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Post by Deleted on Nov 21, 2017 13:23:34 GMT
Kouhei venía de regreso al bosque después de una mañana de vender su arte en el mercado de la ciudadela. Se encontraba caminando por un sendero a la vez que hacía un recuento de los mirvos que ganó, pero como siempre, algo que se encontrara en su paso le haría perder la cuenta. ¿El distractor de hoy? Nada más y nada menos que un conejo color café. Kou quedó paralizado, guardando lentamente la bolsita de dinero en el interior de su kimono otra vez. Evitaba asustar al animalito para poder acercarse a él y abrazarlo, pero el conejo ya había previsto sus intenciones, echándose a correr de su depredador natural con gran rapidez. El kitsune fue tras él con todo lo que podía, incluso aguantando el peso de su mochila de madera repleta de cosas, aunque no es como si le importara mucho, ya se había acostumbrado a llevarla siempre encima. El pequeño animal logró perderse entre el color de la tierra, haciendo que el zorro que ansiaba con darle amor parara en seco en medio del bosque, mirando alrededor a ver si lo encontraba otra vez, pero era mejor aceptar que ya se había ido. Kouhei suspiró desanimado, con la mirada hacia el suelo, disponiéndose a sacar nuevamente sus mirvos y retomar su camino a la posada.
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Alek Layne
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“Mi voz es un silencio sin adornos.”
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Post by Alek Layne on Dec 16, 2017 22:37:03 GMT
-En su forma más pura, el kyūdō es practicado como un arte y busca el desarrollo moral y espiritual del individuo.-
Una voz neutra se hacía escuchar de entre sus labios, pequeñas gotas de sudor escapaban de su frente pero se mantenía quieta, inamovible; paciente. Una figura alta y con una vestimenta diferente a la que solía utilizar se asomaba en una pequeña colina, lejos del pequeño sendero que los demás arcanos utilizaban al andar; ella estaba arriba, entrenando como siempre, mirando desde lo alto lo pequeño que lucía aquel camino.
-Muchos arqueros lo ven como deporte, pero la meta que los más devotos practicantes esperan alcanzar es; "tiro correcto es golpe correcto". Mi espíritu se expande al igual que el alcance de esta flecha, yo seré la flecha...-
La licántropo terminó aquella frase con la voz apacible, dejando en claro el estado en el que se encontraba, con la vista fija en el árbol marcado. Un sutil y leve sonido se escuchó por parte de su arco; la cuerda siendo frotada con sumo cuidado por la flecha, casi imperceptible. Hasta que la soltó.
Dio en la marca una vez más, atravesando por la mitad la flecha que anteriormente había sido clavada. Bajó con calma el arco y miró fijo en dirección a donde sus flechas quedaban estancadas, el color ámbar de su único ojo brillaba con la luz del sol, aún era temprano, y nuevamente se encobtraba lejos de la "manada" para entrenar y practicar.
- Forjare este camino aunque vaya solo una vez más...- Se dijo a sí misma, tomando nuevamente una flecha en manos dispuesta a lanzarla con velocidad. Apuntó en cuestión de segundos, su pupila se contrajo mientras miraba atenta el blanco; movió su mano, preparó la flecha y cuando estaba a punto de soltarla apareció una cabellera color blanco en el trayecto que la flecha tomaría.
Forzó su tiro, y desvió con dificultad la flecha, evitando darle a la arcana que corría persiguiendo algo, dando finalmente esa flecha en el suelo adornado con pastizal verde y flores lavanda. Evitó una tragedia y únicamente bajó su herramienta por un segundo para así mirar a la mujer que había interferido su entrenamiento, preguntadose que era exactamente lo que corría de ella.
Un movimiento entre las flores le hizo desviar la vista, un animal blanco; Tian no dudó por un momento, se giró lentamente a la par que tomaba una flecha más, apuntó y en cuestión de segundos... disparó.
El movimiento entre las flores se detuvo, y únicamente se asomaba su flecha.
