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Post by Ivka Lawson on Jan 16, 2018 1:38:05 GMT
Incesantes movimientos que sus manos proporcionaban no se detenían, gustoso con sólo poder escuchar aquella respiración agitada para él. En ese instante sólo aquellos dos arcanos eran partícipes del acto prohibido, no había pensamientos turbios en ese momento, sólo el actuar de sus impulsos. ¿Pero cuanto tiempo duraría esa inestable sensación de paz y tranquilidad?
Él sentía las manos alrededor suyo, no tenía quejas al respecto, se mantenía ignorante a la verdad y a la mentira. El sirviente sacó con sumo cuidado sus dedos de aquellos labios, delineando con lentitud el cuello mismo de la arconte tras sentir sus suaves mordidas. La escuchó hablar, haciendo que separase un poco su rostro del hombro ajeno, atento a sus palabras hasta que su actuar le tomó por sorpresa. Se mantuvo quieto y recibió con anhelo el cuerpo de la fémina cerca suyo, percatandose de lo pequeña que realmente era. Atendió sus palabras pero al instante cualquier indicio de querer hablar desapareció ante aquel tacto sobre su virilidad, provocándo que agachase un poco su rostro mientras miraba atento el rostro de la fémina, buscaba provocarle, y lo estaba logrando. - Probaré gustoso si así lo desea...- Musitó calmado entre leves suspiros, limitando un poco el movimiento de sus propias manos, permitiendo que siguiese con ello si realmente lo deseaba. Leves suspiros escapaban de sus labios cerca de la piel desnuda de la fémina mientras frotaba con cierta lentitud su propio cuerpo contra el de la ajena, incentivando más la cercanía y el calor. - Enveneneme entonces. - Dijo finalmente, abatido por la sensación placentera de aquel simple tacto, cuestionandose a sí mismo aquel actuar. Sin dudar, su manos escaparon de donde estaban con suavidad, clavando aquellas uñas en las caderas ajenas por un segundo mientras que sus labios palpaban con cuidado el cuello herido de la mujer. - Aunque dudo que logre envenenar un cuerpo que siempre ha estado intoxicado...- Balbuceó mientras tomaba las riendas nuevamente, inclinando su cuerpo hacia el frente, obligando a la fémina a bajar junto con él; dejándo de manera un tanto forzada el pecho femenino contra las suaves telas, mientras el dragón se recargaba en ella, acercando más y más su virilidad pero sin intenciones aún de querer comenzar.
-Inténtelo...- Aclaró su voz en un pequeño murmullo, alejando un poco su rostro del de la fémina; utilizando sus labios sobre la espalda de la hembra herida, dando suaves besos y mordidas mientras que sus dedos se mantenían aferrados a la cintura ajena. No, no iba a ceder tan fácilmente, deseaba más de aquellas expresiones y de aquellos sonidos que la otra le brindaba, deseaba sentirse de tal modo nuevamente. Estaba desesperado. Su rostro exploraba aquella piel sedosa, admirando de vez en vez las pequeñas pecas que la mujer tenía. Sus labios saboreaban esa piel, bajando poco a poco hasta llegar a los glúteos de la fémina; deteniendose en seco por un breve momento, reincorporandose mientras que sus propias manos comenzaban a palpar aquella zona, juguetando. Se tomó un momento para deleitar su vista y dejar llevar aquel sano juicio que le mantenía. El dracónico se agachó ligeramente, y poco a poco fue acercando sus labios a la piel expuesta, a la par que sus dedos le abrían el paso más fácilmente. - Permítame escuchar nuevamente su voz...- Ordenó en un suspiro, y sin hacerse esperar, el sirviente mordió con deleite uno de los glúteos de la fémina; primeramente suave, clavando sus colmillos con un poco más de insistencia conforme se acercaba. Presionaba con deseo y cierta ansiedad, separándose únicamente para recuperar el aliento y dar una suave lamida a aquella pequeña marca que dejaba. Respiraba extasiado y con la vista ligeramente nublada, esta vez acercando su lengua a la entrada de la mujer; invadiendo su intimidad con desespero y deseo puro, preparandole para poder actuar después.
