Post by Skye Difan on Jan 5, 2018 17:24:50 GMT
Las masas de agua heladas lograban que el cuerpo de la dragona se sintiera más vivo que nunca, había decidido tomar un descanso y volver a su rutina por una semana, recorrer Mirovia por los mares era algo que sumamente la tranquilizaba y le daba cierta calma luego de estar con Khorial ayudandolo en el trabajo, había partes que se sentía bastante tonta y torpe más le alegraba estar ahí y simplemente sentir que podría apaciguar el peso que cargaba su pareja. Era un trabajo, y se podía notar como le emprendía esfuerzo y dedicación, pero ella que no estaba para nada acostumbrada al trabajo como tal, a pesar que sus momentos de mensajera decayeron un poco lo que le preocupo lo suficiente aunque ella podía seguir tranquila viviendo sin ingreso de nada por medio de los “terrestres” aunque ahora formaba uno ya que vivía pisando la tierra la cual en algún momento temió.
Su inmenso cuerpo se desplazaba con tranquilidad, como si fuera una especie de masaje para su cuerpo tenso y dolorido, realmente se le hacía muy difícil estar ahí en cierta medida por el calor que se acumulaba, amaba abrir una ventana y dejar que el frescor de la mañana inundara la sala aunque también se escapaba un rato a servirse algo de agua y refrescarse por dentro. Continuó nadando hasta encontrarse con algo que le llamó la atención una figura un poco mas grande que ella… escamas rojizas. ¿Podría ser quien creía que era? Se acercó más a la figura tratando de poder afirmar que realmente era o no aquella persona de toda la vida. En ciertos movimientos ondulados noto algo extraño, una figura aparecia… luego dos mas… ¿tal vez se había confundido? Mas como si el destino (cosa que ella juraba que el destino nada mas se limitaba al nacimiento y muerte) aquel poderoso Sea Serpent se giró hacia ella, dejando ver sus ojos brillantes y fuertes. Había cicatrices en su cuerpo que lamentablemente Skye reconocía con su totalidad. No aguantó con su curiosidad y nadó hacia ellos hasta quedar frente a frente con el contrario.- Grisha… -Pregunto con temor separando sus fauces con lentitud pero no completamente, como si murmurase su nombre se tratara. El contrario simplemente miro hacia atrás para luego hacer un pequeño asiento para mirar a la contraria que parecía completamente confusa. ¿Quienes eran? ¿Conocidos?.
- A pasado tanto tiempo Skye… - comentó la voz para luego acercarse un poco y bajar un poco la cabeza para que la dragona azulada se apegara a él, cosa que no tardó la hija en avalanzarse acariciando la cabeza del dragón mayor casi sintiendo una dicha tan grande de poder volverlo a ver, habían pasado tantos años sin verse, tantas horas de pena y dolor. Se alejo lentamente de su padre para luego volver a ver ambos dragones un poco menores a ella en sentido del tamaño, ya que no sabría muy bien que edad tendrían. - Padre… ¿podríamos hablar a solas…? - preguntó tratando a dar a entender que le molestaba la presencia a aquellos otros Sea Serpent, a pesar que eran de su raza, había algo que aun le molestaba de ellos y algo que había transcurrido hacia bastantes años. Una vez que lo había enunciado, los pequeños dragones azabache y uno rojizo con la madre de una gama de color negruzco cual profundidad atendieron el pedido alejándose bastante mientras parecían en mitad de su camino conversar entre ellos. El padre no tardó en interferir en la vista casi asesina que traía Skye ante aquellas figuras, podía entenderse, estaban en su territorio. - Que cara que traes, hija. ¿Que me quieres preguntar, te veo bastante llena de preguntas y mas desde que… - cerró sus mandíbula mas la contraria la abrió dejando escapar la frase final. - Desde que me abandonaste. - comentó enfadada pero aun con cierta seriedad que se le veía.