Bajó nuevamente su arco, y se quitó con calma algunos mechones de cabello que cubrían aquel hueco donde antes había un ojo, se mantuvo quieta y sólo giró su cuerpo a donde había disparado. Guardó silencio y clavó la mirada en la persona que se había quedado quieta, analizando con sumo cuidado la situación, dejando ver el brillo de su ojo y a la vez, la oscura mitad de su rostro siendo revelada por la brisa del viento que sacudia suavemente sus cabellos.
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Post by Deleted on Dec 17, 2017 19:43:57 GMT
Era imposible que Kouhei se percatara de una prescencia que estaba tan lejos. De todos modos, el propósito del contrario se supone que era mantenerse lo más sigiloso posible si es que se intentaba atinarle a un blanco en movimiento.
Una de las flechas de aquel cazador que permanecía oculto, pasó extremadamente cerca del kitsune, pero por suerte sólo le clavó el saco de mirvos contra uno de los troncos. Aún sin haber terminado lastimado, el zorro se metió tremendo susto. Sus colas se esponjaron y se quedó paralizado por unos segundos. Luego, miró alrededor con el corazón acelerado, acercándose con miedo a recoger la bolsa de mirvos que había sido perforada. Le angustiaba que alguien estuviera cazando tan cerca de él, y le preocupaba mucho que alguien viniera a lastimar a los animalitos del bosque.
Sacó la flecha que estaba enterrada en el tronco, y con mucha pena comenzó a hablar al aire, tratando de que aquel arquero lo escuchara. -O-oi!...L-las flechas son peligrosas ¿Sabes? C-casi me haces daño a mí o al conejito que...- y fue interrumpido por el silbido de una flecha que pasó justo al lado de él, paralizándolo del miedo por unos segundos, otra vez.
-Ey! N-no es divertido! S-sé que no soy nadie p-para mandarte, pero ten cuidado!- expresó en un tono algo molesto, acercándose a recoger la segunda flecha. Se agachó frente al arbusto y jaló la flecha, pero esta no se desprendió de donde se había clavado. Sin querer, Kouhei había arrastrado el cuerpo de un conejito a un lado visible del sendero. La sorpresa que se llevó el kitsune fue horrible, ni siquiera pudo volver a hablarle al cazador malvado que no dejaba de lanzar flechas, sólo se llevó las manos a la cara para no ver más el cuerpo de aquel lindo e inocente animalito muerto, y comenzó a llorar como un niño pequeño. No había razón para hacer eso, un conejo de ese tamaño no era suficiente comida para un solo arcano.
(ooc: when te sientes mal de no poder igualar aquí el largo del post de arriba ;u; sorry)
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Alek Layne
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Post by Alek Layne on Dec 18, 2017 1:34:43 GMT
Observó como el kitsune movía sus flechas y como intentaba sacar la segunda del animal muerto, su voz sólo hacia eco en su cabeza con aquel actuar tan inocente e ignorante del peligro...¿Quién era? ¿Qué quería? ¿Qué hacía? ¿Por qué lloraba?
Soltó un suspiro y con calma bajó su arco, miró detenidamente al animal muerto que lentamente se manchaba con su propia sangre, desviando su mirar nuevamente al pobre ser que no detenía sus lágrimas. Tian dudó, pero a la vez, se percató de su error, no se trataba de una mujer sino de un hombre. Su tono de voz lo reveló al instante, a diferencia suya que su tono de voz era bastante confuso.
Agachó la cabeza un momento, pensando que hacer. ¿Debería bajar? ¿Disculparse por algo tan natural como matar para comer? No, no tenía la culpa de nada, pero el contrario hacia que se sintiese de ese modo; como alguien que tenía la culpa por matar un animal salvaje como si se tratase de algo peor. Un suspiro de pesadez escapó de sus labios y al instante saltó desde lo alto a donde se encontraba el joven. Una figura delgada y oscura se vio justo al frente del peliblanco, ella aterrizó justo detrás del kitsune haciendo escuchar unicamente el sonido de sus pies vendados contra la tierra, con el arco en manos y sus flechas en la espalda.
No dijo nada, no tenía nada que decirle al ajeno que se sumia en el dolor; solamente avanzó a donde estaba la flecha con el animal. Se agachó calmada, serena y apacible, y en cuestión de segundos, arrancó con fuerza aquella flecha de entre la carne del conejo, tomandola consigo para guardarla con las demás. Miró un momento la escena que había cerca suyo, sangre manchando las flores y su mismo pelaje tan blanco. No lo dudó, estiró su mano al animal y lo tomó como si de un trapo se tratase.