La respiración del hombre escapaba de vez en vez mientras degustaba aquella zona, se ayudaba de sus manos para poder invadir aún más, e inclusive, permitía que sus dedos se adentrasen un poco en aquella pequeña cavidad tan oculta y privada, acariciando y saciando su propia curiosidad. Se mantuvo así breves momentos, hasta que sus instintos le revelasen cuando sería el momento perfecto. Aquellos dedos explotaban el interior de la fémina, dando caricias mientras invadian con esmero y promiscuidad. - Zaniah...- Susurró su nombre un tanto agobiado, reincorporandose de nueva cuenta mientras que sus dedos húmedos salían de ella. No esperó respuesta, su vista se mantenía fija en ella; en un simple movimiento acercó su miembro a la mujer, comenzando a introducirlo sin esperar demás. Sujetaba a la arconte de las caderas, acercandola cada vez más a él para poder perpetrar su intimidad cuanto antes, hasta que lo introdujo por completo en ella. Esperó poco, pero sin intenciones de querer detenerse comenzó a moverse, dando suaves estocadas que poco a poco iban aumentando, manteniendo un ritmo contante antes de querer moverse más bruscamente. Lo deseaba tanto, pero debía esperar para no herir; debía esperar.
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Zaniah Neshmet
Los Invictos
Vive como si tu libertad dependiera de ello
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Post by Zaniah Neshmet on Jan 29, 2018 0:53:11 GMT
Zaniah estaba perdida. Perdida en el deseo, en el delicioso deseo que Ivka le otorgaba, obedecía ante las caricias y las manos del dracónico, mientras que su cuerpo lo aceptaba gustoso cada uno de los movimientos.
Mordió sus labios, recargando su mejilla con suavidad en la cama, hasta que el dolor de la mordida se extendió por todo su cuerpo, tan solo escuchando la voz del arcano tras ella, pidiéndole, ordenándole, no pudo evitar pegar un brinquito, aguantando un grito que se resbalaba por sus labios como un suspiro. Pronto, los dedos se aventuraron dentro de ella, moviéndose en las cavidades privadas con deseo, Zaniah soltaba suspiros de vez en cuando, tomando las sábanas entre sus dedos, apretándolas ligeramente, mientras movía sus caderas, invitando al arcano a continuar. ―Ivka… ―Respondió con la voz entrecortada casi susurrante mientras cerraba los ojos, obligando a sus otros sentidos a estar atenta a su alrededor, mientras su cuerpo temblaba bajo los dedos y los labios de la serpiente.
Pronto un dolor distinto se hizo presente entre ambos, Zaniah levantó un poco la cabeza, apretando con suma fuerza las sábanas bajo sus cuerpos, sintiendo como el arcano se adentraba en ella con suma facilidad debido a las caricias anteriores. Soltó un gemido, tan solo sintiendo las estocadas de Ivka mientras pegaba su frente a la cama, en una posición tan sumisa como aquella, teniendo el cuerpo a merced del arcano, a la mujer no le molestó, e incluso el ardor de las heridas quedó atrás, para dejarle espacio al placer.
Conforme más rápido el dracónico iba, más gemidos soltaban los labios rojizos de la arconte, pronunció su nombre otra vez entre un susurro, mientras se movía en conjunto con él, haciendo que ambos se sumergieran en una danza que solo ellos podían sentir.
―No tema ser rudo conmigo, Lawson―Habló Zaniah en un tono grave, mientras se mordía los labios ―Si quiere escucharme, tendrá que ganárselo ―Comentó, mirando de reojo al pálido con una sonrisa provocadora, cerrando los ojos de vez en cuando, aguantando los gemidos para que evitaran salir, tan solo terminando en suspiros pesados y respiraciones entrecortadas.