El dragón comenzó a serpentear en el agua, dejar que la corriente los guiara un poco en el camino, para mirar hacia atrás y demostrar que tenían bastante tiempo para conversar. - ¿Quienes son ellos? Creo que nunca me hablaste que teníamos familia… y menos hablaste del tema cuando aun era chica. - su voz era bastante elevada pero solamente por la distancia que comenzó a acortar para escuchar la respuesta inesperada. - Son mi nueva familia. - sentenció cabizbajo mientras continuaba nadando para luego alzar la cabeza, pero solo notó que su hija estaba detrás suyo con una expresión de sorpresa, sus aletas de las sienes estaban elevadas, tensas al igual que la que nacía en su cráneo. - Lo siento por abandonarte, había creido que… - no tardó Skye en acelerar y abrir su mandíbula de forma casi agresiva dejando ver sus filas de dientes filosos.- ¿¡Habías creído que!? ¿¡Que viviría ahí por la eternidad!? En qué estabas pensando, aunque haya vivido 9 años encerrada en el calabozo, no te daba el derecho de abandonarme… Ni una nota me dejaste, ni te pude ver en ese tiempo… - comentó comenzando a apaciguar su tono de voz mientras decaía, más bien su aleta dorsal y las faciales se relajaban. - y cuando salí, solamente notaba la soledad que me rodeaba, era lo que menos deseaba; luego de que las sirenas se burlaran de mi, luego de aquel acto repulsivo… ¿Creías que iba yo a poder estar sola? ¿¡Por mi cuenta!? - comentó agresiva volviendo a alzar la cabeza para sin más. Trato de calmarse mas era imposible.
Miró con furia a su padre para luego bajar la cabeza y proseguir nadando. - ¿Algo mas que me deba enterar? ¿Qué abandonaste a madre en algún momento?- comentó con aquel deje de molestia, de furia que le carcomía la piel y la carne. - ¡Nunca abandonaría a Freya! Testaruda serás; daría toda mi vida para seguir viviendo con tu Madre, sabes que no podría cambiarla… - una pequeña chispa nació en el pecho de la Sea Serpent de escamas azules cual océano, parecía que las escamas rojizas que traía hervían por la furia que expuso ante un golpe fuerte en el cuerpo del padre arrojándolo lejos. - ¡Creo que la cambiaste por otra mujer, Padre! ¿¡Me ves la cara de ciega o que!? -
El silencio reino por unos segundos, pero no el tiempo suficiente, ambos dragones comenzaron a pelear lastimándose uno contra el otro, lentamente la familia se quebraba. El hielo y el gas semi acuoso corrosivo que se movía a traves del agua gracias a las corrientes marinas. Parecían pelearse ambos alientos, uno con el otro, a veces tratando de no chocarse y mezclarse entre ambos para poder alcanzar al contrario y dar un golpe lleno entre furia y autoridad, pero solo el dolor entre ambos familiares incrementaba cada vez que se atacaban llenando en aquella pelea una guerra de lágrimas que se perdían en el agua. Todo comenzó después de aquel acto impropio de Skye, haberse abalanzado a su Padre chocando su cuerpo contra el contrario para arrojarlo lejos de ella y “despertarle” la cordura; las voces se elevaban, los golpes entre si comenzaron a mezclarse e incrementarse terminando por usar sus alientos y fauces para rasgar y lastimar al contrario. Grisha se quejo ante el dolor que recibió en uno de sus brazos, ya que el rayo congelaba parte del agua y creaba una especie de pilar con punta filosa cual no tardó en incrustarse en el pectoral cercanamente al brazo el cual no paraba de sangrar como parte de su rostro, cuello y torso. Esto no significa que Skye no haya sufrido, para nada, su cola, cuello y parte del abdomen por los rayos de su Padre. Solamente se lamentaba, gritando de dolor mientras sentía como el oxigeno del agua no le ayudaba, era un horror aquella sensación como su piel ardía y quemaba, había pasado ya tiempo desde una lastimadura tan profunda y horrorosa, había olvidado cómo se sentía el dolor, qué las lagrimas saltaban y los gritos no iban a dar paso a la tranquilidad.
