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Post by Viktoria Íriell on Dec 4, 2017 21:40:56 GMT
Desde entonces, las mañanas pasaban como sueños y las noches como bodas. Los días parecían cortos ante el ajetreo de la familia y el vaivén de las necesidades de los más pequeños. Sin embargo, pequeñas pausas como las sonrisas de los jóvenes y las miradas silenciosas de aquel hombre que ahoraba capuraba sus suspiros y cariño, daban un sabor dulce al pasar de las horas. No había nada que se sintiera como un peso o una molestia; al contrario, la expectativa de ver el siguiento reto cotidiano otorgaban diversión a la nephele, una sumamente sincera e ingenua, dentro de lo que era posible. Siempre existían las asperezas aquí y allá, típico de los arcanos más adolescentes, y especialmente aquellos inconformes por emociones que roban parte de su juicio. Aunque no había una formalidad expresa entre los huérfanos, los detalles y preparación que Íriell les venía sugiriendo desde hacía semanas ya, junto a las pequeñas pistas que Lian y Viktoria, por más recatados y prudentes que fuesen, no podían ocultar de la vista de los jóvenes más vivaces.
Y mientras los días eran de libertades y agasajos, las noches contrastaban en secretos y momentos íntimos entre amantes. Los sirvientes hacian su parte para confabular por la privacidad de ambos, permitiendo así que los lazos que había puesto el destino sobre aquellos dos se fortalecieran aún más, estrechándose sin temores o prejuicios. Un invierno que se había sentado en ambos de distintas formas se segregaba, dando paso al brote de la primavera de sentimientos más puros y risueños, retoñando a cada caricia, beso y palabra. La noche anterior el tiempo les había permitido el lujo de olvidarse del mismo, por lo que las horas atentaban en convertirse en madrugaba sobre aquella cama que compartían, la cual la dama solía abandonar en silencio en otras ocasionescon el fin de evitar levantar sospechas entre los suyos.
El clima era frío, por lo que la cercanía de los cuerpos proporcionaba una temperatura amena y comfortable bajo las sábanas, deseosa de no dejar la piel partir nunca de la otra. A diferencia de otras noches, aquella fue algo silenciosa a raíz de un pensamiento que acosaba a Íriell, pero no menos afectuosa. Había cosas que debía hacer mas la sensación de que algo negativo podría surgir de lo mismo le robaba un poco la tranquilidad. Pero tenía que afrontarlo, tarde o temprano, la realidad que esperaba paciente a que su sueño en vida parpadeara para hacerse presenta no cesaría nunca, a menos que llevara a cabo lo que debía. En aquel cómodo e íntimo abrazo, donde era sujetada por la espalda contra el cuerpo del dragón a flor de piel, tomó la valentía de voltearse y clavar una mirada en los orbes magenta, una delicada, pero con mucho que ofrecer.
-Haoyang- susurró la nephele en un suspiro, conforme levantaba una mano para acariciar el rostro del contrario y apartar al cabello que se atrevía a esconder aquel masculino rostro. Un nudo en su garganta le incapacitó el expresarse libremente, por lo que cambió su siguiente línea a algo que alargaría la conversación -¿Cómo se siente?- preguntó, con una incierta promesa de plática casual.
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Post by Haoyang Lian on Dec 6, 2017 2:20:15 GMT
Sus párpados presionados ocultando su mirada de la luz filtrada através de las cortinas. La luna brillaba con su manto plateado, iluminando con ténue tacto los bordes en la habitación. El tacto en su rostro lo hizo despertar del ligero sueño que comenzaba a poseerlo. Abrió los ojos para mirar a la dueña de aquella mano, la única que conocía esa intimidad que ahora compartían. Detuvo el tacto con su propia mano, rodeando sus dedos sobre los de la mujer. -Pleno- respondió. Las noches se habían vuelto más largas desde que se hizo testigo de la belleza oculta bajo las ropas de Viktoria lo cual le brindaba un descanso reparador; no había dormido tan bien en décadas.
