Post by Desdemona Grimm on Dec 3, 2017 21:36:38 GMT
El silencio los inundó por un instante; no respondió de inmediato puesto que los pensamientos de oscuridad que abordaron su mente, eran más fuertes que los que la impulsaban en el día a día. Aquello hacía un eco en su consciencia al traer de vuelta las imágenes de su padre aún despierto, aún con un alma que se reflejaba en su mirada. Sacudió suavemente la cabeza sin quitar de su rostro la sonrisa que se había dibujado en sus labios. Aún no era momento. -Me temo que eso será para otra ocasión- contestó. Sentía vergüenza de admitir que la idea de volver a esa oscuridad le causaba un miedo con el que aún no se reconciliaba. -Mientras tanto, creo que es hora de dar frente al señor Damasco... finalmente, fue por culpa suya que uno de mis sirvientes pereció, ¿no cree? Creo que hay que saldar algunas cuentas-. Retomó su semblante de siempre, volviendo a la irreverencia y al cinismo que tanto transpiraba de su cuerpo. Aún con la piel pálida, casi tan blanca como la porcelana, su imagen conservaba el misticismo y lo siniestro de su personalidad.
Caminó de nueva cuenta al interior de la mansión, atravesando el pasillo principal hasta la puerta que daba a la calle. Abrió la puerta, mostrándose ante los transeúntes el color rojizo de su piel volvió, así como la presencia de sus cuernos y alas que comenzaron a salir desde su espalda, levantando la capa que la había estado cubriendo. Algunos que ya la conocían continuaron con su andar mientras que otros, horrorizados no podían quitar los ojos de encima de la mujer quien a simple vista parecía un mal augurio, un ente de ultratumba. -Será mejor que no perdamos más tiempo-. Mantenía la mano sobre la perilla de la puerta, esperando a que su colega le alcanzara el paso. -Prometo que emplearemos el método que tenía en mente más pronto de lo que cree-. Tenía el presentimiento de que había despertado la curiosidad de Denard más de lo usual por lo que, por primera vez en años experimentó un sentimiento de culpa y empatía.
Caminó de nueva cuenta al interior de la mansión, atravesando el pasillo principal hasta la puerta que daba a la calle. Abrió la puerta, mostrándose ante los transeúntes el color rojizo de su piel volvió, así como la presencia de sus cuernos y alas que comenzaron a salir desde su espalda, levantando la capa que la había estado cubriendo. Algunos que ya la conocían continuaron con su andar mientras que otros, horrorizados no podían quitar los ojos de encima de la mujer quien a simple vista parecía un mal augurio, un ente de ultratumba. -Será mejor que no perdamos más tiempo-. Mantenía la mano sobre la perilla de la puerta, esperando a que su colega le alcanzara el paso. -Prometo que emplearemos el método que tenía en mente más pronto de lo que cree-. Tenía el presentimiento de que había despertado la curiosidad de Denard más de lo usual por lo que, por primera vez en años experimentó un sentimiento de culpa y empatía.