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Post by Kaira Voll on Apr 25, 2017 19:19:46 GMT
Tenía una misión que cumplir para sus amigos pero tampoco quería postergar más las ansías de lograr aquello que siempre había pospuesto por inseguro, por cobardía...
El alba aún no se hacía presente, quizás era momento de partir. Agradeció el empujoncito de la soberana de las hadas quien días atrás le había dado la orden de que saliera de viaje; tras mucho pensarlo y armarse de valor, emprendió viaje hacia la playa. Logró conseguir una montura lo cual le facilitaría el viaje. Debía conseguir esas algas por su cuenta y así demostrarse así mismo que si podía hacerlo, podría ir hasta Aqualia con sus amigos. Era un reto personal, por lo que no avisó a nadie más, solo se emprendió a la aventura cabalgando bajo la luz de la luna sintiendo la brisa del sereno en su rostro.
Era emocionante, sentía en el pecho un golpetear intenso en su interior pero a su vez, las preocupaciones nublaban su mente.
Mientras avanzaba en su aventura la seguridad lo invadía y las dudas se disipaban, ¿Quién lo diría? Tantas preocupaciones estuvieron de mas todo ese tiempo o eso era lo que él pensaba por ahora.
La cabalgata duró hasta el amanecer, y sintiendo la brisa marina en su rostro, notó que lo había logrado. Bajó del caballo y observó el hermoso paisaje frente a sus ojos. No lo podía creer, lo había logrado.
Cerró los ojos tomando aire, aquel lugar le provocaba paz, el sonido de las olas romper, las gaviotas...
Aún sin poder creerlo, caminó hasta sentir la fina arena invadir sus pies y no se detuvo hasta sentir la espuma de mar mojar sus pantorrillas.
— Está fría... — exclamó acuclillándose para tomar un poco de agua con sus manos.
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Atlas
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Post by Atlas on Apr 25, 2017 21:42:41 GMT
El sol comenzó a colorear el mar de gris a azul mientras se alzaba lentamente sobre el horizonte. El ruido de las olas rompiendo en las rocas y la arena ahora era acompañado por los chirridos de las gaviotas que volaban sobre la playa buscando su desayuno. Fuera de aquellas aves, la playa parecía estar desolada. No había absolutamente nadie más que Kaira, quien en la orilla, mojaba sus piernas con la aún fría agua que había bajado su temperatura durante la noche. El inmenso azul era vastísimo, y no parecía tener fin. Había cierto punto entre el mar y el cielo que parecía fusionarse y hacerse uno solo. De pronto, en ese horizonte, una mancha negra comenzó a manifestarse. Algo se movía dentro du sus aguas y, antes de poder diferenciar de qué se trataba, una gigantesca aleta azul dio un fuerte coletazo, salpicando a más de 50 metros a la redonda. Pero no fue lo único que sucedió. Seguido a eso, más coletazos se hicieron presentes, esta vez de colas un tanto más pequeñas. La aleta dorsal de no una, sino varias ballenas se asomaban por sobre la superficie y se volvían a hundir, abatiéndose violentamente.
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Post by Kaira Voll on Apr 25, 2017 23:09:22 GMT
Nunca se vio así como estaba ahora, la satisfacción que sentía consigo mismo lo invadía, y esto apenas empezaba.
Frente a sus ojos había un espectáculo extraordinario, nunca había visto nada igual. Quedó pasmado por la belleza de aquella hipnotizante danza. Le costaba mantener la boca cerrada, su cuerpo estaba completamente paralizado, su cabello revoloteaba con el viento y su corazón palpitaba desbocado ante tan maravillosa vista.