Con los sentidos más agudizados, habiendo perdido algo del sopor del sueño, notó algo distinto en ella. A pesar de que su rostro se encontraba serio, su gesto se endureció al sentir la preocupación de que algo estaba perturbando la mente de su amada. La incertidumbre le invadió un momento, por lo que fijó la vista aún más en ella, intentando descifrarla entre la luz tan débil que apenas y lograba distinguirlos entre las sombras del cuarto. Se habían fundido en uno solo esa noche y de pronto la idea de que algo no estuviera bien y que Viktoria se sometiera al acto sin estar cómoda le causó un enorme malestar. Apoyó su codo contra la suavidad de la cama, enderezándose precipitadamente. Los rayos de luz que atravesaban las cortinas le iluminaron mejor el rostro que ahora portaba un semblante angustiante. -¿Qué sucede Viktoria?- su voz era profunda y un tanto severa. Era difícil manifestar sentimientos como ese; la angustia se traducía muchas veces en enojo mas no estaba disgustado con ella, le disgustaba pensar que había sido ciego y desconsiderado con un ser que había jurado amar y respetar mientras le palpitara el corazón.
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Post by Viktoria Íriell on Dec 12, 2017 14:31:09 GMT
Aquella respuesta a su pregunta le trajo un efímero roce de paz y tranquilidad. La expresión y calma que cargaba las frase ajena fue como una cálida caricia para su atribulado subcosciente, invitándole a reflexionar. Plenitud, un estado de llenura y perfección, donde el corazón descansa en manos divinas y el alma florece osada y sin ataduras, en la libertad que le permiten la quietud y el sosiego de las circunstancias. En presencia de aquello, el cuestionamiento personal era inevitable- acaso ella también lo era? Cargaba consigo penas y estragos de una tragedia, minimizadas por aquella entrega total al otro, suavizadas con cada beso y validación que depositaba cada caricia sobre su cuerpo, además de la fuerte correspondencía de sentimientos de cada uno hacia el otro. No obstante, en todo jardín siempre existía una sombra, fuese perpetrada por pequeños arbustos o grandes árboles, que marcaban un contraste a todo el positivismo y dulzura que emanara de cada fruto y retoño, y esa era precisamente la intranquilidad que envolvía la corazón de la nephele, tal cual dedos gélidos y afilados. No era culpa del Lung, eso tenía por cierto. Era difícil de explicar, pero aún habían cosas que debía poner en orden en su vida antes de intentar edificar una nueva.
La mujer admiró el rostro de su enamorado, observándolo como si el mismo fuera una escultura de extrema belleza y rareza, esculpida por dedos gráciles y talentosos. Fue entonces que la pregunta de los labios ajenos le atracó de forma furtiva, sacudiendo sus sentidos. -No es algo que se deba preocupar al respecto- respondió de forma automática, sin medir el peso de aquella afirmación. A cierta medida no estaba considerando los sentimientos ajenos, aunque paralelamente lo hacía para salvaguardarle de cualquier preocupación infundada o innecesaria, con tal de no alterar su preciada tranquilidad. Era un aspecto típico de la mujer, el embotellar sus propios problemas. No se sentía con el derecho de incordiar a otros con situaciones que ella consideraba que podía lidiar personalmente, y por ende, resolviéndolas antes de que se convirtieran en un problema mayor. -Es un poco abrupto, pero tengo que salir a atender unos asuntos en unas horas- explicó con el tono más suave posible -volveré tan pronto acabe con ello- selló el mensaje, conforme acariciaba el costado del rostro de Haoyang.
Desde el momento en que encontró la carta de su protector durante la tarde el festival, el destino había sentado camino para que la dama afrontara lo que debía. La noche en el lago de las hadas, donde el cielo conspiró para que conociese a aquel arcano que le brindaría la convicción de tomar la decisión, supo que no había vuelta atrás. Aquel clamor que agitaba su interior, la intriga por respuestas sobre su vida, una genealogia que parecía extranjera, si la dejaba pasar por alto, le seguiría provocando un malestar en su cabeza, hasta exteriorizarse de forma desagradable. Ya había acordado el partir durante la mañana y emprender viaje a las tierras de Reapergate, con la intención de buscar respuestas sobre aquella pila de incógnitas. Esperaba que el dracónico entendiese aquello sin la necesidad de ser específica al respecto.
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Post by Haoyang Lian on Dec 12, 2017 16:56:10 GMT
Las respuestas de Viktoria a pesar de su tono cálido y lleno de cariño le parecieron atrabancadas. Murallas dispuestas a imponerse para ocultar un secreto. Lo respetaba pero le causaba desconfianza. Observó su rostro cuidadosamente mientras las manos de la mujer recorrían su piel y rostro apenas con caricias que parecían acariciar el aire. Había tanto que desconocía de ella y a esa verdad la había justificado con cambiar al paso del tiempo. Sin embargo, en aquél momento sentenció su propia naturaleza fría y reservada; se castigaba en su interior por no averiguar más de quién había elegido como su acompañante. Debatía entre los ecos de su mente si debía cuestionarle sobre tal asunto. Su ceño se fruncía en sincronía con sus pensamientos atropellados mostrándolo incómodo.
