Un paso a la vez [Privado Takato-Deepsoul] FINALIZADO

Él, cuanto menos parecía disfrutar de la compañía de todos, sobre todo de los pequeños del grupo –con quienes en definitiva había encajado a la primera de cambio—. El muchacho era curioso con el comportamiento de los arcanos de cara blanca que nunca veía entrar en forma lupus, muchas veces incluso se mantenía cerca de Biss o de Takato para sentirse seguro, protegido. Era de cierto modo extraño, alguien con la apariencia de lo que entre muchos ya se consideraría un hombre no hablaba, no entendía palabras ni nada que se le pareciera, solo respondía a instinto y gestos simples, básicos. Las caricias eran buenas, los abrazos también mientras no se sintiera sofocado, por otro lado había demostrado saber también que los golpes, los gritos, los gruñidos eran malos; los asimilaba al peligro.

Por demás, estaba entendiendo como caminar erguido. El muchacho mirando a todos, poco a poco había dejado de apoyarse en sus manos y si bien no estaba totalmente recto, la imitación aparentemente era el modo más rápido del que aprendía, sobre todo observando a Takato. Aquel arcano no dejaba de provocarle cada vez más y más curiosidad al joven arcano que esos momentos, con el estómago lleno lo siguió al bosque andando tras él a su ritmo. Otra cosa nueva: las sonrisas, veía a muchos sonreírle pero no terminaba de entender qué querían decir con ello, las caricias en la cabeza de tanto en tanto también eran muy bien recibidas. Tranquilidad, eso era lo que sentía, tranquilidad porque en poco tiempo había tomado confianza del Kitsune.

Él dejó sus ojos vagar por los alrededores con completa libertad, incluso dio vueltas sobre si mismo. Al ver el agua correr su cuerpo entero le había dado la orden inmediata de correr y beber tanto como pudiera, pero había bastado dar un par de pasos para recordar nuevamente que él no era quien marcaba el paso. Sus ojos se dirigieron a Takato en busca de su aprobación, lo siguieron con una insistencia que el arcano parecía no notar. Le vio sentarse, a sus ojos de manera elegante y luego invitarlo a él también. El muchacho se acercó con soltura, y estando delante de él se dejó caer de sentón sobre el pasto, al instante corrigió su postura, imitando de manera inmediata la del Kitsune; aún lo estaba mirando, sus ojos decían todo lo que sus labios no, lo que había en ellos era una mezcla de emoción y curiosidad.

El Kitsune se apuntaba varias veces, repetía algo, luego lo apuntaba a él. Deepsoul. Algo así decía cuando tenía las manos sobre él.

Él poco a poco empezó a repetir, primero los gestos: movía los labios lento realizando muecas varias, queriendo imitar con notoria torpeza lo que veía. Con el pasar de los minutos empezó a alzar la voz; nada más intentarlo parecía gritar y cuando bajaba el volumen poco se le escuchaba. Un vocablo tan simple no era capaz de pronunciarlo correctamente, lo intentaba, lo intentaba una y otra vez sin mucho éxito y la frustración que empezaba a sentir era notoria. Deepsoul en cierto punto empezó incluso a gruñir antes de volver a la tranquilidad que el kitsune le regalaba. Siguió intentando y al poco más pareció comprender.

Cuando su maestro se apuntaba repetía lo mejor que podía su nombre "Takato" lo estaba distinguiendo a él, pero "Deepsoul" aún le sonaba distante. Solo intentar decir Takato le enredaba la lengua; cada "T" sonaba como una "Z" saliendo de sus labios. Era sin dudas extraño de ver cuanto menos, la cantidad de movimientos exagerados que realizaba con la cara para siquiera decir una sola sílaba correctamente... Al menos así fue hasta que sus ojos fueron capturados por el constante movimiento de las colas del arcano.