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Post by Ivka Lawson on Feb 13, 2018 14:13:46 GMT
Su cuerpo se movía por sí sólo al compás del deseo y la lujuria misma, su consciencia se perdía y ante dicho momento sólo se mostraba una bestia casi inmersa en celo. Aferraba con fuerza sus manos a la piel contraria, clavando con firmeza sus dedos a la carne; dejando leves marcas color rojizo claro dada la presión misma. Sus estocadas comenzaban a aumentar, mientras que él se apegaba más a ella, acercando lentamente su rostro casi por un lado del de la ajena. Su respiración entrecortada se escuchaba con dificultad, pero era notoria, y sus movimientos solamente se alternaban de vez en vez. Escuchó las palabras de la fémina, tan osadas y llenas de picardía; provocando que las pupilas del dragón se contrajeran casi al instante de escuchar dicho "permiso" para avanzar como quisiera. Podía ser rudo con ella, pero no era el momento aún.
- ¿Por qué tendría que ganarmelo? - Inquirió serio y ladino, con un susurro provocativo a la fémina con voz baja. En cuestión de segundos, después de haber dicho aquello, el dragón apoyó su mano sobre el suave manto que residía debajo; sujetando a la brevedad los cabellos color naranja rojizo con su diestra, obligándole a echar la cabeza hacia atrás sin siquiera detener sus estocadas. Lentamente se reincorporaba, alejando su mano de la cama y solamente apoyándose en su propio peso. Sus caderas aún se movían al compás de dicha danza tan impropia; y su diestra aún obligaba a la mujer a mantenerse en dicha posición, tan expuesta. - Usted no da las órdenes ahora. - Añadió entre un leve gruñido extasiado, presionando con más fuerza aquellos cabellos. Poco a poco comenzó a soltar aquellos finos hilos rojizos, dejándolos caer por los hombros contrarios, sueltos después de dicho agarre forzado; sin considerarlo demás, aferró su diestra al hombro de la fémina, inclinandose aún más hacia delante, intentado perpetrarle aún más a la par que su cuerpo reaccionaba a dichos sonidos tan provocativos que resonaban en dichosas paredes de la habitación. - Por ahora, usted solamente necesita asentir y obedecer. - Cerró sus ojos mientras continuaba en ello, adentrándose a la fuerza y presionando con insistencia.
Se mantenía consciente de algún modo, una pequeña parte aún recordaba en que clase de situación se había entrometido; pero aquellas sensaciones tan deliciosas y satisfactorias eran aún más grandes que la culpa que pudiese sentir. No había arrepentimiento, solamente era una situación provechosa, pues no sentía nada más que placer sexual. Algo hacia falta, pero no era siquiera momento de pensar en aquello. No debía.
Sin previo aviso el dragón sacó su virilidad de la femina con velocidad, a la par que le daba la vuelta sobre la cama con cierta fuerza sujetando su hombro aún. La respiración agitada se notaba, pero permanecía estoico y sereno, clavando sus orbes color claro en el cuerpo de la fémina que respiraba de igual o mayor forma sobre excitada que él. Manteniéndose erguido sobre aquel lecho la miró por un momento, y en seguida colocó ambas manos por los lados de la cabeza de la arconte, apegando poco a poco su frente con la de ella. - ¿Cuál es el truco de todo esto?... - Murmuró sin emoción alguna, reflejando cierta aflicción en sus ojos pero con un semblante apático.
