuestro dojo. Gracias por venir." Se acercó caminando a la mujer caminando con lentitud. "La luna fue bondadosa aquella noche al permitirme conocerle, más me disculpo por haberme tenido que marchar sin despedirme."
Se volteó y le indico a Ammyt que le siguiera. Caminó hacia su pequeño grupo de estudiantes, los cuales aún practicaban con palos largos, tipo bastón. "Aquí aprendemos a escuchar al viento y aprendemos de él" Dijo el Rakshasa con calma.
Luego, al llegar cerca de un pequeño altarcito casi al fondo del templo, se arrodilló. Primero puso una pierna en el suelo, alzó sus patas y reverenció. Luego puso la segunda pierna en el suelo, y le ofreció asiento a Ammyt a su lado.
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Post by Deleted on Oct 28, 2017 4:40:40 GMT
-no hay porque agradecer- dijo agachando un poco la cabeza brevemennte para luego ver al rakshasa aproximarsele. Cuando él mencionó su encuentro anterior, ella miró hacia otro lado he hizo una expresión un tanto despectiva, pero internamente se sentía un poco incómoda -no te preocupes, me imaginaba que te irías en cuanto la tormenta pasara- le miro de reojo -no tenías otro motivo para quedarte- parecía que quería decir más cosas pero simplemente parpadeó con lentitud.
Siguió aquella indicación, se levantó y caminó detrás del arcano sin prestarle mucha atención a lo que sucedía en su entorno -ah si?- preguntó con aparente pero a la vez convincente interés -interesante, le queda muy bien el papel de maestro- sonrió un momento enseñando los dientes.
Continuó yendo tras el rakshasa hasta verle arodillarse para luego hacer ese gesto indicando que se sentará a su lado. Obedeció y al sentarse de igual manera que al principio, se puso a observar su alrededor; estaban en una parte del templo un tanto apartada. Inhalo y sin voltear a verle dijo -bueno, cuál es el encargo que me quieres pedir?- frunció un poco el ceño cerró los ojos -has de saber que esta vez pagarás por mis servicios-.
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 28, 2017 14:32:18 GMT
Hiro asintió a todo lo que dijo la mujer, a medida iba hablando o respondiendo. "Conozco el valor del trabajo arduo y no quisiera fuese de otra forma. Déjeme ofrecerle un poco de arroz y agua fresca. Debe estar cansada." El león se levantó y de atrás de la estatuilla tomó un cuenco de greda, y acercandose a una olla que estaba sobre una fogata suave, llenó el cuenco con arroz blanco. Era un arroz muy sencillo y humilde, solo tenia un poco de sal y azúcar, y era blanco como la nieve. Luego, dejó el cuenco a su lado y tomando un pequeño vaso de greda, lo metió en una vasija con cuidado de no mojar su pelaje, y lo sacó lleno de agua cristalina. Volvió a tomar el cuenco con arroz, y caminando erguido, le ofreció ambas cosas a la mujer, haciendo una reverencia al ofrecerle esos sencillos alimentos.
"Se que no es mucho, pero sólo somos estudiantes del viento y la tierra. Seria un honor para mí que acepte comer y beber con nosotros." Dijo el león de una forma muy humilde. Era evidente que estar en su propio territorio mas que volverlo arrogante, le recordaba la humildad que profesaba siempre y la acentuaba.
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Post by Deleted on Oct 28, 2017 18:17:52 GMT
Abrió tan solo un ojo para poder verle sin cambiar esa despectiva exprésion de su rostro (porque me ofrece comida? No intentará pagarme con eso, o si?) No le respondió y aún así el rakshasa fue en busca de aquellas cosas.
Ya que el arcano no estaba a su lado se sentía menos nerviosa, por lo que abrió bien los ojos y observó cada movimiento que hacía (que le voy a decir? El arroz es tan insipido y de textura extraña) mientras pensaba esto hizo una mueca de disgusto (quizás pueda hacerlo pasar con el agua o incluso podría rechasa...oh no, ya sirvió todo) calmó su exprésion y miró hacía otro lado, pues no quería que se diera cuenta de que le estuvo observando todo éste tiempo.