- ¿Por qué llora? - Cuestionó con un tono de voz neutral, demostrando el sosiego que había en su mente y su cuerpo pese a la situación. Después de haber dicho aquello, se reincorporó con la flecha en una mano y el conejo en otra, manteniendo el arco en su hombro con ayuda de la suave cuerda. Sus cabellos se movían suavemente al compás de la brisa, y su figura solamente se ocultaba en vendajes y ropas ligeras. Giró su cabeza hacia el kitsune en espera de respuesta, con un semblante serio lo miró, guardó silencio y esperó calmada, lejos de poder sentir empatía por él.
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Post by Deleted on Dec 18, 2017 2:56:48 GMT
Mientras lloraba, comenzó a pensar que la muerte del conejito era su culpa. Tal vez el cazador lo estaba viendo desde antes, cómo perseguía aquella bola de pelos, y sabiendo esto decidió tirarle una flecha al animalito para molestar a ese zorro mandón que quería que se fuera a disparar a otro lado. Sí, de seguro era eso...o por lo menos eso era lo que le decía su mentalidad paranoica.Asumiendo aquello, Kou lloró con más fuerza. Realmente era triste tener en frente a su animal favorito envuelto en sangre, y más aún pensando en una carga imaginaria de culpa que ya se había montado encima.
Lo único que pudo poner en pausa su llanto, fue el sonido del cazador aterrizando en el suelo. Kouhei volteó y se le quedó mirando con sus ojos llorosos y un puchero tembloroso. La apariencia de este arcano era intimidante, pero su aura no traía nada de hostilidad, o por lo menos no para el kitsune.
Las ganas de seguir llorando no le dejarían hablar lo suficientemente bien para preguntarle por qué había decidido matar a un animal tan pequeño, así que sólo le miró con una expresión un poco molesta. Era algo humillante que lo encontraran en el suelo lamentándose de ese modo por algo que a nadie le importa; ya casi que estaba esperando a que el sujeto se burlara de él. Aunque éste, sólo se acercó a recuperar su flecha y tomar al conejito como si se tratara de un simple objeto, cosa que le causaba más dolor al zorro ¿Acaso no sabía tratar de mejor manera el cuerpo de lo que antes era un ser vivo?.
Kou aún tenía la flecha que había sido clavada en el tronco, y pensando en que sería capaz de matar a otro conejo con ella, la escondió muy disimuladamente entre los arbustos, para que no dañara a otro animalito pequeño como la víctima de hoy. Justo al terminar de ocultar aquella flecha, se asustó un poco con la pregunta que le hacía el contrario, por un segundo creyó que él se había dado cuenta que tiraba parte de su arma fuera de su vista. Por suerte, sólo parecía mostrarse preocupado por la reacción que tuvo el zorro ante el conejo muerto. Para Kou era una pregunta boba, era algo que fácilmente sus amigos y conocidos comprenderían, pero aparentemente, este hombre no. -E-estaba muy p-pequeño *sniff* aún no era adulto...p-pero igual l-lo mataste...y-y si e-esto es una b-broma, e-estuvo muy mal!...M-matar conejitos no e-es bonito *sniff* Yo los q-quiero mucho, y me d-duele que les h-hagan esto!- expresó con una voz entrecortada y temblorosa, regresando al llanto apenas terminó de hablar.
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Alek Layne
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Post by Alek Layne on Dec 18, 2017 5:25:14 GMT
-¿Por qué habría de ser una broma? Me tomó muy enserio la vida y lo que conlleva. - Comentó apacible mientras sacaba una venda de entre sus ropas y envolvía la herida sangrante del conejo, para así, guardarlo en donde traía sus flechas. - Derrama sus lágrimas en vano, muchos animales mueren continuamente, el que lo haya presenciado de frente no hace una diferencia, la vida es así... aunque no lo crea. - Explicó con calma, percatandose de que le hacían falta dos flechas, una que había roto y otra que había lanzado... ¿Dónde estaba? Dejó de prestarle atención al ajeno y desvió su mirar al suelo, buscándole pero sin verle. No importó demasiado, pues casi al instante dejó su búsqueda, sólo era una flecha, podría hacer más después.