En cierto punto el padre angustiado y dándose cuenta que de se habían lastimado por acciones y decisiones que no debía haber tomado, se acercó para para sujetar a la dragona del cuello entre sus fauces y hacer que elevara la cabeza que se encontraba agachada cubriendo sus ojos con sus aletas pectorales. - Skye, Skye, ven levanta la cabeza… abre los ojos y dime que ves.- decía desesperado mientras la llevaba hasta la superficie dejando que la luz del sol iluminara sus escamas a pesar que en la zona glaciar la luz no fuera tan fuerte. La contraría solo sollozaba de dolor y angustia. - No puedo… no puedo tengo miedo. - comentó adolorida, con una espina atravesada en su garganta impidiendo que las palabras salieran como debían y no ahogadas en un dolor insufrible. - ¿Por qué? ¿Por qué terminamos así? - preguntó mientras intentaba separar su parpado y tercer parpado para poder visualizar si había ocurrido algo en su visión. - Por no estar contigo en el momento que necesitabas mi compañía… - comentó mientras retiraba su lengua y pasaba por la zona de los ojos a Skye para lograr que los abriera. - ¿Ves? - comentó preocupado ya que podía haber quemado la retina. La contraria simplemente se dedicó temblar un poco mas mirando de un lado y abriendo su mandíbula lo suficiente para dejar un pequeño.- Si… aunque se ve levemente borroso mi ojo derecho. - comentó algo mas tranquila notando que no perdió la visión por completo. El ácido había quemado parte de su perfil derecho de forma casi recta directo al ojo, pero no había alcanzado del todo a tocarla ya que había cerrado el ojo antes y moviendo la cabeza para otro lado para que el ojo no terminara peor.
Durante un tiempo ambos dragones se mantuvieron tranquilos, conversando entre ellos de lo más tranquilos, aunque aun seguían mal por los actos que habían cometido. Grisha no se guardo nada, habló de su nueva familia, de sus sentimientos y pensamientos durante el periodo que la había abandonado y sobre todo la soledad que sentía por abandonarla y su difunta esposa. Skye aun seguía aun mal, ya no podía sentirse tranquila ni consigo misma, ni con lo sucedido. ¿Por qué se sentía de lo peor? Terminaron hablando de Skye para darle un cierre un tanto bonito a pesar que para la contraria no era un final bueno. - Pues dile la verdad… evita enojarte y huir. Si realmente está contigo el comprendera y de seguro el estará contigo el tiempo que tu requeriste tras mi desaparición… - comentó sobando suavemente su mentón contra la cabeza de Skye para luego escuchar la voz agotada y suave de su hija. - ¿Entonces… tengo dos hermanos? Que bonito… - rió tratando de engañar a su padre para que evitara seguir quedándose con ella, se sentía de lo peor consigo misma. Grisha no tardo en presentar a su familia tras buscarlos, y presentarse adecuadamente, claramente en aquel momento Skye había tratado el brazo cubriéndolo con una capa de hielo y luego convencerlo de buscar algun curandero cercano para arreglar su cometido.
Todo finalizó; adolorida pero mas tranquila de conseguido, tras la pelea, decirle todo a su padre de cómo se sentía en aquel momento. Pero solamente era un barco que navegaba sin tripulantes, sin capitán… naufragaba buscando alguna respuesta a sus continuas preguntas se mecía sobre las aguas gélidas, luego las tropicales… después solo las secas y luego las cálidas. Parecía que dormía con los ojos abiertos mientras sus cuerpo se dejaba llevar ante las frías y oscuras de Reapergate…. solamente quería estar sola y pensar. No quería aun volver con Khorial, no podía mirarlo se sentia tan adolorida por dentro… le dolía el pecho tanto que las lagrimas amenazaron para luego simplemente deslizarse por su cara.