Cuando finalmente volvió en sí, notó algo que le llamó la atención, una de las aletas era notoriamente más grande. ¿Sería acaso? Algo se movió en su interior, una chispa que despertaba su curiosidad, debía darse prisa. Corrió buscando una zona alta, aunque en la playa algo complicado. Sentía que si no hacía algo perdería aquella oportunidad, por lo que no tuvo otro remedio que intentar llamar su atención. — ¡Espera! — gritó con todas sus fuerzas, usando sus manos para amplificar su grito. — ¡Espera! ¡No te vayas! — volvió a gritar, apresurandose a llegar hasta unas rocas que se adentraban al mar. — ¿Es usted el señor del mar? — preguntó casi sin voz, agitado de correr y gritar pero aún firme y decidido en alcanzarle.
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Atlas
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Post by Atlas on Apr 25, 2017 23:35:14 GMT
Los chapoteos no cesaron. Ni siquiera con el llamado del unicornio hacia el mar. Las colas que golpeaban el agua violentamente no se alejaban, seguían ahí. No fue sino hasta que el agua se comenzó a teñir de rojo que el ambiente se torno hostil. Riesgoso. Algo estaba sucediendo debajo del agua y aquellos brotes de rojo no podían ser otra cosa más que sangre. Sangre que, salía a borbotones siendo empujada por las burbujas mismas que los golpes de las aletas traían hacia la superficie.
De pronto, un brazo titánico se alzó sobre la superficie, y de su mano, traía prensada a una orca que parecía estar encomendada a desgarrar la piel del gigante. Se podían escuchar lo chillidos de las orcas, los forcejeos. La pelea por sobrevivir.
Y luego… nada.
Las burbujas, chapoteos y movimientos habían cesado, dejando solo en un mismo sitio la mancha roja que lentamente se disipaba con el pasar de las olas. Lo que sea que eso hubiese sido, se había hundido en el fondo del océano. Y, a lo lejos, las aletas dorsales negras de los animales en cuestión, se retiraban hacia el horizonte, perdiéndose en la distancia.
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Post by Kaira Voll on Apr 26, 2017 1:14:48 GMT
Entre más se adentraba al mar podía notar que algo no estaba bien, una angustia invadió su pecho, la sangre emanando del fondo era desconcertante; el miedo que sentía no podía describirlo ¿qué estaba pasando?
El colosal brazo emergiendo de la superficie lo impresionó, tanto que terminó resbalando a las profundidades. Eso no estaba bien, sintió que el alma se le salía por el chapuzón en el agua helada; si no mantenía la calma no viviría para contarlo. El agua revuelta, el aroma a sangre ¿qué estaba pasando? Como pudo logró salir a la superficie tratando de aferrarse a lo que pudiera, tratando de acercarse al borde de las enormes y afiladas rocas para sujetarse, pero no podía, una fuerza lo atraía hacia el fondo, quizás el ajetreo en el fondo lo jalaba en un remolino y no lograba salir. ¿Sería su final? Por lo menos logró llegar hasta ahí por su propia cuenta.
No aguantaba más, por más que veía al fondo solo veía sangre pero todo se había terminado, el agua se calmó y con el poco aliento que le quedaba, nadó desesperado a la superficie intentando tomar algo de aire pero lo que logró ver frente a él lo dejó impresionado. Ahí lo tenía, el enorme tritón frente a sus ojos y lo peor, es que parecía estar herido, lo supuso porque la sangre lo envolvía a su alrededor. Sin más nadó para tomar aire y poder pensar con claridad de lo que había visto, no daba crédito. Tosía desesperado por recobrar el aliento pero no había mucho tiempo.
Tomó aire y se sumergió intentando encontrarle de nuevo pero la sangre le restaba visibilidad. ¡Qué desesperación! Sentía que debía ayudarlo pero no sabía cómo.