- Matar nunca es "bonito" pero hay quienes necesitamos comer para seguir, y aunque no lo crea, yo no me dedico a cazar animales sólo porque si. - Añadió ligeramente molesta al escuchar esos comentarios y al ser testigo de esas reacciones tan infantiles por parte del kitsune. Más sin embargo sólo pudo soltar un suspiro de pesadez, no tenía porque enojarse, quizá era natural ese tipo de reacciones.
- Por cierto, ¿Puedo saber la razón de que estuviese persiguiendo a un conejo? No me parece muy usual ver eso...- Añadió sincera y con una neutralidad total, como si todo aquello no hubiese sucedido.
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Post by Deleted on Dec 18, 2017 16:29:00 GMT
Kou le bajó un poco a la intensidad del llanto para poder responderle al cazador. -P-pensé que te había molestado al decirte que tuvieras cuidado, y-y entonces creí que...*sniff* lo había matado para molestarme...L-lo siento- expresó mientras se secaba con sus puños las lágrimas que no paraban de salir. -E-eso lo sé, pero yo estaba aquí y pude haber h-hecho algo para evitar esto...y-y no lo hice- dicho esto, comenzó a sollozar, cubriendo sus ojos con las mangas de su kimono a la vez que sus labios no paraban de temblar.
Era una lástima que su idea de ocultar la flecha en realidad no fuera tan efectiva y buena como él creía, pero por lo menos le alargaría el tiempo de vida a algún animal que sería atravesado por la flecha que estuviera en elaboración. Era algo inútil, pero el kitsune igual pensaba que había logrado algo.
-Pero estaba muy pequeño!- exclamó, volviendo a llorar fuertemente, abrazándose a sus rodillas para ocultar su rostro, al que ya se le había dañado esa leve pintura rosa que el zorro siempre aplicaba en sus párpados. Se sentía mal, aparentemente había hecho enojar al cazador, y no quería que eso pasara. Sólo quería que entendiera por qué se había entristecido tanto. Porque es cierto que aveces hay que cazar para comer, pero está mal acabar con una vida joven.
Aún escondiéndose entre sus rodillas, sin parar de lamentarse, Kou trató de responder la otra pegnta que le hacía el contrario. -P-porque me encantan *sniff*...Los a-amo...porque s-son lindos....y-y me gusta atraparlos p-para jugar un rato c-con ellos y a-acariciarlos *sniff* y d-darles de comer...*sniff* para luego s-soltarlos y-y que sigan c-con su vida en el bosque- explicó en un intento muy inocente de hacer que aquel sujeto viera lo bonito que era pasar un rato cargando a un conejito para que considerara dejar de matarlos.
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Post by Alek Layne on Dec 20, 2017 18:49:29 GMT
-No se crea tan importante, aunque me hubiesen molestado sus gritos simplemente seguiría de largo, tal y como lo hice, no entiendo porque debería molestarle para sentirme mejor. - La licántropo habló de una forma seca, llena de serenidad aunque realmente el momento le causaba un tanto de ansiedad; ver aquel hombre llorando le ponía nerviosa dado que no lo soportaba, era un comportamiento inútil e incomprensible ¿Cuanto podría durar ese "apego" por un animal salvaje? ¿Y si era así con animales salvajes, cómo sería con arcanos? Su cabeza punzaba de sólo pensarlo. Apartó la mirada por un momento, aún escuchando aquellos sollozos y murmullos cortados que escapaban de entre los labios ajenos. Estaba harta, no había conocido a nadie igual antes, nadie que demostrase de tal modo esos sentimientos tan superficiales. Tian giró su rostro a donde estaba el ajeno, pero al momento de buscarle con la mirada, únicamente vio al kitsune oculto entre sus propias piernas; aún sollozando.
-¿Podría dejar de llorar? Es molesto. - Añadió mientras se posaba justo al frente del otro y se hincaba, quedando aún más cerca, observando atenta los cabellos blancos que temblaban conforme el tremor del cuerpo ajeno. -No importa cuanto llore, igual ya está muerto, sus lágrimas no lo traerán de nuevo con usted - Dijo con la voz ronca, molesta, a la par que se atrevía a sujetar al joven del hombro. No, no buscaba reconfortarle, únicamente deseaba que abriera los ojos.