Las aves la escuchaban, las harpías que la conocían solamente se montaban en su lomo escuchandola lamentarse por todo lo provocado. Una de ellas simplemente le acaricio el lomo dejando escapar un susurro. “la felicidad no viene sola… Me llevo tiempo entenderlo, pero lo aprendí tras mi posible muerte temprana.” comentó aquella figura que reposaba tranquilamente… aquella quinceava victima que había podido haber muerto por la filos mandíbula de la dragona que mantenía lamentandose por sus berrinches.
Su inmenso cuerpo se desplazaba con tranquilidad, como si fuera una especie de masaje para su cuerpo tenso y dolorido, realmente se le hacía muy difícil estar ahí en cierta medida por el calor que se acumulaba, amaba abrir una ventana y dejar que el frescor de la mañana inundara la sala aunque también se escapaba un rato a servirse algo de agua y refrescarse por dentro. Continuó nadando hasta encontrarse con algo que le llamó la atención una figura un poco mas grande que ella… escamas rojizas. ¿Podría ser quien creía que era? Se acercó más a la figura tratando de poder afirmar que realmente era o no aquella persona de toda la vida. En ciertos movimientos ondulados noto algo extraño, una figura aparecia… luego dos mas… ¿tal vez se había confundido? Mas como si el destino (cosa que ella juraba que el destino nada mas se limitaba al nacimiento y muerte) aquel poderoso Sea Serpent se giró hacia ella, dejando ver sus ojos brillantes y fuertes. Había cicatrices en su cuerpo que lamentablemente Skye reconocía con su totalidad. No aguantó con su curiosidad y nadó hacia ellos hasta quedar frente a frente con el contrario.- Grisha… -Pregunto con temor separando sus fauces con lentitud pero no completamente, como si murmurase su nombre se tratara. El contrario simplemente miro hacia atrás para luego hacer un pequeño asiento para mirar a la contraria que parecía completamente confusa. ¿Quienes eran? ¿Conocidos?.
- A pasado tanto tiempo Skye… - comentó la voz para luego acercarse un poco y bajar un poco la cabeza para que la dragona azulada se apegara a él, cosa que no tardó la hija en avalanzarse acariciando la cabeza del dragón mayor casi sintiendo una dicha tan grande de poder volverlo a ver, habían pasado tantos años sin verse, tantas horas de pena y dolor. Se alejo lentamente de su padre para luego volver a ver ambos dragones un poco menores a ella en sentido del tamaño, ya que no sabría muy bien que edad tendrían. - Padre… ¿podríamos hablar a solas…? - preguntó tratando a dar a entender que le molestaba la presencia a aquellos otros Sea Serpent, a pesar que eran de su raza, había algo que aun le molestaba de ellos y algo que había transcurrido hacia bastantes años. Una vez que lo había enunciado, los pequeños dragones azabache y uno rojizo con la madre de una gama de color negruzco cual profundidad atendieron el pedido alejándose bastante mientras parecían en mitad de su camino conversar entre ellos. El padre no tardó en interferir en la vista casi asesina que traía Skye ante aquellas figuras, podía entenderse, estaban en su territorio. - Que cara que traes, hija. ¿Que me quieres preguntar, te veo bastante llena de preguntas y mas desde que… - cerró sus mandíbula mas la contraria la abrió dejando escapar la frase final. - Desde que me abandonaste. - comentó enfadada pero aun con cierta seriedad que se le veía.
