Post by Agatha Bloodspell on Jan 3, 2018 9:24:30 GMT
Bastaba con decirte que no y cerrar la puerta... Mis manos me quemaron en ese momento en el que volví a ver tu rostro oculto en la oscuridad. Y tus pies bien plantados sobre la tierra, con la lluvia cayendo entre cortinas húmedas que corrompían tu forma...
El tacto de tus manos... y el frío... jamás pensé que el frío pudiera sentirse cálido sobre mi piel. He intentado olvidar los recuerdos de nuestros encuentros, silenciarme los deseos que mi corazón murmulla a las horas menos adecuadas, esas donde el silencio reina y las ideas salen a pasear... Si tan sólo te hubiera conocido antes, antes de que la oscuridad se hiciera motor de mi palpitar; antes de que escogiera la condena por mi propia mano para destruír la podredumbre de mi origen. Antes de que el sendero por el que ahora camino se manchara con los pecados que ahora me condenan...
Aunque mis ojos intentan desviarse a lo mundano y volver al abismo, tienen tatuadas las curvas de tu sonrisa, aquella que no me pertenece. Incluso redactar estas líneas posee el sabor de lo prohíbido; no sé cómo arrancarte de mi pecho. Tal vez... tal vez si supieras los horrores que ahora definen mi espíritu encontrarás la fuerza para someter el deseo de aferrarte a tu fantasma y negarme de tu presencia de una vez por todas... Si vieras lo que mis manos han destruído, lo que ellas han hecho más allá de infundir las caricias que alimentan la ilusión de tu pasado, terminarás por detestarme y así, al fin, desentenderte de esta mujer miserable que no merece más que rendirse ante las sombras...
Es humillante la poca voluntad que tengo para decirte que no me vuelvas a buscar. Es esa chispa de decencia que aún habita en mi interior pero es débil entre este caos en donde reina el egoísmo y el desobediente deseo de aprovechar los placeres de tu carne.
Tal vez... tal vez pronto tenga el valor y la responsabilidad de alejarte de este mal que te estoy causando... tal vez me sea posible... pero para eso, tengo que volverte a ver.
El tacto de tus manos... y el frío... jamás pensé que el frío pudiera sentirse cálido sobre mi piel. He intentado olvidar los recuerdos de nuestros encuentros, silenciarme los deseos que mi corazón murmulla a las horas menos adecuadas, esas donde el silencio reina y las ideas salen a pasear... Si tan sólo te hubiera conocido antes, antes de que la oscuridad se hiciera motor de mi palpitar; antes de que escogiera la condena por mi propia mano para destruír la podredumbre de mi origen. Antes de que el sendero por el que ahora camino se manchara con los pecados que ahora me condenan...
Aunque mis ojos intentan desviarse a lo mundano y volver al abismo, tienen tatuadas las curvas de tu sonrisa, aquella que no me pertenece. Incluso redactar estas líneas posee el sabor de lo prohíbido; no sé cómo arrancarte de mi pecho. Tal vez... tal vez si supieras los horrores que ahora definen mi espíritu encontrarás la fuerza para someter el deseo de aferrarte a tu fantasma y negarme de tu presencia de una vez por todas... Si vieras lo que mis manos han destruído, lo que ellas han hecho más allá de infundir las caricias que alimentan la ilusión de tu pasado, terminarás por detestarme y así, al fin, desentenderte de esta mujer miserable que no merece más que rendirse ante las sombras...
Es humillante la poca voluntad que tengo para decirte que no me vuelvas a buscar. Es esa chispa de decencia que aún habita en mi interior pero es débil entre este caos en donde reina el egoísmo y el desobediente deseo de aprovechar los placeres de tu carne.
Tal vez... tal vez pronto tenga el valor y la responsabilidad de alejarte de este mal que te estoy causando... tal vez me sea posible... pero para eso, tengo que volverte a ver.