- Debe dejar de sufrir tanto. - Inquirió mientras que ahora sus manos vendadas se acercaban al rostro ajeno, buscándole para hacer que este elevase el rostro. En cuanto pudo palpar aquellas mejillas, las sujetó con cuidado y elevó el rostro del joven, sintiendo las lágrimas entre sus dedos remojando sus vendajes. - De tanto llorar se ha arruinado su... maquillaje. - Musitó gentil mientras miraba atenta aquellos ojos, olvidándose por completo de aquella vista tan poco agradable que daba la parte superior de su rostro. Estaba cansada, quería irse cuanto antes, pero pese a saber que ella no tenía la culpa; no podía evitar sentirse mal por culpa del otro.
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Post by Deleted on Dec 20, 2017 20:44:04 GMT
-Q-que no me crea tan importante? No, p-para nada...n-no quería decir eso, y-y pensé que era normal q-que la gente quisiera molestar a otros...i-incluso sin tener una buena razón. Lo siento...- expresó a la vez que las mangas tapaban sus ojos.La manera de ser de la licántropo no le daba oportunidad alguna al kitsune para que entendiera lo que él estaba sintiendo, y claro, tampoco las ganas de llorar lo dejaban expresarse lo suficientemente bien.
Probablemente aquel subidón de volumen que tuvo con su llanto había molestado un poco al arcano, y efectivamente, pues este se lo hizo saber de inmediato, haciendo que redujera el ruido drasticamente, otra vez conteniéndose, dejando su boca temblar por el esfuerzo de evitar incomodar más al contrario. -L-lo siento- se disculpó a la vez que debaja sus orejas abajo y apegaba ambas colas contra su cuerpo -N-no es c-como si...*sniff* me gustara hacerlo-. Obvio que Kouhei no lloraba por gusto, pero tenía la mala costumbre de quedarse enganchado hasta agotarse de tanto llorar. -Y-yo lo sé *sniff* *sniff* pero e-eso no quita que me de mucho s-sentimiento v-ver *sniff*...a u-un animalito muriendo f-frente *sniff* a mí- Respondió haciéndose más bolita al sujetarse mejor de sus piernas, metiendo más la cabeza entre ellas.
Siguió llorando, tratando de no volver a ponerse tan ruidoso como hace unos minutos. Luchaba para que el contrario no sacara su cabeza de entre sus rodillas, pero con la llorantina, le costaba usar toda su fuerza, por lo que finalmente terminó mostrando su cara. Aquel último comentario del arcano hizo que Kouhei se sintiera avergonzado, aumentando así su llanto. Se sentía incómodo por haber mostrado esa cara llena de manchas rosadas fuera de lugar. También había llegado a ese punto de no saber por qué rayos seguir llorando, ya no estaba seguro si todavía le dolía mucho el conejo o si ahora le pesaba más la pena, pero eso no detuvo las lágrimas ni por un segundo.
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Post by Alek Layne on Dec 21, 2017 0:20:22 GMT
Tantas lágrimas le estresaban de una manera horrible, se sentía ofuscada ante tal comportamiento tan extraño. Agachó un poco la cabeza, mostrando el entrecejo un tanto apática; tanteó con sus pulgares las mejillas ajenas, resistiendo el impulso de querer soltarle un golpe directo al rostro. Se contuvo como pudo y sólo soltó un suspiro de pesadez, abatida por esas emociones tan problemáticas.
- No voy a incentivar ese comportamiento tan pueril. - Habló entre dientes, y sin más, soltó el rostro del joven, dejando de lado aquellas lágrimas y sintiendo la tibieza de algunas sobre sus vendajes. Al instante se reincorporó y acomodó con cuidado su portaflechas de cuero que llevaba amarrado a su hombro. - A diferencia suya, tengo el tiempo medido, y no me resulta benéfico estar mimando a un extraño sólo porque un conejo murió. - Añadió sin prisa, haciendo una breve pausa para mirar los alrededores y el sol que había, aún era temprano, podría seguir practicando otro rato más.
