Unluckiest Encounter [Priv.]

No había sido uno de los mejores días de la Fénix, en realidad, la semana había sido bastante desafortunada... Haber perdido la paga de un encargo por llegar una hora tarde, ser chocada por el carruaje que se suponía debía escoltar, estrellarse contra un ave en su forma de Fénix... La cual no estuvo para nada contenta de aquel acto, y persiguió a Amy durante casi media hora alrededor de Shangri Lax. El recordar todos esos sucesos le hacían considerar que quizá, tan solo quizá, su suerte no era de las mejores ese ultimo tiempo ''Debería comprar un amuleto... O quizás diez...'' Pensó mientras se encontraba descansando en una rama de un árbol bastante alto, con su espalda apoyada en el tronco del mismo, mirando el manto nocturno que la cubría a ella y a todos los habitantes de aquella isla.- Espero que la siguiente semana sea mejor...- Murmuro en un suspiro pesado, cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por su propio estomago, el cual anunciaba que se encontraba con hambre.- ... ¡Bueno, hora de comer algo!.- Exclamo, levantándose de un salto de aquella rama, más no había sido la mejor idea, para nada, pues apenas eso sucedió, su pie resbalo, causando que la Fénix cayera hacia atrás, estrellándose en un arbusto justo a un lado de la base del Árbol.- ... Me lleva la...- Su estomago volvió a interrumpir, esta vez sus palabras.

Se levanto del suelo algo adolorida, agradecía que aquel arbusto se encontrara ahí, si no el daño hubiera sido bastante mayor. Sacudió sus ropajes mientras acomodaba la mochila que siempre llevaba, al igual que su Falcata y su Daga rompe espadas bajo su abrigo, y comenzó a caminar por aquella frondosa jungla en busca de alguna fruta, o algún animal salvaje que poder cazar y cocinar para alimentarse. Sus pasos fueron lentos y calmados, asegurándose de no pasar por alto ningún detalle de su alrededor, encontrando algunas frutas como uvas o algunas fresas, e incluso un árbol con manzanas, aunque estas no se veían del todo maduras, aun así las considero para volver luego por ellas si no encontraba nada mejor. Mientras caminaba, algo fuera de lo común en ese lugar capto su atención, algo que parecía ser un arbusto exótico de color anaranjado. Por la mente de la Fénix pasaron algunas preguntas como ''¿Habrá fruta ahí?'' ó ''¿Seran hojas comestibles?''. No dudo en sacar su Tableta arcana para preguntar por algo así, si es que alguien había visto uno antes, más no recibió respuesta, por lo que no dudo en acercarse de la misma manera tranquila que siempre llevaba, ademas de una notoria curiosidad, pero cuando se encontraba frente a este ''arbusto'', este se volteo dejando ver el rostro de un hombre, a lo que Amy no pudo evitar dejar escapar un pequeño grito y dar un salto.- ¡Ihhh!.- Su rostro se torno de un suave rojo, aquel grito había parecido más un chillido.

Noto que aquel hombre se encontraba un tanto incapacitado, mirando la Tableta arcana, noto una coincidencia un tanto... Peculiar. Volvió a mirar al hombre, luego a la Tableta, repitiendo este proceso unas cuantas veces para luego exclamar sorprendida.- ¿¡Chico Trampas!?.- Pregunto sin más, sin ocultar su impresión ni su curiosidad.

De cierta manera no podía creer que aquel hombre que se había encontrado pensando que era una especie de arbusto, fuera justamente la persona con la que se encontraba hablando en la Tableta arcana, y tal como había dicho, no se encontraba en una situación muy favorable. Sus ojos analizaron con bastante detalle las reacciones del contrario: los movimientos de su rostro, sus manos, incluso las muecas, era algo que había aprendido después de tantos años viviendo de desconocida en aquella Ciudad de Francia, logrando notar incluso las malas palabras de la gente hacia ella. Ante la pregunta del pelirrojo, una suave sonrisa se formo en el rostro de la Fénix quien alzo un poco la mano a forma de saludo.- ¡Si, soy yo, Amy!.- Exclamo con bastante animo, a pesar de haber sido un encuentro sorpresivo, siempre se sentía feliz de conocer gente nueva, y la persona frente a ella no era la excepción.

Volvió a posar su mirada en su tobillo vendado del contrario, no se veía como algo leve que no generara preocupación en la Fénix, quien no dudo en acercarse y agacharse frente al pelirrojo, mirando a la parte vendada.- ¿Como paso esto, Chico Trampas?.- Pregunto en un tono curioso pero con cierto aire notorio de preocupación para alzar la mirada a verlo unos momentos, y luego volver a bajarla.- ¿Que tan mal esta...? .- Pregunto en voz baja para luego llevar de manera inconsciente su mano al tobillo de este dar algunos pequeños golpecitos, queriendo tantear un poco la zona.

- Se nota inflamado... ¿Quieres que te ayude?.- Pregunto luego con una sonrisa sin notar mucho la reacción del pelirrojo, pues muchas veces la capacidad de distraerse era mucho mayor que su propia preocupación, y vaya que había afectado eso en su día a día en todos sus años de vida.

¿Como es que no se le había ocurrido eso? Que aquel pelirrojo hubiera caído en una trampa era algo que debió haber pensado si es que se había herido de manera que no podía mover su pie, pero suponía que había sido por una razón menos vergonzosa quizá.- Pues... Nunca me he topado con ninguna trampa realmente... ¿Quizá esas cosas te aman?.- Pregunto en un tono curioso y a la vez un tanto burlón, aun mirándolo con esa sonrisa característica que la fénix solía llevar siempre que conocía a una persona, fuera la manera que fuera, aunque claro, si esa persona que conocía resultaba ser alguien poco agradable, ella también se encargaba de mostrarse de la misma manera.

El rugido que pudo escuchar por parte del contrario realmente la hizo agachar un poco la cabeza mientras encogía los hombros, no por miedo o algo por el estilo si no por mera reacción, y había comprobado que realmente se encontraba mal con esa herida. La disculpa del mayor le hizo soltar una suave risa mientras llevaba su mano a dar algunos golpecitos, estos si eran bastante suaves, en el cabello cual arbusto del pelirrojo.- ¡Venga, no te preocupes! Me han rugido cosas peores.- Exclamo dejando escapar otra risa y realmente no era broma, muchas veces si se había encontrado con cosas poco creíbles por su imprudencia, aunque realmente no iba a mencionarlas.

- Aun no me has respondido, ¿Quieres que te ayude con eso?.- Pregunto mientras se levantaba y se sacudía un poco los ropajes abrigados que llevaba.- Empezando por... ¿No tienes frio?.- Pregunto rodeándolo un poco, pues el contrario solo parecía llevar unos pantalones encima y hacia un frio considerable en el lugar, en comparación a ella que lo único que no tenia cubierto con ropa era su cabeza.