Antes de querer recibir respuesta, acercó sus labios a los de ella, besándole una vez más; atreviendose a invadir con su propia lengua aquella cavidad, degustando cada parte mientras que su parte baja comenzaba a moverse nuevamente, acariciando con lentitud las paredes externas de la zona íntima de la hembra. La diestra del dracónido no se hizo esperar, pese a que sus labios se mantenían ocupados; con la yema de sus dedos palpaba y bajaba con lentitud por el cuerpo ajeno, delineando nuevamente aquella figura esbelta y herida. No fue hasta que aquella mano llegó al muslo de la ajena, sujetandolo cuanto antes mientras elevaba con cuidado la pierna ajena, a la par que su miembro comenzaba a rozar con más insistencia a la mujer, aún sin entrar en ella nuevamente; claramente la deseaba, pero suponía conocer la naturaleza de la aprendiz, deseosa por el conocimiento, impulsada por su curiosidad y sus emociones. Debido a ello que el dragón tuviese dudas al respecto, algo había detrás de ese actuar, y anhelaba saberlo para usarlo a su favor.
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Zaniah Neshmet
Los Invictos
Vive como si tu libertad dependiera de ello
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Post by Zaniah Neshmet on Feb 19, 2018 2:29:53 GMT
Zaniah no esperaba la reacción mostrada por la serpiente, al sentir los dedos rodeando su cabello sujetado, en conjunto con las estocadas, llevaron a la arconte a un mar de sensaciones, las cuales, devoró con ferocidad mientras sentía como su cuerpo era llevado entre el placer, a la sumisión bajo las manos de Ivka. Sintió el rostro ajeno muy cerca del suyo, llegando a notar la respiración entrecortada contra su oreja emplumada, la mujer entrecerró los ojos, los cuales brillaban de distintos matices de azul y amarillo.
―Sí, señor ―Respondió en un tono derretido casi jadeante, con una sonrisa en sus labios rojos como el carmín, frunciendo el ceño de vez en cuando debido al dolor que le proveía el acto entre ambos, en conjunto con el cosquilleo de sus piernas.
La mirada de la mujer se encadenó contra la del dragón, manteniendo una respiración agitada que lograba fulminarse contra la de él. Zaniah levantó los brazos con lentitud, llevando los dedos contra el rostro pálido del hombre, para después pasar con suma delicadeza hasta que acarició la nuca, llegando a entrelazar algunos mechones de cabello contra sus dedos rosados.
Siguió los labios de Ivka de manera obediente, llegando a dejar bailar su lengua contra la de él, adentrándose a su boca con deseo y lujuria, mientras sus manos se dedicaban a acariciar la línea que marcaba la espalda pálida, regresando una y otra vez a su nuca, como si así pudiera estudiar las reacciones del cuerpo ajeno, y la manera en la que pudiera tocarlo. Se separó por un momento de sus labios, tomando una bocanada de aire mientras apretaba sus dedos contra los cabellos blancos.
―No hay ningún truco, mi señor ―Masculló, llevando su dedo pulgar hacia la cicatriz en la nariz del Amphitere, para después, acercar sus labios a la oreja del contrario, susurrando: ―Por ahora, yo solo me limito a asentir y obedecer.
Al decir aquello, levantó la otra pierna, rodeando por completo las caderas del arcano, mientras resbalaba sus propias manos, acariciando cada punto que podía de la piel pálida, hasta que aquellas quedaron por encima de su cabeza contra la cama.
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Post by Ivka Lawson on Apr 1, 2018 10:46:05 GMT
Escuchó jadeante la respuesta por parte de la hembra, complacido con tales palabras; ya no tendría por que limitar sus deseos y sus acciones tan cuidadosamente. Las caricias sobre su espalda le parecían sumamente excitantes, pues era una de las zonas erógenas del dragón. Estaba en el límite de sus deseos salvajes, pronto cedería y actuaría por culpa de tal situación.