- Fue... "interesante" entablar un diálogo tan corto con usted pero prefiero seguir practicando antes de que el sol se oculte, además, aún tengo que buscar algún animal más grande para comer más tarde. - Expresó un tanto gustosa de sólo pensar en que podría practicar plácidamente después de aquel momento incómodo.
- Tenga cuidado por donde camina cuando decida dejar de llorar, seguramente no querría lastimarse. - Tan simples fueron sus palabras mientras que caminaba, subiendo nuevamente a donde estaba antes, deseosa por poder seguir en su labor. Una vez arriba, miró las flores en las que reposaba el kitsune y sólo dejó caer su párpado por un breve momento, reflexionando sobre lo que acababa de ocurrir. ¿Qué había sido todo eso? ¿Realmente estaba bien haberle dejado en tal estado? La respuesta era rotunda, pero no podía afrontarlo como si nada, le resultaba incómodo ese tipo de reacciones por el mero desconocimiento.
Otro suspiro escapó de su boca, y sin abatimiento sacó de nueva cuenta su arco junto con una flecha. Sostuvo con firmeza la flecha sobre el mismo y miro una última vez el punto marcado en el árbol; respiró profundo y cerró su ojo con suma tranquilidad. - Una vez más...- Murmuró con la voz baja, y en cuestión de segundos le dio impulso a su flecha, para así, soltarla sin la necedad de ver su objetivo. Aquella flecha salió disparada, atinando directamente al centro de uno de los diferentes blancos marcados en el árbol. La licántropo exhalo el aire de entre sus pulmones y abrió su ojo, viendo con un poco de nostalgia los puntos marcados en dicho árbol, el pasado era doloroso y tan vívido; prefería sentirse de ese modo a tener esas sensaciones nuevas y confusas.
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Post by Deleted on Dec 21, 2017 18:36:57 GMT
Apenas su rostro fue soltado, se llevó las mangas de su kimono a la cara para quitarse todo el maquillaje arruinado por las lágrimas (además de haberse soplado un poco los mocos también). No sabía qué era exactamente "pueril" pero de seguro no era nada bueno, tal vez se refería que no lo iba a consolar con un abrazo por andar llorando como un bebé. Tampoco es como si tratara de llamar la atención para que le den amor, pero en el fondo sí quería un abrazo, aunque estaba seguro que esta persona que tenía al frente no sería quien se lo diera.
Trató de calmarse una vez más, pudiento dejar de apretar tanto sus párpados para seguir un poco con la mirada al contrario. Por cómo acomodaba sus cosas y miraba alrededor, podía decir que estaba a punto de irse. Aparentemente su llanto le había hecho despierdiciar el tiempo del arcano al acercarse a tratar de hablar con él, cosa que le hacía sentir mal, ya que depués de conversar, no se llegó a nada. -L-lo siento- fue lo único que respondió a lo que dijo el licántropo, llevando otra vez su cara entre sus rodillas, pretendiendo quedarse oculto un rato más.
Kouhei sólo asintió un poco ante la advertencia que le dio en contrario antes de retirarse. Se quedó ahí, en el mismo lugar, sollozando y hecho bolita. No entendía por qué su forma de pensar no era comprendida por aquel arcano. ¿Tal vez era por haber tenido una vida dificil? Porque dudaba que le faltara un ojo sólo por tropezarse en el parque. Pensar que su sensibilidad reducida era por pasarla mal, hizo entristecer un poco al zorro, aprovechando la posición en la que estaba para quedarse a pensar entre sollozos varias de las cosas que le dijo el licántropo. Aunque no duró mucho sentado, pues apenas fue lanzada otra flecha, el sonido de esta al clavarse asustó al kitsune, haciendo que éste se levantara rápido y se fuera a la posada, cubriendo su rostro y con las colas entre las patas.
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Post by Alek Layne on Jan 23, 2018 7:39:06 GMT
Después de lanzar su flecha miró hacia abajo, buscando al pequeño joven quien parecía salir corriendo a toda prisa de ahí. Tian se limitó a bajar su arco una vez lo vio un tanto lejos, dispuesta a seguir en lo suyo, pero antes de poder regresar a sus propios asuntos, pudo notar como detrás de unos cuantos árboles reposaban varios arcanos. Todos parecían estar esperando a que el Kitsune caminase aún más cerca de ellos; pues habían visto la cantidad de mirvos que llevaba consigo.