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Atlas
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Post by Atlas on Apr 26, 2017 1:59:34 GMT
¿Cuánto tiempo había pasado desde que una manada de ballenas asesinas le había atacado? Quizá un par de años. No era poco común debido a su enorme tamaño que las orcas, los depredadores animales más peligrosos del océano, lo viesen como una presa. En el pasado, había atestiguado innumerables ocasiones en los que veía a los grupos de orcas despedazar a una ballena azul completa. Desde el primer momento en que vió aquello, supo que el no sería la excepción y que debía estar preparado para cuando un día de esos llegara. Su hombro, pecho y costados habían sido mordidos una fuerza bestial, haciendo que el agua estuviese turbia de sangre. Llevó sus manos a una de sus heridas, cansado. Lo único que podía hacer en estos momentos, era acercarse a la playa, en donde podría descansar sin tener que estarse moviendo. Además, no sabía si las orcas volverían. De manera lenta y algo torpe, comenzó a nadar fuera de la nube de sangre, solamente dejando una gigante estela roja detrás de el. Entrecerrando los ojos pudo notar que había un cuerpo extraño sumergido en el agua. ¿Una sirena? No... Era una chica que, posiblemente, había caído de las rocas hacia el agua. No era su problema, sin embargo, no tenía corazón para dejarla batallar sola y posiblemente ahogarse debido al cansancio. Adolorido y apretando la quijada para aguantar un poco más, estiró la mano hacia donde estaba la mujer de cabellos rosados y la sostuvo en su puño lo más delicadamente posible. De ahí, continuó nadando hasta llegar a la playa y poco a poco, jadeante y exhausto, el coloso ensangrentado comenzó a arrastrarse en la arena para luego dejarse caer completamente sobre ella. Soltó a la mujer de su mano, también dejándola a una distancia prudente de el y cerró los ojos.
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Post by Kaira Voll on Apr 26, 2017 2:23:33 GMT
No tenía idea de como terminaría esto. Se encogió asustado en el agua al ver como acercaba su mano pero no le hizo daño, ni un poco pero tampoco fue muy delicado al encayar. El pelirrosa un poco adolorido sacudió la cabeza al verse en tierra firme y sin pensarlo mucho corrió hasta el enorme arcano que yacía sobre la arena, herido y cansado.
— ¿Qué ha pasado? — No había tiempo para preguntas ahora, observaba las heridas ¿cómo podría curarlo? Las pocas cosas que llevaba no serían suficiente. Entonces tuvo una idea, una muy descabellada. ¿Curar con mágia? Desde luego que no, ¿sería posible? Se quedó parado viendolo, angustiado, se sentía tan inutil que los ojos se le llenaron de lágrimas, le costaba mucho ver a alguien en ese estado sin poder hacer nada.
— Estarás bien... solo... dame unos minutos... — Parado junto al rey del mar cerró los ojos, concentrando toda la mágia posible para curarle. Con su cuerno brillando palmó el brazo herido, era una cortada un tanto profunda pero de a poco comenzó a cerrarse solo un poco, lo suficiente para dejar que parara el sangrado tanto en el brazo como en su hombro.
El unicornio, fatigado, se desvaneció sobre la arena, generalmente nunca usaba su magia, menos a una escala tan grande. — Lo siento... no ha servido... — sollozó sintiendose derrotado.
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Atlas
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Post by Atlas on Apr 26, 2017 3:09:48 GMT
Habiendo cerrado los ojos con el rostro sobre la arena, dispuesto a esperar que el tiempo pasar y asi poder recobrar su salud lentamente. El agua de mar era una fiel amiga en cuanto a cauterizar heridas, sin embargo, tampoco era milagrosa y seguro tomarían unas cuantas semanas en cerrar por completo. Pero así, como por arte de magia, sintió que la sangre ya no corría más por sus heridas. Abrió los ojos, gracias a una pequeña ráfaga de energía que había recurrido su cuerpo. No era la suficiente como para hacerlo levantarse por completo pero, al menos, no caería inconsciente. " ATLAS! NO ME SUELTES!!" Las visiones de su pasado se dispersaron en aquella chica que yacía tirada en la arena, llorando, sintiéndose derrotada al no poder ayudarlo. El gigante aclaró su garganta levemente. - ¿De qué hablas... ? - La chica había hecho su mejor esfuerzo, era obvio y gracias a eso, Atlas no pasaría tirado tanto tiempo en la playa como había previsto.