Se sentó sobre el colchón, desprendiéndose de las manos de Viktoria de forma abrupta mas no por desear estar lejos de ella sino por una urgencia que comenzaba a aquejarlo de pronto. -¿A dónde se dirige?- preguntó con voz seca y severa. Los tiempos no estaban para subestimar las calles, ni siquiera las de la Ciudadela. Respetaría la privacidad de la mujer; sus íntimos asuntos al menos, pero no podría con su consciencia sino ofrecía al menos acompañarle a su destino. Se desprendió del nido donde sus cuerpos se brindaban calor para acercarse a un armario de madera. Su cuerpo expuesto apenas visible en las sombras comenzó a cubrirlo con las prendas oscuras que tanto lo destacaban. Se había dispuesto a ser su protector, ignorando por completo las condiciones de la mujer o siquiera si deseaba de su presencia durante su travesía.
Haoyang ignorante de los asuntos de la nephele pensaba solamente en el bienestar de la mujer. No había lugar en su mente para conservar la privacidad de Viktoria; no pensaba en ello. Su devoción y compromiso a ella pero también su egoísmo y orgullo no le permitieron ver el asunto con empatía total, de hacer una conexión con el conflicto interno del cuál probablemente ella era víctima y todo por su ignorancia. -No es sensato que vaya sola Viktoria- decía esto mientras ajustaba su camisa, acercándose hacia la cama donde la mujer aún yacía envuelta entre las sábanas. -Está por desatarse una guerra, estoy seguro de ello- el dragón hablaba en tono solemne. Sus ojos habían sido testigos de conflictos bélicos y conocía bien el ambiente previo a uno; era casi tan perceptible como si se impregnara en el aire, entre la brisa y hasta en la manera en que el sol y la luna salían.
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Post by Viktoria Íriell on Dec 12, 2017 20:19:46 GMT
Las preguntas, las acciones y gestos que llevaba a cabo el dracónico provocó temor en la nephele, causando que eligiera de forma apresurada palabras que quizás no podrían ser las más adecuadas. Se sentó sobre la cama y llevó sus manos al pecho de Haoyang, intentando detener o entorpecer la tarea que emprendía por vestirse ―No lo necesito― dijo con rapidez, sólo para notar de manera inmediata la posible malinterpretación de aquella oración ―Lo siento. Lo que quise decir realmente es que no es necesario que venga conmigo― explicó con un poco de paciencia, pero con notoria angustia ―Me dirijo a...― intentó a explicar, pero su lengua se anudó momentaneamente. Ante ello, respiró profundo y apartó las manos del cuerpo ajeno, llevándose las manos al cuello y peinando la cabellera hacia la espalda, apartando las hebras castañas que caían sobre su pecho hacia su nuca. De su cuerpo desnudo resbalaban las sábanas, develando su notoria belleza etéra entre la seda y el algodón. ―Dísculpeme un momento para ordenar mis pensamientos― se excusó al tiempo que una de sus manos se posaba en su temple y acariaba el mismo. Sentía que no podía encontrar las palabras pertinentes para explayarse, o calmar la tensión que empezaba a formarse entre ambos. Temía darse a malentender, o herir al contrario con un absurdo malentendido.
Limitó comentar de más con respecto al propósito de su viaje ―Voy a visitar a una amiga que requiere mi atención, está afligida por problemas personales― admitió, lo cual no era una mentira, pero tampoco era la razón completa de su ida. ―Entiendo que la isla esta en un estado delicado, con esto de los asuntos políticos y demás. Pero es demasiado pronto el argumentar una guerra― se atrevió a justificar, poniendo como base su fe y esperanza en las personas ―En todo caso, estaré bien. Reapergate no es tan tenebroso como muchos lo hacen parecer― vociferó un tanto ignorante al respecto, develando el lugar al que se dirigía. Nunca había estado allí, y se valía únicamente de comentarios y amistades que vivían allá, que sólo conocía por medio del chat de la tableta arcana. ―Será rápido, ya tengo transporte y las puertas para recibirme. No hay de qué preocuparse― insistió con credulidad. Planeó las cosas un poco a la ligera con el que le iría a ayudar en ese trayecto, pero le bastaban para asumir que nada malo sucedería- muy apesar de las veces que ya se había metido en problemas por tomar los asuntos en sus propias manos, algunas inclusive, en donde fue rescatada por el mismo Lung.