Cuando sintió su presencia en frente de ella, volteó a verle (otra reverencia, hace esto con todos?) Pensó con algo de molestia mientras mostraba una delicada sonrisa -porque sería un honor?- preguntó curiosa. No podría tomar ni comer decentemente en ese estado; mientras se levantaba, sello su forma arcana en unos pocos segundos y terminó parada frente a él. Con ambas manos tomó lo que le ofrecía y levantó la cabeza para poder verle el rostro -gracias- dijo casi sin mover los labios; trataba lo más que podía no lucir incómoda.
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 28, 2017 19:41:20 GMT
Las sencillas viandas que le ofrecía el leon a la esfinge no tenian nada de especial. El Rakshasa luego fue por otro par de objetos. Primero del techo descolgó una bolsa de tela, y de un pequeño anaquel de madera tomó dos pequeñas urnas con tela amarrada a modo de tapa con un lindo cordón de tela. "El encargo que necesito hacerle es que me lleve junto con estos jarrones a Draconia. Tengo hasta trescientos Mirvos para pagarle, pero no estoy seguro cuanto es el precio."
El leon luego se sentó junto a la mujer. Un estudiante se acercó y preguntó "Como debo sentir el viento en un dia calmado?" A lo que respondió "De igual forma que respiramos dormidos." Luego el estudiante se marchó y el león se volvió a la mujer. "Algo le molesta, no? Puedo hacer algo al respecto?." Dijo con la misma calma y tranquilidad con la que siempre hablaba.
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Post by Deleted on Oct 28, 2017 20:27:23 GMT
Soltó un pesado suspiró y se volvió a sentar, dejó el vaso con agua a un lado y sostuvo entre sus manos el plato con arroz el cuál observó un momento en silencio (en verdad te lo vas a comer?) Se cuestionaba mentalmente.
Cuando el arcano habló, ella le miró muy atenta -a Draconia?- de inmediato comenzó hacer calculos de cuanto podría cobrarle por la distancia, mientras él tomaba asiento a su lado. Debía aprovechar su oferta y cobrarle los trescientos? Inconcientemente negó con la cabeza y luego dijo -serían doscientos mirvos pero como eres tan li...- dejó de hablar repentinamente para luego decir con más fuerza -buen cliente, tan solo te cobrare ciento cincuenta- sonrió chueco y miró a otro lado avergonzada.
Vio a un joven arcano acercarse y hablar con el rakshasa (hm...más cosas extrañas con viento) pensó viendo como el joven se iba. Casi dio un salto por lo que hiro le acababa de decir -uhm! nonono, estoy bien- acercó el plato a su rostro y mordió el arroz, lo mastico y tragó (bleh, definitivamente prefiero la fruta) -en cuando termine de comer podemos partir, verdad?- preguntó con el plato aún cerca suyo.
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 28, 2017 23:42:43 GMT
El león alzó una ceja y asintió. "Doscientos entonces. No siento sea merecedor de un descuento." Se mantuvo sentado junto a la mujer, esperando hubiera descansado lo suficiente. "Cuando esté lista, madam Ammyt podemos partir. Se no es mucho lo que le ofrecí, pero podríamos comer algo más... interesante en Draconia. Aquí con mis pupilos seguimos esa dieta para purificar el espíritu."
Miraba a la esfinge con calma, no queriendo incomodarla con su mirada ni apurarla. Un suave viento empezó a recorrer el templo, y una melodía empezó a sonar al resonar al pasar por tubos de metal, piedra y madera distribuidos por el lugar. Iba lento, armónico y se sentía místico y misterioso. Hiro alzó la cabeza mientras el viento acariciaba su melena y la movía con gentileza. Le sonrió a la esfinge, con legitima alegría y murmuró: "Tendremos un buen viaje hoy."