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Post by Kaira Voll on Apr 26, 2017 3:25:22 GMT
Sollozaba tumbado en la arena, abrazando sus rodillas, sintiendose debil, pensó que podría o quizás en un rato más que recobrara un poco de fuerzas, después de todo, también se sentía muy debil.
Una voz lo hizo reaccionar volteando a mirar el enorme rostro del tritón. Estaba despierto, no completamente recuperado pero por lo menos sí estaba consciente. — Tus heridas, no he logrado sanarlas... — secaba sus lagrimas con las manos empanizadas de arena. — Señor... hice mi mayor esfuerzo... aunque parece que no sirvió de mucho. — se incorporó para poder hablarle de frente, a una distancia prudente.
El muchacho estaba completamente empapado, con la ropa pegada al cuerpo dejando ver que su figura no era la de una chica precisamente. Su largo cabello estaba enredado y lleno de arena, que vergüenza mostrarse así ante el soberano de Aqualia. — Mi nombre es Kaira Voll, un simple boticario de la corte de la primavera. — se presentó con formalidad. El soberano imponía, en su vida había visto algo igual. Logró salvarse de un ataque de orcas, ¡que valor! Para Kaira, era alguien digno de admirar.
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Atlas
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Post by Atlas on Apr 26, 2017 3:57:21 GMT
Pensó que su visión le fallaba, pero cuando enfocó mejor su mirada, pudo notar que no se trataba de una mujer. Su rostro simplemente se quedó serio ante tal revelación, quizá había arrugado un poco el entrecejo y torcido la boca. Pero sabía que no podía juzgar tan fuertemente a quien había dado su mejor esfuerzo por ayudarlo en una situación tan crítica. - No digas tonterías...- Tuvo que corregir al unicornio mientras hablaba. Atlas estaba acostumbrado a bajonearse todo el tiempo así que entendía de cierto modo aquel sentimiento de "no sentirse suficiente". - Me has ayudado a dejar de sangrar. - Tampoco era que la posición en la que el Guardián de Aqualia se encontraba ahora era de lo más imponente y autoritaria, tirado en la arena con heridas profundas y un rostro somnoliento. Sin embargo, apreciaba la educación y el respeto que el unicornio tuvo hacia el a pesar de todo. - Kaira... de la Primavera...- Lo dijo para si mismo, para recordarlo. Vaya, hasta su nombre era femenino. ¿Qué pasaba con los unicornios de ahora?...
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Post by Kaira Voll on Apr 26, 2017 4:14:30 GMT
— Así es... — reafirmó lo que el otro había repetido con una amplia sonrisa. — Me alegra saber que está mejor, no se imagina. — El rostro del tritón se veía cansado, supuso que tendría que descansar pero no podía dejarlo solo, de algo serviría hacerle un poco de compañía. —En lo que se recupera me quedaré a acompañarlo — sentandose en la arena, se quedó callado por varios segundos, agachó la mirada como si intentara armarse de valor para hablar.
— ¿Sabe? Siempre me hizo ilusión poder conocerlo en persona — levantó el rostro sonriente, radiante, se veía feliz. — aunque claro... esta no fue la mejor situación.— con sus manos desenredaba su cabello enmarañado y empanizado en arena.
— Siempre me pregunté si en persona sería igual de serio que por la tableta Arcana, aunque... tambipen he leído algunas cosas de usted... y me parece... que tiene un alma muy noble. — Era su naturaleza ser sociable y no se daba cuenta cuando comenzaba a hablar de más, solo quería que el otro supiera que lo admiraba y estaba muy honrado de estar junto a él.