La mujer se levantó de la cama, con una sensación de nervios que le negaba la posibilidad de levantar el rostro. Luchando contra ello, miró de reojo a Lian, cautelosa, entrelazando sus propias manos como gesto de inseguridad. Esperó por la palabra ajena, antes de tomar acción alguna.
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Post by Haoyang Lian on Dec 13, 2017 1:20:38 GMT
Trabó la mandíbula sintiendo la rabia hacer presa su rostro. Viktoria parecía no querer dejar entrar a su vida ningún tipo de negatividad, se esmeraba por transformar aquello en meros espectros, lejanos como si no fueran parte de ella. Haoyang estaba perdiendo la paciencia ante lo que para él era, ingenuidad. -¿Es usted incrédula Viktoria?- masculló sintiendo molestia muy a su pesar; no era suficiente tener la imágen prácticamente inmaculada de la nephele frente a él, tan delicada y eterea entre el brillo de las sábanas que reflejaban la luz de la luna sobre su bello rostro. -En Reapergate podría encontrarse con criminales e insensatos más peligrosos que la bestia que estuvo por atacarla en la jungla-. Sus ojos afilados se clavaban sobre ella aunque el rostro de la mujer se negara a darle frente por completo.
Sólo pensar en la cantidad de escenarios que podrían arrebatarla de su lado, hacía que los puños tensos del dragón temblaran en búsqueda por detenerla. Sus manos presionaron los brazos de la mujer, tirándola para acortar la lejanía de sus cuerpos. Sostuvo su cintura con cuidado mientras deslizaba una caricia por su cuello para forzarla a levantar la vista. -No tiene que decírmelo todo pero no comprometa su seguridad callándose las cosas; no me lo perdonaría- ¿quién era él para mantenerla prisionera de su voluntad? Antes de él tenía ya una vida, había tomado decisiones; por más que su orgullo le insistiera por imponerse para impedir que se marchara, el respeto que sentía por ella lo hacía imposible. No estaba totalmente seguro de que Viktoria estuviese diciéndole toda la verdad pero no tenía manera de saber tal cosa; ¿debía confiar? La idea de ello le era extraña... no dependía en ella su bienestar; ya había dado prueba suficiente que por sí sola era difícil mantenerse a salvo. La jungla era una cosa... pero los caprichos del hombre eran más alarmantes y peligrosos que un felino hambriento.
La liberó de su tacto, frustrado, sin hallar otra alternativa. Podía escucharse en su respiración la molestia escapándosele del cuerpo. Su ceño tenso, entrecerrando los ojos en vista hacia el suelo por instantes. Se dio la vuelta. ¿Y si ya no estaba sintiéndose plena en casa? No... tal vez ya no era un hogar para ella. Basta; pensaba demasiado, su mente comenzaba a nublarse. -Haga como quiera-. De pronto la idea de que hubieran otros le llegó a la mente; ¿era eso? Caminó hasta la ventana, donde la luz iluminaba con mayor intensidad. Su figura se remarcaba dejando su silueta en una gran penumbra para ella. Sentía un ardor en el pecho; sin saberlo era la consecuencia de sus miedos, de su frustración y completa inexperiencia de tener un mundo en un ser que apreciara tanto como a esa mujer. Confundido por la ola de sensaciones y también por no estar en terrenos conocidos, el dragón volvió a sus desplantes de orgullo y fingida indiferencia, cerrándose al mundo como un hombre de palabras ácidas y fríos sentimientos.
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Post by Viktoria Íriell on Dec 20, 2017 0:34:13 GMT
Al ser tomada por los brazos y halada a la cercanía del contrario, no pudo evitar sobresaltarse de manera tenue, apenas perceptible. Aunque no estuviera escondiendo malas intenciones, o mucho menos mentiras o engaños, temía el enfadar al contrario. Sí, estaba siendo un poco rígida y quizás hasta insensata al estar ocultando información, pero no lo veía como una situación terrible ya que pretendía revelar todo cuando la situación fuese justa y ameritable. Las advertencias del contrario vibraron en la misma sinfonía que la de muchos otros; el asegurando males que tenían posibilidades de ni siquiera llegar a suceder. Estaba perdiendo un poco la noción realista que la caracterizaba, pero no podía dejar que el miedo le venciera en aquella importante faena.