El dragón comenzó a serpentear en el agua, dejar que la corriente los guiara un poco en el camino, para mirar hacia atrás y demostrar que tenían bastante tiempo para conversar. - ¿Quienes son ellos? Creo que nunca me hablaste que teníamos familia… y menos hablaste del tema cuando aun era chica. - su voz era bastante elevada pero solamente por la distancia que comenzó a acortar para escuchar la respuesta inesperada. - Son mi nueva familia. - sentenció cabizbajo mientras continuaba nadando para luego alzar la cabeza, pero solo notó que su hija estaba detrás suyo con una expresión de sorpresa, sus aletas de las sienes estaban elevadas, tensas al igual que la que nacía en su cráneo. - Lo siento por abandonarte, había creido que… - no tardó Skye en acelerar y abrir su mandíbula de forma casi agresiva dejando ver sus filas de dientes filosos.- ¿¡Habías creído que!? ¿¡Que viviría ahí por la eternidad!? En qué estabas pensando, aunque haya vivido 9 años encerrada en el calabozo, no te daba el derecho de abandonarme… Ni una nota me dejaste, ni te pude ver en ese tiempo… - comentó comenzando a apaciguar su tono de voz mientras decaía, más bien su aleta dorsal y las faciales se relajaban. - y cuando salí, solamente notaba la soledad que me rodeaba, era lo que menos deseaba; luego de que las sirenas se burlaran de mi, luego de aquel acto repulsivo… ¿Creías que iba yo a poder estar sola? ¿¡Por mi cuenta!? - comentó agresiva volviendo a alzar la cabeza para sin más. Trato de calmarse mas era imposible.
Miró con furia a su padre para luego bajar la cabeza y proseguir nadando. - ¿Algo mas que me deba enterar? ¿Qué abandonaste a madre en algún momento?- comentó con aquel deje de molestia, de furia que le carcomía la piel y la carne. - ¡Nunca abandonaría a Freya! Testaruda serás; daría toda mi vida para seguir viviendo con tu Madre, sabes que no podría cambiarla… - una pequeña chispa nació en el pecho de la Sea Serpent de escamas azules cual océano, parecía que las escamas rojizas que traía hervían por la furia que expuso ante un golpe fuerte en el cuerpo del padre arrojándolo lejos. - ¡Creo que la cambiaste por otra mujer, Padre! ¿¡Me ves la cara de ciega o que!? -
El silencio reino por unos segundos, pero no el tiempo suficiente, ambos dragones comenzaron a pelear lastimándose uno contra el otro, lentamente la familia se quebraba. El hielo y el gas semi acuoso corrosivo que se movía a traves del agua gracias a las corrientes marinas. Parecían pelearse ambos alientos, uno con el otro, a veces tratando de no chocarse y mezclarse entre ambos para poder alcanzar al contrario y dar un golpe lleno entre furia y autoridad, pero solo el dolor entre ambos familiares incrementaba cada vez que se atacaban llenando en aquella pelea una guerra de lágrimas que se perdían en el agua. Todo comenzó después de aquel acto impropio de Skye, haberse abalanzado a su Padre chocando su cuerpo contra el contrario para arrojarlo lejos de ella y “despertarle” la cordura; las voces se elevaban, los golpes entre si comenzaron a mezclarse e incrementarse terminando por usar sus alientos y fauces para rasgar y lastimar al contrario. Grisha se quejo ante el dolor que recibió en uno de sus brazos, ya que el rayo congelaba parte del agua y creaba una especie de pilar con punta filosa cual no tardó en incrustarse en el pectoral cercanamente al brazo el cual no paraba de sangrar como parte de su rostro, cuello y torso. Esto no significa que Skye no haya sufrido, para nada, su cola, cuello y parte del abdomen por los rayos de su Padre. Solamente se lamentaba, gritando de dolor mientras sentía como el oxigeno del agua no le ayudaba, era un horror aquella sensación como su piel ardía y quemaba, había pasado ya tiempo desde una lastimadura tan profunda y horrorosa, había olvidado cómo se sentía el dolor, qué las lagrimas saltaban y los gritos no iban a dar paso a la tranquilidad.