El viento amainó y la canción fue cesando de a poco. El misterio de cómo podía haber tenido melodía lo que parecía sólo ser viento por tubos permanecía allí.
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Post by Deleted on Oct 29, 2017 1:53:42 GMT
Tuvo un pequeño tic en un ojo, como se atrevía a rechazar el descuento que le estaba dando? Que no entendía que era su forma de darle las gracias? (No vuelvo a hacer algo así) pensó reprochandose. Aunque parecía que el rakshasa estaba en deuda con la esfinge, ella era quien se sentía en deuda con él, pues además de haberle ayudado a consiliar el sueño, le había tratado muy bien a pesar de haberla visto en tal débil condición.
Miró el arroz en el plato de nuevo y aunque la anterior vez lo mordió por nerviosismo y evitar charla, realmente no estaba segura si debía seguir haciendo lo mismo o si tomarlo con los dedos. Viró levemente su rostro para ver de reojo al arcano ("podríamos comer" ...me quiere invitar a...comer?) Soprendida y emocionada a la vez por aquellas palabras, su rostro pareció iluminarse un poco acompañado de una tímida sonrisa.
Volvió a darle una mordida al arroz, y otra... y otra, llenando así sus pequeñas mejillas; de a momentos tomaba el vaso para darle sorbos y luego dejarlo nuevamente en su lugar. Una brisa y un hipnotizante sonido la dejaron inmóvil -...- ahí pudo notar que hiro le estaba sonriendo; sus mejillas se tornaron de pálidas a un rosa suave.
(P...por qué susurra? Por qué sonríe así? Por qué es tan lindo?!) Se le había quedado viendo fijo con una tonta y acomplejada expresión mientras pensaba aquellas cosas; al notar lo que hacía, parpadeó un par de veces y rápidamente devolvió su mirada a su plato medio vacío (que vergüenza) se llevó disimuladamente una mano al rostro para medir la temperatura de éste.
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 29, 2017 15:16:13 GMT
Pasaron unos minutos en silencio y el Arcano murmuró "Vuelvo enseguida." Mientras, se levantó lentamente, haciendo sonar varias partes de su armadura. Se dirigió hacia sus pupilos y les dió instrucción y guía a cada uno. Pronto todos los discípulos se dispersaron a distintos puntos del templo y tomaron distintas actividades. Uno se dispuso a barrer, otro bajó a la tierra donde habia un pequeño huerto delimitado y comenzó a remover la tierra. Dos tomaron grandes vasijas y desaparecieron entre los árboles, y el último se sentó a meditar.
El Rakshasa volvió junto a Ammyt y murmuró nuevamente: "Todo preparado y dispuesto. El viento nos acompaña y el sol nos ofrece su guia." Hizo una leve reverencia y una pausa, y al reincorporarse exclamó. "A su señal mahori Ammyt."
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Post by Deleted on Oct 29, 2017 17:20:54 GMT
Sus mejillas estaban calientes (demonios, que me esta pasando?) en aquel silencio entre ambos ella continuó haciendo el esfuerzo de terminar aquel plato de arroz elevandolo, pues ya no podía alcanzar con facilidad la comida que había en el fondo.
Cuando el arcano se levantó ella simplemente viró sus ojos en su dirección he igualmente murmurando dijo -está bien- aprovechó nuevamente ese espacio entre ambos para poder tragar rápidamente el resto del arroz y al final beberse toda el agua de su vaso, logrando quitar de su paladar algo de aquel fome sabor. Dejó la vajilla de greda completamente vacía a un lado suyo.