Una pequeña risa ladina escapó de sus labios, gustoso ante tales actos y caricias, incautó ante aquella sensualidad oculta que dejaba ver finalmente la arconte. -Bien. - Acotó con firmeza mientras que su apariencia comenzaba a cambiar discretamente, dejando su alargada cola draconica a la vista. - Entonces obedezca y suplique. - Dictaminó con cierto "entusiasmo". El dragón sujetó su propio miembro para avanzar nuevamente a la fémina. - Cierre los ojos...- Le murmuró al oído mientras comenzaba a mover lentamente sus caderas, hasta que de imprevisto, en un movimiento veloz se adentró nuevamente en ella. Un gemido ahogado escapó de sus labios ante tal placer, y sin esperar demasiado comenzó a moverse nuevamente, yendo esta vez un poco más rápido y ligeramente brusco pero igual de complaciente para brindar el éxtasis del momento. Sus caderas se movían por si solas, el sonido de ambas voces desbordandose sólo aumentaban la atmósfera erotica y la idea de querer llegar al límite le carcomia con perseverancia. Sin detenerse, el siervo comenzó a tomar una posición erguida, poco a poco recostandose sobre la cama de la fémina. - Suelte mi cuello y lleve sus manos atrás de su espalda. - Murmuró entre jadeos mientras aún la tenía cerca, palpando con firmeza sus caderas sin dejar de moverse.
Una vez que la fémina hizo lo que se le ordenó, el ampithere actuó, utilizando su alargada cola como apoyo, presionando ambas muñecas de la fémina impidiendole moverse más y provocando que por la misma presión y fuerza, esta se arquease, como si de una cuerda se tratase. - Usted se moverá ahora. - Dejó claro cuál era la orden, mirándola con seriedad y más deseo que antes, aferrando con fuerza sus dedos a la carne contraria, obligándole a bajar aún más sobre su miembro; buscando de una u otra forma que entrase más profundo. - Empiece. - Reiteró claro, ayudándole los primeros momentos subiendo y elevando a la mujer mientras sujetaba sus caderas y guiaba el movimiento correcto que debería hacer. - Mientras lo hace, déjeme escuchar su voz. - Añadió como capricho, limitándose a mirarla con más anhelo, soltando poco a poco sus caderas para poder apoyarse sobre el lecho en el que estaban.
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Zaniah Neshmet
Los Invictos
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Post by Zaniah Neshmet on Apr 3, 2018 22:54:11 GMT
Se sumió en la oscuridad de sus propios párpados, haciendo que ahora sus otros sentidos fueran mucho más fuertes ahora, produciendo un cierto escalofrío cada vez que sentía la proximidad del amphitere de pronto. Soltó un ligero grito ahogado cuando de pronto el arcano se sumía en ella, apretando los dientes con fuerza, intentando que los jadeos se mantuvieran dentro de su pecho.
Al sentir sus manos aprisionadas no pudo evitar soltar un pequeño suspiro debido al placer y el dolor que las cicatrices le proveían, eso, en conjunto con el movimiento de caderas, hizo que la pelirroja entreabriera los labios, tragando saliva de manera seca.
Caló sus rodillas en la cama, mientras su cuerpo respondía obediente ante las manos pálidas. Mordió su labio inferior aún con los ojos cerrados, deslizándose lentamente por el cuerpo del arcano, provocando su propio placer y el de la serpiente.
―Si, señor ―Jadeó la mujer mientras sus caderas ahora parecían moverse por sí solas, más rápido cada vez. Algunas gotitas de sudor aparecieron en su frente, mientras hacia su cabeza hacia atrás, dejando el cuello expuesto, se irguió, apretando los puños bajo las ataduras de la cola de dragón. Zaniah se levantó un poco, solo para después volver a bajar, una y otra vez, mientras los gemidos se escapaban de sus labios muy a pesar de que intentaran resistirse.
Las respiraciones entrecortadas inundaban la habitación del calor corporal que ambos cuerpos soltaban debido a la danza en la que se sumían, una danza que arrancaba los peores deseos del alma, y los mostraba al aire como órdenes jadeantes y respuestas tibias.