La licántropo los miró con atención, llevando su arco en dirección a ellos, hasta que notó que eran más de cinco arcanos; no podría disparar su flecha porque seguramente atacarian al pobre joven. La mujer chasqueo su lengua con molestia y a toda prisa alzó sus cosas y de un salto bajo dónde antes estaban las flores.
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- ¡HEY! - Grito una voz ronca desde la copa de un árbol, saltando al instante a unos cuantos pasos del albino; bloqueandole el camino. - HE VISTO QUE TIENES MONEDAS, TIENES MONEDAS, DAME TUS MONEDAS. - Hablaba de forma cortante y con carraspeos, sacando un cuchillo de entre sus pantalones con discreción. A los pocos segundos los otro cuatro bandidos aparecieron cerca del líder, todos con arma en mano pero bastante pobres de inteligencia. - DANOS TUS MONEDAS NIÑA - Murmuraban y gritaban al mismo tiempo que se acercaban a pasos lentos al otro, buscando que no escapase siquiera. - SI, O NOS OBLIGARAS A ATRAVESARTE CON TODOS ESTOS CUCHILLOS - Amenazó uno de los extraños al joven, y una vez dicho aquello, todos comenzaron a rodearle con lentitud.
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La mujer corrió a prisa, ocultandose velozmente detrás de un tronco mientras ocurría todo aquello, y sin hacerse esperar, sacó el arco y una flecha con punta de metal; apuntó con prisa y precisión... - Vamos....- Murmuró con enojo mientras le apuntaba al rostro a uno de los subordinados, y en cuanto tuvo la certeza del tiro, soltó la flecha. Aquella flecha pasó justo por un lado de los cabellos del menor, y dio justo en el pequeño pendiente que tenía aquel subordinado; arrancandolo bruscamente de su piel.
El bandido gritó de dolor mientras llevaba ambas manos a su oreja ensangrentada; atrayendo la atención inmediata de los demás presentes. Tian aprovechó ello y sin dudarlo corrió aún más a prisa a donde se encontraba el kitsune. Guardó el arco mientras corría y en cuanto tuvo cerca al ajeno, le tomó del brazo con fuerza y lo jaló hacia ella para ambos salir corriendo antes de que los atrapasen.
Los bandidos se dieron cuenta al instante al ver como ambos corrían al bosque, y en su desesperación lanzaron sus cuchillos contra ellos, varios clavandose con fuerza en los troncos y otros en el suelo, pero uno de ellos alcanzó a atinar al hombro de la fémina. Tian lo sintió pero no hubo respuesta ante ello, sólo un gesto de queja debido a lo inoportuno que resultaba. Corría con el joven sin detenerse, buscando donde ocultarse antes de que los alcanzaran, hasta que vio un pequeño río abajo del camino. - ¡Salte! - Le ordenó al ajeno, y antes de que ambos dieran un paso, la mujer tomó el cuchillo y lo sacó con velocidad de su piel, arrojandolo al agua cuanto antes. Después de ello saltó junto con el ajeno y antes de que el otro nadase le sujetó con una mano para mantenerlo cerca y con la otra mano cubrió su boca, ahora apegándose a la orilla, aprovechando la altura que tenía aquel pequeño risco. Tian permanecía callada, intentando no hacer demasiado ruido, mirando al agua para ver los reflejos de los bandidos.
- ESTÚPIDO LOS DEJASTE IR - Se gritaban entre ellos con molestia. - BUSCALOS, SEGURAMENTE TIENEN MÁS MONEDAS DE LO QUE IMAGINAMOS - Seguían tercos, pero a los pocos momentos de haber dicho aquello, los reflejos de todos desaparecieron de ahí. Tian soltó poco a poco al joven, indicándole que no hiciera mucho ruido, aún era peligroso. Guardó silencio y una vez soltó por completo al otro, llevó su mano a su hombro, presionando con fuerza para evitar que la sangre saliese más. Todo había salido mal.
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