Levantó el rostro, aún recia en conectar la mirada con su amante, más que todo por el peso y culpa que le causaba el no explicar todo aquello que debía. escuchó atenta, encontrando una oleada de alivio y preocupación con las palabras que compartió el dracónico. Su tacto se sentía cálido e íntimo, confabulando en que cediera sus pensamientos a con el otro. Temblorosamente partió sus labios, en un momento de debilidad por explicar el misterio, pero el compás de las acciones del otro chocaron con su voluntad, separándose antes de que se formara palabra alguna en su boca.
Aquello que dijo había sonado algo golpeado... turbio. "Haga como quiera" seguido de una expresión cercana al hastío. Sintió un tirón en el pecho, una vez más impulsándola a hablar antes de analizar sus argumentos ―Haoyang, todo va a estar bien― comentó con tranquilidad, aunque su rostro no reflejara completamente el sentimiento. ―He tomado precauciones, he investigado al respecto.. y sé que nada malo va a pasar― explicaba con un dejo de nerviosismo, especialmente con la última afirmación ―Prometo explicar de mejor manera esta situación cuando retorne― prometió, revelando que había más propósitos en aquel viaje más que el de una visita.
Guardó silencio y tomó sus prendas del suelo, las cuales eran un vestido modesto de fina tela. Se vistió lentamente, con sus manos temblando apenas a raíz de aquello que su corazón no podía mencionar. El Lung representaba alguien muy importante en su vida; un amigo, un amor, un protector. La convivencia que habían tenido hasta el tiempo actual había sido plena y sanadora, otorgándole muchas razones por las cuales seguir ofreciendo su corazón y alma al dragón. Temía quebrantar o lastimar aquel lazo que los unía sólo por sus propios problemas personales.
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Post by Haoyang Lian on Dec 21, 2017 0:15:15 GMT
Las palabras de Viktoria eran apenas golpes suaves contra la pared que acababa de construir. Se bloqueaba ante la incertidumbre, preocupación e impotencia que la situación estaba otorgándole por lo que no tuvo la consideración de darse la vuelta cuando le mujer había terminado de ofrecerle su frágil certeza de que todo iba a estar bien. Sus labios no quisieron separarse más por mucho que negaciones estuvieran burbujéandole en la boca de su garganta. La decisiva de la mujer era firme y Haoyang sabía que su insistencia no sería suficiente para moverla de su convicción. “Antes de ti hubo otra vida” se repetía pero a pesar de ello, esa sensación de inadecuación persistía.
Sentía la misma tensión, esa efervescente sensación como si algo dentro de él estuviera a punto de explotar. Su corazón se sentía pesado como si hubiera piedras dentro de él. –Es usted muy ingenua si piensa que con tanta facilidad puede asegurar su bienestar; no piensa usted en las consecuencias, en los factores impredecibles. Desconoce de los peligros de una ciudad que se concreta en el crimen y aun así cree que es tan sencillo. Si usted abandona este techo no puedo mantenerla a salvo si me aleja- hablaba casi entre dientes sintiendo la tensión en su mandíbula que a cada palabra respondía con una rabieta en reposo. Seguía sin darse la vuelta, aun dando la cara hacia la ventana donde podían verse las luces de la Ciudadela, alumbrada por polvos de hada, luciérnagas y el fuego de algunos edificios adornados con antorchas.
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Post by Viktoria Íriell on Jan 6, 2018 19:46:23 GMT
Conforme terminaba de vestirse reflexionaba sobre las palabras mencionadas por el Lung. ―Es posible― le dio la razón a medias ―Pero es mi ingenuidad la que me ha llevado a conocer y encontrarme con sorpresas gratas en esta vida― se atrevió a sugerir, ya que al no enfocarse en la negatividad, el peligro o el hastío ajeno pudo, entre muchas cosas, conocerlo a él y terminar en una situación como esa.
―Si ha de brindarle solaz, hice arreglos para que me cuiden, así que no tiene de qué preocuparse― dijo inocentemente, dando a entender que pondría su seguridad en manos de alguien más, específicamente un desconocido ajeno al dragón. Se acercó, ignorando completamente el peso de aquella afirmación y tomó la mano de Lian, siendo cautelosa pero sin desvestir esa calidez que era natural en ella. No podía decir que no tenía miedo, mas no permitiría que esa sensación se externara y le ofreciera inseguridad al contrario.