El cuerpo de Zaniah se encorvó cuando aquellas sensaciones de cosquilleo y entumecimiento albergaban sus muslos y su pecho, iniciando el camino hacia la cumbre. Soltó un suave quejido, apretando las piernas contra el abdomen del contrario, mientras sus hombros lograban levantarse debido a la respiración rápida y las contracciones que la excitación le obligaba a proveerle al arcano. Entreabrió los ojos, observando el rostro bajo de ella, los ojos negros, los labios dejando escapar los suspiros del anhelo, el cabello blanco, y la piel pálida manchada de aquellas marcas negras que llegaban a albergar muchas preguntas en la mente de la arcana, pero que no se atrevía a nombrarlas, mientras obedecía ante las órdenes de aquel arcano, lo miró desde arriba, regalándole una sonrisa ladina mientras el labio inferior rojizo era prisionero de los dientes blancos, apretándolos cada vez más.
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Post by Ivka Lawson on Apr 19, 2018 14:14:05 GMT
La voz femenina le causaba estragos y sensaciones que había olvidado, el placer que le infundia y la calidez de aquella zona tan privada le dejaba sin respiración. Gemidos ahogados escapaban de sus labios, mismos que se veían ligeramente entrecortados por los movimientos tan obedientes de la arconte. Inconscientemente su cola dracónida presionó con más fuerza la piel ajena, estaba en el punto máximo del éxtasis.
Sus caderas comenzaron a moverse nuevamente, completando con cierta brusquedad aquel movimiento tan deleitable que la mujer llevaba a cabo, pero no era suficiente, quería más, ansiaba más. Miró aquella sonrisa que se dibujaba en los labios ajenos, tentativa y con picardía, misma que le infundió sensaciones que desconocía y deseaba poner a prueba. - Zaniah...- Murmuró su nombre con anhelo y la voz fría, para acto seguido, estirar su brazo hacia el rostro ajeno, tomandole con cuidado pese al movimiento que provocaban ambos. Sin dudar por un momento el dragón le tomó de la nuca, haciendo que esta bajase a su rostro. El siervo entrelazó sus dedos entre los cabellos rojizos de la hembra, acariciando con deseo y cierto abatimiento, obligándole a concederle sus labios entre aquella danza tan prohibida, inyectando su veneno nuevamente cuál vil animal. Besó aquellos labios, invadiendo con su lengua para acallar las voces que ambos dejaban escapar, sintiendo la calidez de su respiración y la suavidad del pecho femenino sobre su cuerpo. Cerró los ojos y continuó con ello, sin detenerse.
Su diestra daba suaves tirones y presionaba con insistencia aquellos cabellos, controlando hasta cierto punto los labios de la fémina. Mientras que su otra mano, se paseaba por la espalda ajena, tanteando apenas con la yema de sus dedos. De un momento a otro, las estocadas fueron más rápidas y bruscas, sin importarle demasiado hasta ese punto de la danza. Se movió y entre besos dejaba escapar su respiración, estaba en la culminación de tal acto. Bastaron unos movimientos más, hasta que el dracónido dejó escapar su esencia, soltando un gemido ahogado a la par que mordia con fuerza el labio de la hembra que le tenía cautivo en sensaciones tan exquisitas y placenteras.
Suspiros escaparon entre aquel beso, limitándose a sólo separarse mientras que dejaba escapar su cálido aliento debido al erotismo mismo que se dibujaba en el rostro de ambos. Pronto, su aspecto volvió a la normalidad, aquellos ojos permanecían serios pero deseosos, escudriñando cada detalle que tenía al frente, admirando el rostro contrario. Sus palmas poco a poco fueron bajando, sujetando con cuidsdo la espalda baja de la mujer, apegandola a si mismo por brevedad mientras brindaba caricias sutiles sobre la piel herida.