Arriba, abajo, sus ojos las perseguían con insistencia y su rostro ahora apenas gesticulaba. "Tak" había logrado pronunciar al instante, pero ya parecía poco importarle...

Takato cambió ante sus ojos. Deepsoul, sabía que era él, sabía que Takato seguía siendo Takato por los colores en el pelaje, por el olor que no dejaba de desprender. Empezaba a acostumbrarse a esos cambios de figura tan drásticos, era algo mágico para él, algo que no terminaba de entender por más que tratara, y quería intentar hacerlo ¿cómo podría? ¿era él siquiera capaz de cambiar de forma del mismo modo? ¿Cómo se vería de ser así? Habían tantas cosas que él aún no sabía y que necesitaba entender para poder sentirse en paz con su naturaleza, una naturaleza que sin dudas era para él desconocida en su totalidad.

Deepsoul lo siguió, Fue un momento el que le tomó alcanzarle y hacer su sitio a su lado ¡El agua! ¡Se había olvidado totalmente del agua! De pronto sintió sed, una sed que quizá había estado ahí tanto rato que él simplemente ya la había desechado a un segundo plano. Observó a Takato, esperando sus gestos; como licántropo, su instinto le dictaba que aquel con la mayor autoridad debía ser quien diera la autorización de realizar cualquier cosa haciéndola él primero. Le vio beber, sus ojos lo detallaron en todo aspecto y luego él lo imitó. Su primer impulso fue intentar la cabeza al agua, lo fue, sin embargo a medio tramo de realizar la acción, retomó su postura.

Se sentó y lo que hizo esta vez fue extender las manos, recordaba bien que se le podría escapar entre los dedos, eso sí lo había aprendido muy bien luego de muchos intentos años atrás. Las juntó, y volviéndolas un cuenco, bebió. El líquido que no había alcanzado a entrar por su boca escurrió por su mentón y su cuerpo hasta las piedras de la orilla, y él repitió la acción una o varias veces. Tenía manos, no hocico, no podía inclinarse y beber como Takato, debía encontrar otra manera.

Beber. El agua era limpia, no tenía tierra como aquella que solía ver en el bosque de los susurros. El agua limpia era tan reconfortante para él como lo era la suave brisa que paseaba entre sus cabellos y le acariciaba el rostro. Con su sed saciada, relamió sus labios recogiendo cada gota al alcance de su lengua que se le pudiera haber escapado. Deepsoul luego pasó las manos por los pantalones que habían logrado hacerle usar para secarlas; no había sido sumamente problemático, pues le parecieron cómodos y le evitarían el frío en las piernas. Fue entonces que alzó la cabeza a mirar al cervantillo.

No sería raro que se hubiera aventado sobre el animal, justo como si fuera un depredador al que la cena había decidido correr directo a las fauces, pero no. Deepsoul no atacó, no hizo sino mirarle con suma atención. Había agua limpia cerca, había algo que para él en el pasado había sido tan escaso, que había entendido a la mala lo importante que era no solo para él, sino también para otros seres.

"Tregua del Agua" podría decirse, era lo que aplicaba en este caso.

De nuevo miró a su maestro con serenidad, él también lo miraba con esos ojos azules y brillantes como el cielo que tanto tiempo había desconocido. Se acercó, sus manos se extendieron entonces hacia la cabeza del arcano y acariciaron desde las orejas hasta el cuello con lentitud. Era un gesto que Takato repetía hacia él con frecuencia, y le había parecido buena idea regresarlo con la misma soltura. Lo repitió varias veces, tantas como creyó suficientes, y luz labios se empezaron a estirar. Parecía pensar en algo que para él era complejo mientras detallaba con cuidado las facciones del majestuoso arcano.

Y entonces simplemente abrió la boca:

—Ta... kat-toho... —sílabas golpeadas, apenas unas pocas y no muy bien pronunciadas. Un avance más, era algo que Deepsoul no había notado. Tampoco lo repitió, fue algo momentáneo, efímero.