En cierto punto el padre angustiado y dándose cuenta que de se habían lastimado por acciones y decisiones que no debía haber tomado, se acercó para para sujetar a la dragona del cuello entre sus fauces y hacer que elevara la cabeza que se encontraba agachada cubriendo sus ojos con sus aletas pectorales. - Skye, Skye, ven levanta la cabeza… abre los ojos y dime que ves.- decía desesperado mientras la llevaba hasta la superficie dejando que la luz del sol iluminara sus escamas a pesar que en la zona glaciar la luz no fuera tan fuerte. La contraría solo sollozaba de dolor y angustia. - No puedo… no puedo tengo miedo. - comentó adolorida, con una espina atravesada en su garganta impidiendo que las palabras salieran como debían y no ahogadas en un dolor insufrible. - ¿Por qué? ¿Por qué terminamos así? - preguntó mientras intentaba separar su parpado y tercer parpado para poder visualizar si había ocurrido algo en su visión. - Por no estar contigo en el momento que necesitabas mi compañía… - comentó mientras retiraba su lengua y pasaba por la zona de los ojos a Skye para lograr que los abriera. - ¿Ves? - comentó preocupado ya que podía haber quemado la retina. La contraria simplemente se dedicó temblar un poco mas mirando de un lado y abriendo su mandíbula lo suficiente para dejar un pequeño.- Si… aunque se ve levemente borroso mi ojo derecho. - comentó algo mas tranquila notando que no perdió la visión por completo. El ácido había quemado parte de su perfil derecho de forma casi recta directo al ojo, pero no había alcanzado del todo a tocarla ya que había cerrado el ojo antes y moviendo la cabeza para otro lado para que el ojo no terminara peor.
Durante un tiempo ambos dragones se mantuvieron tranquilos, conversando entre ellos de lo más tranquilos, aunque aun seguían mal por los actos que habían cometido. Grisha no se guardo nada, habló de su nueva familia, de sus sentimientos y pensamientos durante el periodo que la había abandonado y sobre todo la soledad que sentía por abandonarla y su difunta esposa. Skye aun seguía aun mal, ya no podía sentirse tranquila ni consigo misma, ni con lo sucedido. ¿Por qué se sentía de lo peor? Terminaron hablando de Skye para darle un cierre un tanto bonito a pesar que para la contraria no era un final bueno. - Pues dile la verdad… evita enojarte y huir. Si realmente está contigo el comprendera y de seguro el estará contigo el tiempo que tu requeriste tras mi desaparición… - comentó sobando suavemente su mentón contra la cabeza de Skye para luego escuchar la voz agotada y suave de su hija. - ¿Entonces… tengo dos hermanos? Que bonito… - rió tratando de engañar a su padre para que evitara seguir quedándose con ella, se sentía de lo peor consigo misma. Grisha no tardo en presentar a su familia tras buscarlos, y presentarse adecuadamente, claramente en aquel momento Skye había tratado el brazo cubriéndolo con una capa de hielo y luego convencerlo de buscar algun curandero cercano para arreglar su cometido.
Todo finalizó; adolorida pero mas tranquila de conseguido, tras la pelea, decirle todo a su padre de cómo se sentía en aquel momento. Pero solamente era un barco que navegaba sin tripulantes, sin capitán… naufragaba buscando alguna respuesta a sus continuas preguntas se mecía sobre las aguas gélidas, luego las tropicales… después solo las secas y luego las cálidas. Parecía que dormía con los ojos abiertos mientras sus cuerpo se dejaba llevar ante las frías y oscuras de Reapergate…. solamente quería estar sola y pensar. No quería aun volver con Khorial, no podía mirarlo se sentia tan adolorida por dentro… le dolía el pecho tanto que las lagrimas amenazaron para luego simplemente deslizarse por su cara.
Perdón...
...Perdón… lo lamento tanto…
...Perdonenme por ser tan ciega
...tan terca y parecer tan infantil…
Ya no podía soportarlo.
...Perdón… lo lamento tanto…
...Perdonenme por ser tan ciega
...tan terca y parecer tan infantil…
Ya no podía soportarlo.
Las aves la escuchaban, las harpías que la conocían solamente se montaban en su lomo escuchandola lamentarse por todo lo provocado. Una de ellas simplemente le acaricio el lomo dejando escapar un susurro. “la felicidad no viene sola… Me llevo tiempo entenderlo, pero lo aprendí tras mi posible muerte temprana.” comentó aquella figura que reposaba tranquilamente… aquella quinceava victima que había podido haber muerto por la filos mandíbula de la dragona que mantenía lamentandose por sus berrinches.