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Zaniah Neshmet
Los Invictos
Vive como si tu libertad dependiera de ello
Posts: 467
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Post by Zaniah Neshmet on May 28, 2018 18:14:50 GMT
No pudo evitarlo más por mucho tiempo, los sonidos salían de sus labios por sí solos, mientras su cuerpo obedecía a las manos de la serpiente, pronto el ritmo fue casi uno solo, y los labios rojizos danzaron por los pálidos, intentando meterse en la cavidad del otro, sin la oportunidad de alejarse o separarse de él, su cuerpo atrapado contra Lawson, el ardor de las heridas, la oscuridad, la lujuria perpetrando entre ellos, era un sentimiento demasiado delicioso, demasiado tentador como para dejarse caer ante él. Y el momento llegó, la ceguera fue parte de ella mientras su cuerpo saltaba de pequeños espasmos, deliciosas sensaciones y cosquilleos por todo su ser, apretando los dedos contra la piel ajena, dejando pequeñas marcas rojizas sobre ella. El suspiro final fue como una melodía casi susurrante, con respiraciones ajetreadas y dolor soportable, casi agradable.
Zaniah se tomó un tiempo para respirar, mientras sus músculos acalambrados y cansados poco a poco se dejaban caer sobre el amphitere, apoyó la cabeza contra su cuello, cerrando los ojos por un momento.
―Creo que el té ya se ha enfriado ―Susurró mientras con varios dedos jugueteaba con las marcas oscuras que adornaban el cuerpo de Ivka. ―Me gusta esto ―Dijo en un tono más curioso que tanto la inmortalizaba, refiriéndose a las marcas que acariciaba. ―Es interesante lo que escondemos debajo de algo tan simple como son las prendas. ―Lo observaba, estudiando el cuerpo que tenía ante ella, pasando las yemas de los dedos por los surcos y huesos bajo la piel, pasó a su cabello, teniendo la oportunidad de tocarlo, observar algo tan… cerca.
―¿He suplicado y obedecido lo suficiente, Sr.Lawson? ―Comentó con una pequeña sonrisa pícara en los labios.
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Post by Ivka Lawson on Jun 19, 2018 18:15:54 GMT
La respiración cálida de la mujer sobre su cuerpo, y el suave vaivén de su aliento contra el suyo, eran un conjunto de sensaciones que le trajeron relativa calma en esos breves instantes en que ambos tuvieron descanso, Lawson guardó silencio y solamente colocó su diestra en la piel ajena, tocando con cuidado su hombro para apegarla a sí mismo mientras recuperarán el aliento de forma adecuada. Cerró sus ojos y soltó un leve suspiro, extasiado y ligeramente dichoso por tal acto, dejando de lado sus preocupaciones antes de despertar de dicha burbuja. Descansó un poco, hasta que escuchó la voz contraria una vez más.
La escuchó hablar, el tono tan característico de su voz, y sintió dichos tanteos sobre su piel y las manchas de su cuerpo. Abrió los ojos con el semblante apático de siempre, mirando con cierta curiosidad el rostro femenino que no dejaba de hablar. No dijo nada al respecto de su propia persona, no tenía nada que esconder pero no era situación para hablar de algo tan íntimo y personal. - Prepararé más si así lo desea. - Se mofó por un instante, desviando el tema de las manchas negrizas de su piel y sólo la miró, atento. Su mano daba suaves caricias a la espalda ajena, tocando de vez en vez aquellos cabellos rojizos, sus pupilas se contrajeron al escuchar dichosa pregunta, y una muy leve sonrisa ladina apareció en sus labios. - Quizá. - Respondió sin esperar, divagando. El siervo tomó un mechón de cabello ajeno y con lentitud lo acercó a su rostro, poco a poco lo llevo a sus labios y dio un gentil beso a estos, algo curioso. - Tal vez en otra ocasión pueda responderle adecuadamente. - Insinuó con atrevimiento otro encuentro, pero no dijo más al respecto después de ello. Soltó sus cabellos y se mantuvo despierto, dejando a la fémina sobre su cuerpo hasta que ella decidiese levantarse por cuenta propia. Esperó paciente, descansando un poco después de varios días de tanta fatiga.
Hubo silencio de su parte.
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