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Atlas
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Post by Atlas on Apr 26, 2017 4:35:51 GMT
Su expresión continuó seria, solo que esta vez, tuvo que rodar los ojos con un poco de molestia debido a todos los cumplidos que estaba recibiendo. ¿Que si lo quería conocer? ¿Qué si se lo imaginaba de tal o cual manera? No era una celebridad. Nunca lo aceptaría. En realidad era una de las tantas cosas que no soportaba escuchar. Que la gente le dijera que era noble, bueno, bondadoso. No era nada de eso. El lo sabía muy bien. Tener sentido común y ser un ser arcano con decencia no iba de la mano con ser noble. No tenía nada que ver con ser un héroe. Atlas arrugó el entrecejo con evidente inconformidad. -Deja esas palabras. No puedes idealizar a alguien que no conoces... - Sus ojos se pusieron en otro lado que no fuese el unicornio. No podía verlo a los ojos, principalmente porque añadido a todo lo que estaba diciendo, también sentía vergüenza de que lo estuviese viendo tan directamente al rostro.
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Post by Kaira Voll on Apr 26, 2017 4:47:03 GMT
La respuesta obtenida por parte del tritón lo dejó completamente callado. En parte tenía razón, no lo conocía y él tenía una imagen del otro que quizás era completamente errónea y falsa. Apretó los labios un poco desilucionado, clavando la mirada en la arena que cubría sus pies, pensativo.
— ¿Sabe? Creo que tiene toda la razón... y quizás me he hecho un juicio de usted totalmente equivocado. — volteó al cielo observando las gaviotas revolotear sobre ambos — Pero entonces... dejeme conocerlo. — evitó mirarle al rostro, se sentía apenado por lo que había dicho momentos atrás, pero lo dicho, dicho estaba. — Permitame conocerlo, saber quién es en realidad... seamos amigos. — de nuevo, estaba hablando demasiado, pero, algo le decía que tras aquellas palabras había alguien muy solitario.
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Atlas
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Post by Atlas on Apr 26, 2017 5:10:52 GMT
Se quedó callado. Al menos había aceptado que su juicio era precipitado pero no esperaba a que le fuese a pedir que entablaran una amistad. Entrecerró los ojos. Qué cosa tan mas tonta de pedir. Las cosas no funcionaban así. Se notaba a leguas que el unicornio era demasiado jóven como para entender como funcionaban las relaciones básicas. No era como que Atlas fuese un experto tampoco, pues el prefería mantenerse lejos de la sociedad, pero cualquiera tiene por entendido que no se puede forzar una amistad. - Las cosas no son así de fáciles... No puedes pedirle a un extraño que sea tu amigo y ya ¿sabes? - Dejó salir un suspiro de cansancio. Lástima que esta vez, no podría huir así como asi. Estaba varado ahí en la tierra hasta que se sintiera mejor. - Yo no tengo amigos. - Dijo con un tono de acidez en su voz. No los tenía y no los quería. Asi era mejor.
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Post by Kaira Voll on Apr 26, 2017 6:16:59 GMT
Aquella respuesta solo reafirmó lo que ya había pensado de él, una persona solitaria que quizás no necesitaba de nadie más... ¿pero quién disfruta de la soledad? No diría nada, no quería presionar y ahuyentarlo aún más.
— A veces tomo demasiada confianza con las personas que recién conozco... quizás sea uno de mis peores defectos... — reparó en decir. Tomó un puñado de arena y fue soltandola un poco viendo como se volaba con el viento. — ... No todos somos perfectos... supongo que es bueno. No todos tenemos que ser perfectos o ideales... — abrió su puño notando que ya no tenía arena,toda se había ido en tan pocos segundos — Ser diferente está bien.... y son esas rarezas lo que hacen de este lugar un lugar interesante, no lo crees? — Sus ojos se centraron en el rostro del tritón sonriendole afable.
— Yo no tendría problema en regresar, es un lindo lugar... — apartó la vista del otro y poniendose de pie avanzó hacia la arena mojada por la espuma de las olas que ahí rompían. — Nunca imaginé que el mar fuera tan grande, había leído cosas al respecto pero nunca lo había imaginado así. — volteó a mirarle con el cabello revuelto por el viento. — Es un lugar muy diferente de donde vengo... me gusta, mucho — No insistiría en ser su amigo, solo dejaría que las cosas se dieran si el otro confiaba en él.
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