―Todo va a salir bien― mencionó, rompiendo su cuadro realista. Podía notar como la distancia se sentaba en medio de ambos, por lo que recurría a utilizar recursos que fueran a aplacar el estrés en el contrario. No significaba que estuviese mintiendo, pero el positivismo forzado en su mente y corazón la llevaba a dar estocadas de esperanzas con el punto de generarse la suficiente confianza para llevar a cabo aquello que debía.
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Post by Haoyang Lian on Jan 11, 2018 12:07:32 GMT
Nuevamente otro golpe a su frágil orgullo; "Alguien más". Su mandíbula se tensó ante el pensamiento, sintiéndose inadecuado para ella como para protegerla, brindarle seguridad hasta que llegase a su destino. Tal vez se había hallado confundido y no existía confianza por parte de la mujer, tal vez lo consideraba incapaz de proporcionarle ese tipo de atenciones. La mano que estaba sobre la suya, se sentía pesada; no respondió, dejando sus dedos sueltos en el aire, por mucho que sus puños desearan cerrarse ante la fuerza de su coraje. Apenas podía contener la rabia que sentía, una rabia que burbujeaba por inseguridades suyas que ahora estaban alborotándose dentro de él, preparando reacciones irracionales, creando escenarios inexistentes. -Si soy tan indigno de cuidarla, ¿por qué no se va de una vez?- masculló con los dientes trabados, conteniendo reacciones más crueles. De inmediato sintió arrepentimiento pero ese orgullo tan desagradable no se contuvo a la herida de su corazón y todo por la simple razón de querer brindarle todo a un ser en el cual había depositado todo su mundo.
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Post by Viktoria Íriell on Jan 18, 2018 2:08:33 GMT
Sintió una estocada en el pecho al momento en que Lian mencionó aquellas palabras. Al momento de partir los labios para enmendar la torpeza de sus palabras y clarificar la situación, sintió su garganta anudada y su lengua pesaba. Intentó mencionar algo, pero todo salió de su boca como un tartamudeo ininteligible.
Retiró su mano de forma tosca, sintiéndose indigna de sostener la ajena y retrocedió unos cuantos pasos. Pudo notar como en su pecho brotaban una infinidad de sensaciones negativas y dolorosas, las cuales solo se remarcaban al ser incapaz de siquiera poder explicar su situación. Había estropeado el momento, o peor, traicionado la confianza del ajeno con la impertinencia de su comentario. Justo aquello que evitaba había sucedido, por lo que lentamente sus extremidades empezaron a tirirar y su rostro a calentarse.
Le dio la espalda al Lung, aunque no de manera despectiva. El aire frío y pesado le daba las pistas fulminantes de que su presencia era indeseada. La calidez de su seguridad fue abatida violentamente con la ingenuidad de sus intenciones, dejándola en un estado de desolación absoluta. Con sus ojos intentó buscar respuestas en el aire, coincidentemente encontrándose con un pergamino prístino y una pluma en su cercanía, ambos colocados sobre una pequeña mesa en cercanía de la cama.
Se acercó a dichos objetos, levantando su mano temblorosa para sujetar la pluma y sumergirla en la tinta. Aquello lo hacía de manera automática, sin haberle dado un pensamiento previo que explicase su propósito. Con ojos cristalinos escribió unas cuantas palabras en cursiva, las cuales fueron cubiertas al momento de doblar el trozo de papel para esconder su contenido.
"Lo siento. Velfast." Fue lo que selló con tinta en aquel papiro.
Sintiendo su quijada temblar por las inseguridades y la hostilidad que aplastaba sus hombros, se retiró de la habitación de la manera más silenciosa posible, ni siquiera mirando a Haoyang al salir. Habría de odiarla.
De forma breve entró a su cuarto, recogiendo algunas de sus pertenencias para embarcarse en su camino hacia la salida Este de la ciudadela. Entre las pocas cosas que llevó consigo fue su Tableta Arcana, en la cual mandaría un mensaje a Aagron para avisarle de su pronto arribo, junto a algunos mirvos y frutas para desayunar al paso.