Soltó aire con alivió pues ya había terminado su "tortura" y buscó con la mirada la figura del rakshasa, quien estaba regresando hacia ella mientras que sus estudiantes se dispersaban aparentemente a cumplir tareas. (Otra vez susurra, porque lo hace?) Se preguntó mentalmente otra vez (que no se da cuenta que eso lo hace ver más atractivo?) Cerró los ojos momentáneamente, intentando calmarse y se levantó -vamonos ya- dijo con notoria prisa.
Ya iba a soltar su cuerpo para poder tomar su forma verdadera pero recordó algo -ah...está bien que deje la vajilla allí?- le preguntó señalando con la palma el lugar en donde dejó aquellos objetos.
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Post by Hiro Genshukuna on Oct 31, 2017 3:21:08 GMT
El león se había dirigido a recoger su morral y su capa, de hilo blanco. Al volver, recogió el cuenco y el vaso, y los apiló junto con el resto. "Es nuestra invitada, no se preocupe por eso. Vamos si está lista." Ordenó sus armas, tomó los jarrones, uno en cada brazo y caminó hacia la entrada del templo.
"Llegando a Draconia debo ir a un establecimiento comercial cerca de las aguas termales. No deberia tomar mucho tiempo." Murmuró. Mirando a Ammyt, esperó el movimiento de la esfinge. El viento nuevamente empezó a soplar generando la melodía sonar nuevamente, y que Hiro sonriese mientras el viento se colaba por su melena y su armadura. "El viento nos acommpañará nuevamente." Tras decir eso, esperó.
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Post by Deleted on Oct 31, 2017 10:03:02 GMT
Vio que en vez de palabras, recibió una acción de parte del rakshasa (a donde va ahora?) Se preguntó llevándose las manos a las caderas y comenzó a seguirle con la mirada; le vio recoger un par de objetos y luego la vajilla que había señalado anteriormente -esta bien- dijo elevando sus hombros levemente a manera de resignarse.
Cuando cruzaron miradas no pudo mirarle más que un par de segundos, pues sintió un calor en sus mejillas de nuevo; miró hacia abajo -cerca de las aguas termales, eh? Dicen que esa zona se ha vuelto bastante comercial- dijo con un tono de voz algo bajo parecido al del contrario.
Recordaba cuando en Mirovia aún existían espacios libres de comerciantes y lo que hubiese en esas zonas era gratis (buenos tiempos) pensó formanzo una pequeña sonrisa nostálgica.
(Aquel sonido de nuevo) Pensó levantando la cabeza y trató de encontrar de donde provenía, pero Hiro ya estaba esperando por ella. Resoplo y fue soltando su cuerpo nuevamente; fue tomando más tamaño a la par que sus otros rasgos de esfinge comenzaban a aparecer hasta completar su figura. Se agachó y puso bien firmes las patas como la anterior vez -a los costados de la silla de motar tengo dos grandes bolsos, porque no ves si pueden caber ahí tus objetos. Será menos peligroso- recalcó lo último con un tono de voz más serio; le habían ocurrido accidentes con otros clientes insensatos que no quisieron escucharle hace muchos años y es por eso que prevenia esas cosas y exigía algunas cosas.
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Post by Hiro Genshukuna on Nov 8, 2017 15:19:49 GMT
Siguiendo las instrucciones de la mujer, el león colocó los jarrones en los bolsos. Los cerró bien y luego de darle una mirada al templo y apreciar el sonido del viento, montó en la silla de la esfinge. Quería llegar a Draconia pronto, pero también quería agradecerle adecuadamente a Ammyt, pese a que ella parecía empeñada de alguna forma de agradecerle a él.
Disfrutaba a su vez del silencio, las palabras muchas veces eran sofocadas por el viento, y cuando estuvieran surcando los cielos eso sería aún más probable. "Estoy listo, gracias nuevamente. Me disculpo de antemano por mi inexperiencia al utilizar esta forma de transporte, y le agradezco por su tiempo."
Mirando hacia el cielo primero, bajó luego su mirada a la esfinge. Le causaba algo de intriga, pero no lograba descubrir aún por qué.
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