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"Con o sin Sol en los cielos, con o sin tormentas por delante. Este mi hogar, esta es mi gente"
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Post by Aagron on Jan 27, 2018 21:13:18 GMT
El dragón, había estado pasando por la ciudadela de forma regular las últimas semanas, quizá los últimos meses. Aagron había enviado un encargo de armamento haría un buen tiempo, pagó en diversas cuotas, incluso había sido él mismo quien extrajera los materiales y finalmente la tenía ahora en su poder. Aagron justo ese día había ido a recogerla, pasó luego un rato por el bar y por último decidió hospedarse en una posada que pudiera pagar con los pocos mirlos que ahora le quedaban. Nada de ello era suficiente para que la pesadez del ambiente lo abandonara. Él, de por si era sumamente torpe entre multitudes, pero la cantidad de cuchicheos que escuchaba al caminar por las calles le ponían los pelos de punta; "Guerra" era lo que podía resumir los murmullos que llegaban a sus oídos. Esa misma noche, se conectó en la tableta para mantenerse al día de los acontecimientos, charló con Amalthea, con Hiro y con los que una vez fueron sus compañeros de corte también; aún tenía cosas pendientes con ellos también. El dragón suspiró, durmió, y lo primero que vio al despertar, fue el mensaje de Viktoria.
Había sido sumamente breve, específico. No lo dudó, un salto fuera de la rústica cama, tomar su arma, e instantáneamente salir de la posada. Era aún temprano, el silencio en las calles era interrumpido por los pies del dracónico pisando fuerte y rápido el camino de piedras en su camino. ¿Cuanto haría que no veía a Viktoria, ahora que lo pensaba? Mucho, lo último que había sabido de ella era que había conseguido un lugar donde quedarse también. Llegó un poco luego que ella, y verle le llenó de una alegría tremenda; su paso disminuyó entre se acercaba, y poco luego sus brazos la rodearon. Un abrazo cálido, era lo que Aagron había dado sin siquiera esperar que ella diera permiso para ello; él era así: efusivo sin remedio.
—¡No se te ocurre el gusto que me da verte de nuevo, Vik...! —mencionó entonces. El dragón dio lugar a distancia nuevamente, su sonrisa ya estaba ahí para saludarle también— ¿Lista para esto?
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Post by Viktoria Íriell on Feb 27, 2018 14:49:27 GMT
Al recibir el abrazo del dragón, devolvió el mismo con suma energía de su parte, otorgando toda la calidez posible que su pequeña figura podía ofrecer. Realmente lo necesitaba, especialmente después de la "despedida" que tuvo con Haoyang. Al separarse, escuchó atenta a las palabras del dragón, dejando una sonrisa tapar la incertidumbre y ansiedad que sentía por dentro. Asintió el rostro con cierta efusividad a modo de respuesta -Lo estamos planeando desde hace mucho ¿No?- devolvió la retórica, llevando una mano a la mejilla del pelirrojo y acariciando dulcemente como era costumbre de ella -Démonos el tiempo de conversar esta vez- mencionó, conforme alcanzaba dentro de uno de sus bolsillos una pequeña bolsa con mirvos. -Alquilaremos un carruaje- seguido a ello tomó la mano del dragón sin permiso, y tiró del mismo para que le siguiese.
En cercanía de ambos, había un establecimiento que se dedicaba a viajes, por lo que Viktoria no deparó en apartar un viaje a Reapergate. El encargado recibió el dinero y pidió unos minutos para preparar el transporte, por lo que con una confianza absoluta, la nephele volteó hacia Aagron y continuó con su cuestionario -¿Cómo has estado? ¿Qué has hecho en todo este tiempo?- preguntó con ternura. A cierta medida le preocupaba la seguridad del joven, pero sabía que no era ningún individuo indefenso.
Dos caballos amarrados a un carruaje se aproximaron a donde se encontraban, conforme Íriell esperaba conversación de parte del dracónico.
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Aagron
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Post by Aagron on Mar 3, 2018 14:12:25 GMT
El dragón se sintió aliviado cuando aquel abrazo fue mutuo. Su brillante sonrisa asintió ante las palabras de la mujer. Aagron en efecto, recordaba que un buen tiempo atrás había prometido ayudarle en tanto como pudiera. Había sido el tiempo en que ella aún no tenía un lugar fijo en el que residir, el tiempo en que al no saber si había encontrado un buen lugar para estar a salvo, la nephele había ocupado una parte de sus preocupaciones, más aún con el conflicto que se alzaba lentamente siendo la ciudadela un punto de concentración más que probable. Sus pasos fueron tras la mujer, se preguntaba si ella habría olvidado que podría llevarle a vuelo, pero ya era tarde para recordárselo cuando le vio pagar el viaje. Ni modo, cuatro paredes también al viajar... dupi...
Pronto alzó la cabeza de nuevo. Su sonrisa se había borrado por instante antes de contestar. El cómo había estado... era complicado de explicar...
—mi líder ha cedido a la persona en la que menos confiaba —dijo nada más para empezar— Mis hermanos... se están disolviendo. La Corte del Verano que tanto se caracterizaba por su unión se está rompiendo —suspiró— he intentado mantener a mis hermanos, colegas y camaradas unidos... pero no parece ser suficiente. —se aclaró la garganta cuando el carruaje se detuvo frente a ellos, él abrió la puerta y le cedió el paso a la nephele y no fue sino hasta que ella se encontró dentro, que él subió.— También... ¿Recuerda el secuestro de hace varias semanas? Amalthea. Hará un tiempo que le encontré y llevé a un boticario para que le atendiera. Venía a verle pensando que seguía aquí pero... creo que regresó a casa por su cuenta, me alegra que esté mejor.
Cerró la puerta nuevamente y con un par de golpes al techo, le aseguró al cochero que ya podía poner marcha. El carruaje arrancó, el dracónico colocó su arma sobre sus piernas para que no le estorbara en la espalda al estar sentado. En efecto, por más que hubiera saludado con energía y mantuviera un buen ritmo se le veía cansado, como si hubiera estado dando carreras de un lado a otro sin parar por varios días ya. Pecaba de ello, de arrojarse encima todas las responsabilidades que pudiera y actuar sin pensar, pero su deseo de ayudar a otros era más grande, era mucho más fuerte que su consciencia. El guerrero sin dudas tenía un corazón que lo movía más allá de la razón... Un corazón que, junto a su espíritu, algún día se llevaría por delante el cuerpo.
—¿Qué me dices tú? —preguntó esta vez— No he sabido gran cosa de ti tampoco, ¿cómo has estado?
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Post by Viktoria Íriell on May 16, 2018 17:43:44 GMT
Conforme el dragón explicaba sus preocupaciones e intranquilidades, Viktoria sintió dentro suyo ese desinterés por atenderlo y comfortalo, aunque fuese únicamente con palabras. Ella era relativamente nueva a como funcionaban las cosas en Mirovia, no contaba si quiera con un año, y poco después a su llegada sucedió aquello de las cortes que sacudió a la isla entera. Era entendible que aquellos que tenían más tiempo, o inclusive toda una vida de residir ahí, estuviesen angustiados por la incertidumbre de tal cambio.
Y no solo eso, juntado al lamentable suceso del secuestro de una amiga suya- el estrés probablemente le tenía con los nervios en punta.
Al momento en que le fue cedida la palabra, llevó sus manos a las del pelirrojo y las sujetó con suavidad y firmeza, entreviendo esa calidez sincera que nunca temía en compartir. -En estos tiempos, Aagron, es cuando más decidido debes estar. Es fácil mantenerse en pie cuando no hay tribulaciones, pero toma verdadero coraje el afrontar al mundo en el peor de los escenarios- estrujó aquellas grandes manos con las suyas, destilando cariño, y continuó -Aunque sientas duda y angustia dentro tuyo, sé que existe esa fuerza dentro de ti para brillar, aun cuando el mismo sol se haya apagado- retiró las manos de las contrarías y las llevó momentáneamente a las mejillas del varón -Yo creo en tí-
Tras sonreír, se recostó de vuelta al respaldar de su asiento y se dedicó a responder aquello que se le fue preguntado -¿Yo? Pues ha sido algo extraño, realmente, pero dentro del espectro de lo agradable- sonrió para si misma, con cierta picardía -los niños han encontrado hogar y he encontrado reposo finalmente. Creo que tú mejor que nadie entiende la preocupación que me causaba la inseguridad en la que nos encontrabamos anteriormente- cerró los ojos y suspiró aliviada -Pero ahora es algo del pasado-
Hubo un pequeño silencio y retomó la palabra -Si necesitas algo, con gusto de ayudaré como sea necesario. Y disculpa si no es de tu parecer este medio de transporte, pero quería tener este tiempo a solas para ponernos al día- confesó, con sus ojos reluciendo, dejando sus palabras partir el silencio y los temas distar entre banalidades y curiosidades, tratando de hacer el viaje ameno y corto para ambos.
La platica absorbió cualquier concepto de tiempo, al punto que la única noticia de que se aproximaban a Reapergate era por el cambio climático que se experimentaba en la piel. Ante aquella sensación, la nephele no pudo evitar sentir un pavor empezar a nacer en lo profundo de su consciencia, como si fuese un mal augurio. Ante aquella sensación sacudió la cabeza, y recuperó nuevamente su sonrisa.
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